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Turismo y Cultura

Los casos de Belo Horizonte (Brasil) y Barcelona (España) - El Museu Picasso

CAPÍTULO 2 - MARCO TEÓRICO

2.5 Turismo cultural como opción para la preservación del patrimonio cultural

2.5.2 Turismo y Cultura

Según el Ministerio de Turismo brasileño (2010)31, estudios específicos sobre la relación entre turismo y cultura se iniciaron en la década de 1960. En la década siguiente, el turismo se apuntaba como alternativa para el desarrollo mundial, incluso en Brasil, aunque de manera incipiente. Para el Ministerio (2006)32, la relación entre cultura y turismo se fundamenta en la existencia de personas motivadas por conocer culturas diversas, y en la posibilidad que el turismo tiene que “servir como instrumento de valorización de la identidad cultural, de la preservación y conservación del patrimonio, y de la promoción económica de bienes culturales”. En asociación con el Ministerio de la Cultura (MinC) de Brasil y el Instituto de Patrimônio Histórico e Artístico Nacional (IPHAN), el Ministerio de Turismo (MTur) de Brasil33, estableció la siguiente definición: “Turismo Cultural comprende las actividades turísticas relacionadas con la vivencia del conjunto de elementos significativos del patrimonio histórico y cultural y de los eventos culturales, valorando y promoviendo los bienes materiales e inmateriales de la cultura”.34

Considerando la visión global de la definición de turismo cultural, Goeldner; Ritchie y Mcintosh (2002) lo clasifican como un importante medio para promover relaciones

31 MINISTERIO DO TURISMO. Turismo Cultural: orientações básicas. Secretaria Nacional de Políticas de Turismo, Departamento de Estruturação, Articulação e Ordenamento Turístico, Coordenação-Geral de Segmentação. – 3. ed.- Brasília: Ministério do Turismo, 2010. 96p.

32 MINISTERIO DO TURISMO. Turismo Cultural: orientações básicas. Secretaria Nacional de Políticas de Turismo.. Brasília: Ministério do Turismo, 2006.

33 Con base a la representatividad de la Cámara Temática de Segmentación del Consejo Nacional de Turismo brasileño

34 MINISTERIO DO TURISMO. Turismo Cultural: orientações básicas. Secretaria Nacional de Políticas de Turismo.. Brasília: Ministério do Turismo, 2006

culturales y cooperación intercultural. El turismo cultural, a través del desarrollo de factores culturales dentro de una nación, es un buen instrumento para mejorar los recursos culturales y atraer visitantes.

El turismo de éxito no es simplemente una cuestión de tener transportes y hoteles mejores, pero sí de añadir un sabor local específico, manteniéndose en sintonía con las formas de vida tradicionales y proyectando la imagen favorable de los beneficios que tales bienes y servicios pueden traer a los turistas (GOELDNER;

RITCHIE; MCINTOSH, 2002, p.192).

La Organización Mundial de Turismo (OMT, 2001, p.129) define que turismo cultural es aquel turismo “basado en los atractivos culturales que posee el lugar, sean éstos permanentes o temporales; tales como museos, atracciones teatrales o musicales, actos, etc., o basado en las características culturales o sociales de una población que dispone de un estilo tradicional de vida o con características propias [...]”.

Para la Organización Mundial del Trabajo, como relata Alfonso (2003, p.6), el turismo cultural se define como “[...] la posibilidad que las personas tienen de adentrarse en la historia natural, el patrimonio humano y cultural, las artes y la filosofía, y las instituciones de otros países o regiones”. El turismo cultural se refiere al acceso al patrimonio cultural por aquellos turistas que no buscan solamente reposo y ocio: “[...] aquellos que se dedican a practicar el turismo cultural consumen aspectos del patrimonio de un emplazamiento con la intención, es de suponer, de comprender tanto el lugar como a quienes viven o vivieron en él.” (CLUZEAU35 , 2000, p.122 apud ALFONSO, 2003, p.6).

Se entiende que el turista cultural es aquel que, con la motivación de una formación cultural, se dispone a desplazarse a una ciudad diferente de donde reside, para visitar conjuntos monumentales, museos, rutas e itinerarios histórico-artísticos, conocer manifestaciones culturales como festivales de música, cine, teatro, representaciones religiosas, folklore y gastronomía.

En la visión de Vicente y Guzmán (2004, p.245), “el turismo cultural es un proceso social que tiene como elemento distintivo la referencia a un conjunto de procesos simbólicos que,

35 CLUZEAU, C. Origet du. Le tourisme culturel. Paris: Puf, 2000.

de alguna manera, forman parte de la cultura de la comunidad donde se encuentra”. Los autores consideran que el turista forma parte de ese elemento cultural como algo que debe mantenerse, de forma que dejen en herencia para sus descendientes la cultura que día a día va siendo construida en cada lugar. El turismo cultural no puede, entonces, restringirse a la mera contemplación de lo que se hizo en el pasado, pero debe ser un estímulo para la creación de un espacio cultural propio que será contemplado por las generaciones futuras.

Para ello, es preciso que se entienda la planificación del turismo cultural como un instrumento para la promoción del desarrollo económico. Días (2005, p.35) afirma que “el turismo tiene condiciones de ser incorporado como una de las variables más importantes dentro de cualquier propuesta de planificación del desarrollo”.

En consonancia con el Internacional Scientific Commitee on Cultural Tourism (ICOMOS)36, turismo cultural es aquella forma de turismo que tiene por objetivo, entre otros fines, el conocimiento de monumentos y casas de campo histórico-artísticos. Ejerce un efecto realmente positivo sobre éstos en tanto que contribuye –para satisfacer sus propios fines– a su mantenimiento y protección. Esta forma de turismo justifica los esfuerzos que tal mantenimiento y protección exigen a la comunidad humana, debido a los beneficios socioculturales y económicos que comporta para toda la población implicada.

Barretto (2002, p.29) acota un poco más el concepto de turismo cultural: “turismo con base en el legado cultural es aquel que tiene como principal atractivo el patrimonio cultural”. El interés de los turistas que escogen este segmento, según la misma autora, es independiente de su situación socioeconómica. Lo que cuenta es su formación y su interés histórico- culturales. Son turistas consumidores de servicios, de paisajes urbanos, de comodidades, de escenarios, de cultura no material. Buscan lo que es relevante para la historia y la cultura de la comunidad que visitan, como edificios, monumentos, barrios, ciudades enteras, incluyendo los valores de la cultura no material –bailes, música, gastronomía, vestuario, manifestaciones populares artísticas y religiosas, etc. Buscan piezas de origen histórico, que retratan el cotidiano de las poblaciones y se encuentran generalmente en los museos.

36 ICOMOS. Carta de Turismo Cultural, 1976. Revista Eletrônica Museu. Disponible en:

<http://www.revistamuseu.com.br/legislacao/turismo/tur_cultural.htm#>. Acceso en: 20 julio 2009

En base a la importancia del patrimonio cultural como atractivo y motivación turística, el turismo cultural es una actividad relevante en el mantenimiento y transformación del patrimonio y en el desarrollo económico. Para Días (2003), además de las ventajas económicas, el turismo cultural puede comportar cambios de actitud, tanto de los turistas como de los políticos y gestores públicos, con relación a las culturas y el patrimonio. Es importante destacar que una mala utilización del potencial turístico y la falta de planificación de esta actividad en regiones concretas pueden provocar el deterioro del patrimonio local en todas sus formas.

La tendencia a la valorización comercial del patrimonio se dio en Brasil a partir, entre otros, de la firma de la Carta de Quito (1967), que recomendó lo siguiente: “[...] los proyectos de valorización del patrimonio formaran parte de los planes de desarrollo nacional y fueran realizados simultáneamente con el equipamiento turístico de las regiones implicadas” (RODRIGUES, 2001, p.18). En la actualidad, el turismo cultural es una de las mejores formas de valorización comercial del patrimonio. Para Simão (2001), la comprensión de que la actividad turística puede servir para preservar características de la identidad local sitúa el turismo como una de las grandes alternativas económicas actuales para los núcleos preservados.

Entre los principales atractivos culturales están los museos, que son cada día más buscados por los turistas que comienzan a tener conciencia de la importancia de la conservación cultural y del beneficio que el intercambio entre las culturas trae para su día-a-día y para el desarrollo de la población.