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El territorio de origen, la población y las relaciones interétnicas

CAPITULO 4. CONTEXTO DEL PROBLEMA

4.2. La situación actual de la población rarámuri

4.2.1. El territorio de origen, la población y las relaciones interétnicas

Hoy en día, el pueblo rarámuri o tarahumara habita en su mayoría en el suroeste de Chihuahua, México, en el territorio conocido como Sierra Tarahumara (ver mapa 4): una vasta región que engloba 60,000 kilómetros cuadrados y ocupa 18 de los 67 municipios chihuahuenses. En el año 2010, se estimaba36 que esta población indígena estaba compuesta por 85, 316 personas, de las cuales 42,334 pertenecían a sexo femenino, y 42, 982 al sexo masculino. Además la población rarámuri constituía ese mismo año el 86% de la población indígena del Estado de Chihuahua, pues comparten este territorio con tres grupos indígenas más, con los que tienen una buena relación: los pima, ódame y guarogíos, que son poblaciones de menor densidad, al grado de correr el riesgo de desaparecer como grupo étnico.

Mapa 4. La Sierra Tarahumara

Autor: Alexis Ascanio

36 Según datos del Censo General de Población 2010. Véase:

http://cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/chih/poblacion/diversidad.aspx?tema=me&e=08

145 La población rarámuri también cohabita con la población chabochi que en la lengua rarámuri (yuto-nahua) es una palabra despectiva y significa de ―ideas enredadas‖, y cuya clasificación corresponde a personas mestizas, blancas u occidentalizadas, mismas con las que la población rarámuri más tradicional prefiere evitar el contacto, pues como plantea Robles, los chabochi son concebidos como no humanos, violentos, egoístas, ladrones y acaparadores (1994: 46).

El nombre rarámuri significa ―corredores a pie‖ o ―pie ligero‖, mientras que tarahumara o tarahumar, es resultado de la castellanización, aunque algunas personas, como Catalina una gobernadora rarámuri, afirman: ―Tarahumara dicen que surgió porque un español le preguntó a un rarámuri porque andaba descalzo y le señaló los pies, entonces el rarámuri le dijo ―Tarahumar‖, que significa pies descalzos‖37.

En la Sierra Tarahumara, la población rarámuri se organiza de forma dispersa en pequeños asentamientos o ranchos para la siembra de maíz y frijol; así como para la crianza de ganado menor. Cada pueblo tiene su propia autoridad indígena, local y autónoma, pero estos cargos son ocupados, casi siempre, por hombres (Servín, 2008; Bustillos, 2011). ―La autoridad mayor la ejerce un siriame, elegido entre los hombres mayores por su prestigio, sabiduría y capacidad de convencer y conciliar entre los miembros de su comunidad; lo auxilian varios otros cargos y las decisiones más importantes se toman en una asamblea en la que participan todos los varones‖ (Navarrete, 2008:60).

La población rarámuri tiene un alto grado de conciencia étnica, porque su vida difiere en varios aspectos de la vida chabochi, ya que construyen su identidad a través de la vida ritual, en la que subliman una serie de valores y creencias que marcan una lógica propia de entender la relación con el cosmos y las demás personas. Dentro este grupo, solo existe el tipo de filiación consanguínea, por lo que al nacer dentro de él se debe participar en su vida social y cultural: participar en rituales de paso, ser resistente físicamente; escuchar atentamente los mensajes éticos de los siríames o gobernadores; tomar tesgüino (bebida

―sagrada‖ de maíz fermentado); bailar en diversos rituales para entrar en consonancia con el Onorúame (Dios que es padre y madre); dar Kórima (ayuda económica desinteresada) a

37 Catalina, gobernadora en la Sierra Tarahumara; entrevistada el 23 de noviembre de 2012.

146 las personas que lo necesitan (Merril, 1992). Además de la resistencia, física y al dolor, enarbolada por las personas rarámuri, reconocen su resistencia al choque cultural con la población chabochi.

Dentro de la etnia rarámuri se pueden distinguir varios sectores, desde los gentiles, cuyo proyecto civilizatorio es la separación o el aislamiento; los pagótuame o bautizados; o bien los que podríamos llamar ―modernizadores‖, quienes buscan un participación política: son los interlocutores más buscados por las agencias de desarrollo y la instituciones indigenistas, pues funcionan como agentes idóneos para el cambio sociocultural (Sariego, 2002). Por otro lado, no cabe duda la influencia misionera en la población rarámuri, pues más de un 90% de esta población es reconocida como bautizada. En parte esa influencia se puede apreciar en varias adopciones culturales, como la danza de los matachines, impuesta por los jesuitas siglos atrás, y que ha sido reinventada por los rarámuri para hacerla compatible con su manera de pensar y actuar (Acuña, 2005:6).

La población adulta rarámuri forma un evidente grupo en contraste con la población infantil, pero la línea divisoria entre ambas no es fija, no existe ninguna ceremonia de iniciación, si bien se reconoce la pubertad, al parecer, no desempeña ningún papel en el estatus del individuo. La condición de adultez es reconocida por el casamiento (Bennett y Zingg 2012 [1935])

Por otro lado, es bien conocida la autosuficiencia de la familia rarámuri para satisfacer sus necesidades básicas a partir de su producción agropecuaria, incluso es posible encontrar sirvientes o ayudantes en las familias que carecen de descendencia o en las casas de los hombres rarámuri más ricos, que poseen más milpas y animales de los que pueden atender solos. Sin embargo, hay muy pocas familias que emplean sirvientes. Por regla general los sirvientes son parientes huérfanos y pobres, que ayudan en el trabajo a cambio de comida y ropa. En raras ocasiones, si trabajan bien, reciben una pequeña milpa o una o dos cabezas de ganado vacuno en herencia. A veces los pobres se convierten en sirvientes. ―Estos sirvientes son bien tratados por sus amos y considerados como socialmente iguales por los demás miembros de la comunidad. Se les permite votar. La mayor desventaja de los sirvientes estriba en la imposibilidad de adquirir propiedad: una verdadera desgracia para el tarahumara‖ (Bennett y Zingg 2012 [1935]: 270-289).

147 En cuanto a las relaciones interétnicas, en la Sierra Tarahumara aún es posible percibir políticas remanentes del Neoindigenismo (cuyo origen data de 1982), pues se ha caracterizado por la creación de grandes empresas y la pérdida sustantiva de recursos por la explotación intensiva del bosque por parte de la población blanca y mestiza; y la consiguiente migración rural y urbana de la población rarámuri, así como por el ecoturismo sin participación indígena, la expansión de la narco economía y la cultura de la violencia (Sariego, 2002).

Aunque las concepciones ―del indio" derivadas del neoindigenismo fueron pragmáticamente suplantadas por categorías generales como las de marginación y pobreza extrema, esta carencia de un discurso y de un programa de acción específicos sobre la población indígena fue privativa de los organismos y planes sectoriales para los que lo indígena sólo era asimilable y manejable en términos de marginalidad social, es decir, de carencias (Sariego, 2002). Además el pueblo rarámuri ha sido identificado como uno de los grupos indígenas en México con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) más bajo, y la Tarahumara es considerada como la región con la disparidad más alta, comparando IDH en población indígena y no indígena (Loera, 2014).