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que pasé uno de los ratos más deliciosos oyendo al catalán; y si

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en vez deirse aiNorte hubiera venido á Villada, creo que se hu¬

bieran ustedes alegrado de oirle.

—Tal vez—dijo el deCarrión;—pero no creo que á

ninguno de

nosotros nos ofrezca ventajas, ni mucho menos, la organización

de cotos mediante larevolución social. ¡Estaríamos frescos!

—Seguramenteque no—dijeron nuevamente los

agricultores

de León, Sahagún, Carrión Huillay Villalón.

—Anósotroslo que nosconviene—dijoelde Rioseco—esagran¬

darnuestras fincas ó reunirías en coto, mediante permutas por convenio ó acuerdo entre todos losinteresados.

—Ya he dicho yrepito—dijo el de Villalón—que pedir esos

acuerdes á los labradores de Castilla es pedir peras á los olmos.

—Pues precisamente por ladificultad deesos

acuerdos—dijo el

comerciante—es porloque convinimos,enladiscusión

habida

en eltren, que se hace necesaria una ley de permutas

obligatorias,

con arreglo al proyecto presentado en los Congresos

agrícolas

madrileño de 1880 y vallisoletano de 1883, y del cual hice un extracto al darcuenta de aquella discusión.

—Así fué, eu efecto—dijo el agrólogo;—pero la dificultad ó el impasse,como dicen ustedes los franceses—y al decir esto dirigió

una mirada alingeniero francés—con que nos encontramos, es que nadie se cuida ni de pedir ni de dar esa ley.

—Pues porlo queá mí toca—dijo el deVillalón—que seesa ley lo más pronto posible, pues no

hay

esperanza

de acuerdos

para hacer cotos.

28 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

—Que se cuanto antes mejor—dijeron los demás agri¬

cultores.

—C'est charmant,c'est drôle questa idea—decía por lo bajo el

italiano alfrancés, haciendo una mezcolanza de los dos idiomas

—d' organizzare des fermes par uneloi d'expropiation.

—Elle a beau être magnifique—contestó el francés—on n' y réussirait pasdans un pays si arriéré que 1' Espagne. Si

î'ran-ce, r Italie ou 1' Alemagne avaient pris le devant, alors il n' en serait de même. Les espagnols sont presque toujours des singes

d'imitation.

—Observo—dijo el agrólogo—que los señores extranjeros aún

no han emitidoopinión alguna y parécemeque ya es tiempo.

Y al decir esto, entró un camarero anunciando que esperaba á

la puertaelcoche que había de llevaral agrólogoyalcomercian¬

te alcoto del hermano de éste.

Aunque con sentimiento hubo de cortar la conversación. Pero

en vez de despedirse,el comercianteinvitó con muchas instancias á losagricultores presentes y á los extranjeros á que fueran á pasar un día de campo y de cazaen el coto.

—Precisamentemañana—dijo—eselcentenariodela fundación del cotopor unode nuestros antepasados, ycon ese motivo van todos los años algunos amigos á celebrar con nosotros unafiesta.

Mi hermano tendrá mucho gusto en ver á ustedes por allí y recibiráun honor enello.Espero, pues, que no medesairaránlos

quepuedan venir.

Más queotrosmóviles la idea de cazar en uncotodonde había centenares de conejos y muchas perdices y codornices decidió á dos de los agricultores, al deRioseco yalde Sahagún. Losotros

se excusaron con ineludibles ocupaciones.

Enterados los extranjeros de que el cotoestaba en camino para el pueblo adonde pensaban dirigirse, aceptaron la invi¬

tación.

—Una dificultadme ocurre—dijo el riosecano,—yes quenote¬

nemosescopetas.

—No se apuren ustedes por eso—dijo el de Villada;—aquí se

proporcionarán.

—En el coto—dijo el comerciante—tenemostresmuybuenasy cartuchosen abundancia, dosperros de caza v ungalgo.

—Otrastres vendrán en seguida—dijo el de Villada;yefectiva¬

mente antes de diez minutos estabanallí.

—¡Un giorno allacampagna!—dijo el italianoásucompañero.

¡Un giorno di caccia! ¡Ah, très charmant! ¡Ah, troppo bello!

—Al coche cuando ustedes gusten—dijo elcomerciante.

—Au voiture donc—dijo el francés levantándose.

B. Mañdsco.

CULTIVO DE LOS HONGOS

El ensanche que ha tenido el consumo de esta criptógama ha

inducido á observar lascondiciones más favorables ásudesarro¬

llo para proporcionárselas artificialmente.

Un ambiente templado y con escasa luz, húmedo yrico en sus¬

tanciasen descomposición sonlas más adecuadas parael objeto,

y las cuevas y sitios lóbregos de las casas de laborofrecen locales apropiados á talexplotación.

Pararealizarlaseempieza por hacer fermentar el estiércol fres¬

co, y conseguido, se mezcla biencontierra fina y seforman mon¬

tones,cuyaforma varíasegún ellocal de que se dispone y según

se adosen á las paredes ó se construyan en el centro del local; la base del montón ó caballete ha de tener unos 60 centímetros de anchoy unaaltura casi igual; su longitud puede ser cualquiera.

Cuando en un local se establecen varias líneas, basta dejarentre ellasuna distancia de30 á40 centímetros, con objeto de poder practicar cómodamente todos los trabajos de preparación y de

cultivo.

Convieneponer el mayorcuidadoen la formación de. los mon¬

tones; para ello se toma el estiércol con la mano y se extiende en el suelo entre dos cordeles que trazanel ancho del montón por su

30 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

base, depositando sucesivamente nuevas capas y dando al mon¬

tón forma de ojiva; deese modo y comprimiendo el estiércol con lasrodillas del operario ylas manos se puede seguir cómodamen¬

te la construcción de una línea por larga que sea. La superficie

de losmontones ha de serlo más uniforme posible, para lo

cual

se peinay se arregla el estiércol con las manos ó con auxilio de

una ligera pala.

Preparados los montones de estiércol, sedejan transcurrir algu-'

nos días, observando, por medio de un termómetro colocado en

su interior, si la temperatura excede de 18 grados diez días des.

pués, en cuyo caso se practicarán con un palo varios agujeros en

la masa del estiércol, para airearlo y aguardar el descenso de

temperatura antes de proceder á la plantación.

Para ello el comercio facilita el blanco ómicelio, como si dijé¬

ramos la semilla, por medio del cual se reproducen los bongos;

lacasa Vilmorin, de París, lo vende adherido al estiércol, en pla

cas completamente desecadas que se conservan durante mucho tiempo colocadas en local secoylimpio. El blanco ó micelio, para

que seabueno, ha depresentarse de color blanco de plataysu olor hade ser agradable, el olor propio de los hongos quetodos

conocemos, pues si ofreciera olor á moho ó á sustancia enmohe¬

cida no servirá paraelcaso que nos proponemos.

Si empleamos el micelio desecado conservado durante largo tiempo, mezclado con estiércolen forma de placas, conviene antes

de plantarlo que permanezca algunos días en local algo húmedo

ytemplado; de ese modo adquirirá las condiciones necesarias

para sudesarrollo.

El blanco ó micelio se divide enplaquitas de unos diez centí¬

metros de largo, de siete á ocho de ancho por dos ó tres de grue¬

so, precediéndoseluego á su plantación en los montones ha días preparados; paraello se separa con la mano una porción de es¬

tiércol y se coloca una placa ó trozo de micelio conforme hemos dicho, procurando quede completamente cubierto porel estiércol.

Elblanco secoloca formando líneas, una á 20 ó 25 centímetros

del suelo, y otraparalela á igual distancia de la primera, procu¬

rando que de una á otra placa medie un espacio de 20 centíme¬

tros y de que una placa de la línea inferior coincidacon un espa¬

ciovacío de la superior.

En condiciones normales, transcurridos doce ó quince días después de la plantación del micelio, toda la masa se halla ya invadida por el blanco ó micelio reproducido, procediéndose en-tonces ácubrir los montones con una ligera capade tierra fina algo humedecida, sin hallarsemojada; esta cubierta de 2 ó3cen¬

tímetros de grueso sirve únicamente para proteger el estiércol,

evitando sedeseque en contacto del aire. La tierra en cuestiónse

aplica sobre el montón de estiércol, comprimiéndola con la parte plana de una pala, procurando que lacapa notenga mayorgrue¬

so delindicado, porque impediría el nacimiento de los bongos,

nitampoco menor, pues no protegería suficientemente el micelio

y se desecaría el estiércol.

Según las circunstancias, desde quince días á tres semanas ó

cuatrodespués de haber cubierto los montones con la capa de

tierra fina se puede comenzar la recolección de los bongos, de¬

biéndose procurar durante esté período que la tierra no se dese¬

que, loque se reconoce cuando toma el color blanquecino. Este

inconveniente se evita regando el local que ocupa laplantación ó

los mismos montones por medio de un chorro muy finopara que

no se escurra la tierra quelos cubra.

Cada cuatro ó cinco días, segúnel estado de la producción, se

pueden recolectar losbongos, cortando cuidadosamente los más

desarrollados y dejando en pie los pequeñitos; si se arrancaran

nos expondríamos áperder los bongos todavía no desarrollados, perjudicando el milecio; los espacios que quedan al cortar los bongos se cubren con tierrafina, facilitando así la producción de

nuevos bongos. La cosechase puede prolongar durante variasse¬

manas y meses si se conserva la fertilidadenlas plantaciones por medio de riegos templados, disolviendo previamente en el agua

algún líquido fertilizante, guano, abonos químicos, etc., nosien¬

do difícil combinar de tal modo las plantaciones para obtener bongos comestibles durante todo el año.

Nemoroso.

INSTRUMENTOS VINÍCOLAS

LIMPIEZA BE TONELES YBAKRICAS

Una de las operacionesque más se practican para lalimpieza

ó enjuague de los tonelesy barricas consiste en imprimirles un movimiento devay ven en el sentido longitudinal, haciéndoles

FiguraI.®'—Aparatoparalalimpiezade toneles.

después volver sobre mismos con el fin de que elagua y cade¬

na quealefecto se introducen se revuelvan por todas partes.

Sucede frecuentemente con esta operación quela barrica se rompe, sobre todo cuando su ensambleestá pasado ó cuando faltaalgún aro, ó por cualquier otro motivo de usoó demérito del tonel.

33 Paraobviar estosinconvenientes, unenólogo bordelésha idea¬

do unsistema degrifo ó llave especial y de limpieza, tan sencilla

como sólida, la cualen la actualidad está dando un magníficore¬

sultado en la operación que nos ocupa del enjuagueó limpieza

de los toneles.

La figura 1.®representa la expresada llave ó aparato en cues¬

tióny sumodo de funcionar.

A la llave A, que es la conductora delagua, se hallafijadopor medio deun enlacecomún un tubo decaoutchouc en espiral,que

soporta la presión. A dicho tubo se une á tornillo la llave de limpiezaquese introduceenla barrica ó tonel, la cual deja esca¬

par por diferentes orificios practicados al efecto, chorros potentes que, chocando contrasus paredes, pulverizan el agua, escurrién¬

dola porel interior de las duelas.

Por este medio eficacísimo se consigue una limpieza uniforme

sin necesidad de hacer usodela cadena de que se valen en la prácticay de otros medios deficientes ó costosos.

Elaparato, además,es útilísimo paraotrasvasijasmás pesadas

quelos toneles y que un hombreno puedemanejarconfacilidad,

como las tinajas,etc., no habiendo, por otra parte, necesidad de traquetear el artefacto ni moverlo, abreviando el trabajo del obrero.

Estamosseguros que el sistemaindicado, por sus muchas ven¬

tajas, se abrirá caminocomo una de las invenciones más útiles paralos bodeguerosy comerciantes de caldos.

La casade H. Kerin,—43 y 45,—^rue Nôtre Dame,Bordeaux, constructora, enla actualidad, delaparato descrito, cuyo precio

es de escasa importancia, facilita además noticias deotros mu¬

chos instrumentos vinícolas, de los que procuraremos datos á

nuestrosabonados, por considerar que cuanto se relacionacon el mejoramiento de la fabricación de los vinos es de sumo interés,

en nuestro país, eminentemente vinicultor.

Enriquí García Moreno.

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