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APITES SOBBE LA AGBICBLTÜBA FILIPIHA

Dans le document SERVICIOS DE LA COMPAÑIA TRASATLANTICA (Page 33-38)

Todos los Güliioruos españolea se han ocupado mucho en loa

últimos años de investigar y aplicar los medios más apropiados

paraconseguir el progreso Je laagriculturafilipina; pero siendo

en la mayoría de los casos muy imperíecto el conocimiento del legislador sobre la verdadera importancia que en aquel país tiene

este ramo de la producción, el único y casi exclusivo, enla prác¬

tica han resultadosus leyes inútiles en general, perjudicialesmu¬

chas veces, y suficientes siempre para dificultar la consecución

del fin que se buscaba.

A nuestro juicio,esabsolutamente imposible quela producción agrícola de aquel archipiélago entre directamente por lapreten¬

dida víade progreso, si no se cumplen las siguientes condiciones

en que se deberá inspirar siempre el legislador: 1.* Dar al agri¬

cultor todas las facilidades necesarias para extender lazona cul¬

tivada. 2.* (1) Enseñar al mismo aquellas mejoras en los procedi¬

mientos actuales de cultivo que seancompatiblesconla apropiada

txtensividaddel mismo,haciendo para ello todos los estudios ne¬

cesarios.

Es absolutamente preciso facilitar elaumento do extensióncul¬

tivada, porqueéste es el primer paso que debemosesperar en la

natural evolución de aquella agricultura, dada la condición ge¬

neral de medio en que se desenvuelve, condición á la que nos hemos de adaptar pornecesidadimperiosa, siqueremos conseguir

progresos reales y no fracasos continuados.

(x) £autros artículos aosocaparemos de las medidas tomadas porel Estado paraconsegiiir la enseñanza de las mejoras agrícolas, asícomo de los resultados nu¬

los obtenidos de las mismas hastahof, debido sin duda á la falta de bondad de que adoleceOi jdebido también alpocoaciertoen suplanteamiento.

Ahora bien, y aparte consideraciones culturales y económicas

que pudieran aplicarse á determinada localidad, es evidente que para todo elarchipiélago filipino,ydeun modo general,tenemos

ciertas condiciones económicas de producción, que desde luego

determinan unacondición demedio, característica de los cultivos extensivos que exigenpoca manode obra, capital reducido, tra¬

bajo bien distribuido, ningún abono, productos de mucho precio

en poco volumen,yfácilmente transportables o transportablespor sí, etc. Lafalta casi absoluta de vías decomunicación, el malísimo estado de las mismas cuando por easualidad existen, lafaltade grandes capitales destinados á la agricultura, la dificultad de ob¬

tener trabajoregular del indígena, indolente por naturaleza, la

carestía de mercados localesparalos productos, la situación dela propiedad en el orden legislativo, lafalta de costumbres apropia¬

das á los sistemas intensivos, la incultura general deaquel paísy elespecial modo deserdeaquella civilización, etc., etc., sontodas

condiciones generales de medio,que nos dicen de modo bien ter¬

minantequela agricultura en aquel Archipiélago, para ser pro¬

gresiva, necesita de los cultivos ysistemas de cultivos perfec¬

tamente extensivos, que son los apropiados, porque en ellos el principal factor de producción es la naturalezamisma, dejandoiu

menorparte al trabajo mecánicoy ál capital, y ningunaá la fer¬

tilidad adquirida enel exterior; es decir, que las empresas agrí¬

colas de Filipinas deben ser asequiblesá los capitales más insig¬

nificantes puestos á disposición de trabajadores que no pecaran de activos en la mayorparte de las ocasiones.

Demostrado que elcultivo y sistema decultivo extensivo es el apropiado en Filipinas, y toda vez que ni del capital ytrabajo

concentrados en launidad de superficie ni de la aplicación de

abonos puede esperarse elprogreso deseado, claroesque sólo po¬

demos obtenerle con elaumento de la superficie cultivada, que será el aumento do lariqueza general,yla verdadera prosperidad

de aquellas islas;

Es ley queallí donde los sistemas extensivos están bien apro¬

piados, los beneficios obtenidos parael capital son mayorescuan¬

do aquélse emplea en extender el cultivo que cuando, transfor¬

mado, se empleaen acumular fertilidad, ó aumentar trabajo so¬

bre la unidad de.superficie. , ,

GACETA AGEtCOLA DEL MINISTBEIO DE FOMENTO

Loshechos, que son supremos argumentos en cuestiones eco¬

nómicas, nos probaránmejorlosasertos anteriores, y áellosrecu¬

rrimos para utilizar el tiempo, que estaríamal empleado endis¬

quisiciones teóricas.

, Todo el mundo conoce ysabe que la producción de abacá yla explotación del ganadovacuno sonlos dos negocios agrícolasmás

florecientesen aquel archipiélago, y todo el mundo sabe también

que el abacá ysu cultivo es casi el ünico negocioen que no pue¬

den enumerarsefracasos, pudiendo en cambio contarse muchísi¬

masfortunas creadas con capitales insignificantes. Estos nego¬

cios, que deben suincrementoá 1emayorsuperficie quecada día

ocupan, y queademás soncaracterísticos de los sistemas extensi¬

vos deexplotación del suelo, confirman de modo pleno las opi¬

nionesemitidas.

Ahora bien, si laexplotación extensiva da la característica agrícola da Filipinasenarmonía con su situación económica,ysi

esaempresaagrícola, en cuantoasequible al pequeño capital, es

su condición de progreso, es bien evidente que, para conseguir éste, debemos aspirar á todo trance al aumento de los propieta¬

rios terratenientes, facilitandoen altogrado la adquisición de te¬

rrenos del Estado, y asegurandoy legalizando completamente, y

ála mayor brevedad, la propiedad adquirida.

¿Qué ha hecho el Estado paraconseguir el aumento delazona cultivada?

El Estado ha hechouna ley-decreto de montes, Reales decre¬

tos sobre composición deterrenosy ventade baldíos, Real decre¬

to yreglamentosobre colonias agrícolas, Instrucción-Real decre¬

to para deslindes. Reales decretos para aprovechamiento de

aguas. Real decreto de plagas y otras varias disposiciones, todas

son bonitospreámbulos, pero que nosirven en general más que paradificultaren grado sumo la solución deseada para el

proble-aaa,yesto apartede las disposiciones tomadas para conseguir la

enseñanzade las mejoras del cultivo ácargo del Servicio agronó-aoieo, de las que nos ocuparemos en otrostrabajos, parapedir la mejora de lo existente.

Inspirada toda la legislación de conservación demontes en un emitido restrictivo comopara un país europeo pudiera pretender¬

se, completamente centralizados todos los servicios deeste ramo.

sin deslindar los montes públicos ysin saber el mismo

Estado

quériqueza tiene en ellosy cuántaesdicha riqueza,

sin deslin¬

des hechos de losterrenos enajenables que posee, sinestadísticas

ni catálogos de los mismos, colocados casi todos los terrenos

bajo

la tutelayamparo de la ley de montes, resulta siempre en laprác¬

tica que toda iniciativa de cultivo tropieza conmil

obstáculos ad¬

ministrativos, que exigen la mayor parte de las veces paciencia,

sacrificios y gastos, completamente irrealizablesparalos obreros

rurales, quellevan en sus brazos el principal elemento

de

que disponen para la empresa agrícola, y realizables con dificultad

suma parael pequeño propietario que trata de extender sus ne¬

gocios.

Es de especial importancia loexpuesto en el párrafoanterior,

porquela propiedad mediay las grandes explotaciones seforman

casi siemprepor la reunión de laspequeñas fincas puestas encul¬

tivo por el pequeño propietario y el obrero agrícola, quetrabajan

en mejores condiciones económicas que elgran propietarioen todo lo referente ádesmontes y principios de cultivo. Es seguro que,sise registra la historia de las fincas grandes de Filipinas,

se encontrara quetodas han sido formadas del modo expuesto, y

ninguna quizásecreó directamente porel propietario.

Podrá objetarse queel servicio del ramo tienepor norma faci¬

litaresos desmontes hechos porlos obreros agrícolasypequeños propietarios; perosiempre resultará ser potestativo en las perso¬

nasencargadas del servicio el aplicar la ley entodo su rigor, ófa¬

cilitar á los infractores de la misma lasinstrucciones necesarias para poder adquirirylegitimar la posesiónde los terrenos des¬

montados ó cultivados.

Hesulta, por tanto, que es malo hacer semejantes leyes, qoe pueden quedarincumplidas,porque cuandose cumplencuestany dificultan mucho á laempresa agrícola, como lo pruebael hecho

mismo de eludirsu cumplimiento en muchoscasos.

En efecto, en Filipinas se encuentran millares deindividuos,

ypueblos engrannúmero, que no hacenlosdesmontesenmayor escala, por ese temor queinspirala ley, con el castigoque esta¬

blece para los que no se sujetan á sus preceptos, y se encuentran

tambiénmuchos, muchísimos casos, en que los desmontes se hi¬

cieron sin atender á lospreceptos legales.

38 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIODE FOMENTO

Precisamente aquellos que desmontansin atenerse á lo legisla¬

doson obreros agrícolas, primer elemento de progreso y gentes quemal pueden entenderse con los trámites que supone servicio

tancentralizado como el de montes, porque en general no saben

ni hablar caste'lano. Es evidente que,descentralizandoelservicio, hasta el extremo de poder conseguiren cadapueblo la realización

detodos lostrámites necesarios para la adquisición de terrenos,

GO facilitaría en grado sumo la constitución legal de las pequeñas

empresas agrícolas fundadasper las personas referidas.

Todos y cada uno do lospueblosabacalerosde lasprovinciasde Albay, Leyto ySamar son ejemplos vivos de las opiniones ex¬

puestas, y en la primera de estas provinciastenemos localidades

como Tibi, Malinao y Pilar, de las que puede asegurarseque la

última zona de cultivo en el monte la constituyen terrenos que niestán pedidos, ni pagados, ni compuestos, ni legalizado nada

en su posesión, resultando de aquí un estado de zozobra parael pequeño propietario, que ledetermina á no extenderse en su cul¬

tivo, por si acaso lo denuncian yle obligan ademásá quedarpen¬

diente del ayudante de montes, considerándole como disponedor

de su porvenir mientras dure lailegalidad de la situación.

Enlapráctica, yálapar queestasdificultadesy vacilacionesdel pequeño propietario salido del obrero agrícola, observamos la fa¬

cilidad que el gran propietario tiene para adquirir inmensidades de terrenos, y utilizando algunas veces superficies mayores que las concedidas, con lo cual seobtieneun evidenteperjuicio social:

primero, porque noestán bien utilizadas en general esas grandes extensiones; segundo, por quedar excluidos do su posesión los más; tercero y ú'timo, por el monopolio creado en favor de uno

yen perjuicio do muchos, depueblos enteros á veces.

El hecho apuntado en el párrafo anterior tiene varios casos

prácticosen Filipinas, existiendo, sin dnda, concesiones cuyos aprovechumientos se extiendenmás alláde los límites marcados, yotras en que estos límites se determinaron con cierta amplitud quizá.

Nada máslejos de nuestro ánimoque traterdo la buenaó mala

aplicación do los reglamentos por el serviciode montes, en cuyo cuerpode ingenieros figuraron personas de reconocidailustración y gran altura de miras, como los Sres. Vidal, Jordana, Baranda,

Castro, Rooaíul yotros; pero no podemos

dejar sin

examen ese

cúmulo de disposiciones legislativas, cuyo

espíritu absorbente

y

rutinario es fatal, á nuestrojuicio,por inspirarseen

la necesidad

deconservar los montes en Filipinas, y por acumular

sobre

un

servicio atribuciones y obligaciones que

muchas de ellas

no

le

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