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Escuchemos a los lectores digitales

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Escuchemos a los lectores: la experiencia de leer en digital 3

2. Escuchemos a los lectores digitales

La ausencia casi total de referentes investigadores en la tipificación de perfiles lectores digitales nos ha hecho adoptar una actitud eminentemente descriptiva a la hora de caracterizar las diferentes tendencias y actitudes de los cuatro alumnos y alumnas recién descritos. Además, al acercarnos al paradigma digital, nos enfrentamos a un contexto lector y a un corpus literario que difieren considerablemente de los referentes analógicos que todos manejamos y que nos han obligado a prestar especial atención a ciertos elementos del acto de lectura, como el paso del libro a la tableta como dispositivo lector, por el condicionamiento del proceso que esto conllevaba. Así, además de la caracterización panorámica de cada uno de los sujetos entrevistados, tres han sido los núcleos de atención sobre los que han pivotado los análisis:

El lector digital frente al dispositivo de lectura.

El lector digital frente a las propiedades constructivas de la literatura digital y la actividad lectora digital.

El lector digital frente a la selección y valoración del corpus literario digital infantil.

Además del acercamiento temático específico, en ocasiones ha sido importante tener en consideración la evolución sufrida por alguno de los sujetos entrevistados a lo largo del proceso investigador. La perspectiva diacrónica creemos aporta mayor profundidad a la construcción descriptiva de los perfiles que de seguido presentamos.

Antonio

Si bien es cierto que el perfil lector analógico de Lucas le situaba en la franja débil en relación a sus compañeros principalmente por su poca capacidad de abstracción y explicitación metarreflexiva, una vez sumidos en el contexto digitalizado, el suyo supone un perfil de especial interés para el estudio que aquí nos ocupa. En efecto sus dificultades reflexivas aparecen en varios momentos de las entrevistas, lo que limita su capacidad de profundización en alguno de los aspectos abordados durante las mismas, pero esto en ningún momento impidió que su abierta tecnofilia hiciese de su modo de encarar la lectura digital uno de los elementos más especiales de la investigación.

A pesar de no esconder su molestia respecto al caos que en ocasiones se produce durante el manejo de los diferentes interfaces que utilizan las aplicaciones para iPad, Antonio es el único de los entrevistados que considera la tableta como una mejora en el aspecto visual respecto a la lectura analógica gracias a, por ejemplo, la posibilidad ocasional de controlar el tamaño de la imagen.

Su posicionamiento ante la lectura digital es eminentemente lúdica. Disfruta negociando con sus compañeros las tomas de decisiones propuestas por las narrativas arborescentes y descubriendo los hotspots interactivos de las obras más gamificadas, aun así, demuestra tener un perfil de lectura suficientemente exhaustivo como para querer buscar sus espacios de lectura en soledad y agotar las posibilidades de las obras. (Llama la atención, especialmente, y como veremos luego, en oposición a la actitud de Adriana, su visión de la jerarquía narrativa en los hipertextos arborescentes, a cuyos itinerarios valora por igual sin entrar en valoraciones contrastivas con la

“literatura tradicional”)

Valora positivamente las obras cuyo peso creativo reside en los elementos interactivos en detrimento de aquellos que permanecen más ancladas en las maneras de proceder tradicionales, pero tampoco se encierra ante las recomendaciones de sus compañeros que le instan a leer determinados textos afines a sus gustos argumentales. Es, con diferencia, uno de los alumnos que ha “probado” un mayor número de obras dentro de la selección aportada.

Celia

La evolución de Celia durante los cuatro meses que separaron las dos entrevistas realizadas es, sin lugar a dudas, uno de los hechos más remarcables de la investigación. Durante el desarrollo de la primera grabación, la alumna mostró una actitud absolutamente tecnofóbica en relación a todas las áreas temáticas por las que era preguntada. Del corpus incluido inicialmente en las tabletas, sólo valoraba positivamente aquellos que carecían de cualquier añadido específicamente digital, esto es, los diferentes ebooks y álbumes digitalizados que añadimos a las obras puramente digitales. El miedo a la distracción cognitiva y a la imposibilidad de una lectura continuada era una constante en sus respuestas y preguntada por cuáles de las obras recomendaría a sus compañeras y compañeros de clase, se mostraba incapaz de dar una respuesta, ya que incluso los textos escaneados los veía como una versión incómoda de una obra preexistente en papel (posiblemente con razón).

En cambio, pasados esos cuatro meses, la actitud de Celia hacia las obras literario-digitales cambió radicalmente. A lo largo de la segunda entrevista, la alumna demostró una gran afinidad hacia las propuestas más equilibradas del catálogo ofrecido, hablando con evidente interés de cómo los entornos multimedia, a través de la narración oral de las historias y las ambientaciones musicales y efectistas producían una sensación de inmersión en el mundo de ficción creado por sus autores. Tal fue su

evolución actitudinal hacia el corpus digital que incluso llegó a realizar valoraciones contrastivas entre aquellas obras que hacían uso de los recursos interactivos de manera significativa y aquellos que las utilizaban como pretexto puramente lúdico, valorando enfáticamente aquellos textos que lograban hacerle sentir partícipe de la construcción de la historia a través de esa participación interactiva.

Iván

El perfil de Iván interesó desde un primer momento por ser el marcadamente tecnófilo de los dos alumnos tipificados previamente como lectores fuertes. Esta tendencia a valorar positivamente el nuevo paradigma digital en un alumno con un elevado número de lecturas anuales y una gran capacidad reflexiva y expresiva se presentaba como fundamental para el análisis de las posibilidades receptivas y formativas del nuevo corpus electrónico. Pero es cierto que, aunque parte del entusiasmo de Iván no decayó durante el tiempo que duró la investigación, pudimos atestiguar que la falta de disponibilidad de un corpus más extenso y de mayor calidad en el circuito literario digital actual, hizo que, en gran medida, dichas posibilidades no se acercaran a las deseadas ni estuvieran a la altura de la proactividad mostrada por el alumno.

Sorprendido desde un primer instante por las propiedades constructivas de la literatura digital, mostró especial interés en las ambientaciones multimedia de las obras y sus consecuencias inmersivas para la lectura pero sin rehusar tampoco el acercamiento al planteamiento más lúdico de aquellos textos más centrados en el aspecto interactivo.

Eso sí, su capacidad de reflexión le permitió fácilmente distinguir entre aquellas obras que tenían un planteamiento equilibrado en el uso de los diferentes elementos propios de la literatura digital y aquellos que, por uno u otro motivo, carecían de coherencia y balance en su construcción artística. Esto, sin embargo, no le hizo alejarse de estos últimos textos, demostrando una capacidad de disfrute heterogénea y una clara tendencia a la probatura y la exploración.

Esta percepción de la distancia cualitativa en el uso de los recursos del nuevo sistema comunicativo literario digital se produjo en prácticamente todos los aspectos que definen este nuevo corpus infantil. Así, fue capaz de diferenciar las interacciones entrelazadas con el discurrir narrativo de aquellas meramente decorativas o de valorar acertadamente aquellos textos que recreaban contextos multimodales equilibrados de aquellos más histriónicos y efectistas. Desgraciadamente, tuvimos la sensación de que, en efecto, la falta de textos de mayor calidad debilitó el entusiasmo de Iván y la maravillosa curiosidad que mostró en la primera entrevista.

Adriana

Sin lugar a duda, el caso de Adriana viene condicionado totalmente por su perspectiva casi litúrgica y tradicional del hecho lector, que le dificulta enormemente la consideración de cualquier tipo de situación de lectura que no sea puramente analógica y en soledad. Y es que, en multitud de ocasiones, al ser preguntada por su valoración o bien del corpus ofrecido o bien de sus sensaciones en torno a alguna de las propiedades concretas que lo definen, su respuestas venían matizadas por la no consideración de la lectura digital como lectura literaria (y en ocasiones ni siquiera como lectura). La combinación de este perfil ligeramente tecnofóbico y su capacidad de abstracción y reflexión sobre la comunicación literaria dio como resultado un interesante conjunto de valoraciones en prácticamente todos los núcleos temáticos por los que fue preguntada.

Destaca mucho su tendencia al análisis metaliterario y paraliterario y que le llevó a afirmar en multitud de ocasiones las pretensiones comerciales de muchos de los recursos utilizados en la literatura digital. Llama la atención especialmente su perspectiva sobre la narrativa arborescente hipertextual a la que considera una amalgama de narraciones divergentes creadas para satisfacer diversos tipos de lectores pero en la que no duda que exista una historia principal a la que se subordinan jerárquicamente todos los demás itinerarios argumentales. Por tanto, su interés exploratorio dentro del género reside más en el descubrimiento de esa “historia primigenia” que en el agotamiento de todas las posibilidades existente, como ya dijimos hacía Antonio. El nivel de profundidad en sus reflexiones, especialmente en comparación a Celia y Antonio, pudo percibirse también en su indignación sobre la estrategia publicitaria tan recurrente en las aplicaciones del mercado actual y que consiste en ofrecer un producto a medias de manera gratuita para hacer pagar posteriormente por la versión completa. Mientras que los dos alumnos del perfil bajo hicieron mención a este hecho simplemente por la imposibilidad en un primer momento de acceder a la totalidad del contenido, Adriana no dudó ni un segundo en hacer referencia al trasfondo comercial de la cuestión, dejando claro su conocimiento sobre el circuito literario y sus formas de consumo.

Además de su predisposición frente a la tecnología, es relevante remarcar las diferencias a la hora de la selección del corpus entre los dos perfiles fuertes de la investigación. Si como dijimos anteriormente, Dani no dudo en explicitar su gusto por la exploración y el “riesgo” a la hora de probar el mayor número de textos posibles, Adriana se decantó más por la seguridad de un canon bien elegido previamente que limite las posibilidades de “perder el tiempo” frente a unos textos que ya de por sí no se encuentran entre sus preferidos.

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