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EL DISCURSO SOBRE LA EDUCACIÓN POPULAR DE LOS ARTESANOS Y SU FOMENTO DE PEDRO RODRÍGUEZ DE CAMPOMANES (1774)

CAPÍTULO II. LOS ILUSTRADOS COMO FUENTE PARA VISIBILIZAR EL TRABAJO DE LAS MUJERES. TRAS LOS PASOS

II.1. EL DISCURSO SOBRE LA EDUCACIÓN POPULAR DE LOS ARTESANOS Y SU FOMENTO DE PEDRO RODRÍGUEZ DE CAMPOMANES (1774)

Pedro Rodríguez de Campomanes (1723-1802) fue un político, jurisconsulto y economista español. En el primer gobierno reformista del reinado de Carlos III desempeñó numerosos cargos oficiales, entre otros, el de ministro de Hacienda y fiscal del Consejo de Castilla. Se centró en reformar las diferentes políticas jurídicas, económicas y políticas.

El punto de partida de las reformas de Campomanes se ha de entender desde el concepto de la decadencia de España y del deseo de retornar la prosperidad a la nación. El considera que el declive de las manufacturas españolas se debía: 1) a la entrada de manufacturas extranjeras y salidas de materias primas; 2) a la pérdida de competitividad acaecida por el atraso técnico de las manufacturas; 3) a una mentalidad generalizada contraría a la industria y oficios mecánicos; 4) al monopolio ejercido por los gremios que impedían la entrada de mujeres y extranjeros a los mismos. Defiende que la competitividad de las manufacturas españolas pasa inexorablemente por conseguir que los salarios sean y se mantengan bajos, a nivel de subsistencia, a l/p. Para ello considera indispensable aumentar la oferta de mano de obra: 1) eliminando las ayudas y limosnas a los pobres para que estos se vean forzados a trabajar a cambio de un sueldo mísero; 2) defendiendo la eliminación de los gremios para conseguir así la mano de obra de las mujeres, que tenían una remuneración muchísimo menor.16

16 En contraposición a la idea de Campomanes de la eliminación de los gremios, hallamos a Capmany (1778). Las 63 páginas de su obra Discurso económico-político en defensa del trabajo mecánico de los menestrales y de la influencia de sus gremios en las costumbres populares, conservación de las artes y honor de los artesanos, el cual es un discurso dirigido a Campomanes, es una defensa acérrima de los gremios, de sus virtudes sociales y económicas.

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Campomanes teme que los salarios se fijen por la ley de la oferta y la demanda, lo que conllevaría el alza salarial, y utiliza, para delimitar el poder del mercado, uno de los ejes centrales de su programa económico, la “industria popular”. Campomanes condena expresamente la gran industria urbana que se lleva la mano de obra rural, y, por el contrario, defiende la “industria popular” que asegura la permanencia de la fuerza de trabajo en las zonas rurales, conllevando trabajadores más baratos (Fontana, 1995:16). Con ello consigue:

1) los sueldos en pueblos son más bajos que en las ciudades; 2) los realizarán familias campesinas como una segunda ocupación complementaria a su actividad principal, la agricultura, por lo que lo realizaran las mujeres y los infantes, sin cobrar salarios, y cuyas ganancias después de las ventas formarían parte del ingreso familiar, dejando así de ser éstos una carga para el marido y/o padre; 3) éstos son compatibles con los trabajos de las mujeres de cuidar de la familia y del hogar. ¿Qué hacer para que el pueblo, tanto hombres como mujeres, consideren que eso es lo mejor para ellos? Para Campomanes, es tan importante que toda persona sea “útil” como que lo sea en el “lugar que le corresponde”. Es aquí donde las mujeres nobles y burguesas tendrán su momento de gloria al sentirse identificadas con este movimiento, siendo aceptadas en las Sociedades Económicas o Sociedades de Amigos del País. Su labor será difundir las escuelas patrióticas y crear el modelo de aprendizaje doméstico, que transmita, por un lado, las habilidades textiles de madres a hijas, y, por otro, los patrones de domesticidad necesaria para establecer la industria popular, tan necesaria para los proyectos de Campomanes (Sarasúa:2004).17

Sin ánimo de pretender enumerar todos los estudios, que de una u otra manera han utilizado la rica y amplia obra de Campomanes, cabe destacar los trabajos sobre las Sociedades de Amigos del País: Demerson (1969); Demerson, Demerson y Aguilar Piñal (1974);

Velázquez Martínez (1989); Pérez Moreda (2011). Desde una vertiente más económica:

Bustos (1978); Artola (1980); Velazquez (1991); Llombart (1992); De Castro (1996);

Bolufer (1998); Comín y Martín Aceña (2004), que incluye el capítulo realizado por Sarasúa (2004:171-191) en el que se defiende la existencia en la obra de Campomanes de una política de empleo; e Iturralde (2014). Por nuestra parte, usaremos a Campomanes como fuente de los trabajos llevados a cabo por mujeres, que el autor describe en su obra en multitud de

17 Una de las más influyentes fue Josefa Amar y Borbón, miembro de la Junta de Damas, primero de Zaragoza y posteriormente de Madrid. Es conocida por ser la autora de Importancia de la Instrucción que conviene dar a las mujeres (1784), Discurso en defensa del talento de las mujeres y su aptitud para el gobierno (1786) y Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres (1790).

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ocasiones. En su Discurso sobre la educación popular de los artesanos y su fomento, escrito en 1774, y en concreto el apartado XVII titulado “De las ocupaciones mugeriles, a beneficio de las artes”, defiende de igual manera la necesidad de la educación de las mujeres, con el objetivo de reducir la ociosidad de éstas, según él, principalmente, en la España meridional:

En las provincias más antiguas de España, viven generalmente aplicadas al trabajo las mugeres, y que solo en las recobradas posteriormente de los árabes, se han introducido por contagio de los vencidos, su ociosidad” (pp.363).

Campomanes considera que la mano de obra de las mujeres es imprescindible para hacer fuerte el país y hacer crecer así su economía, han de ser útiles al Estado.18 Expone multitud de ejemplos de mujeres trabajadoras de la España septentrional, trabajos que él conocía bien como asturiano que era:

Provincias hay, en que las mugeres sin salir de España, van en los barcos á pescar en el mar; llevan á vender el pescado fresco, desde los puertos de mar tierra adentro, ó á los mercados; cultivan las tierras por sí mismas: son tenderas, panaderas, que amasan y venden el pan (…) (p.359).

Las Pasiegas llevan acuestas la manteca, y el queso en sus cuébanos, desde las montañas de Pas, inmediatas al valle de Carriedo, á los pueblos de veinte leguas alrededor, y traen de retorno los géneros, que necesitan para el propio consúmo de sus casas… (p.360).

En los mismos países las mugeres guardan el ganado por vecería, si es necesario: guian los carros: sallan, escardan, siegan y criban las mieses, y aun labran, á falta de hombres, las tierras… (p.360-361)

Portean y venden las mugeres de la costa septentrional las frutas, y son ellas casi las que regentan todas las tiendas de mercería. Hacen encages, medias, cordones, y otros géneros ordinarios, segun las luces del

18 Sus discursos calan hondo en los legisladores y tienen en cuenta sus propuestas en las Reales Cédulas de 1779 y 1784 por las que se habilitan a las mujeres para trabajar en las manufacturas de hilos y en “todos los trabajos propios de su sexo”.

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país. En fin no se desdeñan de aplicarse, á quantas faenas permiten sus fuerza, y convienen al sustento de su familia… (p.361)

En nuestros países septentrionales, por exemplo, la leche, el queso, y la manteca son alimento y esquilmo del ganado bacuno, que sacan las mugeres; y es uno de los productos de valor, y que alimenta principalmente el pueblo… (p.371).

Si se ha consultar la experiencia, puede afirmarse, que el ingenio no distingue de sexôs; y que la muger bien educada, no cede en luces, ni en las disposiciones á los hombres; pero en las operaciones manuales, es mucho mas agil que ellos. Con que en la materia de que se trata, debe concluirse, que son tan idóneas á lo menos, para exercitar las artes, compatibles con su robustez… (p.369).

Como todo depende de la educacion, por aqui debe empezar la aplicacion útil del sexô, enseñando desde luego á las niñas; y acostumbrandolas á las ocupaciones proporcionadas… (p.372).

El establecimiento de maestras de cuenta del público, para enseñar á leer, y las labores á las niñas, es un recurso muy oportuno; pero absolutamente necesario, si la educacion se ha de fixar, como es razonable, sobre cimientos sólidos… (p.373).

Pero Campomanes tenía una doble visión de las mujeres, dependiendo de la clase social a la que perteneciesen. Si eran de alcurnia, su labor era permanecer en casa, siendo un ejemplo de perfección, pudor, decoro y compostura. Mientras que, si se ha nacido en un hogar humilde, además de su labor de su casa deberá de ser la viva imagen del trabajo, pero cuidado, no nos confundamos, del trabajo propio de su sexo.

Los párrocos, y todo el clero, deberían concurrir a éstos fines;

procurando hacer las convenientes exhortaciones á todas las clases del pueblo, para introducir, y persuadir la utilidad de la aplicación de las mugeres á la labor, segun sus diferentes estados: unas para emplear

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útilmente su tiempo, otras para mantenerse con recato y honestidad, á costa de sus tareas caseras… (374-375).

Es cosa cierta, que la educacion de las niñas nobles y ricas, que un dia han de ser madres de familias, es lo que ha de echar los cimientos sólidos á la laboriosidad de las mugeres plebeyas, á su imitación y exemplo… (p.377).

En definitiva, como puede verse, las obras de Campomanes son una fuente de gran riqueza para conocer las ocupaciones de las mujeres en España en el siglo XVIII.

II.2. EL INFORME SOBRE EL LIBRE EJERCICIO DE LAS ARTES, DE GASPAR