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UNA APROXIMACIÓN A LA INDUSTRIA DOMÉSTICA DEL ENCAJE EN ESPAÑA (XVIII -XIX). EL CASO CATALÁN

En el XVIII, los ilustrados tenían como objetivo desarrollar las diferentes industrias del reino, en especial aquellas que fuesen propias del sexo femenino, entre ellas, los encajes.

Desde un enfoque “moral” hallamos está defensa a través de Campomanes, autor ya trabajado en el capítulo II:

debe concluirse, que son tan idóneas á lo menos, para exercitar las artes, compatibles con su robustez (…) como todo depende de la educación, por aquí debe empezar la aplicación útil del sexô, enseñando desde luego á las niñas; y acostumbrandolas á las ocupaciones proporcionadas… (1775:369 y 372).

Jovellanos, a su vez, deseaba reducir las importaciones de este artículo considerado de lujo por lo que a lo largo de la segunda mitad del XVIII existieron diferentes intentos para incrementar la producción nacional (Sarasúa, 1995:154). El deseo de promover esta manufactura es fácil de entender por la facilidad en su implantación, debido a que la inversión en activo fijo era mínima. Básicamente, para trabajar se necesitaba un cojín, que en el caso de España era alargado, sobre unos 65 cm, y cilíndrico. El material de relleno del mismo solía ser serrín, salvado, crin, paja de centeno, paja de trigo. También necesitaban bolillos de madera, cuya medida dependía del tipo de encaje a confeccionar, debían de ser grandes para hilos gruesos y por tanto salían puntas grandes y los pequeños se utilizaban para hilos finos y puntas finas. Necesitaban un patrón, una aguja gruesa para picar los

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patrones por primera vez, al igual que alfileres que se ponían en los agujeros del patrón con el objetivo de aguantar los hilos. También era necesario hilo que dependiendo de la época y zona podía ser lino, seda, algodón, en color blanco o negro. Por otro lado, disponían del activo intangible necesario, es decir, tenían el conocimiento, que se transmitía de madres a hijas.

La organización interna del proceso de producción de encajes y blondas estaba controlada por los tratantes o randers (en catalán), básicamente bajo un sistema de Putting Out, sistema que permitía trabajar a las mujeres desde sus hogares, siendo de esta manera compatible el trabajo de las encajeras con las faenas domésticas y familiares. El funcionamiento más habitual del sector era que los tratantes diseñaban los dibujos y/o proyectos que posteriormente pasaban a los patrones, es decir, los dibujos se pasaban a cartulinas de colores, gruesas y satinadas las cuales servían a las encajeras para hacer su trabajo. Éstos eran facilitados a las encajeras, junto con las agujas e hilos, para que éstas procedieran a llevar a cabo el encargo. Una vez se disponía del producto acabado, los tratantes, normalmente, vendían el producto a comerciantes de las ciudades, los cuales en numerosas ocasiones exportaban estos artículos. A medida que el comercio minorista se iba asentando creció otro tipo de intermediario en el proceso de la venta, las modistas y merceras, o, donadores, capceres y merceres (para Cataluña) (Sarasúa, 1995:165; Solà, 2002:318). A mediados del XIX, en Cataluña, se iniciará el semimecanizado (las máquinas realizan el tul y las mujeres bordan los dibujos encima) que coexistirá con la manufactura manual, viéndose aminorada esta última de manera importante en el último cuarto del siglo, causa de tal reducción será tanto la mecanización como por los cambios en la moda (Solà, 2013). En resumen, la “producción” la realizaban las mujeres, mientras que la “comercialización”

estaba a cargo mayoritariamente de hombres, de los tratantes, aunque tal y como ha demostrado Solà (2010a) existían mujeres productoras y comerciantes en esta actividad, si bien sus negocios eran mucho más modestos. Algunas mujeres pudieron hacerse un hueco como comerciantes en aquellas actividades donde los monopolios gremiales no llegaron, como es el caso de los encajes y blondas (Solà, 2009:240). Los randers disponían de una organización técnico-comercial que les permitía dominar todo el proceso, desde el diseño, pasando por la realización, para acabar con la venta del producto. Este sistema, en Cataluña, y concretamente en la costa catalana perduró durante siglos, incluso hasta bien entrado el siglo XX.

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Tabla III.1 – Producción de blondas y encajes en España (1784)

Zona Localidad Manufactura Producción

Andalucía

Vera junto Zurgena, Cubas, Alboj, Cantoría y Oría era el ámbito al que correspondía el empleo, que era femenino, para obtener lienzo tiradizo, medianillo, mantelería, colchas de lino. Cáñamo y algodón ·fruto del país" y de lana, tela para la marinería, cobertores, fresadas y colchas de todas clases y colores, con dibujos, finas y bastas, con precios desde 30 reales a 600. También hacen calcetas, encajes de bolillos y red, bordados y llanos para todos los usos y ropas para la Iglesia "de los anchos y cuales servían para guarniciones de albas y manteles de altar.

Baleares

Había mujeres dedicadas al bordado que hacían encajes de hilo y seda, pero no a las blondas, lo que empleaban en usos particulares y aun traían de Barcelona lo que faltaba para el consumo.

En Almagro las mujeres hacían encajes de hilo para los comerciantes de la villa. A esta localidad, en 1768, llegó comisionado por la Junta de Comercio, Francisco Fernández y su esposa, para el establecimiento de una fábrica de blondas y encajes ordinarios y habiendo estado seis años, terminó por no seguir con la comisión a causa de las pérdidas que experimentaba en la venta de estos géneros. De su ausencia resultó que los mercaderes o tratantes de la villa "tomasen a las pobres mujeres uqe los hacen, a cuenta de otros de peor calidad que necesitan indispensables para su honesta decencia, la de sus madres o hijas que, como general y diariamente no tienen otro trabajo, se miran precisadas a perder un tercio o un cuarto cuando les compraban los encajes que hacían, ya en cuenta de hilo, ya en géneros, ya en dinero". El valor del encaje era de 5 ó 6 reales la vara, "aunque realmente debiera ser más alto, pero núnca satisfacen el justo precio por la abundancia que hay de ellos pues des la más joven a la más anciana se dedican a ello".

Cataluña

Badalona Tejido lino/Cáñamo (Ap. VIII-1)

Se producen 7.200 varas, 170 mujeres y niñas labraban 2.160 varas de encajes de hilo

Sant Feliu

de Guíxols Había una fábrica de encajes de hilo que empleaba a 600 mujeres.

Arenys de

Mar De seda (Ap.

VIII-3) Se producen 375 piezas de blonda. Las blondas, encajes de hilo y seda, de Arenys se obtenían en 80 almohadillas. Además, se realizaban 2.796 piezas de encaje de hilo en otras 1.100 almohadillas.

Calella Se producen 4.800 piezas de blonda. Había 2 fábricas de encajes de hilo y seda o blondas que disponían de 1.600 almohadillas para los encajes de seda indicados, con 16 varas cada pieza y producían otras 5.700 piezas de hilo solo en 1.900 almohadillas, con 16 varas la pieza.

Vic Empleo 900

Martorell En esta localidad, las mujeres hacían encajes de seda negra.

Mataró Casi todas las mujeres y niñas hacían encajes y blondas, trabajo que producía diariamente 5.378 reales.

Jurisdicción

de Mataró 200 mujeres y niñas se dedicaban a la labor de encajes y blondas

Cardedeu 50 mujeres en encajes y blondas

S.Andreu

La mayoría de las mujeres y niñas del vecindario se ejercitaban en hacer encajes ordinarios de hilo que ellas mismas hilaban y servían para guarnecer ropas pero "no hay fábrica formal".

Murcia Lorca Tejidos

lino/Cáñamo (Ap.XI-1)

Existían en Lorca telarillos utilizados por mujeres que obtenían de 6.000 a 8.000 varas al año de tejidos de hilo para guarniciones, "a manera de encajes".

Fuente: Perspicaz mirada sobre la industria del reino. El Censo de Manufacturas de 1784 (Curia Miguel-López, 1999).

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La Tabla III.1, a través de la Perspicaz mirada sobre la industria del reino. El Censo de Manufacturas de 1784, resume la producción nacional de encajes y blondas para esa fecha.

Según esta fuente las principales áreas manufactureras de España son: Andalucía, Baleares, Castilla-La Mancha y Madrid, Cataluña, Galicia y Murcia. Cataluña sería la única zona en la que mayoritariamente la producción se realizaba con seda, mientras que en el resto de territorio español el hilo utilizado es de lino y/o cáñamo.34 También parece existir una segmentación dentro del mercado laboral, diferenciando las trabajadoras entre aquellas que realizan “blondas” con las que producen “encajes”, esto se aprecia en los datos de Arenys de Mar y de Calella. Asimismo, aporta características concretas de las zonas. Por ejemplo, en Martorell se trabaja en seda negra y en Palma de Mallorca se trabajan los encajes, pero no las blondas. A su vez aporta datos de producción, de ganancias y de número de empleadas, aunque no los facilita para todas las áreas. Sirva de ejemplo las 1.180 encajeras de Arenys de Mar, las 3.500 de Calella y los 5.378 reales que ganaban diariamente las encajeras de Mataró.

Conocer la capacidad de producción media por encajera es difícil, ya que depende de: 1) la habilidad de la encajera; 2) la dificultad del tipo de encaje, lo que repercutirá directamente en el plazo medio de producción de una pieza.

Siendo conscientes de estas limitaciones, nos proponemos realizar una aproximación considerando los datos incluidos en la Perspicaz mirada sobre la industria del reino. El Censo de Manufacturas de 1784 (Tabla III.1). Se han escogido para el cálculo aquellas poblaciones cuyos datos lo permiten de una forma clara. Por ejemplo, no se ha tenido en cuenta los datos de Badalona por existir cierta incoherencia en ellos (¿qué producen realmente, 7.200 o 2.160 varas?) lo que pudiese llevar a error. Se ha hallado una serie de valores y se ha procedido a descartar el valor superior y el valor inferior, quedándonos así con la mediana. Según los cálculos realizados en la Tabla III.2 dicha mediana sería para 1784 de 3 piezas por mujer y año. Dato que nos será de utilidad más adelante.

34 Sabemos que en Almagro se hacían blondas con sedas traídas de Valencia, pero esta fuente no incluye este dato.

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Tabla III.2 – Cálculo de productividad media de encajeras/año (1784) Arenys de Mar:

375 piezas encajes de seda = 4,7 piezas/por mujer y año 80 mujeres

2.796 piezas encajes de hilo = 2,5 piezas/por mujer y año 1.100 mujeres

Promedio = 3,6 piezas/por mujer y año Calella:

4.800 piezas encajes de seda = 3 piezas/por mujer y año 1.600 mujeres

4.800 piezas encajes de seda x 16 varas cada pieza = 76.800 varas (producción anual de Calella en encajes de seda)

5.700 piezas encajes de hilo = 3 piezas/por mujer y año 1.900 mujeres

5.700 piezas encajes de hilo x 16 varas cada pieza = 91.200 varas (producción anual de Calella en encajes de seda)

3 piezas/mujer/año = 48 varas/por mujer y año = 40,12 metros/por mujer y año35

Fuente: Perspicaz mirada sobre la industria del reino. El Censo de Manufacturas de 1784 (Curia Miguel-López, 1999).

Diferentes autoras han trabajado el sector encaje en España. Para Galicia, García Colorado (1990:84). 36Especial atención merecen las poblaciones de Camariñas y de Muxia, tanto por su producción como por su exportación. Esta autora se centra más en la tipología de los diferentes encajes, por lo que no nos proporciona información alguna sobre cuántas mujeres ejercieron este oficio en el área comentada a lo largo de estas dos centurias.

Mayor riqueza nos proporciona el estudio de Sarasúa (1995) para la zona de Almagro (Castilla-La Mancha). Sarasúa parte de la información de Madoz para mediados del XIX en el que menciona la existencia de 8.038 encajeras en 23 pueblos. A partir de aquí, su objetivo es hallar cuántas mujeres se dedicaban a esta manufactura y en esta misma zona cien años antes. Para analizar el siglo XVIII utiliza como fuente principal el Catastro de Ensenada, tanto a través de las Respuestas Generales como de los Memoriales del Catastro. Halla para

35 1 vara = 0,835905 metros.

36 En esta zona existían diferentes pueblos en los que se trabajaban los encajes: Xavina, Santa Marina, Arou, Comelles, Ponte de Porto, Braño, Carantoña, Ceneixo, Traba, Laxe, Carnes, Tufions, Os Muiños, Vimianzo, Corcubion, Fisterna, Dumbria, O Pindo, Lariño, Carnota, Muros.

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1752 un total de 296 encajeras. A través de una extrapolación considera que para mediados del XVIII el número debería de ascender en torno a las 500 mujeres. Estas 296 se distribuyen en 16 casadas, 261 solteras y 19 viudas, considerando la autora que existe un importante subregistro del trabajo de las mujeres en todas las edades, pero principalmente en el segmento de las casadas (1995:166 y 167).

En Cataluña, las zonas más importantes donde se trabajaba este artículo eran: 1) El litoral catalán, concretamente desde la comarca de la Selva (Girona), hasta la comarca del Baix Llobregat (Barcelona), incluyendo el Maresme cuyo principal centro de producción era Arenys de Mar; 2) La comarca del Baix Penedès (Tarragona), concretamente la población de Arboç. El tipo de encaje dependía de la zona. El encaje autóctono de la comarca del Maresme era el conocido como “encaje de Arenys, ret-fi o blonda catalana” y se trata de un encaje fino de una gran ligereza por lo que es un género de lujo. Por otro lado, el encaje de la comarca del Baix Llobregat utilizaba hilo de algodón y seda negra en el producto más característico de esta zona, las mantillas. Y en Arboç solían utilizar un hilo de grosor intermedio con gran cantidad de bolillos grandes.

Para el XVIII, y, siguiendo la estela de los ilustrados iniciada en el capítulo II, hallamos referencias a la industria del encaje catalán. Larruga (1787-1800):

Esta habilidad se halla extendida en Cataluña, en donde actualmente se emplean muchos millares de mugeres dedicadas á su fomento, con lo que hace la Provincia un considerable comercio de este ramo, no solo en España, sino tambien en la América, en donde se venden estos texidos á muy cómodos precios, é imposibilita la extracción de caudales que motivaría la introducción de los extrangeros, si no hubiese estas fábricas que son ya tan considerables, que apénas se venden otros géneros en el Reyno que los de sus fabricas … (Pág.401, Tomo II)

El Diario de los viajes hecho en Cataluña (1785-1790) por Francisco de Zamora proporciona datos de gran riqueza con los que podemos ver lo arraigado que estaba esta manufactura en el territorio. Además, es una de las pocas fuentes coetánea donde aparece cuantificada la mano de obra femenina, lo que es de gran interés para el presente estudio (Tabla III.3).

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Tabla III.3 – Poblaciones catalanas donde mujeres y niñas trabajaban las puntas según Francisco de Zamora (1785 – 1790)

Prov. Comarca Población Nº mujeres trabajando Volumen negocio

Dalt Las mujeres se ocupan de hacer

puntas --- ---

Vilassar de

Mar Hacen puntas --- ---

Vallès

Occidental Martorell En este pueblo se hacen puntas, y lo mismo en Piera, Masquefa y los coser y otra de puntas, a que asisten muy pocas muchachas, porque aquí cada casa es una escuela.

--- Si

Selva, La

Blanes Las mujeres hacen puntas. Se

fabrican puntas. --- ---

Fuente: Diario de los viajes hechos en Cataluña, Francisco de Zamora (1785-1790).

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Entrando ya en el siglo XIX, la primera mención de la manufactura de encajes se la debemos a Jovellanos (1801):37

Pasamos por Masquefa y luego por Martorell, que está sobre el citado río (Nora o Noria), y atravesamos una calle estrechísima y larguísima, llena de tiendas y talleres, en cuyas puertas una inmensidad de niñas se ocupaban en trabajar randas, que ahora son negras, siguiendo la moda…

Otra fuente de interés, también por el número de mujeres empleadas en esta actividad, es en 1842 la nota que realiza la Comisión que estudia la situación de Cataluña respecto a sus artes y oficios, y dice así:38

Por sus propias apuntaciones y otras noticias muy fidedignas ha calculado la comisión en mas de 30.000 las mugeres y niñas que ocupa y sustenta la manufactura de blondas y encajes en toda la zona litoral de aquellas cutro provincias y pueblos internados hasta seis y ocho leguas, en donde hay varios lugares de pobres pescadores, que se verían reducidos á la mendicidad si faltase aquel trabajo á sus hijas y mugeres (p.226).

Durante el siglo XIX el encaje catalán continuaba siendo una industria relevante, tal y como muestras diferentes fuentes: 1) La participación de este sector en las diferentes Exposiciones Industriales y Ferias Universales a lo largo del XIX, como la Exposición Industrial de Barcelona en 1860 donde presentaron sus productos de encajes y blondas D. José Margarita y Lleonart, D: José Fiter, SS. Cammany y Volart, D. Juan Kirk, D. José Atnonio Cabañeras, D. Ignacio Roig y March, Dª. María Suari de Roig, D. Salvador Santacana y D. Demetrio Solanes39; la Exposición Universal de Londres de 1862 diferentes fabricantes catalanes llevaron todo tipo de blondas y encajes para su exposición. Entre ellos estaban D. José Margarit y Lleonart, con fábrica en C/ Puerta Ferrisa, 14 de Barcelona y Depósito en C/

Carmen, 41 de Madrid.40 La fábrica de blondas y encajes de José Fiter con dirección en Plaza

37 Diarios, 13 de abril, Biblioteca de Autores Españoles.

38 Revista Económica de Madrid, 1, mayo 1842 p.226

39 BC. Junta de Comercio. JC imp. 202/6.

40 BC. Junta de Comercio. Legado CXXVIII, 2, 10.

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Real, 1 de Barcelona.41 D.José Antonio Cabañeras y por último la fábrica de blondas y encajes de todas clases de Cammany y Volart a la C/Escudilleros, 19, 1º de Barcelona.42 Todos ellos aportan las respectivas facturas de los encajes y blondas entregados a la Comisión Especial de Barcelona encargada de recoger los objetos destinados a la Exposición, al igual que también se dispone de los recibos de devolución, por parte de la Comisión, de parte de estos materiales una vez concluida la Exposición; 2) Una carta que el Sr. Jorge Company, vecino de Barcelona y fabricante y expendedor de blondas, dirige a su majestad la Reina Isabel II en 1834 donde argumenta que tanto las blondas negras extranjeras como las blancas pagan un importe menor a su introducción que lo que éstos mismos productos de fabricación nacional han de pagar por Derecho de Puertas y por tanto solicita dispensar su Soberana protección al ramo de industria de que se trata. Para tal solicitud argumenta,

Que la industria y fabricación referida â que se dedica forma uno de los ramos mas interesantes de este Prâdo, prestando ocupación ô empleándose en el, millares de mujeres y niñas que alternando sus ocupaciones domésticas con aquella clase de trabajo, producen una riqueza nada indiferente.43

3) De igual manera se expresa Boy (1840:420,421),

Cataluña, donde hay pueblos enteros en que las mujeres no se ocupan en otra cosa, y que envían de su trabajo muchos encages á las Américas….

Al igual que Fiter (1881) que dice que:

En Cataluña emplea esta industria por cálculo aproximado, unas 4.000 obreras, y en la Mancha se contarán unas 1.000.

Una de las razones del auge de esta industria en España, y por ende en Cataluña, fue que estos artículos eran idóneos para la exportación, debido a su pequeño tamaño y a su ligero peso, haciendo posible comercializar una gran cantidad de producto con un coste de

41 BC. Junta de Comercio. Legado CXXVIII, 2, 97 y 98.

42 BC. Junta de Comercio. Legado CXXVIII, 2, 104 (Para D. José Antonio Cabañeras). (BC) Junta de Comercio. Legado CXXVIII, 2, 113 (Para Cammany y Volart).

43 BC. Junta de Comercio. Legajo LVIII, caja 82, nº29 (1834).

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transporte reducido. Además, su precio de venta era elevado haciendo así que fuese un artículo sumamente atractivo para su comercialización en mercados extranjeros. Gertrudis y Feliciana Rabassa, fueron tratantes de principios del XIX, y existe constancia que en una operación que realizaron con América en 1809, ganaron un 252,9% de margen, comprando puntas a 104 y vendiéndolas a 367 libras (Llovet, 2009:154). Asimismo, los productos de este ramo se beneficiaban de estar libres de carga de aduanas cuando eran de producción nacional y su destino era el mercado colonial:44

Blondas ó Blondinas extranjeras de seda, cuyo valor no pase de 5 reales la vara, prohibidas (…) Id. Dichas extranjeras á su salida para Indias por factura y avalúo (…) Id. Dichas españolas á su extracción para Indias libres de derechos… (1797:30. Apartado “Arancel general de los derechos de aduanas).45

Para saber las exportaciones de estos productos a nivel nacional disponemos, para el siglo XIX, de las Estadísticas de Comercio Exterior.46 Existen datos a partir de 1851 y se ha

Para saber las exportaciones de estos productos a nivel nacional disponemos, para el siglo XIX, de las Estadísticas de Comercio Exterior.46 Existen datos a partir de 1851 y se ha