DE U
PERIODICO DE IM'ËRESES MORALES Y MATERIALES.
REDACTADO POR
CD. ^wlíXá
y, "OlXixidí, (D. '^uMt '^eííe/z ^vcm y, (D, jCeoitóo S'. Ç«iíe^o.
SE PUBLICA DOS VECES AL .MES, Y A CADA NUMERO ACOMPAÑAN 16 PAGINAS EN 4.°
DE OBRAS DE LA CIENCIA.
PRECIOS-DE SÜSCRICION.
ALPEtiiómco CON LAS oiîRAS. EllMadrid, por un mes, 3rs., por 1resid. f¡. J5n próvincia.s, portres id. 10. Ul¬
tramary—cstrangero, por unPn afio, 50.
ASOLO EL PERIÓDICO. Eu Madrid,porun mes, 2 reales, por tres id. 5 En provinciaspor tres id., 7. Ultramary eslrangero, por un año, 36.
Cada 8 páginas de las obraspublicadas cuestan á los,
nuevos spscritores medio real.
PUNTOS DE SÜSCRICION.
Eu Madrid: En la Redacción, Plazuelade S. Ildefonso, número 1,cuartocuarto; en la librería de Cuesta ó enla de Bailly-Bailliere, y en la litografia de Mejía, callede Atocha, nüin. 62.=Enprovinciasen casa de los corres¬
ponsalesenlos pnntosen que los hay, ó girando letra
sobre correos á favor del Administrador,encarta franca.
ADVERTENCIA.
La Redacción de este pe-
fTddico
seha trasladado á la
Plazuela de Sàn Ildefonso,
núm. 1, cuarto 4. ®
,á donde
se
dirigirán en adelante todas las eomunieaeiones.
ACTOS
OFICIALES.
Sres. Redactores delÈcòde Veterinaria.
El
Burgo
deOstoa yAIaVo
de 1854.May
señores hiios: Remito á A^V. copia deotra circular mas dada por el muy
digno
Gober¬nador de esta provincia enfavor.de la
ley
y relati¬va á los derechos de los veterinarios.
Espero
de-W.
tengan la bondad de insertaríaen suapreciable periódicopara quetenga la debida publicidad; de loquequedará
agradecido
su atento S. S. Q. B. S. M.:—ElSubdelegado,
L.Escribano,
Boletin oficial de laprovincia de Soria, número 59, miércoles 17 de mayo de i854.==Circular nú¬
mero l57=No
pudiendo
continuar susfunciones los actualesSubdelegados
de veterinaria delos par¬tidos deesta
capital. Agreda,
Almazan y Medinace¬li, cuyos estensos.deberesson
incompatibles
census limitadasatribuciones,porque en virtud dedispo¬
siciones sanitariasvigentesysiendo meros albeita- reis
lierrad^cs,
carecen de. facultades para enten¬der de cúrácionés de animales de todaespecie, es- ccpto encasosdegrave, urgente y absoluta nece¬
sidad, asicomo para intervenir enreconocimientos de enfcrpiedadescontagiosas,,cometidos álosv£le- rinarios de primera clase, y .endefectos de estos y poblaciones
pequeñas áÁós
de segunda, de la cualse han.revalidado
algunos albcitares-herradòres,
enel Iranscurso de seis años que fueron nombra¬
dos los referidos
Subdelegados actuales;
he tenido á biendisponer
y declararvacantes, conpresen¬ciainteriordel reglamento de
Subdelegaciones
de sanidad del Reino de 24 de julio de1848,
yde
conformidadconelparecer de la Juntaprovincial del ramo, las
Subdelegaciones
delos cuatro parti¬dos
indicados,
reservándome compensaroportuna¬
mente los buenos: servicios de los
profesores que las han servido á satisfacción de este Gobierno.
Eii su consecuencialos
Albeitares-herradores
quehapn
obtenido la mencionada revalidación(1)
y aspiren ásubdelegados,
ensurespectivo partido, mepresentarán dentro del
improrogable
término de ocho dias sussolicitudes, acompañadas
del nuevo titulocon que ejerzan su facultad.—Soria 13dé mayode
1854.—Juan ilerrer.REORGANIZACION DE LA
ENSEÑANZA
VETERINARIA.
[Continuación).
Examinado ya, con la brevedad que
exige
elcorto
espacio de
que podemosdisponer,
el Real de¬creto de 15 de FebEcro último en lo que concierne (1) Nohayenla provinciam-isveterinario deprimera clase queel Sr. Escribano. L. R.
EGO.
á la enseñanzaveterinaria, vamoshoy
á
consagraralgunas
líneas
á la parte masinteresante, á la queseocupa
de la práctica civil de
la profesión.Si tendemos una] miradasobre la historia de la Veterinaria en
España,
es seguro que condiScultad podríamos imaginarun espectáculo tan desgarradorcomo el que viene presentando esta desgraciada
facultaden el periodo de
tiempo
transcurrido des¬de la fundación de la Escuela de Madrid.-—No es
ciertamente ahora la ocasión de evocar recuerdos
amarguísimosque se anidanenla mentede muchos veterinarios antiguos y de algunos modernos que han tenido la curiosidad de investigar las vicisitu¬
des por que ha atravesado la Veterinariapatria.
Tampoco
es llegada la hora dellamar ante el tri¬bunalinflexible de la ra'zon y dela conciencia los hombres ylos acontecimientos, ni deremontarse á lascausas remotasde estos, á los móviles positivos
queá los primeros
impulsaran.
No, este es un tra¬bajo grave y penoso, pero liecesario que nos reser¬
vamos para mas adelante y en el cual no tendrá pocoqueaprender la posteridad.
Basta hoy á nuestro propósito recordar que uno de los orígenes
principales
do los males que lamen¬tamosesyha sido la existencia simultánea de dos clases de profesores.
Y enefecto, por regla general, en todaprofesión
asidivididase inicia forzosamente la rivalidad, la intrusioncon todosu cortejo de odios encarniza¬
dos, de ardientesrencores.[Entonces .la diligencia del que aspiraágozar de derechosque no le perte¬
necensorprende por lo común al quedescansa al abrigo de la Ley: esta se ve no solo hollada, sino escarnecida también con groseros
subterfugios:
el quelucha enfavor de sus derechos se ve envueltoen lasdefeccionesen los
amaños,
se cansa al fin ysedeja arrastrar porel torrente.
Complacientes
op¬timistas lehacen hasta
dudar
de la justiciadesucausa..-, los ve cantar las glorias del vencedor, triunfar con su triunfo, engrandecerseengrande¬
ciéndole; y
él,
mísero despojado,llega
á ser el ju¬guete
de algun Proteo facultativo
Y entonces, sucede el desaliento á lasaspiraciones y la cienciaseestaciona, y vence
el
empirismo, y útio revuel¬to vic. etc. etc.
Todos losrasgos
de
cuadro tananárquico
se han ostentado en Veterinaria. Pobre ciencial Desde el establecimiento de laprimera
Escuela se echó el gérmçnde
graves conflictos; y auncuando en 1847 elGobiernoquisodespejar
algo este sombrío ho¬rizonte yse tomaron algunas medidas para mejo¬
rarla situación de la
facultad,
hubo otras cuyo re¬sultado inevitable habiade seraumentar los males que se trataba deremediar. Tales fueron lapróro-
ga para la reválida de albéitares que inundó de
ellos áEspaña y el
establecimiento
deuna nueva clase deprofesores,
los veterinarios dosegunda
clase.Y cuandoera de esperar que las lecciones de la esperiencia harían abolir las Escuelas subalternas y que se las montara de una maneramas en armo•
níacon lasnecesidadesdenuestra agricultura, viene confirmando lasdisposiciones adoptadas en 1847 el
art. 16 uel Real decreto de 15 de febrero de 1854.
El númerodeveterinariosde segunda clase au¬
menta cada dia y esprobable que no se hagan es¬
perar nuevascuestiones, ¡ perpetuando la discordia y sus desastrosas consecuencias en el senode la facultad.
Sí, pues, elsostenercomo subalternaslasEscue¬
las de Córdoba, Zaragoza yLeon, es perjudicial á k enseñanzade la ciencia, á los intereses profesionales
y á los de lanacion, tiempo es ya deque se lasmon¬
te
bajo
otro pié, que selasiguale
enteramente á la de Madrid.No se nos oculta que en laactualidad habrá obs¬
táculosserios que vencer en la
adopción
dela refor¬ma que reclamamos ; pero téngase en cuenta que cada dia íjue pasa crea nuevas dificultades : y pues que es urgente salir de situación tan
preñada
de males ulterioresapliqúese
enérgicos remedios paraprevenirlos.
Semejante medidaseria
ventajosísima
bajo todos conceptos: conduciría á la fusion de clases tan ape¬tecida, con tantamas prontitud, cuanto que los ac¬
tuales veterinariosde segundaclaseno necesitarían venir áMadridparacompletarsusestudios; porella
sedotaría á
España
deprofesores capaces de Iniciarla reforma denuestrovicioso sistema de ganadería
yde cultivo;y, por
último,
de estamanera loscate¬dráticosde dichas Escuelasobtendrían, como mere¬
cen, una retribuciónmas digna de sus servicios yla
consideración científica á que pe han hecho acree¬
dores.
El citado artículo 16del real decretoen cueslion además de confirmar elestablecimientodedos clases de
profesores,
marcaá
unos y otroslas mismasatri¬buciones que les fueron señaladas en 1847, en la cualencontramos inconvenientes no menos graves.
Todos los derechos delos veterinariosdeprime¬
raclase que se refieren á lacria, propagacióny me¬
jora de todos los animales domésticos, asi como al
desempeño
de lasplazas de
visitadores ,inspectores, peritos
ytitulares
delos
pueblos, sonotr.as tantas pre-rogativas absolutamenteilusorias ynominales hasta -eldia. Si alguna de ellas serealiza estan laboriosa¬
mente y
á fuerza
de tantasgestiones como sise tra¬tara deuna gracia;
siendo la
consecuencia de esta falta decumplimiento
enlo mandado que la inmen¬sa
mayoría de
estosprofesores
se veobligada á re¬fugiarseen
el ejército
para procurarsemedios,
bienmezquinos
porcierto,
con quecubrir
susatenciones principales. De
esta manera,reducidos á la condi¬
ción de meros hipiatraspor
la necesidad, privan á
la nación de los servicios mastrascendentales que están en el caso de prestarpor sus conocimientos;
y,como por
otra parle, hay siempre aspirantes nu¬
merosos para
las plazas de mariscales, no se espe-
rimenta en el
ejército la necesidad de dispensarles
mayor
protección.' De esta manera, los veterinarios
quese
establecen
seven en la dura precision de ser
herradores; yhé
aqui
comoel arte de herrar ha lle¬
gado
á constituie la paríc mas importante de los cono¬
cimientos
veterinarios.
Es, pues,
de precision absoluta que los mencio¬
nados derechos lleguen
á
ser unaverdad ; que se proceda al arreglo de partidos á la instalación de las
inspecciones de carnes, paradas y pastos ; que las
prerogativas de los veterinarios de primera clase
cesen deser
disputables
porla adopción de medidas
enérgicasy
decisivas;
queen una palabra se otor¬
gue á
la clase la posición moral y material, los de¬
rechosciviles y
pplíticos
quereclaman su elevado
rango
cienliUco é importancia social. De lo contra¬
rio, osinútil esperar queprogrese,
que se esfuerce
enadquirir
siquiera
unosconocimientos cuya apli¬
cación le está vedada.
De lo contrario, repelimos,
laVeterinaria
española continuará estacionaria, y,
si hace algun
adelanto, será únicamente conducida
áremolquepor
la de otros paises mas afortunados.
Delo contrario, en
fin,
seentregarán á los profeso¬
res atados depiesymanos
á merced de los propie¬
tarios, yestos
retribuirán
susservicios como hasta
aqui;
esdecir, considerándolos científicos como
anejos
á los artísticos
ypagando solo estos.
[Se concluirá.)
^ FOLLETIN.
Una Bizma
Burgo
de O.sma
yMayo 15 de 1854.
Sres. Redactores de
Eu Eco
drlaVeterinaria.
MuySres.
mies; Como VV. saben á qué grado
llega
mi entusiasmo por la Veteidnaria; coiho saben
también, que'aunquenopo^sea
saber, al menos exis¬
teenmí un deseo de
verla caminar hácia el pro¬
greso;como
saben repito, que el acendrado cariño
que
á la ciencia profeso pasa ya de raya, como al¬
gunos se
han atrevido á decir, convirtiéndose en
unamonomanía; no hay que
estrañar,
quesi tengo
la ocasión de hablar con
los hombres, sean estos
los que
quieran, les pregunte ó les diga algo de Ve¬
terinaria,
Veterinarios y •{• albéi tares. Dicho esto,
nadie se
estrañará
tampocode cuanto haga; á nadie
que
lo
sepale chocará, y hay personas, que me co¬
noceny me
aprecian,
quepara agradarme pregun¬
tan por
el estado de la ciencia en los diferentes
puntos
donde viajan.
De todascuantas
preguntas.he hecho
yá las que
casi siempre me
han contestado,
nome han surni-
nislrado materia para
dirigirme á VV. Solo una
contestación muy
reciente (todavía
ns sela ha apli-
KK7XlTIT*OS.
Sres. Redactoresdel Eco de laVeterinaria;
Muy
señores míos: Consiguiente á la invitación
quehacen
Vds.
en sunúm. 31 á los directores y, ca¬
tedráticosdelas Escuelas de
Veteiinaria
, para que secunden sus loables deseo.s enpremiar la aplica¬
cióndelosalumnos, próximos
á concluir
sucarrera,no hemos titubeado enreunirlos el
dia de hoy bajo
mi
presidencia
;advirtiéndoles la libertad en que
estaban deelegir
aquel,
que,á juicio del
mayornú¬
mero, fuese acreedor
á obtener el premio ofrecido
por
'Vds. La votación
seha llevado á cabo con la
formalidad que
requeria el acto entre los 23 discí¬
pulos
matriculados
enel tercer año, y ha sido elegi¬
do por
12
votosdon Manuel Gonzalez y Sanchez,
Mis compañeros y yo
damos á Vds. las gracias
por su
generosidad
yabnegación en bien de la Vete¬
rinaria ypor
el noble estímulo que procuran desar¬
rollar entre susalumnos;y sin
duda lo conseguirán
modificando las condiciones que
hoy tienen esta¬
blecidas.
Soy de
Vds. afectísimo servidor Q. S. M. B.
Córdoba 24 de mayo
de 1854.
EnriqueMartin.
Después
de manifestar nuestro reconocimiento
al Sr. Director, catedráticosy
alumnos déla Escue^-
la deCórdobapor
el decidido
apoyo quehan presta¬
do á nuestras tendencias,espondremos en
esta
oca¬sión con la sinceridad que nos es
peculiar,
que, siendo nuestroúnicoobjetoel
procurar unhonroso
estímulo entrelos colegiales,
premiando al mérito,
acogerianios con
inesplicable gratitud las observa-
cado el clorurode sodio como
antipútrido)
mesu¬ministra la suficiente para
dar
undesahogo á mi
manía.
Un nierinero que
acostumbra cuando
pasapor
esta población
al ir á las dehesas ó al volver, pa¬
rarseá lapuerta
de mi
casa, para queel mancebo
ponga
herraduras ó clavos á las yeguas que del
ronzallleva,
preguntó á dicho mancebo. ¿Dónde es¬
tá el Sr.Veterinario, está
bueno?—Bueno; contestó
el mancebo, pero
está echando la siesta.—Anda,
despiértale
quetraigo
quehablar mucho de Veteri¬
naria Yoque
todavía
noestaba dormido
,apenas
oínombrarVeterinaria, como quecon
Veterinaria
me acuesto y con
Veterinaria
raelevanto, bajé de la
cama y
adelantando el
pasohácia la escalera, vo¬
ceandodije:
quien está ahí?—Señor, dijo el mancébo,
un merinero que
quiereíhablar con V. de lo que le
gusta oir.—Entonces
pregunté yo ¿va á hablar de
Veterinaria?—El mancebo
contestó afirmativa¬
mente.
Todo este tiempo
fué lo suficiente
paraque me
aproximaralo bastante al merinero á que me refie¬
ro.—Me dió una
palmada
enel hombro
y medijo:
Ahorasí... que tengo que
contarle! como he pasado
porLeon
á la ida
yá la vuelta, y como siempre me
habla V. de Veterinaria, siquiera por
decirle algo, pregunté
porla Veterinaria,
yme dijeron al irpara
alia á la dehesa que
aquello estaba
muybueno, que
han
he'·b'^f··àguapara yerrarytodo,
yho sé cuántas
EL ECO
ciones que se
dignen
hacernostodasaquellas perso¬nas que, porsuinstrucciónyesperienciaencuentren susceptiblesde modificación nuestras bases.
LaJtedáccton.
■ Sres.Redactoresdo El Eco dela Veterinaria.
Con indecible placer hemos leido todo lo que acerca de la Sociedadde medicina veterinaria lleva-! VV. di¬
cho,así como los artículos que muchos de nuestroscom¬
profesores han dado á luz sobre elmismo objeto. Pocos serán ála verdadlos veterinarios queno ansienuna con¬
ciliación entre dicha Sociedad yla proyectada Academia veterinaria española;pero creemos, como otrosmuchos, queesimposiblellegará tanfeliz resultado,en laníoque la primera figure como instalada. Los acontecimientos probaránla verdaddenuestro aserto.
Estamos, pues, en untodo conformes conlos deseos manifestados por esaRedacción en suúltimosuplemento, y muyparticularmenteconeldequelascosas vuelvanal sery estado que teníanantes depublicados losEstatu¬
tosde la indicadaSociedad,
Sigan VV., Sres. Redactores, dando las pruebas de
abnegación yentusiasmo que hasta aquí en favor de la
desgraciadaVeterinariaespañola, y cuenten siempre con lagratitudy afecto desusinvariables amigos:
Jai.ué Bargalló.—Gabriei. Martorell.
Palma 14de Mayo de I8a4.
Sres. Redactores de jBí Eco de la Veterinaria.
llace tiempo queconindecible entusiasmo surgia por la mente de los Veterinariosla idea feliz deasociación;
cadacualen suesfera social se lamentabade esafalta de armonía, deesa disgregación entre partes que debieran
cosas: quehabíaunjovenqueerael
dirigidor
y ámas otros tres,pero todos todosjóvenes..—¿Y
no me di¬ceV.mas
queeso?puessiento queme
haya
molestadoqueyajo sabia antesdeconcluirmide V. Sr.,me contestó; no tenga tantacarrera,—Aguar¬priesa.. Creo que para darle á V. gusto senecesita cucomenzar á decir porlo último y concluir por io primero.—A los que estaraos en
antecedentes,
al grano y nadamas, al grano: vamos diga
V.—Que
como digo,cuando pasépor Leonrae dijeron
haljia un.dirigidor
de la -^Varaos,
hombre, concluya;
eso ya lo sé.—Pues no se enfade maistro, concluiré. En una pa¬
labraSr.,hanechadouna bizmaalcolegio.—V.quie¬
re burlarse; le contesté, ^pues
qué hay
necesidadde ponerbizmasá losedificios?querrá
V. decirquéhan echadounremiendo, ó que están revocandosu fa¬chada, ó que enel colegio han echado una bizma...
ágoalguná V.borrico—.No señor,que han echado unanada debizmaeso; queal
colegio.
le di¬—Hombre,
porDios,
no vengaáincomodarme ¿quiere probar áqué
gradollega
mi paciencia Cachazamaistro,
nohay
queincomodarse;
esque como aho¬raal venir pa cáme
dijeron
en-Leon que iba á irundirigidor
que llamanBiznia,
por esoledecía queha¬bían echado una bizma alcolegio de Veterinaria.
Concluyó
el uiáncebo de herrar las yeguas deldiestro llevaba el merinero: nosdespedimos,
quey yo enria quetodo pensédecía elbuen pastor.menos en la bizma de la Veterina¬constituir untodo perfectoy sinembargo, unafría indi¬
ferencia ahogabatan gratas aspiraciones: esavergonzosa apatíatan generalizadapordesgracia en nuestraclase te¬
nia embriagados losánimos yno permitía dar libertada,
tan fecundas pensamientos.
Afortunadamente el autor anónimo de la memoria pu¬
blicada en El Eco, con unaabnegación digna detodo elo¬
gio, con un interés quele hará memorable enlos fastos dela ciencia, ha sabido despertarnosdeeseestado letár¬
gico y anteponieniiola actividad á la inacción, el celo á la neutralidad, por do quier que dirijamos nuestra aten¬
ción hoy no se oye masquela voz consoladora de Aca¬
dèmia. Prosigue digno compañero por la senda delpro¬
greso quehas trazado parala ciencia y no dudes queen pos de tí marcharántodos tus comprofesores á ofrecerte
su cooperación, á ayudarte con suapoyo.
Los que suscriben, amantes de todo cuanto pueda contribuir al realce de nuestra abyecta ciencia, no pue¬
denmenosde abrazarconentusiasmounpensamientotan
gigantesco quetantos beneficios debereportarnos. Apre¬
surémonos todosá ofrecernuestrasinceraadhesion,coad¬
yuvemos con nuestros débiles esfuerzos y no haremos
mas quecumplir con unode nuestros mas sagrados de¬
beros.
No queremos terminar estas breves líneas sindirigir
dos palabras á losautores dela naciente Sociedad de Me¬
dicinaVeterinariadeEspaña. Hasta ahora hemos perma¬
necido ensilencioá sus invitacionesporque veíamos que
as bases bajo lascualesquería instalarseno seadaptaban completamente á nuestros deseos; somos francos. Llega¬
mos á prever las desagradables escenas que acaban de
suceder y antes deemitir nuestra opinion en negocio de
tanta trascendencia esperábamos el voto decensura de nuestros mis aventajados comprofesores. Hoy vemoscon
singular agrado el primer paso de conciliación que aca¬
bade darse por los Señoresque forman la Junta Consul¬
tiva, único medio delograrel finá que todos aspiramos.
Una tarde,
desocupado
ya de mis principales atenciones, entréeueldespacho
árepasar unodelos libros que en la EscuelaSuperior
mehaservido de testo; loverifiqué;
este libro era lafisiología
dada por D. NicolásCasas.Corno acostumbro á tomarunlibro y leer donde
primero
se presenta; dió la ca¬sualidad abrirleal fólio 209 donde selee en letras
mayúsculas
«DYGESTYON » Esta palabra rae hizo recordar que hace dos años hubouna ojiosicion álaprimera
cátedra de í.^on, y que uno de los lemas erasobre io comprendido en la palabra escrita conmayúsculas Recordé también que hubo un
jóven que"
se lució estremadanienteen esta cuestión cien¬tífica; pero no recordaba como se llamaba;
creí que el Boletín de Veterinaria lo diria á la fecha próxima posterior de. cuandose verificó; y no pude encon¬
trar el resultado de aquella oposición. No sé si di-- cho Boletín lo haría por malicia ó vergüenza
(así
dicen ioscuras al
principio
delaconfesión).
Por es¬to recurríà mi mentey enella nombré unaporcinn de apellidos; la Rosa, Iribarren, Candalero ó Cah- marero; recordaba deotro queacababa en ma, pero aunque lo tenia en el
pico
de lalengua no lepro¬nunciaba; viniendo áparar que el agraciado fué un tal Giménez
Camat;ero.
Verdaderamente que no pu¬do hacerse cosa masjusta, como el periódico decia.
Hasta losbancos, si hubiesentenido la facultad de hablar, hubieradado el voto à su favor. No
juzga¬
ron asi deotros, ópor lomenos
(y mi
juicio noval-Que ' sea|, pues, el raovil de nuestras acciones el inte rés delacienciayunámonos todosconindisolubleslazos de fraternidad.
Dígnense VV. Señores Redactores, insertaren las columnasde suapreciable periódico la espresion fiel de los sentimientosqueanimaná SS. AA. CG.
Juan Oriego.
Serilla 18deMayo 1854.
MelitonGolorailo.—.\ntonioIsla.—Francisco Moles.—
Marcelino Balza.—Luciano Gutierrez,
Sres. RedactoresdelEco dela p^eterinaria.
MuySres. nuestros: cuando la clase entera se agita
enlapalpitante cuestión deAcademia, nos creemos en el deber de emitirnuestro voto francamente, guiados por el mas cordialamor á nuestra ciencia.
Eú presencia, pues, de todo lo que acercadel asunto
seha escrito ydélos datos que hemos podido adquirir, hemos dediuido quetodoacuerdo entrela Academia F"e- terinaria Española(queesla favorecida con los sufra¬
gios del mayornúmero de Veterinarios), yla Sociedad
de medicina Veterinaria de España, no puede ser fe¬
cundo para la ciencia nidecorosoparalosquela ejercen,
en tanto que nosetome por punto departida las indica¬
ciones hechaspor esaRedacción enel suplemento al nú¬
mero 32 de El Eco.
Y persuadidos deesto, hemos acordado manifestarlo asialpúblicoensuapreciable periódico. Conestemotivo, reciban VV. la espresion mas sincera del aprecio y adhesión de sus S. S. Q. B. S. M.
Madrid 27 deMayo de 1854,—José Gomez deSegura
—Garlos Perez.—José Maria Hidalgo.—José Lerroui y Lara.—Francisco Rodriguez.—JoséBedia.—Felipe Soto.
ai——a—BB»——a
ga)
yo no lojuzgué;
bienque no me creo consufi¬ciencia para juzgar.deun acto tan respetable. Pero
como soy curioso (aunque esa lo
contrario),
toménota deaquello que mas resaltaba, tanto por pare-
cermebuenocomo por pareccrme malo...muy ma¬
lo. Por
desgracia,
aquellos papeles se me estravia- ron, y solo en unlibrorancio tuve el gusto de ver un pedazoque me servia deregistro,en el cual ha¬bla
tiguradâs
algunas letras: en unpequeño
grupo deéstasselela una P., puntos suspensivos, una m y inia a ydebajo
do csle grupo estaba escrito unestribillo de la antigua jota estudiantina, que todo terminaba porRe-Mal.
Cinco días llevo pensando sobre este
pequeño
trozo depapel, y su claro resultado no he podido deslindar. EAa manía por deslindar el significado
líelas dos consonantes, los puntos y la vocal, me tiene trastornado; tanto, que cuando vinede esaEs¬
cuela yasaben llevaba sobre mi cabeza poco pelo y
en estos días he perdido el poco que
poseía.
Ahoraya no me queda otro sentimiento que vivir conesta duda; sinembargo, visto lo inútil de mi persisten¬
cia, trato do alejar de mí semejante manía.
Como nuncami cerebro está tranquilo, comósin dudaesmi
signo
el dedespuntar
por lo maniático, sin querer, esto es, sinpensar, volví á acordarme delraerinero. Con mas entusiasmo discurria yo so¬bro labizma (dió la casualidad en aquel momento quehaciapoco hablabizmadolosfrontales, resguar-
Sres. Redactores delEcodelaVeterin.vria.
Muy Sres. mios; Poco acostumbrado á escritñr parael público, habla resuelto esperar
tranquila¬
mente el resultado de las cuestiones
académicasque
con tanta entereza ventilan Yds. Pero
despues
lievisto que eraindispensableque cadacual digasu pa¬
recer, yallá va el mió espresado con toda la conci¬
sion posible.
Creo, como Yds. y muchos de mis comprofeso¬
res, que la comisión administrativa de la Sociedad deMedicina Veterinaria de
España
debecarabiarsu títulopor el de Comisión Consultiva, encargada de redactar unos nuevos estatutos. Que dichaSociedad debe considerarse como no instalada. Y que, jior último, lascosas deben volver al estado que teníanantesde
publicarse
los Estatutos del Boletín.Solo asi esposible, enmiconcepto , que tengan solución estas cuestiones. De lo contrario no la veo
fácil.
Entretanto, Sres. Redactores,felicita áYds. por todo su amigoy S. S. Q. B.S. M.
Pedbo Martínez AngüianO:
Málaga 20 demayo de 1854 (1).
Benavente27 de
Mayo
de 1854.Señoresredactores de El, Eco de la Yeteriííaria.
Muy
Sres. nuestros: losprofesores veterinarios de primera clase que suscriben, tienenel honor de hacerles presentecuán agradable les ha sido el verque muchos individuos de la misma se han apresú¬
ralo á unir susvotos, y espresar estánacordes con
susideas y lasd;l
digno
catedrático D. José Mari*(1)
Encartas que tenemosá la vistase nosautoriza para manifestarpúblicamente
que abundan en las ideas emitidas por nosotros respecto de la Acade¬mia, los veterinarios de primera clase D. Manuel Sanchez MorenoyD.
Gregorio
García Galindo.do del cerebro de un
borrico),
y no sabia ó no po¬dia decir si esta bizmasehabia echado alcolegio de Veterinariade Leon ó algun borrico del colegio, ó que en él se esperaba. Mas tranquiloya en ladecíi- naeion do mimania,y escribiendo estas líneas, co¬
mo quiera quesoy algo alborotadopara escribir, ea vez de persistir enla palebra bizma hice una e an¬
tes de la z.Al di.i
siguiente,
fechaen que concluyóel material dado porel merinero, repasé lo quehabia
escrito en aqñeilos momentos de triste situación.
Mucho de lo escrito no podia leer ni la pluma que servia deinstrumento
(ya
sevé ¿cómoha de leerun cuerpoinerte?);
peroloque mejorseentendra éralo quesin quererescribirfiguré
euelpapel; la e antes de las de lapalalna bizma.Eran las doce de la noche, y ya no existían en
mi mentelas tres consonantes y dos vocales solas;
sino para que pudieranestossignosrecibir elsacra¬
mento del matrimonio arreglado á la monogamia, existíansí tresvocales ytres consonantes. Esta pa¬
labra, compuesta á trompicones, me daba masque pensar; lamaníaiba enaumento. Volví á leer y re¬
leer libros;hallé porfinen el folio 45 del Boletín de Veterinaria un
apellido
que al leerse se confundiacon elnombre que yo por casualidad habiaescrito y queconstituia el foco de mimanía. Eralapalabra
Viedma.jBravo! dije entonces; yacompréndelo que
me quería decir el merinero: sin dudaes que alse¬
ñor deViedma lehan dado el nombramiento de al-
94
Muñoz para la
creación de la Academia Veterinaria
Española;
yhallándonos poseídos de iguales senti¬
mientos, ydeseosos
de
que selleve á cabo tan gran¬
de y
sublime pensamiento (que tanta .honra hace á
sus autores) les
manifestamos desde luego pueden
contarcon nosotrospara
el indicado fin, lo mismo
quepara
todo aquello
quetienda al engrandecimien¬
tode la cienciaque
profesamos.
Quedan suyos sus
afectísimos S. S. Q. B. S. M.
Millín ArtDRESY
Cyrrera.—Carlos Ff.rnawdez.
PATOLOGIA Y TERAPEUTICA*
OBSEUVACIOSES HEFEHENTES Á las IIEniDAS ARTICULARES
Ó
SEA DE LAS 31EMRBAKAS SIKQA'IALES.
Lasliori^ias de las siuoviales, con razón
reputadas de
mucha gravedad, son
de aquella clase de enfermedades
que, con harta
frecuencia dan sobrado que entender al
quirúrgico
veterinario,
yde las'que, á pesar de los bieu
dirigidos esfuerzos y
do los planes curativos mas racio¬
nalmenteempleados,nopuede
obtenerse
unleliz resulta-
' do, una completavictoria,
comprometiendo á cada
pasola
reputaciónfacultativa de
profesores iiitejigentes y aveza¬
dosála observaciüuycuracloude tan
perniciosas dolen¬
cias, que enciertos paises,
porla naturaleza
ysuperficie
desu terreno, sehace precisoquelos
veterinarios
enellos
establecidoslas estudien deteniday
particularmente,
pot¬ser estasleccionesdel númerode las que continuamente
sepresentan cula práctica, puesto que no
conociéndolas
afondo o descuidándolá.-i, suelenserla causa del descré¬
dito facultativo. Poreso;impulsadosdel deseo
de
serúti¬
les ánuestros comprofesores, si algonuevo
hemos hecho
ó corroboradoaserciones deotros, emprendimoseste tra¬
bajocontantomasgusto, cuanto que
consideramos
ver re¬producidos nuestros ensayos con
igual ó mas feliz é.vito,
yllenadopor
consiguiente
unodé tanto.? vacíos como exis¬
ten en nuestroscuadros
patoiúgico-terapéutlcos.
guna
cátedra
enel colegio de Veterinaria de Leon;
y
ó
sea como esde
masedad'
queel catedrático que
inauguró enaquel la enseñanza
y poresto le reco¬
nozcancomo directorlos ignorantes
(los pastores)
equiparandoá las facultades
qneseconceden à cada
gobierno doméstico
en quesiempre suele mandar el
que es mas
viejo; ó
sea quele hayan dado el honroso
cargo de
director
por susméritos
comoremonto ó
remontista; ello es queya noes
la bizma lo
queel
mcrinero mequcria
decir,
aunqueasi lo decia, sino
que escosa
referente al Sr. de Vicdma.
Asipienso unasveces; poro
otras
meobjeto á si
mismo,¿Cómo puede ser
quitar el derecho moral
yderechobienadquiridoque
está
enrelación de la prác¬
ticaJiaslahoy
observada
porel Gobierno de S. ,M.,
conmuchamas razónpuesto que
él primer catedrá¬
tico lía servido la plaza de
director dos años
comomeritorio ysin
retribución.alguna? Vaya
quemí
ca¬bezano está para
discurrii
; voyá
versi la tranqui¬
lizo diciéndolaunpiropo.
No pienses sobro esto
ca¬beza
inia,^
que nopuede
ser: yasabes
queel primer
catedráiico hadebido trabajar
much
opara poner en práctica unaenseñanza
acasomejor
quela
quete
suminiftraronenla EscuelaSuperior;
él
queha
es-pcrimentado desmesurados desvelos por encargarse deasigaatuiasque no le
corrcspoudian
cernocate¬
drático y si como
jefe:
y porúltimo,
esel primer
catedrático, el'mas antiguo, elque
ganó
sudestino
«D rigorosa oposición, al que le pertenece por
la
Todas lasarticulaciones de los miembros, asítorácicos
comopelvianos, puedensufiir ciertas
enfermedades
que, segúnlos tejidosque acometany agentesquelas desarro¬
llen, sehacenmasó menos temibles, masó menospeli¬
grosas,
permitiendo
sercuradas
con masó
menosdificul¬
tad,ydejaró no sellos desu
existencia
enla. articulacíoa
quehaestado enferma.
Tales
ron,entre otrasmuchas, las
heridas de las articulaciones,ó hablan lo con maspropie¬
dad, la solución decontinuidad do lasmembranas sinovia-
Ies enparte ó entodo su espesor;siendo en esto
último
casolas masgraves y dañosas, yde lascnalésme ocupa¬
réalguntantorefiriendo al efecto, de entre
las muchas
queheobservado, algunas quehan llamado muy
particular¬
mente mi atención.
Ante todas cosaspasaré á hacer unapequeña
reseña
de ladiferencia queexisteentre las
heridas sinoviales,
ex¬tra-articulares, éintra-articulares tal como lacomprendo, diciendoademásalgo de la complicación mas
temible
que puede acompañar á estaslesiones orgánicas
ymodo de
atacarlas.
Repetidas Veces sucede que un cuerpo punzante
ó
cortanteatraviésalas capasdetejnlos que cubren una ar¬
ticulación hastatocaralguna queotra vez someramente en.la superficie esterna delasinovial.
En
este caso,nótase
almomento ó al cabo depocotiemposalida de algunacan¬
tidadde sinovia,que suele dimanarde las
bolsas sinovia-
Ies de los ligamenlis y tendones, ó
bien de las bolsilas
sinoviales extra-articularesquo algunas
membranas ofre¬
cen. Este síntoma parecedeberlaser el único patogno- mónicoparadistinguir la herida
extra-sinovial de la intra-
sinovial, siendoen esta última el masconstante y seguro paradarla á conocer; peromuchas veces,tanto en una co¬
mo enotra,hay siempre salida de sinovia; y enestecaso el diagnósticose presentaá los ojos
del observador
mas dificailoso,teniendo entonces queapelar á la esploracionde otrasseñales que, hasta cierto punto,
las distinguen:
«MaaanMaMaataBMWBiMn»—«naa————»
práctica
de
tantosaños
comoexistencia
cuentala
Veterinai'ia; y que
ésta
parecedebe haberse
conver¬tido en unaley
inviolable. Sobre todo tranquilízale;
porque
el Sr. de Viedina
nodebe
ser una cosatan...
tan tan.... sino tan tan porqno
hace
dosaños no le
quisieron
paracatedrático;
y porfin,
porque
el justo tributo á la juventud estudiosa
pa¬rael adelanto de lasciencias y
el
progresode la enseñanza,
no parece debesereste.Aun hay
otracosa rnas; el Sr. Viedina no debe ser ya muy atre¬
vido para las
oposiciones,
y enprueba de esto
queno tuvimds
^el gusto de verle
enlas
quese veri¬
ficaron el año último; áno sor que
necesitara el
tiempo paraescribir disertaciones ai pié de la le¬
tra!....
Sosiégate
cabeza mía,
que ya nosdesengañará
El Eco(leía Veterinaria; éste quemerece
el epíteto
que posee #01110
defensor de la clase;
ysi
nolo sabe,
insertará lo que decimos, para que nos
lo diga algu-
n ) quecSlé
próximo
á Leon y vealas
cosasde
cer¬ca.Unos ú otrosnos descifrarán el enigmaque
dijo
elmeriiiero, y solo necesitamos
paciencia
para es¬perar una
contestación
querecibiremos inserta en
el
periódico.
Sin mas, Sres. Redactores,
qneda de Vds. el
ve¬terinario que es
Lucido por su
nombre, pleitista
comoEscri¬
bano y