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El síndrome del burnout

El síndrome del burnout se puede traducir al español como síndrome de

“quemarse”, y más coloquialmente como “tronar” “quebrarse” o “poncharse” en el trabajo.

De acuerdo con Gil-Monte y Peiró (1997:13), los primeros estudios sobre el síndrome del burnout se ubican en 1974, a partir de los trabajos de Freudenberguer en los Estados Unidos de América.

Herbert Freudenberguer notó que un grupo de personas entusiastas y dinámicas que trabajaron en tareas de desintoxicación tuvieron tiempo después cambios en sus conductas y se mostraban fatigadas y apáticas.

Con el síndrome de “quemarse” en el trabajo se alude a la experiencia de agotamiento, decepción y pérdida de interés por la actividad laboral que surge en los profesionales que trabajan en contacto directo con personas en la prestación de servicios.

El concepto de “quemarse” en el trabajo, según Gil-Monte y Peiró (1997). se utiliza para:

49 PÉREZ Toledo, Miguel Ángel. (1992). Stress: Vida o muerte. Cómo controlarlo. 2ª. ed.

Carisma ediciones. México. p. 73.

“explicar el proceso de deterioro en los cuidados y atención profesional a los usuarios de las organizaciones de servicios (organizaciones de voluntariado, sanitarias, de servicios sociales, educativas, etc.)”. 50

De acuerdo con Gil y Peiró (1997) el síndrome de “quemarse” en el trabajo se produce como:

“una respuesta al estrés laboral crónico integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja (actitudes de despersonalización) y hacia el propio rol profesional (falta de realización personal en el trabajo), así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado (Maslach y Jackson, 1981). Esta respuesta ocurre con frecuencia en los profesionales de las organizaciones de servicios (médicos, maestros, funcionarios de prisiones, policías, trabajadores sociales, etc.) que trabajan en contacto directo con los usuarios de tales organizaciones (pacientes, alumnos, presos, indigentes, etc.)”.51

El proceso de deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de las y los educadores también se ve reflejado en el cine. No es casual que en las películas que han surgido en las últimas décadas aparezca la imagen del docente desencantado.

Armando Meixueiro Hernández y Gloria B. De la Garza Solís (2000:29-38) proponen cuatro categorías de la figura docente en el cine: dos que aparecen casi simultáneamente en la década de los treinta y cuarenta, y otras dos que arriban al escenario en los ochenta, también de manera simultánea.

Las figuras docentes en el cine a las que se refieren los autores citados son:

El docente castrante, que aparece en las películas como Cero en conducta, de Jean Vigo (Francia, 1993); Los 400 golpes, de Truffaut (Francia, 1959); y en cintas más recientes como: Pink Floyd, the Wall, de Parker (G. B., 1982);

Matilda, de Danny De Vito (E. U., 1996) y Locuras de muchachos (Suecia, 1996).

50 GIL-Monte, Pedro y PEIRÓ, José Ma. (1997). Desgaste psíquico en el trabajo: el síndrome de quemarse. Madrid. Síntesis. p. 13.

51 Ídem.

El docente apóstol, que se representa en filmes como: Río Escondido, del

“Indio” Fernández (México, 1947); Semilla de maldad, de Brooks (E. U.,1955) y Simitrio, de Gómez Muriel (México, 1960); Al maestro con cariño, de Clavell (G.

B., 1967). Otros filmes más recientes son: Apóyate en mí, de Avildsen (E.U., 1989), Mentes peligrosas, de Smith (E. U., 1995) y Matilda (E.U., 1996).

El docente crítico, que se puede ver en las películas Con ganas de triunfar, de Menéndez (EU., 1987); La sociedad de los poetas muertos, de Weir (E.U., 1989); Mente indomable, de Gus Van Sant (E.U., 1997); Patch Adams, de Tom Shadyac (E.U., 1998); Sarafina, el sonido de la libertad, de Darle J. Roodt (Sudáfrica, 1992) y Triunfo a la vida, de Herek (E.U., 1995).

El docente desencantado (en la era del vacío) se representa en las películas La historia oficial, de Argentina y Luis Puenzo (Argentina, 1985); Dulce Emma, de István Szabó (Hungría, 1992) y La belleza de las cosas, de Bo Widerberg (Suecia, 1995).

De acuerdo con Meixueiro y De La Garza (2000), en la figura del docente desencantado:

“(...) se encuentra el maestro que después de vivir múltiples dificultades en su profesión, pierde la fe en la educación y la enseñanza”.52

“(...) deserta de la escuela, en forma real o simbólica, porque deja de creer en lo que hace. Cuando renuncia a la enseñanza lo hace con amargura, porque no tiene voluntad para seguir luchando. Si continúa dando clases, se vuelve indiferente y frío con los alumnos, enseña con desgano, se expresa de manera despectiva acerca de los colegas y las autoridades escolares, pero se somete a la inercia institucional”.53

Como se mencionó anteriormente, una película en la que se ilustra la imagen del docente desencantado es Dulce Emma. De acuerdo con Meixueiro y Ramírez (2000):

52 MEIXUEIRO Hernández, Armando y DE LA GARZA Solís, Gloria B. “La figura docente en el cine”, en: MEIXUEIRO Hernández, Armando y RAMÍREZ Beltrán Rafael Tonatiuh. (Coord).

(2000). Educación y cine: Maestra vida. Ediciones Taller Abierto/Universidad Pedagógica Nacional/Centro de Estudios Superiores en Educación. México. p. 35.

53

“Dulce Emma de István Szabó (Hungría, 1992) es una cinta que muestra agriamente el desencanto en la docencia: Emma es una profesora de ruso en Budapest, vive con muchas carencias en una pensión de maestros con su amiga Bobe, y sufre los cambios generados por la caída del socialismo. Las dificultades que enfrenta son innumerables: cambios de los programas, indiferencia y apatía de los alumnos, abusos de autoridad, pobreza, falta de recursos, etcétera. (...) La profesora Emma va desertando de la educación, mientras que su amiga Bobe acaba prostituyéndose. La escena del sueño en el que la protagonista va cayendo por un risco, rodando desnuda y golpeándose sin control, es una terrible metáfora de su vida”. 54

Tenochtitlan Lucina Salcido Ríos (2001), describe así los cambios que sufrió la Dulce Emma:

“(...) inicialmente dulce, posteriormente desconcertada y finalmente decepcionada y fracasada (...)”.55

Como se puede apreciar, en la película se observa el proceso de deterioro que sufre la maestra Emma, quien pasa de la dulzura de sus primeros años de trabajo al desconcierto ante los vertiginosos cambios sociales, económicos y políticos, la creciente proletarización docente, la falta de apoyo de las autoridades educativas, la decepción, la sensación de impotencia y fracaso, como rasgos del burnout que en este caso tiene un desenlace fatídico.

Las repercusiones de las condiciones de vida y de trabajo en la salud no sólo afecta a las y los docentes de educación básica, también influye en el deterioro de la salud de las y los investigadores de educación superior que se supone tienen mayores ingresos económicos y un mejor estatus profesional, sobre todo quienes están inscritos en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Hugo Aboites, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco (UAM-Xochimilco) de la ciudad de México, Distrito Federal, publicó un artículo periodístico titulado “Estrés e investigación. ¿Vale la pena arriesgar la salud por la productividad científica?” y en él escribe lo siguiente:

“Hace unos días en la UAM corrió rápidamente la noticia de que un compañero académico como nosotros (de edad madura, estresado y

54 MEIXUEIRO Hernández Armando y RAMÍREZ Beltrán, Rafael Tonatiuh (coordinadores).

(2000) Educación y cin: Maestra Vida. Ediciones Taller Abierto/Universidad Pedagógica Nacional/Centro de Estudios Superiores en Educación. México. pp. 36-37.

55 SALCIDO RÍOS, Tenochtitlan Lucina. “Dulce Emma”. Ciclo El maestro en el cine de los noventa. 18 de mayo al 19 de junio de 2001. Universidad Pedagógica Nacional. México. p. 11.

participante en los programas de estímulo) había sufrido un infarto en su oficina. No es la primera vez que ocurre y los huecos de los que se están yendo son cada vez más numerosos”. 56

Aboites (2001) también hace referencia a una tesis de maestría en ciencias de la salud en el trabajo de la UAM-Xochimilco, elaborada por Margarita Vázquez Fernández de Lara, en 1999, que se titula “Daños a la salud asociados a los programas de estímulos académicos del colegio de postgraduados en ciencias agrícolas”. De acuerdo con tal estudio:

“(...) 80 por ciento de la población estudiada (124 de 156 investigadores) participa en el SNI o en los programas institucionales, y la gran mayoría (94 de los 156 casos) participa en ambos programas ¿Qué ocurre con la salud?

“Los datos son verdaderamente impresionantes. De la población estudiada, una tasa de 41 de cada cien (es decir, casi uno de cada dos investigadores) sufre de trastornos psicosomáticos, conocidos como estrechamente relacionados con las tensiones del quehacer académico (migraña, cefalea tensional, síndrome ácido péptico y enfermedad isquémica del corazón. Por otro lado, los trastornos mentales (irritabilidad, ansiedad, depresión, trastornos del sueño) aparecen también prácticamente en uno de cada dos investigadores (40 de 100). Otras enfermedades, tales como la insuficiencia vascular periférica (várices y hemorroides) resultado de un trabajo eminentemente sedentario, fatiga crónica y padecimientos dorso lumbares muestran tasas más bajas, pero nada despreciables, ya que implican que uno de cada cuatro trabajadores académicos sufre de alguno de estos trastornos”.57

Hugo Aboites (2001) termina su artículo haciendo una serie de preguntas:

“Desde el punto de vista ético y de estricta justicia laboral ¿cabe exigir un costo tan elevado en salud, relaciones familiares, calidad de vida y decesos prematuros a cambio de un aumento discutible o muy probablemente marginal en la productividad científica nacional? ¿se vale el cambalache de salud por productividad? ¿qué va a ocurrir en el futuro con una planta de investigadores crecientemente enferma?58

56 ABOITES, Hugo. “estrés e investigación. ¿Vale la pena arriesgar la salud por la productividad científica? Periódico La Jornada. México, 14 de mayo de 2001. Sección Lunes en la Ciencia.

Número 176. p. 2, 2ª. Col.

57 Ídem.

58 Ídem.

Como se pueda advertir, el estrés docente afecta a las y los educadores, en mayor o menor medida, independientemente del nivel en que se ubiquen, de ahí la importancia de realizar estudios sobre este tema.