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La aportación de Bernardino Ramazzini en el estudio de la relación

1.2 El riesgo de enseñar...38 1.3 El malestar docente. ...42 1.4 La fobia escolar en las y los docentes. ...45 1.5 La culpabilidad en las y los docentes. ...47 1.6 El estrés. ...50 1.7 Estresores laborales...67 1.8 El estrés docente. ...70 1.9 El karoshi...73 1.10 El síndrome del burnout...74 1.11 Perspectivas en el estudio del síndrome del maestro “quemado”. ...79 1.12 Importancia del trabajo grupal para favorecer la reflexión sobre el malestar

docente en las y los educadores de personas jóvenes y adultas...79

"Es bonito ponerse el traje de Supermán o de La Mujer Maravilla, es muy gratificante para el narcisismo, pero es muy pesado, es muy frustrante no saber cómo resolver todos los problemas que ocurren en el salón de clases, es muy angustiante".

(Profesora de educación primaria que participó en el Taller introductorio al trabajo grupal, impartido en la UPN-Ajusco, de México, D. F., en 1992).

n el presente capítulo se hace una aproximación al tema del malestar docente, se explica en qué consiste, cuándo empezó a estudiarse, dónde se han realizado investigaciones sobre el mismo, cuáles son sus causas, sus manifestaciones, sus consecuencias y las posibles alternativas para disminuir sus efectos; asimismo, se explica por qué el trabajo docente pone en riesgo la salud de las y los educadores, qué es el estrés, cuál es la diferencia entre el eustrés y el distrés, cuáles son algunas de las consecuencias del estrés laboral crónico, entre ellas el fatal karoshi, y el síndrome del burnout o “quemarse” en el trabajo.

Desde la década de los ochenta se ha realizado una serie de investigaciones en distintos países, principalmente con docentes de educación básica, que han dado lugar a una amplia literatura sobre el tema del malestar docente; no obstante su importancia, en México las investigaciones sobre el particular son casi inexistentes y en el caso del malestar docente en educadores de personas jóvenes y adultas al parecer aún no hay trabajos de investigación concluidos y/o publicados. Ante esta situación, son bienvenidos los esfuerzos que hagamos sobre esta problemática quienes laboramos en el campo de la educación de las personas jóvenes y adultas. En tal virtud, considero que cobra singular interés el presente estudio que versa sobre la importancia del trabajo grupal como una estrategia para favorecer la reflexión sobre el malestar docente en las y los educadores de personas jóvenes y adultas.

E

1.1 La aportación de Bernardino Ramazzini en el estudio de la relación entre salud y trabajo.

El interés por estudiar la relación entre salud y trabajo no es reciente, el primer estudio sistemático en torno a la simbiosis entre salud y trabajo fue el realizado desde hace trescientos años por Bernardino Ramazzini*, el fundador de la medicina laboral, en la pequeña ciudad europea de Modena (Italia). Entre las consecuencias de las aportaciones del médico italiano está la inclusión del derecho a la salud de los trabajadores en la legislación a nivel mundial.

En México, como un homenaje a Bernardini Ramazzini, se editó, en el año 2000, con motivo del tricentenario de la aparición de su obra cumbre en el tema, su libro “Las enfermedades de los trabajadores. De morbis artifum diatriba”. En dicha edición Jesús Kumate (2000) escribió lo siguiente:

“Como Ramazzini no era un médico esclavo de dogmas o doctrinas sino un observador agudo y sensible a los problemas de los enfermos su libro describe las experiencias a la cabecera de sus pacientes: el lugar de trabajo de más de 50 oficios/profesiones (...). Relata que intrigado por la rapidez con que procedía un plomero para destapar el drenaje de su casa, se enteró que sus colegas padecían de enrojecimiento conjuntival intenso que en ocasiones llevaba a la ceguera, atribuible a las emanaciones irritantes de los desechos humanos.

* BERNARDINO RAMAZZINI (1633-1714).

“(...) nace en Capri, en una familia acomodada, el 4 de octubre de 1633, en el mismo año en que la Santa Inquisición condena a Galileo Galilei obligándolo a que abjurara de sus concepciones filosóficas y científicas (23 de junio de 1633). Después de haber comenzado sus estudios en la escuela jesuita de su provincia natal, estudia latín y griego y, a los 19 años, se traslada a Parma en donde continúa por tres años su curso de filosofía y luego de medicina. El 21 de febrero de 1659, a los 26 años, obtiene el reconocimiento doctoral en ambas disciplinas (...). En el año de 1671, a los 38 años, por solicitud del príncipe Alejandro del Este y de otros notables, se establece en Modena. Su fama se acrecienta y se manifiesta en sus confrontaciones con otros médicos (...) Durante los dieciocho años de actividad en la facultad de medicina de Modena su fama de médico, estudioso, profesor y escritor va creciendo en Italia y en el resto de Europa (...). En 1700, a los 67 años, el Senado Veneto lo llama a la segunda cátedra de medicina práctica de la Universidad de Padua. (...) El periodo paduano, no obstante la edad ya avanzada de Ramazzini, continúa siendo fecundo ya sea porque mantiene la actividad didáctica, o porque mantiene la producción científica. (...) El estado de salud de Ramazzini desde algunos años atrás venía empeorando. Tenía alteraciones cardiacas y la vista ya era muy reducida. Continúa en la enseñanza y, mientras él mismo estaba por retirarse de la universidad, muere, a los 81 años, el 5 de noviembre de 1714”. (Fuente de consulta:

RAMAZZINI, Bernardini. (2000). Las enfermedades de los trabajadores. De morbis artificum diatriba. Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco y Grupo editorial Miguel Ángel Porrúa. México. CARNEVALE, Francesco. (1982). Prólogo del traductor de la obra al italiano. pp. 13-17).

“Hizo su costumbre visitar los sitios de trabajo de sus pacientes por desagradable que fuera el lugar, el olor o las circunstancias (...) desde entonces todos los médicos al proceder a la historia clínica preguntamos, ¿en qué trabaja usted?, un recordatorio de Aire, aguas y lugares, de Hipócrates.

“Sorprende que los determinantes laborales registrados hace tres siglos, con las matices del progresos sean los mismos (...)”.11

El libro de Bernardini Ramazzini sobre “Las enfermedades de los trabajadores”

consta de cuarenta y un capítulos, más un suplemento de doce capítulos. A lo largo de su obra habla acerca de qué se enferman los mineros, los alfareros, los pintores, los herreros, los boticarios, los sepultureros, las parteras, las nodrizas, los panaderos, las lavanderas, los carpinteros, los fabricantes de ladrillos, los marineros, los cazadores, los albañiles, etc.

En el apartado titulado “Disertación sobre las enfermedades de los intelectuales”, Ramazzini expresa lo siguiente:

“(...) como dice Ficino: ‘Por cuanto son activos con la mente y con el cerebro, son por lo tanto inactivos con el cuerpo’, los hombres de letras van todos al encuentro (...) de los efectos de una vida sedentaria.

“Los intelectuales sufren también de los disturbios propios de quienes están de pie, porque muchos de ellos, queriendo evitar los inconvenientes de la vida sedentaria, incurren el peligro opuesto: permanecer por muchas horas y también por jornadas enteras de pie en hojear libros, y trabajar en pie es todavía más dañino que trabajar sentados.

“Todos los hombres de letras en general tienen disturbios en el estómago (...).

“Por otro lado, poco a poco se vuelven débiles de la vista porque, leyendo y escribiendo con la mirada fija, no pueden evitarse dañarse de los ojos (...). No hay duda que en los que tienen la costumbre de escribir con caracteres muy pequeños se les acorta la vista hasta el momento en el que arriba la miopía, porque los ojos se acostumbran, de este modo, a ver sólo las cosas próximas y la retina se queda en una posición más alejada respecto a la pupila y se rigidiza de tal manera que se pierde la movilidad natural de los ojos.

“Los que pasan mucho tiempo en escribir y leer, a veces sufren también del disturbio contrario a la miopía, tanto que, con el paso del tiempo son obligados a mirar los objetos más alejados; éste es un defecto propio de la vejez. La posición curvada, con la cabeza hacia abajo, de quien escribe y lee, hace

11 RAMAZZINI, Bernardini. (2000). Las enfermedades de los trabajadores. De morbis artificum diatriba. Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco y Grupo editorial Miguel Ángel Porrúa. México. KUMATE, Jesús. “La edición de México en el tricentenario”, p. 8.

descender el humor cristalino hacia la pupila que queda cubierta hasta que se produce la ceguera.

“Los intelectuales, debiendo tener la cabeza y el pecho inclinados sobre los libros para leer y escribir, comprimen el estómago y el páncreas. Esta comprensión daña el estómago e impide que el jugo pancreático circule a través de sus conductos, por lo cual las funciones de las vísceras son alteradas (...).

“Éstas son en general las enfermedades de los intelectuales; algunos de ellos, sin embargo, van al encuentro de otros disturbios particulares, los oradores por ejemplo, los filósofos, que continuamente discuten en la escuela, los abogados en el foro y principalmente los profesores de la universidad de Padua que, después de haber impartido la cátedra, tienen la voz ronca, desde el inicio del invierno hasta el fin de la primavera, por instruir a los jóvenes estudiantes, se vuelven sufrientes de jadeo y de asma por el grave daño que tal ejercicio provoca en los pulmones; y se enferman de las mismas enfermedades también todos los demás trabajadores que utilizan la voz para desarrollar su propio trabajo”.12

Como se puede apreciar, existen ciertas repercusiones en la salud entre quienes realizan un trabajo predominantemente intelectual, entre ellos los docentes, cuya profesión implica, además de los anteriores, otros riesgos.

como se explica en el siguiente apartado.