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Reflexiones, retos y propuesta para la mejora de las redes vinculadas a la organización y gestión de la educación

PARA LA GESTIÓN EDUCATIVA EN ESPAÑA

Gráfica 1: Utilidades del GPUNTIS

6.5. Reflexiones, retos y propuesta para la mejora de las redes vinculadas a la organización y gestión de la educación

· Entendemos que la concreción de redes colaborativas ha de contemplar (Gairín, 2000, 2004):

· Difícilmente, se dará si no hay colaboración dentro de la organización.

· La colaboración externa se incluye en el contexto de la colaboración con la comunidad.

Es importante considerar, al respecto, las relaciones posibles de las organizaciones con la comunidad, que pueden abarcar desde la extensión de actividades a complejos institucionales, pasando por la consideración de los usuarios como socios, el establecimiento de canales de comunicación entre las instituciones y otras organizaciones sociales, las conexiones intergeneracionales y el uso comunitario de las instalaciones.

· No se trata, por tanto, de colaboraciones episódicas sino de contactos libres que incluyen el compromiso mutuo y acciones institucionales para llevarla a cabo.

· La colaboración entre organizaciones supone el compromiso leal de compartir intereses y formas de hacer de acuerdo a los presupuestos de:

• Libertad de asociación.

• Respeto a las decisiones de cada institución.

• Igualdad de trato o ruptura de los niveles de dependencia.

• Lealtad y compromiso con los términos de la colaboración.

• Participación en políticas, procesos y resultados.

• Respeto a la diferencia o asunción de que pueden existir situaciones específicas que justifican respuestas diferentes a las esperadas.

• Complementariedad, o concurrencia de actuaciones desde la especialidad de cada institución.

Podemos también recoger algunas aportaciones de Navarro y otros (2013) que analizan el funcionamiento de redes de centros focalizadas en el intercambio de experiencias pedagógicas y en planificar modelos de organización y gestión a través de un trabajo colaborativo. Como señalan, los centros que trabajan en colaboración aumentan su capacidad de mejora, son capaces de llevar a cabo una evaluación de necesidades concretas, se agrupan para participar y cooperar en innovaciones a través de los equipos de profesores. El trabajo en red trata así de iniciar en los centros en el denominado ciclo de transformaciones para el diseño, desarrollo e implicación de todos en las innovaciones y mejoras del centro.

Los resultados de estudios acerca del trabajo de los centros escolares en red (Elboj, Puigdellivol, Soler y Valls, 2002; Hadfield y Chapman, 2009) también señalan que esta forma de trabajar permite crear una coordinación estable de centros, que facilita el intercambio de experiencias y la relación y cooperación, al mismo tiempo que promueve procesos innovadores y participativos de los profesores que comparten inquietudes pedagógicas. Como señala Muñoz (2010), las relaciones entre centros y profesorado refuerza un sistema social que facilita el trabajo colectivo y la construcción de nuevas realidades, aunque el cambio pueda ser lento y progresivo siempre es formativo.

Hernández y Navarro (2018) también insisten en las conclusiones de su estudio, referido a la formación del profesorado a través de la participación en redes escolares, en los siguientes aspectos:

1. Las redes se convierten en organizaciones vivas y dinámicas que aprenden, aumentando su capacidad de formación, llegando a superar actuaciones individuales y esporádicas en el aula sin consenso.

2. Las redes mejoran la eficacia de los procesos de trabajo en el aula, superando obstáculos didácticos y organizativos.

3. En las redes se toma conciencia de la falta de formación del profesorado en distintos temas concernientes a la innovación y la mejora.

4. En las redes se toma conciencia de la capacidad para participar y modificar una realidad concreta y mejorarla, superándose barreras a través de procesos formativos.

El desarrollo profesional en red se concibe actualmente como un aprendizaje en feedback (Civís y Longás, 2015, p. 226), ya que “la consolidación de las experiencias se sustenta en la construcción de una misión común, su proyección en acciones claramente dirigidas a la resolución de las necesidades y la obtención de resultados”. Retroalimentando de forma positiva el trabajo en red, cada centro aporta conocimiento a la red en la que participa, trabaja en su desarrollo, y vuelve de nuevo a la red educativa para su puesta en común a través de buenas prácticas.

De todas formas, ahora y cada vez más, el reto se centra en la efectividad de las redes y en su rentabilidad técnica, educativa y social. Y a ello pueden contribuir, sin duda, la aparición de estudios y reflexiones sobre su funcionamiento, como puedan ser aportaciones tan diversas como las de Luján y Mora (2009), Martín (2012), Hernández y Navarro (2018) o Gairín y Mercader (2018)

6.6. Referencias

Antúnez, S. (1998). La escuela pública ante la presión por la competitividad: ! usemos la colaboración como antídoto!. En Contextos educativos, nº 1, págs 7 a 23.

Civís, M. y Longás, J. (2015). La colaboración interinstitucional como respuesta al desafío de la inclusión socioeducativa. Análisis de 4 experiencias de trabajo en red a nivel local en Cataluña.

Educación XXI, 18(1), 213-236.

Colomé, F. (2003). Las redes institucionales en educación. En Gairín, J. y Armengol, C. (Eds). Estrategias de formación para el cambio organizacional. Madrid: Escuela española, págs 319-333.

Elboj, C., Puigdellívol, I., Soler, M. y Valls, R. (2002). Comunidades de Aprendizaje: transformar la educación. Barcelona: Graó.

Escudero, J.M. (1989). El centro educativo como unidad de cambio. En Jornadas sobre Innovación y Reforma. Vitoria (Documento policopiado).

Gairín, J. (2000): La colaboración entre centros educativos. En Gairín, J. y Darder, P: (coord.).

Organización y gestión de centros educativos. Barcelona: Praxis, págs 82/177 a 82/202.

Gairín, J. (2004). Redes institucionales y de aprendizaje en la Educación no formal. En Varios. La organización y dirección de redes educativas. Granada: Grupo Editorial Universitario., 23,45.

Gairín, J. y Mercader, C. (2018) (ed.). Liderazgo y gestión del talento en las organizaciones. Madrid:

Wolters Kluwer

Hadfield, M. y Chapman, C. (2009). Leading school-based networks. Gran Bretaña: Routledge.

Hernández, E. y Navarro, M.J. (2018). Redes educativas locales para la mejora escolar. Revista electrónica de investigación educativa, 20, (3), 29-42

Luján, M. y Mora, D. (2009). Comunidades de aprendizaje y organizaciones educativas: una opción para ampliar el centro educativo. Actualidades Investigativas en Educación. Costa Rica, 9 (2), 1-23

Martin (2012). Los centros educativos y en entorno: posibilidades de las redes de colaboración. En Morales, J.A. y Barroso, J. (Coords) (2012). Redes Educativas: la educación en la sociedad del conocimiento. Sevilla: GID, 1-10.

Muñoz, José Luis (2010). El trabajo en red, una apuesta de futuro. Opinión, en: http://www.senderi.

org/index.php (consulta: mayo de 2016)

Navarro, M. J. y otros (2013). Redes educativas de centros escolares: plataformas para la mejora educativa. International Journal fo Development and Educational Psychology. Nº 1(2), 681-688

CAPÍTULO 7

LAS REDES COMO DISPOSITIVOS