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plantación de árboles con la de céspedes en todos los puntos don¬

Dans le document Estados-Unidos; por D. José Comas. (Page 23-34)

de fuera posible (i). La plantación de

céspedes ofrece resultados

inmediatos que nunca puede proporcionar la de los

bosques.

Por otraparte, laplantación de árboles

sin la de céspedes,

en

terrenos de difícil acceso, no contribuiría á aumentar el poco valor de dichos terrenos, porque frecuentemente se pudrirían por falta de salida óserían quemados para hacercarbón, mientrasque el ganado que alimentan los pastos por

mismos

se

transporta

al mercado.

LO QUE CONVIENE HACER

Descripción de los nuevosprocedimientos de defetisa contra

las

aguas pluviales.—Preferenciaquedebe darse al sistema

de los fosos horizon¬

tales indicadospor Mr. E. Chevandier.

Diferentes sistemas, todos más ó menos aplicables, según el

clima, lalocalidady losrecursos conque cuentan los

propietarios,

pueden compensar la falta de osbosques.

El procedimiento de Mr. E. Chevandier, que por primera vez

ensayamos hace cinco años, consiste en detener tbs arroyuelosy

comoconsecuencia los torrentesformados porlas aguas pluviales, ha¬

ciendo queel terreno los vaya absorbiendopor medio de fosos horizon¬

talesprovistos de vertederosen sus extremos.

Mr. Polonceau persigue el mismo fin estableciendo presas de

(i) Mr. MargueriteDespere!, en suhacienda de laMagdalena (Var), ha demostra¬

do lo quepueden el cuidado ylaperseveranciapor lo que respectaá la plantación

decéspedes enlos terrenos escarpados,yel éxitoquehaalcanzadoesverdaderamete

maravilloso.

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tierra sembradas de césped y provistas de canalizos; construye también focos horizontales, pero sinvertientes para el agua so¬

brante. En nuestro concepto, este sistema exige demasiadapre¬

cisión y como consecuencia mucho gasto en la mano de obra, y además el desagüe en toda la linea no seria posible sin peligro,

sino en unterreno bien plantado ycubierto de césped, circunstan cia que puede considerarse excepcional entodo el Mediodía.

Mr. de Saint-Venaut emplea muchos procedimientos ingeniosos

que consisten en presas yazudes con estacadas para detener las

aguaspluvialesen los valles y barrancos formados por los torren¬

tes y aluviones, desde donde las encamina á pequeñas regueras ó

canalizas de pocainclinación para conducirlas á terrenosrevestido de vegetación, por loscuales son absorbidas.

Estos diversos sistemas, teniendo cuidado de aplicarlos según lasexigencias de cada localidad, están llamados á prestar próxi¬

mamente los mismos servicios, es decir, á conseguircon toda cer¬

teza que las aguas pluviales no arrastren la tierra vegetal y em¬

pobrezcan el terreno, y probablemente que nazcan fuentes donde

antes no existían, ó, lo que es lo mismo, á desempeñar el papel

reservado á la naturaleza antes dela época de la destrucción de

los bosques y los pastos.

Tenemoslafirme convicción de que en el Mediodía, en donde

raras veces el terreno se encuentra protegido por los céspedes, y

endonde laexperiencia nos ha enseñado que el agua llovida es suficiente porsola para crear barrancas enlaspendientes menos

sensibles, principalmente cuando han de bajar de puntos lejanos,

se debe contener, extinguir, y no derivar. Efectivamente, ¿qué resul¬

ta demasiado frecuente cuando las precauciones se limitan á cam¬

biar la dirección de las aguas?Sucede que se han creado nuevos to¬

rrentes ó ramblasal lado de las antiguasy se ha trasladado el mal á

otro lugar sin destruirlo.

Estas consideracionesson las que nosdecidieron á aceptar el sistemadeMr.Chevandier, sistemade difícilaplicación, que nosha

dado excelentes resultados de que después nos ocuparemos.

Según los preceptos delos autores mencionados, loque conven¬

dría hacer para conservar la tierraque queda sobre losmontes, y

como consecuencia nuestros bosques ynuestras fuentes, se reduce

á lo siguiente: establecer presas de tierra sembradas de céspedy

pro-MEDIOS DEEVITAR INUNDACIONES 25 vistas de canalizos, allí donde la localidadse presta para ello, yfosos

en todasparlesen donde el terreno lo permita.

Las presas pueden considerarse bajo dos puntos de vista dife¬

rentes é igualmente esenciales:

i.o Con objetode detener las aguas pluviales paraimpedir las

inundaciones.

2." Para almacenar dichas aguas con objeto de que sirvan

para regarlas tierras. Sería sobre todo conveniente construirlas

enla parte baja délos montespelados, en los cuales los fosos ya nada tienen que hacer, y restablecer en cierto modo el equilibrio,

haciendo producir á la llanura una parte más de forraje que las partes altas nopueden suministrar.

Pero como las presas exigen generalmente gastos conside¬

rables, únicamente el Estado ó una Compañía podría encargarse de su ejecución.

Los fosos, por el contrario, están al alcance de todo el mundo.

Mr. E. Chevandier los ha establecidoen losVosgos, árazón de40 pesetas por hectárea.

Parece que Mr. Polonceau sólo gastó 30 pesetas por la misma superficie; pero confiesa«que sólo consiguióretener la mitad de las

aguas.

Estas excavaciones, según la inclinación del terreno, pueden

contenermuchos metros cúbicos de agua por cada metro de lon¬

gitud.

Se sabe que en las fuertes lluvias cae un espesor de agua de

0^,25 cúbicos; será, pues, necesario calcular el número y la pro¬

fundidad de los fosos, de manera quepuedan contener todo este líquido. En nuestra propiedad, en un terreno arcillo-calcáreo,

I"",00 de ancho por o" ,75 de profundidad creemos que suminis¬

tra suficiente capacidad; nos parece que convendría dar mayor

profundidad en un terreno arcilloso: será también indispensable

que dichos fosos tengan un vertedero ó desagüe en cada uno de

sus extremos, para los casos extraordinarios, cuidando de hacer¬

loscon tierra firme, si no se puede con piedras; sin esta precau¬

ción, la tierra blanda del borde sería arrastrada. Enlas pendientes rápidas, donde la tierra no podría detenerse, construímos, en vez de fosos, pequeñasregueras en pendientesuave que encaminan las

aguas á lugares menosescarpados.

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El número de fosos será, por término medio, cuatro por hectá¬

rea, que ocasionarán generalmente un gasto de 8o pesetasen el

mencionado espacio.

Es un gasto considerable, no podemos menos de reconocerlo;

pero parecerá relativamente insignificante si se tiene en cuenta la mejoría notable que producirá.

Séanos permitido citar un hecho que nos es personal; algunas parcelas de nuestra hacienda que eran frecuentemente lavadas

por las aguas pluviales y cuyo producto era, por eso mismo, casi nulo, han venido á ser de excelente calidad, una vezpreservadas

de los efectos de las aguas torrenciales con la instalación de algu¬

nos fosos.

Si, pues, con So pesetasse puede transformar de esta manera

una hectárea de tierra, es evidente que el gasto necesario para el

establecimiento de los fosos se compensaampliamente con los re¬

sultados que se obtienen; y si alguien dudara, no podría menos de convenir que unterreno así dispuesto, si nada ganaindudable¬

mente, tampoco perderá; entodo caso habría conservación y algo

se conseguiría.

Desde luego se comprende que los fosos deben colocarse con el necesario discernimiento; la elección del lugar para el emplaza¬

miento y la buena confección de los muros en escarpa son condi¬

ciones esenciales que influyen grandemente en los resultados que

se trata de alcanzar.

Cuando se quiera operar, después de haber estudiado las hon¬

donadas, pendientesy repliegues del terreno, deberá tenerse cui¬

dado de comenzar siempre porlo más alto, y si es' posible, dar

unaligera inclinación en el interior de los fosos hacia el lado por donde convenga que sea absorbida la mayor cantidad de agua.

Con dicho objeto, deberá aprovecharse cualquier repliegue ó hun¬

dimiento del mismo que sea utilizable, y, cuando dicho terreno

sea muy llano, se procurará sacar partido de todosesos acciden¬

tes que son tan comunes en nuestrascolinas.

Cuando operamos en terrenos de cultivo, y esto es lo que más nos agrada, nos limitamos á formar un sencillo caballón,

tomando la tierra de un solo lado, y el pequeño foso que re¬

sulta sirve derecipiente á las piedrasque frecuentemente infestan el terreno, que así tienepordonde desprenderse fácilmente, y sin

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pérjuicio de las aguas que no necesita. Este caballón, de unos

o™,6o de altura, es suficiente paracontener la mayor parte de las

aguaspluviales, cuya absorción facilita deteniendoel limo.

RESULTADOS CIERTOS Y PROBABLES

Penetrándose bien de lo queprecede será fácil convencerse:

1.° De que no podrán existir más torrentes, y de quelas co¬

rrientes deagua mejorarán con el nuevo régimen á que quedarán

sometidas.

Enefecto, admitiendo que de la atmósfera se desprende un es¬

pesor de agua de o,6o<==en cada año y quedesdichacantidad sean absorbidospor la tierra o™,25 todo lo más, y que en la actuali¬

dad esos o™,25 basten para entretener medianamente las aguas permanentes, es evidente que si con algunas obras y cuidados se

consigue que el suelo llegue á absorber el doble de la cantidad

que ordinariamente se apropia, no sólo aumentará el caudal de

aguas de las fuentes existentes, sino que podrán nacer otras

nuevas.

2." Que toda lluvia producida por una tormenta, si noviene acompañada de granizo, producirá mucho bien, en vezde ocasio¬

nar perjuicio.

3.° En los bosques, el agua depositada en los fosos manten¬

drá la frescura cuandomenos en los bordes, cuya tierra impreg¬

nada estará en las mejores condiciones para recibir las simientes forestales yforrajeras.

4.° Los terrenos de cultivo no serán empobrecidos al ser lavados por las aguas torrenciales; al contrario, quedarán fer¬

tilizados con los principios fecundantesquecontienen lasde lluvia.

5.° Será posible emplear con mayor libertad el cultivo, es

decir, podráextenderse el cultivo en los montes.

6.° Podiendo disponer de un volumen de agua más considera¬

ble, será también posiblesanear muchosterrenos pantanososman¬

teniéndolos cubiertos de agua; efectivamente, sabido es que sólo producenexhalaciones mefíticas cuando su fondo queda descu¬

bierto; esto estan cierto, que los terrenos palúdicos durante algu¬

nos años son frecuentemente más malsanos que las aguas que los cubrían. Creemos, pues, que sería más provechoso

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destinar ciertos terrenos pantanosos á la cria de pescados que ga¬

narlos parala agricultura.

Es asimismo cierto que un sistema completo de fosos, paliza¬

das y otras obras para detener las aguas costarían menos, á la larga, quelossocorros concedidos anualmente á los inundados, y que elentretenimientoyla erección de nuevos diques, cada vez más fuertes y siempre insuficientes.

Es más, ciertas obras de arte no tendrían ya razón de ser y otras, no construidas, podrían economizarse. Hé aquí un ejemplo

tomadoen lo infinitamentepequeño: enlacarretera de Brignoles á

áBarjols se construyó unpuente que costó4.000pesetas, parapa¬

sarsobreuntorrente. Calculamosqueel doble dedichasumahabría

bastado parahacer desaparecer el mencionadotorrente. Si, pues, la provincia hubiera distribuido 4.000pesetas entre los propieta¬

riosinteresados, éstos, por muy obstinados quefueran, nohabrían

resistido á un estímulotanpoderoso, ylaadministración, sin haber gastado más,hubiera hecho una obra excelente en los conceptos

antes enumerados.

Los revestimientos vegetales, bosques, céspedes,plantaciones,

las obraspara terraplenar, tales como los fosos horizontales ó ligeramente inclinadosyla acumulación de maderas, de piedrasque pueden escalonarse, casi sin gastos, en el curso de un torrente,

son otros tantos medios buenos para dificultar la llegada de las

aguas á los ríos y conseguir que sean embebidas por las

tierras.

Repetiremos con Mr. Le Saint-Venaut, á cuya obsequiosidad

debemos particularmente datos muy importantes y cuyo señor ha

tenido recientemente la bondad de apreciar muy satisfactoria¬

mente nuestro trabajo «que, en unpaís montuosoasí preparado, el

volumen de las aguas de los ríos demasiado empobrecidos podría

únicamente aumentarseá consecuencia de una alimentación más abundante de los recipientes subterráneos de donde proceden;

pero no experimentarían fuertes y repentinas crecidas, ni se llena¬

rían sus cauces de piedras y arena, y su régimen sería más regu¬

lar. Lapráctica delos preceptos de los diferentes autores que han escrito sobre la materia conducirá naturalmente á más y

mejores resultados aún,y á preparar así una situación más próspe¬

ra, en la que la práctica de los riegos llegará á ser general, yni

MEDIOS DE EVITAR INUNDACIONES 29

una sola gota de agua se perderá en el mar sin haber antes

fecundadolavegetacióny beneficiado la tierra.»

Leibig ba afirmadoque lalluvia que cae en un campo

podría,

si sela detuviesebien, suministrar por el carbonato de amoniaco

queba recogido en el aire, donde se encuentra

suspendido, todo

el ázoe necesario para una rica vegetación; como el agua de llu¬

via contiene también más aire quela de lasfuentes, debe ser más

conveniente por esta sola circunstancia.

Personalmentehemosadquirido lacerteza de que unterrenoin¬

clinado, lavado y arrastrado porlas aguas pluviales y de un ren¬

dimiento más quemediano, puede,pormedio de algunas obras des¬

tinadas á hacer absorber el agua donde cae, asimilarse á una tie¬

rrade buena calidad; en unapalabra, cambiar de aspecto, y esto,

con un gasto que varía entre 8o y 120pesetasporhectárea, según

que se asocie ó no á estos trabajos el drenaje, que frecuentemente

es un buen complemento.

Es digna de que sobre ella se llame la atención la circunstancia

de que, por unacoincidencia feliz, los medios más segurosyefica¬

ces paraimpedir el desbordamiento de los ríos son al mismo tiempo los mejores ymás apropiadospara extendery generalizar

los beneficios del riego.

EL DRENAJE CON RELACIÓN Á LOS FOSOS (l).

Antes dijimosque el drenaje se asociaba perfectamente con los

fosos horizontales, y por consiguiente, al ocuparnos de ellos, no

nos separamos del asunto que nos ocupa yvenimos encierto modo

á defender lo que practicaban nuestrosantepasados, sobretodote¬

niendo en cuenta la naturaleza de nuestros trabajosylas condicio¬

nesdel país en que habitamos.

Hagamos constar, ante todo, que no queremos criticar el nuevo sistema; porel contrario, lo envidiamos ygustososledamos lugar preferente entre losdescubrimientos modernos; perocada manera de proceder ba de ocupar sitio determinado.

(i) Esta doctrina está escritapara Francia, pero en España sepuede aplicarel

«istemaallídonde convenga,ysobre todoel concepto general sobreutilización de

las aguaspluviales.

30 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

Si hemos de emplear el drenaje en un terreno donde abundan

las piedras, seráindudablemente más ventajoso que utilicemos los

materiales de quedisponemos parala aplicación de dicho sistema,

que transportar las piedras de otra parte con no pequeño gasto, y traer los tubos de otras máslejanas, sincontar quedichos tubos,

situados en nuestras plantaciones, podránser obstruidos al poco

tiempo porlas raíces.

La cuestiónvaría si se hade operar en terrenosque fueronpan¬

tanosos, donde las piedras escasean y en los cuales los tubos no sólo pueden colocarse con poco gasto en un surco abierto con el arado, sino que, como sucede en algunos distritos de la Gran Bre¬

taña,pueden introducirse directamente en el subsuelo con el arado topo sin levantar el terreno.

Con nuestros fosos, las trincheras para el drenaje transversal quedan desde luego abiertas y sólo falta colocar en su fondo, sin

mucho gasto, las piedras de que tanto necesitamosdesembarazar¬

nos; tan sólo faltará establecer el drenaje longitudinal. De esta

manera hemos establecido dicho drenajeen unterrenode diez hec¬

táreas de extensión sin apercibirnos demasiado del gasto extraor¬

dinario que hemos tenido.

LOS FOSOS EMPLEADOS CON OBJETO DE CONSEGUIR NUEVOS NACIMIENTOS DE AGUA

El estudio de los diferentes sistemas que acabamos de analizar

ha confirmado un hecho que nos hizopresentir la apariciónespon¬

tánea de un hilito de agua en la partebaja deunaladeraplantada

recientemente de viña. Reflexionando sobre este hecho extraordi.

nario àpriori, hemos deducido que elagua pluvialqueantes corría sobre el terreno baldío, y por consiguiente poco permeable, ha

sido retenidapor las numerosas excavaciones de la plantación,ex¬

cavaciones hechas en dirección transversal á las pendientes, en

una superficie de cuatro hectáreas que forman valle, y que estas aguas, aprisionadas en las referidas excavaciones ó fosos llenos de tierra movida que, naturalmente, dejaba algunos vacíos, se ha in¬

filtrado, ó mejor dicho, pasado de unaá otrahilera de cepas hasta llegar á la última, en donde han buscado salida.

Estas aguas sólo fueron invernales;sin dudaalguna habrían

per-MEDIOS DEEVITAR INUNDACIONES 3I sistido haciendo algunasobras; pero como únicamente las habrían aprovechado los vecinosyhubiéramos tenido que alterar nuestra plantación, hemos,preferido operar en otros lugares.

Hemos perseguido y alcanzado undoble objeto, librando nues¬

tro pequeño lago de lasirrupciones de un torrente que no habría

tardado en llenarlo de arenay piedras. Allí, con un desarrollo

de 1.200 metros de fososy ungasto de 200 pesetas, hemos hecho desaparecer el mencionado torrente, que en las grandes lluvias llegaba á dar hastamedio metro cúbico de agua por segundo, y

arrastraba gran cantidad de piedras, arena y limo. No solamente

no recibirá en adelante más que agua clara, sino que un antiguo

nacimiento ó fuente, situada en la parte baja del vallecillo, que sólo corría durante el invierno, derrama el agua constantemente, desde hace tres años, ycontribuye áentretenery conservar siem¬

pre lleno nuestro depósito de agua, cosa que nunca habíamos po¬

dido conseguiren verano.

De maneraque, si independientemente de las demás ventajas mencionadas, se tiene especialmente por objeto aumentarel volu¬

mende las aguas perennes, siempre seráútil operarsobre elterre¬

no dondenace una fuente, ó cuando menos allí donde nace una fuente durante el invierno, porque el terreno allí reúne las condi¬

ciones necesarias, mientras que en otros lugareslas probabilida¬

des son menores.

Generalmente, las fuentes invernales duran de Noviembre á

Junio; algunas veces, si el año es lluvioso, duran algún tiem¬

po más.

De estos hechosparece deducirse, que en aquel lugar elterreno

tiene las condiciones necesarias para suministrar agua constante¬

mente; pero quele falta algo,comoinsuficiencia de depósitos sub¬

terráneos, ó lascapas sondemasiado permeables y no economizan

el agua que filtran.

En cuanto se refiere á la permeabilidad sería, si no imposible,

cuando menosmuy difícil y demásidocostoso poner remedio de

otra manera que manteniendo los filtros llenos durante el mayor

tiempo posible; es decir, ayudandoá lanaturaleza, deteniendo en

lacomarca de recepción de la mencionada fuente no solamente todas las aguas pluviales, sino también haciendo derivar hacia ellaslas absorbidas por los terrenos inmediatos. Pero en tal caso

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sería preciso hacer los fosos más profundos y cuidar de que las

lineas sean siempre horizontales y de que el fondo de los fosos

resulte inclinado según los pliegues del terreno, con objeto de

formar unángulo obtuso que se llenaría de piedras; oculta de esta

formar unángulo obtuso que se llenaría de piedras; oculta de esta

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