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Lo público como colonial

REVISITANDO LA OKUPACIÓN

2. LA DIMENSIÓN PÚBLICA

2.2 Lo público como colonial

Rita Segato hila estupendamente las implicaciones públicas sobre el género78, ligándolo, a la vez, con lo político más amplio:

76 El hombre público es una construcción ideológica y comporta un significado completamente diferente.

77 http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/sexismo-las-ciudades-por-maria-rodo-zarate-6092851

78 Así, el sujeto natural, y medida, de esa esfera pública será el varón [blanco, propietario, letrado, pater-familias (Segato, 2016:94)], y por lo tanto, la opresión y discriminación que se aplica a la mujeres se extenderá "a varones de cualquier grupo social que esté bajo dominio: a veces negros, a veces chinos, a veces indios, o sirvientes o habitantes de pueblos colonizados (...) solo tienen derecho a entrar en el colectivo de los privilegios con título de 'Hombre', los del

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"Visto de esta forma, la historia de la esfera pública o esfera estatal no es otra cosa que la historia del género. Esa esfera pública, o ágora estatal, se transformará en el locus de enunciación de todo discurso que aspire a revestirse de valor político. En otras palabras, secuestrará a partir de ahora la política y, al decir eso, decimos que tendrá el monopolio de toda acción y discurso que pretenda adquirir el predicado y el valor de impacto de la politicidad (...) Por lo tanto, a pesar de sus atributos particulares, todos los enunciados del sujeto paradigmático de la esfera pública serán considerados como de interés general y poseerán valor universal" (Segato, 2016:94)

La autora ejemplifica de esta manera la conexión que existe entre el modo en que lo público produce el género y el modo en que produce, en general, lo político. Lo público, elemento clave de la modernidad política, en su afán de abracarlo todo -una de las premisas del liberalismo y de la función del Estado- pretende la universalidad. En lo público se da una universalización que enyesa y petrifica las relaciones de dominación bajo la pátina igualitarista de la legalidad (universalización de la esfera pública), y al mismo tiempo, se produce el derrumbe y la privatización de la esfera doméstica. De una dualidad se pasa a una binarización, resultante de la universalización de uno de sus dos términos constituido como público, en oposición a otro, constituido como privado (Segato, 2013:83-84). El género es un campo en el que se ilustra el mecanismo colonial en la producción de lo público.

"una dualidad jerárquica, [es] en la que ambos términos que la componen, a pesar de su desigualdad, tienen plenitud ontológica y política. En el mundo de la modernidad no hay dualidad, hay binarismo. Mientras en la dualidad la relación es de complementariedad, la relación binaria es suplementar, un término suplementa -y no complementa- el otro. Cuando uno de esos términos se torna 'universal', es decir, de representatividad general, lo que era jerarquía se transforma en abismo, y el segundo término se vuelve resto (...) con el patrón colonial moderno y binario, cualquier elemento, para alcanzar plenitud ontológica, plenitud de ser, deberá ser ecualizado, es decir, conmesurabilizado a partir de una grilla de referencia o equivalente universal. Esto produce el efecto de que modelo ejemplar que se encuentra en ciertos países, en ciertas razas, en ciertas clases" (Calvo, 2016:242)

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cualquier manifestación de la otredad constituirá un problema (...) [deben adaptarse] a este ambiente neutro, aséptico, del equivalente universal, es decir, de lo que puede ser generalizado y atribuido de valor e interés universal. Solo adquieren politicidad y son dotados de capacidad política, en el mundo de la modernidad, los sujetos -individuales y colectivos- y cuestiones que puedan, de alguna manera, procesarse, reconvertirse, transportarse y reformular sus problemas de forma en que puedan ser enunciados en términos universales, en el espacio 'neutro' del sujeto republicano, donde supuestamente habla el sujeto ciudadano universal" (Segato, 2013:

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Con idéntica contundencia y en similares términos se expresa también Bauman:

"La producción de desperdicio (y, por tanto, lo relacionado con la disposición al derroche) es tan moderna como la clasificación y el diseño del orden. Las malezas son el desperdicio del campo, las calles el desperdicio del urbanismo, la disidencia el de la unidad ideológica, la herejía el de la ortodoxia, el criminal extranjero el del edificio estado-nacional. Son desperdicios en tanto desafían la clasificación y desmienten el buen orden de la rejilla. Son mezclas de categorías no aceptadas que no deben mezclarse. Reciben su sentencia de muerte por la resistencia a la separación79"

La modernidad es lo universal de la razón (Touraine, 2012)80; la razón de Estado, la razón política, la razón pública. Lo público se torna universal y el resto se vuelve residuo. Lo que no se expresa universalmente se convierte en el resto, es decir, en todo lo demás, pues lo que no se enuncia no existe, porque lo público es el único canal de expresión, de visibilización y de patentización -de hacerse patente y de tener la patente, [es] el marco, el permiso-. Solamente aquello -acción, palabra, institución y constitución- que se enuncie en términos universales -que pase a través, mediado, por lo público- se convierte en una declamación válida. Por eso, la cultura moderna "clasifica a todos los elementos

79 http://red.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/biblioteca/Zygmunt%20Bauman.pdf

80 El empeño de la modernidad en "trazar y mantener límites" como medio de extender una uniformidad normativa se aplicó a varias categorías -como el género- o grupos sociales, como lo que Bauman (2008) denomina judío conceptual, que en su "opacidad multidimensional" era"una incongruencia cognoscitivamente inasible, ajena a todas las otras" [cursivas suyas] categorías -sencillas en cuanto confinadas en unos límites circunscritos- "generadas por las luchas de delimitación". Dicho de otro modo, en los límites se encierra el deseo de establecer lo universal que no admite multidimensionalidades o disfuncionalidades normativas.

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del universo por su relación con él" (Bauman, 2008:117). "Las agencias son soberanas en tanto en cuanto reclaman y defienden el derecho a dirigir y administrar la existencia: el derecho a definir y, por implicación, a poner a un lado el caos en tanto aquello que escapa a la definición"81. La práctica moderna experimenta la no existencia del vacío, ya que en su afán universalizador procura, porque necesita, ordenarlo y clasificarlo todo. Fuera de ese orden no hay otro orden, solo cabe un orden moderno; no se puede pensar en términos de orden fuera de la modernidad.

Lo público, en cuanto creación privilegiada de la modernidad política, es la centralidad y a través de lo cual se canaliza la enunciación política, y las demás hablas, discursos, que no utilicen este marco se restringen y no adquieren politicidad. El Estado y su norma son la referencia para esa conmesurabilización, son lo que puede ser generalizado y atribuido de valor e interés universal (y ordenado como tal), de aquello que tiene voz y palabra; la modernidad identifica lo público con lo estatal, y la mayor de las veces, como lo estatal82. Esta asociación o, en casos extremos de mediación pública institucional, sinonimia es, sin embargo, incompleta, ya que ignora la capacidad que otros agentes sociales ajenos al Estado tienen para irrumpir en la agenda pública -en todo caso parece confirmar que la única arena válida para proponer, debatir, anuncia, es la pública-. La idea de que el Estado es la solución está agotada (Laval y Dardot, 2013) y el estadocentrismo como paradigma del poder se ha dejado de aplicar, dando atención a otras formas de entidades políticas (Lima, 2013). Ese restante (no tan) residual, lo que Segato llama el resto, abre las potencialidades de la política más allá de lo público esencialista, lo público únicamente entendido como el espacio material y discursivo de l(o que emana del) Estado.

Pero eso se explicará más adelante, al desbordar totalmente el marco (de lo) público. Ahora se proseguirá desmontando las incoherencias y limitaciones políticas del marco público. Más concretamente, en cómo se articula lo público en la ciudad y, a su vez, cómo lo público configura la ciudad. En el ámbito urbano, la investigación centrará su atención en la conformación y características del, así llamado, espacio público, que correspondería con

81 http://red.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/biblioteca/Zygmunt%20Bauman.pdf

82 La legitimación de unas clases políticas (la burguesía, etc.) y del nuevo rol absoluto atribuido al Estado en el contexto capitalista es también una estrategia de ataque, destrucción y deslegitimación hacia otra de las formas organizativas preexistentes al capitalismo: lo común, la comunidad, lo comunitario (Rendueles, 2015; Rendueles y Subirats, 2016).

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aquellas zonas de la ciudad libres de edificios, abiertos y que tengan una titularidad y/o función pública. Obviamente, y tal como se ha venido viendo, el espacio público es más amplio y abarca otro tipo de lugares y situaciones.

Precisamente, la elección del espacio público como excusa para adentrarnos en la dimensión pública de los Centros Sociales viene dada por: 1) la espacialidad inherente a estos proyectos -que están claramente referenciados en torno a un lugar localizado y construyen su praxis y teoría en y a partir de estos lugares- y2) por la capacidad explicativa del espacio público -a través de su apropiación, de convocar a las potencias sociales- para comprender los diferentes encajes político-culturales de la ciudad y en lo urbano.