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LA CIENCIA PARA TODOS

Dans le document CULTIVO DEL (Page 55-58)

CON,VERSACION SOBRE UNOS INSECTOS.

I.

Perico Alvareda es todo unbuen muchachoen toda la extension de la palabra.

Temerosode Dios, trabajador, siempre obediente á sus padresy

' superiores, alegre siempre y teniendo una afición al

saber

como

no sehavisto otro.

Perico es hijo deuna honrada familia, regularmente acomodada,

—como se dice en el país,—de la rica aldea de Rivasaltas, en el

hermoso valle de Monforte de Lemos.

Desde el molino del padre de Perico, que está á la orilla del rio

Cabe, se vé la graciosa colina coronada por el antiguo castillo

de

los condes de Lemos, con su torre del homenaje, el convento de

benedictinos de San Vicente Pinario, el palacio de los dichos con¬

des ylos restos de cubos y murallas que aún se conservan en

pié

desafiando los siglos.

Por el lado del Mediodíase extiende la población de la Villa, y porla ladera del Norte hay en la colina jigantescosnegrillos y áce¬

res

pseudoplátanos*

que proyectantupida sombra y frescura ámu¬

chasbodegas, y á un hermoso paseo de atercipelada hierba y apa¬

cibles umbrías quellaman el paseo y campo de la Virgen. Por la

fértil llanura corre el rio Cabe, ceñido de elevados álamos, alisos y

negrillos, marcando su curso como serpiente dedesmesuradamag¬

nitud entre flores escondida.

El pensador Perico muchas veces contempla desde el molino

de supadre la grandiosa torre del homenaje del castillo, el

con-AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

vento, el palacio señorial y larica llanura cubierta de viñedos y esplendente vegetación.

Y dicepara sí: si yo fuera conde de Lemos, habia de comprar el mundo de libros, y habia detener una corte de sabios y no ha¬

bia de haber ningún pobre en mi condado.

Así soñabamuchas cosas el buen Perico; ¿quién sabe si llegará algun dia áser un gran señorpara realizarsus sueños?... porhoy

no es más que un gran muchacho, ymucho tiene adelantado para

ser gran señor, al ménos en el cielo, que seguramente es lo que más importa; pues por sus sueños bien se ve que Perico tiene un alma y un corazón más nobles que los de algunos quegrandes se

llaman en latierra.

II.

El buen Pericova yviene todos los dias diez veces, porlomé¬

nos, á lavilla, con unjaco gallego, y siempre leyendo algunli¬

bro 6 papel: va con trigo6 centenomolidoyviene con trigo ó cen¬

teno para moler, ysiempre atento á procurar instruirsepor todos

los medios posibles, leyendo, preguntando y observando.

Nuestro Perico tiene unprimo sacerdoteen un pueblo inmedia¬

to, ycuando ésteva á Monforte, nunca deja de pasar por la casa de Perico, porque es allísu llegada siempre un fausto aconteci¬

miento para el buen muchacho y sus padres.

Porque la madre dePericoes unamujerejemplar; la mujer fuer¬

te de la Biblia; trabajadora, amiga de los pobres y de las cosasde Dios, comohaypocas, y sobrina de un buen sacerdote, cuya bon¬

dad es proverbial en los pueblos circunvecinos; y así profesa ella

uncariñoso respetoá todos los sacerdotes.

Dios labendijo concediéndoleunhijo como Perico, queinduda¬

blemente harála felicidadde suspadres.

III.

En undelicioso dia de verano, caminaba Perico consujacocar¬

gado de molienda en compañía de su primo el sacerdote, porla

hermosa carretera, que sombreada deplateados abedules yálamos.

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va de la aldea de Rivasaltas á la villa de Monforte; oigamos su conversación:

—Señor primo,—decia Perico,—he visto estos dias un pe¬

riódico titulado Crónica Científica, en que hay unos escritos de un tal Dr. Nuerossobre unos gusanos de sedaque se crian en el ro¬

ble: yo no claro lo que son, nipara qué sirven esos animales,

nidedónde sale la seda, y desearla que Vd. me lo dijera.

—¡Hombre!—dijo Teófilo, que así se llamabaelprimo sacerdo¬

te,—pues cerca deMonforte, en el valle de Sober, se coge seda, y

en el valle de Monforte mismo un tal Sr. Fariñas, persona muy entendida, hizo grandes plantaciones de moreras y cogió seda:

hoy estasplantaciones han desaparecido, asi como las que se dice hubo aquí en la Edad Media, de que se conserva tradición.

—Pues, señor primo,—replicóPerico,—esta esla primera noti¬

cia que tengo; porque aunque deseos de saber no me faltan, ya

ve Vd., en una aldea está uno hecho un majadero sin libros ni personas conquienes instruirse, ni consultar. ¡Ahí si yo le tuviera áVd. aquí, mucho le había de moler á preguntas, y me ofrecía á

ser siempre su criado: por esto espero que me perdonará mis im¬

pertinencias.

—Quiero que sepas, mi querido Perico,—dijo Teófilo,—que

nunca me incomodas con tus preguntas, porque de corazón apre¬

cio á los muchachos que como tú desean saber; mas he derepren¬

derte, porque siendo nosotros primos me tratas con tanta cere¬

monia.

—Pero es Vd. sacerdote,—replicó Perico,— que haestudiado y sabe mucho, según todos dicen, y por tanto digno de respeto...

¡pues buena la tenia armada, sobretodo con mi madre!... pues si

me oyera tratarde otra manera á un ministro de Dios... puesha¬

blapaliza gorda, aunque ya soy medio hombre... así, dejemoseso

en loque no le he de obedecer yhablede la seda.

—¿Conque eres impenitenteycontumaz recalcitrante, Perico?...

pues se da por terminado este incidente

parlamentario,—dijo

Teó¬

filo con el aire humorístico de un presidente de las Cámaras legis¬

lativas,—y hablemos de la seda.

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