CONCLUSIÓN (l)
Instrucción elemental
La clasificaciónque por este concepto ha hecho el Instituto
Geo¬
gráficoyEstadístico,noes ni pretendeser una
verdadera estadística
de la instrucción primaria,porque no secomprende el número
de
escuelas, ni los elementos de enseñanza, nila concurrencia de
ni¬
ños y adultos á las clases.
«No sejuzgue—dice el Instituto—de los progresos
realizados
en el intervalo de los censos de i86oá 1877 porla diferencia absolutaentre los individuos que en unoyotro aparecen conconocimientos
de lectura y escritura, porque lagran masa de los inscritos en
la
primera fecha figuracon igual grado de instrucción en la
segunda.
Los efectos,por grandes que sean en la actualidad, de las
escuelas
de adultos, no bastan para alterar notablemente las relaciones pro¬
porcionales de los que poseen la instrucción
elemental
conla
masatotal de habitantes de todas edades.
»Un dato curioso nos suministra elcenso actual, que confirma plenamente la aseveraciónque se acaba de hacer y el
criterio de
que, parajuzgarconexactitud de la cultura de una nación, se
tiene
que acudirá la estadística especial de las escuelas. Este dato es e siguiente: mientras que el número devarones que saben leer y eS"
cribir ha aumentadoen 1,58 por 100desde i86o á 1877, el número
de las hembras quesaben leeryescribir hacrecido en2,93 por100.
¿Qué significa esto? Significa que en i860 se apreciaron los
efectos
dela instrucción recibida porgeneraciones de tiempos en que
la-concurrencia á las escuelas era menor en general y
escasísima para
(1j Véaseel número anterior, pág.458.
ESPAÑA 541 lashembras;peroque,siendo ladeépocasposteriores muchomayor
éigualmente extensiva al sexofemenino, seha podido notar en la proporcionalidad delsexo débilunexceso de instrucciónmayor que
en losvarones.»
Resultaque en 1877, decada cien personas:
c 1.' 1 -w 1 Varones.
Sabían leer y■'escribir....{tt t.
( Hembras
^ 1 , i Varenes.
Sabían leer v
\ Hembras
■KT -u' ^ \ Varones.
No sabíanleer. , I Hembras.
Reuniendo las cifras porprovincias,se ve que enestecenso, como
enel de 1860, figura la de Alava con el número mayor de varones quesaben leery escribir, yla de Madrid con el máximo de hem¬
bras coninstrucción elemental; Canariasy Orense con el mínimo
de varonesyhembras, respectivamente, que sabenleer y escribir.
Concretándose álas capitales, se nota que están á la cabeza,por el grado de instrucción de sus habitantes varones: Madrid (71,54))
Vitoria(70,42) ySegovia (67,82), descendiendo hasta 28,06, que
corresponde á Almería, 25,87 á Castellón y 20,61 á Murcia. En hembras, el máximo está enMadrid (47,58), después Vitoria (46,30)
y Bilbao (45,29), y el mínimo de todas, Pontevedra (14,92).
Clasificación de los habitantes porreligión
Como erade esperar, aparecequela inmensamayoríade los habi¬
tantes deEspañaprofesan lareligión catòlica, hasta el extremo de
queendiez provinciasni uno solo declaró pertenecer á otra comu¬
nión. Sise observan aisladamente las capitales, nótanse diferencias notables, generalmente en más. Así Barcelonaarroja un 2,66 por 100,siendo de 1,18 el valorque. corresponde á toda la provincia.
Naturalezay residencia habitual
De los 16.591.796 nacidosenEspaña, 15.302.757 se inscribieron
enla provincia misma de su naturaleza y 1.289.039 en provincia distinta de la de su nacimiento.
Los nacidos en elextranjero que seempadronaron en el año de 1877 componen un total de 40.533, procediendoen su gran mayo¬
ría deFrancia, Portugal, Inglaterra é Italia.
16,98
7.5°
1,27 2,21
30.64 4Ï.37
AGRICOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO Tocante á la residencia habitual, se ve que de los transeúntes inscritos, 440.973 eran españoles que ordinariamente vivían en dis¬
tinto término municipal de aquel en que pasaron la nochede la ins¬
cripción, y II.703 habitaban de ordinario en el extranjero.
Pasemos ahora á dar idea del segundo tomo delcenso publica¬
dopor el InstitutoGeográfico y Estadístico, el cual es, por lo me¬
nos, tan interesantey está tan concienzudamente compuesto como elprimero.
Clasificaciónde los habitantesporsuedad
No basta conocer el número de habitantes de unpaís para ave¬
riguar susfuerzas vivas; es preciso agruparlos por edades para co¬
nocer cuántos forman en aquellos períodos de pasividad obligada,
cuales sonlos de la niñez ysenectud, ycuántosse hallan en dispo¬
sición de contribuir á la producción general con sutrabajo físico ó
intelectual.
Para ellohayque empezar por establecer los. límites que sepa¬
raná unosde otros períodos; deaquí queel Instituto considereque la niñez termina álosdoce ycatorce años en los sexos femenino
ymasculino respectivamente; la adolescencia, á los diez yochoy veinte; la juventud, á los 30, en queda comienzo la virilidad, por¬
que entoncesalcanzan el hombreyla mujer la plenitud detodas sus facultades,yde ellasgozan sin quebranto notable hasta los sesenta
años en que declinanlas fuerzas con suma rapidez.
A fin de lograr la mayor parte de los objetos que se basanen
estetrabajo, clasificó el Instituto á los habitantes año poraño y hasta de mes en mespara el primeraño de lavida. Salvas
aquellas
inevitablescausas queproducen ligero error enlos resultados, pue¬
den tenerse por buenos los obtenidos, pues no resalta en ellos
nin¬
guna verdadera anomalía.
Había en España el 31 de diciembre de 1877:
(Varones 3.586.262
( Hembras 3.625.199
„ r Ci ^ (Varones
4.019.43^
De20á60aSos J .
(Hembras 4-34°-'9
n- c- .1 1 f íVarones
526.046
De 60 añosenadelante í o„»
(Hembras
Demenosde i año á20años.
543
Yagrupándolos de otromodo se obtiene:
fHasta los 7años
(varo-Desde los 7hasta lapubertad.<
De 7 á 13años(hem¬
Examinando las cifras anteriores,se notaque mientras en el pe¬
ríodo de la niñezes bastantemayorelnúmero de varones que el de hembras (particularmente desde los 7 años hasta la pubertad), lue¬
go domina el sexo débily conserva ya siempre alguna ventajaso¬
breelmasculino.
Clasificación por profesiones
Desde que se hicieron losprimeros empadronamientos, se pensó
en la convenienciade clasificar á los habitantes por sus profesiones
úoficios, por serbase necesaria este estudio para diferentes aplica¬
ciones legislativas, administrativasy económicas.
Procediendo elInstitutoGeográfico con suacostumbradalealtad,
expone las dificultades que es precisovencer para efectuar un me diano censo de profesiones, yá fin de que no se crea queestopueda deberse á mala organización de nuestro país, recuerda el siguiente
casoacaecido en Suiza, dondetan intensa es la acción administra¬
tiva. Helo aquí:
«Alpublicarlos resultados de su último censo, hace el centro