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KALEIDOSCOPE

CALEIDOSCOPIO

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ISSN: 2174-8454 – Vol. 10 (otoño 2015), p. 165-167

Secretos en red. Intervenciones semióticas en el tiempo presente, Jorge Lozano (ed.), Madrid, Sequitur, 2014, 198 pp.

El fenómeno WikiLeaks, amén de sus numerosas im-plicaciones políticas, nos ha permitido reflexionar so-bre muchos de los problemas del tiempo presente que revisten un gran interés tanto para las ciencias sociales en general, como para una teoría semiótica, en particu-lar. Algunas de estas cuestiones, como las vinculadas a la sociedad de control, la vigilancia, el panóptico, la

configuración del espacio público y privado y el papel que los medios desempeñan en la misma, la crisis de los medios tradicionales con la irrupción de internet en la vida cotidiana, etc., ya venían estudiándose desde hace tiempo y han encontrado con WikiLeaks nuevas pers-pectivas de análisis. Otras, como las relacionadas con el par de conceptos «secreto» y «transparencia», o con la problemática general del archivo y el documento, han demostrado la urgente necesidad de una redefinición que dé cuenta de las estrategias de las que se sirven y de los procesos que generan, al tiempo que intente expli-car sus diversas modalidades de sentido en el seno de nuestra cultura.

La publicación de Secretos en red. Intervenciones semióticas en el tiempo presente contribuye a profundizar sobre estos temas, proponiendo un estimulante ejercicio de lectura en el que encontramos una buena muestra del trabajo que el GESC, el Grupo de Estudios de Semiótica de la Cultura que coordina por Jorge Lozano (también editor del volumen), ha desarrollado en torno a WikiLeaks1, junto a inestimables aportaciones de autores como Um-berto Eco, Paolo Fabbri, AlUm-berto Abruzzese, Maurizio Bettini, Denis Bertrand, Jacques Fontanille o Joshua Meyrowitz, que fueron expresamente preparadas para la investigación y cuya publicación original tuvo lugar en dos números monográficos de Revista de Occidente que Jorge Lozano coordinó en torno al secreto y la transpa-rencia, respectivamente.

El estallido del Cablegate propició un encendido de-bate mediático, que muchos tildaron de escandaloso, y que permitía agrupar y consolidar una serie de pregun-tas relacionadas con la sociedad de redes. Sin embar-go, tal y como indica Alberto Abruzzese, el éxito de la plataforma WikiLeaks tuvo mucho más que ver con el relato seductor que se originó y que transformó las filtraciones en «uno de tantos fenómenos de espectacu-larización de acontecimientos mediáticos en cualquier caso escasamente cooperativos». Lo que llama la aten-ción, por tanto, es la consolidación de un poder

mediá-1 En el marco del Proyecto I+D «El fenómeno WikiLeaks en Es-paña: un análisis semiótico y mediológico» (CSO2011-23315).

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tico tradicional, que se sirve de los avances y hazañas surgidos al calor de un ideario hacker para continuar contando historias que sean atractivas para la ingente audiencia colectiva. En efecto, el enorme archivo que WikiLeaks entregó a los periódicos fue gestionado por estos atendiendo principalmente a sus propios criterios de noticiabilidad y a sus intereses editoriales. Todo ello definido como una operación de desvelamiento sin pre-cedentes en la que la transparencia llegó a ser el valor por excelencia, y Julian Assange, su máximo exponente.

Jorge Lozano abre el volumen llamando precisa-mente la atención sobre el elevado número de docu-mentos con el que WikiLeaks proveyó a los periódicos, y cuestionando este archivo de 250.000 cables, de datos en bruto, sin marcas de género, sin apenas textualidad, sobre su capacidad para generar enunciados. Tomando en consideración los trabajos de Benveniste en torno a la enunciación o de Foucault sobre el archivo, Jorge Lozano aborda el proceso de traducción de los cables a noticias, y nos sugiere que para producir un efecto de transparencia, hay algunas «opacidades» que deben intervenir, siempre. En definitiva, «a más transparencia, más opacidad», sanción que de manera más o menos explícita encontramos a lo largo de todas las páginas del volumen. No en vano, de la mano de Recanati, se nos recuerda que «el signo es como un espejo que deja ver otra cosa además de él, pero tanto el espejo como el vidrio tienen la propiedad de opacarse».

En esta línea de reflexión semiótica, para Jacques Fontanille la transparencia no es un dato, sino una in-teracción entre un objeto y un obstáculo que debe ser vencido, pero que no podrá ser nunca eliminado. Sin este obstáculo, por lo tanto, la transparencia no es po-sible. La transparencia se nos presenta así como una operación semiótica cuyo sentido cultural puede detec-tarse analizando dónde y cómo se articula: es una in-teracción, dirá Fontanille; una estrategia orientada, por ejemplo, a defender una sospecha.

Sobre la dimensión semiótica de la sospecha en nuestra cultura versa el artículo de Rayco González (GESC), que presta atención a las relaciones que, desde siempre, esta ha mantenido con el poder. En lo relativo

a WikiLeaks, se destaca cómo su actuación surge de una sospecha en la que los medios desconfían del poder, mientras que los ciudadanos desconfían del poder y de los medios. Sin embargo, en la construcción discursiva de esta sospecha, todo desvelamiento, todo intento de ser transparente, hace sospechar que aún quedarían se-cretos por desvelar.

La exigencia de transparencia por parte de las insti-tuciones y del poder público, no obstante, siempre ha sido determinante en la propia dinámica de la profe-sión periodística. A este respecto, Pablo Francescutti (GESC) nos recuerda cómo desde el surgimiento de la prensa liberal de masas, esta se ha movido por la máxi-ma de que nada permáxi-manece secreto, haciendo al ciuda-dano partícipe de las maniobras del estado. WikiLeaks, sin embargo, aparece como el nuevo vigilante en una situación generalizada de pérdida de confianza en los medios tradicionales. Medios a los que sin duda tuvo que acceder, paradójicamente, para hacerse lo suficien-temente visible.

Este problema de la visibilidad en nuestra cultura es abordado por Joshua Meyrowitz, que señala cómo la sociedad actual ha experimentado un cambio de para-digma desde la miopía hasta la hipermetropía (entendi-da como la ampliación de nuestro campo visual), que ha producido una nueva erosión entre lo público y lo privado promovida por las tecnologías de la vigilan-cia y de la comunicación en general. En consonanvigilan-cia, las percepciones de nuestro propio yo han variado, lo que ha dado lugar a nuevos reagrupamientos sociales, rupturas, etc. Sobre el problema de los regímenes de visibilidad en WikiLeaks reflexiona Maria Albergamo (GESC), por un lado, analizando su logo (constituido, dirá, por «figuras del tiempo»), y por otro, observando la manera en que medios como The Guardian trabajaron para representar (info)gráficamente los cables en bruto, de manera que se hiciesen transparentes al tiempo que estéticamente atractivos.

Por otro lado, para Umberto Eco, lo importante de WikiLeaks no estriba tanto en el propio contenido de los documentos como en su forma. Para el semiólo-go italiano, WikiLeaks ha inaugurado una nueva etapa

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histórica en lo relativo a las relaciones entre el poder y los medios en la era digital. Frente al desvelamien-to masivo de secredesvelamien-tos de estado, no obstante, Eco se muestra reservado y remarca que el escándalo que las revelaciones supusieron no fue sino aparente, ya que no se desveló nada que, de alguna forma, no se supiese de antemano. En esta línea, Marcello Serra (GESC) inci-dirá sobre lo que WikiLeaks puede decirnos sobre las formas de la información. Retomando el famoso dictum

«el medio es el mensaje», Serra dirige su mirada sobre el médium para analizar la manera en que las filtraciones de WikiLeaks pusieron en crisis el funcionamiento de estructuras precedentes en ámbitos diversos como el del periodismo o la propia diplomacia.

A lo largo de todo el volumen, el secreto se nos presenta como un elemento clave de la comunicación estratégica, cuya dimensión semiótica se hace esencial para entender su funcionamiento. En este sentido, De-nis Bertrand sugiere que existen diferentes regímenes con los que el secreto actúa, que el secreto tiene gra-daciones y que, en cualquier caso, el secreto aparece como una fuerza motriz en el nivel profundo de

cual-quier narración. Por otro lado, atendiendo a su carácter paradójico, Paolo Fabbri, en la entrevista realizada por Marcello Serra que se incluye, va a destacar el juego de ocultación practicado por los activistas de la transpa-rencia, desde Anonymous (con sus máscaras) hasta el propio WikiLeaks (la figura del criptógrafo), cuyo modus operandi responde al de una auténtica sociedad secreta.

El libro concluye con una muy interesante aportación de la artista afincada en México Magali Arriola, en cuyas páginas convoca a diversas personalidades de la historia del arte que, de una manera u otra, tuvieron una partici-pación en escenarios políticos precisos y cuyos «secretos»

han ido desvelándose con el tiempo, produciendo una reconfiguración de sus roles, de su importancia para la historia, y de nuestra propia percepción del artista.

En resumen, Secretos en red. Intervenciones semióticas en el tiempo presente nos ofrece un muy estimulante recorrido por muchos de los problemas a los que se enfrentan las ciencias de la comunicación hoy en día.

Óscar Gómez Pascual UCM

ol. 10 (otoño 2015), p. 168-169

establishing a new doctrine reinforced by a newly rearmed Republican party that claimed that American influence should be sustained through coercive power based on a progressive increase of the military budget. According to this discourse, «Hard Power» was presented as the repla-cement for «Soft Power» (the term would be coined by Joseph Nye in 1990), considered as futile and useless.

Nevertheless, a certain number of events has brought to light the various problems caused by neoconservative dog-ma in the last three decades. Economic recessions, cracks in the social model, the 9/11 attacks or instability in the Midd-le East are just a few of the consequences that cast doubt on the supremacy of an intimidating foreign policy. On the other hand, assuming that the strategy of persuasion or seduction (diplomacy or educational exchange, i.e., «Soft Power») might prove to be rather lightweight in some cases, one must conclude that a combination of both is necessary.

At this point, «Smart Power» arises to «recognize the diver-se ways in which Hard and Soft Power can be combined (…) Smart Power might entail long-term attraction along-side short-term use of coercion when necessary».

Aude Jehan proposes such a redefinition of this con-cept in Smarter Power. The Key to a Strategic Transatlantic Part-nership, a volume she has coordinated with András Simonyi within a research project at the Center for Transatlantic Relations at SAIS, Johns Hopkins University. The lack of interest that this notion has aroused in academic studies is highlighted at the beginning of the book, a remarkable fact considering its growing importance in the political arena.

Indeed, Jehan reminds us of a good example involving the former Secretary of State Hillary Clinton, who «invoked Smart Power as the idea that an effective foreign policy must place principal reliance on a tailored synthesis of Hard and Soft Power adapted to specific circumstances»

(p. 4). Therefore, the aim of the book is to draw up an overall analysis of «Smart Power» in order to focus on the social benefits when power does not exclusively rely upon military and speculative impulse, as Jehan explains: «Ma-king power renewable entails several steps (…) the first step is undoubtedly the rebuilding of economic strength to make new investments, and ensuring the support and competence of our own population» (p. 11).

The Iran hostage crisis that took place between 1979 and 1981 in the wake of the assault on the United States em-bassy in Tehran by supporters of Ayatollah Khomeini’s revolution gave way to a substantive change in the public consideration of the management of international poli-cies. This conflict was not only decisive in the decline of Jimmy Carter’s presidency –he would not be reelected in the 1980 elections– but was also used as the excuse for Smarter Power. The Key to a Strategic Transatlantic Partnership, Aude Jehan

& András Simonyi (ed.), Washington DC, Center for Transatlantic Relations, Johns Hopkins University, 2015, 160 pp.

ISSN: 2174-8454 – Vol. 10 (otoño 2015), p. 168-169

Jehan’s contribution opens the first of the three-part structure of the volume. This initial block is devoted to ques-tioning the traditional distinction between Hard and Soft Power, as it is clearly laid out by András Simonyi and Judit Trunkos when they write that «[t]here are tools of power that are hard in appearance and soft in their impact» (p. 17) and vice versa. The use of Western popular culture in the Cold War shows the difficulties when establishing a dichotomy since elements such as rock music, Hollywood, fashion and literature turned out to be crucial in the ideological warfare against the East (as has been deeply described by Frances Stonor Saunders, amongst others). Power requires, therefo-re, different tools, as Stacia George confirms by arguing that Hard and Soft Power «are desirable and useful, depending on whom one is trying to influence and what would influence them» (p. 31). As for her, George is concerned about the effectiveness of combining both categories because «[p]os-sessing the tools of power is not the same as successfully wielding power» (p. 33). One main endeavor of the United States lies in working on a better and more coordinated bu-reaucracy that might result «in a U.S. Government that effec-tively wields both its Hard and Soft Power assets such that each is successful on its own, and when combined, exponen-tially more powerful» (p. 49).

Whereas this first part discusses the prominent posi-tion of America in the internaposi-tional scene, the second one is oriented towards the axis United States–European Union and provides us with insights from senior executives on both sides of the Atlantic. Esther Brimmer, who was Assistant Secretary for International Organization Affairs at the time of writing, reflects on the change of direction of the Obama administration from the George W. Bush period to an effi-cient multilateral diplomacy by revitalizing entities such as the FAO to solve problems like the food crises in 2007 and 2008. Thus, a new culture of agreement arose that might res-tore the damaged credibility of the country in dealing with international affairs using force. Brimmer advises: «From te-rrorism to nuclear proliferation, climate change to pandemic disease, transnational crime to cyber attacks, violations of fundamental human rights to natural disasters, today’s most urgent security challenges pay no heed to state borders» (p.

54). Paula J. Dobriansky, an American foreign policy expert

who has served in key roles as a diplomat, and Paul J. Saun-ders, executive director of the Center for the National Inter-est, carry out an exhaustive study of the current situation of energy resources and security in transatlantic relations. From a European point of view, two MEPs and former national Ministers provide us with their insights. Alain Lamassoure recalls his intervention at the World Economic Forum in Da-vos back in 1997 –his voice crying in the wilderness that the 21st century should not belong to any particular power or continent but to the whole world– and demands cooperation among the Member States of the EU and with the USA and the international institutions. Annemie Neyts-Uyttebroeck indicates that the construction of an European Union based on Smart Power is hindered by the interests of the Member States alongside the struggle between immediacy and patien-ce in finding solutions: «We do live (...) in an era of spectacle and show. It is an era of instantaneity and urgency, of brevity and apparent immediacy. An era in which foreign ministers and even the Pope tweet, is not very conducive to the patient, multilateral and protracted negotiations» (pp. 115-116).

After the social, cultural and political diagnosis is com-pleted, the chapters in the third block take a look at the fu-ture with a common message –«smart power needs to get smarter». In fact, this is the title of Daniel Serwer’s article, an idea that he develops on page 125: «[Smart Power] should focus on preventing conflict and instability, lead to a serious restructuring of our diplomatic establishments so that they become more expeditionary and anticipatory, share burdens within a clear concept of strategic goals, and shift resources to nongovernmental initiatives». Tyson Barker delves into Tran-satlantic Trade and Investment Partnership’s (TTIP) geopoli-tical and economic benefits and Tom C. Wang foresees new challenges if the United States and Europe worked together in areas such as science diplomacy. «Today Americans may be waking up to the fact that they can’t withdraw from the world», as Daniel S. Hamilton and András Simonyi conclude (p. 157). A global cooperation is needed to face threats to de-mocratic societies from a redefinition of the «Smart Power»

notion, a task that this book fully accomplishes.

Manuel de la Fuente EU-topias

ol. 10 (otoño 2015), p. 170-172

Transparencia y secreto, Marcello Serra y