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barómetro que indica las más mínimas oscilaciones en la pujanza

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EL EXTERIOR DE LOS ANIMALES DOMÉSTICOS 597

y brio de los séres. El aire que se respira, ese elemento llamado vi¬

tal por los antiguos, introduce en la sangre tal série de modificacio¬

nes, que habilitan á estelíquido para que esparcido por todo el ám¬

bito de laeconomía, conduzca hasta las partes más lejanas y dimi¬

nutas los materiales de su reposición, entreteniendo en ellas sus acciones y movimientos orgánicos. De nada servirá que alimentéis

bien á vuestros ganados, si su respiración es exigua y su circula¬

ción lenta. Vanosserán todosvuestros esfuerzosen lamejora de los

animales domésticos, si no atendéis predilectamente á las imperio¬

sísimas necesidades de la respiración y circulación. Los productos facilitados por un sér, en su cantidad y en su calidad, están y esta¬

rán siempre en relación directa del alcancey extension de los actos

complejos á que me vengo refiriendo.

Ahora bien; el pulmón como el corazón, no llenarán el fin fisio¬

lógico que les está propuesto, sino con cierto grado de desarrollo,

que no es posible medir al exterior de otra manera que por la am¬

plitud y holgura de la cavidad en que se hallan encerrados. Por lo tanto, laamplitud del tórax ó pedio es una condición absoluta de belleza, no solamenteen el caballo, sino en todos los animales do¬

mésticos, cualquiera que sea el servicio ó especulación á que seles dedique. Losque siguiendo las opiniones de Lodieu afirman que el pecho estrecho en la vaca es una garantía para la producción de

buena y abundante leche, difunden el más tosco errorque se puede proferir, puesá tanto equivaldria sostener que un pecho hundidoy

exiguo forman las mejores cualidades en una nodriza denuestra es¬

pecie. ¡Gran empujey desmedido medro alcanzafian nuestros

pe-queñuelos amamantadoscon la leche empobrecida de mujer depe¬

cho estrecho, barrunto detisiquez y enervamiento! ¡Me maravilla, señores, al mismo tiempo que me causa honda pena, la facilidad

con que seextravía el juicio, áun en personas de reconocida ilustra¬

ción y claro criterio!

Paso ahora á otra cuestión que siento mucho no podertocar sino

muy someramente. Me quiero referir á la perfección extreiua que algunos encuentran en el caballo inglés de carrera.

Señores: la amplitud del pecho, que, ya lo he dicho, es siempre

y en todos los casos una condición absoluta, imprescindible de be¬

lleza, se mide por tres dimensiones, la altura, la longitud y la an¬

chura. Pero deestas tres dimensiones, la más esencial, la deque no

esposible hacercaso omiso, es la anchura, que resulta de la distan¬

cia que haya de costillar á costillar. La mayor dilatación del pul¬

món se opera en el sentido trasversal, experiencia que hago todos

los añosante mis discípulos, y que vosotros podéis verificar fácil¬

mente. Así, el caballo inglés de carrera es defectuoso bajo tal con¬

cepto, pues es de costillares planos. Cierto que se encuentra exce¬

lentemente conformado para cortar las columnas de aire; cierto

también que de esta suerte resulta más ligero, pero todo esto se

consigueá expensas y menoscabo del vigor y resistencia. Como

caballo de fondo yaguante duradero le lleva el árabe grandísima ventaja y áun el

túismo

español. No es correr mucho elavance de

pocos minutos y con evidente fatiga ó cansancio del que corre. Yo

598 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

no reputo comocaballo corredor sino al que corre mucho durante

bastante tiempo ysin gran detrimento de sus fuerzas y organismo.

Oid, oíd, señores, á propósito de esto, la anécdota siguienteque refiere Mr. Kamon, veterinario que fué durante ocho años de Mehemet-Ali, en Egipto.

«Mientrasgobernaba el país de Nejd Kourchid-Pachá, se presen¬

taron cierto dia unos ingleses dueños de caballos de pura sangre criados en Inglaterra, conla pretension decorrer con ios beduinos.

Aceptan éstos el partido, pero los ingleses piden un plazo decua¬

renta dias parsi pi~eparar sus caballos.

Llega al fin el dia señalado, y los contendientes se presentan en

en el lugar de la cita.—Escoged, dicen los beduinosá los europeos,

cuáles de nuestros caballos hande luchar con los vuestros, y decid¬

nos cuánto tiempo vamos á correr.—Losingleses se miran asom¬

brados unos á otros y responden que ellos corren, álo más, una hora.

Entonces los nómadas sueltan una carcajada, exclamando: ¡Y

para una apuesta así necesitáis cuarenta dias de preparación! ¡Pobre

idea nos dais de unos caballos que aseguráis descienden de los

nuestros!

—Tal es, replican los ingleses, la costumbre de nuestra patria;

pero ya veremos si os reís cuando nuestros caballos venzan á los

vuestros como vencen á todos los del mundo.

Los beduinos se rien de nuevo, hasta que de repente quedan estupefactos viendo dos hombres pequeños, flacosy extenuadosque conducen de mano al lugar de la escenados grandes máquinas mo¬

vibles, que alfin caen en la cuenta de sercaballos, aunque las man¬

tas que los cubren sólo les dejan al descubierto los ojos.

Los árabes examinan detenidamente aquellos, para su costum¬

bre descomunales animales, y preguntan sisón los que van ácor¬

rer. Mientras queel raquítico groom trepa sobre su trasijada mon¬

tura, un robusto beduinocoge su arma favorita, y con toda grave¬

dad secoloca sobresu caballo decotrtun alzada, que poco ántes es¬

taba retozando alrededor de la tienda decampaña de la familia de

su dueño. No sin repugnancia de los ingleses y corno término me¬

dio de lo que suscontrarios pretendian, se decide portiltimo que la

carrera será de treshoras.

Dada la señal, los caballos rompen juntos. Durante la primera

media hora los nedj s pierden de vista á los europeos; ála segunda

casi losalcanzan; á las dos horas ya los han pasado,y llegan altér¬

mino señalado mucho ántes quelos ingleses. Terminada lacarrera, los hombres del Desierto se acercan á ios extranjeros, que afanosos

daban friegas á sus caballos, y les preguntan quése hace en Ingla¬

terra con unos animales que por corrertres horas se quedan inser¬

vibles.

—Se les repone, replican los ingleses.

—Y eso, ¿quéquiere decir?

—Durante dos ó tres meses los caballos viven en la mayor abun¬

dancia y sin trabajar, sueltos en un localaparente, donde disfrutan

las mayores comodidades.

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—Preparar un caballo durante mucho tiempo, abandonarlo des¬

pues varios meses, todo estosignifica, dicen los árabes, quevuestros

■caballos sirven á susamos de bien poco.»

Esta anécdota, deque dan cuenta todas lasobras de hipologia de alguna importancia, me congratulo en decirosque ha sido publica¬

da en la sección de Entrepáginas, del ilustrado periódico El Libe¬

ral, hechoqueprueba que las buenas doctrinas y la verdad se ha¬

cenpaso áun entre la gente profana, y eso que ya quisiera yo que todos los profanos en asuntos de cria caballar poseyeran el claro

criterio y erudición queadornan á D. Isidoro Fernandez Florez,á quien desde aquí y sin conocerle personalmente, diri)o un saludo

afectuoso ydoy las gracias porel acierto con que siempre escribe de

tales materias.

Se ha llevado hasta la exageraciónlareforma del caballo inglés de

carrera, desvirtuandosusbellezas,destruyendo la correlación anató¬

mica y fisiológica de sus diferentes aparatos, y socavando en su consecuencia susprincipales condiciones devirilidad y empuje sos¬

tenidos.

Y comotodos los diasy átodas las horas se habla de la urgente necesidad de mejorar nuestro caballo de silla, y para ello se pide

poralgunos su cruza con el pura sangreinglés de carrera, yo cum¬

plocon un deber de conciencia J de patriotismo, advirtiendo que,

si tal se hiciera por sistema, perderiamos el tiempo y el dinero

lastimosamente, é introduciriamos en nuestro no tan degenerado

caballo defectos é incovenientesque la ciencia y nuestro interésre¬

chazan.

Consideraba este punto de extraordinaria importancia, y me he

entretenido en él más tiempo del que debia, dado el escaso que debe duraresta conferencia. Veo que es ya la hora, y como me con¬

viene mucho no abusarde la atención que me habéis dispensado,

para que tampoco me falte vuestra benevolencia, corto aquí mi ta¬

rea, aunque con el pesar de nohaberla casi comenzado.—He dicho.

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