ASO II. LUNES 16 DE ¡ENERO DE
1854.
NUM.25.
1 Dr M
lü
PËRIODIGO DE INTERESES MORALES Y MATERIALES,
REIAACTRADO
POR ,' ' '
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(35. ^^ÍTü^icí ^wktò i|/
,tí5. ^iKut/./è&.íç'í·, ijj ÇP,. JC WH/ÇM/O. S'.
■ M ' •'■•¡v ■'
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- ■ ■ . ■ -v-SE PUBLIOA'. DOS'VECES AL MES, Y A CADA
NUMÉRO AOOMPANA'N l6
PAGINAS-EN A.?' •de OBRAS DE LA CIENCIAi ' ■ «i ' ''
iXi mi. ,ià
PRECIOSiDE.S.USGRICIONv ' '
Aï.PEçiÓMGO CON L.vs oBBAs. . En Maili'idi por un,mes, 3 rs., por ires'ïQ. 8. En provincias, portres
id. 10.- Ul¬
tramarycslrangero, por nil Afto,50.
ASOLOEL rEBiÓDicp. Eu Madrid, por MU mcs, 2
realos,
por
très id. 5.'En provincias
portres id., 7. Ultramar
y eatrangero,'por unañOv.56. vCada 6páginas de las obras
publicadas
cuestaná los
i nuevos süscriloresjAédioréál.''' ÉUN'TOS DR süscto^
LnMadrid; En lá
Redacción,
callo delDeséngauo, nü-"raero-iS,
cliaho
terciTO;en laUyreríá'de Cuestatf'feii la de Bailly-BaUliere, y enla litografia de Mejí.i', calle de Atocha, niím. 02.=Enprovinciasen casa de lo.s corres¬ponsalesen lospuntos enque los ha\;, ó girando
letra
sobre"correos áfavor del
Administrador,
encarta franca.Todas
-tiisvpubUcacioms cierilificds ó^<po-
lílicas están autor¿zudas para
copiar de Jív
Eco cuanto
giustm.,^.haciendo la correspon¬
diente cita,
de,sr/r procedencia'.
; •ADYERTENCIAS.
Para
què Il'eguè á cènóciïniento de los htieyos
suscrîtof-eèdeJ?/
iEcdi'reproduciUios aquí Ió qiiè
euFOLLETIN.
-.IVi-.i
,T ;dil! 'nict.
'b:'. ACTO DE CONTRICION^
■
; . Giertamenèeque no sabemos
cómo
preaeularnos.Jióy
anteel tribunal del .Boíeím de Fefertnan'g; si
por .conducto deuiiformaly respetable folletiuj Ó bien.em--
pleando
en nuestro apoyo unadefensa Soberana.. El
primer medio, seria sinduda
masadecuado
jicuando
setrata de aquello de
humilliata capitO' vestrchrDeo (1);.
mucho masaun,cuándo necesitamos disculparnos de
la tremenda acusación que.
ha fuíuiiuado
contrael
:pobre Eco
aquel juez tan<se'ver0)(Vi. Atendiendo,
sin embargo, ánuestra situación actua:, que debeserla deun-contrito, implorando perdónpor sus deslices,hallamos mas«¿afe/emostrarnoshumildes,
cabizbajos
yllorosos á-suplicar algunas palabras
consoladoras,
decletnencia,,para nuestros corazones
arrepentidos.
Así pues. Sr. Boletín: Los redactores de
El
Eco,aterrados porel
cúmulo
dó desgracias que nos ame- (1) Compareced-ante la manopla y el acial (iraduc-cion libre).
(2) ElAckl-raanopla.
el número 19 dé este
periódico-anunotamos
relati- vamenteá lossiguíeates■ . \"PRfBIViïOS, ^ ^ * - -
- -, . --•• —U-^V•• . - :.
dLdlieHdccwn 'de Tií
Eco de LAVÉteri
NÁRÍA hbre'uri
córicáí'^ó'parú idpresèrïtdéion
dé
WéMóría^''gtíé '%'éWén
.'sóbi'e'únó dé*los piint'os sigilíehtés'i
■nazan, con laoración enlos labiosy la mano puesta
sw le'ta!Ur,\haciendo:u30;de IbS débiles alientosque aun.nos restan, osamos!esponer:
° Que sienel
Suplemstiio-
alnúm.
22 ,denuestroperiódico cometimos
la punible^Ita de dar la
vozde
alatma, sobre lareaparición" intentada de ios,exáme¬
nespor
pasantía» fué
despuea dehabernos asegurado,
por nuestras averiguaciohés personales, de la
proba¬
bilidad de' éxitoquecontaban Jastnaquinacionespues¬
tasen acción. Estas naaquinaciones
fueron publica-
.dasen el,núm. 23 de ElEco, é hicimos veral mismo tiempo los motivosen que
habíamos fundado la
.apa¬rición.del
Suplementg.—V. tal
vez noha juzgadp dig¬
nó rebatir la esplicacion que
dábamos de
nuestrostemores, no porque
ella
ensi fuera indestructible,
mucho píenostratándose de la habilida.d estratégica
del
Acial-manopla jQuiá
esonol Sino
porque estoseria indigno, como
hemos
dichoya.Y
enverdad,
Sr. .Boletín, que todo .bien considerado, no mere- ciamos otracosa que un
manoplo-acialazo, puesto
quenotenemosdos dedos de
juicio.
Hizo bienV. al embestirnos vellis kgliis, para castigar nuestra
ligereza
perniciosa.Miserables de
nosotros1 ¿Acaso no debimos, antes de darse el Suplemento,
confiar
enlas vias dehecho,
tanénérgi-
2 EL EGO
Primer tema. ¿
Pueden los veterinarios
por
si mismos mejorar
susituation
yatender -al engrandecimiento de
suciencia ? ¿Qué medidas
serán mas conducentes al
efeëto?
Segundo tema. Medios higiénicos
que pue¬den y
deben adoptarse
para precaverel desar¬
rollode las
enfermedades
, muermo,lamparon
y otras, que por sufrecuencia
ygravedad tanta
mortandadproducen
enlos caballos del ejército.
El autor üe la
mejor Blemoria sobre cada
uno de los
puntos -mencionados, obtendrd
unpremio de 400 reales vellón., ó
suequivalente
en obras selectas de la
Facultad^ instrumen¬
tos de
cirujia, etc., á
suelección.
Las Memorias
pueden
serescritas
en es¬pañol ó
enfrancés;
y sedirigirán francas de porte al Administrador de El Eco de la Veteri¬
naria antes del 1.° de
junio de 18S
».Debe¬
rántener en su
principio
unlema cualquier
ay
otro
enel final.
Examinadas que sean por una
Junta de
profesores, se publicará en todo el
mesde agosto siguiente el lema
queencabece cada
una de las dos
Memorias premiadas; á fin
de que sus
respectivos autores contesten in¬
mediatamente,
espresando, bajo
sunombre
y
firma, cuál es el segundo lema de
suMe¬
moria,
esdecir, el del final {que la redacción
se reserva como
comprobante)^ el sitio de
su residencia yla
manera comodesea recibir la
cantidadasignada al premio.
easy tan
"Saludables del Acíoí-manopia? Pues
qué!porquela
esperiencia
noshaya dado
â conocerla
ve¬racidad de aquella
máxima «fíate,
yno corras;» por¬que
recordemos todarda
condolor las prórogas
otor¬gadas despues de 1847, sin
queel Juez
severolo
evi¬tase; porque
hayamos observado
queel Acial'-ma- nópla
no seha movido á los clamores de varios
pro¬fesores
atropellados
conescándalo público;
porque todo estosuçeda, ¿debimos
, por ventura, suponer queguardarla el mismo silencio, conservaría la
mis¬ma calrtia,:
igual semt-neuíraiidad? Guando la
negati¬va se
desprende
comoconsecuencia lógica, ¿de
qué 'manera escusaremos nuestro
proceder irreflexivo?...
De ningún
modo
; es4anescasonuestrojuicio
queno- contamosdosdedos, yéú
esoconsiste
todo.Otráicirdíínstancia
gravísima
queexigia de
nos¬otros lá
píudencia,
era,9r.mial'-m.anbpla; la deiia-
ber rheditadh que,
haciendo pública
lapretehsioil de
los
aspirantès á albéitares
contodos
■susdetalles,
corriael inminente riesgo de que-se reunieran úiu- ohaSfirúias, y'entonces
si el núrntio hiciera fkerza
enta hédanza,
kábria'que reiotver
ensUfaifor. Y
nosótros tán¿úr^és,habíátiiós Hegado â figurarnos'qufe el
'
me^br"
medio dematarimaeonSpiraCien, era'descu¬brirla y poner enguardia
á
cuantos están interesadosLa Redacción
queda
enel derecho de
pu¬blicartn El Eco las Memorias
premiadus., si h juzgase oportunJo,
»Con el mismo fin, trásladaretaos ighalmertte la invitaciónqueapareció enel núm. 23, correspon¬
diente al 16 dediciembre último, con referencia
á
otras instancias nuestras, insertas en los números 10 y
20,
enlasque aconsejábamos á losprofesoresrecurriesen á S. M. suplicandose llevase á efecto el arreglo departidos, entorpecido, según parece, por faitarunaestadística pecuaria de la nación.
Dice así.•
INVITACION.
Todos los
profesores de Veterinaria ó Al-
beitería que se
adhieran d este proyecto pueden dirigirse d nosotros
pormedio de
una
carta., espresdndolo asi. Y cuando
se cuente con un número considerable devotos,
elevaremos á S. M. una reverenteesposicion.
suplicándola
sedigne otorgar la autorización competente,
paraproceder d la formación de
la estadística
pecuaria de cada provincia
y de la nación entera.»OJEADA RETROSPECTIVA.
Ha trascurrido un año desde que por vez
pri¬
mera, venciendo dificultades infinitas y
llevados
únicamente denuestro ardiente afecto á la cienciaVeterinaria,
aventuramos presentarnos ante elenque no se realice
1 Viviendo
y aprendiendo, señor Astuto/ Y gracias áV.
queha
venido á sacar¬nos de este error. De hoy en adelante ya sabe¬
mos quelo mejor es callarnos laboca enasuntos de estanaturaleza, y
descansar
firmemente en que lamanopla empuñará
el Acial, manuferrea,
para opo¬nerse con suautoridad, con su sabiduría,con su re¬
presentación, con su ancianidady con su discreción,
á todogénero de desmandes, intrigas y medidas que
suésquisite celopor la
profesión
y por la ciencia le hagaconocer ; mucho masbebiendo,
como bebe, las noticias enelpuntode
suproduceion
:Asi
lo tiene acre¬ditado, y contraesto no
hay réplica.
¿No es cierto,Sres. Redactores de El Boletín?
Hemos, por
consiguiente,'delinquido
,Sres.'Re¬
dactores. al
opoherflos
contodas nuestras fuerzas y por cuantosmedios hallamos
á nuestro alcance, á qúe sellevase
áefecto
unamedida de perdición ab¬
soluta para la
Yeterinaria. Heúnos'delinquido, der¬
rocando por su base
las
astuciasyamaños
de»un agenteque.soitenia.relaciaiies. íntimas
y:,estensaaxon muchos individuos solicitantes,;y que se;•encontra¬ba armado de razonamientos capciosos, pürasor¬
prender
la
buenafe del Gobierno^ Hemos delinquido
tambiénen la forma comohemos
procedido á las in-
DE LA VETERINARIA. 5
público,
para convocarenderredor nuestro á
cuan¬tos
aspirasen al mismo fin. La perspectiva de inmi¬
nentes males
futuros,
cuyospreliminares estába¬
mos
tocando, la, justa indignación de
unamultitud
de
jóvenes
que connosotros presenciaban las ten¬
tativas
injustas
parala consecución de aquellas prófogas de funesta memoria,
yla desatención de
nuçstros intereses en
la
prensade la facultad
; to¬das estas causas dieron
lugar,
como eralógico,
áese.çpntimiento de unidad
qqe.siempre
sedespierta
enlos
compañeros de infortunio,
y quetuvo
por resultado la creación de El Eco.Dado este
primer
paso , unobstáculo casi insu¬
perable
seofrecía
paraobtener alguu éxito venta¬
joso. El periódico ni podia ni debia existir
para solo los alumnos : hubiera carecido de esa fuerza ycarácter
quesolo imprime el respeto de la posi¬
ción social de losindividuos, y
únicamente habría
disfrutado de una existencia raquítica ybrevísima
paip,
concluir
suvida estéril enraedio de la
mayorpostración
queoriginara... Recurrimos á los profesores,, invocamos
susausilios,
suprotección,
y
El Eco
sesalvó.
Los que acusan á
los veterinarios de apáticos,
los que
pretendieron inculcarles
unaprevención
contra lareforma incoada , echando mano de me¬
dios
reprobados;
por seguro quecontasen el triun¬
fo desus deseos, han
tenido ocasión de
reconocer que seengañaban. Verdad
es queel aislamiento
de los
profesores
entresí
yla série
nointerrumpida
de
desengaños sufridos inducían á formular
un con-í ceptosemejante
: erapresumible
quela desunion
yel abandono
reemplazasen á la actividad
ygeneral
vestigacionés convenientes
;bien
queesto lo hicimos
porla
imposibilidad
en quenoshallamos de 6e6er di-
reclamenle de otros puntos.
Pero, dispuestos á sufrirla penitencia
que se nosimponga
portan
gravesdeli¬
tos,f
esperándolo todo de vuestra piedad magnáni¬
ma,. nos atrevemos
á
Supiicar: que, en
atençiion á las circunstancias
ate¬nuantes queen nosotros concurren, como son:
el
sertodavíamenoresdeedadconrelaciónámaterias
periodísticas:
no tenerdos dedos de juioio (si
es queeljuicio so
mide
pordedos),
enlo cual,
segúnel
Bolétin de Veterinaria, nos parecemos
á algunos
de sus suscritores: no hallarnos colocados á lasu¬
ficiente altura para
beber las noticias
enel
puntode
su puntode
suproducción
y enel manantial donde tienen
que
eonfluenciarse [i)
pornecesidad-,
noposeereseta¬
lento que
caracteriza á VV,
paradiscernir
porla simple lectura de
unacircular si
esó
nofalso
cuantoen ellasedice; nosatrevemos á
suplicar,
de¬cíamos, quepor
todas
estascausasylas
razones an¬tesespuestas, se nos
dispense la falta á
quealudi-
(1) Usamos estapalabra sin comprender que
exista
en el idioma espa^ml.concordanciaque
la
empresanecesitaba,
para su instalación; perola rectitud de
sentido yla
man¬comunidad de sufrimientossondos elementos po-, derososque bastan para
constituir
unaorganiza;-
cion
fecunda,
activa,éinteligente,
y estos dos ele¬mentoserancomunçs
,á los veterinarios.
Soio
asíseesplicá^
eseprestigió decidido
de que Cataluña se hizo centro , y que,propagándose después
á todas laspoblaciones
en quelatiaalgun
corazónveterinario, lia honradotan altamente las columnas de El Eco.
Merecen
especial
mención eneste sitio no pocosprofesores albéitares, dotados de
la penetración necesaria paraapreciar la
santidad de nuestrami¬sión,
y que, á través de las borrascosas contien¬das
agitadas
enimpugnación de
muchos desucla¬se, han sabido
distinguir
enla
índole de nuestra conducta un propósito firme de proclamar lajus¬
ticia, y
nada
mas quela justicia.
Los
alumnos,
los veterinarios ybastantes
albéi¬tares, se han
hecho,
por tanto, acreedores á.nuestro eternoreconocimiento.
Si examinamos ahora
rápidamente
la revoluciónoperada
porEl Eco
enlas ideas y en ¡os intereses de los que noshonramos
cultivando la ciencia Ve¬terinaria, fácilmiente
séágruparán
á nuestra vista maravillosos lesultados.■
'P ■
Con efecto ¿
quién
no recordará todavía conamargura
aquel silencio pasivo
quela.
VeterinariaOponía de
costumbre á losdescala,bro§ repetidos
que tan continuadamente
pesaban sphre
ella ? Esas contradicciones enormes quepúblicamente
notába¬mos en 11 marcha
seguida
por .alguno
,de los queraos, y enlaquehabíamosincurrido
(lo confesamos)
llevadosdel
vcrdartevo,
aipor queno,sdistingue
há- cialaVeterinaria^y
susprofesores
y ahiinnbs.Por
último, señores Redactores,
si esta confesión espontáneaquehacemos
de nuestras culpas, enlacual
proclamamos
al mismotiempo
las infinitas bor liascualidades queadornanásusolícito, imparcial, enérgico
yrazonadoperiódico;si tal manifestación cumpliese á VV. quefuesemaspública
do lo que permite la suscricionqne cuenta,puedenre¬mitirnosunalista delos puntos
é
individuosá quiernesdebemos proporcionarles su lectura. Que por nuestraparleyá fin de
anticiparnos
álos deseosdeVV.,
sisonlos nuestros, prometemos desde ahora regalar franco de porte esteprimer
número de.nuestro
periódico á
cuantos nos lepidan
en carta franca.Y en prueba
de la sinceridad
que nuestraspala¬brasencierran, nos
obligamos
formalmenteáconti¬nuar«na série dedocumentos análogosal presente,
enlaqne nos ocuparemosde
aquel despejo de incóg¬
nitasquetenemosofrecido.
Sabidoesque no faltamosá nuestras promesas.
4 e:
tsssai^^iü¿;:ss^ "
debi'an'ser el mas
firme/apoyò de la òiència
,.erari sopórtadás
con unaresignación deplorable. 'tiOs' padècirai'éritos,
aun cuandoafectasen
rila cíase
en¬tera,
Solo producían'un efecto débil, áunque de' traséendericia, sobre cadá'íridividuó
;'y'
este,sin
acción por sí
solo
,hàbià
yaperdido hasta el de^.
seo dé
quejarse. Si alguno
que otroprofesor,
en el colmo de suresentimierito,
acometía elarrojo
de hacerse oir
pará
narrar susinfortunios
éimbuir
á los demás sus
propias aspiraciones,
nías,de
unavez le viraos concluirpor
devorar
en supecho la desesperación de
qu,eestaba poseído;
portoda
con¬testación á sus lamentos solia obtener
algunas
re¬flexiones vagas
é incoherentes
quetendían á
co¬locarle en el ridículo... Mas desdeque
M Eco vió
la luz
pública, las proposiciones enunciadas
por unprofesor,
susquejas
porlos desafueros de
que eravíctima,
susdudas
masinsignificantes, todo ha sido objeto de
unadiscusión imparcial,
seha comentado
con la detención que
merecían
; yde este modo
seha
logrado sustituir la animación al desaliento, dar
una base sólida á la confianza que á
todos debe
unirnos, ydespertar,
enfin,
unareciprocidad qué
no se
esperaba.
H
Observábase, al mismo tiempo,
unadejadez
ti-is- tísima, unainercia casi absoluta
enlas ocupacioneg
de los veterinarios , que, á poco mas
hubiera
acar..reado el descrédito científico de la
profesión
ente¬ra. Y á la verdad que esto
nada ofrece de
estraño;porque es una
consecuencia natural
que endonde
falta el estímulo , en
donde ninguna
recompensa sepromete
á las producciones de la inteligencia
y de lá laboriosidad,endoride
, en vezde impulsar¬
se^ se matan
las primeras creaciones del entendí,
miento, endonde hay
uncoloso (en el nombre)
quetodo lo invade, que
todó lo domina
; endonde
estosucede, todo está impedido indirecta
peroforzosa¬
mente... Ahora no sncede lo
mismo;
y aunque,como ensayo en
pequeño, las columnas de
ElEco
en 1853 son un testimonio vivo y
elocuente de la.
aptitnd de los profesores, de
que no sehabla estin- guido
enellos la afición al trabajo, de
quela Vete¬
rinariarenace.
No entra por menos eñ nuestros
adelantos
eseespíritu de duda
que con tantarapidez
sedifunde'
entre nosotros. Ya rió es la voz de un
prohombre
dominus tofus,
la
que se acepta confé,
yhasta
con fanatismoalgunas
veces, porla sola circunstancia
delorigen que trae; está
sumisión ridicula que'tan
fatales consecuenciasproduce, acabó
para.siempre
,en
Veterinaria;
porque la. discusión yel éxámett
razonado delos hechos:han Merribado del altar á"
varios falsos
ídolos,
enseñándonos tácitamenteej
i.ECft.
útirpréceptó de
que' enlas'pruebas está la
exac-'
"titud'. ''j "
"■
■ 'En lo que
hace .relación
A los interesesmateria¬
les,
puede decirse,
con razón, que aun nohemos 11er gado
áalcanzar las ventajas consiguientes á
nues-, tros,esfuerzos.Mas, si
detenemos un momento la consideración enlas'disposiciones e'manadris dé al¬
gunas
autoridades, Sin duda
quetendremos motivo
para
bendecir là publicacióri
dela ley 5i»,
tít.14,
lib. 8. ° dé la Novísima
Recopilación,
queindispu¬
tablemente ha dado márgen
á aquellos béneficiosi
Sin
embargo, el
pasomás gigantesco
queéstamos
dando, yal cual deben dirigirse
conpreferencia
nuestras
miras,
es larealización del
arreglo de PARTIDOS, en el cual estriba en gran partela libre
acción futura de los veterinarios
establecidos,
par-.f ticularmente de lossubdelegados,
yla
garantíamas seguradel porvenir
que nosdebiera
estar reserva¬do. Pero
justoserá
que nos felicitemoshoy de ha¬
ber
promovido
tanimportante cuestión,
asicomoei beneméritoprofesor D. Serapio Marín puede glo¬
riarse de haberla dado
impulso, hallándola parali¬
zada desde que en
1847
se decretó elReglamento
que nos
rige. Y si
agregamosá la solución pronta queparece se preparade
estearreglo, la forma¬
ción
probable de la
estadísticapecuaria,
en la que tan laudable interés se están tomando los .profeso¬
res; veremos
claramente
quela Veterinaria
se dis¬pone en
la actualidad
á llevar á cabo untrabajo grande, de utilidad inmensa
para sushijos
yde
ne¬cesidad para
la nación
entera.¿No
es esto pro¬gresar.''
.Deseamos que se
fije la
consideración en los te¬mas:que
abrazan
lospremios
propuestos porEl
Eco: no en el incesante anhelo de sus Redactores, para procurar á
la profesión dias
masfelices; sino
en las consecuencias inmediatas, aunque mas ó
menos
lejanas,
queirremediablemente
han de se¬guirse de la aceptación
de las ideas quedichos
temas envuelven. Reflexiónese sobre este punto, y
nos hallaremos frente á frente de lanaturaleza ín¬
tima de la reforma. • '
Por
último, coriao medió
el masenérgico
ydirec¬
to depromover
la instrucción, asi
entrelosprofeso-
'
res coriio entre
los,alumnos,
seha fundado
la biblio- TECA,;SELECTA yECONÓMICA\DE VETERINARIA.-r-ElobjetO
.ha sido:
emancipar
á, la cienciaàlel
yugo á que 'es¬tabasometida: poner
eh
manos de todosy por me¬diossumamente
obvios,
nolas obras cuyapublica¬
ción convinieseá la ambicióny á
los-intereses
par¬ticulares •de-unsugetO",
sinaias
quepositivamente
- vani'á-.aumentarelcaudal hartopobre-de>
nuestros:conocimientos,
áimprimir
undesarrollo
á nuestraDE LA
V®TÉ'aÏNAÍlïA.
5inteligencia;
yfacilitar
tambiéná ¿uantos quieran
dará luz una
producción
suya y estuviesenimposk
bilitados. de
efectuarlo,
.por carecer de recursospe¬cuniarios,
un medioventajoso
ypracticable
de lle¬nar suS
aspiraciones.
Ahora bien; si
despues
deapreciar
enjusticia
esa colección de hechos que
dejamos bosquejados,
sepretendiese por
algunos
aseverar todavía que la Veterinaria yaceestacionada hoy
como antes de fundarseElEco; sise intentase aun, cualen Enero ' de1853, inspirará los profesores
ideas de preven¬ción y
de-
desconfianza: si el ánimo obcecado seatreviera todavíaá negar
la
transformación verifi¬cada en las
disposiciones
moralesyfísicas
decuan¬tos hemos concurridoá lá
impulsion
verdaderamen¬teregeneradora denuestra carrera: si se tratase de oscurecer estos
resultados,
que sonpatentés
, em¬pleando
paraello,
en vez de razonamientos francos yterminantes,
esas armás de dos filos con que or¬dinariamentesenos
combate,
en tal caso.El
Eco probará con suficiencia las intenciones recónditas de sus adversarios, yevidenciará
hasta lo sumo laproposición
que en diferentestérminos hasentado,
á saber: que la veierinaria de 1854dista sobre ma¬
nera de la de diciembre de 1852.
UNAPALABRAMASSOBREEL CONTAGIO DEL MUERJIO Ï LA TEORIAY LA PRACTICA.
El que escribe sinquerer
cuando
no tiene necesidadde ello, noesestrañoqueá cadapaso se le deslice
lapluma, y rodando de dislateen dislate vayaápa¬
rar áun abismo, de donde nole sea fácil salir sin arrostrar el mas denigrante oprobio, á no ser que lacompasiónhagasuefecto en el ánimo decuantos le están mirando. Decimosesto,movidosporel dis¬
gusto quenaturalmente debiócausárnosla aparición
del artículo, que,
bajo el epígrafe de contagio del
muertrio, vió la luz
publica
en el número247 del Bo¬letín.
Esá la verdad muy sensible, que un escritor pú¬
blico,
que un redactor delBoletin^de
Veterinariabaya
tratado tan á laligera la cuestión decontagia-
bilidaddel muermo en sus dos
tipos,
solo por lo¬quedicen los papeles
traspirenáicos;
y esesto tantomasdesentir, cuanto que la
práctica
le habrá he¬cho conocer, que en nuestrosuelo el muermo cró¬
nicojamasseha contagiado. Díganlo sino los cuar¬
teles decaballería,
díganlo
loshospitales
de nues¬tras escuelas,
díganlo,
en fin, áuna voz todos los profesores—EnJ?rancia el
muermopuede
ser con¬tagioso; en
España
podemos bendecir níiestro bené- fico clima,que nos preservadetandesastrosaplaga.Müy estraño
parece, que una enfermedad que desdeHipócrates
hastanuestrosdias ha venido lla¬mando la atención de losYati'as,
Hipiatras
yVete¬
rinarios, ysobre lo que tanto se ha escrito, estudia¬
do y observadopar-a llegar á 'Suverdadera natura¬
leza, nos encontremosai cabo de losaños mil, con gse
la práctica
viene á desmentir la teoría. Tales eonclusiones solo pueden deducirse en el bufete y conlarazón preocupada; porque¿quiénnó havü-
tó tráfatcaballós'
iñuériiiosqá
eñmediodé 'ótros
sa-^ños?
qjiién
noíosha
vistoTralíajar juntos...?
ysin
embargo, ni losségiindós
sehan'contagiàdò,
hi los hombres quelos han cuidado han contraido la en¬fermedad, sin que
hayan
tomado precaucionesnin¬
gunas.
Elmuermocrónico, laverdaderatisis nasal, hasta ahora seha considerado entre nosotros como no
contagiosa, y
así
la consideraremos en lo sucesivo,á no serque sepresente bajo un carácter entera-i-
mentedistinto del que hastaestos tiempos ha mani¬
festado. ¿Qué causas pueden, pues,
motivar
en laactualidad la admisión del contagio entre losveteri¬
narios franceses?—Enprimer lugar,
la
mejorade
sus razas caballares,|
sustituyendo á los
tempe¬ramentos linfáticos de las antiguas castas,
los
sanguíneos de lasdel
Mediodía; y énsegundo,
el que por esta
misma circunstancia,
ybajo la
influenciadel climadel Norte, nada mas fácil que la presentación de un estado
inflamatorio, agudo,
cuya terminación
debe
Sercasi necesariamente
por gangrena; y eneste caso,si algun individuo
queha¬
yaestado en contacto masó menos
inmediato
con elmuermoso ha contraido la enfermedad,podemos
decir,que es
tal muermo? No
creemos quenadie lo
suponga.
Además, la infección,
lainoculación,
nonoshan dicho mil y
mil
veces que noexiste tal
contagio? yserá
esto acasolo
quela práctica viene
á desmentir...? Noseamos tan ligeros en razonar que vayamosá
destruir
unacreencia
que,si existe,
enalgo estará
basada,
y no enelmerodicho de al¬
gunosescritores, que
la práctica les enseñó
ayerlo
que
dicen hoy,
ymañana les enseñará á desmentir lo
que
hoy afirman.
EnFranciacomo en
España
y entodas las dernás
nacionesendonde
haya reinado el
muermo,han sido contagíonistas
pormucho tiempo;
perocuando basa¬
ron susteoríassobre las observacionesprácticas, se declararon contraelcontagio. Es esto un
hecho
óunasuposición...?
Alfort, iLion
yTolosa tenían el
ios
hospitales de
susescuelas confundidos los ani¬
malessanos conlosmuermosos; otro tanto sucedía
ennuestra escuela veterinariay enlos cuartelesde caballería: y ¿
cuáles fueron los contagiados? —Nin¬
guno. De loscasos
publicados
porBonley resulta proibado el contagio;
peroqueda probada la identidad
deenfermedades?—No, milvecesno.ünaenferme- dad puramente
do localidad,
nopuede sin
tomarnuevos caractèressercontagiosa; y
soló revistién¬
dose deunaformamaligna,
puede efectuarlo.—El
articulista deTBoletin también echa à un lado las
topografías,
no repara enhacer aplicables á
nuestroclimaobservaciones
recogidas
enclimas
enteramen¬te opuestos.
Nonosinternaremosdemasiado en este asunto, que talvez en
la actualidad está ocupando plumas
mejor cortadas que
la
nuestra;perosí recházareinos
con todasnuestrasfuerzas las
injuriosas calificacio¬
nes que
el articulista del Boletín dirige á los vete¬
rinarios refiriéndose á la cuéstion presente. Así,
pues,
sépase
quelos veterinarios de todos tiempos
han
procurado aprender lo
que_se les enseñaba,
siemprey
cuándo
surazónlo sanciónase,
y que nun¬ca han
aprendido
yguardado
masquelo verdadero,
loútil, lo mismo que
la práctica venia à confirmar¬
les; y
risible
esciertamente
quedon N C. preten¬
daaislar la teoría^de la
práctica
yconcéder ventajas
sobre
laprimeral la práctica erapifica V ála teoría
rutinaria. Los
profesoreá veterinarios tiénen
sen¬tido'coinun; y coii
16s conocimientos
que poseen, sabéndiscurriryjuzígardel valor de los hechos
ylas
EL ECO
teorías, y no
necesitan estacionarse tampoco
para valeralgomas à losojos de don N. C.,- cuando las
épocasles
trazanel camino del
progresoM. V, M.
RElfliTlllOji.
Sres. Redactores de Eb Eco de la Veterinaria.
Muy señores míos:
cuandoconsideramos
-el
tér¬mino á que ha
llegado
lacuestión
deatribuciones
facultativas entreveterinarios y
albéitares
;cuando
vemos,lo
exajeradas
que se presentanlas
razones emitidas por una y otraparte;
ycuando observa¬
mos también que
algunos albéitares
yentre estos
los Redactores del
periódico
cuyonombré lleva,,,
consideran sin
ninguna escepcion
entodos los de
su clase una
superabundancia de conocimientos
en Veterinaria que aunqueasi debiera
ser, estámuylejos de
sercierto,
con lasdebidas escepciones,
nos;habiámós propuesto
guardar
enestalid
un cons-- tantesilencio, dejando
álos contendientes
uncampoen el que no queríamos
poner nuestra mal cortada
pluma..
Empero
el bpmbré propone y,Dips dispone;
asi nos.ba sucedido ánosotros pues que,
sin érn- bargo de,'nuestro propósito,
oreemosllegado eí
casode romperle á
consecuencia: de haber leidola
memoria que acerca dela Yeterinrria y
Albeitería
han
publicado
losRedactores
deEl A-lbéitar
en defensa de su clase.Este es un escrito histórico en el
qué
sus auto¬res
despues de datarnos el
origende la Albeitería
desde el
principio
'del mundó, dèspues de manifes¬
tarnos los;muchos
contratiempos
quesufrió
antesde
constituirse en
ciencia,
ydéspues dé hacernos '
una reseña delos escritores detodos lossiglos
que tra¬taron de Albeitería,
ooncluyeron
sutrabajo
con lasobservaciones hechasycontestadas á .D. Ramon
Llorente
Lázaro,
catedrático deda escuelasuperior,
al oficio (]ue dicho señor pasó á uño
de los Redac
- tores dedichoperiódico
para queespusieran lo
que tuviesen porconvenienté,
á'fin de ilustrar la
cues¬tión de atribuciones facultativas'entréjas'difereiites clases de
profesores
que seencuéntrá pendiente de
la resoluciónde S.
M.-Después de
reseñaren su.contestación al oficio dedicho, señor el,estado ac- tual de los albéitares dice en uno de sus últimos
párrafos: «Para cohonestar
en loposible
esteestado
de los
profesores albéitares,
esopinion general
y ; admitida: 1. ® el que seles
conceda el pg,seála
2.' clase de
veterinarios',
conla amplitud de serles
permitido el tratarlas enfermedades' de todos los animales: 2.® que parala adquisición de
estenue¬vo tituló ó
diploma
no se lesexija
exáméneje nin¬
guna
especie,
por no parecerpropio
paraquienes
se encuentran ya
revestidos
conel
carácterde
pro¬fesores: 3.° que puesto no se les
puede
negarel practicar
la Veteiinaria en toda sulatitud,
seles
autorice para ser
titulares
de lospueblos
yperitos
en loscasos de Veterinaria
legal.»
Hé aquí en
compendio todo
élcredo veterinario
de todos los actuales albéitares
españoles, hé aquí
el todo de sus ánsias y
suspiros, el apetecido
arre¬glo, la brújula
de todos susdeseos;
masexamine'*
mos la
cuestión,
y veamossi enequidad,
enley ó
en
justicia
esasequible la pretensiop de los albéi¬
tares.
Cuando todas las ciencias en
España habían
su¬frido alteraciones á consecuencia
de
susrápidos
adelantos,todas hablan tenido
quesufrir reformas
demás ó menos consideración; nO
podían,
no,quedar estaeipnarias. Tampoco la Veterinaria, que
una mano férreala tenia
aplastada sin qué pudiera
remontarse con
magestubso vuelo al lado de
suhermana laMedicina, saliendo
de la oscuridad
en queyacía:
yahora pregunto
yoá los Redactores
deEl Albéitar, como á
profesores instruidos ¿la
■Veterinaria
española
'antesdel decreto de i 9 de
agostó
de 1847 necesitaba reformas? No creo
queme
nieguen la contestación afirmativa; mas,
deberán decir queesta
reforma
erade urgente
yperentoria necesidad. Pues.bien; sabido es que to¬
das las reformas afectan y
casi siempre lian afec¬
tadointereses creadosy
derechos adquiridos
:véase
la historia de todas las naciones en
todos los siglos,
y
ella
nosdemostrará
ser unhecho de verdad lo
que
acabo de decir. En esta habia que subsanar un
mal -de inmensas consecuencias, este
estaba
ya bechQ,remediarlo
porcompleto
eraimposible,
habiaque
escojitar
unmedio
paraque esta no
diera todos sus efectos: hablo
del vicioso cuanto
anómalo modo con que
hasta aquella fecha
se hablan verificado los exámenes porpasantía ante
las
subdelegaciones-de- provincias. ¡Ojalá que pu¬
blicado el mencionado decreto se
hubiera llevado ^ cumplido efecto, sin aquellas prórogas que tan fu¬
nestas hansido para
todas las clases de la ciencia!
¡Que
en supuhlieacion todos los albéitares celo¬
sos' é instruidos hubieran
com.préñdido
,suvér-
dadero
espíritu!. Confesad dé buena fé qúe no
os llamó la atención su verdadero
sentido;
ysi
osapercibisteis lo mirásteis
conindiferencia, en par¬
ticular el beneficio que
ós dispensaba
suart. 29.
Con la mano puestaen
vuestro
corazón,decid que
si mucho,buenó habia entonces en la
clase de al¬
béitares ,
muciio malo habia también: esfo no lo.
negarán
los autores de la Memoria que nos ocupa.
; Puesbien-¿qué
es.lo que quisieron los que aconse¬
jaron á S. M. lo dispuesto
enlos artículos 19 y 20
del decreto en
cuestión? Por el 20 quisieron
pre¬miar 'él mérito dedos albéitares
estudiosos
yaplict^
dos,
segregándolós
con unnuevo título y nombre
honroso de
algunos de.su clase
queá ellos jamás podran aspirar
; por.el 19 quisieron pero oiga¬
mos ádos Rs.' del B. de y. .en
iel núm. 01
,corvrespondiente al 15 de setiembié de 1847,. á los
veintiséis dias de
publicado el arreglo de. la Veteri-
naría-. «Héaquí
(decian) cortado de raiz un mal (1)
por
el
quetanto hemoS clamado, y que sin disputa
es laúnica causa de los males que nos
aquejan
ydeploramos.» Y
masadelante
:«Esta resolución (2)
évita radicalmente las
continuadas quejas
que se recibían , nosolo
enla junta de catedráticos de
laescuela,
sino
enel ministerio,
quedió márgen á
la
suspension de algunos subdelagados
,y á que
tal vez se concedieran
títulos
á personasindignas
(Ij Los
exámenes
porpasantía.
(2) Elart.
19.
DE LA VETEBENARIA. 7
de
poseerlo^
por su poca óninguna
instrucción.»Y no olvidemos que la falta de conocimientos es lo que acarrealas
bajezas
en elejercicio
de la profe sion , lo que laprostituye
ydenigra.
Siendo esto cierto ¿no se debieron
alegrar
los Rs. delAlbéitar,
y con ellos todos los desu clase que enalgo
seapreciaran,
de lasdisposiciones
de aquellaley?
ysino decid
¿qué otro mediopodia
ni debiaadoptarse
fuera dé lo que prevenia suártí-- culo 20? Tres años hubo delugar
ytiempo
, ya para ocuparla en el repaso ó estudio de las nuevasmaterias,
ya también para prevenirse con las can¬tidadesnecesarias para presentarse enlas escuelas á sufrir la reválida. Ahora bien: conforme muy pocos lo
verificamos,
¿por qué todos los,que os creeis agraviados ycon los suficientes conocimien¬tos no ospresentasteis á recibir el
grado
entiempo
oportuno? Sinos fuera permitido penetraren el sa¬grado recinto de las
intenciones,
contestariamos por vosotros á estapregunta:alguno
de vuestra clase nostuvo portontos, vanosyalgo
peor, por¬que pasamos á recibir el grado de
segunda clase;
noshieren y
motejan
en elpúblico
porque en do¬cumentosy actos oficiales hacemos uso^denuestro
honroso título de
veterinarios,
cuando al mismotiempo
quisieranpoderse
orlar conél, ¿Cur
tamvaried
Decidnos,
¿serájusto
que á estosprofesores
se les revista con un
grado
alquejamás pueden
ni debenaspirar?
Decidnos también,¿si despues
que unos pocos, acatando lasrealesdisposiciones
y su¬jetándonos
habiendoalguno
á pruebasde nosotrosde los tribunalestenido quecompetentes,andar 79leguas
; habiendo tenido otro antes que cancelar el título queposeia de
unProto-Albéitar
de uno de losreinos,
por otro del ministerio del ramo me¬diante el
depósito consabido,
para con esto ad¬quirir el de
segunda
clase mediantedepósito
tam¬bién y reválida; cuando otro y otro que
podríamos
citarlohicieron venciendo dificultades
insuperables
¿será
justo, repetimos,
que á vosotros se os con¬ceda en el modo y
forma
quepedís?
lo será que se Conceda á todos los albéitares engeneral?
Elart. 20de aquella real
disposición
dice termi¬nantemente. «Hastales la misma época
(1) los
actua¬albéitares ó albéitares herradores
podrán
reva¬lidarse de.
profesores
desegunda clase,
etc.,» y debería concedérseles también á los que se revali¬daron de albéitares
despues
de lapublicación
de aquellaley.''
¿cuántos de estos no se encontrarían dentro deltemplo
dé laciencia,
si se hubieracumplido
lodispuesto
en.el art. 19 ^.no se hubie¬sen concedido aquellas
prórogas
que tan fatalesnos fueron? Y en el supuesto de que se'os coilce-
.
fliera
lo que tanto deseáis .y porlo
que tanto cla^mais,
¿quépodríamos
decir nosotros, y qué debe-ríamos'pedir? Reclamaríamos
con mas razón yjus¬
ticia que vosotros ahora que sé nosConcediera el títulode veterinaríoside
primera dase
depri¬
mera clase sí; porque nosotros hemos;
provado
ante las escuelas tener los conocimientos en las nuevas^ materias, qiie
él
decretoqxijia
,,porque nos sometimosánuestrosjiieces;
porqO:edesembolsamos
-por razón
^
tJeTmleyólRuIp
;' pói-qiT®: 1 léffamos^totlas (1; 1.° de'octtfbVe de^áso. - ■'las formalidades y
dentro
del término que laley prefijó
;•porque
acatamos yapreciamos
en éllá la gracia que se nos hacia; porque no la burlanlOs ni escarnecimos como quizá lo hizoalguno
de vuestraclase;
porque tenemos amor yestimamos la'óien- cia;
porque en virtud de haber llenado todas las formalidades que laley determinó,
se ñOs des claró solemnemente y espidió el título que vosotrosos atrevéis á solicitar por pura
gracia,
siñpa^ de derechos,
sin incomodaros de vuestrascásas, sin exámen, (y
esta sea acaso la mayordificultad
quepara
alguno
sepresente).
Seamos
francos;
no basta en ciencias deciró su¬ponerse con los mas estraordinarios conocimientos:
menesteres
probarlo
del modoy manera quelas le¬yes
tienen determinado,
para estos.casos los títulos ydiplomas,
y aunque es cierto que estos no danciencia,
lapresuponen.Sois profesores, decis,
estoes muy
cierto,
no lo ponemos enduda;
pues bien teneis vuestrostítulosquedaos
conellos,
estais sa¬tisfechos.—¿Para
qué tantoclamar,
ni escribir tanto?Nosotros también fuimos consultados por elcate¬
drático señorLlorente
Lázaro,
ysobreesteestremo emitimosnuestra francaopinion.
Enobsequio
de losprofesores
instruidos de vuestra clasedijimos:,
que
debia
abrirsenuevamente lapuerta por un bre¬vetérmino de cuatro á sois meses, y no mas; para que aprovechenesta
gracia
los albéitares que quie¬ran,
puedan recibirse
de veterinarios de 2.»clase,
llenandolas formalidades y
requisitos
que previeneel art. 20 del decreto de 19 de agosto de
1847.
Así y no de otro modo debe
permitirse,
pues se les concede unapróroga
conla
que nuncadebieron-
contar; pero esta
próroga debe
entenderse única mentecon los albéitares queyalo
eran á lapubli¬
cación del decreto
citado,
mas no con los que se hicierondespues de publicado
éste. Fuera deestostérminos, todo lo que se
quiera
y sepida,
es un.contiasentido,
un absurdo.Concluiré este escrito refiriendo un hecho histó¬
rico que todos los albéitares deben recordar. Guan¬
do en 20 de
junio de 1849
sedió la Realórden para quelos profesores
veterinariospudieran
por mediode una memoria y pago
de 320
rs., oblaralgradode 1.«
clase, algunos albéitares
deAragon suplica¬
ron à S. M. que por
medio
de otramemoriaéigual
cantidad de reales en pago, se les concediera el pase á
la 2." ciase;
y porreal
órden de 12 de oc¬tubre del mismo año les fué
negada
supetición. Se
insertó enel 'Boletín de
Véterinaria-,
yal final
y porvia .de apéndice,,dijo
su redactor D. N. C. «Lapreinserta real
órdendice
mas que cuanto á nos'i otros se nospudiera ocurrir sobre lapoca
razónque asistía á lospretendientes.» (1) Cada
uno .esn la so¬ciedad debe limitarse á ocupar
el lugar
quele
csíádesignado.
•Terminado el
precedente
artículoacaba, dellegar
á. mis manos el número 23 de.Ec Ecopn la
Aete-
RixAiiu,
oerrespondiente al 16,del
querige.
En él aparece queel digno subdeJegodo^Dr SaturioL.
Al-■varez,