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(1)
(2)

m AKûLA

DEL

MINISTERIO DE FOMENTO

CEBADA

POE LA LEY DE I." DE AGOSTO DE 1876

DIRECTOR

EXCMO. SR. D. MIGUEL LÓPEZ MARTÍNEZ

DEL CONSEJO SDPEEIOK DE AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO, VOCALDE LAJUNTA DEVALORACIONESTADUANAS,

DELEGADO REGIO DE LA ESCUELADE VETERINARIA, ETC.

EEDACTOE, JErE

EXCMO. SR. D. ZOILO ESPEJO

INGENIERO AGRÓNOMO

TERCERA EPOCA—TOMO III

TERCERTRIMESTRE DE 1885

SEDACCION ADUIK18T&AC3KI1T LIBERTAD, 16 DUP. BAJO CERVANTES, NÚMERO 19

MADRID

(3)

MADRID, 18S5,—Impresor, MANUEL G. HERNANDEZ, Libertad, ló^^dup.

?

(4)

ADMINISTRACION AGRARIA

EN EL ESTADO DEL SALVADOR

Podríamos decir, generalizando la afirmación de Sùlly, que la

tierra es la nodrizadelgénero humano;yporeso lasnaciones más prósperas son aquellas que prestan á la agricultura preferente atención, que setraduce en unas, comoFrancia é Italia, porel ejer¬

cicio de un departamento ministerial dedicado exclusivamente á fo¬

mentar yregir la cuestión agraria,yen otras,como la Gran Repú¬

blicaNorte-americana, en la actividad de una Junta central con delegaciones tan bien comprendidas ymontadas, que sienten, por decirlo así, las pulsaciones del desenvolvimiento agrícola, y hasta

el estado por que sucesivamentey en cadamomento pasan lascam¬

pestresproducciones; sorprendiendo á los que, como nosotros,no

llegaronaún á tantaperfección, lasestadísticas que sucesivamente publican del estado de las sementeras, de su producciónprobable,

y de lareal que rinden, cuya totalidad se conoce pocos días des¬

pués de recolectadas.

El pequeño Estado del Centro de América, el Salvador, es

uno de esos países en que la administración agrícola ha llegado

á un estado relativo de perfección; y no podía menos de ser así, habiendo estado regido por un repúblico tan ilustrado como elDr. Zaldívar, cuya competencia y gran aptitud pudimos apre¬

ciarpersonalmente cuando el año anterior se hospedó en

Madrid

por breves días.

En dicha República funciona una Junta central de

Agricultura,

querigeelmovimiento agrícola nacionaly compila las notas

sobre

lasituación agrícola quetrasmiten las Juntas de Agricultura esta¬

blecidas entodos los distritos, y en su vistainforma al Gobierno

sobre las medidas más conducentes al fomentode lariqueza rural

delpaís. Anualmente compila todos los trabajos del año en una

(5)

6 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

Memoria, que sedistribuye profusamente á los agricultores; y un

ejemplar de lamisma, correspondiente al año de 1884, acabamos

de recibir.

Desdeluego merecenotarse un hecho que demuestra bien clara¬

menteel gran sentido prácticode la Junta, á la vez que suilustra¬

ción,pues en el preámbulo consigna las dos principales necesida¬

des de aquella agricultura, necesidades que son la base primor¬

dial de todoprogreso agrícola, cuales soncapital intelectual y nu¬

merario. En efecto; expone la ilustrada Junta Salvadoreña la con¬

venienciade establecer escuelas de agricultura, «.para proscribir,

dice elinforme, esa colección deprácticas rutinarias y aun absur¬

das á que se daentre nosotros el nombre de agricultura.^) Solicita

también la creación de un Banco Agrícola, que dé al agricultor

medios de desenvolversuindustria.

Pasa después á señalar elincremento quehan tomado durante el

año trascurrido sus medios de acción, y los esfuerzos que harea¬

lizado enfavor delprogreso, consignando,que la Bibliotecaagríco¬

la se haenriquecido conmuchas obras; que se han distribuido pro¬

fusamente á los agricultores semillas de cacao, de Eucaliptus y de legumbres yplantas de adorno, con más de 600.000arbolitos.

En elramo deganadería, la Junta ha distribuido diez toros se mentales ytreintaycincovacas lecheras á las juntas de distrito;

ha otorgado primas álos exportadores de azúcar,y-publicado sin interrupción el Boletín agrícola.

Ha realizado también durante elaño los análisis deuna colección de plantas medicinales, que á petición del cónsul del Salvador, en París, figuraron enla Exposición universal de 1878.

En la esferalegislativa inspiró laadopcióndevarias medidas, que

setradujeronen otros tantos decretos de interés para la

agricultu-

.ra. Elprimero, fecha 29 de febrero, establecía las bases para un concurso, con objeto de premiar la mejor obra didácticade agricul¬

turaquesepresentara en el término de dos años: y

más tarde,

en s dejulio, sepubHcóotro decreto,

organizando la institución de

premios á los agricultores, concediendo uno por

valor de

200 escu¬

dos al cultivador que hubiera roturado tres manzanas de terreno estéril, yotros tres de 150, -75 y 50 escudos respectivamente, para las tresmejoresplantaciones de árboles

destinados á la

construc¬

ción, con tal dequesu número no bajara de 400.

También las vías

(6)

ADMINISTRACIÓN AGRARIA 7 agrarias fueron objeto deun decreto, fecha 28 de agosto, dispo¬

niendo laaperturade nuevos caminos, yla formaen queha depro- cederse á la reparacióny conservaciónde los existentes.

Entrelos informes yestudios agrícolas que inserta la Memoria,

mereceseñalarse uninteresante artículo sobre el café, que porla importancia quetiene, si no paraEspaña, para nuestras Antillas y

posesiones oceánicas, insertaremos en uno de los próximos núme¬

ros; otrosobreel añil, y undecreto para laextinción de la langos¬

ta, que es copia de nuestra ley vigente, y en cuyo preámbulo se

recopila todo lo quehoy se sabeacerca de la plaga, reseñando los

medios puestos en práctica, paradestruirla, entodos los países.

Por último,completan la Memoria los informes agrícolaspublica¬

dos porlas Juntas de distrito durante el mismo año de 1884.

De este modoresulta asíla Memoria de gran utilidadparafor¬

marjuicio exacto sobre los adelantos agrícolas realizados enla Re¬

pública del Salvador, y creemos que suejemploesdigno deserimi¬

tado por aquellospaíses cuyopresupuesto de agricultura no res¬

pondeaúnpor su cuantía á la importanciaque este ramo de la ad¬

ministraciónimplica, y respecto al cual nunca serán perdidos los

sacrificios que se hagan,porque ninguno puede igualarlos en el ca¬

rácter de verdaderamentereproductivos. ;

z. Espejo.

(7)

COMI^AR-AClOlV

ENTRE LAS TARIFAS DE CONSUMOS VIGENTES HASTA HOY YLAS QUE COMIENZANÁREGIR EN EL DÍADE LAFECHA

Como el conocimiento de las tarifas del impuesto de consumos que comenzará á regir hoy i.°dejulio,es necesario á los agricul¬

tores, y no creyendo quecumplimos nuestramisión con la publici¬

dad que dimos enla pág. 73 del tomo II al proyecto, que ya es

ley, sobre la contribución de consumos y tarifas anejas,comparare¬

mos éstas conlas de 31 de diciembre de 1881, que rigieron hasta

la fecha.

Las modernas tarifas sondos;unageneralparatodos lospueblos,

otra especial que, comoactualmente sucede, se añade para las ca¬

pitales deprovincia ypoblaciones de más de 20.000habitantes en su cascoyradio.

Comoverán nuestroslectores, fuera delligeroaumentoquetienen

los aguardientes ylicores, en casi todo lo demás habrá más bien

alivio que recargopara el consumidorcon las nuevas tarifas.

Tarifageneral.—No hay variación en las cinco primeras espe¬

cies, que son: las carnes y los aceites, comprendiendo las carnes de

todas clases, vacunas, lanares, cabrías yde cerda, en fresco, en ce¬

cina ósaladas.

Tampoco la hay en toda clasede granos y sus harinas, ni en las legumbres secas, nien el jabón, ni en el carbón vegetal, ni en los vino§ de todas clases, ni en los pescados derío y mar, sus escabe¬

ches yconservas.

En los demás artículos hay variaciones, ya en édza, ya en baja,

ya enla clasificación delas especies.

Se halla en alza el aguardiente, alcohol y licores, que en la

tarifaantigua están unidos y pagan porcada grado en 100 litros

desde 0,60 de peseta á 0,66, según las clasesde población; en la

(8)

TARIFAS DE CONSUMOS 9 tarifanueva se separan, pagando los aguardientesy alcohol des¬

de 0,70á 0,95 de peseta, ylos licores desde0,80 á 1,20.

Hay rebajas en elvinagre, enla cerveza, enla sidray enel cha¬

colí, quejuntos pagabanpor hectolitrodesde 1,25hasta 6,25, y que

pagarán separados, el vinagre, desde i á 2,10, y la cerveza, sidra

ychacolí, desde 0,90hasta 1,25; de modo que la rebaja de lacer¬

veza, sidraychacolíefe importantísima, sobretodo en las grandes poblaciones.

Quedan después las adiciones de cuatro artículos con unligero impuesto,y sonlassiguientes:el carbóndecock, que pagarápor 100 kilos (salvado yael error que apareció en la Gaceta), desde 0,5 hasta 0,15, segúnlas poblaciones; las conservas de frutas, que pa¬

garán por kilogramodesde 0,5 hasta 12;las conservasde hortalizas yverduras, desde0,4 hasta 0,10, y los nueve décimos de la sal común.

Tarifaparacapitalesypoblacionesde másde20.000habitantes.

—La principal reforma de esta tarifa consiste enhaber dividido las

avesy lacaza, según su tamaño y su diferente valor, puesera evi¬

dentemente injusto que unpollo ó un conejo pagasenal igual deun pavo ó un faisán; este aumento recae, por tanto, más bien sobre objetos de regalo que de primeranecesidad.

Lanieve y el hielo naturaly artificial tendrán rebaja, dado que

hoy paganjuntos desde 0,84 hasta 5,40, y en lo sucesivo pagarán separadosla nieve yel hielonatural, desde 0,80 á 3,50, yel hielo

artificial desde 0,40 á 1,80

En la estearina en rama ó manufacturada hay también una pe¬

queña rebaja, puespagando hoy 14,66 á 17,38, pagará por 100 kilos de 14,50 á 17,30.

Los huevostienen unarebaja de 0,05 cada 100.

La leche, queso y manteca, que pagabancomo una sola especie

por 100kilos, desde 3,26 hasta 6,61, pagaránporseparado, á saber:

el queso desde 3,26 á 6,70; la leche desde2 pesetashasta 3,20yla

mantecaestraída de la leche, de 3 á 5; conlo quese vequela leche

tieneunarebaja de más de la mitad en Madrid.

La pajade cereales, garrofas,hierbas ó plantaspara los ganados,

notiene variación alguna,y la leña tiene una pequeñarebajaenlas primeras cinco clases de lapoblación,

X,

(9)

EL COERCIO DE LOS ACEITES DE OLIVA

Coneste epígrafe publicanuestro distinguido amigo D. E,

Abela

en la Gaceta de Agricultura un artículo; que por su importancia

paralos olivareros insertamos íntegro:

«Las oscilaciones en la exportación son más marcadas que en

otros artículos en los aceites que noscompran diversas naciones;

para que pueda formarse juicio exacto en

el particular, consignare¬

mos como precedente un cuadro, en el

cual

consta

la media de

ex¬

portación durante el quinquenio de 1870

á 1874, ambos inclusive,

ydespués la sucesiva

exportación anual

en

el decenio de 1875 á

1884, con la media de los diez añospor final. Es de

advertir

que

en el quinquenio de 1870 á 1874 figuraun año

de exportación

ex¬

traordinaria enaceite, como lo fué el de 1873, en que dicha expor¬

taciónpasó de 52.000.000 de kilogramos de

aceite, lo cual

acrece

de un modo anormal dichamediaanual.

Heaquí ahora las cifras indicadas:

EXPORTACIÓN DE ACEITE COMÚN DE OLIVAS

Aceite común Valores Kilogramos Pesetas

Mediaanual del decenio Año de 1875

> 1S76

> jSi-i

Quinquenio de1870á1874

> 1883

> I884.«.• • •

> 1881

> i88z

» 1879

> 1880

23 534.356 17.550.565

5 555.606 3.888.924 4.998.431 3.498.862

9.577 172 8.238.356 24.746.040 22.271.435 15.063.298 14.008.866 13.910.998 12.937.229 24.625.487 22 901.702 13.730.474 12.357.426 26.504.678 23.854.210 21.308.657 19.177-789 16.002.084 14.313.479

(10)

EL COMERCIO DE LOS ACEITES DE OLIVA XI Debefijarse la atención en quela cifra media de lo exportado

por anualidad en el último decenio ha sido de poco más de i6 mi¬

llones de kilogramos de aceite, parapoder apreciar mejor la impor¬

tancia de laexportación que se va realizando en este año y que

hasta ahora ha sido la siguiente:

EXPORTACIÓNDE ACEITEENELPRIMER TRIMESTRE DE LOSAÑOS

1885 1884

MESES

Kilogramos Kilogramos

Enero 4.255.728 1.551.298

Febrero 6.983.344 1.875.457

Marzo 7.141.ico 2.319,662

Totales.-s,... 18.380.172 5.746,417

Resultaque enel primer trimestre de 1885 supera la cantidad de

aceite exportado á la media anual, y que en comparación de 1884

va ahora elnegocio en las más felices condiciones. Lástima es que elprecio efectivo de exportación en los mercados de MálagaySe¬

villano pasede 72 pesetas los 100 kilogramos (i), apesar de que la Direccióngeneral de Aduanas fijaen sus datos el de 90, con re¬

lación al tipo de las últimas valoraciones. Por esta misma baratura

del aceite españolen el día, es por lo quelas ventas son fáciles y

grande la exportación, como que puede competir con el aceite de colza, que siendo buenose vende á 75 pesetas los 100 kilogramos.

Se quejan, conjusticia, los productores olivareros de estadepre¬

ciación delaceite, diciendo quevendiendo átales preciosno sehalla'

suficientecompensación á losgastos de cultivo. Es verdadque esto origina unacrisis digna de atención y de estudio;peronosotrospre¬

guntamos:¿Esque los olivares se cultivan tan perfectamente que

no deba esperarse un rendimiento mayor enaceite, mediante razo¬

nadas modificaciones enel sistema agrícolay conelempleo de abo¬

nos adecuados?

Mediten los olivareros ilustrados deEspañala

contestación

que deben darse á laexpresadapregunta; porque si bien es

cierto

que losagrónomos queescribían hacecuarentaó cincuenta años

abriga-

(i) Correspondeesteprecio al de 66 pesetasporhectolitro,querepresenta 81,70 kilogramos.

(11)

12 GACETA AGRICOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO ban la creencia de quelos productos del olivar sólo soportaban un sistemade cultivo extensivoy muyeconómico, hemos repetido en más deunaocasión, conel testimonio de olivares existentes en la

provincia de Sevilla, quedan 7 hectolitros de aceite por hectárea,

nuestrojuicio de poderse elevar, singrandes dificultades, elproduc¬

tode los olivoshastala cifra de 50 hectolitros de aceituna, ó sea

10de aceite por lahectárea.

Aclarado este punto, con establecer lo que pensamos acerca del particular, véase ahora la distribución de los 26 millones de ki¬

logramos de aceite exportados en 1883,quehacen 265.046 quinta¬

lesmétricos, los cualesse hanconsignado á las naciones siguientes:

EXPORTACIÓN EN 1883

Aceite común

NACIONES AQUE SE HA EXPORTADO

Quintales métricos

Inglaterra 55-173.43

Francia... 55.104,34

Alemania 43.667,59

Antillas españolas. 38.444,62

Argelia 17.590,17

Rusia 14.666,73

Suecia 9.649,68

Portugal 6.641,50

Holanda 6.350,62

DinamarcayBélgica 4.986,02

PlatayUruguay 4.623,83

América del Norte 3.414,15

Gibraltar 1.653,74

Américadel .Sur(varios) 1.518,95

IslasFilipinas 1.375,15 -

MaruecosyTúnez 186,26

265.046,78

^

Se

ve quenuestra

exportación

preponderante de aceite se dirige

con especialidad á Inglaterra, Francia yAlemania, en cuya última

nación es probable quetenga aumento, mediante el nuevo conve¬

nio firmado por los representantes de España y de Alemania, que acaban de aprobarlas Cortes pocos días hace.

Terminaremos estos datos consignandolastarifas que tienenes¬

tablecidas varias naciones parala importación del aceite de olivas.

Alemaniahace pagar 4francos á los lOO kilogramos de aceite

(12)

el comercio de los aceites de oliva 13 comestible cuando se importaenbarriles y 10á los que entran en botellas ó en botijas,yahora permitirá laentrada delaceiteespañol librede derechos, si se inutiliza por agentes químicos para no ser comestible.

Austriaimpone 10 francosá los ico kilogramos de aceite, cual¬

quierasea el envase.

Bélgicayla Gran Bretaña permiten la importación de aceites en¬

teramentelibres de derechos.

Francia, desde elúltimo tratado conEspaña, sólo impone 3fran-

cia á los xookilogramos de aceiteimportados.

Grecia tiene establecidos 10,55 francos á los 100 kilogramos del

aceite común de olivas.

Holanda Sólo impone 1,17francos, comoderecho fiscal.

Italia cobra3 francos porlos 100kilogramos de aceite de olivas.

Portugal tiene altísimos derechos, que llegan á 50 francos por los 100kilogramos.

Rusiamarca43,95 francos á los 100 kilogramosen todas las cla¬

sesde aceites finosy grasos.

SueciayNoruega, desdeelúltimo tratado con España, percibe

en susaduanas 3 francos porlos 100kilogramosde aceite deolivas.

Suiza, I francopor los 100 kilogramosdeaceite enbarriles y 12 por igual cantidad del importadoen botellas.

Turquía, 8 por 100 del valor del aceite, como tiene establecido paratoda clase de mercancías.

Los Estados Unidos de Américasedistinguen en sus tarifasso¬

breelaceitepor ser,éstas las más altasy de carácter prohibitivo, llegandoá representar 149,25 francos por 100kilogramos el dere¬

cho marcado por volumen, ó seael galón.En la medida más cono¬

cida del hectolitrovienen á ser 136,86 francos delaceite comestible de olivas y 34,21 el reconocido como nocomestible.

En España se imponeen las tarifas 58 y 59 á los aceites de pal¬

ma, coco ydemás vegetales, exceptuando el de oliva, 8 pesetas á

las nacionesno convenidas y 6,40 á las convenidas, todo por los

100 kilogramos. La tarifa 258 establece lo referente alaceitede oli¬

vas, imponiendopor elquintal métrico 30 y 26pesetas respectiva¬

mentepara las nacionesimportadoras, aplicando la cifra más baja

á las convenidas.

E. Abela.

(

(13)

PINZA PARA MARCAR LOS CARNEROS

Los ganaderosylos agricultores que poseen rebaños numerosos de ovejasy carneros selamentan conharta frecuencia por desgra¬

cia de las sustituciones y merodeos que ocurren en sus ganados,

unas veces por equivocación ó negligenciay otras porel deseo que

algunos propietarios de mala fe sienten hacia lo ajeno. Deaquí esas disidenciasyrencillas que se suscitan en las comarcas rurales, per¬

judicando siempre al honrado agricultor, cuando éste pudiera fácil¬

mente evitar tanlamentables disensiones señalando ó marcando el

ganado desu propiedad.

Hoy es yapráctica bastante general en nuestropaísla de marcar cadapropietario susrebaños, ya á fuego,ya con unamancha colo¬

rada, ó ya con un corteó señal cualquieraque sehaceen las orejas

delanimal. La marcaá fuego queda limitada al ganado bovino y

caballar, en tanto quelas otrasdosse usan muchoen el cabríoy en el lanar. Tambiénse usan con este objeto diversos aparatos másó

menosingeniosos que facilitan la operación.

Entre estos aparatos merece citarse lapinza de marcar loscar¬

neros, inventadapor Mr. Paul François, que se emplea mucho en Francia yen algunos otros países del extranjero. El instrumento, figura i.^, es muysencilloyfácil de manejarporcualquier gañán sin

más que un poco de cuidado yhabilidad. Tiene 0,20 de longitud

y lleva en una de sus ramas un pequeñocilindro deestañode poca

altura, M, guarnecido en su superficie porunaplacade cobre,en la

cual se asientan diez números, desde el ohasta el9, formadospor

una serie de agujas que sobresalenunostres milímetrosde la placa.

Este cilindro gira al rededor del extremo de la rama, torneado á

manerade eje,y puede fijarseen cualquier posición por medio de

untornillo. Laotrarama del aparato,en vezdeserrecta,ofreceuna

ligera curvaturay termina en una pieza recubiertade piel de búfa¬

lo,K, sobre la cualse clavan las agujas cuando atraviesan la oreja

del camero por exceso de presión. Así no se deterioran y pueden

(14)

PINZA PARA MARCAR LOS CARNEROS 15

conservarse en buen estadopor largo tiempo. Completa el aparato

unresorte, R, que facilita la separación entreambasramas, en un todo análogo al de las tijeras de podar.

Para utilizar este aparato, el operadorcoge al animaly le sujeta

entre sus piernas de modo que nopuedamoverse. Entonces coloca

laoreja del carnero entre las dosramas de la pinza, de modo que el cilindro marcador quede en laparte interna; y con un ligero es¬

fuerzocomprime el resorte R, yasíqueda señalado unnúmero que sirve de marcapara el ganadero. Conviene advertir, sin embargo,

que no es útil atravesarel cartílago de la oreja, y si posible fuera

Fig. i.A—Pinza paramarcarloscarneros.

niaunherirle; lo mejor es atacarsólo al tejido epidérmico, y para ello basta unligero esfuerzo del obrero.

Señalada ya la marca en laoreja del animal, otro obrero frotala

herida con polvo de carbón ó de sesquióxido rojo de hierro, yde

estemodoqueda el número perfectamente legible de negro ó de rojo, segúnel color de la materiaque seutilizó.

Elaparato cuesta, con estuchepara guardarle, 25 francos.

Tam¬

bién seconstruyen de dos ó detresnúmerosenlazados al precio de

50y de ICOfrancos respectivamente. Los pedidos

deben dirigirse

á

lacasa Gourguillón, en Vitry-le-François, departamento francés de

laMarne.

(15)

LA CAZA DE UNA ORQUÍDEA <■>

m

MissIsabel ocupaba todauna casa(comoes muygeneral enLon¬

dres), compuesta de planta baja yprincipal, con unpequeñojardín interior,en que la botánica señorita había recogido gran número de plantas notables, que ella mismacultivaba en una preciosa estufa, construida,enpequeño,á semejanza dela célebre de Penllergare, en el paísde Gales, de Mr. J. D. Llewelyn.

Vivíasola,con una tíacarnal, hermanade su difunta madre, que

era laencargada de dirigir los asuntos de lacasa, porque unamujer

como miss Isabel no iba ágastarel tiempoen esaspequeñecesde la

vida doméstica, impropias de todapersona que levanta 25 centí¬

metrosmás que la mayoría de los mortales en el orden de la inteli gencia ydela ilustración.

Sin embargo, no era completamente huérfana-, sólo que su padre

había ido á parará una casa de locos, de resultas de haber recibido

tres jaque-mates consecutivos en el clubpor unmodesto principian¬

te deajedrez. Teníase el buen mister Thomas Stanley (que así se

llamaba) por el primer jugador del Reino Unido, y aquellos tres

descalabros públicos y solemnes le hicieron tal impresión en los

sesos, que sele volvieron agua, como vulgarmente sedice.

Miss Isabel, que ya había manifestado verdadera manía por

la

floricultura, se dedicó desdeentonces condoble ahinco á su pasión favorita, empleando una buenaparte de su capital en

plantas

y

flo¬

res tropicales, de quellenósu

estufa,

con gran

escándalo de la tía,

que hubiera preferido á todas aqqellas

insustancialidades

un

buen

gallinero, que aunque menosagradable á la vista,

hubiera sido infi-

(l) Véase la pág.577deltomo II.

(16)

LA CAZA DE UKA ORQUÍDEA 17 nitamente más consolador para el estómago y más provechoso

para lacocina.

Porsupuestoque antes sehubiera dejadoarrancar lalengua que hacersobreeste punto la menorobservación á su sobrina. Conocía¬

lamuy áfondoy estabasegurade que un simplegestode disgusto

bastaba ysobraba paraque la sobrinapusiera á la tía enmedio del arroyo. ¡Bonita era miss Isabel para que nadie la llevase la contra¬

ria, y sobre todo en asuntos de floricultural Por lo que sucedió en

latertulia de mister Dower puede el curioso lector calcular cómo las gastaba la escuálida y severadiscípula de Linneo.

Seríanlas diez de la mañana, y miss Isabel,queacababa de hacer

su toilette, hallábasecontemplando desde laventana de sudormito¬

rio las verdes hojasylas variadas flores de las plantasde su estufa, cuando sonaron dos discretos golpecitosen la puerta.

—Adelante—dijo

lamiss.

Y entró la doncella con un billete en unabandeja de plata, que puso respetuosamenteen manos de la señorita.

Alpasarla vista porel papel, elrostro de lamissse iluminó con una indefinible sonrisa de complacencia; yterminada la lectura, pre¬

guntó á la doncella:

—¿Esperala contestación el criado?

—^Es elmismo señor elquehatraído la carta, advirtiéndome que dentro de brevesminutos vendrá á recibir larespuesta.

—Encuanto llegue, que pasealsalón.

Seretiró ladoncella, y miss Isabel, olvidando por un momento

su naturaleza científicay acordándose de sunaturaleza femenina,se vistióunmatine más coquetón que el que llevaba, rectificó en el espejo algunos descuidos enla toilette, dió á los bucles lateralesde

sus cabellos una caída másgraciosa y casi meatrevería á decir más

intencionada,

se pusoun collarcito de perlas en el gallináceo pes¬

cuezo, no tanto para disimular un poco la rigidez de sus tendones,

quesemejaban cuerdas deviolin, como para que sefueseenterando el capitalista de Folkeston de que allí no faltaban tampoco libras esterlinas, y por consiguiente, que si llegaba á cuajar aquel princi¬

pio de mutua

correspondencia, no seríapor ningún móvil interesa¬

do, sinopor verdadera y noble simpatía entre dospersonas de po¬

sicióncasi idéntica.

Aún estabadando los últimos toques á su ornamentación, cuan- Terceraépoca.—iPjulio jSSj.—Tomoin. 2

(17)

18 GACETA AGRICOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

doladoncella vino áavisarle que el

consabido caballero esperaba

en el salón de recibo.

El consabidocaballerohabía aprovechado,por su parte,

los mi¬

nutosdeintermedio queél mismo

había

puesto entre su

carta

y

la

contestación,para subirá una

peluquería á arreglarse aquella semi-

despoblada cabeza con un

poquito de arte

y

algunos perfumes que,

halagando la nariz

de miss Isabel, le facilitasen la entrada hasta el

fondo mismo de sutierno corazón.

Esperaba (¿por

qué ocultarlo?) todo conmovido la presencia de

miss Isabel, yaunquepara

distraerse

se

entretenía

en

examinar los

cuadros ylos muebles

de la sala, la verdad

es que

aguzaba el oído

porsi elrumorde pasos

le anunciaba la llegada de la ilustre seño¬

rita, al mismo tiempo que con

la

mano en

el pecho contenía los

violentos latidos de la sangre que

atropelladamente circulaba

por

susvisceras y su sistemavenoso.

Seabrió, al fin,una puerta, y

apareció refulgente la estrecha

y

larga figura de

miss Isabel,

que

sin

mover

cintura ni cabeza encorvó

laspiernas como

saludo respetuoso, mientras el conmovido Thomp¬

sonprocuraba

domesticar el abdomen doblando todo el busto hacia

adelante paraindicar

la más profunda, humilde

y

devota flexión,

que era

compatible

con

la atondada redondez de su física perso¬

nalidad.

Le indicó missIsabel unasiento, y

colocada ella enfrente de él,

con su medio cuerpo muy estirado y sus

piernas convenientemente

recogidas,

aguardó

que

el Sr. Thompson rompiese el silencio.

Jamáshabía

sentido este buen inglés mayor embarazo, parecién-

dole verdaderamente inverosímil quela

lengua

se

le trabase cuando

contalprontitudy

serenidad había escrito la carta, que era una es¬

pecie de carta

credencial

cerca

de la poderosa reina de sus pen¬

samientos. *

Hizo, pues, un esfuerzo

sobre si mismo, avergonzándose de su

pueril timidez;

procuró recordar el pequeño discurso que había

preparadoen

el camino,

pero

de

sus

labios no salió más que esta

breve y escueta frase:

—Me voyá Arabia.

—]Ahl—exclamó miss Isabel, dando á sus ojos una expresión

de complacenciay

regocijo

que

animó extraordinariamente á su tí¬

mido interlocutor.—¿Es

posible?

(18)

LA CAZA DE UNA ORQUÍDEA 19

—^Decididamente. Espero vuestras órdenes.

—Venid—dijo entonces miss Isabel levantándosede butaca y saliendode la sala concierto apresuramiento.

La siguió maquinalmente Mr. Thompson por el pasilloadelante,

al fin del cual, miss Isabel abrió una puertapor dondese bajaba al

jardín.

Llegaron sin hablar una palabrahastalaestufa, y allí,extendien¬

do el descarnado brazo y señalandolas numerosasyhermosísimas plantas de queelinvernáculo estaba lleno, dijo miss Isabel;

—Ved elfruto de miscuidados y desvelos: contemplad esos va¬

riadísimos y encantadores productos de la naturaleza^ esas flores maravillosas que contienen todos los matices posibles de color; el lujo oriental de sus tejidos, quecompite ventajosamente con los

rasos y terciopelos que inventa la pobre industria

humana;

mirad

esashojas anchas, finas y sedosas, unas; estrechas, carnosas y lo¬

buladas otras; la esbeltez y gallardía de aquella planta; la majes¬

tuoso pompa de estotra; casi todas son orquídeas procedentes de diversas partes delglobo, de Java, de Borneo, de Ceylán, como el

Ancectochilus setaceus óRey delasselvas, elPetóla, una de las más hermosasde su especie, el Veiichii, de lasnuevamenteconocidas,y el Setaceuscordatus\ de las islas deAfrica, de todos lospuntos de América,de Sierra Nevadayde laChina, comoel Angrœcumsesqui- pedale,al la Anguloapurpúrea, tambiénespecie nueva que debemos insigneLinden, laBarkeriaspectabilis, laBrassiacinnamomea, la Bletia hyacinthina y otras cien que podéis admirar en este inver¬

náculo, que es encanto de mi viday objetoprimordialde todosmis afanes. En Penllergare he visto multitud de orquídeas que yo no poseo, pero que poseenotros y que no tienen una estimación ex¬

traordinaria.De los casi

inexploradosvallesyoasisdela Arabia

feliz^

donde se encuentran á lo mejor, según dicen, pequeñas porciones

de terreno de una fertilidad asombrosa en medio de estériles de¬

siertos, nadie ha traído, que yo sepa, ninguna de esas plantas. ¿No

existen? Difícil es creerlo, dado el ardiente clima de la Arabia y la diversidad de sus tierras y de sus frutos. ¿Existen? Pues probable¬

mente serán tan distintas de todas las conocidas, que su posesión podráY considerarsecomo un verdadero privilegio de lafortuna.

con estosequedó mirandoá Mr. Thompson, como preguntán¬

dolesi, enefecto,erainquebrantablesuresolución devisitar lapenín-

(19)

20 GACETA AGRICOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

sula arábiga en busca de cosa,

al

parecer, tan

insignificante

como

unvegetal de purolujo.

Mr. Thompson sintió así como

desvanecimientos de cabeza ante

la rociada denombres latinos y enrevesados que

acababa de dis¬

pararle su

sapientísimo

tormento; y

esto, junto con la admiración

quele

producía aquella mujer extraordinaria, le cortó el resuello por

espacio de algunos

instantes, hasta

que,

á fuerza de pasar saliva,

pudo recobrar

el habla

para

decir

por

segunda vez:

—Me voy áArabia.

Laelocuencia de estelaconismo verdaderamente espartano,

hizo

tal efecto en miss Isabel, quesi larigidez de

la educación

y

las

con¬

veniencias sociales se lo hubieran permitido, no

digo

yo que

'hu¬

biera estrechado entre sus dos palillos de

tambor el ancho

pescue¬

zo de Mr. Thompson, peroque

le hubiera dado

un par

dé golpe-

citos cariñosos en elhombro. Aun así, no

pudo

menos

de dar

ex¬

pansión ásus

sentimientos de gratitud, tendiendo dos dedos de la

manoderecha á su enamorado yheroico

interlocutor,

que

los estre¬

chó suavemente con la suya, derramando

al mismo tiempo media

lágrima que fué

á perderse

en

las sinuosidades de su robusta nariz.

—No me he engañado, mister

Thompson, replicó miss Isabel.

Soisun hombre decorazón.

—¡Ahí exclamó

él volviendo los ojos al cielo... Yo lo ignoraba,

pero vos

habéis logrado despertarle,

y os

doy mi palabra de inglés

de quesi existen

orquídeas

en

la Arabia, vendrán á embellecer vues¬

trojardín, ó yo habré muerto.

—,iCuando partís?

—Mañana áFolkeston:dentro decuatro días

navegaré

con rum¬

boáAden.

El pecho de miss

Isabel

se

ensanchó todo cuanto lo permitía la

angostura desu

cavidad torácica, á la vez que una mirada de ternu¬

ra recompensaba la generosa

decisión de Mr. Thompson.

Diez minutos después el capitalista

marchaba calle abajo con la

cabeza mtiy levantada, los

ojos brillantes

y

el

paso

resuelto, como

hombresatisfecho de sí mismoylleno

de

esperanzasen

el porvenir,

mientras miss Isabel, arrojándoseen los

brazos de

su

tía,

que

la es¬

peraba con

cierta curiosidad

en su

gabinete, lanzaba esta exclama¬

cióninusitada ensuslabios:

—¡Ohtía! ¡qué

feliz soyl

(20)

la química y la agricultura ZT Cuando latía se enteró delfundamento de esta exclamación por el relatoque le hizo su sobrina de cuanto había pasado, dijopara

su cofia:

—¡Pobre sobrina! Milagroseráque no vaya á hacer compañía á

su padre en el manicomiode Bedlan.

Valentín Gómez.

(Cûfi/zmarà.)

LA QUÍMICA Y LA AGRICULTURA

El distinguidoagrónomo francés Mr. E. Lecouteux hapublicado

con este título enelJournalálAgriculture Pratiquede París un no¬

table artículo, que vamos á trascribir por los interesantes datos quecontienepara la agricultura española. Dice así:

«Dos célebresgranjas experimentales, la de Bechellbronn, diri¬

gida por Mr. Boussingault, y la de Rothamsted, dirigida por Mres. Lawes y Gilbert, han inauguradoen Franciay en Inglaterra,

durante el períodode 1837 á 1840, la agricultura de precisión; la

que trabaja, no sólo en los laboratorios, sino también enla campi¬

ña, enlas condiciones normales de laproducción vegetal, yla que,

disponiendo de todos los medios de investigaciónde la cienciay del oficio, analiza, mide, observa yapuntatodo lo que lasplantas to¬

man del suelo, de los abonos y de la atmósfera para llegar ásu máximorendimiento.

>Mr. Ronnanosha hecho conocer en sus excelentestraducciones al francésla obra de Rothamsted, que alcanzaráyapronto medio siglo de duración, y más recientemente, ocupándose de nuestracri¬

sis agrícola de 1884, Mr. Grandeau se ha fundado en las observa¬

ciones de losagrónomos directores de lagranja experimentalingle¬

sa, para demostramos elpreponderante papel que ejercen los abo¬

nos ennuestras mejoras agrícolas. Mr. Grandeau no se ha limitado

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