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Percepciones sobre conceptos que circunscriben la elección de la especialidad

Dans le document laboral pública en Ecuador   (Page 109-114)

4. Estudiocualitativo: Profesión médica, género e inserción laboral en el Ecuador, 201443

4.7.3. Percepciones sobre conceptos que circunscriben la elección de la especialidad

En esta categoría se desglosaron tres subcategorías, la una referente a la afinidad por determinada área de la medicina, la segunda, la ooportunidad que se presenta debido al contexto específico como la oferta de posgrados en el país y disponibilidad de recursos económicos y la tercera la motivación y maternidad que es determínate en la elección de la

especialidad.

La construcción del oficio de médico no culmina con la obtención del título de médico general, la aspiración de los médicos y médicas es hacer una especialidad y luego una subespecialidad, la meta final es lograr diferenciarse de sus colegas a tal punto que resulte competitivo en su trabajo y pueda ser elegido por los pacientes o logre un puesto en el sistema público, que hasta antes de la reforma jurídica de regulación de tiempos laborales, confería al médico prestigio y del cual se derivaban los contactos para su ejercicio privado.

En el año 2.010 la Secretaria Nacional de Educación Superior Ciencia y Tecnología (SENESCYT) abrió un programa de becas para formar profesionales en todas las áreas, en especial en especialidades médicas. Esta oportunidad permitió que médicos/as, con dominio de idiomas, logren un cupo en universidades extranjeras, los prerrequisitos para obtener estas becas, fueron que tengan capacidad de presentar una garantía económica superior al monto de la beca, que obligaba a los beneficiarios a retornar al país. Este requisito selecciona el grupo de beneficiarios, favoreciendo a los y las médicas que pertenecen a familias que cuentan con capital económico. Al otorgar estas becas no se firmaron contratos devengación, como ocurre con las becas de los posgrados nacionales a los que acceden médicos y médicas que no cuentan con capital económico.

En el país no existen estudios que permitan cuantificar exactamente cuántos médicos y médicas acceden a estudios de posgrado. En los últimos ocho años, debido al cambio en las normativas para presentar y aprobar posgrados, así como al cambio en la organización gubernamental en la que, el componente de capacitación de las especialidades médicas que estaba a cargo del MSP pasó a la SENECYT, se produjo un desfase importante en la creación y desarrollo de los posgrados. El dato con el que se cuenta es que en el 2.013 están matriculados a nivel nacional en estudios de posgrado 2.327 profesionales, con un IPG de 1.4, dato tomado de Sistema Nacional de Información de la Educación Superior del Ecuador (SNIESE) 2.013.(137)

Con estos antecedentes es posible analizar los discursos de los profesionales y posgradistas respecto de las razones por las cuales eligieron la especialidad. Se organizó la información en dos subcategorías, la primera elección de la especialidad por vocación y la segunda por oportunidad. En los discursos expresados tanto por hombres como por mujeres las condiciones de género, en especial la maternidad, es determinante a la hora de elegir la especialidad.

Otro de los factores que inciden en la elección de la especialidad es la disponibilidad de recursos económicos, sociales y culturales; es decir, para hacer la especialidad no solamente se requiere obtener un cupo en el posgrado, sino que debe contar con los recursos económicos que les permitan garantizar la manutención en el país o en el extranjero.

Las mujeres médicas solteras sin hijos están en las mismas condiciones que un hombre para hacer la especialidad. Si la mujer médica tiene hijos o está casada con la expectativa de tener hijos toma la decisión de hacer la especialidad en función de la factibilidad para conciliar la vida profesional con la vida familiar.

Los y las médicas que eligen la especialidad por vocación, tienen un prerrequisito común, que es el capital económico, social y cultural que les permite acceder a cursos de especialidad que duran entre tres a cuatro años, en el exterior, ya sea con recursos propios o con becas SENECYT, o de forma autofinanciada en el país.

Los y las profesionales que no cuentan con este prerrequisito deben aprovechar la oportunidad que se les presente, algunos logran becas o crédito del estado56 que les permite salir al exterior para hacer su especialidad o subespecialidad, otros deben firmar convenios con el Ministerio de Salud, de devengación de las becas nacionales, que les obligan a seis años de trabajo en la institución, en el lugar que esta institución les asigne.

Si es mujer con hijos busca la oportunidad de un posgrado en el país, los casos de mujeres que salen al exterior para realizar el posgrado teniendo hijos son raros y generalmente se presenta en mujeres casadas con médicos que cuentan con gran capital económico. Los discursos dan cuenta clara de la nula influencia de la paternidad en la toma de decisión de la elección de la especialidad.

La maternidad es determinante en la elección de la especialidad, si la mujer médica tiene hijos elije un posgrado por la oportunidad que éste le brinde para conciliar la vida profesional con la vida familiar, la elección por vocación es puesta de lado, ya que considera que la maternidad es su responsabilidad. En términos de Bourdieu ha incorporado la maternidad como habitus.(91)

56El Ecuador mantiene desde los años 70 el Instituto Ecuatoriano de Crédito y estudiantil (IECE) y en 2009, la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología SENACYT, estableció un programa de becas a los mejores estudiantes del país, para realizar formación de postgrado en el exterior en diferentes especialidades médicas.

Los discursos de los y las médicos/as participantes reflejan una representación social de las especialidades que claramente está sesgada por el género. Se considera que existen especialidades que son convenientes para las mujeres y otras que no lo son. La traumatología o las especialidades quirúrgicas, o el cuidado crítico de los pacientes se consideran campo de hombres y la medicina familiar, pediatría, dermatología, campo de mujeres. Las razones expresadas por los participantes es que las especialidades más exigentes físicamente y las que requieren salir en la noche, no conviene a las mujeres.

Esto discursos contrastan con los encontrados en otros estudios como los realizados en el Reino Unido en el 2.010 que demuestran que las mujeres eligen la especialidad en función del manejo de los horarios de trabajo y el contacto directo con los pacientes. Los hombres eligen la especialidad en función del manejo tecnológico y la inclinación vocacional que tengan por un área de la medicina. (71)

Las médicas entrevistadas que eligieron especialidades, consideradas adecuadas para los hombres, creen que pueden desarrollar ese campo profesional en muy buenas condiciones siempre y cuando permanezcan solteras. Este hecho refleja que las mujeres viven, en términos de Bourdieu, violencia simbólica; la soltería es el costo que pagan por acceder a especialidades consideradas campo profesional de hombres.(138)

Tanto los hombres como las mujeres entrevistados, en sus discursos afirman que la crianza de los hijos es un asunto de las mujeres, las mujeres consideran que la principal misión de una médica que a la vez es madre es la crianza de los hijos, el pensamiento patriarcal, es denominador común entre los médicos .(91)

Según un estudio realizado por Pilar Arrizabalaga, en Barcelona, 2.014, existen desigualdades de género en la inserción profesional, porque las mujeres no acceden a trabajos de mayor jerarquía debido a privilegiar el cuidado de sus hijos, a esta situación se le denomina “tuberías con fugas”.(114)

Respecto a los discursos de los posgradista para elegir la especialidad se encontró muy poca variabilidad entre los grupos de universidades públicas y los de universidades privadas. En el momento del trabajo de campo de este estudio, los posgradistas de los dos tipos de universidad tenían las mismas relaciones contractuales con sus estudiantes; es decir, en su mayoría estaban estudiando becados por el MSP y habían firmado contratos de devengación que definían su futuro para los próximos seis años y pocos están bajo la condición de autofinanciamiento o financiados por empresas sanitarias de índole privado.

La relación del estado con las universidades, públicas y privadas, en el campo de la formación de especialidades médicas, posiblemente sea el único espacio que no es objeto de distinción por la condición de universidad privada. La normativa del CES señala que solamente las universidades tipo A y B57 pueden realizar posgrados en medicina sin importar si son públicas o privadas.

Algunos profesionales que realizaron la especialidad y subespecialidad con becas del estado, al momento de realizar este estudio se encontraban trabajando en el sector privado, ya que ellos no estuvieron obligados a firmar contratos de devengación, solamente debían volver al país. Esta desigualdad de obligaciones ha determinado que en muchos casos el estado este financiando la formación de los médicos que trabajan en el sector privado.

Las mujeres posgradistas que han firmado contratos de devengación con el MSP y están pensando tener hijos, deciden posponer la maternidad, para el tiempo de devengación, en el cual tienen derechos laborales, como permiso por maternidad y lactancia, durante la formación de postgrado no cuentan con estos beneficios.

En este estudio, las desigualdades por género son evidentes, primero porque la maternidad es determinante a la hora de decidir qué especialidad tomar y también es determinante la condición social, económica y cultural de las y los médicos. Puede decirse que en el caso de Ecuador las primeras que “fugan por las tuberías”, son la médicas pobres, con hijos o casadas que no tienen conexiones con redes del mundo médico.

Las mujeres solteras hijas de médicos o con situación económica solvente a pesar de poder elegir cualquier especialidad incluso las asignadas a los hombres, escogen especialidades propias de las mujeres como la dermatología o la pediatría para poder conciliar la vida profesional con la vida familiar.

Tantos hombres como mujeres que no tienen recursos para elegir la especialidad de su vocación, toman la opción de realizar la especialidad que tienen oportunidad, lo importante es avanzar en su oficio como médico. En estas circunstancias las médicas eligen especialidades que les permita organizar la vida personal con la vida familiar, es decir la maternidad incide en la decisión.

57El Concejo de Educación Superior CES en el año 2010, realizó un proceso de acreditación de las universidades usando varios indicadores que les permitió clasificar a las universidades en tipo A,B,C,D y E, siendo las Tipo A las que lograron mejor nivel académico.

El momento de elección de la especialidad es crucial en la vida profesional. En Ecuador este momento está matizado por diferentes factores. Al momento de hacer esta investigación la oferta nacional de posgrados es escasa y está limitada a especialidades básicas, la mayoría de subespecialidades deben hacerse en el exterior. La decisión de hacer estudios de subespecialidad se da cuando sus etapas de ciclo de vida han avanzado a los treinta y más años. Se hace evidente la desigualdad, pues las mujeres que se casaron y tienen hijos difícilmente podrán salir a estudiar fuera del país.

Por otro lado la condición económica es determinante, si se es hombre con dinero tiene la oportunidad de hacer la especialidad y subespecialidad de su vocación o interés, si es mujer pobre las posibilidades son siempre restringidas, debe hacer el posgrado que tenga oportunidad.

En Ecuador, en la formación del oficio de ser médico que incluye la decisión de la especialidad y subespecialidad están presentes condiciones estructurales que tienen que ver con la situación económica de los y las profesionales, con la organización de la oferta académica nacional y con condiciones de género, la mujer médica formada en una cultura patriarcal, considera que existen especialidades aptas para hombres y otras aptas para mujeres, esta consideración la hacen en función de la posibilidad de conciliar su vida personal con su vida profesional. La maternidad es determinante en la toma de decisión, las mujeres médicas consideran que es su responsabilidad la crianza de los hijos, este factor sin duda determina otro tipo de desigualdad.

Dans le document laboral pública en Ecuador   (Page 109-114)