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Delimitación del objeto de estudio

Capítulo III Marco metodológico

III.2. Delimitación del objeto de estudio

Luego del estudio sobre el estado de la cuestión y de la revisión bibliográfica, así como de la construcción del marco teórico, llegamos a poseer un conocimiento inicial del entorno estudiado y a fijar los objetivos y las hipótesis del trabajo. Para delimitar los temas que podrían dar inicio al estudio, hicimos un análisis del problema abordando las dos siguientes líneas principales: las habilidades sociales básicas de comunicación y las habilidades lingüísticas elementales en la enseñanza de una segunda lengua.

III.2.1. Desde el punto de vista social y funcional

Desde el punto de vista social, los ―saludos‖ y la ―presentación personal‖ son dos aspectos elementales de la vida cotidiana de todos y en todas las sociedades. El saludarse (no necesariamente de manera verbal) es el primer acto que realizan al encontrarse dos personas con intención de comunicarse mostrando así la buena predisposición hacia el interlocutor. Eibl-Eibesfeldt (1977:185) sostiene que, en la vida cotidiana, las ceremonias del saludo desempeñan un gran papel tanto para entablar como para mantener los lazos del grupo. Si en esta actividad participa una persona desconocida, ya hay que recurrir a la presentación personal mediante la cual se contesta a la pregunta de ―¿quién es?‖, se da o se recibe información para que los otros tomen juicio y decidan cómo tratar al desconocido y continuar la comunicación.

Para conocer cómo tratar a los otros, como parte de nuestro ―ser social‖, debemos aprender una serie de pautas que se han creado culturalmente para la correcta realización de las actividades cotidianas, incluyendo las antes mencionadas. No solo las debemos respetar como miembros de un determinado grupo social sino que también debemos aprender a desenvolvernos en diferentes situaciones que se nos presenten. Por esta razón, desde muy pequeños empezamos a recibir educación de ―buenos modales‖, que son pulidos tanto por instrucciones que recibimos como por la imitación. Cuando un niño empieza a hablar ya empieza a aprender modales para saludar y presentarse. El proceso de aprendizaje es lento y largo, hasta que finalmente se puedan asimilar las reglas y tener consciencia de que tienen que actuar de maneras diferentes dependiendo de la situación en la que se encuentren. Esta educación es insistente y repetitiva, hasta el punto de que los juicios pasan de ser opiniones del resto de personas a creencias arraigadas en nuestro pensamiento.

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Pero siguen siendo habilidades adquiridas a posteriori. Las pautas surgen en cada grupo social, por lo que no son reglas universales. Cuando uno, habiendo desarrollado ya toda una serie de repertorios propios ―y no empezando como ‗tabula rasa‘‖ (Poyatos, 1994a:45), al encontrarse como extranjero frente a otra cultura, tiende a emplear las normas aprendidas y asimiladas de su lengua materna y también a juzgar la información que recibe a todos los niveles sensoriales mediante los mismos principios. Como comenta Lado (1957:1), los individuos tienden a transferir maneras y significados, y la distribución de las maneras y los significados de su lengua y cultura nativa a la lengua y cultura extranjeras, tanto productivamente cuando intentan hablar el idioma como receptivamente cuando intentan captar y entender el lenguaje practicado por los nativos.

Esta transferencia de rasgos lingüísticos y culturales de la lengua materna (o de otra no nativa pero conocida por él) a la lengua y cultura meta, que está siempre presente en los procesos de comunicación intercultural, puede ser tanto negativa como positiva.

Actualmente esta opinión ya está ampliamente aceptada y estudiada con profundidad, existiendo sobre la misma abundante bibliografía, como por ejemplo los trabajos de Lado (1957), de Poyatos (1972, 1986, 1994, 2002 y 2006), Hall (1976), Wolfgang (1979), Damen (1987), de Terence Odlin Language transfer: Cross-linguistic influence in language learning (1989) y el editado por Susan Gass y Larry Selinker Language transfer in language learning (1992). Todos estos estudios coinciden en señalar que cuando las normas adquiridas en la cultura materna se corresponden con las de la cultura meta, la transferencia puede ser un elemento facilitador de la comunicación en una sociedad nueva.

Además, puede acelerar la velocidad a la que se atraviesa una secuencia de desarrollo, si bien esta transferencia de signo positivo no es directamente proporcional al grado de semejanza entre las conductas en situaciones comunicativas similares de las dos culturas, sino que responde a factores universales y de desarrollo intralingüístico (por ejemplo, Martín, 2004: 14-15).

Pero muy frecuentemente la transferencia se convierte en interferencia negativa. En los casos en los que falten equivalencias entre actos comunicativos concretos de una sociedad y otra, un recién llegado tiende a interpretar la realidad desde la óptica impuesta por las

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normas socioculturales que rigen sus actuaciones lingüísticas y extralingüísticas en su lengua nativa, aunque, en realidad, estos usos no se correspondan con los de la cultura de llegada en la que pretende comunicarse. Son los llamados ―falsos amigos‖, que inducen a errores comunicativos cuando la intención de cualquiera de los dos partes participantes no es comprendida correctamente, o incluso puede llegar a un conflicto comunicativo cuando esta mala comprensión provoca algún tipo de fricción, desembocando en casos de choque cultural y malentendidos. A menudo, la actuación del otro no es atribuida al desconocimiento lingüístico, sino que es tildada de ruda, brusca o descortés, hasta en los actos comunicativos más elementales como el de saludarse o el de presentarse. Peor aún, muchas veces el protagonista no detecta dónde está el problema en concreto, ni la causa que lo haya originado, aunque sí puede notar que algo no fluye correctamente.

La primera experiencia del choque cultural que recuerdo la tuve nada más llegar a España, en los años noventa, después de haber realizado un estudio anterior de siete años del idioma español en China, por lo que confiaba que podría contar con una capacidad de comprensión y expresión por lo menos suficiente para defenderme en una comunicación cotidiana. Al encontrarme por primera vez con mis suegros españoles en el aeropuerto, me dirigí a ellos como ―papá‖ y ―mamá‖ y les di la mano. Noté algo raro en su reacción, pero no entendí por qué. Posteriormente hablando con mi marido de posibles problemas comunicativos surgidos en el trato con sus familiares, me comentó que ―les incomodaste y creen que eres algo ñoña‖. El hecho es que en España no se llama a los suegros como padre (papá) o madre (mamá), mientras que en China es regla obligatoria de cortesía el tratar a los familiares del cónyuge con los correspondientes títulos de su propia familia después de casarse, símbolo de la aceptación del nuevo papel en la familia de la pareja.

Aparentemente, es un error del uso del vocablo, pero en el fondo se trata de una interferencia cultural negativa. Por otro lado, el no haberles abrazado les hizo notar cierta intención por mi parte de mantener las distancias.

Según los investigadores, los errores culturales y los pertenecientes al lenguaje no verbal son más difíciles de explicar que los verbales. Wolfgang (1979, 161-162) señala que es más fácil salir de los errores verbales que de los errores del lenguaje corporal. En el nivel verbal, siempre puedes decir: "No entendiste lo que estaba tratando de decir". Por otro lado, intenta decirle a alguien que tu cara enojada no significa que estás enojado.

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En la comunicación intercultural se observa una ingente posibilidad de cometer errores hasta en los actos más cotidianos de la comunicación. Partiendo de esta premisa hemos seleccionado los dos temas elementales de ―saludos‖ y ―presentaciones‖ para empezar nuestra investigación.

III.2.2. Temas básicos de aprendizaje en la adquisición de segundas lenguas

Está demostrado que el aprendizaje de una lengua no se produce de una manera lineal mediante la apropiación sucesiva de los diferentes subsistemas implicados (gramática, vocabulario, pragmática, cultura, etc.), sino más bien mediante una aproximación global de todos ellos (Fernández, 1994:231). Debido a que el objetivo de nuestro trabajo de investigación consiste en poder introducir la enseñanza de conocimientos de la CNV en nuestras clases de chino, como complemento al lenguaje verbal, éstos se deben integrar de forma armónica y natural en las lecciones diseñadas para la adquisición de la lengua, teniendo en cuenta el tema de cada unidad y también el nivel de dificultad que ésta represente.

Hablando de los temas de aprendizaje, en los materiales didácticos de segundas lenguas siempre figuran los dos temas comunicativos antes mencionados. Con respecto a los libros de texto que se están usando en la enseñanza universitaria de España, a saber, Boya chinese, Lengua China para Traductores, El chino de hoy y Communicating in Chinese,4 observamos que estos cuatro materiales empiezan sin excepción por el tema de ―saludos‖, seguidos por el de ―presentarse‖.

Por otra parte, entre los objetivos establecidos en el MCER (2002:26) para la adquisición de segundas lenguas, ambas funciones comunicativas están clasificadas como contenidos del nivel A: usuario básico. Concretamente son temas pertenecientes al primer nivel de A1 (Acceso).

Teniendo en cuenta que el trabajo de integración de los signos no verbales en la enseñanza de la lengua china – objetivo preestablecido para nuestro trabajo de investigación – debe

4 Ver el capítulo I, punto I.4.

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formar parte integrante de la didáctica del idioma, ofreciendo apoyo a los estudiantes en su adquisición de recursos no verbales que puedan reforzar su capacidad comunicativa en esta nueva lengua, el trabajo de la integración de los signos no verbales debe ajustarse al tema de las lecciones que estudian en la parte lingüística. Por eso, para empezar hemos seleccionado los dos temas de ―saludos‖ y ―presentaciones‖ como objeto de nuestro análisis.