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LA VETERINARIA.

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Texte intégral

(1)

AÑO iiir. JUEVES 20 DE MARZO DE 1856. NUM. 85.

EL ECO DE LA VETERINARIA.

PERIODICO DE miERESES MORALES Y MATERIALES.

REDACTADO POR

X)ovi

djlToi^ueí oAVadÁj CD où (3ua,vi 'Sett&z. '^iceut ^ 0Do« SeoHCio ^o-tTíao.

SE PUBLICA TRES

VECES AL MES.

TRLCIOS DE SUbClUC10iN.=EnMaürid,por .un raes, 5rs. por ires

id i. En

reales ó22sellossencillosdel fraraiueo de caíla;..

UUrumar

yestrangero, p> a un ano,

50. PLMOS DE SLb-

CIllGIüN En Madrid: En la Ádminislracion,

calle

de los

Caños,

numero

7, cuarto bajo. En provincias en

casi

de loscorresponsalesen lospunios en que

los hay, ó girando letra sobre correos a favor del Administrador

D. Joaquin G. y Megia, ó bien á

favor de la Redacción, sita en la calle de Colon, numero 12, cuarto 4.

Nose admitecorrespondenciaquevenga sin franquear.

ADVERTENCIAS.

1 Désde la segunda

aparición de El Eco

hasfa lafecha, solo nos

hemos cuidado de cum¬

plircon los

compromisos

que

la tarea impuesta

por nosotros mismos nos

ha acarreado; todo gé¬

nero deprivaciones,

trabajo

y

compromisos, lo

hemos arrostrado con alegria y

entusiasmo;

tene¬

mospensamientos

grandes sobre la publicación de

obrasde Veterinaria: pues nuestro

objeto solo

es

surtir á los profesores

de todas categorías con

obras tan útiles al mismo tiempo que

sublimes,

que.solo ellas sean capaces

de

poner

á cualquier

profesorá la altura

de

s^t

nuble misión.—Vemos

con satisfacción que

muchísimos profesores, lle¬

nos de la mejor buena

fé; acuden, sin cesar, á

renovaranticipadamente sus

suscriciones, al paso

que otros muchos

olvidan

sus

compromisos, sin

acordarse deque la

Redacción de El Eco solo se

ocupa deproteger, en cuanto

está à

sus

alcances,

todos los intereses de laprofesión.

Estamos dispuestos á

seguir

nuestra

marcha

hasta el fin; ypara ello-, lo que nos

sobra son

materiales ycapital:pero estén seguros

nuestros

susciitores que nunca estaremos

comprometidos,

con aquellos que á sú

debido tiempo

no

renueven

sus suscriciones en-taforma y modo que en va¬

rios números tenemos espuesto.

Los señores suseritores que hayan

hecho

sus

pagospor conducto

de los corresponsales creados

en o'-lu.bre último, tendrán la bondad de

recordar

á dichos comisionadosla remisión del importe d

sus abonos; puesto que, con raras

escepciones,

n

han sido recibidos en la Administración d

El Eco.

2." Está ya cerrada la

suscricion al Dicio-

NAUIO DE MEDICINA VETERINARIA PRÁCTICA deMv.

Delwart, respecto á la

posibilidad de adqui¬

rirlopor la cantidad de

40

rs.,

señalada

en

el.

prospectopara los

suseritores á El Eco

que

la

abonasen deunavez; y desde

i. de

mayo se au¬

mentaráconsiderablementeel precio de la suscri¬

cion actual á dicha obra, cuyo anuncio

publica¬

mos en el número anterior. Nuestro principal objetoesel^de

proporcioiuir obras útiles

y

baratas;

pero hallamosjustoque seamas

favorecidos

aque¬

llosprofesores que noshan

ausiUado

con su con

fianzay sus esfuerzos.

Academia Médico-YeterlBaria

Barcelonesa.

Sesión del 27 de enero de 1856.

Presidescu de D. Gerónimo Darder.

Abrióse á lasdiez y

media de la mañana

con asistencia de los señores Darder,

Revascalt, Ma¬

sip,

Torrella, Deu, Martí

y

Reventós, y despues

de

aprobar el

acta

de la anterior fueron admitidos

sócios los señores

Morelló, Cassá, Soler

y

Pari-

quet.

Gallego, Tellez, Brés

y

Reventós. Entróse

en seguida en

la orden del dia,

y

el señor Re-

vascáil, como de la

comisión, leyó el dictamen

(2)

512 EL Eco sobre el puato señalado: despues de varias en¬

miendas presentadas porparte delos socios pre¬

sentes y despues de una larga discusión , se

acordó que en las sesiones subsiguientes se dis¬

cutierael dictánien por partes, dando principio

dn la próxima con el punto siguiente: Con qué

medios lucrativospuede la Veterinaria contar pa¬

rapoder subsistir sin los queelejercicio del herra¬

do leproporciona, á fin de que, contrabalanceados

estos estreñios, sea posible la separación de este del

de aquella. , :

Con lo cual se levantó la sesión,señalando el 14 de febrero para la próxima: de todo lo que el infrascrito secretario certifico en Barcelona á 28 de enero de 1856.—El secretario- acciden¬

tal, José Revascall.

Sesión del de febrero de 1856.

Presidencia de D. Gerónimo Darder.

Abierta á las once de la mañana con asisten¬

cia de los señores Darder, Revascall, Miguez, iMasip y el infrascrito secretario, despues de aprobada el acta déla anterior, se dió cuenta á

la academia del voto particularde lossocios

don

José Morelló ydon Joaquin Cassá, ambos ausen¬

tes, acerca del.punto discutido en la anteriorse¬

sión, reducido á las mismas formas y principios

que el

dictámen

presentado por la comisión:

igualmente fué presentado en estracto y tomado

en consideración por la academia el de los só-

cios don Leoncio Francisco Gallego y don Juan

Tellez Vicent, sobre el mismo asunto, basado en los seis puntos siguientes: 1Sacrificar elegoís¬

mo particular al interés de la clase; elogiando

en su consecuencia á los quetales actos ejecu¬

ten; publicando con indignación los nombres de

los que en contrario obraren; y abriendo certá¬

menes públicos que, haciendo fijar la atención

en asuntos importantes de la facultad, abran á

esta nuevas vias de prosperidad:

2."

Comocor¬

rectivo de los males causados por la falta de co¬

locaciones desahogadas para los profesores, es- túdiense los medios quetal pueden producir bien

sea paliando, bien estirpando el mal de raiz, é impétrese del Gobierno un riguroso deslinde de

atribuciones entre los distintos profesoresde Ve¬

terinaria. Pediríase entonces la creación de ve¬

terinarios titulares con sueldo fijo, y clamaríase

porque se limitase la facilidad con que se sigue hoy la carrera: 3." Reducir todas las clases de profesores veterinarios á una sola, á cuyo efec¬

to debiera esta academia apoyar á la central en

la esposiclon á las Consíituyentes, para que del

proyecto de instru' ion 'iblica presentado se

suprimael artículo o;, ; !a 6.® quedice: "Los

estudios de veterinaria se dividirán en enseñan¬

za de primera y de segunda clase,,: 4.° Por medio de la persuasion y elejemplo se afianza¬

rá la union, quebrantada hasta aquí porlas de¬

cepciones y desengaños; y las academias con

sus incansaJjles esfuerzos, al obtener el fruto de

sus afanes, como no pueden menos, harán re¬

nacer la perdida y con ella cimentarán sólida¬

mente la Verdadera union profesional: 5." Pro¬

curar á toda costa la ilustración en Veterinaria, partiendo de las escuelas (donde se. reciban los alumnos con-buenos

preliminares)

y siguiendo luego á los profesores ya por medio de buenoS' libros de la ciencia, ya por medio de las discu¬

siones y certámenes académicos, proponiendo

para estos prémios y recompensas al mérito, ya

con el desprecio inconsiderado á laineptitud vo¬

luntaria: 6." Que, puesto quemas de una vez ha sucedido á alguno que ha intentado hacer algo

en bien de la clase, que acobardado ante in¬

fluencias estrañas y bastardas haretrocedido de

su empeño; ya ante la energía revivida en los ánimos meticulosos, ante los

ejemplos

que de

actividad é independencia den las academias,

ante la protección decidida á losque por la jus¬

ticia pugnen, y tal vez, en situacionesmas apro-

pósito, ante el establecimiento de sociedades

acojan y libren de la miseria á los veterinarios esforzados que, luchando por la verdad y la honradez, arrostren con firmeza los peligros, es muy probable que no se reproduzcan aquellos

recelos ni temores.—Como resumen de todas estas bases concluyen: obrando así llegaremos

á ser mas dignos del general aprecio, mas l es-

petados, mas queridos, mas sociables, masfuer¬

tes. Leyóse enseguida una correspondencia del

sócio señorCassá en la que manifiesta el estado de laepizootia reinante en el

Ampurdan,

los tra¬

bajos |)or él y sus compañeros Mensa y Colls prestados en presencia de la calamidatl, las me¬

didas gubernativas emanadas de sus consejos á

la autoridad superior de la provincia, y linal-

mente una notificación porla cual, según datos recibidos, la viruela ha penetrado ya en los lí¬

mites de esta provincia. Acordóse en el acto oficiar á los sócios don Gerónimo Torrent y don

Antonio Deu, para que el primero, desde Olot

donde reside, observe la marcha de la enferme¬

dad y comunique á la Academia, lo mismo que el señor Deu desde Mataró, lo que haya de

exacto acerca la internación de la epizootia va¬

riolosa en la provincia de Barcelona.—Dióse á continuación conocimiento á la Academia de ha¬

berse relirado de la central los señores don Ni¬

colás Casas y don Guillermo y don Fernando Sampedro.— Finalmente despues dehaber apro¬

bado la petición hecha porel señor Viñas deque

(3)

DE L\ VETERINARÎA

se consignase en

el

acta

de

la sesión de este

dia

que la

Academia miraba

con

particular agrado

los esfuerzos que los profesores don Joaquin

Cassá, don Eudaldo Mensa y don Narciso Colls

están haciendo para librar á la provincia de Ge¬

rona del azote varioloso en el ganado lanar y colocar á la facultad en su importante centro de

acción, se entró en la orden del dia. Leido el

dictámen

presentado

por

don Gerónimo Darder,

se ocordó que pasase á

don José Presta

para

que,

comentado

y

aumentado,

se

formulara el

proyecto que

deberá discutirse

en

la sesión

es-

traordinaria señalada para el dia 28.—Propuso

el señor vice-presidente anunciar la instalación

de la Academia á la junta provincial de Agricul¬

tura y

ofrecerla

su

cooperación

en

los asuntos

que asi

lo estime oportuno: aprobada esta

pro¬

puesta, se

leyó el oficio al efecto redactado

y se

acordó su remisión. .4probÓ3e igualmente lapro¬

posición

de los señores Gallego

y

Tellez sobre

la supresión

de las clases

en

Veterinaria, comi¬

sionando para

la redacción de la esposicion á las

Córtes Constituyentes al señor

Viñas.—Fueron

|)ropuestos

sócios de número los señores Mensa

v Colls y don

José Guasch, los dos primeros

por

el secretario y el último por el señor !\Iasip que¬

dando sobre la mesa estas propuestas hasta la

sesión próxima.

Con esto dió fin la de este dia, de todo lo

cualel infrascrito secretario certifico en Barce¬

lona á 16 de febrero de 1856.—Miguel Viñas y Marti.

Sesión estraordinariadel 28 de febrero de 1836.

Presidencia de D. Gerónimo Darder.

Abierta á las diez y cuarto ue

la

mañana con asistencia de los señores Darder, Revascall, Mi-

guez. Presta, Masip,

Torrella, Marti, Cañadell

y

el infrascrito secretario, y despuesde

aprobar

el acta de la anterior, fueron declarados sócios

los señores Mensa, Colls y Guaschs.

líntrando

en

la órden del dia, el señor Viñaspasó á la lectura

de la esposicion á las Constituyentes,

concluida

la cual el señor Revascall tomó la palabra y dijo: que, sabiendo queel ministro de Fomento

habia retirado el proyecto de instrucción á que

sereferia el contesto de la esposicion leiíla, opi¬

naba que fuese esta redactada en sentido mas

abstracto; y como de esta misma opinion fué la mayoría

de

los

sócios

presentes, se

acordó

mo¬

dificar aquella en lo que concierne á sus re¬

laciones con el proyecto retirado. Hízose pre¬

sente en seguida una manifestación del señor Pnsta por la que indicaba no

haber

terminado

MI cometido, efecto del poco espacio que so le

diera para su desempeño y

de

sus

muchas

ocu

paciones particulares.

Dejando

para

la sesión in

-

. mediata la presentación y

discusión del dictá¬

men que debe terminar

el señor Presta,

y

á fin

de adelantar los trabajos preparatorios

£>1

com¬

pleto desarrollo y discusión

del presentado

en

la

sesión del 27 de enero por la comisión

nombra¬

da al efecto, se acordó formar comisiones

del

seno de la .Academia para que ilustrase uno por

uno los seis puntos á que

redujo la comisión

to¬

dos los medios masconducentes á obtener una in¬

tima union profesional,, para

llegar á dar á la

ciencia y á la clase el decoro y

las utilidades

que

les son inherentes. Fueron nombrados para des¬

arrollar el segundo punto, ó sea

Medios de estin-

gir la diversidad de clases en el

profesorado los

señores Darder, Miguez y

Marti:

para tercero,

ó

sea Grado de instrucción que deben tener

los

as¬

pirantes á alumnos en las

escuelas de Veteri¬

naria los señores Viñas, Den y Torrella; y para el cuarto, ó sea proyecto de

arreglo

que marque

los deberesy derechos de los profesores

veterina¬

rios los señoresRevascall, Masip y

Cañadell. Se

dispuso además, que los sócios que por su

dis¬

tancia de Barcelona no pueden

asistir á las

se¬

siones seocupen en dictámen

particular de los

puntos indicados. Con lo que

terminó la sesión,

señalando para la próxima

el 13 de

marzo:

de

todo lo que el infrascrito

secretario certifico

en

Barcelona á 29 de febrero de 185o.—Miguel

Viñas y Marti, secretario.

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE L.V TISIS EN VETERINARIA. (I)

(Conclusion .)

Si como pretenden algunos, precediese siempre á

los tubérculos pleuritis ó bronquitis luberculizadoras, apreclariainos cualquiera de estas enferme lades por los signos que las caracterizan. .Antecediendo una bronquitis, latos seria húmeda, y ofreceria ladestila¬

ción los caracteresde la inllamacioii aguda ó crónica;

la auscultación nos baria percibir las diversas clases

de estertores, no sepresentarian hemoptisis, los su¬

dores ni la demacración tan considerable.

Si los tubérculos fuesen producidos sien.'pre por neumontis, apareceria por las narices una mucosidad

caracteiistica, estertorcrepitante, observai iase oscu¬

ridad del sonido á la percusión hácia la base do los pulmones;'ye^te estadoseriasubsecuente, en grannú¬

mero de casos, á unaneumonitis ó bronquitis aguda.

Finalmente, si antecediese una pleuritis crónica,apa¬

receria el ruido bronquial limitado á uncorto espacio,

siendo la respiración nula ó muy débil en la base del pulmón.

(I) Véase el m'imcre anterior de Ei, Eco.

(4)

114 EL ECU

qaanatomía patológica, cuyo fallo es niuy respe¬

table en esta clase de cuestiones, nos enseña:

1." Que los tubérculos se hallan con frecuencia

en medio del paiénquiraa délos pulmones, sin que exista inflamación eu las inmediaciones de los sitios que ocupan, así como tampocoen los bronquios ni en laspleuras.

2.° Que, cuando se ha observado neumonitis ó bronquitiscrónicas coincidiendocon tubérculos, estos han ocupado el vértice de dichos órganos, mientras

que la inflamación residia en su base.

3.° Que la flogosis que se ha visto algunas veces al rededor de los tubérculos, en les bronquiosó pleu¬

ras, esconsecutiva á la existencia de estos cuerpos estraños.

4." Que los tubérculos pueden permanecer mu¬

chos años sin quelas partes contiguas den señales de flegmasía.

5." Que se maniflestan tubérculos subcutáneos sin que aparezcan fenómenos inflamatorios prece¬

dentes.

A lo ya espueslo añadiremos que los pricipales

medios de tratamiento aconsejados contra latisis pul-

monal sontos opuestos á las inflamaciones: pues con¬

sisten en colocar al individuo enfermo en condiciones

higiénicas contrarias enteramente á aquellas en que

contrajo la afección tuberculosa, u ando al mismo tiempo de ajentes tónicos y antiescrofulosos, como el hierro, iodo y sus compuestos, los tónicos amar¬

gos etc.

Demostrado por las razonesespuestasque nosiem¬

pre la inflamación precede álos tubérculos; por con¬

siguiente, que no es posible considerar la flegmasía

como una causa constante de la tisis del pulmón,

abordaremos la cuestión desiesta enfermedad es ó

no contagiosa.

Algunos profesores de reconocido mérito, funda¬

dosen hechos mal observados, sostuvie.on que era

contagiosa la enfermedad de que tratamos, y, en su

consecuencia, prescribían severamente que se aislase

de los sanos, al animal atacado de tan terrible afeo cion, como una medida previsora. Pero el exámen detenido de esosmismos hechos, la observación dia¬

riay los escelentes trabajos deotros velerinarios rao

demos han aclarado satisfactoriamente la opinion

contraria.

Con efecto: bastaobservar que esta afección no es

prodncida por miasmas ni virus alguno, sin cuyas condiciones no admitimos contagioposible, y saber

que diariamente vemos á caballos'tísicos habitar una misma localidad con otros sanos sin tras.mitirle3 la

enfermedad, como también ocupar estos impunemen¬

te despues los sitios en que aquellos estuvieron colo¬

cados sinhaberse ejecutado ninguna desinfección, y vendremos ya en sospechas de la exactitud de nues¬

tro aserto.

Poseemos, además, otrosdatosque no dejanla me¬

nor duda.—fiase observado que no contrajeron la ti¬

sisanimales en quienesse hizo uso de los aparejosy otrosutensilios que se habian humedecido con los su¬

dores de tísicos, aun en el fm de la enfermedad. Em¬

pero , si algo dudásemos todavía acerca de la equivocación padecida por los partidarios del conta¬

gio, habrá de desvanecerse ante los esperimentos prácticados en esta misma especie de afeccionestuber¬

culosas respecto al muermo, como lo dicen en sus memorias M. Crepin y otros, y muy particularmente

ante los verificados porel profesor de medicina hu¬

mana Hebreard en casos de tisis pulmonal, con el objetode esclarecer este punto oscuro de la ciencia.

aquí sus esperiencias: |

1." Habiendo desnudado en varios perros la pie

de la epidermis, la puso en contacto con un lienzo empapado en pus delas cavernas, y noconsiguió ha¬

cer tuberculosos á estos animales.

2." Introdujo en una herida, hecha con instru¬

mentocortante, el pus de los tubérculos, y observó

que la herida cicatrizaba perfectamente.

3." Inyectó pus de tísicos y escrofulosos en las

venas y vasos linfáticos de los animales sanos, sin conseguir tampoco comunicarles la afección tubercu¬

losa.

4.'' Hizo tragará varios animales el pus y espec- toracion deotros enfermos, sin obtener resultado al¬

guno.

5.° Habiendo mezclado la vacuna con el pus de

h)s tubérculos, hizo la inoculación; y observó que la

vacuna seguia sus trámites ordinarios, sin que apa¬

reciese la afección tuberculosa, que deseaba tras¬

mitir.

Réstanos únicamente venir á ba cuestión de la lie- rencia.

Algunos profesores, cuyos conocimientos respeta¬

mos, han sostenidoque la tisis pjilmoual es heredita¬

ria, y que 1 s sucesiones de animales tísicos están

destinadas á perecer de tá misma afección. Y para teorizar su aserto, pretendian demostrar la existen¬

cia de un gérmen tuberculoso, que se trasmitíapor ta generación, sacandoya el animal al nacer la semilla

de la enfermedad, que mas tarde habla de des¬

truirle.

Mas, almenando nosotros quisiéramos prescindí^

de toda considceacion fisiológica, en la cual f.alla-

riamos uuagran resistencia á admitircualidades mor¬

bosasen un semen capaz.de fecundar, tenemos razo¬

nes maspoderosas para negar la posibilidad de esta herencia.

Nótesedesde luego que los esperimentos citados

para probar quela tisis no es contagiosa, tienden á

desechar la idea de gérmen, semilla ó virus tubercu loso, puestoque no se consiguió desarrollar dicha se¬

milla, virus ó gérmen. Y si recurrimos á los resulta

dos que la observación nos ofrece, nos encontrare¬

mos con datos que robustecen nuestro parecer:

1.° Todos losdías conocemos hijos de padres tí¬

sicos, que son robustos y no contraen la enfermedad

de sus progenitores, con tal que se hallen encondi¬

ciones higiénicas saludables.

2.® Hay hijos de animales sanos y bien constitui¬

dos, que se hacen tuberculosos con la mayor faci¬

lidad.

3." Algunas veces no se observa esta afección en una, dos ó mas generaciones, para volver áaparecer de nuevo.

En el primer caso, no sabemos qué le haya suce¬

dido ai gérmen; en el segundo, ignoramos^ d e dónd

(5)

DE AL VETERINADIA. 515

ha venido; y en ei tercero, ocurre preguntar ¿cómo

ha dejadoinmunes estas generaciones enque no apa¬

recióla enfermedad?

Es indudable: delospadres solo sehereda la dispo¬

sición á padecer la afección tuberculosa, por el

hecho

de heredarse unaorganización idéntica y un mismo

temperamento. Lascircunstancias quehacen perecer

de la enfermedad en cuestión á una iulinidad de ani¬

malesprocedentes depadres tísicos,son:

el heredar la

organización de estos; el estar todos ellos

bajo

el

in¬

flujo de unos mismosalimentos y costumbres;

el

ha¬

bitar un mismo 6 idénticoclima y localidad; y el ha¬

llarse, finalmente, sometidos al mismo rógimenhigié¬

nico. Peroalejando á los individuosno atacados aun de lascausas predispíjnentes de la tisis, se salvarán

seguramente de la afección que los antiguos

hipoto-

raistassuponían necesaria ó hereditaria.

De los principiossentados podemos

deducir

que

medicina veterinaria, como tampoco la humana, no

hallegado á la época de su perfección.

La fisiología,

á pesar del sublime vuelo que ha

tomado de algunos

años á esta parte, encuentra todavía

obstáculos in¬

mensos para penetrar íntimamente en el

mecanismo

de las funciones. La cienciadel diagnóstico, falta de

estos cimientos, carecede ciertogrado de certidum¬

bre, desconoce muchas enfermedades, especialmente

ensu origen, no podiendo, cono no puede, adquirir'

una nociinexacla de varias causasmorbosas, niapre ciar todo el valor semeiológico de sus manifesta¬

ciones.

De aqui emanan esas cuestionesoscuras

relativas

á

las causas y naturaleza de las enfermedades,

cual

su- ]

cede respecto á los tubérculos del

pulmón.

Creemos, sin emba'·go, haber demostrado que

la

,

tisispulraonal no siempre es

precedida

y

producida '

por la inflamación; antespor el

contrario,

que,

si al¬

gunavez se presentanjuntas estas

dos afecciones,

co¬

munmente la segunda sueleserefecto de la primera.

Yparacomprobar esta verdad hemos

procurado ha¬

cer ver que las causas admitidas como

eficaces de la

tisis, lejüsde obrar inflamando los

tejidos,

actúan

de¬

bilitándolos, alterando toda la economía,

produciendo

un estado caquéctico general y mas tarde los

tubér¬

culos. También hemosllamado como com

irobantes

á

la naturalezade los síntomas, á las lesiones que nos ofrecen las inspecciones cadavéricas, á la influencia

que ejercen los diversos métodos de tratamiento em¬

pleadoscontra la afección que nos ocupa; y,

última¬

mente, para resolvernos á decirque no es contagiosa

ni hereditaria, como Dupuy suponía, hemos recurrido

álos hechos de observacióndaria, al raciocinio y á

los esperimentosdirectos de profesores

distinguidos.

Volveré á consignar ahora lo que manifesté al princio deeste escrito, á saber: que lo

doy al público

sin pretensiones de ningún género, con

el esclusivo

objeto de inquirir si mis

convicciones deben

ser

ó

no desterradas, según seael poder de los razonamientos

que otros veterinarios mas ilustrados

puedan

pre¬

sentar.

Llerena y enerode

1836.—Jmn Marít'nez.

Del tratamiento del esguince escápula humeral.—

Naturalezay sitio de las lesionesquecaracteri¬

zan esta (afección.—Investigaciones históricas

sobre los métodos curativos adoptados en diver¬

sas épocas.

Por M. Delorme,

Veterinario en Arles(Bocas del Ródano).

En el tiempo en que escribíanGarsaul y Bourge*

lat, y bajo lainfluencia de las tendencias filosóficas

de la época, los espíritus reacionaban con energía contra las preocupaciones detodo género enelórden moral. Los hombres de ciencia, los médicos sobre todo, habían seguid >esta misma dirección; el espíri¬

tu de e.xámen y de crítica, llevando sus investigacio¬

nes al campo de las cien das mélicas, había hallado mucho que hacer; pero aquí, como en todas las rea-

ciones posibles, se fué demasiado lejos.

Dos autores, cuyas obras han gozado da cierta consideracióny ejercido alguna autoridad en la me¬

dicina de los animales, Yitet, doctor y profesor de medicina, y Lafosse hijo, que habíaestudiado igual¬

mente esta ciencia, han escrito en el mismo sentido y bajo la influencia de las mismas preocupauciones.

Sinduda alguna los autores antiguos habían aco- jido y propagadouna porción de recetas y de proce¬

dimientosoperatorios quela ciencia moderna debia reprobar; sin duda también, comodice Lafosse, enef prefacio del Guia delmariscal, «lo que se hallade bueno (en los autores antiguos) está de tal manera involucrado y groseramente oscurecido, que no es

posible sacar de ello mucho fruto;» portanto, hubie¬

se sido mas sábio, mas filosófico y sobre todo mas útil á los verdaderos progresos de la ciencia, em¬

prender el trabajo minucioso y difícil de desentrañar

el metal puro desu ganga inerte, que arrojar desde¬

ñosamente el todo y sustituir á una critica razonada

undespreciogeneral, absoluto, sistemático. Pero un

trabajode eliminación, ejecutado con prudencia yre¬

serva, hubiese sido muy largo y muy difícil de con¬

ducir á buen finy; no podia, por otra parte, ser he¬

cho con plenoconocimiento de causa sino por laNva

esperimcnt 1 ó por toda unaexistencia de ejercicio prático. Lafosse y Vitet o temieronemprenderle con

las solas fuerzas de su razón y de suinstrucción teó¬

rica. Sometieronal massevero exámen los trabajos

de sus predecesores, y, consecuentes conlos suyos esclusivos, borraron sin compasión del repertcrio ve¬

terinario lodo lo que, en su apreciación rigorosa, no

podian esplicar racionalmente.

En cuestiones de hecho y depráctica, el método dogmático estápor sí mismo muy sujeto á error; j lo está todavía mas cuando la imaginación se halla dominada por una idea fija. Lafosse y Vitet veían opiniones absurdas, sistemassupersticiosos, doctri¬

nas peligrosas en todos lospreceptos desus antece¬

sores; también, á pesar de la estension de suscono¬

cimientos é incontestable capacidad, estos dos sábios cometieron muchos graveserrores, que la práctica esclarecida de veterinarios modernos haido por for¬

tuna reparando pocoá poco.

Quiero limitarme al cuadro que me he trazado, y

(6)

EL ECO

detenerme únicamenteen lo que concierne al trata¬

mientodel esguince del encuentro. Haré notar con

esteobjeto que una

multitud de prácticas absurdas

yque desde

luego reprueba el solo sentido

común

delhombre cientílico fueron condenadas solidaria¬

mente con la aplicación de las trabas y

comprendidas

en el mismo decreto de prescripción.

Lafossé, en su Guia del

mariscal, impreso

en 1768, artículoXVllI, Del esguince

del

encuentro,

dice á este propósito por bajo de la página

252:

«La curación que se halla en los autores que han

escrito sobre los esguinces es tan absurda y tan

opuesta à ias indicacionesque presenta esta

enferme¬

dad, que no merece refutación.»

No aconseja mas que el reposo, la sangría, los re¬

solutivosy los emolientes.

(Se continuarái) Afcccbiies

escrofulosas

en el

ganado

vacuno,

POR AYR\ULT (1).

Tratamiento, Cuanto sehadicho de esta enfer¬

medad hace presumir que su curabilidad corresponde completamente al dominio de la cirujía.

Si algunas

veces hasucedido verla desaparecer en su principio

por una buena sangría, hecha en la yugular, cuan¬

doel ganglio estaba en su primer período inflamato¬

rio, por lo común, óel tumor seresiste á este

medio

6 se encuentra muyadelantado paraque pueda apli¬

carse con algun resultado favorable. Guando ha pa¬

sado el primerpeiiodo inflimalorio y que el ganglio

ha doblado, triplicado su volumen, se forma una membranapyogénica, ya en el mismoganglio, yaen

su envolturacelulosa, que comienza una secreción

morbíflca que ningún fundente puede corregir;-en¬

tonces se recurre á la eslirpacion del tumor.—Hay

una equivocación en creer fáciles semejantes opera¬

ciones enel ganado vacuno, líl tejido celular subcu¬

táneo muy laxo, permite á las manipulaciones hacer

resbalar y desituar estostumores hasta eleslremo de

hacercreer que edánpocoadheridos y poco difíciles

de estraer. Se e-periraeuta una sorpresa desagrada-

. ble cuando despues de haberdi-'ecado la cara ester-,

na, se notan numerosasadherencias en la superíície profunda. Cuando seestrae uno de estos tumores si¬

tuados profundamente, esbueno cerciorarse con los

dedos si noexisten otros ganglios tumefactados colo¬

cados cercadel que se estrae. Casi siempre sucede

esto, y cuando sedescuida la precaución de estirpar-

lus, hay la esposicion de ver aparecer poco tiempo despues un tiim)r nuevo, lisinútil dejar abscedar las

escrófulas. Las heridas resultantes de laoperación se cicatrizan siempre con mas rapidez y regularidad.

Algunas veces hemos empleadocon ventaja lacau¬

terización subcutánea del periósteo inflamado; pero consultadospor lo comúncuando eltrabajo morbífico

habla invadido ya la parte esponjosa del maxilar, no podíamos obrar así.—Hemos,visto desaparecer por ias fricciones

fundentes,"

hechas con el ungüento ve¬

il.) Véase el número aniprior de El Eco.

jigatório mezclado en partes iguales con la pomada mercurial, las pequeñas nudosidades escrofulosas que

se forman en las carrilladas ó á lo largo de la caña.

Estos casosde curaciónson escepcionales, siendo en logeneral preciso tenerque recuri·lr á la estirpacion.

No podemos resistir al deseo de describir, la primera operación que hicimos de estos tumores, pues ofrece

algun interés bajo el (iiinto de vista de la cirujía que

se practicaen el ganado vacuno; resume lo que tiene

de general el tratamiento por eitirpacion de los tu¬

mores escrofulosos.

El 15 de setiembre de 1837 fuimos consultados

para un buey que tenia en la parte inferior de

la

gqp- gantaun tumor del tamaño del puño.

Ignorábamos

entonces cuál era la natmaleza de estos tumorés. El

dueño y otraspersonas nosdijeron que casi todos

los

empíricos estraian taíes tumores, y nos decidimos á practicar laoperación. Tirada la res á tierra,

esplora¬

mos con cuidado estaproducción morbiííca que pen¬

sábamosquitar. Era al principio de nuestra carrera, y iio podiaser hacer menos que los

empíricos

que es- tirpaban los tumores, aunque dudábamos

hubieran

podido quitar con buenos resultados

el

que

velamos,

puestoque por locomún estraen las

escrófulas celu¬

losas de la papada, que no ofrecen la menor

dificultad

quirú.-jicd. Un médico me auxilió con sus

consejos

durante laoperación. Despues de

preparado todo el

aparato, tomé un bisturí convexo éincidí

la piel

en

la

estensionde cosa de media cuarta (13 centímetros.)

Un ayudante instruido que la

casualidad

nos propor¬

cionó soStenia el tumorcon unaerina, ínterin disecá¬

bamos la piel quele cubria. Aislado enparteel tumor

notamos tenia numerosasadherenciasen su cara pro¬

funda; sin embargo, proseguimos la operación

dise¬

candocon precaución y ra.·ípando la

superficie

ester-

na del tumor. Esta circunstancia aumentó lasdificul¬

tades de la maniobra. Aisiando el tumor cortamos

una porción de la parótida, que, francamente, toma¬

mos portejidos grasosos. Quedamos

sorprendidos de

este accidente, que podiaicos haber

evitado. Ligamos

dos venas y una arteiia ba·ítante

considerables,

y

qui¬

tamos el resto del tumor. Recorri ndo con los dedos

el fondo de la herida, notamos un pequeño tumor alargadodel tamaño de una abuenIra, que

también

estrajimos. Securó la herida con

planchuelas sujetas

por cordonetes. Aunque durante la operación lio

hu¬

bo accidentes sérios, [uiesepenas salieron cuatro

di

- bras de sangre, se temían las

consecuencias, al

vel¬

lo enorme que era la herida y el aumento de tempe¬

ratura. Cuandose levantó el aparato, estaba

cubierta

la herida por una infiltración serosa que

sobrepasaba

los bordes esteriores de la piel; lo mismo

sucede

en

todas las operaciones un poco prof indas

del ganado

vacuno. A la segunda cura la infiltración era menor.

No nos atrevimos á quitar los coágulos sanguíneos

temiendo se renovara alguna hemorragia que

hubiera

disgustado al dueño. El cuarto y quin'o

dia despedía

la herida un olor fuerte á sativa podrida; se usó el

cloruro de cal liquido. La hinchazón enorme que se

estendia desde la garganta al pecho

comenzó á dismi

-

nuir. Al .sesto dia estabacubierta la herida de una capa fibrinoplástica de un blanco

amarillento. Quita¬

da esta capa, se notaron botones de un hermoso rfiSa

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