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Un trabajo fundamental, y que goza de plena actualidad, para la

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comprensión de la vida económica

es-pañola, es el Dictamen de la

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sión del Patrón Oro, obra del maes-tro de ¡os economistas españoles, don Antonio Flores cié Lemus. En la Re-vista de Economía Política se ha ter-minado su publicación, con lo que se presta un servicio de primer orden a los estudios, por resultar de muy difícil hallazgo la vieja edición del Consejo Superior Bancario. La im-presión conjunta del Dictamen com-pletaría este servicio ofrecido por la Sección de Economía del Instituto de Estudios Políticos.

Para averiguar de dónde procede esa corriente de bienes y servicios que se produce en una comunidad en un período de tiempo determinado y que recibe el nombre de Renta Na-cional, resulta fundamental el estu-dio de la empresa. Toca este punto Higinio Pérez Eguilaz en el artículo Las Empresas del Estado en la eco-nomía libre publicado en De Econo-mía. Tiene interés para nosotros su segunda parte, titulada El Instituto Nacional de Industria. Lo más nota-ble es su clasificación de las empre-sas del I. N. I en cuatro grupos:

1) Industrias relacionadas con la Defensa Nacional y ciertos servicios de interés público.

2) Industrias estatales que impi-den el funcionamiento monopolístico de algunas ramas básicas de la pro-ducción.

3) Industrias que satisfacen la va-riada demanda estatal de productos básicos, sujeta a grandes fluctuacio-4) Industrias nuevas, hacia las que no se orienta la iniciativa privada.

Es discutible su análisis detallado de cuál debería ser la orientación de la política del Instituto.

En cuanto al desarrollo de

empre-sas de otro tipo y de posible amplio porvenir, ios cooperativas de produc-ción, y ciñéndose al caso de la im-portantísima fábrica de máquinas de coser Alfa, ha aparecido el estudio de Sebastián Mantilla, S. J., El acciona-rio obrero, ¿es solución?, en el Bole-tín de Estudios Económicos.

Las empresas españolas tienden de forma clara a vivir en un régimen monopolístico. Van aumentando las investigaciones sobre este punto, de tanta trascendencia política. Fermín de la Sierra ha publicado La situa-ción monopolistíca de algunas indus-trias españolas, en la Reuista dé Economía Política. El desarrollo de este interesante artículo pudiera cen-trarse en los siguientes apartados:

1) Importada del monopolio como perturbador de la vida económica de los países.

2> «Hay muchas probabilidades de que la existencia de un oüigopolio en una industria sea indicio de una si-tuación de monopolio en mayor o 3) Averiguar la situación oligopo-lística y el grado de monopolio de alunas industrias españolas.

4) Posibilidad de medir ei grado de monopolio: procedimientos.

5) Ventajas de utilizar el proce-dimiento de los consejeros comunes.

6) Esto se completa con unos cla-ros diagramas.

7) Basándose en ello estudia las siguientes industrias: carbón, acero, energía eléctrica y cemento. En estas cuatro industrias proporciona ade-más numerosos criterios complemen-tarios para comprobar si es o no acu~

sado su grado de monopolio.

Carlos Muñoz Linares, en El con-cepto de empresario y la realidad

económica, publicado en De Econo-mía, ofrece numerosísimos datos so-bre la cifra de las sociedades anóni-mas industriales en España, su cla-sificación según la cuantía del capital y la forma de control de las que lo tienen superior a 5 millones de pese-tas. La importancia principal de este trabajo radica en haber sido el que ha planteado e iniciado la comproba-ción en España del problema de la propiedad y del control de las socie-dades anónimas. La exposición del sistema de empresas del grupo Iber-duero, que ofrece como ejemplo, es impresionante. La explicación, am-pliamente detallada, de cómo obtie-ne estos datos Carlos Muños Linares,

hubiese sido del mayor interés.

Interesante es también la Nota so-bre la distribución del capital nomi-nal de las sociedades anónimas espa-ñolas publicada en Moneda y Crédito por Francisco G. Quijano, no sólo por tratar de aplicar la célebre ley de Párete a la distribución del capital nominal citado, sino por ofrecernos muchísimos datos sobre los capitales de las sociedades anónimas españolas, distribuidas en 45 apartados, según sus características.

De estas cuestiones se ocupa tam-bién José Luis Urquijo en Algunos problemas de política económica de España. I. El grado de monopolio, en el Boletín de Estudios Económicos, y como consecuencia de la lectura de la obra de Paris Eguilaz, Dos años de polínica económica en España.

Ofrece Urquija un desconocimiento total de la economía española, con un ejemplo — al referirse a las inmo-biliarias — que nada tiene práctica-mente que ver con el problema que considera.

Los bienes y servicios concretos

que constituyen la Renta Nacional española, también han sido objeto de algunas investigaciones. Francamen-te seria es la de Cristóbal FuenFrancamen-tes Valdés, titulada Una introducción a la estructura económica oliuarera de España, aparecida en De Economía.

Es la aportación más importante que sobre la economía oleícola española se ha hecho en torno al XIII Congre-so Internacional de Oleicultura, pro-curando abarcarla totalmente con una acertada sistemática.

Sobre la economía carbonera se han publicado dos estudios en la re-vista De Economía: uno de Rodolfo Argamentería García, La política económica del carbón en España. Su pasado, su presente y su futuro, de muy reducido interés, debido a la pe-queñísima cantidad de fuentes con-sultadas por el autor, y otro titulado Nota del Sindicato Nacional del Com-bustible sobre incremento de la pro-ducción de carbón, en el que se dan cifras de reducción del absentismo en las minas y explicaciones de la competencia entre el lignito y el fuel-oil, como datos más interesantes.

En De Economía Ka aparecido tam~

bien Estudio sobre el incremento de la producción de gas, con indicacio-nes completas sobre el estado actual de esta industria y sus posibilidades.

En el apartado de los servicios, y sobre el transporte, merece citarse el trabajo de Rafael Gamonal En torno al plan de modernización de carrete-ras, en Moneda y Crédito. Trata su-cesivamente de la historia de nues-tra red, la situación actual, la clasifi-cación de las carreteras y los planes presentes, con las trabas a su des-arrollo. Termina considerando la pro-cedencia de los fondos para las cons-trucciones y con una pequeña

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recia a algún organismo español de-dicado a este sistema de transportes.

El servicio bancario es analizado en el ya clásico articulo de Ildefonso Cuesta Garrigós que publica anual-mente en Moneda y Crédito, esta vez bajo el epígrafe de La Banca espa-ñola en 1949. Se basa en cifras oficia-les del Consejo Superior Bancario, Banco de España y Dirección Gene-ral de Banca y Bolsa.

La Renta Nacional efectivamente disponible por los españoles depende también del intercambio con el ex-tranjero. Por eso tiene interés el buen resumen de nuestro panorama c&-mercial exterior publicado en Mo-neda y Crédito bajo el título de El comercio exterior y Medidas cíe po-lítico comercial. Analiza los conve-del Mercado de divisas en la Bolsa de Madrid, el reajuste del sistema de cambios especiales, las operaciones análogas a la G, etc.

Una parte de la Renta Nacional, se consume. La otra se ahorra. Del ahorro español se ocupa José Luis Urquijo en Algunos problemas de política económica en España. 11. El ahorro en España, en el Boletín de Estudios Económicos. Defiende las ventajas del ahorro español, cosa que no pone en duda ningún economista nacional sensato en estos momentos, aunque otra cosa opine el autor. La referencia a Keynes, lamentable, por no decir otra cosa.

La Renta Nacional, una vez repar-tida entre los habitantes, da origen a un más o menos elevado nivel de vida. Fernando Rubio, en su trabajo La industrialización desde el punto de vista del consumidor, en el Bole-tín de Estudios Económicos, aborda algunos aspectos de este problema,

comparando las horas de trabajo ne-cesarias en Estados Unidos, Unión Soviética y España para adquirir una serie de artículos fundamentales, es-tudiando el gasto individual en Es-paña, con el papel de los gastos de alimentación, y lo que puede supo-ner para la expansión de la produc-ción española. Las conclusiones de política económica no están perfecta-mente vistas.

El Estado interviene para distri-buir la Renta Nacional con dos ar-mas principales: la política fiscal y la social.

De un aspecto mínimo del sistema fiscal español se ocupa J. Luis de Urquijo al final de su ensayo Discri-minaciones en un impuesto general sobre los beneficios, en Anales de Economía. Santos Gil Carretero, en Efectos financieros y económicos de la seguridad social, aborda este tema en Anafes de Economía; interesa es-pecialmente el apartado II, titulado Los sepuros sociales en España. Apor-ta datos muy interesantes, y todo lo completos que para un investigador aislado es posible obtener, sobre:

1) Tipos de seguros sociales exis-tentes en España, con sus notas más 2) Cifras de recaudación de fon-dos y de pago a los asegurafon-dos.

3) Las inversiones de los fondos de previsión social.

4) La repercusión de los seguros sociales en los costes de producción de las empresas españolas.

Un aspecto concreto de la seguri-dad social española se analiza por José Pérez Leñero en Moneda y Cré-dito, bajo el título de Régimen eco~

mímico de los Montepíos Laborales.

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