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ros del rey Elta; pero es lo cierto que su navegación fué atrevida,

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que establecieron colonias junto al Pontos,

llamado desde

entón-ces Euxenos y luego Ponto Euxino, y que al regresar

á Grecia

instituyeron losargonautas los juegos

Olímpicos

en

memoria de

su expedición, juegos que fueron los más

célebres de todos

y

sir¬

vieron más tarde como de Calendario, pueslos griegos dividieron

el tiempo por Olimpiadas, empezando la primera en

aquella

en

que salió vencedor Corebo de Elea en el

solsticio de

verano

del

año 776 ántes de Jesucristo y 23 ántes

de la fundación de Roma.

El nombre de argonautasle tomaron del navio Argos,

colocándole

en la categoría de las constelaciones.

El sitio de Tebas, segunda empresa de los griegos,

marcó la

barbarie de aquellostiempospor medio deguerras

fratricidas hijas

de losincestos, de los crímenes, de las atrocidades que

las

acom¬

pañaron y los horrores de que

fueron

teatro

los palacios de Argos

686 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO y de Mycenas, cuyos espantososhechos se conservaron porlatra¬

dición de unageneración de poetas anterior al siglo honaérico, con

la cual se propusieron á no dudarlo inspirar una profunda repug¬

nancia hácia el vicioy separar las costumbres de tan torpe senda.

Sucumbieron los causantes del sitio, Eteocloy Polinice, hijos in¬

cestuososde Yocasta y de Edipo, madre de éste, sucumbiendo igualmente los siete caudillosque le dirigieron, excepto Adrasto,

no sin haberinstituido en la selva de Nemea, ántes de empezarle,

losjuegos Ñemeos que perpetuaron su recuerdo, así como por fin

sucumbió también Tebas en un segundo sitio, siendo destruida

porlos hijos de los primeros sitiadores.

La expedicióny sitio de Troya, tercera empresa, ejercieron la

mayorinñuenciaenGrecia. Estaba situada aquella célebre ciudad,

de origen pelásgico, en el Asia menor, cerca del cabo Sigeo y del Helesponto, entre la llanura del Mendero, el mar yel Ida, reinan¬

do á la sazón en ella Priamo, cuyo hijo Paris robó á la hermosa Helena, esposa de Menelao, reyde Esparta. Consideradaestaofen¬

sa como un agravio nacional y existiendo un ódio muy marcado

entre larazapelásgica yla helénica, acudieron á lavenganza, ade¬

más de los reyes de Espartay de Argos, los caudillos de las ciu¬

dades griegas llamados porAgamenón, rey de Argos, y los guer¬

reros máscélebres de varias islas, tales comoVlises deItaca, Nes¬

torde Pylos, Idomeneo de Creta, Aquiles de Phthia, Ayax de Sa-lamina, Diomedes de la Argoliday otros jefes de tribu indepen¬

dientesunos de otros, si bien reunidos para el expresado objeto

común, los cualesjuntaron diez mil buques en Aulida, se embar¬

caronpara el Asia y sentaron su campamento delante de Troya.

Diez años duróel sitio, pereciendo los más valientes de ambas partes, especialmente Hector yAquiles, y si bien Homero, ni los

demás escritores más inmediatos á aquella época, dicen cómo ter¬

minó aquellafamosa guerra, es lo cierto que en ella aprendieron,

las tribus griegas á considerarse como un sólo cuerpoy que desde

entónces el nombre de helenios indicó el conjunto de los pueblos

del Peloponeso, de las islas y de las costas.

Aquella empresafué verdaderamente la creadora delsentimien¬

tonacional, porque cantadas de ciudad en ciudad yde pueblo en

pueblo las hazañas de los héroes por los poetas cíclicos, se inmor¬

talizaron losfastos de cada tribu y los de la nación entera,

engen-BOSQUEJO HISTÓRICO DE LA AGRICULTURA 687

drándose así entre losgriegos aquelespíritu patrióticoqueles hizo

considerarse como un sólo pueblo, ápesarde sus discordias intes¬

tinas. Homero fué el más ilustre de aquellospoetasy el que ejer¬

ció mayor influencia sobre su país inspirando á los griegos el sen¬

timiento de la unidad nacional, encaminando bácia ella sus incli¬

nacionesy fijando tan noble idea en su entusiasta corazón. Sus cantos, así comola música yla gimnasia, ocuparon el primer lu¬

gar^n la educación, operándose eHperfeccionamiento moral por medio de la poesía, pues abarcando Homero con ella la vida toda y desplegando bellezas y artificios delicados y del mayor gusto, creó las bellas artes,encadenando á ellas el espíritu desus compa¬

triotas,quemás tarde babia de producirobrasmaestras, verdaderos portentos del entendimiento humano. Consagrando con la mágia

de sus narraciones lagenealogía de los héroes, fundóla noblezade lasrazas; cantando la destreza yagilidad desglegadas enlas lides de los juegos, enalteció el vigor moral y la fuerza física; celebran¬

do las heroicidades de los valientes, así del continente cómo de las islas, echó los cimientos de la unidadnacionalpormedio

delpatrio-tismo y preparó las famosas jornadas de Maratón y de Arbellas.

Tal vez cause extrañezaver en unbosquejo histórico dela agri¬

cultura apuntadas las hazañas de los tiempos beróicosy estampa¬

dasalgunasconsideraciones sobre los poetas que las cantaron;pero

esa extrañeza cesará si se tiene en cuenta que elobjeto de estosar¬

tículos, como su epígrafe lo indica,no se limitaáunarelación des¬

carnada de los adelantos agrícolas, sino que se extiende á marcar la influenciaque la agricultura ejerció en la marcha social de los pueblos y en el progreso de su civilización. Por esta razón y por haber sido esaindustria la que agrupó primero las familias, crean¬

do más tarde las tribus yformando despues las aldeas y pueblos,

base delas ciudades y de los grandes imperios, y por haber sido

también lafuente primordial de todas las riquezas, ha exigido la

índole deeste trabajo y exigirá hacerse cargo de ciertos aconte¬

cimientos y, exponeralgunas ligeras é imperfectas consideraciones

que conducen necesariamente á fijar las ideas sobre la granimpor¬

tancia de la agriculturayel papelque ha desempeñadoyha dedes¬

empeñar en el mundo todo.

Por otra parte, y volviendo ligeramente á los tiempos beróicos, preciso es convenir en que aquellas expediciones de los griegos.

688 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

principalmente latroyana,no pudieron realizarse,

ni

sostenerse

sin

elconcurso enérgico de la agricultura. Ella proveyó abundante¬

mente de todo lo necesario para la alimentación del ejército con¬

federado, siendo unhecho cierto y sabido el

de haberse almace¬

nadoen gran número de naves, fuertes

cantidades de

granos,

de

sustancias alimenticiasyde forrajes quesustentaroná losnavegan¬

tes, así como lo es también que despues, enlos diez añosdel sitio,

mandaron las diferentes ciudades é islas confederadas no pocos convoyes de víveres, sin los cuales fuera

imposible

sostenerse tan largo tiempo. Notuvo menorparte la agricultura

igualmente

en

la

construcción de los buques, porque los productos de la tierra

cons-tituian el elemento principal del comercio, dado que entonces

existian poquísimas industrias, siendo dichos productos

los

que facilitaronlas riquezas con las cuales se levantó la armada y se organizó el ejército trasportado por ella.

El encadenamiento de las ideas yel órden en la exposición de

los hechos nos llevan naturalmente á decir algo de la agricultura

en Esparta. Estabasituada dicha ciudad en lafalda del

Taigeto

y

á orillas del rio Eurotas, pordonde declina hácia el marla cordi¬

llera de montes de la Arcadia, teniendo un clima bueno y un terreno muypropioparael cultivo. La constitución política

de

los

espartanos se prestaba muy poco á los progresos

de la agricul¬

tura, porquepuebloesencialmente guerrero yeducado para

formar

ciudadanos de unvalor sin igual, desdeñaba la mayorparte de las ocupaciones que no se dirigian á sacar soldados temerarios. Sin embargo, era indispensable queaquelpequeño Estado

considerase

la industria agrícolacomo lamás nobleé importante de todas las ocupaciones, despues de la de las armas, porque

careciendo

de industria, noteniendo comercio ydescuidadas las artes, sóloconla agricultura podian cubrir las cortas necesidades

de

su

vida frugal.

Teníanla por eso mismo en gran estimacióny se tomaban á

menudo disposicionesencaminadas ádesarrollarla y extenderlapor todo el país, haciendo entrar en cultivo terrenos nuevos y

favo¬

reciendo la multiplicación de los bueyes y de los caballos para facilitarle, así como las de las ovejas, de cuya lana hacían sus toscos vestidos. Se servían de arados de madera de dos clases, uno fuerte con un hierro estrecho yalgocortante, tirado porbueyes

para descuajarterrenos compactos ymontuosos, y otro más ligero

BOSQUEJO HISTÓRICO DE LA AGRICULTURA 689

para las labores ordinarias conducido por muías ó por asnos.

Regularmente araban dos veces latierra alaño, hadanla siem¬

bra de la semilla al aire y cortaban despues las mieses con una

especie de hoz, poniéndose los segadoresalextremode los sembra¬

dos,unosenfrente delos otros, yllevando lasiegahasta encontrar¬

se en la mitad; lo cualera unaseñalde queambas cuadrillastraba¬

jaban con igualafan y ninguna se dejabavencer por la otra, pues

era tal su emulación y tan grande su amor propio, que áun en

aquella ocupación pacifica llevaban en cierto modo el ardor de la guerra y peleabanpor hacer más trabajo, sintiéndose humillados los que no hablan podido llegar al límite de su trabajo por los

contricantes que le rebasaban y se mostraban orgullosos desu victoria. No conocían los trillos, y para desgranar la mies, ó la golpeaban con palos Corvos afectando la forma de paletas largas,

ó se servían de los bueyes para triturar la paja con las patas.

En los primeros tiempos sólo conocían el cultivo de la cebada y más tarde de la avena, encuantoá cereales; si bien miraban desde

muy antiguo con especial predilección el de lasviñas, quepodaban

y laboreaban conbastanteesmero, fabHcando el vino de un modo muy imperfecto en los priiheros tiempos. La clase labradorala constituían los lacedemonios, que habitaban en loscampos, paga¬

ban l'os tributosy hadan además el servicio militar, razón por la

cual se equiparaban en'cierta manera las faenasagrícolas á las li¬

des de las armas, si bien dando la preferenciaá éstas, queconside¬

raban como la más noblede todas lasprofesiones. Estabaesaclase supeditadaá los ciudadanos de Esparta, raza privilegiada y domi¬

nante que gobernaba y mandaba en tiempo de paz y de guerra, haciendosentirprincipalmente la dureza de suyugo sobre los ilo¬

tas que, privados detoda especie dederechos, ni áun siquiera eran consideradoscomo hombres, pues los utilizabanen algunas oca¬

siones losjóvenes patricios para petseguirlos porlos campos y ca¬

zarlos como si fueran animales destinados á esa diversion.

Talera ladecantada libertaddeEsparta, limitadaal pequeño nú¬

mero de los magnates, á cuyo favor quiso perpetuarla Licurgo, en lo cual formó decidido empeño, constituyendo su gobierno á la

manera del de Creta,cuya isla visitó estudiandolas leyes del sábio Minos, las cuales, pareciéndole sumamente útiles para un Estado dórico como el espartano, las introdujo en su país, si bien

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