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LAS DEHESAS EN SUS RELACIONES CON LA AGRICULTURA

Dans le document FOMENTO MINISTERIO (Page 152-156)

Y LA

GANADERÍA (1).

Señores:

Esta esla cuartavezquevengoá molestar á unauditorioilustradocon mis pobrísimosconceptos y mi ingrata palabra; peroconste en descargo mió quesiempre he venido invitado, en cumplimiento de un deber, y

no por afan de exhibirme. Necesitaba hacerestasalvedad ántes deentrar

enmateria, porque no quierose me atribuya un deseo de figurar, que está muy lejos de mi ánimo.

En mi últimaconferencia dije y creoprobé queá nuestros labradores les es muynecesaria la instrucción técnica, deque carecen; pero les es másindispensable todavía la instruccióneconómica, puesdesconocenlas nociones másimprescindibles, más rudimentariasde la economía rural,

y esto lleva consigouna multitud deerroresy prácticas extraviadas, que

no pueden dar de sí otra cosa queel atraso deplorable en que nos en¬

contramos.

Consecuente con este modo de ver las cosas, voy á ocuparme hoy de

unamateria interesanteyá la vez en extremo difícil: difícil, no tanto por lasumadeconocimientos quesuponga, cuanto porque, en primer lugar,

es muycompleja, puesestá relacionada con otra multituddeproblemas

que nocabe resolver en una solaconferencia, que no puedo hacer más

queindicará laligera; porque, en segundo lugar, todo loque tengo que exponer pugna conla rutinaá que tan apegados semuestran casitodos

nuestros cultivadores, salvo raras y honrosas excepciorxes; porque, en tercerlugar, lo que he de decir está enoposiciónconaficiones muy

ar-(i) Conferencia agrícola dada el domingo 26 de Mayo de 1878 por el Sr. D. Juan Tellezy Vicen, catedrático de laEscuela de Veterinaria.

154 GACETA

AGRÍCOLA

DEL MINISTERIO DE FOMENTO

raigadas entre nosotros, al propio tiempo que con

intereses

que soy

el

primeroen respetar, pero que creo mal entendidos bajo elpunto de

vista

individual y colectivo, como me parece podrédemostrar. El temasupon¬

goque le conocéis,al ménos la mayoría de los que me

prestáis

vuestra benévola atención. Se trata de las dehesas, de la relación queguardan

conla agriculturay con la ganadería, de la influencia queejercen sobre

esos dos ramos, que no son más que distintos aspectos de una

misma

cuestión,siempre idénticaenel fondo; de la influenciaque ejercen sobre

la producción rural, en una palabra.

Departiendo con ganaderos y labradores de distintas localidades,

he

oido muchasvecesestaspalabras úotras análogas: «nuestra

ganadería

nO prospera, noalcanza á satisfacer las necesidades, las

exigencias de la épo¬

caactual,porquefaltan pastos.» Hasta aquí hay queconveniren que

tie¬

nen razón; pero añaden: «¿Cómo sequiere que adquiera desarrollo la

criacaballar, si faltan dehesas potriles? ¿Cómo se quiereque lo tengala

cria delganado vacuno, si faltan dehesas boyales?» Yáese tenor

hablan

de todos losramos de la ganadería, concluyendo porlamentarquehayan desaparecido los que se llamaron terrenos de aprovechamiento común, que, dicho sea depaso, eran, ó de aprovechamiento negativo ó deapro¬

vechamiento de esoque, en lenguaje moderno, se ha convenido ende¬

nominarcaciquismo de los pueblos.

No he de considerar la cuestión ni bajo el punto de vistajurídico,

ni

siquiera bajo elpuntode vista de la economía política; me he de

limitar

áunaesferamásmodesta,comohe dicho, á laesfera de la economía

rural;

y en este terreno me propongodemostrarquelas dehesas,yapertenezcan

álacategoría deterrenos comunales, ya sean de

propiedad particular,

léjos de constituirun elemento de prosperidadpara la

agricultura

y

la

ganadería,son una rémora constante al progresode una y otra, un

mal

gravísimo por muchos conceptos diversos, que no

haré más

que

bos¬

quejar, porqueel tiempo no mepermiteotra cosa.

Sirvan

esasmeras

in¬

dicacionespara que otros más competentes y más autorizadosque yo es¬

tudien detenidamente la cuestión, y quedarán colmadosmis propósitos.

Lo que deseo es que se haga luz en el asunto, para que, unavez

for¬

mada laopinion,seproceda á la reforma, que creo, no solo

necesaria,

sino urgente, perentoria.La épocaque atravesamos es

crítica,

y

mientras

no nosdecidamosy entremos de llenoen la vía de las mejoras, es

inútil

que se hagan esfuerzos aislados, muy

plausibles, sin duda alguna,

pero infecundos.

Comenzaré por haceros notarquela existencia de las

dehesas implica

necesariamenteladivision, eldivorcioentrela ganaderíayla

agricultura,

yesto seria bastante parajuzgarlas. Según

la doctrina agronómica

mo¬

derna, laagricultura yla ganadería deben siempre marchar

unidas,

pres¬

tándose mutuo auxilio; la experienciaenseña que si

viven separadas,

su propio aislamiento las condenaá un

deplorable

statuquo,

cuando

no

al

retroceso.

LAS DEHESAS Y LA GANADERÍA

Laexistencia de las dehesas yel sistema de ganadería que leses inhe¬

rente han tenido su razón de ser, como históricamente lo ha tenido todoen la vida de las sociedades; pero esos motivos han desaparecido.

Se comprende perfectamente que en la época de la reconquista, que

cuando lo mismo la población árabeque la cristiana, estaban de conti¬

nuo amenazadas, siempre dominadas por el temor á las irrupciones del enemigo, procurasen reconcentrar toda la riquezaen unaforma fácil¬

mentetrasportable, para poder llevarla delante desí al

huir

del

invasor,

que comosabéis, no se contentaba con hacer laguerra como se hace en lostiempos modernos, sino que lo llevaba todo ásangre y fuego, des¬

truyendo, talando, arrancando cuanto no podia formarparte del

botin.

Naturalera,dadas esascondiciones, que se prestara muy escasa aten¬

ción al cultivo, que se confiara poco en las cosechascontinuamente ex¬

puestas áun riesgo inminente, yque se cifrara granempeñoen

los

ga¬

nados, género de riqueza más fácil de salvar.

Las circunstancias cambiarondesde la toma de Granada y áun antes;

pero no en vano pasanlas sociedades por ciertas condiciones

seculares:

los hábitos contraidos en ellasarraigany persisten luego, máximecuan¬

dose tratade un pueblopoco dado á innovaciones, comoel español;y

harto sabéis cuán difícil eshacerle renunciar ásus prácticas tradiciona¬

les, áun á las ménossensatas. Por eso, durante largo tiempo ha seguido siendolaganaderíaun ramopreponderante, que lejos de prestar servi¬

ciosalcultivo, le ha deparado obstáculos insuperables. Básteme

recordar

en prueba deello los odiosos privilegios de la Mesta, queteníanun color

feudal muysubido y que no han desaparecido porcompleto, comoluego

tendré ocasiónde haceros ver.

Ahorabien; la ciencia tiene demostradoque el reino animalyel reino vegetal están íntimamente relacionadosentresí; quesesirven de contra¬

peso parael equilibrio de la naturaleza orgánica;quedeesodepende laar¬

moníaentreuno y otro,armonía queconsiste enque mientras las plan

tasprestan á la atmósfera oxígenoy crean alimento para los animales

hervíboros (y, porconsiguiente, para todos, porquelos carnívorosy

ont-nívoros de los herbívoros sehande alimentar), quetal es en conjunto la

influenciaque ejerce enla superficie del globo la vegetación; por supar¬

te,los animales dan á la atmósfera ácido carbónico y restituyen álas ' plantas, bajo la forma de abonos, en sus escrementos y despojos, elequi¬

valente de los materiales que en forma de alimentos reciben de ellas.

Compréndese perfectamente,por esta ojeada sintética, cuán

necesarios

hande ser unopara otro los dos reinos organizados, y como colorario

de eseprincipio, las íntimas conexiones queexisten entre la agricultura

y laganadería.

Conefecto, donde marchan de concierto, donde armonizan susprácti¬

cas,la agricultura,mediante un cultivo más ó ménos intensivo yla al¬

ternativa, larotación de losforrajes, quefertilizan el suelo,empobrecido

porlas cosechas agotantes, suministra alimentos con que mantener un

I56 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

ganado numeroso, en las mejores condiciones posibles, no solopara su conservación, sino, al propio tiempo,para sumejora y para sumultipli¬

cación incesante.

Asu vezla ganadería,en esasmismascondiciones,supone un régimen

más ó menos severo de estabulación, que podrá traer inconveniente

cuandoseexagere, pero que es unanecesidadpara que la verdadera do-mesticidad, para queel ganadonO viva en unestado salvaje ó semi-sal-vaje,como viene sucediendoentre nosotros; régimen quepermitesede¬

pareá los animalescuidados individualesy directos, adecuados para su conservación,para su mejora y multiplicación, y al propio tiempo de¬

vuelve alcultivo, como dije ántes, bajo la forma de abonos, una gran partede los materiales que bajo la forma de alimentos consume. Se comprendeque dondeexisteesta especie de consorcio, dondeexiste este sistema, que es el desideratum de la economía ruralen nuestros dias,no pueden ménos de progresarla agricultura yla ganadería á la par; y así

nosexplicamosla prosperidad asombrosayenvidiable de una y otra en Inglaterra, enBélgica, en ciertos departamentos de Francia (en los del Norte),en unagranpartede Alemania,etc.

Veamos ahora el reverso de la medalla; esdecir, loquesucede cuando

las dosramasde la producción rural viven separadas, divorciadas, como pordesgracia lo están casi absolutamenteen muchas provincias de Es¬

paña.

El sistemade ganaderíaque aquí se sigue sustrae al dominio de la agriculturaun gran número deterrenos laborables, y no por cierto de

losque ménos rendimientos podrían producir; y amén de este mal, la priva también de abonos para lasfincas sometidas á cultivo. Consecuen¬

cia invitable, el sistema de barbechos, porqueel barbecho, como sabéis perfectamente, no es hijo de otra cosa que de la carencia de abonos.

Donde hay abonos para fertilizar todos los años latierra, latierra puede cultivarse incesantemente; dondeno,hay quedejaresos intervalos, esos

períodos de improductivoreposo, en quebajo las influencias

metereológi-casó atmosféricas adquiere unacierta fertilización, muy incompleta por cierto y contrabalanceadapor uninconvenientegrave,que nopuedo mé¬

nosde señalar. Esastierras, áun cuandoselabren en el período de des¬

canso,lo quenoes constante, se apelmazanyendurecen sobre cubrirse

de broza ó malas yerbas; todo lo cual hace que parael año siguiente,

cuando entran encultivo,seanmás costosaslas laboresy ménos pingües los beneficios.

Véase cómo el sistema deganadería que seguimos practicando acarrea

graves perjuicios á la agricultura. Y ahora podemos explicarnos perfec¬

tamentela razón de queentre nosotros el predominante seael sistema

cereal casi puro, sistema que trae consigo el resultado tristísimo de quecuandosepierdeunacosecha, cosa muyfrecuente aquí,porlasequía

unas veces, porlosextragos de la langostaen otros casos y por otrasmil circunstanciasdesventajosas,nohaycompensacióncontra esapérdidaen

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otros cultivos, en otras cosechas, que vengan

á

reparar un poco, que

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