Y LA
GANADERÍA (1).
Señores:
Esta esla cuartavezquevengoá molestar á unauditorioilustradocon mis pobrísimosconceptos y mi ingrata palabra; peroconste en descargo mió quesiempre he venido invitado, en cumplimiento de un deber, y
no por afan de exhibirme. Necesitaba hacerestasalvedad ántes deentrar
enmateria, porque no quierose me atribuya un deseo de figurar, que está muy lejos de mi ánimo.
En mi últimaconferencia dije y creoprobé queá nuestros labradores les es muynecesaria la instrucción técnica, deque carecen; pero les es másindispensable todavía la instruccióneconómica, puesdesconocenlas nociones másimprescindibles, más rudimentariasde la economía rural,
y esto lleva consigouna multitud deerroresy prácticas extraviadas, que
no pueden dar de sí otra cosa queel atraso deplorable en que nos en¬
contramos.
Consecuente con este modo de ver las cosas, voy á ocuparme hoy de
unamateria interesanteyá la vez en extremo difícil: difícil, no tanto por lasumadeconocimientos quesuponga, cuanto porque, en primer lugar,
es muycompleja, puesestá relacionada con otra multituddeproblemas
que nocabe resolver en una solaconferencia, que no puedo hacer más
queindicará laligera; porque, en segundo lugar, todo loque tengo que exponer pugna conla rutinaá que tan apegados semuestran casitodos
nuestros cultivadores, salvo raras y honrosas excepciorxes; porque, en tercerlugar, lo que he de decir está enoposiciónconaficiones muy
ar-(i) Conferencia agrícola dada el domingo 26 de Mayo de 1878 por el Sr. D. Juan Tellezy Vicen, catedrático de laEscuela de Veterinaria.
154 GACETA
AGRÍCOLA
DEL MINISTERIO DE FOMENTOraigadas entre nosotros, al propio tiempo que con
intereses
que soyel
primeroen respetar, pero que creo mal entendidos bajo elpunto devista
individual y colectivo, como me parece podrédemostrar. El temasupon¬
goque le conocéis,al ménos la mayoría de los que me
prestáis
vuestra benévola atención. Se trata de las dehesas, de la relación queguardanconla agriculturay con la ganadería, de la influencia queejercen sobre
esos dos ramos, que no son más que distintos aspectos de una
misma
cuestión,siempre idénticaenel fondo; de la influenciaque ejercen sobrela producción rural, en una palabra.
Departiendo con ganaderos y labradores de distintas localidades,
he
oido muchasvecesestaspalabras úotras análogas: «nuestra
ganadería
nO prospera, noalcanza á satisfacer las necesidades, lasexigencias de la épo¬
caactual,porquefaltan pastos.» Hasta aquí hay queconveniren que
tie¬
nen razón; pero añaden: «¿Cómo sequiere que adquiera desarrollo la
criacaballar, si faltan dehesas potriles? ¿Cómo se quiereque lo tengala
cria delganado vacuno, si faltan dehesas boyales?» Yáese tenor
hablan
de todos losramos de la ganadería, concluyendo porlamentarquehayan desaparecido los que se llamaron terrenos de aprovechamiento común, que, dicho sea depaso, eran, ó de aprovechamiento negativo ó deapro¬
vechamiento de esoque, en lenguaje moderno, se ha convenido ende¬
nominarcaciquismo de los pueblos.
No he de considerar la cuestión ni bajo el punto de vistajurídico,
ni
siquiera bajo elpuntode vista de la economía política; me he delimitar
áunaesferamásmodesta,comohe dicho, á laesfera de la economía
rural;
y en este terreno me propongodemostrarquelas dehesas,yapertenezcan
álacategoría deterrenos comunales, ya sean de
propiedad particular,
léjos de constituirun elemento de prosperidadpara laagricultura
yla
ganadería,son una rémora constante al progresode una y otra, unmal
gravísimo por muchos conceptos diversos, que no
haré más
quebos¬
quejar, porqueel tiempo no mepermiteotra cosa.
Sirvan
esasmerasin¬
dicacionespara que otros más competentes y más autorizadosque yo es¬
tudien detenidamente la cuestión, y quedarán colmadosmis propósitos.
Lo que deseo es que se haga luz en el asunto, para que, unavez
for¬
mada laopinion,seproceda á la reforma, que creo, no solo
necesaria,
sino urgente, perentoria.La épocaque atravesamos es
crítica,
ymientras
no nosdecidamosy entremos de llenoen la vía de las mejoras, es
inútil
que se hagan esfuerzos aislados, muy
plausibles, sin duda alguna,
pero infecundos.Comenzaré por haceros notarquela existencia de las
dehesas implica
necesariamenteladivision, eldivorcioentrela ganaderíayla
agricultura,
yesto seria bastante parajuzgarlas. Según
la doctrina agronómica
mo¬derna, laagricultura yla ganadería deben siempre marchar
unidas,
pres¬tándose mutuo auxilio; la experienciaenseña que si
viven separadas,
su propio aislamiento las condenaá undeplorable
statuquo,cuando
noal
retroceso.
LAS DEHESAS Y LA GANADERÍA
Laexistencia de las dehesas yel sistema de ganadería que leses inhe¬
rente han tenido su razón de ser, como históricamente lo ha tenido todoen la vida de las sociedades; pero esos motivos han desaparecido.
Se comprende perfectamente que en la época de la reconquista, que
cuando lo mismo la población árabeque la cristiana, estaban de conti¬
nuo amenazadas, siempre dominadas por el temor á las irrupciones del enemigo, procurasen reconcentrar toda la riquezaen unaforma fácil¬
mentetrasportable, para poder llevarla delante desí al
huir
delinvasor,
que comosabéis, no se contentaba con hacer laguerra como se hace en lostiempos modernos, sino que lo llevaba todo ásangre y fuego, des¬
truyendo, talando, arrancando cuanto no podia formarparte del
botin.
Naturalera,dadas esascondiciones, que se prestara muy escasa aten¬
ción al cultivo, que se confiara poco en las cosechascontinuamente ex¬
puestas áun riesgo inminente, yque se cifrara granempeñoen
los
ga¬nados, género de riqueza más fácil de salvar.
Las circunstancias cambiarondesde la toma de Granada y áun antes;
pero no en vano pasanlas sociedades por ciertas condiciones
seculares:
los hábitos contraidos en ellasarraigany persisten luego, máximecuan¬
dose tratade un pueblopoco dado á innovaciones, comoel español;y
harto sabéis cuán difícil eshacerle renunciar ásus prácticas tradiciona¬
les, áun á las ménossensatas. Por eso, durante largo tiempo ha seguido siendolaganaderíaun ramopreponderante, que lejos de prestar servi¬
ciosalcultivo, le ha deparado obstáculos insuperables. Básteme
recordar
en prueba deello los odiosos privilegios de la Mesta, queteníanun color
feudal muysubido y que no han desaparecido porcompleto, comoluego
tendré ocasiónde haceros ver.
Ahorabien; la ciencia tiene demostradoque el reino animalyel reino vegetal están íntimamente relacionadosentresí; quesesirven de contra¬
peso parael equilibrio de la naturaleza orgánica;quedeesodepende laar¬
moníaentreuno y otro,armonía queconsiste enque mientras las plan
tasprestan á la atmósfera oxígenoy crean alimento para los animales
hervíboros (y, porconsiguiente, para todos, porquelos carnívorosy
ont-nívoros de los herbívoros sehande alimentar), quetal es en conjunto la
influenciaque ejerce enla superficie del globo la vegetación; por supar¬
te,los animales dan á la atmósfera ácido carbónico y restituyen álas ' plantas, bajo la forma de abonos, en sus escrementos y despojos, elequi¬
valente de los materiales que en forma de alimentos reciben de ellas.
Compréndese perfectamente,por esta ojeada sintética, cuán
necesarios
hande ser unopara otro los dos reinos organizados, y como colorario
de eseprincipio, las íntimas conexiones queexisten entre la agricultura
y laganadería.
Conefecto, donde marchan de concierto, donde armonizan susprácti¬
cas,la agricultura,mediante un cultivo más ó ménos intensivo yla al¬
ternativa, larotación de losforrajes, quefertilizan el suelo,empobrecido
porlas cosechas agotantes, suministra alimentos con que mantener un
I56 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO
ganado numeroso, en las mejores condiciones posibles, no solopara su conservación, sino, al propio tiempo,para sumejora y para sumultipli¬
cación incesante.
Asu vezla ganadería,en esasmismascondiciones,supone un régimen
más ó menos severo de estabulación, que podrá traer inconveniente
cuandoseexagere, pero que es unanecesidadpara que la verdadera do-mesticidad, para queel ganadonO viva en unestado salvaje ó semi-sal-vaje,como viene sucediendoentre nosotros; régimen quepermitesede¬
pareá los animalescuidados individualesy directos, adecuados para su conservación,para su mejora y multiplicación, y al propio tiempo de¬
vuelve alcultivo, como dije ántes, bajo la forma de abonos, una gran partede los materiales que bajo la forma de alimentos consume. Se comprendeque dondeexisteesta especie de consorcio, dondeexiste este sistema, que es el desideratum de la economía ruralen nuestros dias,no pueden ménos de progresarla agricultura yla ganadería á la par; y así
nosexplicamosla prosperidad asombrosayenvidiable de una y otra en Inglaterra, enBélgica, en ciertos departamentos de Francia (en los del Norte),en unagranpartede Alemania,etc.
Veamos ahora el reverso de la medalla; esdecir, loquesucede cuando
las dosramasde la producción rural viven separadas, divorciadas, como pordesgracia lo están casi absolutamenteen muchas provincias de Es¬
paña.
El sistemade ganaderíaque aquí se sigue sustrae al dominio de la agriculturaun gran número deterrenos laborables, y no por cierto de
losque ménos rendimientos podrían producir; y amén de este mal, la priva también de abonos para lasfincas sometidas á cultivo. Consecuen¬
cia invitable, el sistema de barbechos, porqueel barbecho, como sabéis perfectamente, no es hijo de otra cosa que de la carencia de abonos.
Donde hay abonos para fertilizar todos los años latierra, latierra puede cultivarse incesantemente; dondeno,hay quedejaresos intervalos, esos
períodos de improductivoreposo, en quebajo las influencias
metereológi-casó atmosféricas adquiere unacierta fertilización, muy incompleta por cierto y contrabalanceadapor uninconvenientegrave,que nopuedo mé¬
nosde señalar. Esastierras, áun cuandoselabren en el período de des¬
canso,lo quenoes constante, se apelmazanyendurecen sobre cubrirse
de broza ó malas yerbas; todo lo cual hace que parael año siguiente,
cuando entran encultivo,seanmás costosaslas laboresy ménos pingües los beneficios.
Véase cómo el sistema deganadería que seguimos practicando acarrea
graves perjuicios á la agricultura. Y ahora podemos explicarnos perfec¬
tamentela razón de queentre nosotros el predominante seael sistema
cereal casi puro, sistema que trae consigo el resultado tristísimo de quecuandosepierdeunacosecha, cosa muyfrecuente aquí,porlasequía
unas veces, porlosextragos de la langostaen otros casos y por otrasmil circunstanciasdesventajosas,nohaycompensacióncontra esapérdidaen
LAS DEHESAS Y LA GANADERÍA l5j
otros cultivos, en otras cosechas, que vengan