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En defensa de la paz: exigir el cumplimento

Dans le document Treball de Fi de Grau (Page 78-81)

5. Resultados de la investigación

5.1. Las narraciones de las mujeres víctimas-supervivientes

5.1.4. Las mujeres como constructoras de paz 1. La paz para las mujeres víctimas-supervivientes

5.1.4.2. En defensa de la paz: exigir el cumplimento

En su búsqueda de una Colombia en paz, gran parte de las víctimas-supervivientes entrevistadas valoran positivamente los Acuerdos de Paz. Aun así, matizan algunos aspectos y, sobre todo, consideran indispensable que se trasladen del papel a la realidad.

Durante la entrevista, Leonoricel resaltó la importancia de los acuerdos para la gente del campo: “Estoy agradecida con ese gobierno de Santos que, en medio de las discordias, y que a muchos no les gustó, se puso los pantalones y tuvo ese acuerdo de paz, en el cual los que nos hemos visto beneficiados son los campesinos, los que vivimos la guerra.

Porque el que está en la ciudad no sabe qué es una guerra, no sabe qué es un conflicto y qué es vivir en el campo” (Entrevista a Leonoricel Villamil).

La Oficina del Alto Comisionado para la Paz afirma que las víctimas están en el centro del Acuerdo, según la Declaración de principios firmada por el Gobierno Nacional y las FARC en junio de 2014 (OACP, s.f, p. 4). También recoge que las víctimas participaron en las Mesas de Negociación a través de cuatro foros y la participación directa de 60 de ellas en La Habana (OACP, s.f, p. 6). A pesar de ello, algunas de las víctimas-supervivientes del Tolima no se sienten suficientemente representadas. Adonaí denuncia, por ejemplo, que aunque uno de los puntos que se recogió dentro de los acuerdos en su primera instancia

era que las víctimas iban a tener un representante, no les dieron ese espacio de representación (Entrevista a Adonai Rincón).

A la vez, hay entrevistadas que denuncian que se ha dado un tratamiento diferenciado a las víctimas según quién haya sido su victimario. Las mujeres entrevistadas no hacen distinciones entre víctimas, ya que parten de la base de que se sufre del mismo modo si son afectadas por la violencia de la guerrilla, del paramilitarismo o de la Fuerza Pública, pero sienten que las instituciones que han de reparar a las víctimas no las consideran del mismo modo. Nancy Arias declara que "Como víctima de ellos [la fuerza pública], yo no me veo representada allí. Cuando se habla que el centro del acuerdo son las víctimas, no somos nosotros que fuimos víctimas de esos victimarios. En mi familia, como Nancy Arias, ese acuerdo no me cobija. Nunca hemos podido lograr un crédito, una beca” (Entrevista a Nancy Arias).

Por otra parte, Flor Múnera considera que es fundamental que se incluyera la perspectiva de género en los acuerdos de paz que firmaron las FARC con el Gobierno de Colombia: “Es muy importante lo que se firmó para las mujeres, y sobre todo tan importante es que la mujer fue motín de guerra, que fue totalmente llevada por todos los actores del conflicto armado para pagar muchas veces las consecuencias de lo que podían hacer los hombres"

(Entrevista a Flor Múnera). Pese al reconocimiento de la fortaleza que les ha supuesto que los Acuerdos de la Habana hayan incluido en uno de sus principales puntos la equidad de género, Leonoricel opina que ellas, las mujeres víctimas-supervivientes, solo están representadas en parte:

En parte sí, porque hemos trabajado para que la paz continúe, y la inclusión de la equidad de género ha sido vital para nosotras salir a reclamar y mostrar que lo podemos hacer. Pero en parte no, porque nosotras también hemos sido afectadas por el gobierno nacional, y en eso uno no ve justicia, uno no ve nada. Por eso, nosotras hacemos parte y reclamamos el esclarecimiento la verdad, que tanto los Acuerdos como la JEP [la Jurisdicción Especial para la Paz] recogen. Si usted cuenta la verdad, está sanando. Y a eso es a lo que nosotros hacemos un llamado (Entrevista a Leonoricel Villamil).

Para Flor Múnera “los acuerdos son muy buenos, pero si el Estado no cumple con lo que está escrito pues nada (...). El problema es el cumplimiento y la voluntad que tenga el gobierno como tal de decir sí, las víctimas están aquí y les voy a dar lo que ellas realmente se merecen como víctimas” (Entrevista a Flor Múnera). Vargas y Díaz resaltan que precisamente el mayor de los retos del Acuerdo de Paz es su cumplimiento y alertan del

“riesgo permanente de volver atrás en el proceso si se presenta un incumplimiento de lo pactado por las partes” (Vargas y Díaz , 2018: 409). En esta línea, Adonaí Rincón denuncia la persistencia de la violencia debido a la falta de cumplimiento:

El conflicto armado ahora cambió de nombre. Los señores de las FARC hacen su dejación de armas, a ellos no les cumplen, entonces están retornando a las armas algunos. Cuando dejaron las armas, los paramilitares tampoco les cumplieron. Sigue el conflicto, pero ya con otro nombre. Las FARC ya no se van a llamar FARC, se dicen disidencias y hasta que el Estado no cumpla, siempre va a haber conflicto porque siempre va a haber alguien que no esté de acuerdo (Entrevista a Adonaí Rincón).

Yuliana Cepeda es muy crítica con el proceso de implementación de lo acordado en La Habana, y denuncia que los acuerdos sobre reincorporación de excombatientes se están incumpliendo: “Eso no es una reincorporación como la que se firmó. No estamos pidiendo todas las ayudas y que seamos la niña de los ojos, no. Solamente cumplan. Cumplan porque yo pienso que mal o bien nosotros nos ganamos ese acuerdo” (Entrevista a Yuliana Cepeda). La excombatiente también critica la manera como se están llevando a cabo las capacitaciones enmarcadas en los procesos de reincorporación, ya que aunque forman, no dan los recursos para luego llevar a cabo los proyectos productivos: “Pero yo digo, si vienen unas capacitaciones de cómo criar a un marrano, pues démosle el marrano. Para que ellos aprendan, pero no, eso no es así lamentablemente” (Entrevista a Yuliana Cepeda).

A su vez, Yuliana denuncia las pobres condiciones de vida del ETCR donde viven, que dificultan la convivencia en el campamento: “Después de que se hizo la dejación de armas, nosotros pedimos agua y no nos mandan nada. Es muy grande la negligencia que hay con la construcción en el campamento. Por ejemplo, allá abajo hay unos módulos que no están construidos. Hay gente que está viviendo encerrada en estopa. Yo pienso que eso fue un error muy grande de nuestros dirigentes, apresurarse en lanzarse en la política cuando no estaban las condiciones creadas” (Entrevista a Yuliana Cepeda).

Tanto Yuliana, como Flor y Leo denuncian la falta de voluntad del gobierno para revertir la pobreza en las zonas rurales e implementar lo acordado en el proceso de paz. “Hay una frase muy bonita que dice: ‘el campo es nuestro motor’. Pero en el campo no invierten.

Entonces, pues ahí estamos. Al gobierno le falta voluntad, de que verdaderamente esto cambie. Todo está en mano de ellos” (Entrevista a Yuliana Cepeda). Norby Pulido coincide con Yuliana, y declara que “en la mesa de diálogos de Cuba siempre hay muchos puntos a favor de los campesinos, pero no han sido cumplidos" (Entrevista a Norby Pulido). Por su parte, Leonoricel también exige al gobierno que cumpla, “porque si usted no tiene salud, si usted no tiene educación, una buena productividad, no tiene comercio, no tiene una buena vivienda... pues no va a haber nunca paz en la vida” (Entrevista a Leonoricel Villamil). En febrero de 2019, tan solo un tercio de los compromisos incluidos en el Acuerdo habían alcanzado niveles avanzados de implementación, mientras que el 34% de los compromisos estaban en un estado de implementación mínima y un 31% no había iniciado implementación (Kroc Institute, 2019, p. 2).

Flor, a su vez, es pesimista. Cree que “va a seguir lo mismo, porque el Estado no tiene voluntad, no quiere repartir la torta bien repartida, quieren seguir siendo el grupo que siempre ha estado favoreciendo a las multinacionales que vienen a acabar con nuestra tierra, que es lo más duro" (Entrevista a Flor Múnera). Múnera reconoce la importancia de los acuerdos, pero también es consciente de que “no se acaba la guerra con eso”, y alerta sobre los conflictos que las políticas extractivistas traerán a los territorios: “La lucha por el extractivismo va a ser una lucha muy constante, porque hacer extractivismo en Colombia va acabar con un país que es agrícola, que no es industrializado (...). Porque el agua es la vida, y si para extraer el oro tenemos que acabar con el agua, pues ahí tenemos que seguir con la lucha" (Entrevista a Flor Múnera).

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