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Biología Humana e Historia: la Historia Antropométrica como disciplina

The biological living standard as a component of well-being

5.2 Biología Humana e Historia: la Historia Antropométrica como disciplina

Human Biology and History: the Anthropometric History as a discipline

Hoy día resulta difícil abarcar el amplio volumen de trabajos e investigaciones que han tomado como referencia la integración teórico-metodológica entre la Historia y la Biología Humana33.

El encuentro entre ambas disciplinas nació de la ya señalada necesidad de redefinir los términos sobre los que tradicionalmente se había planteado el debate en torno al proceso de modernización y crecimiento económico. Conforme se consolidaban los postulados de la Economía del Desarrollo durante la década de 1970 y 1980, de la mano de la Escuela de Annales y de la Historia Económica anglosajona (concretamente estadounidense) se produjo la incursión de teorías que analizaban los aspectos físicos o biológicos del cambio socioeconómico. Esa es la época en que se generan los hitos fundacionales de la denominada Historia Antropométrica que básicamente trataba de explicar los determinantes de la evolución de la estatura de una población a lo largo del tiempo (Le Roy Ladurie, 1969 y 1979; Fogel, 1986.)

Como puede suponerse, el origen del uso de medidas humanas como indicadores de salud y bienestar es muy anterior12. El primer estudio antropométrico del que se tiene noticia data de 1654 y es una tesis de graduación obra del fisiólogo alemán Johann S. Elsholtz. Sobre él recae la autoría formal del término antropometría o medida del cuerpo. Elsholtz concretamente se interesó en la relación existente entre las proporciones del cuerpo humano y el grado de exposición a la enfermedad. En el siglo XVIII también se tiene constancia de al menos tres estudios importantes, dos de los alemanes Jampert y Roederer de 1754 y un tercero del francés Montbeillard que data de 1777. Este último destaca por ser el primero en realizar un estudio del crecimiento humano desde el nacimiento hasta la edad adulta. Pero es sin duda en el siglo XIX cuando se produce un auge

33 El mejor ejemplo es la consolidación de la publicación Economics and Human Biology.

notable en este tipo de trabajos, al calor del desarrollo de ciencias como la Biología o la Medicina, el nacimiento de otras como la Antropología y la creciente preocupación por las condiciones de vida de las clases trabajadoras urbanas. El desarrollo del aparato estadístico de los Estados sobre todo durante la segunda mitad de la centuria también colaboró a la mayor disponibilidad de datos antropométricos procedentes de hospitales, escuelas y especialmente de los procesos de reclutamiento militar.

Entre los trabajos del siglo XIX se suele destacar el del francés Villermé (1829) sobre los factores ambientales que influyen en el crecimiento humano y el del belga Quetelet (1842) que ofreció una primera formulación matemática del crecimiento físico. El trabajo del estadounidense Bowditch (1877) también analizaba la velocidad del crecimiento y los estudios del inglés Galton (1889) trataban la influencia de los factores hereditarios en la estatura. No sólo médicos y biólogos, sino incluso científicos sociales como Marx percibieron el interés de las medidas antropométricas como indicadores sociales durante el proceso de industrialización europeo y norteamericano.15

Las que hoy día se consideran como las bases teóricas y metodológicas de la Historia Antropométrica quedaron sentadas en los años 70 del siglo XX, en el seno del proyecto de investigación sobre las tendencias de la mortalidad en Europa y América desde 1650 auspiciado por el NBER estadounidense (National Bureau of Economic Research.) Este proyecto coordinado por Robert William Fogel pretendía, entre otros objetivos, constatar la hipótesis de Mckeown acerca del papel de la nutrición en el descenso de la mortalidad entre los siglos XVIII y XX. A criterio de los especialistas, es en 1979 cuando se produjo la unión definitiva entre la Historia y la Biología Humana con los estudios de Richard Steckel sobre la estatura de los esclavos en Norteamérica (Steckel, 1979.)

Pero sin duda fue la década de 1990 la que asistió a la consolidación y despegue definitivo de la Historia Antropométrica y su integración en el debate general acerca de la evolución de los niveles de vida en perspectiva histórica. En 1994 vio la luz una interesante obra coordinada por John Komlos que reunía las

12 Las precisiones sobre la definición de la disciplina así como un balance de la evolución de la línea de investigación pueden verse en Komlos, 1994.

aportaciones de algunos de los mejores especialistas que bien desde la Historia o bien desde la Biología o la Antropología venían desarrollando sus investigaciones sobre el nivel de vida durante la transición a la sociedad moderna34. Sólo tres años más tarde se publicaba una nueva selección de trabajos que se ocupaban de nuevos ámbitos geográficos excediendo de largo las regiones clásicas de Europa Occidental y Estados Unidos. Asimismo, la exploración de nuevas fuentes y metodologías hacía posible la cobertura de periodos hasta entonces no estudiados (Steckel and Floud, 1997.)

Los últimos años han asistido a la irrupción de los estudios de la Historia Antropométrica en las principales publicaciones de Historia Económica. Los ámbitos y periodos de estudio han seguido ampliándose y los foros de debate especializado se han consolidado. En 2006 se celebraba en Estrasburgo la Third International Conference on Economics and Human Biology. En ella, los estudios antropométricos ocuparon un destacado papel junto con un amplio catálogo de temas relacionados con los procesos de crecimiento económico y sus implicaciones para el nivel de vida biológico de la población. Además de las líneas clásicas de investigación (modernización, crecimiento económico y desigualdades sociales) allí se vio un creciente interés por los cambios en las pautas de consumo alimentario, el cambio y la intervención institucional como factores del estado nutricional, la cuestión de género, etc. A nivel geográfico quedó patente la pujanza de las investigaciones en los países del Tercer Mundo, específicamente los asiáticos, como también en Europa del Este.

La primera conclusión general a la que llegaban los primeros trabajos (por otra parte decisiva para la legitimación de la propia disciplina en el plano historiográfico) era la preponderancia del factor ambiental en el desarrollo del crecimiento humano. En el mencionado trabajo de Steckel (1979) se constataron diferencias de estatura entre los esclavos negros norteamericanos y sus parientes étnicos africanos. Asimismo, Sokoloff y Villaflor (1982) observaron diferencias muy considerables entre las tropas norteamericanas y las británicas que se enfrentaron durante la Guerra de la Independencia de Estados Unidos. El

15 Todas las referencias están tomadas de Tanner (1981.)

resultado sugería que la población anglosajona de América disfrutaba de amplias ventajas en el plano nutricional con respecto a su homóloga europea.

En segundo lugar, en esos primeros estudios también se demostraba la existencia de ciclos en la evolución de la estatura a medio y largo plazo. Como había sucedido con otros indicadores biológicos como la mortalidad y la esperanza de vida, pronto comenzaron a detectarse las aparentes paradojas que disociaban las variables económicas y las tendencias de la estatura. En este sentido, la disciplina se ha movido en conclusiones moderadamente pesimistas puesto que la conclusión más extendida es la ausencia de relación entre el crecimiento económico y la mejora del nivel de vida biológico, cuando no una relación inversa durante las primeras fases de los procesos de modernización. Por ejemplo, para el caso norteamericano, se detectaba un descenso de la estatura entre los soldados que participaron en la Guerra de Secesión nacidos dos décadas antes, coincidiendo con un ciclo importante de crecimiento económico en Estados Unidos. Pautas similares fueron después confirmadas para otros países europeos en distintos momentos de los siglos XVIII y XIX (Komlos 1994.)

Los procesos de urbanización y las disparidades en la distribución del ingreso, conforme se estipulaba en el modelo kuznetsiano, centraron la atención en la interpretación de esas tendencias desde un comienzo.

La penalización urbana fue una hipótesis que hizo fortuna especialmente en la cuna de la industrialización. El hacinamiento, la falta de infraestructuras y de medidas higiénico sanitarias, la propensión a la expansión de patologías, el aumento de los índices de contaminación ambiental y la exposición a las dinámicas propias de las economías de mercado serían los elementos que tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos habrían provocado el descenso transitorio de la estatura de la población. De ahí, por ejemplo, que la rural Irlanda mostrara tallas más altas que la industrial Inglaterra a la altura del siglo XIX (O’Grada, 1993) e idéntica relación se observaba en Austria-Hungría entre húngaros y checos (Komlos, 1989) y entre la población rural y los distritos urbanos de

34 KOMLOS, J. (1994): Essays in Anthropometric History. Chicago and London, The University of Chicago Press.

Philadelphia en el estado de Pennsylvania (Cuff, 2005.35) En Holanda se daba la misma tendencia durante los inicios del proceso de industrialización en la primera mitad del siglo XIX (Drukker y Tasenaar, 1997.) El caso australiano, con el rápido desarrollo de grandes ciudades como Melbourne y Sydney durante la segunda mitad del siglo XIX también resulta paradigmático en este sentido (Whitwell, Souza y Nicholas, 1997.) Según todo esto, los ámbitos rurales, relativamente aislados y con buen acceso a las fuentes de nutrientes (coincidentes en definitiva con economías altamente autosuficientes) habrían sido proclives al disfrute de mejores balances nutricionales y por tanto a estaturas medias más elevadas. Sin embargo, la penalización urbana no se dio de manera universal, especialmente en los países de modernización tardía como se demuestra en un reciente trabajo centrado en España a cargo de Martínez Carrión y Moreno Lázaro (2007.)

Algunos autores incluso se oponen a la identificación entre la industrialización y el deterioro del nivel de vida biológico. En el caso británico se ha defendido que los descensos de la estatura ya eran perceptibles antes de la industrialización, hecho esgrimible como prueba de que fue el desarrollo de los factores productivos el factor corrector de las situaciones de presión demográfica características del Antiguo Régimen (Floud et al., 1990.) Suecia estaría en el mismo caso y los peores momentos para el nivel de vida biológico antecedieron bastante al proceso de industrialización (Sandberg y Steckel, 1988.) Algo

35 Cuff matiza estas posiciones afirmando que ante la evidencia de las diferencias sociales registradas, el ambiente epidemiológico no puede ser el causante principal del deterioro del estado nutricional de la población durante los inicios del proceso de crecimiento económico. Por regla general los hombres de los condados más rurales y que mantuvieron economías campesinas de subsistencia o proclives a ella disfrutaron de un mejor nivel de vida biológico que la población de las zonas de más rápida integración en los mercados a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, aun sin residir esa población en ciudades. Esto querría decir que más que el hecho concreto de la urbanización, el proceso general de integración mercantil capitalista sería el factor determinante en el deterioro del estado nutricional de la población. Ese proceso habría conllevado mayores grados de exposición a la enfermedad así como un progresivo deterioro en las condiciones de acceso a los nutrientes que propician dietas ricas y un crecimiento saludable (bien por simple privación, bien por elección de carácter utilitario en términos mercantiles.)

parecido habría ocurrido en algunas regiones centroeuropeas como Baviera (Baten y Murray, 2000)36.

Estas últimas evidencias llevarían a pensar que, más que la industrialización en sí, serían las primeras etapas de desarrollo capitalista en el contexto de economías tradicionales las que habrían asistido a los momentos más críticos para la población desde el punto de vista de su estado nutricional. En esta línea interpretativa se situaba el trabajo clásico de John Komlos sobre los territorios de la monarquía Habsburgo (Komlos, 1989.)

A estas hipótesis, más recientemente, se han unido otras que se centran en el plano distributivo. En el caso norteamericano, la contradicción derivada del deterioro físico de la población durante las fases iniciales del crecimiento económico ha sido reformulada desde el punto de vista de la distribución de los ingresos. Así, se ha considerado el más que probable aumento de la desigualdad como el factor explicativo decisivo. En las colonias norteamericanas, la estatura media alcanzada por la población a finales del siglo XVIII estaba muy por encima de lo que cabría esperar por el nivel de ingreso registrado. Es decir, habría sido precisamente el grado de equidad en su distribución lo que permitió los excepcionales resultados en el plano fisiológico. Esos resultados no volverían a alcanzarse hasta 1920, coincidiendo de nuevo con una convergencia en los niveles de ingreso de la población. Asimismo, la esperanza de vida disminuyó durante toda la primera mitad del siglo XIX y continuó estancada hasta finales de ese mismo siglo. Este periodo de deterioro de los indicadores de tipo físico o biológico coincide plenamente con el proceso de modernización experimentado por Estados Unidos. En consecuencia, el siglo XIX habría significado un éxito económico para el país a la vez que un fracaso en términos distributivos y de salud para una parte de su población (Cuff, 2005; Coatsworth, 1996.)

El horizonte de estudio de la Historia Antropométrica se prolonga prácticamente hasta nuestros días y está permitiendo valorar incluso los procesos de cambio socioeconómico y político acontecidos en el mundo desde finales de la

36 Hay que señalar que si bien es cierto que la estatura sólo muestra una caída clara en Gran Bretaña entre 1840 y 1850, especialmente entre los obreros del medio urbano, lo cierto es que dicha caída (unos 5,4 centímetros de media) no habría tenido parangón en ningún otro país

década de 1980. Por ejemplo, empezamos a conocer la magnitud real del desastre vivido en el Este europeo desde 1990 (Mironov, 2007; Feodorov and David, 2006.)37

Podría concluirse que los factores que influyeron e influyen en los resultados de las series antropométricas es variable según los casos pero una urbanización temprana e intensa en un contexto en el que los avances en el campo de la microbiología quedaban aún lejos, parece un factor potencial de penalización para el nivel de vida biológico. Junto a esto, la asimetría en distribución del ingreso, la vocación de las economías agrarias (autoconsumo o comercialización) y las propias políticas asistenciales pueden estar detrás del sentido y la intensidad mostrada por las tendencias en cada ámbito.

5.3 Los estudios antropométricos en España: el caso del