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Reconnaissance et validation des acquis de l’expérience, un engagement socialement responsable ?

3. Una reflexión sobre los modelos pluralistas

El interés por la medición de resultados que ha caracterizado tradicionalmente las metodologías de evaluación, ha llevado a centrar la actividad evaluadora en el análisis del cambio, como queda reflejado en los modelos evaluativos que hemos calificado como modelos clásicos o modelos de transición. La nota común a todos ellos es este interés por los resultados. Son modelos evaluativos que se han desarrollado como instrumentos para medir la eficacia en función de los cambios operados. En este sentido, algunos autores señalan que esta circunstancia lleva a olvidar otras cuestiones relevantes por no poder ser evaluadas dentro de este esquema.

Así, fundamentalmente en el campo de la evaluación de proyectos de desarrollo, se han ido aportando distintas soluciones metodológicas para eliminar el sesgo hacia los resultados. Los nuevos modelos que se derivan de esta actitud ponen especial hincapié en la importancia de procesos como la participación, el aprendizaje, la retroalimentación, el desarrollo de capacidades y la utilización de los resultados de la evaluación. “Es necesario devolver a la evaluación su primitivo objetivo dirigido a mejorar las intervenciones como acercamiento más adecuado de cara al seguimiento y evaluación del desarrollo” (Díaz Puente, 2003:4). Los diferentes modelos que se han ido desarrollando derivados de esta actitud presentan diferencias entre sí en función de la importancia que para cada uno de ellos atribuye a uno u otro elemento. Hemos recogido cuatro modelos representativos de la evaluación pluralista. El modelo de Patton concentra los esfuerzos de diseño en la utilización de los resultados; la evaluación participativa centra su atención en los efectos

que sobre la finalidad de la evaluación se derivan de la participación de las personas implicadas; el modelo de empoderamiento resalta la utilización de la evaluación para atribuir poder de conducir los procesos a los actores; y, finalmente, la evaluación democrática se diseña en torno a un modelo determinado de intervención centrada en los derechos. En cualquier caso, todos ellos implican la evaluación global de todos los procesos involucrados en la implementación del proyecto o programa a evaluar.

Después de analizar los modelos más representativos de la práctica evaluadora, estamos en condiciones de intentar responder a uno de los interrogantes que nos planteábamos al inicio de esta investigación: ¿cómo repercute en la práctica evaluadora el cambio de paradigma sobre el que se sustenta esta actividad? En nuestra opinión, el nuevo paradigma se materializa en la práctica con la introducción de “elementos pluralistas” en los modelos evaluativos sobre una visión sistémica1. Es decir, podríamos calificar un modelo evaluativo como modelo pluralista sí, y sólo sí, se sustenta sobre una visión sistémica de la realidad que pretende evaluar y de la metodología adecuada para hacerlo y además contempla en el proceso evaluador elementos pluralistas.

Pero, ¿cuáles son esos elementos? Recogemos a continuación los elementos que, a nuestro entender, caracterizan los modelos de evaluación pluralista:

1. La evaluación como motor de cambio.-

La evaluación ya no es entendida como un mero análisis del cambio. El centro del análisis es la estrategia de cambio. Esto desplaza el interés por la comparación entre situaciones antes y después de la intervención hacia el análisis de los procesos, de los elementos, actores, relaciones claves para conducir los procesos hacia el camino deseado.

2. La objetividad de la evaluación no se centra en la cuantificación.-

El planteamiento respecto de la objetividad es diferente en una doble vertiente. Por un lado, pierde relevancia, dado que no se trata de calificar ni de comparar, se trata de conocer los mecanismos que conducen el proceso. La objetividad es sustituida, en lo que se refiere a la importancia que tiene en el proceso evaluador, por la utilización. En cualquier caso, la objetividad no va a estar garantizada por la cuantificación. Lo cualitativo pasa a un primer plano respecto de lo cuantitativo, porque se trata de conocer cómo ocurren los cambios, no cuanto ha cambiado la situación. No se renuncia a la cuantificación, pero pasa a ser una mera herramienta junto a otros muchos elementos cualitativos.

3. La selección de herramientas y métodos de análisis cuantitativos y cualitativos sólo está supeditada al propósito de la evaluación y a las características del proceso evaluado.-

Cada evaluación pluralista utiliza las herramientas necesarias con independencia de su naturaleza. El criterio de selección está más relacionado con las necesidades de la evaluación, la utilización de la misma y las posibilidades que ofrezca la naturaleza del proceso evaluado y el contexto en el que éste de desarrolla, que con criterios epistemológicos previamente establecidos. En muchos casos son los criterios éticos internos al proceso los que determinan las características de la información utilizada y el

1 La visión sistémica, basada en la totalidad, contempla los procesos desde una perspectiva integradora. Lo más importante en la perspectiva sistémica son las relaciones que se establecen entre sus componentes. Un elemento se explica en su relación con la totalidad. Se otorga especial relevancia a las características del contexto o escenario en el que se desarrollan los procesos. En la bibliografía se han incluido las referencias de las lecturas fundamentales relativas al enfoque sistémico en la Ciencia en general y en la Ciencia Económica en particular, cuestión que fue abordada en profundidad en nuestra tesis de licenciatura (Asensio, 1998).

tratamiento de la misma.

4. La evaluación pluralista es una evaluación contextualizada.-

En este sentido, cada modelo evaluativo es diseñado para un tipo determinado de intervención en un contexto concreto. Esto no impide la transferencia, pero con ciertas consideraciones. Cada transferencia debe se fruto de rediseño del modelo con un conocimiento previo del contexto en el que se desarrolla la acción. Además, la transferencia requiere un estudio previo de las características de la acción a evaluar, de las analogías existentes entre acciones y contextos. La analogía1 permite la transferencia. Esta circunstancia se manifiesta en la proliferación de modelos evaluativos desde el momento en que el enfoque pluralista entra en la actividad evaluativa.

5. La evaluación pluralista es entendida como un proceso dinámico, abierto y flexible.-

Es un tipo de evaluación adaptativa que coevoluciona con el objeto evaluado.

6. Sobre la posesión de la información, la evaluación pluralista es democrática.

De manera que tanto los métodos aplicados como la información generada en el proceso evaluador son abiertos, y accesibles para ser discutidos y reelaborados desde la participación de los agentes implicados.

7. Es evaluación participativa.-

El modo en que se articula la participación de los actores y el nivel en que ésta se establece en cada modelo evaluativo dependerá de las características de la intervención a evaluar. En algunos casos la participación alcanza a los destinatarios de la acción, en otros casos a los agentes que la ejecutan.

8. Es evaluación interna, autoevaluación o evaluación mixta.-

El requisito de participación impide que la evaluación pluralista pueda realizarse estrictamente desde fuera. En la medida en que el objeto de la evaluación y las características de la acción evaluada lo permitan, la participación será contemplada en una u otra etapa del proceso evaluador.

Desde nuestro punto de vista, el potencial de la evaluación pluralista, tal como se percibe en los campos en los que se han realizado aplicaciones prácticas, permite su aplicación a otros ámbitos como es la evaluación de entidades y evaluación de proyectos de intervención social y económica en nuestro entorno más inmediato. Hasta ahora, se ha desarrollado sólo en contextos muy concretos y casi siempre centrando la evaluación en las personas hacia las que se dirige la acción, como es el caso de la evaluación de proyectos de desarrollo y de las instituciones educativas. Creemos que es posible y adecuado añadir las connotaciones de la evaluación de empoderamiento y la evaluación democrática a los procesos evaluativos de entidades y acciones respecto de los profesionales que las ejecutan. Se trata de introducir las características de transparencia, información cooperativa, aprendizaje cooperativo, etc., respecto de los profesionales que ejecutan las acciones convirtiéndose éstos en el sujeto del empoderamiento. Habilitar a los actores para la reflexión común.

Para terminar este apartado en el que nos hemos ocupado de los modelos evaluativos y, siguiendo con la idea de la aplicación del enfoque pluralista para el diseño de modelos de evaluación en nuestro entorno inmediato, presentamos un modelo de

1 En nuestra tesis de licenciatura abundamos sobre la importancia del concepto de analogía en la aplicación del enfoque sistémico, concretamente de la cibernética, al estudio de sistema sociales: “es el establecimiento de la existencia de analogías entre los procesos autorreguladores de los organismos vivos y ciertas formas de desarrollo de sistemas sociales lo que da pie al desarrollo de la Cibernética” (Asensio Coto, 1998:52).

evaluación pluralista que hemos diseñado para la evaluación de un Plan de intervención integral que se ejecuta en la Ciudad de Huelva. Este modelo ya ha sido presentado en el Troisème Colloque International du Réseau Européen D’intelligence Territoriale celebrado en octubre de 2005 en Lieja1.

4. Una aplicación de elementos pluralistas para el diseño de un sistema de