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La domesticación animal constituye una línea de investigación con entidad propia en el marco general de los estudios sobre los orígenes del Neolítico. La integración de las especies domésticas a las prácticas económicas supuso el desarrollo de la ganadería, actividad que conllevó profundos cambios en el terreno económico y social de las primeras comunidades sedentarias. Son diversas las aproximaciones efectuadas desde la investigación arqueológica al estudio de la domesticación animal y de las primeras prácticas ganaderas, siendo posible agrupar la mayoría de ellas en dos grandes bloques. Mientras que en el primero se enfatizan las cuestiones de índole ambiental y biológica, el segundo tiene en cuenta que la acción social fue, en definitiva, la condicionante de estos procesos de cambio. Los restos de fauna arqueológicos han constituido la categoría de materiales arqueológicos sobre la que se sustenta la generación de conocimiento desde la antedicha primera aproximación, primando en la explicación del cambio los aspectos relativos a las características físicas y genéticas de los animales. Sin embargo, la domesticación animal tuvo implicaciones más allá de los propios animales. Significó la introducción de toda una serie de nuevos procesos de trabajo, la ampliación de los procesos productivos y la reorganización de los asentamientos y comunidades con la finalidad de garantizar la cría, mantenimiento y reproducción de los rebaños. El animal vivo, como medio de producción y trabajo, se incorpora a la comunidad y con ello al asentamiento. Su protección, control demográfico, alimentación y uso se convierten de esta forma en aspectos clave potencialmente informativos del cambio al que están asistiendo las primeras comunidades neolíticas. Si bien éstos son aspectos fundamentales, su estudio arqueológico se enfrenta a una limitación: su (in)visibilidad material directa. Son varias las aproximaciones metodológicas que en la actualidad se están aplicando con el objetivo de superar esta limitación y acceder a la representación arqueológica directa del animal vivo.

Entre ellas, los análisis biomoleculares y biomecánicos están aportando datos significativos y de enorme interés para el estudio del Neolítico.

En este marco, el aspecto seguramente crucial para la reproducción y supervivencia de los rebaños domésticos es su alimentación, tarea a la cual las poblaciones neolíticas dedicaron indudablemente una cantidad de tiempo y esfuerzos considerables. Tradicionalmente, la arqueología ha estudiado la alimentación animal de manera indirecta a partir de la paleobotánica (Rasmussen, 1993); y, más recientemente, a través de aproximaciones como el análisis del microdesgaste dental (Rivals et al., 2011; Hentol, 2012). Si bien se trata de aportaciones importantes y significativas, un balance global de esta línea de investigación

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muestra la necesidad de reforzarlas y abrir nuevas vías analíticas a partir de los propios restos de fauna arqueológicos. Así pues, desde el punto de vista conceptual, es importante reflexionar sobre el modo de acceder al conocimiento de la gestión alimentaria de los animales durante la vida a partir de los restos arqueológicos de animales (normalmente restos de consumo alimentario, es decir, en tanto que residuos). La pregunta debe ser, por consiguiente, cómo llegamos a conocer, a partir de los restos que quedan de los animales procesados y consumidos, cuál fue o cuáles fueron los procesos de gestión de su alimentación y mantenimiento. Este ejercicio requiere, en primer lugar, de una evaluación del grado de representatividad histórica de los conjuntos de restos de fauna. Teniendo en cuenta los sesgos existentes entre los conjuntos originalmente depositados en los yacimientos y los finalmente analizados, los análisis tafonómicos son cruciales.

En segundo lugar, es necesario preguntarse además sobre la representación de los mismos animales domésticos en el registro arqueológico. ¿Cómo identificamos a los primeros animales domésticos a partir de los restos de fauna? ¿Es posible esta identificación teniendo en cuenta que los efectos físicos de la domesticación son reconocibles sobre los restos de fauna una vez superado un intervalo temporal amplio? Asimismo, tampoco tenemos argumentos suficientes para aislar completamente estos efectos físicos (talla, morfología) de los efectos físicos resultado de determinadas estrategias de gestión animal practicadas por sociedades cazadoras y recolectoras. Es importante, pues, evaluar el alcance y las limitaciones de los criterios diagnósticos que vienen aplicándose desde la arqueozoología para el estudio de los primeros animales domésticos.

Teniendo en cuenta, tal como se ha mencionado anteriormente, que es necesario integrar en la investigación sobre esta problemática histórica los aspectos implicados en la gestión de los rebaños de animales domésticos (vivos), hace falta reflexionar también sobre cómo puede quedar representada esta gestión si la ganadería (actividad a partir de la cual se ejerce) no tiene una entidad material en arqueología o, si la tiene, es muy limitada.

Una alternativa para solucionar esta disyuntiva es, tal y como se tratará de demostrar en la presente tesis doctoral, el estudio del contenido isotópico de los restos de fauna, el cual, al estar fijado durante la vida del animal en los tejidos óseos, puede ser representativo de los procesos que tienen que ver con su cría y con la ingesta de alimentos en particular. El contenido en determinados isótopos puede, por tanto, ser representativo del tipo de alimentación. Conociendo el tipo de alimentación, es posible inferir los procesos de trabajo necesarios para su consecución y el régimen de vida de los animales.

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Con el objetivo de evaluar todas estas cuestiones, aportar y aplicar nuevos enfoques y procedimientos analíticos al estudio del Neolítico, la domesticación animal y prácticas ganaderas iniciales, se ha escogido el área del noreste peninsular. Esta área cuenta con un conjunto importante de yacimientos representativos del modo de vida de las últimas sociedades cazadoras-recolectoras y de las primeras sociedades campesinas (ca. 8000-5500 cal ANE). En este sentido, se han estudiado nuevos conjuntos de restos de fauna, al tiempo que se han revisado otros procedentes de yacimientos considerados paradigmáticos de los procesos de cambio en el noreste peninsular y Mediterráneo occidental.

Asimismo, se ha tenido en cuenta todo el conjunto de parámetros y variables que pueden estar condicionando la variabilidad que presentan los conjuntos de restos de fauna más allá de la propia gestión animal. A inicios del Neolítico se asiste a la domesticación y adopción de animales domésticos en la práctica totalidad del territorio peninsular, que cuenta con características ambientales muy diversificadas. ¿Cómo influyó esta variabilidad ecológica y climática en la conformación y modo de vida de los primeros rebaños domésticos? Para ello se han tenido en cuenta en esta investigación tanto las características de los asentamientos como de los territorios, abordando el estudio del desarrollo de las primeras prácticas ganaderas en zonas con ambientes contrastados como son las áreas litorales y de alta montaña, o ambientes particulares como puede ser las áreas lacustres.

En definitiva, se presenta un nuevo estado de la cuestión sobre la problemática relativa a la neolitización del área más occidental del arco mediterráneo, aportando nuevos datos y proponiendo nuevas hipótesis y modelos explicativos en torno a uno de los cambios históricos más trascendentales: el origen de las sociedades campesinas y ganaderas. El marco temporal y espacial escogido ha permitido trascender el estudio de las estrategias de gestión animal, aportando nuevos elementos de discusión en torno a las diferentes dinámicas de neolitización del territorio peninsular, enriqueciendo y contribuyendo con esto al debate sobre las vías y ritmos de adopción e integración al sistema económico de las sociedades cazadoras-recolectoras de los nuevos elementos resultado de la domesticación de plantas y animales, así como de la conformación de las primeras comunidades sedentarias. No hace falta destacar que todos estos elementos tendrán profundas implicaciones en el devenir de las formaciones sociales posteriores.

Trascendiendo también el ámbito más sustantivo, con esta tesis se abre a nivel metodológico una nueva vía analítica para el estudio de la domesticación animal y de las prácticas ganaderas, incidiendo no tan solo en las características de los primeros animales domesticados y en cómo

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evidenciar la domesticación a partir de la arqueozoología, sino también en los cambios que este proceso conllevó a nivel etológico y comportamental en lo relativo a los animales, y a nivel organizativo en lo relativo a las poblaciones humanas.