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estado enfermizo y empobrecido de la viña haya dado origen al

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(1) Véase lapág. 168deestetomo.

(2) Véase lapág. qSi del mismo.

(3) Lesravageursdesvergesetdes-vignes,

pág. 198, París 1876.

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insecto; pero creemos más que probable que la multiplicación

anormal delpulgón haya sido favorecida por el estado de agota¬

miento, á que ha dado lugar desde hace algunos años el imponer

unafructificaciónexagerada álos viñedos.» Haceluego algunos co¬

mentarios sobre el particular, y añade; «Ahora bien: si un pará¬

sito chupador viene áatacar elvegetal, encuentra en las cepas un terreno propicio, sávia empobrecida y el alimento que desea.

Prospera sucesivamente y el mal acrece Y hé aquí cómo la

Francia ha sido invadida y cómo esta infección mortal parece que

no haya de detenerse hasta destruir la última cepa.» Compara despues con estos sufrimientos de las vides francesas la resistencia que presentaba entónces laespecie americana de labrusca, no ago¬

tada con producciones á todacosta. Hace ver cómo el hombre modifica y debilita las especies de plantas con el cultivo, y cómo

esta debilidadinfluye en lamayor facilidad de ejercer sus daños

losenemigos de las plantas. Completa su pensamiento de este modo: «En un bosque resinoso los asoladores no pueden dar principio á sus trabajos más que por los árboles enfermos, ó ra¬

quíticos ó agotadospor una causa cualquiera. ¡Si todos losárboles

hubieran podido mantenerse sanos y robustos, laprimeragenera¬

ción descolitos, admitiendo que hubiese podido atacar, se habria anegado y todo quédaba concluido! Pero el árbol enfermizo ha abierto brecha, comunicando suinfección fácilmente á sus veci¬

nos. Sabemos perfectamente que á cadaárbol sano que ataca, la plaga pierde una, dos ó tres generaciones; pero ¿qué es esto para

una multiplicación como la de los animales dequehablamos? La

cuarta ó la quinta generación es bastante. El árbol sano llega á enfermar. La mancha de aceite aumenta. ¿Noes esto lo que suce¬

de con la filoxera?»

ComentaMr. H. de laBlanchere los hechos expresados y pro¬

sigue: «Si la viña está agotada ó en vías de agotamiento, cambiad

el métododepoda, disminuidsu producción,aumentadlosabonos y las enmiendas, volved al suelo lo que el vegetal os ha permitido

sacarledesde hace un siglo; volved las cosasal estadodeequilibrio

en el cual ha prosperado largo tiempo, y la filoxera tendrá que limitarsus daños á las cepas enfermas ó debilitadas, que se en- '

cuentran siempre entre las otras.» Al argumento de Mr. Girard,

relativo á quelas cepasrobustasson preferidas porla filoxera, por

LA CUESTION DE LA FILOXERA 521 hallar en ellas más cantidad de jugos, contesta: «Es verdad, no lo dudamos; pero es necesario considerar que nos hallamos en ple¬

na epidemia y no en tiempos ordinarios. En períodos epidémi¬

cos de Hyleúnus^ todos los pinos, áun losmás vigorosos, sonata¬

cados. No lo serian entiempo normal, si los pinos agotados no hu¬

bieran desenvuelto la plaga, extendiendo la invasion en su derre¬

dor.» Concluye de este modo; «En resumen, es incontestable

queel insecto es la causa delmal", pero, á nuestro parecer, es no ménos cierto que si no hubiera encontrado un medio especial¬

mentepropio para su multiplicación, es decir, agotado por los

abusos de laproducción, no habria tomado los desenvolvimientos

que contemplamos con terror. La verdad es esta, á no dudar,

como también envuelve esto el remedio.»

No necesitamos comentar los atinados juicios de Mr. H. de la Blanchere, con los cuales estamos bastante conformes. De su parte, el Sr. Muñoz de Moneada viene, desde América, á confir¬

mar en gran manera tales juicios, yabre profunda brechaen cier¬

tos convencimientos unánimes, que sólo tienen eldefecto de care¬

cer de sólidos fundamentos. Estasconsideraciones demostrarán al Sr. Muñoz de Moneada por qué nos interrogábamos al consignar

la demostrada resistencia que hetnos tenido ocasión de observar

en las videsamericanas que poseeMr. Laliman en su chateau de

LaTouratte. Aunque nosotros hemos dicho que autorizabaá pensar en favor de la resistencia, en concepto general, lo estable¬

cido en el Congreso de Montpellier, también hemos comentado

la segunda conclusion de dicho Congreso, que decia eran las

vides americanas las únicasresistentes aX insecto, diciendo: «Esta segunda conclusion vá acaso demasiado léjos. El asuntoes tan

vasto ytan difícil, que casi todas las afirmaciones demasiado ab¬

solutas caen en inexactitudes.» Era por consiguiente bien senci¬

lla la filosofía de nuestra interrogación: primero, porque las

condiciones de resistencia pueden modificarseen diversos climas,

y segundo, porque demostrada la resistencia de las

variedades

sanas y robustasque hemos visto en chateau La

Touratte, llá¬

mense más ó ménos exactamentecon unoú otro nombre, no por

esto resultan ménos ciertas las condiciones observadas. Si en esto

hay confusion denominativa, según afirma el Sr,

Muñoz de Mon¬

eada, dicha Observación essin duda de interés; pero

nada tiene

que

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ver con lasexperiencias positivas

de Mr. Lalitnan,

que por otra

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