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C AMBIOS EN LA PERCEPCIÓN ESPACIAL DE LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA

2. M ARCO CONCEPTUAL

2.2 C AMBIOS EN LA PERCEPCIÓN ESPACIAL DE LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA

Para exponer los cambios en la imagen de la ciudad contemporánea se abordan los aportes teóricos de Manuel Castells (1995) y de David Harvey (1998, 2000) ya que, de acuerdo a estos aportes, la imagen de la ciudad genera percepciones que se contrastan y/o se consolidan a partir de los flujos de información.

Así, con los aportes de Castells, se subraya la función social de la información y de los avances en las telecomunicaciones y, con los aportes de Harvey se rescata, la sensibilidad posmoderna que se genera con los flujos de capital en la ciudad contemporánea. A continuación se exponen los aportes de dichos autores a manera de claves teóricas para esta investigación

2.2.1 Primera clave.

Manuel Castells (1995) explica el proceso por el cuál la sociedad del conocimiento se funda en la revolución tecnológica, y genera lo que el autor denomina como el paradigma tecnológico informacional, resultado de la transición del modo de desarrollo industrial al informacional. El autor explica la manera en que converge en el paradigma tecnológico informacional, tanto en el cambio social como el tecnológico:

Cuando las circunstancias históricas crean una convergencia entre cambio social y cambio tecnológico, asistimos a la creación de un nuevo paradigma tecnológico que anuncia el advenimiento de un nuevo modo de desarrollo. Son estas circunstancias, según mi opinión, las que han hecho posible la génesis del modo informacional de desarrollo en el último cuarto del siglo XX (Castells, 1995: 45)

Este paradigma según el autor, se desarrolla en dos dimensiones, la tecnológica y la organizativa (social). La primera dimensión del paradigma tecnológico informacional, la tecnológica, genera un incremento en los niveles de beneficio, tiende a convertir las nuevas tecnologías en instrumentos de dominación y acumulación e, incentiva la internacionalización de la economía.

La segunda dimensión, la organizacional, genera, primero una concentración de los procesos de conocimiento y de toma de decisiones, la flexibilización del sistema y de las relaciones sociales y, privilegia las redes centralizadas sobre la empresa descentralizada (Castells, 1995: 63-64)

Uno de los principales centros para el análisis en el paradigma tecnológico informacional es, como lo indica Manuel Castells, la información, tanto como proceso y como producto de la telecomunicación. La unión entre el informacionalismo y el capitalismo genera nuevas formas sociales y espaciales, motivos para la interpretación y la representación espacial de la ciudad informacional:

Nuestro mundo, cada vez más interdependiente, está experimentando un proceso de cambio multidimensional que modifica por momentos la trama de nuestras vidas.

Ese cambio se expresa en la vivencia de las personas a través del proceso de globalización y transformación de la economía, mediante la transición a un nuevo sistema tecnológico, centrado en la comunicación electrónica interactiva, y cada vez más determinado por la revolución científica en la biología y en la comunicación (Castells, 2006:19)

Para Manuel Castells (1995) la transición del desarrollo industrial al paradigma técnico informacional permite redefinir nuevas formas sociales y espaciales que se representan en la ciudad. Para el autor la sociedad en red es una manera de relaciones sociales determinadas por el desarrollo técnico y la capacidad organizacional de dirigirlo.

Los casos de países como Japón o Finlandia, que han soportado su desarrollo en la técnica, demuestran cómo el desarrollo técnico informacional conlleva a otras formas de relaciones sociales donde las fuerzas y los medios productivos se deslocalizan cada vez con mayor velocidad e intensidad.

La información y el uso de las telecomunicaciones consisten entonces para Manuel Castells, en unos de los más contundentes efectos de la movilidad y la versatilidad del capital para generar nuevos y diversos espacios de producción espacial y de relaciones sociales en la globalización.

Las implicaciones de estas tendencias en lo organizacional y lo tecnológico, se aplican en el caso de América Latina, a partir de la poca simultaneidad entre modernización y modernidad.

Algunos de los modelos de desarrollo exógeno aplicados a la región se han dirigido a una modernización con una modernidad inconclusa o por lo menos en permanente construcción.

En esta discusión se reúnen varios enfoques, dirigidos a explorar las manifestaciones de una modernidad delimitada por la hibridación cultural y por el sello de identidades colectivas en permanente re significación. Son clásicos los aportes en esta materia de autores como Oscar Lewis (1986); Milton Santos (1996a, 1996b, 2000); José Luis Lezama (1990); José Luís Romero (1984);

Roberto Segre (1997), Roberts Briones (1980); Robert Redfield (1964) y Néstor García Canclini (1991).

Sin embargo una exposición en detalle de estos aportes y las tendencias que se han propiciado alrededor de las expresiones de modernidad en el arte, la arquitectura, la política, las configuraciones geográficas y las ciencias sociales en general, escapa al interés central de este documento, aunque con la alusión a esta discusión se quiera subrayar la urgente necesidad de ubicar por parte de varios y diversos autores americanistas un proceso de modernidad tan particular como diverso, complejo y dúctil, o lo que en palabras de Chauvet (2000) se ha denominado, como una modernidad multidimensional:

Al ser un proyecto más amplio, la modernidad abarca distintas dimensiones. En la organización económica la separación del patrimonio y la economía doméstica con respeto a la empresa económica. En el nivel político, la constitución del Estado moderno bajo el supuesto de la progresiva nivelación de los derechos políticos. En el terreno de las relaciones sociales, la modificación y redefinición constantes de lo que puede ser considerado el ámbito de lo público y lo privado y por último, en el aspecto cultural la modernidad ha implicado tanto una tendencia creciente a la racionalización social, como otra hacia la instauración de valores y normas con carácter universal.

(Chauvet, 2000: 6)

La implementación de las nuevas tecnologías se vincula bien, a los procesos de modernización de América Latina, entendiendo la modernización como los cambios a nivel cuantitativo en la sociedad y - en especial - a la modernidad, como los cambios cualitativos de las sociedades modernas.

De esta forma, vienen a lugar los interrogantes dirigidos en esta oportunidad, más sobres los cambios cualitativos y multidimensionales que trae para las sociedades modernas el uso de las nuevas tecnologías, o en otras palabras, el foco de atención son, los cambios perceptivos en las sociedades modernas que se han originado con la implementación de las nuevas tecnologías de la comunicación.

El impacto de las nuevas tecnologías en la modernidad como proyecto colectivo se presenta como una agenda de análisis para las ciencias sociales y preguntarse por los escenarios posibles, probables y disponibles - una cartografía de posible, probables o disponibles futuros - ¨ (Chauvet, 2000: 14) Es este, el contexto técnico informacional, al que se enfrenta el objeto de esta tesis, cuando se pregunta o explora por los cambios en la percepción espacial de Medellín a partir de la información contenida en prensa, cine y en la experiencia espacial de las personas.

Es decir, el interés central es explorar los cambios cualitativos – posibles, probables y disponibles - que han operado en la imagen de Medellín bajo un contexto de modernidad y modernización cruzado por el uso de las nuevas tecnologías de la información.

También desde este enfoque, se pretende ubicar las nuevas tecnologías de información como una oportunidad para la ciudad y no solo como un instrumento de dominación, desigualdad y de poder, aunque se reconoce y se alerta de los impactos sociales que tiene su uso sin estar soportados por la infraestructura y la intersubjetividad colectiva necesaria, en este sentido las nuevas tecnologías como construcciones sociales pueden incrementar, superar o disminuir la importancia de prácticas ya existentes

2.2.2 Segunda clave.

Para David Harvey (1998, 2003) la producción de escalas espaciales y la producción de diferencias geográficas son los dos componentes de la teoría de los desarrollos geográficos desiguales. La producción de escalas espaciales es uno de los puntos de mayor implicación para asumir otra visión de cómo se ha pensado, representado, dividido e intervenido el mundo, en sus implicaciones materiales e ideológicas.

La escala como unidad de análisis en la literatura geográfica ha sido un tema de importancia crucial, hasta el punto de encontrar autores especializados en lo que se ha denominado estudio de escala, en este aspecto se recomienda la consulta de Sara González (2005) con su artículo titulado La Geografía escalar del capitalismo y el de Javier Gutiérrez (2001) ¨ Escalas Espaciales, Escalas temporales ¨

González (2005) realiza una exposición de aportes, en especial anglosajones, del uso del término escala y los aspectos que han caracterizado el uso

académico de este término. Ubica en especial su aplicación para las ciencias sociales en el análisis de los efectos de la globalización:

La propuesta que hacen los estudios de escala como los voy a presentar en este artículo es que hay que entender los cambios recientes en la economía y el territorio como un re-escalamiento de ciertos procesos socio-económicos y políticos. Una vez que nos alejamos de los discursos de confrontación o relación entre lo local y lo global, aparece ante nosotros un panorama más complejo y libre en el que más que de conceptos como “local” o “global”, nos servimos de conceptos más amplios y abiertos como

“espacio” o “lugar”. Este paisaje discursivo amplio, abierto y complejo es el que nos ofrece el concepto de escala, como veremos a lo largo de este artículo (González, 2005)

Gutiérrez (2001) realiza otra reseña de autores y perspectivas analíticas que han abordado el papel de la escala espacial en la investigación social, el autor presenta una distinción entre la categoría epistemológica y la ontológica de la escala.

Cuando se habla de escala en Geografía a veces se adopta una concepción epistemológica, a veces una concepción ontológica y con mucha frecuencia las dos al mismo tiempo, al ajustar la escala epistemológica a los requerimientos del problema a estudiar, es decir, a la escala ontológica (Gutiérrez, 2001:90)

Ambos aportes coinciden en presentar las diferentes concepciones de la escala como tamaño, nivel y/o relaciones en red; también indican los aportes de Harvey como básicos para comprender el proceso escalar que ha asumido el desarrollo económico con la globalización. Así las escalas espaciales son para Harvey, un proceso de organización de los comportamientos colectivos.

La producción de escalas ha sido una constante para la comprensión del mundo.

Por ello, de acuerdo al tratamiento que realiza el autor, se considera que las escalas son variables (variabilidad), los efectos de unas no siempre se repiten en las otras (asimetría), sus definiciones y modificaciones son politizadas y lo que sucede en una no puede comprenderse por fuera de la relaciones jerárquicas de las otras (interrelacionalidad).

El estudio de la escala – y las características que la definen- , su relación con la globalización, como la forma de relación socio espacial de millones de personas, los avances en las técnicas satelitales y comunicacionales y la sobredimensión del cuerpo ha generado una visión del mundo que se concentra, según David Harvey, en la sensibilidad postmoderna. (Harvey, 2000).

Esta sensibilidad postmoderna se caracteriza por los límites del lenguaje (como experiencia vital), por la carencia de una comunicación efectiva, por el

sentimiento de ausencia de algo y de fragmentación del todo y por la dificultad para representar y comprender la realidad (Harvey, 2000, 22)

El modo de desarrollo técnico – informacional que explica Manuel Castells (1995) para situar la información como proceso y producto de las telecomunicaciones - y, la sensibilidad posmoderna que desarrolla David Harvey, descritos antes, se constituyen en elementos claves para explorar la imagen de Medellín en el período 1990 al 2007.

La imagen de Medellín se filtra así, por la función social de la información y las telecomunicaciones y por la interpretación posmoderna del mundo en un momento de globalización donde el proceso escalar, por su variabilidad, asimetría, politización e inter relación, posibilita comprender las diferentes dimensiones (macro y micro espaciales) en que el capital incursiona, transforma y construye lugares y sentidos del lugar.