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ANTOLOGÍA PARA «LAYE»

Dans le document Director: Eugenio Fuentes Martín (Page 51-56)

POR

J A I M E F E K R A N

CAMINO

Enroscado a los bajos encinares trazas curvas indómitas y lentas

e indigestas de sol las polvorientas márgenes blancas de los olivares.

Perezoso te mueves con andares de burro de pezuñas cenicientas, escarbas ]a meseta y la revientas en busca de la entraña de tus lares.

Pedregoso en tu cauce te recuestas y dormitas al sol del mediodía, eternidad de polvo de tus siestas.

Y ciñe tu contorno la alegría, el verde de tus márgenes enhiestas,

pero no te levantas ningún día.

(De La piedra T/iás reciente.)

A CONTRACORAZÓN

H e quedado sin Ti. Las horas suaves pasarán sin esfuerzo. La mirada

se perderá en alguna encrucijada, pero no para verte. T ú lo sabes.

He de seguir el vuelo de las aves.

El aire que me anuncie tu llegada, que así, sólo en la brisa iluminada has de llegar. Y sé que T ú lo sabes.

Sé que lo sabes hoy. Que lo supiste ayer cuando marchabas, como hondero cuando la piedra lanza. Mas te fuiste.

Y quedo yo, sabiendo, prisionero de esta piedra lanzada, mudo y triste, que aun a contracorazón te espero.

MAS ALLÁ DE LA MUERTE Pasa la tierra y con la tierra pasa el polvo del camino, las tormentas, el cielo más azul, las cenicientas llanuras y la vida. Vieja casa

nos protege la tierra con su escasa techumbre de silencio. Ramas lentas mueve la brisa, ramas soñolientas

que han de morir también. La tierra amasa isma indómita agonía

ida y las cosas. Todo siente l t d dí

indó nuestra

Pero la vida es río de simiente y se prodiga con igual porfía

más allá de la muerte su corriente.

LA NAVE

Como un mar esta vida, como un sueí en que fugaz deslizase la nave.

Como' un acantilado donde acabe esta espuma viajera en que te sueño.

Como las olas y también sin dueño, sólo al placer del viento. Como un av perdida entre la niebla, que no sabe aventurar su vuelo, me despeño.

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Recorro este camino aunque me ciegí el silencio ante mí como un castigo que acantiladamente se despliega.

Y en este mar y en esta vida sigo avizorando el puerto que me niega la paz fina] de su vaiven amigo.

EL HOMBRE

Vivir. Pasar. Costumbre repetida vivida en esta orilla del camino,

que impregna turbiamente, como un vino, con su presencia oscura nuestra vida.

A medio arder, quemada y encendida, esta antorcha fugaz: nuestro destino.

Engañosa apariencia, incierto sino, carne mortal si el ama esta dormida.

La vida se desliza a nuestro lado como un extraño río sorprendente donde Jas cosas fluyen. Asombrado

también transcurre el hombre lentamente.

Por !a vida y la muerte está cercado como cerca la orilla a la corriente.

CUANDO EL TIEMPO TRANSCURRA Cuando el tiempo transcurra y la vejez arribe quiero que nos encuentre delante de la puerta esperando los años con mirada tranquila, la sonrisa y el alma de paz llenas.

Estaremos sentados como esta misma u r d e bajo la brisa inquieta.

El viento hará que giren las aspas del molino, la hogaza estará llena,

las mazorcas en flor y y o cansado,

•con mi cara más vieja.

Sentiré como ahora tu perfume más hondo, cercana tu presencia,

y hablaremos de toda nuestra vida pasada, de aquella primavera

en que nos conocimos, cuando el aire hacía florecer las ramas nuevas.

Recordaremos con melancolía la jomada serena

en que el dolor y la alegría unimos de nuestras existencias,

la risa y la mirada de los hijos y las viejas cosechas.

Y veremos pasar al lado nuestro

el cierzo del invierno, sentados a la hoguera, los plácidos crepúsculos de estío,

el otoño de brisa volandera.

Dejaremos entonces que la vejez arribe y nos encuentre así, sentados a la puerta.

SEGOV1A

Alma de luz. Segovía. Tierra erguida que por el aire desterrada vuela.

El horizonte otea, centinela,

tu hosca piedra grajera y encendida.

Por los caminos de tu paz dormida el corazón, como una sombra, vela.

A la siameda inquieta y verde cela tu alameda de roca detenida.

El Eresma te cerca. Con un gesto manso de amor desciende la solana.

Pero tu cuerpo enhiesto y siempre enhiesto sueña una primavera más lejana.

Cuerpo de amor, al sol, al viento expuesto.

Alta y muda Segovia castellana.

Segovia, junio de 1952.

(De Desde esta orilla.)

CUANDO ESTOY MAS CANSADO Cuando estoy más cansado,

cuando tantos paisajes se van haciendo historia de mi presente, cuando

permanezco-corno ahora, tendido,

viendo pasar la vida como si sólo fuese una tarde de circo,

en la que todos fingen alegría.

Cuando pienso que todo lo que amé se ha convertido en sombras,

hay algo que regresa siempre, hay algo que adelanta horizontes hasta llegar aquí para darme la mano,

para llenar mi vida nuevamente.

Os hablo de mi casa,

siempre en la misma orilla del camino, siempre en !a encrucijada

de todos los senderos que cruzan mi pasado, siempre mirando, siempre hacía la vida.

Os hablo de mi casa, de las paredes blancas e todavía ahora me protegen,

comedor os hablo, de los pinos,

de las grandes ventanas en las que el viento cruje, del jardín donde cosen mis hermanas

Í

de mi habitación donde tan sólo abitará el silencio.

Os hablo de mi infancia sobre todo, como un río feliz, que fue cascada después, que cruzó valles

y que se deslizó por las montañas.

Como un río que cuando recobrara su avenida tranquila ha recordado el cauce primitivo, la corriente primera, aquel paisaje antiguo que ya solo retorna para desvanecerse nuevamente.

Ahora que el pasaje es tan distinto del que bañaron las primeras aguas

pienso en todos los años que han pasado y en lo que me enseñaron día a día.

qu del

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