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La seguridad de las inyecciones: un problema mundialV

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Academic year: 2022

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La seguridad de las inyecciones:

un problema mundial V

Y.J.F. Hutin

1

y R.T. Chen

1, 2

Repasando los eÂxitos y fracasos en materia de salud mundial al final del siglo XX, se observan pautas alarmantes que indican que el principio de «ante todo no danÄar»

posiblemente se este violando a gran escala, como consecuencia de la praÂctica de las inyecciones peligrosas. En esta RecopilacioÂn delBoletõÂnse publican cuatro trabajos (dos artõÂculos y dos resuÂmenes) sobre la seguridad de las inyecciones. En el primero, Simonsen y otros autores examinan las pruebas disponibles correspondientes a muchos paõÂses en desarrollo y concluyen que el abuso de inyecciones y las praÂcticas peligrosas de inyeccioÂn causan una gran parte de los nuevos casos de infecciones por el virus de la hepatitis B (VHB), el virus de la hepatitis C (VHC) y el virus de inmunode- ficiencia humana (VIH) (1). En otros paõÂses en desarrollo donde no se han hecho estudios para estimar la incidencia de las infecciones por patoÂgenos transmitidos por la sangre debidas a inyecciones, las observaciones indican que las inyecciones peligrosas son una praÂctica igualmente extendida. En su artõÂculo, Kane y otros autores han establecido un modelo de las probables repercusiones mundiales de tales praÂcticas y estiman que la reutilizacioÂn de jeringas y agujas sin esterilizar puede causar al anÄo de 8 a 16 millones de infecciones por hepatitis B, de 2,3 a 4,7 mi- llones de infecciones por hepatitis C y de 80 000 a 160 000 casos de VIH/SIDA (2).

Como la fase inicial de esas infecciones es normalmente asintomaÂtica, se han subesti- mado los efectos negativos de las inyecciones peligrosas. Sin embargo, ya no se pueden seguir ignorando la carga que a la larga suponen las enfermedades croÂnicas y los fallecimientos asociados a las inyecciones peligrosas ni el costo que representan para la sociedad. Miller y Pisani calculan que esas infecciones causaraÂn en el futuro 1,3 mi- llones de defunciones anuales, con una

peÂrdida total de 26 millones de anÄos de vida y un costo meÂdico directo de US$ 535 mi- llones (3).

Las inyecciones practicadas en el marco asistencial institucional y extrainstitucional son probablemente el tratamiento percutaÂ- neo maÂs corriente del mundo. La OMS estima que actualmente se administran maÂs de 12 mil millones de inyecciones al anÄo.

Por cada vacunacioÂn se practican nueve inyecciones terapeÂuticas. Puesto que la mayor parte de la medicacioÂn empleada en la atencioÂn primaria de salud puede admi- nistrarse ahora por võÂa oral, esas estimaciones y las encuestas de base poblacional sobre la frecuencia de las inyecciones (1) muestran que se hace un uso excesivo de las inyecciones terapeÂuticas.

En el mundo industrializado, el reco- nocimiento de los riesgos que entranÄan las inyecciones peligrosas condujo a mejorar las praÂcticas de control de las infecciones, establecieÂndose en los anÄos setenta como norma el uso de material hipodeÂrmico desechable. Hoy dõÂa, con plena conciencia del problema, suministros suficientes y la eliminacioÂn adecuada de los desechos, en los paõÂses desarrollados las infecciones por patoÂgenos transmitidos por la sangre a causa de las inyecciones se producen casi exclusi- vamente entre el personal sanitario, debido a lesiones por puntas de agujas, y entre los consumidores de drogas por võÂa intravenosa.

Por el contrario, en los paõÂses en desarrollo, la introduccioÂn de material de inyeccioÂn desechable sin llevar aparejados los elementos necesarios de la formacioÂn, el suministro y la eliminacioÂn de desechos ha conducido a la reutilizacioÂn masiva de dicho equipo sin esterilizar y al riesgo ambiental que supone que el material punzante no se elimine adecuadamente. El empleo de jerin- gas y agujas esterilizables es eficaz respecto del costo y produce menos residuos (4). Sin embargo, puede que no todos los paõÂses esteÂn en condiciones de sostener la formacioÂn, la supervisioÂn, los suministros necesarios y el mantenimiento que requiere dicha opcioÂn.

Las nuevas jeringas que se autodestruyen deberõÂan limitar la reutilizacioÂn ya que se desactivan automaÂticamente al bloquearse el eÂmbolo tras ser usadas. La disminucioÂn del precio de estas jeringas ha hecho que aumente su uso en las campanÄas de inmuni-

zacioÂn y de planificacioÂn familiar. El ensayo a gran escala sobre el terreno de esta tecnologõÂa en la atencioÂn primaria de salud determinara si hay nuevas oportunidades de prevencioÂn.

En las actividades de inmunizacioÂn, donde la seguridad de las inyecciones es especialmente importante, se han em- prendido muchas iniciativas para mejorarla.

Gracias al Programa Ampliado de Inmuni- zacioÂn, se ha preparado equipo, que se ha distribuido sobre el terreno, consistente en esterilizadores de vapor, jeringas que se autoinutilizan, combinaciones de vacunas y contenedores de seguridad para la elimi- nacioÂn del material punzante. Se impartio formacioÂn a todos los niveles acerca del uso adecuado de dicho equipo. SeguÂn la «estra- tegia de inclusioÂn» de la OMS y el UNICEF, actualmente se recomienda incorporar los costos de la seguridad de las inyecciones en las estimaciones de gastos de los programas de vacunacioÂn sistemaÂticos y de emergencia, antes de solicitar la financiacioÂn a los donantes. Por uÂltimo, se esta creando una nueva generacioÂn de inyectores de presioÂn sin aguja, maÂs seguros.

Aunque el Programa Ampliado de InmunizacioÂn se ha esforzado por mejorar la seguridad de las inyecciones, han sido pocas las iniciativas tomadas para prevenir la propagacioÂn de patoÂgenos transmitidos por la sangre por la võÂa de las inyecciones terapeÂuticas. Los programas a favor de la seguridad de las inyecciones tambieÂn deben orientarse a reducir el nuÂmero de las inyecciones terapeÂuticas, porque se usan en exceso para administrar la medicacioÂn.

Dichos programas podrõÂan estar mejor dirigidos si se realizaran evaluaciones iniciales para estimar la frecuencia de las inyecciones e identificar las causas que determinan su uso excesivo entre los pacientes y el personal sanitario.

Independientemente de la tecnologõÂa que se elija para la inyeccioÂn, la seguridad soÂlo se conseguira mediante un planteamiento amplio y multidisciplinario que abarque tecnologõÂas, polõÂticas, normas, sistemas y comportamientos. La OMS coordina una iniciativa en la que participan, ademaÂs de ella, el UNICEF, los Centros de Control y PrevencioÂn de Enfermedades de los Estados Unidos, la Agencia de los Estados Unidos

VEditorial publicado en ingleÂs en elBulletin of the World Health Organization, 1999,77(10): 787±788.

1Red Mundial en pro de la Seguridad de las Inyecciones, Seguridad de la Sangre y TecnologõÂa ClõÂnica, OrganizacioÂn Mundial de la Salud, 1211 Ginebra 27, Suiza. La correspondencia se debera dirigir al Dr. Hutin.

2Programa Nacional de InmunizacioÂn, Centros de Control y PrevencioÂn de Enfermedades, 1600 Clifton Road, Atlanta, GA, EE.UU.

3

BoletõÂn de la OrganizacioÂn Mundial de la Salud #OrganizacioÂn Mundial de la Salud 2000

RecopilacioÂn de artõÂculos No2, 2000

Editoriales

(2)

para el Desarrollo Internacional, el Apoyo BaÂsico para Institucionalizar la Supervivencia Infantil (BASICS), el proyecto CHANGE, y el Programa de TecnologõÂa Apropiada en Salud (PATH), que comparten un mismo intereÂs por prevenir los efectos adversos de las inyecciones y que se proponen aunar esfuerzos en una Red Mundial en pro de la Seguridad de las Inyecciones. Los nuevos miembros seraÂn bienvenidos. SIGN preten- de coordinar las actividades en este terreno, propugnar cambios normativos, definir nor- mas respecto a la seguridad de las inyeccio- nes, fomentar nuevos comportamientos, aprovechar las posibilidades que brinda la reforma de la atencioÂn sanitaria, ampliar la disponibilidad de teÂcnicas de inyeccioÂn maÂs seguras, promover sistemas apropiados de eliminacioÂn de desechos, y definir estrategias adaptadas de informacioÂn, educacioÂn y comunicacioÂn. Invitamos encarecidamente a los asociados potenciales a sumarse a SIGN para idear soluciones y evaluar su eficacia en relacioÂn con el costo. Instamos a la comuni- dad internacional a pedir que se reconozca el derecho a unas praÂcticas de inyeccioÂn seguras y apropiadas en todo el mundo. n

Referencias

1. Simonsen L et al.Inyecciones peligrosas en el mundo en desarrollo y propagacioÂn de patoÂgenos transmitidos por la sangre: revisioÂn.

(VeÂanse las paÂginas 30±41 de esta RecopilacioÂn.)

2. Kane A et al.TransmisioÂn de los virus de la hepatitis B, la hepatitis C y la inmunodeficiencia humana a traveÂs de inyecciones peligrosas en el mundo en desarrollo: estimaciones regionales basadas en un modelo. (VeÂanse las paÂginas 42±47de esta RecopilacioÂn.) 3. Miller M & Pisani E.The cost of unsafe injections.Bulletin of the World Health Organization,1999,77: 808±811. (En la paÂgina 181 de esta RecopilacioÂn figura un resumen del artõÂculo.)

4. Battersby A et al.Sterilizable syringes:

excessive risk or cost-effective option?Bulletin of the World Health Organization, 1999, 77: 818±819. (En la paÂgina 182 de esta RecopilacioÂn figura un resumen del artõÂculo.)

Editoriales

4 BoletõÂn de la OrganizacioÂn Mundial de la Salud

RecopilacioÂn de artõÂculos No2, 2000

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