ASO II. VIERNES 15 DE SETIEMBRE DE 1854. NÜM. 43
EL ECO DE li mimíi
PERÍODIGD RE INTERESES MOLIALES Y MATERIALES,
REDACTADO POR
CD. SlXigiicC ^ukt-ó ^
,CD. ^W/Ccit X^umv CD. iGeoitcw S. ÇaCCe-ao,
SE PUBLICA TRES VECES AL MES.
Dni?uTft< íAíT^TT^rUíPíON -ïîn Midrid dop un. liiES, 5 rs., por tresia. 8.
Enprovincins
, por trosid. 10. Ul-IraSv
»S SÜSGRICION.-Ei. MaJri.l: En la Redacción,
calie
de las Bea¬tas número 13 la libreríade Cuesta ó en la de Rnlly-Bailhere, y en la htografia de Mejia calle/le Atocha, niiin. ()2.=Enprovincias en casa de los corresponsales en lospuntos en que los haj, o gir etrasobre correos áfavor del Administrador,I». L.F. Gallego, encarta franca.
ADVERTENCIAS.
Primera. Ciertos
sugetos interesados
en desacreditar á la Redacción de El Ecoíe ocu¬pan^ con
ia perseverancia de la araña
queteje
sured,
enpropalar dudas
acercade la
continuación de las obras queacompañaban
al
periódico. Estos manejos sordos
ymalig¬
nos han
Llegado
porfin d
nuestranoticia,
y estamos en el caso deprotestar
:Que
esasdos obras
tanapreciables, están
tirándose por
separado
, paradarlas d los
suscritores
por el precio de impresión.
Que
sesuspendió
supublicación
porquela
inusitada
actividad queestá desplegando la
Veterinaria
española hadan indispensables
tresnúmerosmensuales de £1 Eco; y aun
asi
nos vemos
apurados
paradesembarazarnos
de los materiales queen
la redacción
se acu¬mulan.
Que, debiendo
ponerla suscricion de
ElEco, al alcance de todas las fortunds.
noqui-
.
simos
aumentarel precio,
comoalgunos
nosaconsejaron
paracondliarlo
todo.'
Segunda. Los suscritores
quehan ingre¬
sado ya en
la Asociación
noshan manifesta¬
do que es muy
general el deseo de
que se pu¬bliquen dos entregas mensuales,
en vezde
una. Debemos una
satisfacción de las
causas que nosimpidan acceder.
Nos
constaeltrabajo
con quemuchos
profesores
yalumnos podrán desprenderse de iO
rs. al mes, y
seria cerrarles la
entrada de laAsociación, el elevar la
cuota « 20 reales- En el estado actual de la empresa no esposible conciliar la
economía ycorrección
es¬crupulosa de las publicaciones
con una gran celeridad ; yhemos sacrificado
estaúltima
condición d las dosprimeras. Mas adelante
si
la
Asociación seasegura y
toma fuerzas, podrá realizarse
undeseo de
quepartici¬
pamos.
No debe
juzgarse de la lectura
quedamos
por
el número depdginas.: las 48 dé cada
en¬trega nuestra, equivalen d 144 8.° fran¬
cés, de impresión compacta. Vean,
pues, nuestros suscritores que nomarchamos
conla lentitud que se supone.
Tercera. La
Redacción
de El Eco se ha trasladado á la Calle de lasBeatas, núm. 13,
cuarto tercero.
REORGANIZACION DE LA
ENSEÑANZA
VETE¬RINARIA. (veáse los números51, 3-4 y
40.
(Conclusion.)
Al abordarelexâmen de laúltima parte del Real Decreto qaenos ocupa, nosencoatcamos defrente
conlas cuestionesmasárdiiasy
espinosas:
bastaaho¬rahemostropezadocondeficultadesmasbien
depen¬
dientes denuestro corto
ingenio qué
no ecpojofe
de nuestratarea, aunqueno
deja
de ofrecerlas^ietn-174 Bt
In —
pre muy
serias la
empresade combatir preocupacio¬
neshijas
de la ignorancia
yabusos debidos á la ma¬
la lé. Pero, aparte
de
estosobstáculos inherentes
porpunto
general á la investigación de la verdad, se
nospresentan
hoy otros de
ungénero mas trascen¬
dental.
El asuntode atribuciones, tan
debatido
y mano¬seado ya,nos
inspira,
conefecto, cierto temor y des¬
vioharto
justiflcados
pordesgracia. El
es unmoti-
yo perpeíuo
de cuestiones ardientes,
en queel cho¬
quede intereses opuestos,
bastardos muchos de ellos,
concitaodiostanto masferoces, cuanto son mas
in¬
justosy
subleva
enalgunos espíritus pasiones asaz
innobley bajas.
Literalmente considerada, ofrece la
ley en esta parteun
caràcter de ambigüedad
quese
prestaadmirablemente á interpretaciones absurdas
desu
espíritu
enfavor de las usurpaciones de dere-
chosque
vienen perpetrándose desde la fundación de
la Escuela deMadrid. Porotra parte,para
autorizar
estasusurpacionesse
tiene cuidado de invocar la
san¬ción de la costumbre, como si los abusos hubieran
de sereternos por el
solo hecho de
serantiguos;
ycomosi todo estonofuera bastante odioso, los que tienenunInteresen fomentar la confusionparaeri¬
girseen
árbitros de las querellas; los
queesplotan
lasambiciones injustas, por que
las ambiciones le- ginimas
nopueden
seresplotadas, vienen rcbestido
conundisfraz de
imparcialidad, armados de sofismas
miserables, á concluir dehollar la
verdad, á destru¬
ir hasta lasmassencillasnociones dederecho natn- ral.
Por todas estasrazonesabandonaríamossemejan¬
tes debates, si unaimperiosa
necesidad
no nosorde
FOLLETIN
EPISTOLAS DE UN REDACTOR DE EL
ECO,
A LOS Padres de ¿a Veterinaria.FIAT JOSTITIA ET BOAT COELUM.
Salud,Ínclitosvarones,sábios profesores, incompara blesmaestros,padres de la Patria., de laVeterinaria' quise decir;
solo
que contanto como sehabla de polí¬
ticayde cortesse
le
escapaná
unoá la mejor frases
par lamentaríashastaen las conversaciones familiares. Aquí,sinembargo, la distracciónno
ha sido
tan'descabellada
comotodoeso, porqueal fin nada tendría de parhcular
quellegarán áser
padres de la Patriados patriotras de
los masdecollantes,amigosdo tantosministros, autores de tantasobras, en cuyasportadas
tantps.título?
y tautosetceterasaparecen, conalgunos otros tantosque
omito
porno serdifuso.
Dejando yala digresión,
decía....
puesseñor,perdí el
hilo: y eslástima, porque iba
bueno. Pero
comoha de
ser: dejaré el estilosublime yentraré en
el chnto llano-
que esmuy propio decir cuatro
verdades
comocuatro
puños.Pues han de saber Vds.señores míos, que yo al ■ver¬
me en medio de ciertas tribulaciones y amarguras, hé ECO
IWJJLJWCh,
nara acometerlosdecididamente.Yno esciertamen"
teque pretendamosposeerla suficiencia necesaria
paradarlesunasolución completaysatisfactoria,no;
sabemos bien qnopodemos estraviarnos en ese dé¬
dalo de pareceres, en ese caosde contradicciones.
Pero si nuestro talento es, por desgracia, harto re¬
ducido, tenemos en cambio un buen deseo, ilimi¬
tado yla suficiente
abnegación
para prescindir en todo caso del interés de nuestra personalidad, como loprueba la marcha
de El Eco, y la conduela dosus redactores; y estamos, porlolanto, menos espues- tosqueotrosá mirar las cosás á travesdeun pris¬maengañoso.
Hay, por otra parte, un
principio filosófico, al¬
tamente equitativo que no
perderémos de vista
y quedará
fuerzayrectitud á nuestrorazonamiento,
porquetalesel
privilegio de
lasiicas elevadas:
pre¬ferir siempre el bien general
alparticular, el interés
del mayornúmero
al del
núnero menor,las medidas
ventajssaspara laciencia,
tan,estrechamente ligadas
conlaconveniencia de la Humanidad, á las que pu¬
dieran redundaren
henefieio de
unaclase cualquiera:
hé aquínuestro
lema,
Apoyados
en unpensamiento
tanaugusto,des- preciarémos toda consideración mezquina,
ysatis¬
fechos de la santidad de nuestra misión yde la rec¬
titud de nuestras miras, seguirémos la
linea del de¬
ber, sin
inquietarnos
porla rábia impotente de los
que ven con
despecho
quela Veterineria española
despierta desu
letargo. Y si
apesarde todo,
noso- tros'nosequivocamos;
como nopretendemos dog¬
matizar,si nó
provocarla discusión,la aceptaremos
sea
quien quiera el
que nosla presente, siempre
echado mis cuentas ydicho; para atenuar las peuas na haycomoconfiárselas ápersonasque
seiuteresen
enellas,
y esnecesario á todo trance encontrar uno o muchos-
confidentes. Mis compañeros participarían de todos mis digiislos siselos refiriese;pero esto
seria
unacrueldad.,
quedemasiados tienen
ellos. Entonces
meiluminó la ins-
piracion.deunbuengenio,
yesclamé dándome
unapalmada
enla frente enpremio de tanfeliz
ocurrencia;
á losPa¬
dres de la Veterinaria! á esos debo narrar mis cuitas Ellos quieren mucho á
todos los veterinarios,
y yo soy veterinario; miranconparticular predilección ála redac¬ción de ElEco,ysoy redactor de
El Eco
¿qué mefalta,
pues, paracaptarmesu
interés? Obi
y suinterés vale al¬
go mas queel de
mis
compañeros, que son otrospobres
petatescomo yo,
sin representación social, honores
con¬decoraciones ni cruces, aunque noles falten calvarios y les sobrentítulospuestoquenesaben,que
hacer
con uno quetienen.Nada, nada,
recurramosá los Padres de la Veterinaria
queellos
meconsolarán
conla solicitud pro¬
piadesuspaternalescorazones, con
el
tactoexquisito
yla
delicadeza queda lailustración quo les
adorna:
ylui'go
¿quien sabe? ellos están en
candel
ro ytal
vezpuedau
salvarmeconalguna de aquellais
VIAS DE HECHO..
.•Señorpequé, tened
misericordia de mí
ymis compañe¬
ros! Ahora recuerdo qué cuando el
Boletín hablaba
con laoportunidady donorusade costumbre de las vías de
DB LA TETEBmABIA. 175
que
guarde
unaforma decorosa
yrazonada
:abju-
rarémos nuestrasopiniones, si so nos
prueba
queno sonfundadas, ydeesta manera,
habremos llega¬
do al término de los deseos que nos
animan, al
es¬clarecimiento de la verdad.
«Los actuales albéitares ó albéitares-herrado-
res, dice el articulo 18 del Real decreto de 15 de febrero último, podrán
revalidarse de profesores
de segunda
clase, presentándose
enla
correspon¬diente escuelaá ser examinados delas materias que este
decreto señala
parala espresada
clase,abonando además quinientos reales por el nuevo
título, que no seles
espedirá
hasta la cancelacióndel antiguo. »
Que esta
disposición
perjudica á .losveterina¬
rios de segunda clase anteriores á ella, nohay ne¬
cesidad de demostrarlo, pueslas ventajas
consi¬
guientes á los derechos de que gozan estos
profe¬
sores se verán tanto mas restringidas cuanto ma¬
yor sea el número
de
losque.entrená
lapartici¬
pación. Que daña también á los veterinarios
de
primera claseen susprerogativas, saltaá
losojos;
porqueá nadie se le ocultaráque los albéitaresse elevan en
categoría
y atribuciones al hacer usodéla gracia que se les ha otorgado. Pues bien,.;
tqngase presente queambos efectos de la ley son retroactivos, toda vez que recaensobre
profeso-
: res quesiguiëron
su carrerasin contarcon ellos;añádase á estas la atendible consideración de que ,1a reválidaestra-escolarqueda abierlapor untér- ,
mino indefinido, y Pegará á preverse los males,
¡quepuede originartan anómalo mandato.
Y sin embargo, nosotros aplaudimos el fondo
hecho, nosotrostuvimos laavilantez de mofarnos deelias, áfuer dejóvenes atolondradas. Poroveáse aquíun escar¬
miento casiprovidencial; ahorameacojo yo á esas pre•
ciosas,fecundas, inconmensurables vias, que antes des-, preciaba.
Decidido ya en mis adentros que daria á Yds. una
muestrade mirespetuosa deferencia dirigiéndoles algu¬
nosapuntesque un dia servirán parami via-crucis (seria
una temeridad que yo esperaseunat)io-fiir«/ía); decidido esto, repito, solo faltaba elegir el medio de llevarlo áca- ,
bo; yprincipié á darme de calabazadas yà devanarmelos sesos, hasta que, á fuerzade discurrir yno obstante que jamás ha llegado mi juicio á los rfos dedos aquellos de
marras(el Boletín dará razón), di con un espediente sa¬
tisfactorio. Ellono eracosa de haceruna relación verbaj porquemi presencia hubiera afectado doblementela es-
quisitisíma sensibilidad de Yds. Tampoco podia llenarel objetounamisivaprivada porque enellatenia intención deeslamparelogios queá todotrance quiero hacer pú¬
blicos y queYds.en suescesivamodestiaquerrian á todo
trance tenerocultos. Nohabla, pues, por qué titubear;
yosoy redactor deEl Eco, título el mas recomendable paraYds.despuesdel de veterinario,sea dicho en obse¬
quio déla titulada, honorable, condecorada ycruzadabo nevolenciade YY. y,...al
Eco,
pues,con qllo, dije; yai
Eco fué á parar enefocto.
del artículo en ctiestion , que creemos
destinado
á cooperar
poderosamente à Iq regeneración de la
facultad.
Ningún veterinario que
tmya meditado sobre
el estado actual de la
profesión, desconocerá,
en efecto, que, ladivision de
clasestiene todos los
graves inconvenientesque dejamos
indicados
en otro lugar; y que unafusion prudente
ytanlata
cual sea posible,
ha llegado
yaá
hacerseindispen¬
sable al decoro y prosperidadtan
apetecidos.
Tampoco
debe perderse de vista
que esllegado
el
tiempo
de asegurarel porvenir de los profeso¬
res, de ofrecerles
garantías suficientes
á cambiode sus desvelos,y
de reprimir,
porlo mismo,
conmano fuerte todo
género fle intrusion. Que,
enuna
palabra,
esimpfescindible
lanecesidad de
trazar de una maneradefinitiva los límitesenque ha de girar cada clase, mieutras se consigue re¬
ducirlas á una sola, para
castigar
conenergía à
todo transgresor. Pues,ahora
bien,
preguntare¬mos ¿Seria
justo
niconveniente condenar á los al¬
béitares instruidos y
pundoiioro.sqs á
conservar portoda
suvida
unnombre
queba llegado á ha¬
cerse
indigno de
ellos? ¿No seria estoredueir á
ladesesperación á algunos hombres,dignos
depre-
niio, por su constancia, civismo y amor
al
es¬tudio.?,,
Y, mirando esta cuestiónbajoun punto
de vis¬
ta masfilosófico, la Sociedad se
perjudicaria á sí
mismaobrando así, porque se
privaria de
una parte , lamas importantetalvez , de losservicios
que
pudieran prestarle
estossujetos, imposibili¬
tándoles de.aplicar enbeneficio
general todos
sus—Al grano, al grano, dirá aignno: está Y. divagando
de una, manerahorrible.
—Galasa,calmá, contestaré yo, que no todo hade de¬
cirse así degolpey porrazo, y ámime gustanlas pre¬
cauciones oratorias, aunque no soy amigo de ningún hombre de estado.Pero voyáentrarenmateria.
Según veían Yds.enel núm. 56 de £/£co, yo mar¬
ché de Madrid áfines delpasado Junio, conintención de establecerme en un pueblo de la provinciade Jaén, de
cuyonombre, áimitación de Cervantes, noquiero acor-
rfa·'me;jtemeraria ambiciónque mellevaba á compartircon
mishermanos primogénitos, los albéitares, los rrecursos quepuede proporcionar el ejercicio de la facultad. Pero
no contaha conia huéspeda, yel dia 6 de Agosto entraba deniievoenestacoronada villa curado de mi atrevimien- y convencido dequelajprácticacivilde laeterinariaesuna fruta vedada paralosveterinarios, cosa muy puesta en razón,comoY V.couoceránperrectamente,pues quelos hi-
osSegundonesKOdeben
apropiarse el
patrimonio de los mayorazyjos.Heaquí la historia demis
tentativas de lesa Albeilaria.Elviaje deida nada ofreció dignode contarseyjllegué
sinnovedadenmi importante salud Esas sonrisas no vienen alcaso,señores lectores mios¿han conocido Yds.
algunpadre
científico
paraquien no sea importantes la salud desushijos?—Prosigo.•' 176 BL ECO.
conocimientos, al encerrarlos en una esfera de acción muyreducida.
Pero si la
próroga
en cuestión tiene unobjeto muylaudable, si puède producir, atendidosu es¬píritu
, un bien inmensoá la ciencia yá la
patria;es
preciso
que se lleve á efectobajo
una forma conveniente, que se tengan enciíenta
ciertas res¬tricciones, so pena de esponerse á que se con¬
vierta en un
origen
de males sin cuento.No todoslos albéitares sonacreedores áingre¬
sar entrelos veterinaiños desegunda clase ; dire¬
mos mas, la inmensa
mayoría
de aquellos profe¬sores es indigna de
semejante
honor. Desprovis¬tos en su mayor número de toda instrucción y de
toda nocion de moralidad facultativa, incapaces
de alternar conlos hombres de ciencia, y aferra¬
dos á costumbres que los equiparan con el vulgo ignorante, be
aquí
las consecuencias inevitables que tendriael recibirlos enlanueva clase.•1.° Los veterinarios actúalas tendrían quedisputar
como bastaaqui,
losmedios de subsistencia, sobradoescasosya, con que cuentan, á una masa consi¬
derable de hombres que, á falta de méritopara triunfar, sostendría
perpétuamente
esa concur¬rencia , esaespecie de subasta deserviciostan in¬
moral como desastrosa, quehace tanescasos los partidos hasta medianos. 2.° El descrédito del nombre veterinario seria entonces
infalible,
pues si bien le llevanhoy
algunosque no le mei-ecen por que esto sucede entodas lascarreras, loque ahora es una escepcion, seriaen el caso indicado laregla enera,. 3.'Tan precaria situación moral y materia, continuarla dando los amargos frutosPues coma iba diciendo, llegué al puntodemi futura residencia(asi locíe,., yo), é instaladoen casademis pa¬
dres, quealii viven poracaso, tratéante todo, como es
natural, de esulorar el te.rrenoque pisaba, para no dar
un resbalón; y ¡oh veniaja.s delaprevision!desegurome rompo la ctisuia, si nobebierasidotanprudente.
Antesdeaventurar
ningún pasedecisivo, qnise, pues saberb go qué pie.,ebaif.ba laprofesión en aquelpueblo ydi al efectoelgirocoiivenieiue ami conversación con uno de los bacendadosquélaovisitaron.
—Con que está V. decidido á establecerse aquí? me preguntó, despues delosprimeros cumplimientos.
—Con ese objeto be venido; pero antes necesito sa¬
ber Jos elementos"on quepuedo contar.
Entonces escosaIrxlia; puessiestaes la tierra de promisioupara V! Un pueblo de dos mil vecinos, muy agricultor y en quehay ademásuna multitud de anima¬
osdestinados á ia estraccionyconduccióndeminerales ya veV. que es cuantose puedeapetecer.
—Cm ifecto, iiay mucha riqueza , según he podido observar. Perolas garantías dosubsistencia decorosa que á mi puedu o,,Bc.r.neestepais, están muysingularmen¬
tesubordi .adis al número y calidad de los profesores
queejerzan aqui, yá lascostumbres por ellos estable¬
cidas.
Encuantoá esopierda V. cuidado : bay solamente
que lavemosproducir: malaria laaplicación, es¬
terilizando las mas felices aptitudes, y
retendría
á la Veterinaria española en un estatu quo forzoso.
4." Los albéitares paraquienes laobtención del tí¬
tulo de veterinarios debieraser unpremio mereci¬
do,perderían en vez de ganar , porque,
generali¬
zada lamedida, resultarían infructuosos lossacrifi¬
cios que hubiesen bechoparamejorar de situación.
Todo esto con respecto al mundo veterinario; que si pasamos á considerareste punto con relacióná nuestros conciudadanos, bastará atender ála gran importancia social demuestra ciencia, para medir
la gravedad del mal económico que acarrea todo
lo que concurre
á dificultar
sus progresos.De todas estas consideracionesse desprende la
conclusion
siguiente:
es útil y justo que puedanhacerse veterinarios desegunda clase losalbéita¬
res instruidos y de buena conducta facultativa;
pero
seria perjndicialísiino hacer
esteniiiva estagracia á los
que carecende dichas dotes. Trátase,
pues,
de indagar
porqué
mediospodria obte¬
nerse lo
primero
yevitarse
lo segundo.Planteado así el problema, su solución es es- tremadamente sencilla. Un exámen
riguroso desa¬
tará todas lasdificultades, será la
piedra de
toquedelos merecimientos; solo poreste
medio habrá
seguridadperfecta de
que laignorancia
noobtie¬
ne el premio del
saber.
Pero esteexámen
nolle¬
nará el objeto, sino
á
condición deriguroso
; y únicamente siendopúblico,
es como podrásatisfa
cerá los veterinarios.
La
publicidad
en los actos dereválida seria equitativa indispensable, remnnoradcra.
cuatro herradores(albéitares), muy ignuranlcspor cier¬
to, á quienes desbancarà V., sin duda, en do meses
completamente.
—Creo que esté V. en unerror en esaparte: iin j.ro- fesor desconocidoparaidos no desbanca con ta o-,fa¬
cilidad á losque, porrelaciones de parentesco y amis¬
tady poranalogía de educación y costumbres, c.tá; uni¬
dos con vínculos muyfuertes à laparlemas considera¬
ble de la población.
—Pero si lerepito d V.que son muyicnorr.iUes: hace pocos días ba ocurridoun lance muyestrejtiloso.—Tenia
í). N. una yegua liermosísima preñada de l_;'e tiempo;
un día la eneontrarou indispuesta,tenia, dplo' y como
era nnanimal deprecio, llamároueas gn'''a albéitar.
Este, la estuvoregistrando muydespacio :que tenia
un lobadoeula habréy sela sajóen grande. Pues bien,
al poco raloparió la yegua un mulato muy hermoso,
alcual recibíaá coces, comoes consiguiente, cuando se- acercabaámamar.—Este yotroshechospor el estilo ha¬
rán que recurran á V. desde 'nego las per onas ¡lustra¬
das, quenodejarán de Cóno-" r la,diferenciaqueiiay en¬
treY. y nuestrosherradores. Y ademas de algo le han de servir á V. mis infliieiicias'yla de los otros amigos...
—Oh! no,amigo mío,
nijda
de influencias: mi digni¬dadpersonalyel decoro de" íni 'profesión r hazan,esa manerade hacerclientela: sime èsfablëzco y logro acre-
DE LA TETRINARU. 177
Equitativa,
porque esnecesario buscar
enella
una compensación á las numerosas y
reiteradas pruebas
que, ante suscondiscípulos
y ante unaporción de
personas estrañas,sufren los alumnos
durante los cursos y
á
laconclusion de
cada uno de ellos.Indispensable,
porquelos veterinarios
yla
pa¬tria deben tener una solemne
garantia
: aquellosde la idoneidad de sus nuevoscompañeros ; estos de la aptitud de aquellos á quienes va
à
confiar elcuidado de su
riqueza
pecuaria.Remuneradora, en fin , porque
así
podrán de¬mostrar los
aspirantes
que tienentítulos suficien¬
tes, para alcanzar el objeto desus deseos;y por¬
que deben premiarselos desvelos que sehan im¬
puesto, haciendoque lasmuestras desu saberno
queden oscurecidas entre cuatro paredes,
á
so¬las con el tribunal.
Pero no basta todo esto ; la tendencia de las restricciones qne proponemos no secumpliría,
si
la
próroga
ha de serindefinida : es preciso de to¬do punto fijar un término no muy lai'go, pasado
el cual, ningún albéitar pueda recibirse devete¬
rinario;por que lo contrario seriadar lugar áque
con toda calmase preparasenlos que
jamás
hansentido elestimulo de la aplicacióny á que vinie¬
sen mas pronto ó mas tarde, á conseguir lo que,
segúndejamos indicado , debe ser únicamenteun premioal mérito verdadero, alamor masacendrado por !a ciencia.
Llenadas estascondiciones, rigor en la reváli¬
da, publicidad de sus actos y
término racional á
la
próroga
, lo demás tieneuna importancia muy■kwiffriw·ii·rTi'nrinw m«k
ditarme,yala tendré. Procuraré, sí, hacer respetar las prerogalivasquelas leyesmeconcedeu; pero jamásme serviré delaintriga, espada de dos lilos, indigna tie un veterinario, que hiere al mismo quetraidoramente laes¬
grime.
—Respeto muchotanelevados pensamientos, y senti¬
rlahaber ofendidoá V.con esa indicación que meins¬
piraba el deseo de que se quede aquí.
Sea como quiera, yo creo que así debe V. hacerlo,
enla seguridad de que le ha de ir bien.
—Sino temiera abusar de la amabilidad de V. le ba¬
ria todavia otra pregunta ,1amasimportante quizá....
—Diga V., diga V,: nada tengoque hacery mesirve
deplacer dar à V. cuantasnoticias necesite.
—Puesbien, unavezque contanta bondad sepresta V. àhacerlo, quisiera merecerle que me dijera algo
acercade las retribuaiones de los proíesores.
—Nohe comprendido bien....
—^Veamos, ¿qué ajuste tiene V. conel
albéitar (ó hcr"
rador,comoVV. leliaman) porla asistencia desus
ani¬
males?
—¡Ah!ya séahora de lo que V. desea que le entere.
Enesa parte, nohay costumbres fijasmasque para pagar el herrado: el de las caballerías mayores
—Dejemos el herrado:es lo que menos me importa.
— ¡Como! Me llena V.de admiración? V. sabelo que
secundaria y aun podríamos prescindir de ello.
Asi,aunque es una cosajusta que setratedeigua¬
lar en loposible los gastos de los veterinarios no escolares á los de aquellos que
siguen
la carrera académicamente, nonos opondríamos áque seles rebajasen los derechos de depósito, tanto comoquisieran. Ciertamente que, cuantomas elevados
sean estos derechos, tantomenor será el número de los que aspiren á hacerse veterinarios; pero seria muy
pobre é inconveniente
hacer cuestióndedinero lo que debe ser solo cuestión de dotes personales. Esto prescindiendo de quela perspec¬
tiva delexámen qne proponemos, baria retraer á
muchos mas albéitares queel pago de 520rea¬
les ; estamos bien seguros de ello. ITly mas to¬
davia: semejante rebaja, en vez de dañar, ser¬
viria indirectamente á los intereses de los veteri¬
narios y hé
aquí
como.Suponiendo que
los derechos de reválida
que- daranrediicidos áunacantidadmuymódica,
al al-caneede lafortuna de todos los albéitares, es evi¬
dente que, no
podiendo
pretestarfalla de
recur¬sospecuniarios,
todos los
quedejaran de
presen¬tarselo hariaupor
eludir el
exámeu.Y
puesto que ellos mismos, al procederasi, confesaban
suig¬
noranciaen las materiassobre que habría de ver¬
sar este,
podemos concluir lógicamente
queseri^
hacer un gran
servicio á la industria pecuaria, el
prohibirles el ejercicio ypráctica de las mismas
materias, medida que, comovamos
á
ver,seria
muy útil y nocontraria á la justicia.
Cerrardefinitivamente lapuerta á la intrusion,
concluir de una vez para
siempre
conlas disputaslaPHB—iH—sa—awu-LJUi -
fis 'iqaieseoficio? El i ° quelo practique á fuegose ha¬
rá rico enestepueblo.
—No dudoque serámuylucrativo, y tampoco nega¬
ré que megustarla crearme unafortuna decente; pero si paradionohallara otromedio queel de herrar des¬
de hoy me resigno áser pobre toda mivida.
—Conozco efectivamente qne unhombre acostumbra¬
do á cierto género de existencia, que ha recibidouna educación esmeradaypasado el primer tercio de su vida estudiando, debe encontrar muy duroesode apelar á un trabajocorporal....
—No,no es eseelprincipal motivo de mi repugnan¬
cia. Claroesque se meiiariamuycuestaarribatenerpreci¬
sionde sustituir altrabaje intelectual el msniial, y mas siendo tanfuerte de suyo como el herrado. Pero es por miciencia, poamipobre
veterinaria,
tandesconocida
y despreciada,porla que yo meimpongo el deber de
no herrarjamás. Soydemasiado despreoc«i>ado
para medir Indignidaddelhombre
por sugénero de ocupación;
ysi
la desgraciaquisieraque me
fuera indispensable trabajar
aigixn (lia,no me
crecriarebajado
porello. Pero
ental
casono raepresentariaya ante la sociedad comoveteri¬
nario, seria sílooraouuproletario cualquiera, qnecambia
por panel
sudor de
sufrente. Las ciencias
ylas
profesio¬nes tienentambién sudignidad, quedebeser tanto mas
susceptiblecuanto masla desconoce la generalidad; yel
178 EL ECO
sobre atribuciones, é impedirque prosiganpros¬
tituyendo
la ciencia los que no han llegado si¬quiera á saludarla, esto seria útil, no hay duda;
y creemos supérfluo aducirargumentos para apo¬
yarlo eneste sentido.
Pero, se dirá ; de esa manera se les
despoja¬
rla de derechos
legitimamente
adquiridos, laley ten¬dríaen tal caso
efecto
retroactivo.A estas objeciones, capciosasen el fondo, con¬
testaremosvictoriosamente en nuestro concepto:
1. ® Cuando underecho cualquiera es un ar¬
ma peligrosa y maléfica en poder de uno ó mu¬
chos
individuos,
la Sociedadpuede ydebe enage-nárselo,
porque el bien del mayor númoro es antes que el delnúmeromenor.2. ° Decis que esos derechos son
legitiipps?
Falso ; porque laley los otorgaà
título
de mere¬cidos y falta esta condición sinequa non.
3.® Que la ley tiene efecto retroactivo
(1)?
(Ij Seharepetidoesto tanto, que calisayahastio oír¬
lo, en ciertas hocas sobre todo;yentretanto, nadie ha tenidounapalabra deprotestaenfavor de los antiguos veterinarios, quehabían segu'do una carrera de cinco años, qne habían sufrido una multitud de tentativas
enlasconferencias, quehablan pasado porcinco exá¬
menesde prueba de curso yporunode reválida: yque.
sin embargosevierondefraudadosen susfacultadespor elarreglo del 47, jPadres de la Yeterinara! Vosotros quetantas vecesycon tanto calor habéis defendido la
causadélos albéitares, ¿cómo habéis podido mirar con
serenidad, con indiferenciaelinicuodespojo dequefue¬
ronvictimas vuestros
primitivos discipulqs, aquellos á quienes primero disteisel hombre dehijos'! ¡;¡Oh miste-
teriosdel corazón humanoIII
vulgo,fjue miraen elbanco delherradorunoJe los'ins- trumentosmasindispensablesdela veterinaria,que basta
creeaccesorio todo lo demás, conlinnará en esaidea en tanto quelos profesoresnose decidan á concluir con
orden decosas tan perjudicial. Y como quiera que res¬
pecto deunaciencia, el vulgoestáconstituido,ademásde los liombres ignorantes, portodoslosestraños áella, si¬
quiera cultivenotras, sigúeseque nosvonaos condenados áuna especio de ostracismo enlasociedad culta.... No!
eslodebe concluiralgun dia
—Dispense V. queleinterrumpa; Pero creo que ba interpretado malmispalabras. Yonopretendo queV. se pongaaberrar; nosolo porquelo creerla indigno de su educaciónyantecedentes,sinóporquetambiénseme al¬
canzaalgo'deesossantosrespetos (que sanios puedenlla¬
marse)queinspira la ciecia, aunque yo .sea enioramenle projanoáella. Loqueyosi creo es que, poniendo V un establecimientoconlos mancebos ú oficiales
necesaaios^
quedadaconciliadotodo.
—¿Y seriaporesomenosciertoque la base demi po¬
sición consistiaensi trabajo mecánico?Anoserqne, te¬
niendoaseguradami subsistenciaen el ejercicio de mi
verdadera profesión, que me ba costado tantos sa¬
crificios ypenalidades, áno serquepudiera mirar como absolutamenteaccesorioelherrado,á cuya práctica he consagradobienpocashoras,ánoserasí yoincurridaen
Justo; porque se la ba engañado,porque
ha ha¬
bido uncontrato en que una de laspartes
carecía
de los requisitosnecesarios,y ella viene
á anular¬
lo, enuso de su poder supremo.
Esto eslo que ordena el derecho natural, es¬
to es lo que dicta el buen sentido ; y esto que nosotros queremos quela ley
haga terminante-
meute, para evitar losefujios y las
inlerpretaeio-
nes, la ley lo ha hecho ya, si bien
de
una manera:tácita.
Autorizará los albéitares para que
puedan ha¬
cerse veterinarios de segunda clase, pero
impo¬
niéndoles un -exámen y elpagode 500
réales
¿no es,efectivamente,
declararque no poseen losderechos
que han de adquirir mediante estos
sacrificios? Si
laintencióndellegislador ha sido otra ¿por
qué
no loespresóasi
?¿Por
qué, despuesde consignarque las únicasclases legales para lo sucesivoserán los
veterinarios:de primeray segundaclase, por que, decimos, no .señala derecho alguno á los
albéita¬
res como medida transitoria ?• Y
aquí harémos
no¬tar queesta omisióntan significativa, coincide con losdebatesmas acalorados acercade las facultades dq los profesores sobre quienes recae; que viene
despues
dehaber
accedidoalgunos gobernadoresde
provincias á las reclamaciones y exigencias de celo¬sos
subdelegados;
y que, enfin ; aparece acompa–ada de la
derogación
de indaslasreales ordenanzas, órdenesydemásdisposiciones
queseopongand los
aV*.-ticulos delpresentedecreto, entre las cualesno
queda¬
rán seguramente escluidas las que serefieran á los derechos de los albéitares.
Presentimos el clamoreo que nuestras
palabras
una iáconsecuencia,sancionariala opinion vulgar: y hé aquíporqué lo que meinteresaconoeer escomo se re¬
tribuye laasistenciaAe los animales eiilermos.
—Confieso, amigo mió, que me voydesanimando. Veo ahora queserá difícilquiera V. permanecer aquí Yo soy
unode los quepaganmajoral herrador porla asistencia
ysin embargono le doymas queuua arroba de aceileal
año porla de tresparesde muías, unode bueyesy una jaca.Pormiparte mesometerla gustosoá las condicio¬
nesqueV. me impusieja y lo mismo harían alguuos
otrospropietariosdélos principales; pero la generalidad de lapoblación dudomuchoque sebaile dispuesta á va¬
riar decostumbres enmateria deintereses,porventajoso queles fuera hacerlo.
—Puesyo nodudo ya: antes estoy jiersuadido de que pasaréentreYds. muy pocosdías.
Tales¡ohpadresde veterinaria! el cuadro de admirable prosperidady
esplendor
quela muy amada hijade Yds.
ofreció á misojos...,. Ya sevé eualgo había decopocerse labenéfica inlluenciade los, hábitos albeilcriles. Ahora comprendo
perfectamente
loquequería
decirel Boletín-
citoconaquello de clase numerosa {innumerable diría yo)vRESPETABLE ¿Pucsuoloha dp