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(1)

AÑO I. SABADO 16 DE JÜLIO DE 1855. NUM. 15.

EL ECO

DE

li VITBRINABU.

periuilieo de intereses marales y materiales.

REDACTADO POR

D.

Miguel Tainas

y

Marti, profesor veterinario de primera clase, residente

en

Barcelona,

y D. Juan Tellez Vicen y

D. Leoncio F. Gallego, alumnos de la Escuela Superior

de Veterinaria.

Sepublicacadaqidnce días.

Ed Madrid 3 rs.al me.s; en provinrias 42 rs.por tri-

nacstre,rcmitienilo elimporteeon carta franca enlibian¬

tassobre correosá laorden del Administrador.=Lasen¬

tregassueltas delas obras quesepublicao, á medioreal cadauna paralosnuevossuscritores.

Los señores

suscritores,

cuyo

abono ter¬

minó en

el,

mes de

junio,

se

servirán

reno¬

varle d la mayor

brevedad, si

no

quieren

es-

perimentar

retraso,en el envio del

periódico.

0 0^

¿QUE NECESITA LA VETERINARIA?

Proposiciones

sobrereforma de ios estudios vete¬

rinarios.

[Continuación.)

La enseñanza quepodemos llamarverdaderamen¬

te veterinaria seresiente de muchos males, que si bien algunosde ellospueden corregirse, comocree¬

mosque se corregirán, otros hay cuyo correctivo será muycostoso, pero que sin

embargo

es asequi¬

ble. La falta de buenas obras de testo arregladas á las ideas modernas yá las teorías reinantes, la ca- TCDcia derecursos con que faeilitarselosmedios de esperimentacion, los únicos que

imprimen

en el hombre ¡deas imperecederasde los objetos queen

soestudio alcanza, yla diflcultad de una aplicación

esí-tosa de los

principios teóricos

á los casos prác¬

ticos, que constantementese nos presentan, tales

son los males que

hoy dia

pesan sobre la Yeteri- toaria.

Actualmente se

obliga

á los alumnos á tomar, pa¬

nqué les sirvan de testo, lasúnicasobras quecasi

podemos

decir tenemos, siendoasi que, muchasde ellas, nada dicen al alumno parala cátedra, ni para elexámen. Verdad es que á nadiese le puedeexigir

masque aquelloquehumanamente quiera dar; pe¬

rocnando setrata de engrandecerunaciencia enla quetodosestamos

interesados,

parece ya muy pro¬

se suscribeenMadrid en casa delAdministrador don .luán Tellez Vice», calle delDesengaño, núin 48, cuar¬

to tere ro; en las librerías de Builly-Bailliere, calle del Principe, y

"de

Cuesta, calleMayor; y enla litograSa de GarcíayMejí.i, calle de Atocha, niim. 66.=En provinciac

encasade los corresponsales.

pió elque cada uno en razón desus fuerzas y de la

altura á que se encuentre, tomesu parte mas óme¬

nosactiva.—Demasiadoconocemos la causa de este

entorpecimiento; ysi bien lacreemos muyjus'aba-, jo unconcepto, no por eso deja de tener su parte reprensible si se la considera

bajo

otro.

En las Escuelas está yareconocida la necesidadde

nuevas obras de testo quereemplacen á las edicio¬

nesdel añode 1834;porque los adelantoshechosem

diez y nueve

años,

rechazan casi por completo las doctrinas entoncesreinantes: así es quehasta sus mismosautoreslas condenan en las cátedras, y las reprueban cuando las ven asomará loslabios desus

discípulos;

sin que eso sea un obstáculo á la

obliga¬

ción, que estos tienen, de presentarlos librosde testo,

siempre

que se les

pidan. Muyen

su punto está el que así sea; pero ya queá pesar de estas obras, tienen los alumnos necesidad de otros varios libros enque consultar acerca de las esplicaciones

de su maestro, ¿por quéno ha de formar e.«tecon ellas un cuerpo de doctrina, en que las enlacey coordine todas?—Yasabemosque en las cátedrasno se aprende masqueáestudiar; pero ya que a.sísea,

hágase al menosde manera que puedan obtenerse buenos

métodos,

buenas sendas que nos

dirijan

ála ciencia. Rien comprendemosquelos desvelos deun

hombre,

al formar un

trabajo

científico completo,

son grandes, y que toda recompen es para él po¬

ca; pero ya queconstituidoensociedad,está intere¬

sadoen servir á la

república

con el

trabajo

moral 6 material; ya que las leyesprotegen la aplicacióny

el talento, galardonandoel mérito;no debemos ser tan exigentes para con nosotrosmismos, no debe¬

mosesplotar tanto elfilonque

lleguemos

áagotarle,

ni tampoco debemos enmohecemos tanto: antesal

(2)

EL ECO

contrario, debemos poner en

juego todos los

resor¬

tes denuestroentendimiento, parasacará

la ciencia

del bochornoso estado enque se encuentra.

¿Sedirá acaso quetomemosnosotros

la iniciati-

Ta?... Bien se dejaconocer queno eseste

el punto

de donde lian de

partir

las

luminosas ideas,

quemas tarde consignarán un nuevo

nombre

en

los anales

de la facultad. No es este,

repetimos, el

punto

de

partida; no

está aquí

tannioco

abierto el

gran

libro,

ni el tiempo deja

espacios

para

llenarlos

con

tan

su¬

blime objeto: otro esel terreno, y otros son

tam¬

bién los hombres. La

práctica civil solo proporcio¬

na sinsabores, la militar amarguras sin cuento; y ciertamente que estas

revelaciones

son mas

buenas

para

devoradas

en

el fondo del

corazón, que para

publicadas. A los catedráticos, á

esos

hombres

en¬

canecidos ya

bajo

el peso

de la enseñanza, á

esos hombres cuyasobservaciones

científicas recogidas

en un dilatado período de su

vida

sontan

intere¬

santes ytan

dignas de consideración, á

esos

hom-

buesá quienes-debemos la

vida intelectual, á

esos gefes de la

ciencia corresponde misión

tan

noble

y

tan sublime.

Convencidos como están de una necesidad tan

apremiante

como

trascendental,

no nos

harán

espe¬

rarén baldeun bien tan deseado. Sinuestravozpu- diétáser oida, si algun eco produjera en su

ánimo^

lespediríamos cuanto

de ellos necesitamos

;

les di¬

ríamos: te idiid la vista al gran grupo

de

seres

ani¬

mados que, en su

estudio, la Veterinaria abraca;

delicribidnosen tratadosgenerales cada una

de las

partes de

la ciencia

; y

luego

eu otras

especiales

ca- dá^'uno de losgéneros ó

de las especies del

grupo:

presentadnos

su

anatomía

:

manifestadnos

su

fisiolo- glà;

dadnos

á

conocer su

patologia; pintadnos

su

c¡-

rujia;y

finalmente enumeradnos los infinitos medios

curativos

propios á las dolencias de cada

uno :

dad¬

nosá conocer por

último,

con

buenos principios, la

ïoonomologíay la

agricultura.

He

aquí el

cuadroen

bosquejo:-añadidle la higiene, la moral, las epizoo¬

tias, la

jurisprudencia,

la

veterinaria legal

y

el

es- teriorde los animalesdomésticosy

le teneis

ya com¬

pleto.

Ahora bien: llenadoestevacío, ¿laVeterinaria na¬

da necesita? Hé

aquí

la segunda

cuestión.—Nádie

ignora que

si

se

pretendiese inculcar á los discípu¬

los la idea de lo que sea un cuerpo

animado, consi¬

derando ya el conjunto

de

sus partes, ya

cada

una detestas enparticular, por

solo

una

descripción teó¬

rica, seria muy poco , y

quizás nada, lo

que se

consiguiese; mientras

que

la simple esposicion de

Ios-aparatosy

órg

inos

disecados conveniéntemente,

espor sí sola casi

bastante

para

formarse de ellos

unai lea, que, impresa

fuertemente

en

nuestra ima¬

ginación, nosrecuerda siempre loque

vimos,

y que aplicándolo luego á los seres vivientes,

hace

que

veamos, aun á través de las envolturas

esteriores,

el

objeto

talcomoexiste en sucorrespondiente

sitio.

Reconocida lasumaimportancia de loque

acabamos

de esponer, se ha procurado no

olvidarlo

; y en su consecuencia, sehace prácticamente el

estudio de la

anatomíadescriptiva. ¿Pero es

suficiente

en

la forma

que ennuestrosdias se

efectúa?—De ninguna

mane¬

ra.La esposicionque en

las cátedras

se

hace de los

aparatos orgánicos

disecados de

antemano, es ya bastante para infundir ideas exactas

é indebles de

ellos enla mente de los alumnos, que, ensu mayor número, ni siquiera han penetrado en

los anfitea¬

tros,por razones quetodos

sabemos?—No,

y

mil

ve¬

cesno :pues enestecaso

¿qué medios deben emplear¬

se?—Establecer unacátedra de disección, en don¬

desehiciesen estasá la vista de todosypor

todos

losalumnos, mayormente

si

se

considera,

que para la enseñanzade laanatomía actualmente en

la Es¬

cuela Superior, sobra

todos los años bastante tiem¬

po quese

dedica á

repasos

orales, cuando mejor se¬

ríadedicarlo á estudios y repasos

prácticos.

Ya hemos dicho que la

carencia de

recursos se opone en

las circunstancias presentes â tan intere¬

sante objeto; pero ya que

este mal

no se

corrija

completamente,

puede sin embargo intentarse una paliación,

que

casi llegaría á confundirse con la'cu-

racionradical. ¿Quése

hace

en

las facultades da-

medicina y

cirujía,

en

donde las leyes divinas

y

bu.,

manas se oponen

al sacrificio de los

seres

objetos

desu estudio? ¿por

qué

no

podemos nosotros hacer

otro tanto? ¿por

qué

en vez

de llevar á los diferentes

muladaresi, situados en

las afneras de esta capital,

loscadáveres de animales muertosenella, no se

han

deconducirá laEscuela de Veterinaria, donde,

ade¬

masdelestudio anatómicoy

fisiológico, podría.bar

cersesobre ellosun exámen

patológico de

gran

inte¬

rés para

la ciencia

y

los

que

á ella

consagramos

nuestrosestudios?—Es bienseguro queparaesto

ni

faltaharía quese

mandase

por

el Gobierno, ni

que

poreste se

tomárau medidas enérgicas, pues cree¬

mos firmemente, que

bastaría

tan

solo abrir las

puertas

de los anfiteatros,

para

ver agolparse á las

puertas

de la escuela los traperos encargados de este

ramo, surtiendo los

primeros de cuadros vivos de

anatomía y

patología,

quetanta

falta hacen á

nues¬

tra facultad, para

seguir

en

la vía del

progreso

tra¬

zada porel

siglo XIX.

Si estosucedeconeiestudio de laanatomía ¿qué di:

remosdel de lafisiología,

de

esa

materia

que mas que

ninguna necesita de comprobantes,

para

la mul¬

titud de descabelladas

hipótesis

, que

de

vez eti cuando aparecen en

la

escena

de la ciencia? Si se

hicieranlasviviseccionesconvenientes; si los

esperi-

nientosenque

tal ó cuál hipótesis

se

Çunda,

se

repi¬

tiesen ¿serian tanta;

las preocupaciones, tal la

con¬

fusion qu,enos

envuelve al

querer

espücar los me¬

canismos de lavilla? Nuestra

imaginación

nos

lleva

siempreen pos

de lo sobrenatural, y no tardamos

muchoenhallar y en

dejarnos seducir

por una

teo¬

ría

ingeniosa;

y¿por

qué?—Porque

en vez

de con-

(3)

DK ïiA VETERINARIA.

tentarnoscon seguirpasoá pasoel sendero de una í^servacioniverdadera yexacta, nos colocamosen alas denuestrainspiración,tendiendo el vuelopor la

region

de la fantasía. Pero sise hiciera lo que aca- ftamosde indicar,esbienseguro queentoncesgira- riamostan solo en la esfera de lo palpabley evi¬

dente.

El estudio de los desórdenes orgánicosy vitales,

el estudio de las enfermedades, en una palabra, de

lapatalugia, debehacerse y sehace teórica y prác¬

ticamente,y sinotiene toda la amplitud que es de desear, nies el gobierno, ni tampoco la Escuela quiense oponeá olio. Otra es la causa. El decreto de 1847 previene queasíse baga; mas si los hospi¬

tales no tienen el número de enfermos que es de desear, para la enseñanza clínica, á nada conduci¬

rían nuevasdisposiciones con el fin de enmendarla.

Pero sí, un medio queda: tenerunaclínica militar de los cuerposde caballería queestéiiideguarnición.

Estaidea,quefelizmente se ocurriera alpor tantos títulosdistinguido profesor D. Ramon LlorenteLá¬

zaro,noha tenido basta ahora acogida por motivos

talvezprevistos por el mismoen su discurso inau¬

gural leido en

1

de octubre de 1848 en la Escuela

Superior,

al

decir-

«En todas épocas y circunstan¬

cias ha dehaber en Madridunaguarnición numero¬

sa decaballería; nada mas fácil que la

reunion

en esteedificio de los caballos enfermos de todos los cuerposbajo las reglasycondiciones quefácilmente

sefijarían, si convencidosde lautilidad de este pen¬

samiento procuraran de buena fesurealización.»

Estas palabras, pocasá la verdad, dicen iñás"

qúe

chanto

podríamos

nosotrosmanifestar; motivo asaz suficiente paraqueandemos

vacilantes

en

la emisión

•denuestro pensamiento en ma^ria de suyo

quizás

barto delicada; pero empeñados como estamos en bacer evidentes las necesidades déla ciencia, que contan entera profesamos, nopodemosevadirnos añadirunos toques á la

proposición

que tenemos ya

sentada.—Si

el

profesor

encargado

de los hospi¬

tales de la escuela tuvieraderecho para escogeren los cuartelesde cáballería los animales enfermosque juzgare

del

caso, para que,

trasladados á dichos hos¬

pitales, aumentaran

considerablemente el

numero deplazas de

ios mismos,

y

haciéndose

que

el

gasto que el

Gobierno tiene

conestos

animales enfermos

enlos cuarteles, lotuviera enla escuela ¿nopodrían dé este modo subsanarse los inconvenientes que ofrece unaclínicaescasa ylasmas veces desprovista áeÍnteres?

¿Quién

puede

dudar

de lasventajas que

semejante .reforma acarrearla? ¿ni quién desconoce

ja

uiferencia

que

existe

entre un padecimiento des-

■Cïltò íún Cóiitawayór precisión en los libros y el

vivo cuadro de él presentado¿por

el enfermo?..

La

enfermedad que, bien caracterizada, observa el fa¬

cultativo, es una espresion, una

iraágen

que ve ante si enteramente aislada de todas lasdemás, por muy parecidas que sean.

Si al salir de la escuela, pudiera llevarseun catá¬

logo algo crecido de afecciones estudiadas de ese

modo, no habria losgrandes obstáculos que luego

enla práctica embarazany coníunden larazónmu¬

chasveces aundeljuicio mas claro. No siendo

asi,

sepresentan enmil ocasiones padecimientos, cuyo diagnóstico es tan difícil á causa de lacomplicidad de lossíntomas, quesolo (yno siempre

sucede asi)

por medio de lanecroscopia, venimos en su cono¬

cimiento. Pero esyatarde. Sepresenta nuevamente el mismo modo de padecer, y aconteceque

cuando

llegamos á cerciorarnos de cual sea, es cuandono tiene remedio, escuando lamuerteva tomando y*

posesión del cuerpoenfermo. No nos

cabe

duda

al¬

guna deque si la

clínica

fuese tan concurrida cual

convieneá esta clase de estudio, se notarían gran¬

des ventajas.

{Se concluirá.)

RGUIITIDOS.

Sres.Redactores de ElEco de la Veterinaria.

Viildemoro delRoy yjunio 28 do 1853.

Muysofiorosmios: tengan

Vds. la bondad do dar cabida

ensuapreciableperiódico, si lo croenoportuno,

á las si¬

guientes líneas, à In quo

les quedará

sumamente

agrada-

cido S. S. S. Q. B. S. M.

CablosRodrigdez Pozo.

Memuevoátomarlapluma el haber visto en el núme¬

ro11 de El Ecoun comunicado de mi apreciable amigoy compañeroD. Gabriel SerranoSantos sobre

el arreglo de

laVeterinaria, y el considerarque nada soba hechoto¬

davía en favor de la ciencia ni de losmuchosjóvenesqeie hangastadosuscortos

capitales

para

seguir

su

estudio, i

pesardeque enotro tiemponn n

iuistro de S. M. llevó i

caboalgunas mejoras,

tomando

en

consideración

unapor¬

ción de datos que no podían

desatenderse.

bosque cultivan la

ciencia veteiinaria, los profesoreo

quela ejercen ninguna

preferencia obtienen sobre los

quo han estadopracticandotresócuatro

años

con un

albéitar

ysufridoun exámen muy

ligero,

que

nada prueba de

sm

aptitud enel arte

de

curar.

Encomprobación de lo queacabo

de

esponer, no

puedo

menos,Sres.Redactores, de llamar la

atención deVds.,pn

blicando un casoocurrido conmigomismo, que nodeja

do

serhartotriste.

Escudadoconmi título de Veterinario de l' elast, iba yoá establecermeen

el pueblo de Villalba tb l Rey,

provincia de

Cuenca, partido judicial de Huete,

en

com»

pañia demi señor

padre,

que

lleva 40 años en el ejercicio

de la profesión; y

aconieció

que,

ptír las muchas malda¬

des que sucedeny noquerer

convénir mi familia con ri-

gunosmayores

contribuyentes

en

ciertos asuntos del pue¬

blo, determinaronllamar

á

un

albéitar,

que

fuese vecino

porvecino

obligándoles á

que so

asistieran con él. Mas, á

pesar de estas

bajezas

y

de las

amenaz.is

que les echaba

conlaautoridail, lamayorpartesenegaren

á

su

asisten¬

cia.Viéndose entonces que poreslo

medio nada pudo

con¬

seguirse,cerraron

el partido, otorgándole escritura por

seis añosyobligando á

los

quecon

nosotros

se

asistieran.

(4)

EL EGO

pormedio delalcalde, áquele (lagasen.

No

contento,

sin

embargo, elseOorAlbditarcon esias

arbitrariedades,

so dirigió á micasaá

cobrar

mis

caballerias;

pero nosotros

•oto continuoy sin perder tiemjiO lo ¡lusimps en

conoci

mientode lasautoridades deprovinciareiteradasveces,y esteesel diaen quenada hanresuelto.

Suplico, pues, muyencareciilamenteque,

si el Colegio

deVeterinaria ba deteneralgun prestigioyelevarse á la

alturaquedeseamos, chamemos

todos

porque se

destierren

estosabusos y sedal méritoyal saber lo que corres¬

ponde; evitando deeste

modo el

que scau

prefer dos á

los que gastan su juventud y su

caudal

en

el Colegio,

mmples albéitaresque, como dice muy

bien mi amigo

y tomprofesor el Sr. Serrauo, solo debieranestar

autoriza¬

dos parala curaciónde las

enfermedades

esternas y para

•1 herrado.

Remitimosel contenido del comunicado que an¬

tecede álosjuadres de lacienciapara que se

deleiten

antela

perspectiva del bienestar

que sus

hijos dis¬

frutan, y esperamos con

impaciente curiosidad

que

elSemineutral

(1)

ni's

manifieste categóricamente

cuáles suopinionen este género

de

sucesos, yaque nada dijo acerca del que en

el núm. 11 del El Eco

nosfuédenunciadopor el profesor

D. Gabriel Ser-

'rano Santos.

Anosotros solo nos es dado protestar con

todas

nuestras fuerzas contra los atentados de que con tantafrecuencia están siendo víctimas los intereses moralesy

materiales de los profesores veterinarios.

PROFECI.\ CUMPLIDA.

Yameparece veros, carísimos ó

baratísimos lectores

mios, con unacuarta de bocaabierta dispuestos á escu- eharme al leer el epígrafe deeste artículo; y sin

duda

ereereis que voy áhablaros de

la venida del Antecristo ó

deljuicio linal. Puesnoseñores, noes eso; porque estas profecías son

fútiles bagatelas al lado de la

que

acaba de

cumplirse.—Abí es nada de loque se

trata!

De una pre¬

dicciónhechaen eneroy cumplidaenjunio (2): peroqué

de estraúi) tiene elque asi sea, enunos tiempos en que los vaporeslo llevan todo á remolque.—.Seme figuraque

•stais frunciendo las cejas yponiendo unceño algo feo,

viéndome andarpor lasramasdivagando; pero tened un poco de calma, que, como

dice

un

escritor de mucha chis¬

pa, aunque nomuyeleganle (y

perdonad

queos

traiga

esto pasageá colación),

á

cadapuerco

le llegará

su

San Mar¬

tin.—Allá vaeso.

No creo que se os hayan

olvidado, lectores

mios, aquellas lindas frases del viejoBoletín de

Veterinaria,

que en10 deenerodee>te añoprofiriera; perodado que así sea, notengo inconvenienteenrepetirlas, y máxime cuando deseo relevaros del trabajo de ribuscar en vues¬

tros archivos ó envuestros arcones(queambos son si¬

tiosen que los veterinarios solemosguardar ese antiguo periódico) el número en queaquellas vienen estampadas,

pues hartoconozcolosmuchos afanes vuestros. Ya gra-

(1) El Boletínde Veterinaria.

(2) En el mismoaño degracia ó de desgracia, en que vivimos.

cias al famoso proyectode arreglo presentado por nues¬

trosinsignes jefes, saldremosmuyprontodeeseprecario

etado, para pasaráotro mastristeydeplorable:pero¿qué

vale todoestoen comparación de lo que Jesucristosufrió

pornosotros?—Ungranode anís, unafriolera. Resignaos,

pues, á sufrir el golpe que os amaga, sinquedeis unla¬

mento ni un suspiro, parque ¡ay devosotros si talhicié- reis!....—¿Os reís? dccis que esto es

imposible

en

los

tiempos cultos quealcanzamos? quéen unaépoca

de

tan¬

tailustraciónno puedeverseunretroceso tan

absurdo?....

Tened paciencia los impacientes(como

dice

un

neófito

veterinario), queallá lo vcredes.

Echemos ya digresiones áunlado y volvamos átomar

lahebra. Pues señor, comodecíamos, y sino lo dccia lo digo ahora: aElBotetin,

semineutral

en

las contiendas de

El IleoyEl Aibeitar, comopadre (1)enla palestra,es¬

tenderá el acial parael que se desmande

(2).»—¿No

os acordáis de habervisto estas úotras pa'abras parecidas

enel Boletín deVeterinaria!pues ¿quéme diréis de la

manifestación de actualidad (3) inserta en la página 271

del número233 delmismop.riddico?—¿Noos parece ver alastutoviejotendiendo lazanca yalargando sus mano¬

plas, paraponer á quien leconviene el

acial ? ¿Y ereereis

también queincomodadoconlosrtdadores

de El Albei-

tar, quiere conél romperles elincensario con quele za¬

humaná cado paso? ó que, no queriendo ya masjabón,

lesintima, acialenmano, quele bagan labarbaá toda pri¬

sa? Puesosengañáis óyomeengaño; porque se mefigu¬

raverle venir disparado bácia mi con una cara de cuares¬

ma que

aterroriza.—Vade

retro! fvgitepartesadversoel guárdese alláen buen hora ese mueble mi señor padras¬

tro el Boletín , paraotras carnes menosfinasydelicadas

aún que suspalabras, puesnosotrosbien nos pasamossin él, y es muy probableque lo mismopodamos decir en adelante; porqueasícomola vejezva encaminandoal Bo¬

letín á laedadinfantil, nuestrajuventudnos conducirá, á

lio(luilaibi, ála edad madura,.época enquelos juiciosé ideasvan tomando mayorfirmezay robustez.

Ahora bien, Sr. D. N. C., dígame V. clarito ysinré¬

deos: ¡la advertenciaque sedáenel mimcro233 delBoíe-

tin, metoca algo ?pero, qué digo I Si talvezno me ha¬

brá V. conocidotodavía!....Soy el Curioso.. ..siseñor..

el mismo Curiosoencarne y hueso. Y ahoraque ya nos conocemos, hablando francamente ¿no esverdad quesolo

se dirigea los redactores de El AIbeitar? porqao está claro, han ido á derribar elinespugnablevetoque V.que¬

ría poner á sus artículos del 5o/c/m.(i) : ysino ¿cómo

eraposible que, hablando delo que hemos escritoen El Eco, dijera V. que espusiéramos el objetoy los motivos

quele impelieron á redactarlos, cuando el citarla opinion

dey. no fué mas queporunachanzonetaquequisegas¬

tar con el señorCubells? Estedecia prodigios deV.,yyo por no-sermenosy enfin, por poner en buen lugar la fa¬

ma que tanmerecida ti:ne,le referí las estupendas cosas que parecen haberle disgustadotanto, y, vea V., nofué

mas que una broma inocente, un petardoquequisedar

alseñorCnbells.

(1) Vean \ds. ei picarillo

del

Boletín coquiteandu áU

vez con la AlbeiteriaylaVeterinaria: Si querriacasarso

conlasdos á la vez?—Yasedirá.

(2) Y aquítenemosyala profecía.

(31 ¿No

US parece como

á mí el cumplimiento de ella?

(4) Por quénoles pu.>;o V. el «iVoít metangere» quo le hubieranrespetadomas!

(5)

DE LA VETERINARIA.

Vea V. ja, seílorredactor delBoletín, puesya estiem¬

podeque V. lo vea, como enestecaso nohemos hecho

mas quedisecar (1) algunos artículos deV.sinotrainten¬

ción que la de presentar al señor Cubells este dilema:

«V. escribecomo sabe ó sabecomo escribe:» si lo prime¬

ro, cuente V. connuestra indulgente venia; si lo segun¬

do, espreciso queaprenda V. antes árazonar,porquelo dicho porU. K. C. en apoyo de susproposiciones, como enapoyode lasnuestras,no tienevaloralgunoenla cues¬

tión que tratamos, donde solo debencampearrazonessó¬

lidas y profundas convicciones.»—¿ No lehubiera V., se¬

ñor C., dicho en mi lugary aun en el suyomismootro

tanto?Pues vea V. comosiendo asímarchamos acordes.

¿No es verdadque V. tampococree queal citarsu au¬

toridaden mi artículo fuese, como parece desprenderse

del suelto queviene suscrito por V. en el Boletín del 20 dejunio, conotroobjeto queel yadicho, y no con el de

corroborar miopinion? ¿nu esverdadtaiubien que no es á mi áquien sedirige aquello de«que indiquenymani¬

fiesten claray terminantemente elobjeto conque se es¬

cribieron los arliculos á que se refieren y motivos que hubo para redactarlos?o Ya decia yo! porque si bus¬

camos el objeto delos artículos á quese refieren mispri¬

meras citas enla contestación al sei'iorCubells, seque figurando estas en una oración inaugural, en donde se acostumbratrazarla historiade lacienciaó cienciascuyos estudios seinauguran, con ainda mais algun croquis do

reformaen estos (porque esbien sabido quehastaahora las ciencias, si bienhan hecho grandes progresos, están

aunmuylejos de laperfección);nohay paraqué nombrar elobjeto, una vez quele vemostan patente. Encuanto al de la cuarta, debemos decir enobsequio de la exactitud, que se ventilóá .<u tiempo, perofué en15 do febrero de 1846,y como desdeentonces acáse hapresentado denue¬

voalpalenquey con mas furor la mi-ma cuestión; deaquí el que no huyamos hechocaso dela satisfacción que so¬

breella y otras sedióal ventilarlas. Respectoá l·is moti¬

vos quehubopararedactor los artículos á que se refiere

nuestracita quintay todas las dimás, ya debesuponerel

señor G. que nos sonmuy conocidosyquepodríamospu¬

blicarlostanbiencomo élmismo; perosupuestoquetiene empeño en quesemanifiesten, nadiemejor queélcon su bien cortadapluma podrá hacerlo, porque siyolo tomara pormicuenta, podríacreerse que lohacia con ánimo de rebajarsus grandes dotes literarias, y ciertamenteque no

meinspira estasideas el alteconcepto que memereceelse¬

ñor G. y el aprecio enquele tiene estesu comprofesor Q. B S. .B.—El Curioso.

MANIFESTACION.

Mil veces señoresReiactoresde elEco de la Veteri¬

naria me propuse contestar á las reíl- xiouesque Yds. se

dignaron hacermeenel niimer£L9_j^otras tant.is tuvode abandonar mi propósito por dos muy poderosasrazones:

I.", porquesentiadistraer á Vds. desúsútilesy estimables tareas, y2." porque acatándolescomo maestros como realmenteveneropor susnobles osfirerzosen dilundir las luces de laciencia Veterinariapodia inadvertidamentedes¬

lizarsemiplumay herir su susceptibilidadydelicadeza:

decidimoempero alobservarqueeu ellasse me hacian al¬

gunas preguntas y estomepareciótantocomo exigir una respuesta.

Principian Vds. protestando

imparcialidad,y

álaspocas líneas adviertono seestrafian queél subdelegado de Pal¬

madoMallorcahaya vertidoespresiones injuriosas, y es-

(I) Yasesupone que conguantes impermeables.

toporhechosquehabrá presenciado enalgunos albéita-

reshechosde nulidad científica, y de carencia de moralidad y

m'jor saben Vds.que enla argumentaciónde particulará universal nóvale laconsecuencia: mas sin

embargo convendrétambién en que todos los albéitares

merezcamos losepítetosconquedichoseñornosregalaba;

creo que de la moralidad y educaciónveterinarii antes debiéramosesperarsanesconsejosqueinfamesvituperios:

doquierque sehalla la ciencia se halla lailustración, se halla lafilantropía, y unhemhre científico, unhombre ilustrado, un hombre filantrópico franquea sus conoci¬

mientosé invitaá todosá aprovecharse de ellos, difunde luces, como Vds. c^n tanto honory gloria lo están ha¬

ciendo;si elantedicho señor se halla defraudado desu.s esperanzasno puedo ni nadie podrápersuadirseáquelos albéitaresseandesgraciadamente l.i causa,nohastaqué

altura subirian lasdeel señorBargalló.

l'aracurar los animales científicamente, etc., en cstff

párrafodicen Vds. quelaveterinaria nació de la medicina humana; sea enbuen hora, dispénsenme el que lacrea-

una raramodestia, prefiriendo mendigaráotracienciasus adelantos, seguirla á remolque yhacersesus ciegos imi¬

tadoresant-s que ostentarquelosprogresosde la ciencia decui ar losanimalesson debidosásus mismos profeso¬

res,á sus desvelos, ásusvigilias, ásusesperimentos yal cuidado do satisfacer lasexigencias deunsiglo de cultura

y deprogreso;perololamentabledel caso estáen que por

masque quieran emanciparsedéla alheitería,sus conatos serán impotentesporquehasta segúnlarespetable autori¬

dad de ossabiosacadémicos de la lengua,en suDicciona¬

rio, veterinaria yalbeiieria sonsinónimos:enseguida pa¬

recequedesprecian Yds. elque sesuscite la memoria del célebre la Reina como cosademisiadn viejay h rto des¬

preciable,y segúnest.iley

jAy

del inventor dela impren¬

ta! ¡Ay detantos ilustres inventores enlodo génerode cieniias. artes yprofesiones! que porlo mismo quehoy

han arribado al estado deperfección en que sehaban, los nombres de tancélebres iuveniores deberían .rrojarseen lo mas profundo d.-linsondableabismo del olvido. Conti- mían Vds.preguntandocon estrañezaquién hadicho álos albéitaresquela Reina fueseel inventor de li circulación;

algunomasapto queyopudiera contestarcon masacierto también, sin embargo, elautor queyoleí y cuyajusta

celebridad literaria ha sidoen lo los tiempos ylo eshoy iiicontest.ible,tratando depropósitoesteasunto,haprobado suficientemente queni (fuillcrmo Barbeo,ni PabloSarpío

ni AndrésCesalpino pulieron ser los inventores, puesto quealgunoscomenzaroná existir muchodespuesde laedi¬

ción del libro de laReina,yotros muvpocosdiasantes: me

complazcoenseguir laopini,ndeesteautor por sus con¬

vincentes pruebasy porque como españolamo las glorias

de mi patria; dicenVds. quela R>in.iseespresó absurda¬

mente, acaso no faltariaalgun anticuarioridículoquenos probase queen suépocala Reinase espresócon precision

y hasta con elegancia, heleparado quealverbo andar sustituido el nominal caminar porque sabian que an^

dar entorno vale tant-i como circular.

Concluyen Vds diciendosiesjustoy con qué objetoes

cribí lo que llaman lindezas,no tengo el honordecono¬

cerpersonalmente alseñor Bargalló aquien p r suancia¬

nidadrespetaré y porsus conocimientoscientíficos amaré

contoda laefusión de micorazón,yosoloIcniaantemivig-

tiun escrito que por susbravatas clasifiqué de donosa qui¬

jotada,porlodemás jamás aspiré á el altorenombre ni de erudito ni de sabio; estoy satisfechocon el humilde título demi profesión.

R pito pri'ti star áVds. señores redactores deel Eco de la Veterinaria mi veneracióny respeto y espero quecual¬

quieraqueseaeluso ([ueVds. hagan deestamanifestacioa siempreserá conformeásuilustración ytoleranciay del agr.ido desu suscritorq.b. s. m.

SieteIglesias 22 demayode 1853.

Saturnino Sandonis.

La falta dé

espacio

nosha

impedido insertar

antes el

precedente comunicado,

y no nos permite ahora

darle laoportuna contestación, que aplazamospara

el númerosiguiente.

(6)

EL ECO

Sres. redactoresde Fx Eco db laVeterinaria.

Muy spûoresmios: Espero

do la atención de vds. den

«abidaenlascolumnasde su apreciable periódico alsi¬

guiente

comunicado:

«Tengo á lavisla el

remitido

que

mi comprofesor D. Jai¬

me Bargallódirigió ála clase

de aibéitares

,en

el nüm. 7

de esoperiódico,-así c mo también

la impugnación

que

le

hace D.SiturninoSandonis en elnúm. 218 del Boleiimle

nuestra facultad,y muyparticulaimente.la que lededica

mi paisanoel albéiar 1). Manuel

Jlcleio

en

il

num.

9 del

periódico

titul.ido El Albéitar;

y mecieo en

el deber de

decir algunaspalabras acercadeesto.

¿Cu.ilesla causa que ha

movido al señor Bargalló á

escribir en elsentidoque lohizo' El hombre de ciencia, que sepa loque es una

facultad

y

los desvelos

y

sacriflcios

poi quehay que p sar, seguramente que

señalará

entre

Otrasvariasalguna semej^nteálaque voy á citar.

Nodudará elseftor Melero que en estapoblaci-n asiste

poruuamedia

de trigo (5 celemines),

queen la

actualidad

Tale9 rs-, 17mrs., todoun afioátres caballerías: Jema¬

neraqui'laasistencia

módica

por

caballería

es

de 3

rea¬

les, 3mrs. y2[3de maravedí alaúo...!

Seftor M 1er■>: si V. hubieratenidoqueseguirlacarre¬

racual lo haceunveterinariode primeraclase¿cometería tales absurdos,como otros muchos desucl.ise?

—Supongo que no: porque entonces

sabria lo

que es

una carrera y lo que cuesta, y tiataría

de

darla la im¬

portanciaque se merece.

Yoapruebo, portanto, yaplaudo

todo

cuanto

ha dicho

•1seilorBargalló, aunque el albriiarseñor Melero lo re- pruebe; sin hacerlo estcnsivo á

toduslos aibéitares, sino

á

la clasedestructora de la ciencia enque seencuentran comprendidosmuchosque están

mal acogidos bajo

elpa¬

bellón de la Alheiteiia.

abstengodeindicarotrasacciones cometidas poral

gnnprofesoreneste pais, porque son

altamente

vergon¬

zosas;supongo queestas espresiones llegarán á conoci¬

mientodelseñor Melero,yentonces me contestará si lees dable.

¿Yseráestraüo que

los veterinarios hablen de cierta

clase deaibéitares?-No; que ningún cientílicc puedeso¬

meterseácostumbres tan imbéciles comoalgunas de las

quehetenidoel disgusto de oir referir por

algun

otropro-

fesor deestopais cumpreudidoen suclase.

Por lo mismo noso.estrañe <1 señorMelero de que el seflór Bargallóyotrosveterinariosseespliquen a.si, pues queindudablemente ¡lor

algunos motivos serán estimu¬

lados.

AlseñorSandonisúnicamente debodecirloquelos ve terinarios respetamosá las aibéitares que .von meiecedo-

resde ello, no á los destructoresde la cienciay quedes¬

conocenla moral facultativa.

Galatayud 24 dejuniode Í8S3.

PabloZapata.

Copiamosde

El Albeitar el siguiente artículo:

FENOMENO.

«Elprofesor donNicolás

Cornadó, desde Bellpuig,

nos comunica confecha19 de loscorrientes (i), el siguiente y curiosocaso.Un gato recien nacidu, el

cual

conservadi¬

choprofesorcomo unfenómeno

notable, ha presentado al

tiempo denacertal irregul-ridaden la

forma de

su orga¬

nismo, que hallamado la

consideración (2) de

cuantos

le.

han visto. De la parteó regionanterior

del

esternón parte

uncuello depulgada ymedia de largo, en cuyo estremo

librese notandosmanostandesarrolladas comolasnatu¬

rales. Desde laparteanterior del esternón hasta el cartí¬

lago sifoides, seadvierte el tercio

posterior délos pies

ta') desarrolladoscomolos otrosdos(3). En fin (4) es una cu-

Íl)

2)

Se entiende de loscorrientes

Quiere decir-la atención*.

fenómenos.

3) Esto periódoy el anteriornolos comprendemos, i) Si, sí, dad fin: •dcdo^malopooO'A.

riosidad, que bien debiera mañana (l) ocupar un pun¬

(2) de cualquiergabinete(3) patológico (4) de historia

natural(5).*

Vaya queelarticulillo es concienzudo.—Está visto,

señoresaibéitares: al tocar la ciencia, d.m vds. siempre

un golpe en el clavo y ci-nto enla herradura (fi); yen prueba de ello, examinemos sinó los artículos científicos

que nos han regalado vds. en su periódico.—El primero

quevióla luzpúblicadecía,entre otrasfutilidades que en materiamédica los animalesfrieronnuestros primeros maestros-, esdecir, losmaestros de vds.—Enotrodechis¬

mografía, envenenaron vds. el Perúcon el aceito de ero»

ton-tiglioylaquina,sin quelevalieran al pobrccillo los

muchos favores que había hecho in illo temporeconla preciosa corteza.—En eltercerohablaron do la perineu¬

moníaepizoótica comoelloro, quedice lo que sabe,

sin

saber lo que dice.—En el cuartoviene un maremagnum de supersticiones caídas endesuso. (Traduccinn del señor Tabud).—En el quinto,un fenómeno que

pesado

ante

el

alcalde deRipoll, pesaba dos arrobas veintelibrascata¬

lanas (7); pero noe-táaquí el todo;pues eltal fenómeno

eraunKisto compuesto de membranas carno-ptdposas,

dehiddlidástrasparentesde varias figuras y tamaños, de corpúsculos pulposos globulares como pildoras, de menudasgranulaciones formando racimos, etc. (8)—En

elsestose tratade la estomática pustulosa-esporádica,

y so habladeunamateria

blanca,

quellega

á

roturar{9)

elepitelio. Tambiénse

dice

en

el

mismo, que una vaca

se presentóconuna

sintomatoloyia

(10) sinque por eso se le dió porlayugular una

sangria

de

siete á

ocho li¬

bras(11). En el séptimoseencuentraun ensueño del señor

Cubellsenvenenando losjamelgosconla inocente yvirtuo¬

sascilla, apesardelapoca energia que le han supuesto los'veterin'trios.—¿Y dónde me ponen vds.

las

necrosco-

pias cadavéricas delseñorParés?¿ylos datos estndisli-

cos acercade lasvacasde S. ifartindeProvensals, para escribir la historia delosveterinarios catalanes"! ¿yeles¬

tadomora/(12) de lasroseslecheras (13) ilel.iefior Cubells.''

¿y la comunicación deltorrente linfático con

el

cora- (11 Bien dicho: .mañana*;

ho|

seria tal vez una pro¬

fanación.

(2) Pues sies el punto matemático,

trabajillo les ha

decostir.

(3) Eso es, de cualquiergabinete,aunque fue.«e de los

de lecturaenlas velail.is de inviernu. jQué bien e-tariaen

un gabineteinvernal, acompañadodel señor de la golilla

y desu compañeroelTiznado!

(4) ¡Piiesesta sique esbuena! un caso de Teratología figurando enun gabinetepatológico.

(.5) Allado delos monos y los

gansos.—Gordas

que s9

veanvenir.

(G) E4e al monos es lenguajeque todas

lo

enten¬

demos.

(7) ¡Qué lástimano lepesaran vds. despues de mar—

charsi' este .'.eñor parasaber si habíaciocido ómenguado!

(li) No encerraba mas variedad de objetos el arca de.Nné.

(9) Para alguna csplótacion rural sin duda.

(10) Muy bonito debeserel espectáculo queofrezcauna

vaca con untratado de síntomas: porsupuesto, quelo

lle¬

varíabajo el sobaco para no estropearlo.

(11) Nuevo descubiimiento,«cuya gloria le

cabe al señor

Parés, y poreso esperamos que le

detallará;

porque

si

bienRojo pasó algunos ratos dando cositas por

la

yugu¬

lará los animalitos enfermos, nunca se le vinoal magin darlessangria.

(12) Si señor, «moral*.

(13)-Justo; son

ó Jo

que es

lo mismope»«a-

doras.

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