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El País del Café. Génesis y Consolidación del Capitalismo Agrario en Costa Rica. (1821-1890)

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(1)

1987

e2

,

Revistas

NUMERO

35

1987

EL PlUS DEL CAFE. GENESIS y CONSOLIDAClOO DEL C.APITALIS10 AGRARIO EN COsrA RICA

(1821-1890) •

N.A. IVAN IDLINA JIMENEZ

(2)

CENTRODE INVESTIGACIONES HISTORICf-\S

j\lUl\1EHO

35

1

98

7

EL PAIS DEL CAFEo GR~.uSIS y CONSOLIDACION DEL CAPITALISMO AGRARIO EN COSTA RICA

(1821-1890) o

MoA, IVAN ¡VIOLINA Jn/JENEZ '.'

*

Profesor

de

la

Escuela

de Historia

y

Geografía

?

Universidad

de

Costa

Rica

9

e investigador

del

C

entro

de Investigaciones

Históricas,

UoC.R.

(3)

agrario en Costa Rica (1821-1890).

Iván Nolina Jiménez

"..•en un país que vive casi única y exclusivamen te de un sólo producto: el café".

Carlos Merz, Coyuntura Y.. crisis ~ Cos-ta Rica. 1924-1935.

"y por blando que sea un objeto, puede ser un día el eje en que descanse la rueda del universo".

(4)

El presente trabajo no es, propiamente, un avance de investigación. Por e so, al divulgarlo en la colección homónima que tiene el Centro de Investigaci'O nes Históricas, he creído conveniente explicar por qué lo escribí; por que, fer malmente, presenta características que lo diferencian bastante de mis otras pu-blicaciones; y por qué, no siendo un avance, aparece como tal.

A comienzos de 1987, cuando mi futuro como historiador parecía que ya esta ba consolidado, l~ Cátedra de Historia de las Instituciones de Costa Rica me s'O licitó que escribiera un artículo sobre la economía cafetalera en el siglo XIX~ que formaría parte de la Antología de Lecturas que circulará en 1988. La peti -ción me agradó sobreman~ra y puse manos a la obra de inmediato.

Como y::.conocía el público al que iba dirigido el trabajo, me propuse es -cribirlo lo más claramente que pudiera, incorporar los aportes recientes, pres-cindir de todo material estadístico y limitar al máximo el aparato de referen -cia. Mi intención era la de facilitar la lectura del a~tículo lo más posible.

En cuante al contenid~, mi preocupación central era triple: caracterizar la estructura socioeconómica que Costa Rica heredó de la colonia; mostrar cómo el país, al calor de la expansión cafetalera, transito hacia el capitalismo agr~ riOi y analizar la consolidación de eEte sistema en el período 1850-1890.

El énfasis lo puse, así, en la comprensión de las principales transformacio nes. Y, aunque centré la atención en lo relacionado con el café, procuré, hasta-donde pude, ofrecer un análisis global; particularmente, traté de avanzar algunas hipótesis con respecto a la especificidad del caso costarricense y a la relación entre los rasgos básicos de la economía y la sociedad cafetalera y la institucio nalidad del país.

Fue esto último lo que me indujo a difun¿ir este trabajo como un avance. La investigación que dirijo sobre la estructura socioeconómica costarricense en el período 1825-1850, financiada por l~ Vicerrectcría de Investigación y reali-zada en el Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Costa Rica, ha modificado mi visión tanto del legado colonial del país como de su transición hacia el capitalismo agrario. Es, pues, por tratarse de algo más que un mero

re-sumen, que he creído oportuno dar a conocer el artículo por este medio.

Por otra parte, aunque el trabajo fue esc:tito para "Historia de las Insti-tuciones de Costa Rica", pOdría, eventualmente, ser útil para otros cursos del área de Ciencias Sociales.

Me gustaría terminar con un agradecimiento. Es para t.odas las personas que, en estos días tan aciagos como luminosos, me han apoyado. La mejor forma en que puedo agrad¿corles su apoyo es c1edicándoles lo que de bueno haya en "El país del café". 1'1itrabaje, a posar de sus limitaciones, es lo único que puedo ofrecer.

(5)

-"Veu que en besc~nti, em fa reviure veu que en fereixi, em fa més lliure; i ara i abans, ací i allí,

mai no minvat por cap c.estí, un Lloctot sol batega en mí".

.)

Iv&n Molina Jim~nez. Agosto, 1987 •

(6)

Robert Glasgow Dunlop, viajero escocés que visitó el país en el año 1844, no vaciló en aseverar

"el cultivó del café representa la riqueza actual de Costa R~ca y

la ha llevado a un estado de prosperidad desconocido en todo el resto de Centro América. Empezó hace unos doce años ••.'rodael c a-fé se cultiva en la planicie de San José, donde ..•están situadas las tres poblaciones principales. Cerca de las dos terceras par-tes de la cosecha se producen en los alrededores de la capital, ~ na cuarta parte en los de Heredia y lo restante en Alajuela y sus vecindades" (1).

¿Estaba Dunlop en lo cierto? Sin duda. El septentrión centroamericano, desgarrado por sangrientas guerras civiles, se hundía en la anarquía sociopolf tica. Costa Rica, en cambio, escapaba a ese triste, cruento y asolador destino. ¿Por qué? ¿Fue la agricultura cafetalera la que la salvó'? El escocés creía que sí. Se encont raba , sin embargo, equivocado. El, al igual que aquel que observa un pozo, miraba sólo la cristalina superficie del agua. El paisaje submarino le era extraño. La mirada del viajero se detenía en locvidente, no en lo esencial. Es el pecado capital de todo peregrino.

;,.'

Este artículo, a diferencia de Dunlop, está decidido a bajar al fondo del pozo. ¿Por qué? El motivo es fácil 'deontender. Es necesario rebasar el hor Lzon te de la mera expansión celcafé y'analizar ],.0 que le estuvo asociado: el capi=-talismo agrario. Fue.ante tal pr coesc

que

el escocés permaneció ciego. El grano no constituyó, únicamente,unctiltivo nuevo y rentable. Entraño, igualmente,

u-na transformación g.lobalde la estructura socioecónómicá legada por la colonia. La aventura cafetalerasupusb ,as! ,'e],.surgimiento de un mundo bastante distin-to del que. agonizaba . ¿Cómo era eI que moría?

II- El legado colonial de Costa Ri.ca,

La estructura socioeconómica que Costa Rica héredóde la colonia'pesó, e-normemente, en el rumbo y la naturaleza del caoitalismoagrario. Esto ex plica-que el artículo scrc::monte a una épocc.en 'laq~e el país todavía era provincia

y el ciudadano súbdito .•

A- El resultado: un retrató socioeconómico de Costa ~ica ~ vísperas de la independ8;cia.

La estructura socioeconómica de la Meseta Central de Costa Rica, al de cli-nar la colonia, se caracterizaba por la supremacía de la producción de subsisten cia y la ganadería. La agricultura comerci~l, centrada en el cultivo de la caña -de azúcar y el tabaco, no predominaba. La chácara, en la que la familia campe si-na se consagraba a la labor agropecuari3. y a la artesanía, era la unidad produc

(7)

-1-tiva fundamental y, a su vez, se insertaba en un marco mayor: la comunidad al

-deana. El pilar de tal universo era la propiedad comunal de la .tierra,que~ .aünque coexistía con su apropiación privada, permitía al campesinado, sin ne

-cesidad de recurrir a un poder externo, reglamentar la utilización del suelo, el aprovechamiento de los bosques y los ríos y, en general, todo cuanto se vinculara con la explotación del territorio colectivo. Esto era típico

"•••de un modo de vida en el cual l~ Ley no está completamente a lienada¡ una parte al menos pertenece todavía a la comunidad y a ella le compete aplicarla" (2).

El campesinado, sin embargo, no era, socioeconómicamente, homogéneo. La base de la piramic.e esta conformada por un sector de labriegos empobrecidos, con un acceso reducido y precario a la propiedad fundiaria. La situación del campesino medio ere.desahogada. El, aunque no era rico, poseía más tierra, m~ jores in~trumentos agrícolas y disponía de algGn ganado. La cima de la jerar-.'quía la ocupaban los agricultores acomodados, que contaban con abundante tie-rra, bastante ganad.o, combinaban la agricultura d.esubsistencia con la comer-cial y, a veces, eran clueños de molinos y trapiches, la máxima tecnología

a

'

-grícola asequible.

Este mundo agrario no se encontrqba habitado, sólamente, por labradores. La artesanía especializada se ubicaba en las poblaciones de Cartago, Heredia, San José y Alajuela, morada, por antonomasia,de los mercaderes, la clase más rica y poderosa de la época. El comerciante, gracias a su control sobre la circulación mercantil y a su monopolio del metálico, explotaba al agricultor mediante el intercambio desigual: com~ráncole barato y vendiéndole caro. El mercader adquiría, por debajo de su valor, los productos agrícolas y pecuarios que la chácara, cubierto el consumo de.la,familia campesina, enviaba al merca-do y los exportaba: a Nicaragua y Panamá; de donde importaba "efectos" -texti-les, sobre todo-, que luego colocaba, por encima de"su valor, en la provincia de Costa Rica.

Es evidente que la Costa Rica de 1821 era',esencÜi.linente, la"Meseta Central. Era, así, una economía mediterránea, cuya vocación agroexportadora se veía des favorecida porque' la infraestructura básica -puentes, caminos, puertos, etc.--era'inadet:uada. !v1ásallá de la Meseta, la 'colonización agrícola comenzaba a ar~ ñar el suelo del este y, especialmente, del noroeste del Valle Central. El dis-trito minero, que se ubicó en los Hontes del Aguacate, estaba por na.cer. El cul tivodel. cacac pervivía, agonizante, en ~-1atinay la ganadería, bajo relaciones-sociales muy diferentes de 'las'que privaban en 'la Meseta, se despl'egaba en Oro-tina, Esparza y Guanacaste.

B- La formación del mundo del rnercader ~~ labriego.

Laestruc,tura socioeconómica de la t1eseta Central, forjada en el siglo XVIII, testimonia el frace.so de la encomienda y la esclavitud durante el siglo XVII. El campesina.do criollo y mestizo que, hacia 1700, empezaba a poblar los

fértiles campos de la Ivleseta, no fue sometido a servidumbre y, posteriormete, mediante composiciones colectivas con la Corona y particulares, consolidó sus derechos sobre la tierra. El grupo dominante, incapaz de limitar la movilidad del labriego e imponerle una coacción extraeconómica directa para arrancarle el excedente, recurrió al intercambio desigual para explotarlo.

(8)

La explotación, 'sín embargo, no coartó el desarrollo de 13s fuerzas produE,. tivas. La libertad del labrador favoreció la colonización agrícola, base del·cre cimiento económico y demográfico que la Meseta Central conoció durante el 9iglo -XVII!, especialmente a partir Je 1750. En tal marco, el comercio prosperó, a lo que contribuyeron la inmigración de negociantes españoles y el desenvolvimiento de ·ia agrici.llturatabacalera. El tabaco, cuya producción y comercialización e s-taban estrictamente controladas por la Corona, por medio de la Factoría, se ex-portó a Panamá y a ~1éxico, pero encontró su principal mercado en Nicaragua. La épbcade mayor auge se situó entre 1787 y 1792, cuando las autoridades guatemal tecas otorgaron a los productores costarricenses el monopolio para abastecer al Reino de Guatemala. El privilegio, desgraciadamente, no fue eterno y, al ser eli minado ,el,cultivo se estancó.

Es importante destacar, no obstante, que el ciclo tabacalero coadyuvó al fortalecimiento del capital comercial,·al suponer: a) la contratación regular de se~vicios para transportar, por vía terrestre o marítima, el tabaco a Nica -ragua; b) una demanda de cuero para fabricar las petacas en que iba enfardado el pxoducto s' y e) una ampliación de las pos.í.b.í.Lí.dade s de consumo de mercadería importada por parte del sector del campesinado cuyo poder adquisitivo se había elevado: los cosecheros ~e tabaco.

El incremento del comercio, la formación de las poblaciones de Heredia, San José y Alajuela y el despunte de una artesanía que se especializaba fueron._ fruto del progreso agrícola, que estuvo estrechamente ligado con el significa-· tivo acervo ganadero· -vacuno, caballar y mular- que pastaba en la 1'1eseta. El ganado no sólo contribuyó al sustento de la población, sino que suministró e-nergía y abono para las labores agrícolas, colaboré en el transporte de perso nas y mercadería-e, incluso, se incorporó como una mercancía más a la circul~ ción: comercialización

d

e

la carne, deL ganado en pie, del queso, del sebo, de los cueros, del jabón, etc.

El crecimiento económico y demográfico de Costa Rica fue propiciado por el reavivamiento sufrido por la economía hispancamericana durante el siglo XVIII. Fue en la época de apogeo del añil centroamericano, vinculado a la reactivación económica europea y, más cspecificamente, a la alborada·de· la Revolución Industrial, que se 4eser;volvió el comercie ganadero de Guanacaste hacia Guatemala I el cacao de !--tilana, súbi tarnente recuperado, se exportó a Pa-:

namá, Portobelo y Cartagena y los mercacos de Panamá y Nicaragua se abrieron al tabaco costarricense.

C- El intercambic cesigual.

La clase mercantil ce la Meseta Central prosperó y se fortaleció acumu;" lando bienes muebles G inmuebles, aeministrando las tercena s de tabaco y los estanquillos de aguarciente, comprando cargos públicos, monopolizando el metá lico, c.rrendande el cobro cel diezmo y controlando la exportación y la importa ción de mercadería. Esto influyó, influyó, inevitablemente, en la compcsic ión-de la clase, que comprendía no sólo comerciantes, sino funcionarios -civiles, militares y eClesiásticos-, terratenientes, ganaderos y prestamistas (no era ra ro que un mismo individuo jugara todos esos papeles). Erar sin embargo, el in ~ tercambio desigual con el campesinado lo que les permitía apropiarse cel exce -dente agropecuario y articularse, como clase, de cara al productor directo.

(9)

Los campesinos indígenas y los cosecheros de tabaco sobresalían por estar sometidos a mecanismos específicos, sin exclusión de otros, de explotación: el tributo y el estanco, respectivamente. El resto del campesinado era explotado

por una pluralidad de medios: habilítaciones,reñta del suelo, impuestos, die z--mo y primicia e, 'incluso, la compra a baje precio del excedente por el neqocí.an te. La habilitación, por la que el agricultor se comprometía a pagar con parte -de la cosecha los géneros que había acquirido al fiado, era el expediente más importante. El comerciante se aseguraba el suministro de productos agropecuarios para exportar y colocaba, simultáneaménte, la mercader!a importada. La explot a-ción del labriego por el mercader ,se expresaba, así, en la s-anancia de enajena -ción, fruto de comprar barato y'vender careo

La relación de intercambio desigual se reproducía entre el negociante de la Meseta Central v sus homólogos del exterior -nicaraguenses y panameños, e s-pecialmente- que, ~ejor situados en la estructura del comercio colonial, podían adquirir, favorablemente, el excedente agrícola y pecuario y vender, ventajosa -mente, los géneros extranjeros. El comerciante de Costa Rica ,no era, sinemb ar-<]0, un explotado." Era, meramente, un personaj e incapaz de retener para sí todo

el fruto de la explotación a que sometía al productor directo. Fuera de la p ro-vincia, estaba tan a merced del merc3.der foráneo -que le compraba lo que expo r-taba y le vendía lo que importaba- como, en ella, el campesino se encontraba al arbitrio suyo.

El efecto importado, por tener que satisfacer la ganancia del negociante extranjero, er a caro. El comerciante costarricense no podía subir, des mesurada-merrt.e, su precio porque se arriesgaba a no vender lo. La ganancia de enajenación"

en'su mayor parte, provenía" así, más que del aumento en el precio del género,f2, ráneo, del bajísimo precio a que era adquirido el excedente agropecuario. Er

s

e

-creto deí negocio residía en que la chácara no necesitaba del mer-cado para ~'épro ducirse. Lanzaba al mercade, úaicamemte, la porción de la producción agropecuarIa que; una vez cubierta la s~bsistenci.a ce la familia, sonraba. Los costos de pro -ducción; particuia~mente la reproducción de la fuerza dG trabajo; al no depender del precio a que se comercializara el plusproducto, corrían; en lo'esericial, 'por cuenta del campesinado y no del capital mercantil.

D- La escasez de metálico.'

La moneda escaseaba en Costa Rica. La carestía, no obstante, se presentaba en la mayor parte de Hispanoamérica. ¿Por qué'? La explicación 'estriba en que

"la economía americana no pedía responder con suficiente rapidez

a

los estímulos externos. Permaneció osencialmcmte aubde sarrof.La da y falta de inversiones, abiorta a las importaciones pero con pocas exportaciones. El resultado ora predecible -una salLda de metal.cspreciosos, uno de los pocos l)roductos de los cuales ha -bía una demanda constante on el mercado mundial" (3).

El intercambio desigual con el exterior suponía, así, una descapitalización constante de la economfa cost.arriconse , Los abas t.ccedores de Nicaragua y Panamá ' procuraban, siempre que pOdían, hacerse pagel.ren moneda y no en especie y, rara -mente, otorgaban empréstitos en efectivo. El déficit en la balanza comercial era compensado con metálico, que ingresaba a la provincia por: a) el pago de los fun cionarios civiles, militares ,y eclesiásticos; b) los gastes en que incurría l a-Factoría de Tabacos i y c) ~la venta de las exportaciones que el negociante ext.r

(10)

ari-jero cancelaba monetariamentey no 1tJnmercadería importada.

El mercader, conocedor de la situación, evitó utilizar la moneda al tratar .con el campesino y se.,.afanó por extraer le cuanto dinero poseyera. La relación

entre el comerciante y el labriego, que no precisaba de numeraric, se redujo al rango de trueque. El cinero, por el contra~io, era esencial para mantener el co mercio exterior. El efectivo era imprescindible para compensar el déficit en la balanza comercial y encarar los costos·-enfardado de la mercadería, transporte, etc.- qUG acarreaba la realización del excedente aC]ropecuario.

La carestía de metálico, que padec Ia la provincia, obligó al mercader a li ..mi tar el préstamo monetario a su propia clase. Existían dos fuentes básicas de

crédito: a) el capital privado, conformado por los recursos particulares de ca-da neC]ociante¡ y1=;) el capital público, que abarcaba el acervo dinerario de las ccfradfe s , las capcLlanfas, el Convento de Cartago t algunas parroquias y la

Ca-sa de Enseñanza de Santo T::¡más.La oferta crediticia estaba controlada por Car-tago, asiento del grueso (~ela burocracia colonial, y la demanda por San José, poblaci6n que, mercoe. éllcultivo del tabaco, era la punta de lanza del crecimien to económico.

El capital público y privado constituía un fondo colectivo de metálico al cual el comerciante tenía un acceso casi exclusivo, lo que le aseguró la liqui-dezque tan preciosa le era para sostener el comorcio óxterior. El mercader sa -bía que, si p::::-ecisabade dinero, podía acudir a una cofradía, v. gr., o a otro negociante. Esta estructura crediticia, en la que el empréstito a corto plazo se combin:.lbacon bajas tasas de interés -5% ó 6% anuEü-, conjuró la inflación e impidió que la usura floreciera ..

E- El <oder ~ la estructura de clases.

Es necesarí.o ,luego de la rápida ojeada que se die al mundo del mercader y

el labriego, retornar al dilema dcL inicio. ¿Por q-qé escapé Coste. Rica a la a -narquía sociopolítica que ensangrentó al resto de Centroam5rica? La pregunta ge nera, inmediatamente, una nueVa. ?Fue la estructura política de la provincia la que la salvó del desastre?

Las relaciones d'.::poder entro los comerciantes de Cartago, Beredia, San Jo sé y Alajuela, en ausencia de unór9ano político central, se dat-anen pie de i=-gualdad. Las relaciones de clase· entre mercaderes y lahriegos tenían,esencial-mente, una dimensión ·local. El cabildo era, políticamente, estratégico. Elacce

so al ayuntamiento aseguraba al negociante de una circunscripción específica, i gualc"lac,en su relación con: sus homóloaos de las poblaciones restantes. La parti cipación en la municipalidad permitía"'a los la!~radoresencararse, localmente, -con los mexcader es respcc't ívos; Esta estructura pCilítica, caracterizaca por una ·soberanía fragmentada y based;::;lo que se denomina el "espíritu localista", no sólo proporcionaba a cad:.lclase una inusitadn autonomía y una sorprendente fle-xibilidad, sino que, med.í.ent;e el municipio, abría un cauce insti tucional por el cual las eventuales contradicciones -nl interior de cada clase o entre ambas-podían expreS:1rse y, quizá, resolverse sin que la sangre se derramara.

La independencia, acaecida en 1821, trastocó, decisivamente, esa estruc-tura política y, sin embargo, el país, él diferencia de la mayor parte de His-panoamérica, donde las luchas por 1::1 emancipación se prolongaron en largas y

(11)

cruentas guerras civiles, transitó rápida y Gi~denadamentehacia el capitalismo agrario. ¿Por qué ocurrió así?,El dinamismo económico, en la Meseta Central, vino daClo por la cOlon:i..zaciónagrícolaemprendida por un campesinado libre. La extracción del excedente por el comerciante, en ausencia de una coacción extra-económica directa, se encontraba circunscrita por el volÚInende la producción. El mercader nOl?odía incrementar suíngreso estrujando, arbitrariamente, al campesino. La reproducción simple de la chácara nuncapeligtó.

El auge económico del siglo XVIII, en la mayor parte Cle Hispanoamérica, es tuvo acompañado por una presión creciente sobre el proéluctor directo. La meta de las Reformas Borbónicas era aumentar la cuantía del excedente que el Estado se apropiaba. ,Elresultado no fue sólo que se avasalló más a las masas popula-res, sino que la lucha en torno a léldistribución del excedente,entre el merca

der y el hacendado , el funcionario y el negociante I el criollo y el peninsular, se agudizÓ. La anarquía sociopolítica fue la sima en que se precipitó el mundo colonial. En la Heset.a Centr.J.l,por el contrario, el crecimiento económico y d!:. mográf ico, luego de 1821, no se interrumpió. Es, así, en las peculiares relacio nes de clase entre comerciantes y campesinos donde radica la especificidad his=-tórica de tal región y lo que la salvé de un destino devastador y doloroso. IH- El mundo del capitalismo agrario (1821-1890).

Es preciso (~istinguirdos pe rfodos en la trayectoria del capitalismo agra-rl.o costiarrí.cense Jurante el siglo XIX. La época 1821-1850 correspondió al ini-cio de la transición hacia ese sistema; el lapso 1850-1890, por su lado, supuso

su consolidación inevitable.

1- La minería, el palo brasil ~ la inmigración.

A- La alborada café del capitalismo agra::io (1821-1850).

La génesis del capitalismo agrario se caracterizó porque el capital comer-cial descubrió y explotó nuevas fuentes de acumulación y, simultáneamente, co-menzó

a

penetrar la producción, lo que favoreció la mercantilización de la

tie-rra y la fuerza de trabajo. .

El universo familiar al comerciante y al labriego empezó a transformarse en algo diferente luego de la independencia. El libre comercio, el arribo de n~ gociantesforáneos, el ciclo minero y la explotación del palo brasil reforzaron

la acumulaci.ón mercantil

y

aceleraron el crecimiento económico. La minería, que tuvo su epicentro

,

e

n

los Hontes del Aguacate, se desplegó entr.::1821 y 1843 y, al calor de SU fiebre, se erigió en San José, en 1824, la Casa de Moneda que, a partir de 1829, financió, en pequeña escala"a los mineros. La actividad minera

contribuyó a la monetarización de La economfa y a la C!inamización del mercado interno. El Mineral del Aguacate se canvirtió en un importante consumiC!ore.ela ,fuerza de trabaj. o y los víveres que la Meseta Central suministraba. La minería,

sin embargo,.fue, económicamente, poco fructífera y no deparó la riqueza'fácil y abundarrt.eque se esperaba.

El palo brasil, que crecía, silvestre, en la costa pacífica de Centroamér!. ca, y era muy apreciado por su tinte, fue, entre 1800 y 1840, un relevante artf culo c"'..eexportación.El negocio alcanzó su esplendor en la década de 1830. Los brasiles I que veran comprados, eSj?ecialmente,por especuladoresingleses, inaug~ raron una efímera fuente de acumulación para el capital comercial. Las manchas de palo brasil, en Costa Rica, eran escasas y se las agotó rápidamente.

(12)

La inmigración de comerciantes de España y el resto de América Central

no se interrumpió después de 1821. Pero hubo un cambio significativo: ¿ómen

-zaron a llegar negociantes de Suramérica, Méxl.cO y la Europa no'-1bérica,.parti

cularmente, ingleses, franceses, alemanes e italianos. Los inmigrantes, cuya

relevancia fue más cualitativa que cuantitativa, sobresalieron por su ·expe

-riencia empresarial, sus contactos y su capital, cualidades que favoreci~ron

su incorporación, a veces sancionada mediante el matrimonio, a la burguesía a

-groexportadora que se formaba. El empresario foráneo especuló en la r:ii~ería,

en el comercio oel palo brasil y, posteriormente, en la agricultura cafetale~

ra, en la que ocupó una distinguida posición. Ya ..

!l••• a finales del siglo /-:-XIX/. más del veinte por.ciento de los

benéficiadores y exportad;;-re; /-de café de Costa Rica/ eran ex

-tranjeros" (4).

-2- ~ agricultura cafetalera.

La Costa :::ticadel ocaso colonial era una provincia pobre y marginal~el ~

gonizante imperio español, que intentaba, desde el siglo XVIII, por lo menos,

vincularse, sólid::.mente,al mercado externo. El cacao no lo logró. El tabaco

tampoco. La minería y el palo brasil, después de la independencia, fracasaron

igualmente. El único producto que lo consiguió fue el café. 'El grano permitió

realizar el sueño secul~r de integrar el país al mercado mundial dominado por

el capital industrial británico. .

El cafó, hacia 1<:1 década de 1830, comenzó a cultivarse, decididamente, en

las pequeñas , medianas y grandes propiedades de la !'1esetaCentral. El núcleo de

la agricultura cafetalera era San JosÉ. Esto revelaba la especializa~ión regio

-nal que se perfilaba. Cartago sobresalió como productora de hortalizas y

verdu-ras, Heradia de granos y Alajuela no por eso únicamente, sino, también, por la

ganadería y la caña de azúcar. El café, en t.aLes poblaciones, era un cultivo

secundario. En San JosÉ, por el cont.rarío, rcí.naba .

El fruto se exportó, primero, a Chile y, más tarde, a Gran Bretaña, lo que

entrañé la consolidación del comercio exterior costarricense. Los comerciantes,

al descubrir la rentabilidad del grano, empezaron a producirlo y se fueron ~on~

virtiendo on una burguesía agroexportadora. El campesino, por su lado, al aba

n-donar, poco a poco, la producción de subsistencia en pro del café, ya no seIÍlbró

para consumir, sino ?ara vencer. La reproducción de la familia capesina comenzó

a ser med íada por 01 mercado. La suerte del agricultor se fue ligando, así, al

precio a que com0rcializaba el fruto.

L~ tierra que, en su mayoría, era poseída y explotada comunalmente, no era,

a fines de la colonia, una merc.::.ncía.La fuerza de trabajo tampoco. Es cierto

que se efectuaban ccmpraventas de fincas y S8 pagaban salarios. Esto, no obs~a!!.

te, era la excepción y ne la regla. La.mutaci6nsélo"se dio al expandirse la

a-gricultura cafetalera ..El caf'ó, cultivo perenne que exigía una atención c

srnera-da, fomentó, en gran c~cala, la privatización de las tierras comunales, mu

nici-pales y baldías y 13 mercantilización de la mano de obra.

El crecimiento demogr5.fic.::ly la repartición equitativa del patrimonio entre

los hijos, a la muerte de sus progenitores, propiciaban el surgimiento de una ca

pa de campesinos con tierra LnaufLcd.errt.,ea raíz·de la fragmentación del suelo.

(13)

pie-dades, mediante el denuncio de baldíos, despu~s de la independencia, en las

zonas de reciente colonización (Sarchí/San Ramón y Turrialba), y por medio

de'la compra de fincas G los labrac10resen la Meseta Central.

¿Por qu~ vendían los labriegos sus fund~~? Las razones eran varias: a)

se deshacían de una parcela bien ubicada y, por consiguiente, cara para

com-prar un terreno más gran~e en un paraje alejadc¡ b) vendían la finca que

po--seídn en la Meseta Central para emigrar a los frentes de colonización -hacia

el oeste, especialmente-¡ y c) los vástagos, tras la defunción de sus padres,

preferían, a veces, vender la tierra y no repartírsela, ya que les tocaría a cada uno un pedazo muy pequeño y era l1",áslucrativo enajenar el fundo como un todo.

La década de 1830 presencl.O, así, como el mercador destinaba a la

agri-cultura cafetalera la extensa finca qae había consolidado en la Meseta Cen

-tral y el agricultor, sobre todo el de San José,procec1íaidénticamente con

su fundo. La mano ee obra par~ laborar los grandes plantíos de café provino

do los pequeños productores, cuyo ingreso dependía, en parte, del cultivo de

~u modesta hacienda y, en parte, de la venta de su fuerza de trabajo. '

La contratación de mano de obra se incrementaba al advenir la ~poca de la

cosecha;' cuando las f::u:niliascampesinas -hembres, mujeres y niños- se consagr~

bail,acoger café, laber que se efectuaba entre noviembre y abril de cada año.

El hacendado y el agricultor rico, en los meses restantes, se veían obligados

sin embargo, a mantener: aunque en menor número , trabajadores asalariados que

se encargaban de dar la atención indispensable a los cafetales: podas,

limpie-za, etc~ La introducción dei beneficio húmedo, al agonizar la década de 1830,

acrecentó, igualmente, la demanda de fuerza de trabajo.

3- El iritercambio desigual y.~ extracción de ¡:lusvalía.

El control que, al declinar la colonia, tenían los mercaderes sobre el co

mercio exterior y el metálico no desapareció luego de 1821. Fue, inversamente~

reforzado. La emergente ~urguesía agroexportadora monopolizó el financiamiento,

el beneficiaGoy la ccmércialización del café. El capital británico pagaba por

adelantado la cosecha.al gran cafetalero que, a su vez, financiaba a los peque

ños y mediános productores. El avío que, año a año, el exportador/beneficiador

otorgaba ~l agricultor se componía, a veces, de mercadería importada y, mayori

tariamente, de dinero. La habÜitación era esencial para el catnpesinoque,

al-ir ábaz:donando los cultivos de subsistencia, debía comprar lo que ya no

sembra-ba.

Es evidente, así, que el intercambio desigual pervivió. En el porvenir, no

obstante, sólo se ccncieté.al amparo de una nueva forma de acumulación -y de ex

plotación-: la capitalista, centrada en la producción y el beneficiado del eafé.,

En.este proceso, al tiemp0 que a los peones se les extraía plusvalía, en el be

-:-neficio se revc.lorizaba el excedente arrancado, mediante el intercaml.Jiodesigual,

al cámp2sinado cafetalero.

El intercroruJiodesigual con el exterior tamp~co pereció ccn la

independen-cia. Los años posteriores a 1821 cont~plarcn el nacimiento de una nueva red de

dependencia. Lc;,srelaciones mercantiles con Nicaragua y Panamá se eclipsaron y

(14)

El capital británico, que financiaba la producción cafetalera y abasteoía de

manufacturas al importador costarricense, era el que fijaba los términos del

intercambio.

4- La transformación ~ la organización empresarial.

La aurora del capitalismo agrario supuso una complejización creciente de

la vida económica. Esto repercutió en la org?nización empresarial: comenzaron

a constituirse sociedades de negocios. Es cierto que, en el ocaso colonial, se

fundaron varias compañías; pero fueron pocas y de corta vida. "Lombardó, Mora,

Gallegos y Cía.", establecida en 1813 y disuelta en 1817, fue la más'famosa y

duradera. El comerciante individual, que traficaba, al por mayor y al detalle,

con cuanto caía en su poder, a todas luces, era el que predominaba.

La formación de compañías económicas -agrícolas, ganaderas, mineras,

co-merciales, etc.- supuso, a nivel empresarial, una profundización en la divi

-sión y especialización del trabajo y el surgimiento de un nuevo tipo de riqu~

za: el capital social. Esta transformación era esencial para responder a tres

desafíos cruciales: a) los riesgos de involucrarse en actividades -como la

mi-nería- que requerían una inversión cuantiosa y cuyo éxito no estaba asegurado;

b) el financiamiento y administración de negocios comerciales cuyo volúmen se

había multiplicado sin cesar y cuyo radio de acción se había expandido

enorme-mente; y c) los incrementados gastos e inversiones que demandaba la

agricultu-ra cafetaleagricultu-ra.

El mundo nuevo que nacía exigía una nueva organizac~on empresarial. El cam

bio era básico no sólo para enfrentar el reto de una economía dinámica que se

reestructuraba, sino para asegurar y maximizar, en tal marco, la explotación

del productor directo. Esto se expresó en la racionalización de la gestión, que

la compañía entrañaba, y en el desarrollo del capital social que, al elevar el

capital mínimo indispensable para acceder al grado de capitalista, consolidó el

poder socioeconómico de la emergente burguesía agroexportadora.

5- El crédito.

La expansión cafetalera implicó un cambio en la estructura crediticia. La

relación entre el labrador y el mercader, a fines de la colonia, se reducía al

rango de trueque porque la producción -excepto la tabacalera- no precisaba de

un financiamiento sistemático. La inversión en la agricultura de subsistencia

y la ganadería no necesitaba de una fuente externa a la chácara. El intercambio

desigual descansaba en la incapacidad de la familia campesina para asegurarse

la plena autosuficiencia. Esto era lo que movía al agricultor alanzar el

exce-dente agropecuario al mercado. El vender para comprar era su meta. La situación

varió, radicalmente, después de la independencia.

El dinero, luego de 1821, ya no se limitó a mantener el antiguo tráfago de

ropas y abastos. El cultivo del café, que entrañaba el paulatino abandono del

policultivo, exigía que al labriego se le habilitara, anualmente, en metálico.

Eso, sin embargo, no era todo. La agricultura cafetalera, que, a raíz de la ín

dole de la estructura agraria, sólamentepodía ser extendida por el campesino~

reclamaba un financiamiento adecuado. El crédito, a un plazo amplio y con una

tasa de interés reducida, era esencial para comenzar una plantación y atenderla

mientras maduraba. El crédito barato constituyó, así, un incentivo para.que el

(15)

El pr-éstamo monetario, que otrora fuera un pr~v~l.egio.del .mercader,.se ~~

tendió,al campesinado. Esto entrañó una transformación en la.estructura

credi-ticia •.El capital, público y'privado, que, al declinar la c~lonia,

estabac~n-trolado por Cartago, fue, luego de la independencia, dominado por ·SanJosé. El

capital pÚblico, a su vez, se modificó, específicamente, porque: a) surgieron

nuevas instituoiones prestatarias -el Lazareto, el Montepío de Ag:ticultura,

etc.-y b) las.municipalidades que, antes de 1821, no cumplieron ninguna función

fi-nanciera, dispusieron, merced a la venta de tierra, el cobro de tributos y el

control sobre los antiguos' recursos eclesiásticos, de un fondo nada desprecia,..

ble que destinaron al crédito. . . . .

El capital privado: tendía a prestar a dos años plazo con un iilte~és del

12' anuaL El plazo a que prestaba el capital pÚblico fluctuaba entre tres y

cinco años y EÜ réditoerá, ~eneralmente, del'6 % por año. El crédito barato,

.que fue aprovechado por elbeneficiador y e!,labriego, alentó la inversión pr2,

ductivaque el caféréquería. La U$ura,naturalmente, la hubiera desvirtuado.

Es cierto que,á veces; :el p Lazo que se otorgaba era muy corto ';"\1n,año o menos

-y elinteresmu-yalto -hasta un 48 % anual-~E~to, no obstante, era la excepción

y no la regla. El crédito 'estaba

al

servicio de la producción. El metál,i,Qol.que

se empez~ a'utilizar para comprar tierra, plantar cafetales, ccnstxuí.r..bene

fi-cios y pagar salarios ,comenzó a convertirse' en Capital. La transformaqi,én ,era

vital para qué el capitali~Qagrarioclarear.a. .'

.'.,La finca familiar se vio, as!, obligada a triunfar en el mercado para sa

-tisfacer el avío anual y el empréstito monetario. ES~ era el precio que pagaba

por precisar de una fuente externa para reproducirs.e. El agricultor, cuya de

-:pendencia del hacendadoise incrementó~ fue, cada vez más ,vulnerable a las 0$,

-cilaciones en'la coti2!ación del cafe.·Esto se reveló/ brutalmente, al.calos de

las crisis de'1848/49,1856/57, 1814/75 Y 1884/85, cuando a muchos pequeños pr2,

ductores, que no pudieron honrar los compromisos contraídos ( se les remataron'

las propiedades'que habían hipotecado en favor'de sus acreedores. ~<lexpropia-'

ción econémí.ca,"destino eventual del que se especializaba en el cultivo cafet.a

lero, era el océano en que naufragaba la esperanza campesina.

-6- ~proletarización ~~ estrategias ~ sobrevive~cia

-La mercantilización de la fuerza de trabajo, que la agricultur¡;tcafetalera

estimuló i .'expresaba la d&cahtación, pausada, pero irre:nediable, de un sector,

social al:que, cada día que"¡:>aSaba,s~

'

i~

desposeía: los peones. Es verdad que

algunos'lábriegos tuvieron lá suerte de. enriquecerse lo suficiente 'para ingresar

en las filas de la emérgente burgUe'sía agroexportadora. Se trató, sin embargo, .

de casos aislados. Más significativo fue el surgimiento de 'una pequeña burgue-'

síaagraria,;sometida 'a los bene.ficiadorés,y explotadora.del jornalero y del

agricultor empobrecido • ' .' ,

La expropiación del campesino fue, no obstante, muy lenta. Esto obedeció,

sin duda, a la capacidad del labrador para seguir asegurándose el acceso a la

,tierra }"a'que la frontera agrícola abierta facilitaba la reconstitución de la

finca famili,ar. La roturación no fue la única estrategia de sobr.evivencia de que

dispuso el agricultor. El podía: a) combinar lA. agricultura del café con la de

subsistencia, la cría de animales y diversasfaí,ores artesanales; b)

intensifi-car,en su fundo, el cultivo del grano; c) vender, cuando era necesario, su fuer

za de trabajo; d) dedicarse al acarreo del fruto de San José a Puntarenas;

(16)

Las estrategias de sobrevivencia, cuyo fin era obtener un ingreso adicio-nal, se las pudo implementar gracias a la libertad del productor directo y per mitieron no sólo que el labriego subsistiera, sino que, eventualmente, acumula ra. Merece resaltarse, al respecto, que, a veces, el agricultor recurriera al expediente burgués de constituir compañías -agrícolas, comerciales y madereras, especialmente- para encarar y aprovechar la transformación socioeconómica en que se veía inmerso.

El ingreso del labrador era, así, potencialmente múltiple. La evolución so oioeconómica, sin embargo, favoreció, singularmente, dos opciones: el trabajo a salariado y la especialización en la agricultura cafetalera. La venta de lafuer za de trabajo, a raíz del alza en el salario nominal, era, a juicio del campesi-no, una decisión sabia. La especialización, por su parte, fue alentada por la e~ celente cotización internacional del fruto. El agricultor, que no contaba con tierra suficiente, descubrió que una finca exigua rebosante de cafetos era más rentable que un terreno, de mayor extensión, sembrado de maíces y pastos. La es-pecialización y la intensificación en el cultivo del café, que compensaban la fragmentación del suelo, valorizaban, igualmente, la parcela diminuta y permi-tían a su dueño competir, ventajosamente, por el crédito disponible', al estar respaldado por un fundo, súbitamente, valorizado. .

7- ~ valorización de la.tierra ~ de la fuerza de trabajo.

La monetización creciente que el país conoció,luego de la independencia, coadyuvó; sin duda, a que, por vez primera, acaeciera un notorio proceso infl~ cionario. El alza en los precios, sin embargo, no resultaba, meramente, de la incrementada ci~culación monetaria. La valorización de la tierra yde la fuer-za de trabajo cons títuían la base del movimiento; La agricultura cafetalera, que exigía.una ihversión productiva acrecentada y supuso una vigorosa demanda de mano de'6brá, valod.zó; enormemente, los bienes raíces y la fuerta de

traba-jo.

- ~

9~

68

Fue en ~l marco de un específico balance de fuerzas sociales que el agricul tor accedió al crédito y dispuso de ciertas estrategias de sobrevivencia. Elr~ zonamiento se adecúa, asimismo, a la valorización, que no obedeció, simplemente, al juego invisible y silente de las leyes de la oferta y.la demanda. La tierra y la mano de obra se valorizaron porque el labrador era libre y amo de su fundo. El signo bajo el que nació el capitalismo agrario fue esa doble conquista campe

s i na,

La escasez de fuerza de trabajo, palpable en el alza del salario nominal, era fruto no sólo del reducido tamaño de la población, sino de su naturaleza propietaria,.La estructura agraria limitaba, indiscutiblemente, la oferta de mano de obza..La valorización de la tierra y la constitución de las plantacio-, nes de café no escaparon a tal condicionarniento. Las fincas más extensas esta-ban ubicadas en las zonas de reciente colonización y las más valiosas en la Me,

seta Central. La formación 4e medianas y grandes haciendas cafetaleras se dio., .. no en función de la tierra eisponible, sino de la oferta potencial de fuerza de trabajo, en torno de l~s pequeñas fincas familiares. Esto garantizó, al favore-cer una acumulación basada en el intercambio desigual y la extracción de.plusv~ lÍa, una efectiva explotación del productor directo.

(17)

8-

!l

Estado.

'La'soberan!a'fragmentada, que privaba a fines de la colonia,desaparecic5

luego de laindeperidéncia. El asunto consistía 'en cuál circunscripción iba a

ser el asiento del futuró Estado. La "Batalla deOchomogo", acontecida en

1823, y la '''Gue~rade la Li<¡a",librada en 1835, evidencial;'onque el honor esta

ba reservado a San José, la población~ ecrnómicamerite, más activa del p.

;i1S.La-antigua "Villa Nueva 1I alcanzó esa posición a raíz de': a) la inmigración de

al-gun9s mercaderes de Cartago,Herediay Alajuela¡ b)el avecinamiento, en su en

torno, de la mayoría de losne<¡ooiantesextranjeros; c) el establecimiento, eñ

1824, de una Casa de Moneda; d)

el

control de la oferta y la demanda crediticia¡

y e) una vida,económica dinamizada por la formación de compañías comerciales,

la apertura de tiendas y almacenes en el incipiente casco urbano y el desenvol

vimiento, en el ca~po, de una agricultura mercantil y, al oapo, capitalista:

-tabaco, caña de azúcar y café.

La capital del capitalismo agrario, que comenzaba a articular 'una economía

nacional, sé convirtió, así, en la capital de Costa Rica. El naciente Estado

concentró su esfuerzo en'favorecer la transformación socioeconómica. La tarea,

internamente, era triple: a) estimular laprivatización del suelo y el cultivo

del café; b) dotar al proyecto agroexportador de la infraestructura básica que

necesitaba; y c) reorganizar y actualizar la legislación existente con el fin

de adecuarla al mundo nuevo que albor~aba. ' ,

;1,,:

,"

La emergente burguesía agroexportadora, es cierto, monopolizó el Poder

E-jecutivo y los agricultores ricos se sirvieron de las municipalidades para ac~

mular capitai. El Estado, sin embargo, no era un mero instrumento. Era, por el

contrario,

ei

resultado institucionalde una específica condensación de fuerzas

sociales. El conflicto era inherente a su ser. Las contradicciones entre los po

deres -el Ejecutivo contra la Municipalicad, v , gr.r » a raíz de su diferente',

-composición social, se cruzaban y anudaban con las luchas, entre diversos grupos,

por y contra los poderes. El universo en que se inscribían tales enfrentamientos

estaba constituidO por las relaciones~ asociativas y antagónicas, entre el expl2.

tador y, naturalmente, el explotado.

9- Lal~cha- campesina.

,"

El campesinado no permaneció impávido ante la transformación

socioeconom~-ca. Los agricultores, mediante una lucha pacífica y legalista, procuraron defe~

derel modo,de vida -valores, costumbres y tradiciones- asociado con la

propie-dadfundiaria comunal. El esfuerzo, no obstante, fracasó. La agricultura cafeta

lera~ que tavorecía la privatización del suelo, era la única que, por la

buena-cotización del grano, prometía rescatar de la pobreza al productor directo. La

,diferenciación material entre los labradores tampoco facilitaba la lucha porque

el labriego rico apostaba por la propiedad privaea de la tierra. La legislatura

del emergente Estado, por su parte, entrañó, a la larga, el óbito de-la

regla-mentación con que la comunidad aldeana se autorregía.

El modo de vida del labriego sencillo se vio, así, minado desde: a) fuera

por los procesos de crecimiento demo'gráfico, privatización y comercializ<:!-ción

del suelo y la centralización y reforzamiento del poder político; y b) dentro

por la agudización de la diferenciación mundana entre el campesinado. La merca~

tilización creciente del agricultor no se limitaba, únicamente, a la producción

(18)

..fuerza de trabajo. El resultado fue que la comunidad aldeana, al'generar una ea

pa de pequeña burguesía agrar.ia y un sector asalariado no proletario, acabó ai'i

dando a cavar su propia sepultura.

El país, a pesar de,La agitación campesina y la lucha por el poder, que, a

veces',terminaba en una'asonada militar, no fue arrastrado al caos y a la zu.í.na,

¿Por qué?'El secret6estriba, nuevamente, en la estructura de Clas-es. Las

rela-Ciones, asociativas X ~ontradictoiias, entre los diferentes grupos'sociales, cU

yO fundamentO era la'fuerza de la ley y no la: ley de la fuerza, se

articulaban-alreded6r'de unsuefiocomún: el desarrollo de una agricultura comercial volcada

hacia el mercado externo • Ese era el h<).r,izonte;del:poderoso. y el humilde.

;:,r

B- La ~ónsolidación inevitable (1850-1890)~

--."

----El capitalismo agrario, después de 1850, se consolidó. La consolidación era

inevitable •

.

:in

proceso fomentó ,el'monocultivo, alentó la colonización agrícola,

'integró a Guanacaste, amparó el surgimiento de la banca capitalista, monopolizó

el'apoyo del Estado y alimentó el descontento artesano y campesino.

1- El monocultivo!

> (.

o"'::.'

~ ~

La p~6ducción'de café~ entre 1850 y: 1890, se afianzó intensiva y

extensiva-mente. La excelente cotizació~ dei'furto'era una tentación que no se podía eludir

fácilmente. La siembra del grano se difundió pcr.toda la Me.seta Central y,

espe-cialmente en San José, tendió a desplazar, f:;inmisericordia, a la agricultura de

subsistencia y al ganado. P. Biolley legó una descripción hermosa y ccncd sa ;:El,

en 1889, aseveraba que '

"toda la Meseta desde Cartago a Alajuela esta cubierta con

plantacio-nes de magnífico aspecto en todas las estaciones-un vasto huerto de

pe;rpetua verdura" (5).

La concentración de la producción cafetalera .en la Meseta Central obedeció,

aparte

de

lo socioeconói,nico,a un ambiente lJ.Situralbastante propicio. La

situa-ción, en la fronte.ra agrícola, no era, ecoÚ5gica ni históricamente, tan

favora-ble. La consecüencia fue que el café no reinó. Fue, sólamente, un cultivo desta

cado. El fruto debió coexistir, en los valles del Reventazón y Turrialba, con

la ganadería y el cacao; y, en la región Sarchí-San Ramón, con la caña de azúcar,

los gEanos básicos y el pasto.

La e96nomía nacional asoció,

.

así, su destino son la suerte de un un~ce pro

....

.

.

.

-dueto. El cafe, entre 1850 y 1890, represento alrededor del 90 % de la

exporta-ción total de Costa Rica y desalentó su diversifioación económica.

ES

cierto 'que

la burguesía agroexportadora especulaba con cuanto prometiera·ser rentable. El

café, sin embargo, era un competidor invencible. La ,actividad cafetalera consti

tuíael eje de la acumulación de capital. El resultado era lógico. El país, ec~

nómicamente, se deformó y fue, sumamente, vulnerable a las fluctuaciones

inter-nacionales del orecio del fruto. Los ciclos recesivos del mundo capitalista, bru

talmente, lo de~ostraron. El café se pagaba mal y costaba colocarlo~ E;L cafeto

-era generoso. El mercado mundial, despiadado.

LE!. tecnificación del café se·limitó, esencialmente, al beneficiado.' La::'agri

cultura cafetalera, aunque ganó con la difusión de los instrumentos de metal

-a-rados, palas, hachas, etc.- no podía ser me~~zada. Eso no alentó,

(19)

ex-tensiva, rasgo bastante pern~c~oso. La productividad del trabajo, en el largo plazo, se estancó o decreció. El destino del rendimiento del suelo fue similar. El empobrecimiento de la tierra no era compensado por el abonamiento.

El café precisaba, básicamente, tierra y mano de obra. El país acogió tal requerimiento y, al precio de desatender

y

descartar todo lo que no serelacio naracon él, canalizó su mejor esfuerzo hacia el grano.' '¿Valió la pena? La e :-'

lección, ¿fue sabia, acertada y prudente? Es dudoso. El camino escogido nolle vaba ala industri:alización. La decisión, sancionada por el mercado externo que, sólamente, valoraba a Costa Rica corno productora de la bayil',fue perjudicial: consagró el monocultivo y menoscabó la producción para el consumo interno.

La satisfacción de la demanda interior no era nada difícil. El mercado mun dial se encontraba presto para asumir ,~1relevo y sUministrar lo que ya no 'se producía internamente; al hacerlo, reforzaba el monocultivo y el menoscabo de la agricultura de subsistencia, la ganadería y la artesanía. Más del 80 % de 10 importado, entre 1850 y 1890, estaba compuesto por bienes de consumo: textiles, alimentos, loza, etc. La importación de bienes de capital -metales, herramientas'

y maquinaria- era, irremediablemente, raquítica, evidencia clara de una pobre inversión productiva.

¡i

La supremacía del café en el espacio no era un asunto, simplemente, geogrf fico. El monocultivo consolidó: a) la vocación agroexportadora del país1 b) el poder socí.oeconómí.co de la burguesía cafetalera; y c) -La posición subordinada' que, en ,la división internacional del trabajo, ocupapa Costa Rica. El resultado global fue que la dependencia se incrementó. El devenir nacional giraba en tor-no del ,café que, a SU vez ,:lo articulaba con'el exterior. El crecimiento econó-mico del siglo XIX no fue equilibrado ni integral. La crisis de 1897":1907 no tardaría en patentizar lo.

,1

,

IIItI I

,

La colonización agrícola fue una característiva esencial del capitalismo agrario~ El movimiento se acrecentó, sobre todo, a partir de 1850. El aumento en la donación y venta de baldíos por el Estado lo atestigua. La emigración fue tan poderosa que, ni siquiera la catástrofe demográfica de 1856/57, provo-cada por la guerra y la peste del cólera, la detuvo, aunque sí la menguó. El emigrante se encaminaba; a veces, hacia los lluviosos valles del Reventazón y Turrialba. La principal zona'de atracción fue, sin embargo, el noroeste del Va

lle Central. ¿Por qué? '

", "

La conquista de los vallésdel Reventazón y Turrialba no fue, hasta 1890, decidida. La mayor parte del suelo

no

se explota.ba debidamente. El café, la c~ ña de azúcar, los plátanos, los granos básicos, el' cacao y el pasto se asomaban,' aquí' y allá, en un paisaje dominado por el bosque'. La falta de buenas vías de comunicación no favorecía el desarroilo de una agricultura intensiva. La tierra, a pesa r de eso, fue acaparada. Losptopietarios eran, comúnmente, agricultores

ricos y hacendados prósperos de lci.Meseta Central.'El poder político, al que estaban ligados, y la legislación liberal,que los amparaba, les permitieron con'

solidar extensas propiedades territoriales. El latifundio les sirvió para respa! dar otros negocios y, especialmente, obtener crédito.

La situación varió con la construcción y funcionamiento del Ferrocarril al Atlántico. El reciente medio de transporte alentó la intensificación agrícola.

(20)

La selva em~ezó a ser sustituida por vastas haciendas, laboradas por proletarios

y consagradas a la ganadería y al cultivo del café y la caña de azúcar. La

re-lación entre el hacendado y el peón desposeído, que en la Meseta y el noroeste

del Valle Central escaseaba, era, en el oriente, la regla. Ese patrón

socioeco-nómico fue ,reforzado por la producción bananera. La Urtited Fruit Company, que

la contro16, no se demoraría en inaugurar la plantación capitalista. Era la

peor cara del capitalismo agrario.

La región Sarchí/San Ramón exhibía una pintura diferente. La emigración se

había iniciado en la década de 1830. El movimiento obedecía a la presión

socio-demográfica y al atractivo de la frontera. La Meseta, que ofrecía trabajo y no

tierra, seducía al productor, con tierra insuficiente, especializado en la siem

bra de café y acostumbrado a vender su fuerza de trabajo; pero no a la

familia-campesina, medianamente, acaudalada. La fragmentación del suelo, fruto del

cre-cimiento demográfico y la repartición equitativa de la heredad, empobrecía. Emi

grarayudaba a eludir la. La aventura exigía, a menudo, una invers,ióriinicial

considerable, por lo que no era cualquiera el que, adecuadamente, podía

empren-derLa , La típica pareja pionera era el joven labrador y su esposa, no

eljorna-lero y la suya. La·roturación permitía, sobre una amplia base fundiaria, recons

tituir el paraíso perdido. El noroeste, sin embargo, no era, socioeconómicamen~

te, igualitario. La frontera, al no estar inmunizadacontra la capitalización

agraria, presenció el despliegue de una jerarquización similar a la de la

Mese-ta.

El colono no señaba, meramente, con independizarse y sobrevivir. La ilusión

que lo movía era la de convertirse en un productor mercantil. La cría de ganado

para satisfacer el consumo de la Meseta fue lo que primero lo ligó al mercado.·

La intensificación agraria, que se basó en la sustitución del bosque y el pasto

por el café, la caña de azúcar y los granos, consolidó su vocación empresarial.

El proceso fue estimulado por la fragmentación del suelo y la creciente demanda

interna. El cultivo intensivo rentabilizaba la finca exigua y capitalizaba la

-extens¡;l..La diversidad agrícola aseguraba, a raíz de la solidaridad de los

ci-cl.osproductivos, un empleo uniforme, a lo largo del año, de la mano de obra

familiar y asalariada.

La ocupación del ncroes te descansó, básicamente, en los hombros del produE..

tor directo. ¿Por qué el hacendado, que se quejaba, continuamente, de la

cares-tía de mano de obra, no lo impidió? La movilidad, social y geográfica, del agri

cultor no podía ser restringid~';·su acceso a la tierra tampoco. La burguesía

a-groexportadora tuvo que aprender a aceptarlo y aprovecharlo. Ese tipo de coloni

zac!ón agrícola la favoreció: a) el labrador era el que corría con los riesgos

y gastos de la roturación¡ y b) la pervivencia de la finca campesina cargaba s~

bre la familia, parcial o totalmente, los costos de la reproducción de la

fuer-za de trabajo.

El especulador, es cierto, no estuvo ausente en la colonización del noroes

te. El.vastc terreno, del que, comúnmente, acabó apropiándose, servía de respal

do.financiero y podía ser vendido, con lucro, al campesino. La burguesía cafeta

lera, no obstante, nunca se sintió, especialmente, atraída ,por la región Sarchí/

San Rarrón. La tierra abundante yla reducida poblaciónd.i~inuían la oferta

po-.tencial de fuerza de trabajo y elevaban los jornales

.Ei

,desinterés por emigrar

se patentizó en el escaso número de beneficios que se instalaron allí. Lapre

-senda, no tan fuerte y acentuada, del gran capital repércutió, bondadosamente,

(21)

La roturación, ¿colmó las expectativas del agricultor? ¿Ganó? ¿Perdió? Emi grar era para el labriego sinónimo de independencia ymejor.ía. Ese significado -fue, históricamente, válido. La diferenciación mundana no se encontraba tan a -vanzada en el noroeste como en la Meseta. La intensificación,agraria, a su vez, tuvo su lado positivo. La diversidad agrícola, la especialización cafetalera, la venta def\;lerza de·trabajo, el servicio de transporte y la artesanía jugar::>n en pro del ingreso campesino. La bonanza, lamentablemente, no fue eterna. La fa milia labradora fue golpeada por la baja en el precio del café, la fragmenta -~ ción del suelo y la caída del salario, del cual, hacia 1890, dependía más que

en 1850. El noroeste se transformaba~ Ya no recibía población; empezaba, por,

el conttario~

a

expulsar la propia. Tilarán y San Carlos fueron los lugares a los que el emigrante, descendiente de emigrante, viajó a probar, nuevamente,

fortuna. '

La tierra prometí.da fue, así, alcanzada y, posteriorrnent.e,perdida. El porvenir sólo'podía ser capitalista. Es evidente, sin embargo, que la experien cia del noroeste no se repitió en los valles delRev~ntazón y Turrialba.

La

di'

ferencia:obedecía, sin duda, a la época en que se colonizó una y otraregión.-El agricultor; motivado por el mejor ambiente natural y, luego, por el camino de carretas que, al unir SanJosécohP1intarenas, facilitaba transportar el ex cedente agropecuario a la Meseta o al pue rco , se dirigi6 hacia poniente

desde-1830. La:transformación socioeconómica, en esa década, apenas comenzaba. La si "

tuación,a fin de'siglo, era distinta. El capí ca.lí smo agrario, al término de'~

diez lustros de crecimiento económico, se había consolidado y deteriorado la posición ~e1 campesinado. El este del Valle Central, valorizado por el Ferroca rrila,.l A'tláIltíco~ fue colonizado por el capital fortalecido y no por el la --briegómen"óscabadó.

, ',:' ~i'i,

3- Guanacaste.

"'

La ganadería, aunque florecía en Orotina y Esparza, era, a fines de la co-lonia, típica dé Guanacaste y, especialmente, de los valles del Tempisque y Ba-gaces, tierra del latifundio, no así de Nicoya, donde privaba la huerta, dedi-cada a la agricultura de subsistencia. Las haciendas pertenecían, generalmente, a propietarios absentistas de Nicaragua y la Meseta. La inversión de capital e-rapobre y se limitaba al casco: la casa, el granero y los corrales. El ganado, que se exportaba a Guatemala, crecía y se reproducía casi naturalmente. El ca-rácter extensivo dé la economía"no era casual. La región tuvo que adaptarse a

la carestía secular de mano de"obra. El latifundio,encábezado por un mayordo-mo, disponía de pocos peones fijos y contrataba trabajadores temporales cuando 10 necesitaba. La fuerza de,trabajo se retribuía con metálico, mercadería y el usufructo del suelo. La relación, que permitía al campesino sembrar y criar a-nimales en territorio ajeno, restringía, simultáneamente, su movilidad, al a-tarlo, mediante el endeudamiento, ala hacienda.

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La integración de Guanacaste al Valle Central era, hacia 1821, sumamente débil. La situación se modificó después de la independencia. El capital merca~ ti1 de la l-.1eseta,.que ya monopolizaba la comexcí.at Laací.én local del tabaco y el aguardiente

y

el cobro del diezmo, se proyectó decididamente: buscaba colocar, en el mercado guanacasteco, la mercadería importada y controlar el tráfico del palo bras íL. La mutación crucí.al, sin embargo, sólo aconteció entre 1850 y 1860.

E1'al¿á <;1elprecio del ganado en la Meseta, a causa del desplazamiento del pas-to por el café., fortaleció el comercio interregiona1 e indujo a la burguesía ea fetaler'a a interesarse, seriamente, por la riqueza de:'la región. La minería, car bonÍfera y cuprífera, fue, por esa época, una opción qué la cautivó.

(22)

tación, luego de 1880, se aceleró. La extracción de madera fina, que se expor

t~a al Perú o se vendía en la r-1eseta,coadyuvó a la capitalización de.la ha:-cienda. La ganancia, que deparó la especulación maderera, tendió a reinverti~ se en la ganadería. La mejora tecnológica, al despertar el siglo XX, prosiguió: se cruzó el ganado criollo con el cebú y se introdujo el pasto artificial. El capitalismo debutaba en Guanacaste cuando ya, en el Valle Central, estaba con

soUdado.

El campesinado no resultó ileso. Fue, al calor del proceso, convertido,,'

en el mejor de los casos, en minifundista y, en el peor, fue desposG!do. ¿Por. qué tuvo ese destino? Guanacaste, al agonizar la colonia, era un mundo ricardia

no. Las propiedades, es cierto, tenían sus linderos, que no siempie se,especif!.

caban clara y detenidamente; pero lo que se valoraba era el casco y el ganado,

no,la tierra que, a raíz de la reduci'da invérsión productiva, se apreciaba poco. El campesino de la región, a diferencia del productor de la Meseta, usufructuó el suelo y no consolidó r ju:t'ídicarnenteningún derecho sobre él, algo que sí,

hizo, diligentemente, el hacendado, a pesar de que, hasta 1850, no se preocupó

clernasiadoporreivindicarlo. La suerte del labriego guanacasteco estaba echada. El agricultor dEl!Valle Central, en su afán por vincularse al mercado, as~

~o la privatización del suelo y la mercantilización de la fuerza de trabajo. El se sumó a la intensificación agraria. El campesino guanacasteco, que creía que la tierra era libre y carecía de una fuerte vocación mercaneil, no lo imitó.

El modo de vida que tenía,dificultaba 1 severamente, su incorporación a la trans formación socioeconómica. El, que no disponía del poder suficiente para triunfar,

la rechazaba. La consecuencia fue patética. El productor directo acabó siendo expropiado y empobrecido. El capitalismo 10 barrió sin misericordia.

4- La banca.

El crédito, pÚblico y privado, funcionó, después de 1850, igual que anterior mente. El capital privado, SÜl embargo, experimentó un cambio decisivo: se

ins-titucionalizó. El desenvolvimiento del capí.t.a.I privado fue tai que el estrecho y efímero marco del individuo -e, incluso, de la compañía mercantil~, se tornó ina-decuado" El creciente comercio exterior presionaba, 'a su vez, por un eficiente, servicio financiero. La banca fue el remedio: satisfacía las apremiantesneces!.

dades deL capitalista y del capitalismo. Las principales entidades que se fund~

ron fueron el Banco Nacional Costarricense (1858), el Banco Anglo-Costarricense

(1863), el Banco Nacional de Costa Rica (1867) y el Banco de la Unión (1877).

,La banca, a pesar de todo, tuvo un parto difícil y, ya establecida, se cOn virtió en una manzana de la discordia burguesa. ¿Por qué razón? El control

de-labanca, por una fracción de la burguesía agroexportadora y,'especialmente; por

laque detentaba el poder político, podía reorientar, en su favor, la ac

umula-ciónde capital. El temor no era infundado. La relación entre el Estado y la han

ca fue, comúnmente, íntima, lo que alimentó la contienda interburguesa. Juan Ra=

fael Mora, derrocado en 1859, cayó víctima de su fuego en 1860 ~La clase a que pertenecía no le perdOrió que fuera, simultáneamente, Pl:':esidentede la RepÚblica

y socio conspicuo del Banco Nacional Costarricense.

El conflicto, naturalmente, no se limitó a la burguesía agroexportadora.

La banca que se instituyó, básicamente emisora, se dedicó a descontar valores I

~rir cuentas corrientes, comprar y vender distintos medios de pago, etc. Se

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co-mercial. La creación de un banco hipotecario, que liberara a la pequeña y me-diana burguesía y al campesinado del pesado yugo financiero del benefioiador, fue una reivindicación que apareció pronto. La batalla por instituirlo, desgr~ ciadamente, fracasó. El barón cafetalero, que perdería mucho con la fundación de una institución de tal índole, se opuso denodadamente. Tomás Guardia, en agosto de 1871, trató el tema. La banca hipotecaria, sueño largamente persegui

do y nunca alcanzado, redimiría

-It ••• a los pobres de la expoliación de los capitalistas ...u (6).

El excéntrico Tomás Guardia, pese al eU~d dictatorial que lo adornaba,

ja-más consiguió, aunque lo intentó repetidamente, erigir un banco hipotecario. La

burguesía agroexportadora adversó, radicalmente, esa idea. Le bastaba con el banco emisor, que apuntaló su control sobre el crédito y reforzó su posición privilegiada en: a) el financiamiento de la producción cafetalera, lo que perpe tuaba la explotación, mediante el inter:::ambiodesigual, 'del campesinado; y b) -la orientación de la inversión nacional, que canalizaba en su provecho. La po-lítica era inteligente. El burgués se aseguraba la iniciativa en cualquier po-tencial de diversificación económica y conjuraba la consolidación social -y la competencia eventual- de la pequeña y mediana burguesía. La inteligencia burgu~ sa fue, no obstante, perjudicial para el país. La estructura crediticia fomentó el monocultivo y, a la larga, la penetración del capital extranjero en cuanto campo el capital criollo no reinaba ni invertía.

5- El Estado y la economía agroexportadora.

La relación entre el Estado y la economía agroexportadora, luego de 1850,

se estrechó. El Estado, afianzado interna y externamente, y, salvo por la

Cam-paña Nacional, sacudido, sólamente, por fugaces e incruentas asonadas militares, apoyó, decididamente, el arraigo del capitalismo agrario. El esfuerzo estatal abarcó la frecuente modernización de la legislación y la eliminación de difere~ tes reliquias coloniales: tierras comunales, diezmo, etc. El Estado, sin embar-go, concentró su atención en garantizar una adecuada prestación de los servicios indispensables y la creación de la infraestructura básica que el capital reque-ría. La naturaleza del gaste públi~o, ¿podía, acaso, ser otra?

La construcción del Ferrocarril al Atlántico, que se inició en la época de Guardia, fue la obra magna del Estado. La salida al Caribe era una ambición an-tigua. El camino a Matina, comenzado en la década de 1830, no se concluyó. El ferrocarril, que permitía exportar el café directamente a Europa y evitar el desvío por el Cabo de Hornos o el Istmo de Panamá, aligeró y abarató el

trans-porte del fruto del Valle Central a la costa y de aquí al exterior. El ferroca rril, aparte de mejorar la comunicación: a) abrió la puerta al capital nortea~ mericano; b) estimuló la intensificación agraria en los valles del Reventazón

y Turrialba y el cultivo del banano en Limón, que arrebataría a Puntarenas el título de principal puerto de Costa Rica; y c) tendió a despojar al agricultor del ingréso adicional que obtenía por el acarreo del grano de oro.

La hazaña ferroviaria no debe úscurecer algo fundamental. El Estado era, fiscalmente, débil y bastante vulnerable. El fisco se alimentaba, esencial-mente, de las rentas del tabaco y el licor y los impuestos aduaneros. El alza de las importaciones, r8flejo del incremento de las exportaciones, provocaba una bonanza fiscal. El mecanismo, naturalmente, actuaba a la inversa también. La caída de la exportación disminuía la importación y originaba una crisis fis

(24)

cal. El financiamiento del Estado era, notoriamente; inapropiado y se encon-traba sometido a la cotización internacional del café. ¿Por qué? El Es1:ado, que canalizaba el gasto público en función de la economía agroexportadora, dependía, básicamente, de la tributación indirecta. Fue incapaz de gravar, adecuadamente" a la clase que gobernaba.

6- La incubación ~ descontento.

El esfuerzo del agricultor del Valle Central por defender la propieda~,c~ munal del ,suelo tendió, luego de 1850, a desaparecer. La reivindicación fue mantenida, sólamente y con poco éxito, por a'gunos pueblos in¿ígenas ";{,en el siglo XX, por el campesinado guanacasteco. La consolidación del capitalismo

a-grario no generó una conflictividad desbordada y sangrienta. La ausencia

s

e

h~ zo sentir. La contradicción entre el proáuctor directo y el capitalista no erª, suficientemente, aguda para inhibir la lucha al interior de la btirguesía agroex portadora. Las fracciones burguesas, habiendo limitado la participación del

la-=-brador en el juego político, competían, ardorosarnente, por el control del Esta-do, valiéndose de un aparato militar fortalecido por la Campaña Nacional. La paz social absorbía el fuego de la contienda política.

La Paz social no era, naturalment.e, un don mariano. Hacia 1850 todo parecía estar,bien. Había tierra para colonizar. El trabajo en lo propio privaba sobre la Labor' en lo ajeno. El precio del café era alto. Elséllario también. El marca do internocreoía y alentaba'eldesenvolvimiento de la artesanía. La felicidad-; sin embargo, no perduró. La situación, en algún momento, entre '1870y 1890, co':"

menzó a variar. La cotización del café se deterioró. El incremento demográfico fragmentaba el suelo y aumentaba la oferta de mano de obr a;'El jornal se estan-có.o disminuyó. El ferrocarril relevó a la carreta. El acapara.'1lientoterrito -rial se acrecentó y la frontera agrícola se alejó. El librecambismo p:::-oITIovióla manufactura industrial a costa de la artesanal. La venta de fuerza de tra.bajo, campesí.nay art.eaane, se intensificó.

La dinárnicasocioeconómiaa inclinaba, así, el balance de fuerzas sociales del lado de la burguesíaagroexportadora. ¿Asombra, acaso? La concentración

y

,

la centraliZación del capital se traducían enuna'proletarización mayór. El proceso era pausadó, pero irreversible. El productor 'directo no miró, indifere!!,

temente, lo que acaecía. El descontento social empezó a 'incubarse y, caldeado por las Refo~~as Liberales y el surgimiento de los partidos políticos, explot~. con una inmensa e incruenta llamarada, el 7'de noviembre de 1889. La edad de o-ro burguesa acababa. ~La'agitación, rural y urbana, ser fa , en elfutuio~ 'u'1ac¿ri~ tante, El campesinado y el artesanado ingresarían, en el siglo

xx

,

por el desqui te. La burguesía, ¿estaba preparada para encarar el desafío?

La época '1870-1890 presenció una mutación crucial. El Estado no fue ya ad-ministrado, directamente, por las poderosas familias cafetaleres. Esa te.reafue asumida por cuadros profesionales -de abogados, especialmente-, consagrad0s po~ las.Reformas Liberales,querefujeron la influencia militar yraciorializa:::cn, mediante el partido político y la justa electoral -no bastante limpia , es cier-to- la lucha por el poder. El civilismo, que tendió a normalizar la cont.ienda polÍtica, fortaleció el papel jugado por la l.ey,10 que facilitó la extensión de.'\U1aseriede libertades y derechos para la sociedad en su conjunto .El des,:" contento social, a pesar de todo, logró' abrir una puerta para incorporarse a la institucionalidad'vigente. La represión moderada 'se aunaba con la integración oportuna. El patrón, material y cultural, de las relaciones sociales favorecía

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