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Palestina y alentó críticas internacionales

Dans le document Negociaciones de paz 2020. (Page 115-118)

La tregua informal vigente desde antes del estallido de

la pandemia y del llamamiento del secretario general de la ONU a un cese el fuego de carácter global quedó en entredicho ante una nueva escalada de tensión alentada por los planes del nuevo Gobierno

israelí liderado otra vez por Netanyahu y conformado en mayo tras un acuerdo de coalición entre el Likud y el partido Azul y Blanco de Benny Gantz. Netanyahu se mostró determinado a cumplir su promesa electoral de anexionar formalmente un tercio de los territorios ocupados de Cisjordania, incluyendo 235 asentamientos y la mayor parte del estratégico y fértil Valle del Jordán, fronterizo con Jordania.

La perspectiva de que el plan pudiera comenzar a implementarse a partir del 1 de julio, según lo anunciado por Netanyahu, motivó nuevas protestas y hechos de violencia, además de críticas de las

autoridades palestinas. Tras denunciar el plan israelí, validado por la propuesta de Trump para la región, la AP suspendió los acuerdos de cooperación con Israel en mayo, mientras que Hamas advirtió que lo consideraba como una “declaración de guerra”.

A nivel internacional, diversas voces subrayaron que la medida implicaba violar los principios básicos del derecho internacional, minaba las perspectivas de una solución de dos Estados –considerada moribunda o ya del todo impracticable por muchos actores–, y advirtieron que podía agravar los padecimientos de la población palestina y desestabilizar aún más la región.

En esta línea se pronunciaron el secretario general de Naciones Unidas, el enviado especial para la paz en Oriente Medio y medio centenar de expertos en derechos humanos de la ONU.6 En medio de rumores sobre el cronograma y sobre una posible aplicación gradual del plan, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, alertó de la ilegalidad de cualquier anexión de los territorios ocupados. Más de mil parlamentarios europeos de 25 países firmaron una declaración exigiendo una respuesta de la UE ante el plan y varios países europeos integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU –Francia, Bélgica, Alemania, Estonia, Irlanda, junto a Reino Unido y Noruega– advirtieron de manera conjunta que no reconocerían la anexión. Varios analistas destacaron la necesidad de poner en contexto la política anunciada por Netanyahu y considerarla como una pieza que solo hace más explícita una situación de apartheid que de facto ya existe.7 Jordania sugirió que podría retirarse

6. Associated Press, “UN chief urges Israel to back away from West Bank annexation”, The Guardian, 24 de junio de 2020; UN News, “UN Middle East peace envoy warns against unilateral action on all sides, as Israel threatens West Bank annexation”, UN News, 20 de mayo de 2020; UN Human Rights Office of the High Commissioner, Israeli annexation of parts of the Palestinian West Bank would break international law – UN experts call on the international community to ensure accountability, 16 de junio de 2020.

7. Para más información véase ¿Momento decisivo? La importancia de frenar el comercio de armas con Israel”, Escola de Cultura de Pau, Centre Delàs, IDHC, julio de 2020.

8. Reuters, “Jordan’s king says regional stability put at risk by Israeli annexation”, Reuters, 16 de junio de 2020; David Halbfinger y Ben Hubbard,

“Arab Envoy Warns Israelis That Annexation Threatens Warming Ties”, The New York Times, 19 de junio de 2020.

9. Véase el resumen sobre el Sáhara Occidental en el capítulo 1 (Negociaciones de paz en África).

o degradar el acuerdo de paz que suscribió con Israel en 1994; y algunos diplomáticos advirtieron entonces que la medida podría afectar el acercamiento de Israel con países árabes en los últimos años, resultado de su frente común contra Irán como adversario regional.8 En cuando a las reacciones en territorio palestino, ante el aumento en los hechos de violencia, una nueva intervención de Egipto y del enviado especial de la ONU para Oriente Medio volvió a restablecer la tregua informal entre Hamas e Israel en agosto.

En este contexto marcado por las críticas internacionales, sumado a las divisiones internas en el Gobierno israelí sobre la implementación del plan, la iniciativa de Netanyahu quedó temporalmente suspendida y dio paso durante el segundo semestre a acuerdos de normalización de relaciones entre Israel y cuatro países de mayoría árabe promovidos por Washington. A finales de agosto se anunció el pacto con Emiratos Árabes Unidos (EAU), en septiembre con Bahrein y en octubre con Sudán.

En diciembre Marruecos se sumó a la lista y a cambio Washington proclamó que reconocía la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.9 EEUU e Israel insistieron en presentarlos como un paso hacia la paz en la región, a pesar de que, en la práctica, formalizaban relaciones ya existentes entre Israel y estos Estados, no implicados en el pasado en hostilidades directas con Israel, a excepción de Sudán. Aunque la medida fue defendida por estos países como una manera de frenar el plan de anexión de Netanyahu, el primer ministro israelí aseguró que su propuesta seguía sobre la mesa. Las protestas palestinas ante estos acuerdos no consiguieron un respaldo político contundente en la Liga Árabe, que en septiembre no llegó a aprobar una resolución de condena. En medio de rumores sobre un paso en línea similar por parte de Arabia Saudita, Riad insistió en defender la Iniciativa de Paz Árabe como base para una solución.

En este contexto, durante el último trimestre la AP retomó la cooperación de seguridad con Israel suspendida en mayo –hecho que volvió a tensionar sus relaciones con Hamas–, subrayó su disposición a retomar conversaciones de paz tras la asunción de un nuevo Gobierno en EEUU e insistió en promover la celebración de una conferencia internacional de paz. El presidente palestino hizo un llamamiento al secretario general de la ONU para convocar una reunión

10. MIFTAH, Global call by women leaders against annexation and for peace, 2 de julio 2020.

internacional durante los primeros meses de 2021 con el propósito de lanzar un proceso de paz “genuino”

entre israelíes y palestinos. Mahmoud Abbas pidió a António Guterres que trabajara con el Cuarteto para la Paz en Oriente Medio –EEUU, Rusia, UE, ONU– y el Consejo de Seguridad de la ONU para que convocar a la cita a todas las partes concernidas e insistió en que la paz y la estabilidad en la región no serían posibles si los temas clave del conflicto permanecían sin resolver y en un contexto de ocupación persistente. Abbas subrayó el compromiso con la Iniciativa de Paz Árabe, que en 2002 ofreció normalizar relaciones con Israel a cambio de un acuerdo para un Estado palestino y un retiro total de los territorios ocupados en 1967. Al finalizar el año la AP intensificó sus gestiones diplomáticas. En diciembre Abbas viajó a Qatar y obtuvo un respaldo explícito a la causa palestina y mantuvo contactos con Vladimir Putin –que mostró la disposición de Rusia a mediar entre israelíes y palestinos en el marco del Cuarteto. Asimismo, se anunció la configuración de un comité conjunto para promover la conferencia internacional en 2021, integrado por la AP, Jordania y Egipto. Paralelamente, el Gobierno israelí continuó con sus políticas de construcción de asentamientos, demoliciones y confiscación de viviendas palestinas –entre otras–, denunciadas por grupos de derechos humanos y organismos de Naciones Unidas. La crisis interna del Gobierno israelí, en tanto, llevó en diciembre a su disolución y a una nueva convocatoria a elecciones, en la cuarta votación en menos de dos años. Los nuevos comicios estaban previstos para marzo de 2021.

Finalmente, cabe mencionar que el Coordinador Especial de la ONU para el Proceso de Paz en Oriente Medio, el búlgaro Nickolay Mladenov, culminó en diciembre su período en el cargo –que ocupaba desde 2015–, siendo sucedido por el diplomático noruego Tor Wennesland.

Género, paz y seguridad

A instancias de mujeres palestinas e israelíes, un grupo de 40 mujeres lideresas a nivel internacional emitieron una declaración condenando las intenciones del Gobierno israelí de anexar formalmente un tercio de los territorios palestinos. Reivindicando la resolución 1325 y la agenda internacional sobre mujeres, paz y seguridad, estas dirigentes alertaron sobre el impacto del plan de Netanyahu y también de las propuestas de Trump para la región. La declaración fue firmada por figuras como las Premio Nobel de la Paz Ellen Johnson Sirleaf, Shirin Ebadi, Mairead Maguire y Jody Williams, además de figuras de trayectoria política como Helen Clark, Mary Robinson, Radhika Coomaraswamy, Graça Machel, Navi Pillay i Margot Wallström, entre otras.10 Cabe destacar, además, que durante 2020 Palestina presentó la segunda edición del Plan de Acción Nacional para la implementación de la resolución 1325 de Naciones Unidas. Coincidiendo con el 20

aniversario de la aprobación de esta emblemática resolución, que dio paso a la agenda sobre mujeres, paz y seguridad, el Gobierno palestino dio a conocer el nuevo plan, que cubre el período 2020-2013 y que fue desarrollado con el respaldo de Noruega. Uno de sus propósitos es avanzar en la participación de las mujeres palestinas en los espacios de decisión y en la construcción de la paz. Representantes palestinas de diversas organizaciones subrayaron la necesidad de una implementación sustantiva del plan, asociada a un sistema de supervisión y evaluaciones anuales.

Paralelamanente, organizaciones de derechos humanos palestinas lideradas por mujeres continuaron su tarea de registro y denuncia de los impactos específicos y desproporcionados de las políticas de la ocupación israelí en las mujeres palestinas. También alertaron sobre las consecuencias en las mujeres palestinas de la pandemia de la COVID-19 y demandaron un mayor papel de las mujeres en la respuesta a la crisis.

Palestina Actores

negociadores Hamas, Fatah Terceras partes Egipto, Qatar Acuerdos

relevantes Acuerdo de la Meca (2007), Acuerdo de El Cairo (2011), Acuerdo de Doha (2012), Acuerdo de Beach Refugee Camp (2014) Síntesis:

Desde el inicio de la confrontación entre Hamas y Fatah, que a partir de 2007 se ha materializado en una separación de facto entre Gaza y Cisjordania, diversas iniciativas de mediación han intentado reducir la tensión y promover una aproximación entre las dos formaciones palestinas. No fue hasta mayo de 2011 que la confluencia de múltiples factores –entre ellos el estancamiento en las negociaciones con Israel, los cambios en la región como consecuencia de las revueltas árabes y la presión de la opinión pública palestina–

facilitó la firma de un acuerdo de reconciliación entre las partes. Sin embargo, las divergencias entre Hamas y Fatah en temas clave dificultaron la implementación del acuerdo, que pretendía la formación de un gobierno de unidad, la celebración de elecciones legislativas y presidenciales, y una reforma de las fuerzas de seguridad. Desde entonces se han anunciado sucesivos acuerdos entre las partes que no han llegado a implementarse.

A pesar de que el rechazo a los anuncios y políticas israelíes y de EEUU motivaron un acercamiento entre los grupos palestinos durante 2020, al finalizar el año volvían a prevalecer los obstáculos y diferencias para una reconciliación entre las partes. El plan de anexión formal de un tercio de los territorios ocupados anunciado por el Gobierno de Benjamin Netanyahu en el marco de la campaña electoral israelí y reafirmado tras la conformación de un nuevo Gobierno en abril –validado a su vez por la propuesta de “plan de paz definitivo” presentada por EEUU a principios de año–

favoreció una aproximación entre Hamas y Fatah, que se escenificó sobre todo a partir del segundo semestre

El plan de Netanyahu, que según el primer ministro israelí debía ponerse en marcha a partir del 1 de julio, propició a finales de junio una conferencia conjunta de representantes de diversos grupos palestinos en Gaza, incluyendo Hamas y Fatah, en la que reafirmaron su unidad para desafiar la anexión formal de territorios anunciada por Israel y el rechazo a la propuesta del Gobierno de Donald Trump. Días más tarde, ya a principios de julio y en Ramallah, el secretario general de Fatah, Jibril Rajoub, y el vicejefe de la oficin política de Hamas, Saleh al-Arouri, celebraron una nueva conferencia de prensa conjunta enfatizando la acción común contra los planes de Israel y EEUU.

Entre el 22 y el 24 de septiembre las dos principales facciones palestinas, Hamas y Fatah, mantuvieron conversaciones en pro de la reconciliación en Turquía.

Tras el encuentro en Estambul se anunció un acuerdo para celebrar elecciones legislativas, para el Consejo Central de la OLP y para la presidencia de la AP, aunque las formaciones mantenían diferencias sobre si celebrarlas de manera simultánea –opción preferida por Hamas– o por separado –alternativa defendida por Fatah, que desea que primero tengan lugar los comicios legislativos. Según trascendió, en la reunión en Turquía también se habría visualizado un diálogo nacional integral en colaboración con todas las agrupaciones palestinas.

Nuevos contactos tuvieron lugar en El Cairo, Egipto, entre el 16 y 18 de noviembre. Sin embargo, la decisión de la AP de restablecer la cooperación en materia de seguridad con Israel –suspendida en mayo como represalia por el plan de anexión anunciado por Netanyahu y en protesta por la iniciativa de EEUU– volvió a exponer las diferencias entre los actores palestinos. Hamas condenó la medida –anunciada el 17 de diciembre, mientras transcurrían las conversaciones en Egipto– y aseguró que la AP estaba ignorando los principios y valores nacionales, además de los resultados de la conferencia de líderes de las distintas facciones palestinas. Asimismo, denunció la decisión como un duro golpe a los esfuerzos por articular una respuesta conjunta a los planes de anexión y al denominado

“acuerdo del siglo” de Trump y subrayó que de esta manera la AP validaba y justificaba los acuerdos de normalización de relaciones de Estados árabes con Israel anunciados desde finales de agosto. Por último, el grupo islamista alertó que la decisión de la AP ponía en entredicho y minaba la legitimidad de instituciones como el Consejo Nacional Palestino y su decisión de detener la cooperación con Israel.

Representantes de Fatah, en tanto, atribuyeron las dificultades y el fracaso de conversaciones con Hamas en Egipto a la insistencia del grupo islamista en celebrar los comicios legislativos, presidenciales

y del Consejo de la OLP de manera simultánea. El secretario del Comité Ejecutivo de Fatah, Jibril Rajoub, justificó a finales de noviembre que la reanudación de la cooperación de seguridad con Israel era una medida de emergencia que no debía repercutir en los esfuerzos por la reconciliación y descartó injerencias o presiones externas en el proceso intra-palestino.

En diciembre, Abbas viajó a Qatar en lo que fue interpretado como un intento por conseguir que las autoridades qataríes usen su influencia y presionen a Hamas para llegar a un acuerdo sobre las elecciones.

Paralelamente, una delegación egipcia se desplegó en Gaza para abordar el proceso de reconciliación con Hamas y la tregua informal con Israel. Informaciones de prensa indicaron que la crisis de la pandemia de la COVID-19 había incrementado los contactos entre mediadores, Hamas e Israel. Finalmente, cabe destacar que los resultados de un estudio del Palestinian Centre for Policy and Survey Research arrojaron que solo un 11% de los palestinos y palestinas consultados confiaba en que los dos grupos palestinos se reconciliarían en el corto plazo.

Género, paz y seguridad

Durante 2020 el Ministerio de Asuntos de la Mujer palestino presentó el segundo Plan de Acción Nacional para la implementación de la resolución 1325 de Naciones Unidas sobre mujeres, paz y seguridad, que cubre el período 2020-2023 y que, entre otros temas, pretende una mayor participación de las mujeres en todos los espacios de decisión, incluyendo los esfuerzos de reconciliación. En paralelo, organizaciones de la sociedad civil continuaron promoviendo iniciativas para favorecer una presencia más sustantiva y equitativa de mujeres y jóvenes en espacios de decisión y en las negociaciones para la reconciliación intra palestina.

Asimismo, alertaron sobre los impactos específicos en las mujeres de la división política desde 2007 y denunciaron que, a pesar de constituir la mitad de la población, las mujeres han estado ausentes de los espacios formales de diálogo nacional.

11. Tanto el Comunicado de Ginebra de 2012 como la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU son documentos de referencia para las negociaciones, pero no han sido suscritos por las partes en conflicto

Siria Actores negociadores

Gobierno, sectores de la oposición política y armada

Terceras partes ONU, UE, EEUU, Rusia, Turquía, Irán Acuerdos

relevantes

Comunicado de Ginebra del Grupo de Acción por Siria (2012); Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU en apoyo a una Hoja de Ruta para un Proceso de Paz en Siria del Grupo Internacional de Apoyo a Siria (ISSG) tras las Conversaciones de paz de Viena (2015)11

12. Charles Thépaut, “The Astana Process: A Flexible but Fragile Showcase for Russia”, Policy Watch 3308, The Washington Institute for Near East Policy, 28 de abril de 2020.

13. Republic of Turkey, Ministry of Foreign Affairs, No: 89, 22 April 2020, Press Release Regarding the Meeting of the Foreign Ministers of the Astana Process; Press release on Foreign Minister Sergey Lavrov’s video conference with Iranian Minister of Foreign Affairs Mohammad Javad Zarif and Turkish Minister of Foreign Affairs Mevlüt Çavusoglu, 22 de abril de 2020.

La complejidad del

Ante las graves consecuencias del conflicto armado en Siria y en un contexto de preocupación por las repercusiones regionales de la crisis, diversos actores regionales e internacionales han intentado facilitar una salida dialogada y comprometer a las partes en un cese de hostilidades. No obstante, las distintas aproximaciones al conflicto por parte de actores regionales y potencias internacionales junto a la incapacidad para lograr un consenso en el Consejo de Seguridad de la ONU han dificultado las posibilidades de abrir camino a una solución política. Tras una breve y fallida intervención de la Liga Árabe, la ONU asumió el liderazgo de los intentos de mediación, encabezados por los enviados especiales Kofi Annan (2012), Lakhdar Brahimi (2012-2014), Staffan de Mistura (2014-2018) y Geir Pedersen (desde fines de 2018). A sus iniciativas se han sumado la UE, EEUU, Rusia o el Grupo Internacional de Apoyo a Siria (ISSG). En 2015, las conversaciones de paz en Viena del ISSG –lideradas por Washington y Moscú y en las que participaron una veintena de países y organizaciones internacionales– derivaron en un plan de paz para Siria que fue refrendado por la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU. A partir de 2017, en paralelo al proceso de Ginebra liderado por la ONU –que ha incluido conversaciones intra-sirias impulsadas por De Mistura–, se puso en marcha el proceso de Astaná, promovido por Rusia y en el que también participan Turquía e Irán. Las distintas rondas de negociaciones celebradas desde el inicio del conflicto armado han evidenciado las profundas diferencias entre las partes y no han conseguido frenar los elevados niveles de violencia en el país.

Como en los últimos años, la complejidad del conflicto armado en Siria tuvo su correlato en las iniciativas de cese el fuego y diplomáticas, con un

elevado protagonismo de actores regionales e internacionales en los esquemas de intensificar la campaña armada contra el feudo opositor de Idlib a partir de finales de 2019. La violencia en la zona tuvo severos impactos en la población civil, con numerosas víctimas mortales y masivos desplazamientos forzados – entre diciembre y marzo casi un millón de personas abandonaron sus hogares a

causa del conflicto en esta zona. Acuerdos previos en el marco del llamado “proceso de Astaná” habían definido esta área como una “zona de distensión”, razón por la cual Turquía acusó a Moscú de incumplimiento de los compromisos adquiridos. En este período se negociaron

causa del conflicto en esta zona. Acuerdos previos en el marco del llamado “proceso de Astaná” habían definido esta área como una “zona de distensión”, razón por la cual Turquía acusó a Moscú de incumplimiento de los compromisos adquiridos. En este período se negociaron

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