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I. Mèliès y “La Luna a un metro”

V. I. Mèliès y “La Luna a un metro”

Como en el capítulo anterior adelantábamos, y como por todos es conocido, sobre la figura de Méliès, recaen los primeros films dedicados al Cosmos. Y lo hace en un momento en el cual, prácticamente se acababa de introducir en la profesión.

Aquel 28 de diciembre de 1895 en que los hermanos Lumiere hiciesen la primera presentación pública del cinematógrafo en la Sala Indien de París, acudieron tan sólo 35 personas, a pesar de que los Lumiere habían repartido invitaciones a numerosas personalidades a las cuales el descubrimiento podría interesar, así como a directores de museos, teatros, críticos…Entre estas personalidades y que acudieran al acto, se encontraba George Méliès, director del teatro Robert Houdin. Méliès, quien se dedicaba a la magia de la prestidigitación, pronto vio en el cinematógrafo un medio de experimentación y una nueva alternativa de exhibición escénica, que le posibilitaría sacar el número representado en el teatro y llevarlo a las pantallas.

Curiosamente “el engaño óptico y el milagro”, como a menudo se le menciona, llegó con este mago ilusionista. No es de extrañar, ya que en un principio, únicamente tuvo que situar la cámara a modo de espectador frente al escenario, en el cual iba a tener lugar la actuación que se iba a registrar. Aunque Méliès en un primer momento concibiera el cinematógrafo como un sustituto del teatro, además de aprovecharlo en algunas ocasiones para el registro del natural en temáticas de actualidad, poco tardó en darse cuenta de que las escenas teatrales eran demasiado largas para filmarse en cinta, con lo cual era necesario aplicar un nuevo lenguaje que hiciera progresar la narración acortando el mensaje, dando lugar a la división del film por

“cuadros”1, como se empezaría a entender la planificación técnica del rodaje y por tanto el montaje del film2. Buscando y experimentando, llegaron también sus “hallazgos” sobre

1 Un “cuadro” se correspondía con lo que duraba más o menos una escena pero filmada en una sola toma.

2 Aunque según nos explica Román Gubern, “a pesar de que sus películas están basadas en una sucesión de

<<cuadros>>, sería impropio emplear el término <<montaje>> para referirse a su construcción, ya que

trucajes y demás efectos especiales que se incorporarían desde entonces al medio cinematográfico; algunos encontrados casualmente, otros trasladados de la prestidigitación, otros incorporados directamente de la técnica fotográfica3; y todo ello, extendido en las innumerables historias imaginarias, bien sean adaptaciones de cuentos, noveles literarias o invenciones, las cuales supondrían la temática estructural perfecta y más apropiada para la demostración y exhibición del tipo de escenas ilusionistas que le gustaba exponer, de acuerdo con la profesión que le precedía.

En 1897 Méliès invertiría gran parte de su fortuna en la construcción de sus propios estudios en su finca de Montreuil al estilo del “Crystal Palace” en miniatura. El edificio de cristal y hierro que acogiese a la Primera Exposición Universal de Londres en 1851, sería aquí el modelo de edificación mas apropiado para sus rodajes de interior, con el objetivo de aprovechar al máximo la luz del día4. Méliès, quien tenía fama de ser un trabajador incansable, se convertiría en “un auténtico hombre-orquesta, que escribía sus guiones, solía interpretar el papel principal y diseñaba las maquetas, los decorados y los trajes, además de ser director, productor y distribuidor de sus películas” 5, todo ello bajo la firma de Star Films6, nombre que dio a su productora. De este modo, Méliès ha sido considerado el creador del cine espectáculo, pues dio el salto del documento a la ficción. Y dentro de la ficción, sería también el impulsor del género fantástico, entonces denominado de “transformaciones o fantasmagorías” (“Féerie à transformations).

Antes de adentrarnos en el análisis y estudio de su película “Viaje a la Luna”, haremos mención a otra cinta anterior a esta, incluida entre las escenas de “Féerie à transformations”,

Méliès ignora absolutamente las posibilidades de <<continuidad>> que pueden nacer del montaje. Así, por ejemplo, en <<Viaje a través de lo imposible>> ( Le voyage à travers l’impossible, 1904 ) muestra en un cuadro un automóvil que, a gran velocidad, choca contra el muro de una casa y penetra en ella. En el siguiente cuadro aparece el interior de la casa, en cuyo comedor se halla una familia sentada en torno a la mesa. De pronto la pared se quiebra y penetra el automóvil…” ( Gubern, 1971, o. c., pág. 63 ).

3 Fundamentalmente, “las creaciones de Méliès son el fruto del encuentro de dos técnicas distintas: la del fotógrafo y la del hombre de teatro e ilusionista”. (Gubern, 1971, o. c., pág. 63).

4 Modelos de edificación que adoptarían los grandes estudios cinematográficos, como los que más tarde, a partir de 1902 empezara a construir la empresa Pathé. Según nos explica Agustín Sanchez estos estudios estaban especialmente diseñados para “facilitar el rodaje de cintas féericas (como se llamaba al género fantástico o de hadas)”. Por ejemplo, en el subsuelo del gran estudio del “Bois de Vincennes” de la Pathé, según describe la prensa de la época (Le Courrier Cinématographique), “un complejo juego de trampillas, tornos y ascensores permite la creación de las más enloquecidas escenas féericas y de las escenas fantásticas más osadas…Más lejos, una colosal piscina permite a la productora filmar tosas las escenas náuticas sin abandonar el plató, a no ser que se requiera el concurso natural de un río, un lago o un océano”. Sanchez Vidal, Agustín, “El cine de Chomón”. Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón, Zaragoza, 1992, pág. 52.

Méliès, empezaría a construir su primer estudio (el primero de Europa), en la primavera de 1897, y “en 1905 le añadiría su primera instalación eléctrica y construiría un nuevo estudio” (Gubern, 1971, o. c., pág. 62).

5 Tal y como nos introduce Agustín Sanchez Vidal en su libro (o. c., pág. 32).

6 Productora que acabó clausurando debido a una crisis provocada, entre otras causas, por el pirateo de sus copias, las pérdidas de la Star Film en América que llevaba su hermano (quien además se había dedicado a producir films sobre el Oeste), y sobre todo debido al sistema de distribución de películas de alquiler;

mecanismo que le obligaba a cubrir una gran producción a la que no pudo hacer frente (entre otras cosas, porque Méliès se había iniciado con <<Viaje a la Luna>> en la ambiciosa producción de films de gran formato con elevados costes ). “En 1911, con los recursos cada vez más menguados, Méliès tuvo que aceptar la ayuda financiera de su rival Charles Pathé, con la garantía de su estudio y del teatro Robert Houdin. Pathé se habría apoderado de ellos muy pronto de no haber sido por el estallido de la guerra, que paralizó la acción judicial, al tiempo que Méliès desaparecía sin dejar rastro”. (Gubern, 1971, o. c., pág. 65).

que aunque no se puede considerar visionaria en ningún sentido, a pesar de que algunos la han incluido dentro de las primicias de la “preciencia ficción” simplemente por el hecho de mostrar una Luna, creo que es digna de comentar. Sin embargo, no es su contenido lo que nos interesa, pues no es demasiado relevante, salvo el hecho de que contribuya a crear leyenda sobre la mítica “mujer en la luna”, sino lo sucedido con la cinta, que es todo un misterio.

Hablamos de la película titulada “La Luna a un metro”, clasificada con el número 160-162, dentro de la filmografía completa de George Méliès que Thierry Lefebvre nos proporciona en su obra “Le Voyage dans la Lune, film composite” 7. Dicha película, ha dado lugar a muchas confusiones, y sólo por el tiempo que me ha llevado llegar a un mínimo de entendimiento por los motivos que a continuación expondremos, y con el fin de que otros no tropiecen con el mismo asunto, he considerado oportuno precisar algunas aclaraciones a las que finalmente he podido llegar.

“La Lune à un mètre” fue realizada por Méliès en 1898, el mismo año que Wells escribiera

“La guerra de los mundos” y curiosamente el mismo año en el que naciera el astrónomo estadounidense Edwin P. Hubble, quien en 1929 confirmara la teoría de un Universo en expansión, la cual contribuiría a apoyar la teoría del Big Bag. Hubble fue el nombre que se le diera, en homenaje a este astrónomo, al primer gran telescopio espacial.

La película se rodó en el exterior de su casa en Montreuil, mientras se estaba acabando de construir el “Estudio A”. Está inspirada directamente en un número de ilusión fantástica creado y representado por él en el teatro Houdin en 1891, llamado “Les Farces de la Lune ou les Mésaventures de Nostradamus”, cuyo cartel publicitario presentamos en la siguiente imagen. El film trata de un anciano astrónomo que tiene una visión en su observatorio, el cual es visitado por una luna animada que le sonríe y que acaba transformándose en una bella doncella o hada madrina que se identifica como Phoebe8.

7 Lefebvre, Thierry. “Le Voyage dans le Lune, film composite. Méliès. Magie et cinema”. Paris Musées Fondation Electricité de France. Espace EDF ELECTRA, dirección de la exposición (comisarios): Jacques Malthête y Laurent Mannoni. 26 abril-sep. 2002. Las imágenes que presentamos de Méliès en este apartado también han sido extraídas de dicho artículo, exceptuando aquellas en las que se nombra su procedencia o bien aquellas que hemos extraído directamente del film.

8 Palabra que en griego significa “la resplandeciente”, que además podría estar relacionada con la diosa Febe, abuela de Apolo; pues Zeus viola a Leto, madre de Apolo e hija de Febe, y de esta unión nacerán los gemelos Apolo y Artemis, el primero la mitología griega lo identifica con el Sol, y a la segunda con la Luna. (Puede consultarse la obra de Grimal, Prierre. “Diccionario de Mitología. Griega y Romana”. Paidos, Barcelona, 1989).

Cartel donde se anuncia el número de ilusión fantástico “Les farces de la lune et les mésaventures de Nostradamus” que Méliès ofrecía en el teatro Robert Houdin. En él podemos ver ya algunos elementos que se repetirán en sus posteriores ficciones cinematográficas como la mujer en la Luna, el rostro de la cara en un astro (podría aquí ser el Sol) o la escalerilla por donde asciende el astrónomo, esta última sería utilizada también por Segundo de Chomón en “Viaje a Júpiter”, cuando el rey, en su sueño, abandona el lecho para subir por la escalerilla visitando a las estrellas y planetas en su paseo por el espacio hasta llegar a Júpiter9.

9 Este podría haber sido uno de los motivos de la confusión creada entorno a la película “La Luna a un metro”

de Méliès y “El viaje a Júpiter” de Chomón, que más adelante comentamos.