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Arqueología y memoria. Perspectiva histórica de la oficina salitrera Flor de Chile, cantón de Taltal

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TALTALIA

Nº 3 2010

MUSEO AUGUSTO CAPDEVILLE Ilustre Municipalidad de Taltal

Representante Legal

Guillermo Hidalgo Ocampo

Director

Rodolfo Contreras Neira

Comité Editorial

Agustín Llagostera Martínez, Universidad Católica del Norte Patricio Núñez Henríquez, Universidad de Antofagasta

Sergio Prenafeta, Periodista Científico Adriana Hoffmann, Botánica

Dirección

Av. Arturo Prat Nº 5, Taltal-Chile Teléfono: 611 891

Corrreo electrónico: museo.taltal@gmail.com ISSN 0718-7025

TALTALIA

Publicación anual del Museo Augusto Capdeville Rojas Distribuido por suscripción y canje

Permitida la reproducción de los artículos citando la fuente

Valor de suscripción anual con envío

10 euros en el extranjero

Portada y contraportada

Zorro chilla (Pseudalopex griseus) en los contrafuertes de la Cordillera de la Costa, Taltal-Chile

Diseño y diagramación

Andros Impresores www.androsimpresores.cl

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CONTENIDO

CONTENTS

5-6 Presentación

Foreword

7-20 Enterratorios del sitio arqueológico Los Bronces-1, Comuna de Taltal (Región de Antofagasta).

The archaeological site burials Bronces-1Taltal (Region of Antofagasta). Agustín Llagostera y Viviana Llagostera

21-32 Modo de vida y economía doméstica de las comunidades cazadoras recolectoras costeras del Desierto de Atacama en tiempos coloniales y republicanos.

Lifestyle and domestic economy coastal gatherers hunting communities Atacama Desert in colonial times and republicans.

Benjamín Ballester, Alexander San Francisco y Francisco Gallardo

33-44 Empleo de contenedores de cuero animal en las faenas mineras de la plata en el yacimiento de Huantajaya colonial, próximo a Iquique.

Use of animal leather containers in the silver mining operations at the colonial site of Huantajaya, near Iquique.

Horacio Larraín y Víctor Bugueño

45-55 Evaluación del recurso arqueológico de la costa del Desierto de Atacama para

diversificar los destinos del turismo de intereses especiales de la Región de Antofagasta.

Archaeological resource assessment of the Atacama Desert coast for diversification of tourism destination of special interest in the land of Antofagasta.

Agustín Llagostera y Julio Cruz

57-86 Recolección y pesca: pasado y presente en la costa de Taltal.

Collection and fisheries, past and present in the coast of Taltal. Rodolfo Contreras

87-95 Arqueología y memoria. Perspectiva histórica de la oficina salitrera Flor de Chile, cantón de Taltal.

Archaeology and memory. Historical perspective of the Flor de Chile nitrate office, taltal’s canton.

Alexander San Francisco, Jairo Sepúlveda y Benjamín Ballester

97-111 Etapa inicial de la historia regional: historiografía de puertos y ciudades costeras.

Initial phase for regional history: historiography of harbors and coastal cities. Héctor Ardiles

113-119 Ventana pedagógica: la escuela ante la encrucijada de derechos y responsabilidades.

Educational windows: the school at the crossroads of rights and responsibilities. Sergio Prenafeta

121-122 Ecos de la ciencia y el vecindario.

Echoes of science and vicinity.

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Revista Taltalia Nº 3 (2010), pp. 87-96

ARQUEOLOGÍA Y MEMORIA. PERSPECTIVA HISTÓRICA DE LA

OFICINA SALITRERA FLOR DE CHILE, CANTÓN DE TALTAL

ARCHAEOLOGY AND MEMORY. HISTORICAL PERSPECTIVE OF THE FLOR DE

CHILE NITRATE OFFICE, TALTALS CANTON

A

LEXANDER

S

AN

F

RANCISCO1

, J

AIRO

S

EPÚLVEDA2

y B

ENJAMÍN

B

ALLESTER3

RESUMEN

Se vincula una investigación exploratoria sobre el cantón salitrero de Taltal, en específico la experiencia his-tórica de la oficina Flor de Chile, con el ejercicio de la memoria social en el contexto del ex puerto salitrero de Taltal. A partir de un reconocimiento de la materialidad salitrera, de archivos y de las voces de los propios pampinos de Flor de Chile, se indaga en el imaginario del salitre, lo cual significa no sólo poner atención en lo acontecido, sino también en las proyecciones en que éste cobra sentido en el presente, expresándose en distintos contextos y soportes, siendo polisémico y dinámico. En consecuencia, este trabajo se enmarca dentro de lo que consideramos una arqueología política, en tanto busca vincular la actividad propiamente disciplinaria con el contexto social en el cual se produce y reproduce el conocimiento histórico.

Palabras clave: Ciclo salitrero, oficina Flor de Chile, memoria histórica e imaginario del salitre. ABSTRACT

Is linked an exploratory investigation about the Taltal nitrate canton, in specific the historical experience of the Flor de Chile office, with the exercise of the social memory in the context of the ex nitrate port of Taltal. From the recognition of the nitrate’s materiality, of files and the voices of the owns pampinos from Flor de Chile, is investigated on the nitrate’s imaginary, which means not only pay attention to what happened, but also in the projections in that this makes sense in the present, expressing in different context and supports, being polysemic and dynamic. In consequence, this work falls inside that we considerate a political archaeology, while looking link the activity properly disciplinary with the social contexts where the historical knowledge is produced and reproduced.

Key words: Nitrate cycle, Flor de Chile office, historical memory and nitrate imaginary.

1 Licenciado en Arqueología, U. de Chile (alexsanfrancisco@gmail.com) 2 Licenciado en Arqueología, U. de Chile (sepulveda.jairo@gmail.com) 3 Licenciado en Arqueología, U. de Chile (benjamin.ballester@gmail.com)

INTRODUCCIÓN

Atrás han quedado los tiempos en que el salitre constituyó una fuente central de riqueza en el norte del país. Para Chile esta experiencia histórica es profunda, llena de matices, de múltiples experiencias, es un extenso capítulo en la historia sociopolítica y económica de un país latinoamericano colonizado por capitales foráneos (Salazar y Pinto 2002), los que en mayor medida decidieron los destinos del salitre y con ello el devenir de sus trabajadores y familias. El tiempo del salitre fue intenso y crucial para las economías extranjeras y la nacional, no obstante las cifras estadísticas son frías e insensibles sin la consideración de sus actores, aquellos que en su mayoría actuaron en calidad de obreros, mujeres y niños, quienes sostuvieron un modo de trabajo en un espacio ajeno e indómito como las pampas del Desierto de Atacama, haciendo

de la oficina salitrera un espacio de vida coti-diano, que definió su identidad de pampinos (González 2002).

Es en el escenario del desarrollo capitalista de Chile donde se sitúa nuestra reflexión del pasado salitrero, para luego deslindar en el cantón de Taltal y singularizarse en la experiencia de la ex Flor de Chile. El cantón de Taltal fue el más meridional de la pampa salitrera y tuvo un tardío desarrollo y cierre de algunas de sus oficinas (Figura 1). Esto sin duda ha influido para que buena parte de la historia del cantón quede relegada de la problematización salitrera mayormente conocida hasta la segunda o tercera década del siglo pasado.

Éste ha sido uno de los aspectos que motiva ge-nerar una investigación exploratoria acerca del cantón de Taltal y de poner en una perspectiva histórica la experiencia salitrera de dicho puerto,

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lo cual significa no sólo colocar atención en lo acontecido, sino también en las proyecciones en que el imaginario del salitre cobra sentido en el presente, el que se expresa en distintos contextos y soportes, siendo fundamentalmente polisémico y dinámico. En consecuencia, este trabajo se enmarca dentro de lo que considera-mos una arqueología política, en tanto busca vincular la actividad propiamente disciplinaria con el contexto social en el cual se produce y reproduce el conocimiento histórico.

Que las condiciones del presente determinan los problemas y las interpretaciones del pasado es un hecho bien reconocido en la actualidad, siendo la dimensión socioeconómica una de las más influyentes en el contexto de una sociedad capitalista; tal como reconoce recientemente Walker, “class and class relations permeate all

aspects of capitalist society, and as a part of society archaeology embodies these relations”

(Walker 2008:98). Por tanto, destacamos el rol de los arqueólogos en la construcción de relatos sociales o narrativas históricas, entendiendo que en esta práctica se concretan los vínculos con la realidad social (Sepúlveda 2008).

Figura 1. Mapa del cantón de Taltal. Gentileza Álbum

desierto.

EL CICLO DEL SALITRE Y

EL CANTÓN DE TALTAL

El ciclo económico del salitre conforma un ostensible capítulo en la historia de Chile. La efervescente riqueza producida por la elaboración

del nitrato de sodio permitió la acumulación de grandes fortunas a empresarios europeos y nor-teamericanos, además de constituir un cuantioso ingreso para el fisco durante varias décadas (Salazar y Pinto 2002). La industria del salitre movilizó a centenares de obreros que antes y después de la Guerra del Pacífico poblaron el Desierto de Atacama, levantando en gran medida la actual configuración social y urbana del Norte Grande de Chile.

El Estado chileno compartió el liberalismo que requerían las empresas extranjeras y dio flexibi-lidad para la precarización de las condiciones laborales, bajando los costos en mano de obra y fomentando la instalación de conglomerados extranjeros en el país. Los capitales foráneos se fueron concentrando cada vez más en Chile, estableciendo más oficinas salitreras, mejores medios para su producción y transporte, creando y ampliando establecimientos portuarios. Desde mediados del siglo XIX que las primeras producciones de nitrato de sodio fueron llevadas a cabo en la Provincia de Tarapacá, territorio peruano hasta la Guerra del Pacífico. Al tiempo que en dicha provincia estaba en pleno funcionamiento una cada vez más próspera industria salitrera, el Departamento de Taltal era uno de los últimos en poner en marcha la producción de nitrato. Los primeros reconocimientos de terrenos salitrales realizados por exploradores-empresarios como José Antonio Moreno y Daniel Oliva estaban fuertemente motivados por el atractivo modelo de negocio habilitado en Tarapacá, al punto que el mismo gobierno incentivó el aprovechamien-to privado del salitre enviando expediciones y proyectando puertos de embarque. Cuando se produjo el primer embarque de salitre en el cantón de Taltal en 1879 desde Caleta Oliva, ya existía una embrionaria población en el Puerto de Taltal –sobre todo de pescadores changos (Contreras y Núñez 2009)–, y luego en la pampa del inte-rior, donde las iniciales explotaciones salitreras empezaban a tomar forma. Sin embargo, este prometedor comienzo contaría con múltiples obstáculos.

Luego de la “Guerra del Salitre” y con la anexión de los territorios salitreros de Perú y Bolivia, quedó en manos de Chile una suerte de “mono-polio natural” del nitrato. El gobierno chileno, adepto del libre comercio, revirtió el proceso de nacionalización impulsado por Perú algunos años antes, concesionando primero, luego vendiendo y rematando las propiedades salitreras (Salazar y Pinto 2002). Así, gran parte de la industria quedó

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bajo control de capitales extranjeros, principal-mente ingleses y alemanes, muchos de los cuales habían iniciado su ascenso económico gracias al financiamiento generoso de capitales bancarios nacionales (Bermúdez 1987).

A la posterior bonanza que dejó la “Guerra del Salitre”, le siguió una paralización provocada por la Primera Guerra Mundial y luego por las consecuentes crisis de los años 20, lo que sumado a la creación de abonos sintéticos –de menor calidad, pero menor precio– agudizó la decadencia del negocio salitrero, siendo la Gran Crisis de 1929 la que terminó por llevar la producción de salitre a niveles inusitadamente bajos, señalando el fracaso del empresariado salitrero (Salazar y Pinto 2002).

En 1931 sólo sobrevivían nueve oficinas en toda la región salitrera. En el cantón de Taltal la producción, con algunos años de repunte, descendía drásticamente hacia los años 30 y sólo una oficina se mantenía en trabajo. En 15 años, desde 1918 en que la industria salitrera ocupaba 57.000 trabajadores, pasó a utilizar 4.000 en 19334. En Taltal se detuvo el crecimiento

demográfico al punto de revertirse, retrocedien-do de forma paralela y paulatina la actividad comercial y urbana de este puerto, mientras

4 Estadística, Dirección General de, Anuario Estadístico de

Chile 1936, Vol. VI Minería e Industria.

que en la pampa esta desaceleración era más notoria. No obstante, la crisis del 29 no marcó la caída definitiva de esta industria, tal como lo atestigua Flor de Chile, que permaneció en funcionamiento no sin interrupciones hasta 1966 (San Francisco et al. 2009). Es este periodo tardío de la producción salitrera el más desconocido por la historiografía, los años de la decadencia de los cantones, pero cuyos protagonistas aún recuerdan y añoran (Figura 2).

LA INDUSTRIA SALITRERA Y

FLOR DE CHILE

La compleja situación inicial del cantón de Taltal adquiere dinamismo con la habilitación en 1882 del ferrocarril propiedad de The Taltal Railway Co. La comunicación férrea, que en sus primeros años alcanzaba hasta la estación de Refresco, incentivó un notable incremento en los descubrimientos mineros y en la activi-dad salitrera (Bermúdez 1984, Thomson 2005, Echeverría 2009). Hacia 1900 ya se contaba con ferrocarril hasta Cachinal, y Taltal contaba con cinco oficinas –tres en funcionamiento– y era responsable del 6% de la exportación nacional de salitre (Ubilla 2000).

Pese a que el distrito de Tarapacá mantenía una alta producción, varias compañías comenzaron a poner sus ojos al Sur puesto que por ser sus instalaciones más recientes mantenían en mejor

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90 TALTALIA, Nº 3, 2010

estado sus condiciones tecnológicas, conservan-do sus caliches leyes más altas (Ubilla 2000). Probablemente por estas razones el industrial italiano Pedro Perfetti decidió en 1905 la compra de Flor de Chile a la firma inglesa Gibbs y Compañía5; ésta será inaugurada al año siguiente,

luego de su habilitación (Aliaga 1909).

Flor de Chile nacía como campamento sin una producción constante ni instalaciones adecuadas. Mientras, se desenvolvía una embrionaria vida social expresada en los nacimientos y defunciones de la época que llegaban de la mano de las faenas salitreras6, delineando cada vez más un modo

de vida propio de la pampa. Era ésta una tierra nueva, incógnita, en donde la vida se desarrollaba en un ambiente enrarecido por el rápido ascenso de la población mayoritariamente obrera y por la consecutiva instalación de oficinas, agencias comerciales y ferrocarriles.

Hacia 1907 el cantón de Taltal se mostraba como uno de los más pujantes de la región salitrera. Mantenía trece oficinas funcionando, las que elaboraban un 11% de la producción de salitre (Ubilla 2000). El censo de ese mismo año mues-tra la mayor cantidad de población en toda la historia de Taltal, con 12.000 habitantes para el puerto y 27.000 para el Departamento. Estas cifras duplicaron a las del censo anterior y no han sido superadas todavía un siglo después7.

El diseño de la oficina Flor de Chile permitía la elaboración de unas 1.840 toneladas de salitre mensuales, gracias a sus 10 cachuchos y 100 bateas. Poseía una docena de estacas de salitre y utilizaba unos 400 obreros (Aliaga 1909) que mantenían una población de 771 habitantes8.

El periodo de descomposición de la industria salitrera activado desde 1914 vino a repercutir ampliamente sobre la vida en la pampa. Las acostumbradas paralizaciones temporales de décadas atrás traían ahora una sensación de no retorno, todo esto en medio de frustrados intentos gubernamentales de salvar la industria del salitre por parte de su asociación con el empresariado en la Compañía Salitrera de Chile (COSACH) y

5 Estadística, Dirección General de, Anuario Estadístico de

Chile 1936, Vol. VI Minería e Industria.

6 Estadística, Dirección General de, Anuario Estadístico de

Chile 1936, Vol. VI Minería e Industria.

7 Estadística, Dirección General de, Anuario Estadístico de

Chile 1936, Vol. VI Minería e Industria.

8 Estadística, Dirección General de, Anuario Estadístico de

Chile 1936, Vol. VI Minería e Industria.

luego en la Corporación de Ventas de Salitre y Yodo, que entre sus funciones tenían la centra-lización de la venta del nitrato y la eliminación del impuesto (Ubilla 2000, Salazar y Pinto 2002, Vidal 1953). En Taltal sólo tres oficinas sobre-vivían, no sin interrupciones, a la debacle del salitre: la Oficina Alemania, Santa Luisa y Flor de Chile (Garcés 1999).

Durante la década del 40 la industria del nitrato en Taltal comenzaba a rebrotar alcanzando cierta estabilidad9, la que se ve afectada por el cierre

definitivo de Santa Luisa en 1943. La vida de Flor de Chile había pasado aquel periodo de crisis en medio de altibajos, con algunos momentos de paralización y otros de reapertura. De cualquier forma el salitre seguía constituyendo el trabajo de unos 20.000 obreros y una no despreciable porción del erario10. En 1951, con sus oficinas el

cantón de Taltal aportaba el 18% de las 1.680.000 toneladas que se producían en el país, utilizando a unos 2.000 obreros.

Hacia los años 60, la ya derruida economía de la Compañía Salitrera Pedro Perfetti se constata en los últimos recursos que la empresa acomodaba para salvar su continuidad. La renovación de la tecnología, con la instalación de una nueva caldera en 1965, no era suficiente. Los administradores de turno manifestaban constantemente las urgencias de la oficina a la gerencia en Santiago, como la necesidad de renovar los camiones para el trans-porte del caliche, de instalar nuevos compresores y de reparar y mantener las maquinarias de segunda mano con las que se habían renovado las insta-laciones de la oficina. La producción se volvía aún más difícil al evidenciarse el agotamiento de las pampas vecinales a la oficina. Por su parte, la población de Flor de Chile comienza una serie de paros y huelgas organizados por el sindicato que intentaban hacer frente a los irremediables problemas que enfrentaba la compañía, tales como la escasez de mercadería en las pulperías, las malas condiciones de las viviendas y cam-pamentos o los recurrentes incumplimientos de pagos de salarios, mutuales o seguros.

Llegaba así el final de la senda para Flor de Chile. Los 400 obreros y empleados vieron cómo el inminente cierre de la oficina se concretaba en 1966. Ciertamente la economía del salitre mantenía su letal descenso. Ahora empleaba

9 Estadística, Dirección General de, Anuario Estadístico de

Chile 1936, Vol. VI Minería e Industria.

10 Estadística, Servicio Nacional de. Anuario Estadístico 1951,

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ARQUEOLOGÍA Y MEMORIA… / A. SAN FRANCISCO, J. SEPÚLVEDA y B. BALLESTER

unos 9.000 trabajadores y su exportación no sobrepasaba el millón de toneladas, muy por debajo de los tres millones que exportó en sus mejores años. La producción nacional era sostenida básicamente por las oficinas con tec-nología Guggenheim: María Elena y Pedro de Valdivia. Mientras tanto en Taltal sólo sobrevivirá la Oficina Alemania, aunque no por muchos años (Figura 3).

FLOR DE CHILE

Las ruinas de la oficina salitrera Flor de Chile se encuentran a unos 22 km de la ex estación de ferrocarril Agua Verde y a unos 3 km de la estación Refresco, en el sector central del cantón de Taltal. Entre las características internas de la oficina se distinguen distintos sectores de acuerdo a su carácter dentro del sistema total que repre-sentaba Flor de Chile (Figura 4).

Un primer sector es el campamento, ubicado en el fondo de una quebrada de paredes de suave inclinación, donde se concentró el sector habitacional de los trabajadores y sus familias, los servicios y los espacios públicos. Un segun-do sector corresponde a la zona administrativa ubicada fuera del curso de la quebrada y a considerable altura respecto del campamen-to. Aquí se encontraban las habitaciones de administradores y sus empleados directos, los

recintos de abastecimiento de alimentos y bienes, además de la casa de fuerza. Un tercer sector es el productivo, donde se ubicaron las bateas, cachuchos, maestranza y otros establecimientos funcionales a la elaboración de salitre. Asociado a esta área se encuentra el sector de acumulación de los desechos conocido como torta de relaves. Finalmente un último sector correspondió a la pampa circundante, donde se realizaban las actividades laborales cotidianas de extracción de caliche. Además se encontraban otros espacios como la casa de agua, el aeródromo, los corrales y la cancha de fútbol.

La población proletaria de Flor de Chile se alber-gó en 17 grandes recintos que dieron la forma rectangular al plano del campamento. Éstos eran subdivididos la más de las veces en 10, siendo casas pareadas por los costados. En Flor de Chile pudieron haber vivido unas 98 familias obreras de acuerdo a la disposición general de casas de la oficina. Los recintos de solteros eran cuatro, y de ellos dos se estructuraron con 20 subdivisio-nes, uno con 10 y otro con al menos más de 10. Ahora bien, esto no significó que el número de habitaciones haya sido equivalente al de obreros solteros, pues muchos de ellos eran hacinados entre varios trabajadores por pieza.

La vivienda obrera de Flor de Chile fue un lugar de condiciones frías y cálidas a la vez. Esto no sólo por las extremas condiciones de la pampa,

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sino porque sus materiales constructivos –las te-chumbres de latas y en algunos casos las paredes también– enfriaban las noches, para durante el día convertirse en verdaderos hornos.

Las casas eran alargadas y las hubo de madera recubierta de calaminas y de adobe. Cada una de éstas tenía aproximadamente 14 m de largo por 3,5 a 4 m de ancho, divididas en cuatro habita-ciones interiores: una tras otra se estructuraban en un comedor –comúnmente usado también como dormitorio–, un dormitorio, la cocina y un pequeño patio. Su calidad era precaria, no contaban con agua ni baños y tanto las casas de solteros como de casados en su mayoría poseían pisos de ripio o tierra apisonada.

Respecto de la administración, ésta fue construida sobre el campamento y la plaza. Desde este alto sector la administración no sólo fue diseñada apartada del campamento obrero, además su perspectiva visual era precisa para ejercer control y violencia sobre los obreros y sus familias. Es indiscutible que por parte de la administración y de los capataces de pampa existió un amplio conocimiento de las familias pampinas, quié-nes eran las esposas de cada obrero, sus hijos y casas.

La administración era una imponente casa de concreto y ladrillos, la que estaba reservada para el administrador de la oficina. En este mismo sector además se instalaron la pulpería y su bodega, el rancho de empleados, una bodega de leña y una pequeña parroquia, donde algunos niños pampinos hacían sus primeras comuniones.

El campamento y la administración constituyeron ámbitos de vida muy distintos dentro de Flor de Chile. La modelación de la oficina permitió guar-dar tales distancias; administradores y empleados ocuparon el sector alto y emplanado, mientras que el espacio de la cotidianeidad obrera se realizó más abajo, en el fondo de la quebrada.

Respecto del espacio de la cotidianeidad obrera, por cierto la estructura de sus casas no estuvo condicionada para ser habitada por padre y madre, más seis o más hijos. La casa pampina de estrechas dimensiones fue entonces un reducto generalmente sobrehabitado, que sólo encontró formas de descompresión a partir del fracciona-miento de las familias, en un contexto de alta movilidad pampina, de oficina en oficina, de pampa en pampa. La reducción de las familias fue posibilitada muchas veces por las distancias etarias de los hijos, lo que permitía que los ma-yores migrasen, dando forma al estilo errante del modo de vida pampino.

EL IMAGINARIO DEL SALITRE EN

EL PRESENTE DE TALTAL

El conocimiento histórico sobre el cantón de Taltal y sus oficinas salitreras es bastante escaso, siendo una de las áreas más desconocidas del ciclo del salitre, aun cuando la forma e identidad de la actual comuna de Taltal residen en su carácter de antiguo puerto salitrero.

Se debe tener en cuenta que la preocupación de los historiadores se ha enfocado principalmente

Figura 4. Plano de la oficina Flor de Chile. (1) Sector del campamento, (2) hospital y escuela industrial, (3) teatro

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ARQUEOLOGÍA Y MEMORIA… / A. SAN FRANCISCO, J. SEPÚLVEDA y B. BALLESTER

en la región tarapaqueña, la que concentró las primeras oficinas en funcionamiento, teniendo a Iquique como puerto principal y contexto vital de la actividad política de comienzos del siglo XX; siendo una excepción a esto el trabajo de José Antonio González para Antofagasta (p. e. González 1998, 2003). Por su parte, el meridional cantón de Taltal, pobre en la pobreza de la pampa, es hoy desconocido, sus oficinas fueron más bien pequeñas y de peores condiciones que muchas de las más nortinas11; de ahí que sea posible hablar

de un “sesgo tarapaqueño”. A lo anterior súmese que el interés historiográfico se ha centrado ma-yormente en las décadas finales del siglo XIX y las tres primeras décadas del siglo XX, generándose un vacío –sesgo temporal– posterior a la “gran crisis”, pues muchas oficinas continuaron su marcha hasta inclusive las décadas del 60 y 70. Ésta despreocupación histórica podría deberse al decaimiento de la importancia económica y política del salitre o simplemente a prioridades en las agendas de investigación.

Pese a lo esquivo de las investigaciones histó-ricas en Taltal, el imaginario de la industria del salitre aparece y desaparece en los cimientos de la memoria de este antiguo puerto, en aquello que es la reestructuración ideacional del pasado en relación con el presente, cuyo producto son los relatos o narrativas colectivas, como una abstracción discursiva, representacional –en tanto producto colectivo– del pasado, la cual está determinada históricamente (Burke 2000, Candau 2002).

En la localidad de Taltal este imaginario se ha ido plasmando de forma particular, observándose una serie de singularidades que posicionan el recuerdo de los “buenos tiempos” del salitre en un rincón importante de la memoria local. En primer lugar se debe mencionar que en Taltal ha habido una considerable tendencia a retratar el pasado salitrero desde el prisma de un sector administrativo y del comercio. Se ha tendido a reconstruir la historia del pueblo desde el aporte económico de actores sociales extranjeros, quienes se instalaron en el puerto en momentos de intenso comercio generado por el mercado salitrero. En libros y artículos que tratan la historia de Taltal (p. e. Gimeno 2005, Prenafeta 2009) se muestra esta tendencia a engrandecer un sector específico de la sociedad taltalina, omitiendo centrar el problema de la reconstrucción

histó-11 Estadística, Dirección General de. Anuario Estadístico 1913

hasta 1941. Estadística, Servicio Nacional de, Anuario

Estadístico, 1942 hasta 1951.

rica en base a los trabajadores y trabajadoras del salitre. Esto sin duda ha contribuido a idealizar el pasado salitrero de Taltal, suponiéndolo una “novela dulce”, extrayendo de ella todo cuanto haya de conflicto social, sobredimensionando a las “familias históricas” que desde los tiempos salitreros han controlado el comercio taltalino, contribuyendo a la hegemonía de un pequeño segmento en el imaginario del salitre, corriendo el riesgo de establecer tales discursos en una verdad histórica.

Esta visión ha sido refrendada y retransmitida a nuevas generaciones, materializándola especial-mente en periódicas performances en el ámbito escolar. En estas puestas en escena se retrata esta “novela dulce”, en que niños y niñas disfrazados a la usanza de los grupos sociales acomodados de los tiempos salitreros recrean prácticas pro-pias de estos grupos (como el recurrido baile del Charleston), desvinculando muchas veces a quienes son los propios descendientes de tra-bajadores pampinos del precario y conflictivo pasado y de las propias experiencias de vida de sus abuelos.

Ahora bien, como la memoria social transita también por sus propios caminos, existen visio-nes más genuinas, entregadas por los propios protagonistas del pasado acerca de los tiempos salitreros. Si bien esta memoria no se transmite de manera masiva, sí se cuela por los rincones íntimos de las familias taltalinas al rememorar la vida de los abuelos o la infancia de los padres, habitualmente descritas en términos de su precariedad económica y laboral, pero contras-tada con la plena vida social practicada en las oficinas salitreras (San Francisco et al. 2009). Si bien estas experiencias no logran ser asimiladas completamente por las nuevas generaciones, dada su radical distancia con las condiciones de vida actuales, sí ponen en juego aspectos que logran definir a los sujetos en la categoría de pampino: el pampino, aunque alejado de su mundo sigue siendo pampino, pues esto los hace únicos, distintos, ya que vivieron en espacios y circunstancias que jamás volveremos a ver. De esta manera el sujeto pampino se reconoce y es reconocido por la comunidad, aun después de haber cambiado definitivamente su vida co-tidiana y su ocupación laboral. Todavía más, al pampino se le reconoce socialmente como un sujeto dueño de una serie de cualidades pro-pias del hombre y la mujer de la pampa, tales como la fuerza y la resistencia moral para “salir adelante” en las circunstancias más difíciles. Esta misma capacidad ha sido relatada por los

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propios pampinos al referirse al momento del cierre definitivo de la oficina Flor de Chile (San Francisco et al. 2009).

Igualmente la rememoración da espacio a la reflexión sobre el pasado. Las entrevistas con los pampinos de Taltal dejan entrever constante-mente la comparación con la vida social actual, tales como los aspectos cotidianos y prácticas sociales a las que hemos hecho referencia an-teriormente. En medio de este espacio para la memoria propiciada por la investigación, apa-recen también determinados discursos sobre la vida económica local y nacional. No es inusual escuchar comparaciones entre la riqueza –y la miseria– producida por el salitre y la producida actualmente por el cobre.

A partir de los primeros años de este siglo el alto precio alcanzado por el cobre ha hecho de Taltal una ciudad relativamente próspera merced de la pequeña minería que emplea a buena parte de la población de la ciudad. En tales circunstan-cias, y guardando las proporciones con el ciclo económico salitrero, se escuchan voces que preguntan qué pasará con Taltal cuando decaiga la riqueza del cobre, cuando, por ejemplo, “se invente cobre sintético”. El recuerdo de la estela de cesantía y desconcierto que dejó el fracaso definitivo del negocio salitrero hacen temer hoy una nueva escalada de descalabro económico y social. Si bien las condiciones en las que se gestó y desarrolló la industria salitrera en Taltal son diferentes a las que han impulsado el reciente auge cuprífero en la zona, existen varias carac-terísticas que hacen viable dicha comparación, tales como la dependencia monoproductiva de un recurso no renovable, la volatilidad con que las fluctuaciones del mercado rodean la comer-cialización del recurso minero o las precarizadas condiciones laborales de sus trabajadores. En este sentido, la visión del fracaso del negocio del salitre ostenta su propio lugar en el imaginario salitrero. Al ser consultados por las causas de la caída de esta industria, los taltalinos recurren homogéneamente a un discurso que sitúa fuera la causa de este proceso, esgrimiendo que la creación de abonos sintéticos en Alemania sería la responsable. Sin embargo, esta visión contrasta con la de la historiografía económica más reciente (Salazar y Pinto 2002, Ubilla 2000), la cual evidencia varios factores relacionados directamente con el manejo empresarial interno. Entre ellos cabe mencionar el escaso desarrollo tecnológico en la producción de salitre, lo que mantuvo un mayor costo de la industria, junto con la constante utilización de la especulación

y control de los precios por parte de los produc-tores, que en parte motivó la creación de abonos alternativos. Asimismo esta visión resulta ser incongruente con la propia experiencia de vida de los pampinos, quienes vivieron y trabajaron allí hasta varias décadas después de la generación de abonos sintéticos en Europa (San Francisco

et al. 2009).

Más que una inexactitud histórica alimentada por lecturas simplistas e interesadas del proceso de auge y caída de este ciclo económico, este aspecto del imaginario se constituye en un discurso político, al liberar de responsabilidad a quienes tuvieron injerencia en la decadencia final de la industria del salitre –fundamentalmente empre-sarios y actores del Estado– y situar las causas del doloroso proceso de cierre de oficinas como un efecto de la casualidad y no de una causalidad histórica. Este discurso inhibiría eventuales reivin-dicaciones políticas actuales, que cuestionaran el manejo económico local y nacional.

CONSIDERACIONES FINALES

La historia del salitre en el cantón de Taltal y en la oficina Flor de Chile permite transitar por los senderos de un ciclo económico y social que marcó el desarrollo del siglo XX en Chile, y aún con más fuerza el del Norte del país. La puesta en marcha de un modo de producción capitalista industrial plasmó sobre el Desierto de Atacama una forma de asentarse y un modo de vivir y trabajar que condicionó la cotidianeidad de miles de personas durante casi un siglo.

No sólo en el constante recuerdo se observa lo indisoluble del vínculo entre el pampino y su pampa. La unión entre sus antiguos trabajadores y la vida del salitre se aprecia en las formas de sentir y pensar de los hombres, mujeres y niños que pasaron por Flor de Chile y otras oficinas como Alemania y Santa Luisa. Hoy el pampino, que ya no vive en la pampa desde hace más de 40 años, existe y camina por las calles de Taltal, aunque vuelve a su oficina, la rememora, la hace nuevamente propia (Figura 5).

Flor de Chile hoy luce deteriorada por el tena-cidad de los años, desmantelada por quienes la administraron, trabajaron y también por muchos que jamás la vieron en pie. Son estas ruinas en plena pampa desde donde nos hemos propuesto reflexionar arqueológicamente acerca del pasado, teniendo en consideración el contexto inmediato y actual que da sentido tematizar los “años del salitre”. Este contexto se articula en lo que hemos

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ARQUEOLOGÍA Y MEMORIA… / A. SAN FRANCISCO, J. SEPÚLVEDA y B. BALLESTER

denominado el imaginario del salitre, un espacio de voces polisémicas que da forma a múltiples narrativas históricas.

Figura 5. Cementerio de Refresco recientemente

revisitado.

A partir de esto, venimos explorando las posi-bilidades de la arqueología en el estudio de la memoria social y en la construcción de narrativas sociales, articulándose con una práctica arqueo-lógica y política (San Francisco y Sepúlveda 2010, Sepúlveda y San Francisco 2009). Desde esta perspectiva, el trabajo arqueológico busca sobrepasar los límites de lo meramente disciplinar, posicionándose el investigador en el entramado orgánico de las relaciones sociales en las que se ve envuelto; esto es aún más significativo al estudiar el pasado reciente, capitalista, pues están en análisis las contradicciones sociales imperantes.

Nuestro intento de poner en perspectiva histórica la experiencia de Flor de Chile y el cantón de Taltal tiene relación con la posibilidad de observar críticamente los hechos históricos en el mismo devenir del tiempo, desde lo acontecido a lo que está por acontecer. Esto mismo hace que la oficina salitrera no sea sólo una materialidad inerte en medio de la pampa, sino que un tes-tigo de la historia obrera de Chile, y aún más, una fuente de la memoria, un insumo contra el embate del olvido.

De lo anterior, se nos hizo necesaria la distinción de dos campos del imaginario del salitre: uno masivo, apegado a la alegorización y folclori-zación del pasado; y uno íntimo, familiar, en donde toman sentido las experiencias de vida concretas del pasado. La primera aparece cons-truida a partir de pocos elementos o sesgos, los que se masifican y generalizan, desvirtuando la diversidad de realidades particulares; mientras que la segunda, al construirse desde casos

singulares, muchas veces pierde de vista las condiciones sociales y económicas que gene-raron tales circunstancias de vida.

Pensamos, al menos de forma exploratoria, que el rol del investigador será articular las memorias íntimas –concretas y genuinas– dotándolas de contenido histórico, pues es allí donde el pasado y el presente se encuentran y reconocen, elaboran-do nuevas narrativas históricas. Al respecto, vale considerar la constante comparación realizada por los pampinos entre el pasado salitrero y el presente, ya sea en términos cotidianos como en relación con el panorama económico local y na-cional. Aquel simple ejercicio de reflexión muestra cómo la investigación arqueológica puede servir de materia importante para la memoria social, así como para la reflexión histórica realizada desde los propios protagonistas del pasado.

Agradecimientos: a la comunidad de Taltal y sus

ex pampinos. A nuestros colegas que colaboraron en el proyecto Fondart 2008-65851.

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Figure

Figura 1. Mapa del cantón de Taltal. Gentileza Álbum  desierto.
Figura 5. Cementerio de Refresco recientemente  revisitado.

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