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El Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos (1797-1808). Antología, selección e introducción por Elisabel LARRIBA y Gérard DUFOUR

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El Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos (1797-1808). Antología, selección e

introducción por Elisabel LARRIBA y Gérard DUFOUR

Elisabel Larriba, Gérard Dufour

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Elisabel Larriba, Gérard Dufour. El Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos (1797- 1808). Antología, selección e introducción por Elisabel LARRIBA y Gérard DUFOUR. Ámbito Edi- ciones, 291 p, 1997, 848183033X. �halshs-02920424�

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lisabel

L

arribay

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D

ufour

E l S emanario de A gricultura y A rtes dirigido a los P árrocos

(1797-1808)

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GÉRARD DUFOUR (Paris, 1943) es catedrático de civilización hispánica en la Universidad de Provenza (Aix- Marseille, Francia) y presidente de la misma. Su investigación secentrafunda­ mentalmente sobre las relaciones entre la Iglesia, el Estado y la Sociedad en la España del Antiguo Régimen y princi­ pios de la época contemporánea. Ha publicado, entre otras obras: Juan Antonio Llorente en France (1813- 1822), Ginebra, 1982; La Inquisición española. Aproximación a la España intolerante, Barcelona, 1986; La Inqu­

isición en España, Madrid, 1992; Un liberal exaltado en Segovia: el canónigo Santiago Sedeño yPastor (1769-1823), Universidadde Valladolid, 1989; Clero y Sexto Mandamiento. La Confesión en la España del siglo XVIII, Ámbito, 1996, así como las ediciones de JuanAntonio Llorente: Memoria histórica sobre...

la Inquisición, París, 1977; Cornelia Bororquia o la Víctima de la Inquisición, Alicante, 1987; Pablo de Olavide, Cartas de Mariano a Antonio (El programa ilustrado de «El Evangelio en triunfo»), Université de Provence, 1988;Sermones revolucionarios del Trienio liberal, Alicante,1991 yValentín dela Madre de Dios, Diálogo entre un Confesor y un Penitente a propósito del sexto manda­

miento, Alicante, 1994.

ELIS ABEL LARRIBA (París, 1967) esprofesora titular de la Universidad de Provenza(Francia).Además de su tesis, Le Public de la presse en Espagne à la fin du XVIIP siècle (1780-1808), en prensa en las ediciones Champion- Slatkine (París), es autora de varios ar­

tículosy comunicacionespresentadas en coloquios internacionales.

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E

l

S

emanario de

A

gricultura

y

A

rtes dirigido a los párrocos

(1797-1808)

Seleccióneintroducción por

ElisabelLarribayGérard Dufour

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Elisabel Larriba y Gérard Dufour

E l S emanario

de A gricultura y A rtes DIRIGIDO A LOS PÁRROCOS

(1797-1808)

ÆMBiTO

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Imagen de cubierta: «La Agricultura», de Francisco de Goya

© Elisabel Larriba, Gérard Dufour y Ámbito Ediciones, S. A., 1997 Primera edición: mayo de 1997 I.S.B.N.: 84-8183-O33-X Depósito Legal: VA. 482.-1997 Edita: ÁMBITO Ediciones, S. A.

Héroes del Alcázar, 10, bajo 47001 Valladolid

Teléfono (983) 354161 Fax(983)354151

Imprime: Gráficas Andrés Martín, S. A.

Paraíso, 8 - Valladolid

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INDICE

Introducción... 9

Bibliografía selecta... 63

Antología... 65

Advertencia... 67

Introducción y prospecto... 69

Plantíos... 81

Pan de patatas... 85

Conversación de uncurapárroco y unfeligrés suyolla­ madoColetoPanzacola... 89

Constituciones y ejercicios de la nueva escuela de Agricultura de Bemui deCoca, obispado de Segovia... 95

Veterinaria... 105

Acabar con losgorriones... 107

Mododeaprovechar una heredadperdida... 113

Carta a un militar curioso... 117

Industria nacional... 125

Delmodomásútildepublicarel Semanario... 133

Ventajas delos cerramientos... 141

Perfección de las artes industriales... 147

Sopaeconómica... 155

EscuelaveterinariadeMadrid... 163

Asociación de Señorasparasocorreralasprisionerasde la Galera... 169

Plaga delalangosta y ganaderíatranshumante... 183

Afavordeunhorariode verano... 187

Elaprovechamiento de loshuesos... 191

Mediosde mejorar la agricultura... 193

Sobrela Mesta... 197

(9)

El aceitecomoremedio para la peste... 203

Observaciones sobre el arte de nadar por Benjamín Franklin... 207

Extincióndela mendiguez... 211

Introducción al tomo XVIII por D. Francisco Antonio Zea... 223

Adelantamientos de la Real Sociedad Patriótica de San Lúcar de Barrameda... 229

Elfomentodelaagriculturaenlascolonias... 235

Nuevométodode enseñanza de Pestalozzi... 243

Continúa el nuevo métodode enseñanza de Henrique Pestalozzi... 251

ConcluyeelnuevométododeenseñanzadeHenrique Pestalozzi... 259

Hermandaddecaridad... 271

El hospicio delavilladeSotode Cameros... 279

Propagacióndela vacuna... 285

(10)

I

ntroducción

*

El nacimiento de un periódico

El jueves 5 de enero de 1797 salía aluz, en la imprenta ma­ drileña deVillalpando, un periódico de título estrafalario,Sema­

nario deAgricultura y Artes dirigidoa los párrocos. Habíasido precedido de un prospecto que, empezando por un auténtico himno a la agricultura («Zzz primera, la más noble, la más indis­ pensable ocupación del hombre»)* 1 * 3, exponía claramente el pro­

pósito de sus autores. En efecto, habiendo constatadoque «en España, losque labran, noleen, y los que leen,no labran», ha­

bían llegado a la conclusión de que era «necesario,pues, hallar un medio para extender enlas provinciaslasluces sin dar al la­

bradorla molestia de leer»1-, habían dado conel medio de solu­

cionar tan arduoproblema, y según ellos «no sepresenta otro más sencillo quedirigir un semanario a los párrocosparaque, sirviéndoles al mismo tiempo de lectura agradable excitefre­ cuentemente a celo a fin deque comuniquen asus feligreses los adelantamientos, las mejoras, industrias e invenciones que se publiquen»1. En otras palabras, fiándose en el «respeto y el

* Agradecemos al Profesor Emilio LA PARRA LÓPEZ de la Universidad de Ali­

cante el haber aceptado leer el texto manuscrito de esta introducción así como sus valio­

sas observaciones y sugerencias.

1 Semanario de Agricultura y Artes..., tomo I, p. VII. Reproducido por DÍEZ RODRIGUEZ (Fernando), Prensa agraria en la España de la Ilustración. El Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los párrocos (1797-1808), Madrid, Ministerio de Agri­

cultura, 1980, pp. 179-186.

- Ibid., I, p. X.

3 Ibid., I, p. XI.

(11)

amor» que profesaban los campesinos a los párrocos, contaban con éstos para difundir, juntocon la doctrina, las imprescindi­

bles reformas que necesitaba el campo4. El propósito era ambi­

cioso, ya que«semejanteimpreso», decían, «deberá ser el cen­ trode todos los conocimientos, métodos y prácticas que tienen los agricultores enlas diferentesprovincias del reino, a cuyo fin se procurarán tenerpresentes cuantas obras españolas de agri­ culturase puedan adquirir; se abrirácorrespondencia con las sociedades [de Amigosdel País] quequieranconcurrir a tan im­ portante trabajo y con loscatedráticosde ciencias naturales; se consultará en las dudas a los hacendados, agricultores, prácti­ cos;yencuantoala nomenclatura, setomaránnoticiasde todas partespara fijarla, si es posible, ydesterrar la confusión que re­

sulta de la variedad y mezclade términosprovinciales, latinos, árabesy franceses, que hacen casi impracticable la traducción de las obras deestaclase. Se tendrán a la vistalos mejores pe­

riódicosextranjeros que hoy se publican sobreagriculturay ar­

tes, yfinalmente se iráformandouna escogidabiblioteca de es­ tos ramos parallenar dignamente elobjetoque se propone el Se­

manario de agricultura, artes y oficios»5.

Paradar a conocer tal proyecto se esparcieron nada menos que 22.300 ejemplares delprospecto: 12.500 en España y9.800 en las Indias. E incluso les pareció poco a los redactoresdel Se­ manario de Agricultura.... ya que,una semana despuésde la pu­ blicacióndel primer número,solicitaron la impresión,por cuen­ ta de la Real Imprenta, de 10.000, 12.000 o, mejor, de 20.000 ejemplares suplementarios. Pero el director deesta institución, Santiago de Barufaldi, se negó rotundamente a tan exagerada petición6. Sin embargo, consiguieron que se publicase íntegro dichoprospecto en la Gaceta de Madrid del 7 de febrero de 1797asícomoen el Memorial literario deabrily de mayo del mismo año.Pero, sobretodo,elmayorapoyo lohabían recibido del primersecretariode Estado y del Despacho, Manuel Godoy,

4 Ibid., I, p. XII.

3 Ibid., I, p. XIII.

6 Archivo Histórico Nacional, Estado, legajo 3485, Carta de Santiago de Barufal­

di a don Juan José Peñuelas de Zamora, Madrid, 11 de enero de 1797.

(12)

Príncipe de laPaz,quien, el23 denoviembre de1796, había co­

municado,deordende Su Majestad, el prospectodelSemanario de Agricultura.... acada unode los preladostanto de Españaco­

mo de las Indias «para que lo comunique a los párrocosde su obispado, que porsu importante ministerio merecensu predilec­

ción, a fin de que los que, persuadidos de suutilidad, quieran ser­ virse de él, lo hagan voluntariamente, o de su cuenta, o de los caudales de las iglesias, mediante su pequeño costeyel beneficio que les resulta de los progresos de la agricultura». Y añadía:

«por este medio no sólo se proporcionará el párroco unaocupa­

ción agradable para síy útilísima para su pueblo, sinoquehalla­ rá medios fácilesde mejorarla suerte de los aplicados, deemple­ ar a los ociosos, y desterrarla mendiguezquesiempre estáacom­

pañada de los vicios, puntos esenciales a la prosperidad na­ cional,y en quetantointeresala pureza delas costumbres»1. Dos meses mástarde, el 7 de febrero de1797,el secretario de Hacien­

da Miguel Cayetano Soler hacía lo propiocon los intendentes del Reino,señalandola conveniencia de que los ayuntamientos tam­ biénse suscribieran al Semanario de Agricultura y Artes..,* * * * 8

Un proyecto de Godoy

Lainsistencia del Gobierno enrecomendar -en nombre del propio soberano-la lectura y,más aún, la suscripción al Sema­

nario de Agricultura yArtes... dejaba pocadudasobre elcarác­ ter semioficialde esta publicación. Según las reales órdenes ex­

pedidas por el Príncipe de laPaz en 1796y por Soler en1804,su publicación correspondía a la regia voluntaddeCarlos IV «de propagar entre sus fieles vasallos los conocimientos útiles a la

economía ruralyala industria»9. Porsupuesto, la capacidadpo-

' Archivo Histórico Nacional, Consejos, legajo 1893, expediente 8: Copia de la Real Orden comunicada a los Srs. Prelados eclesiásticos del Reino, San Lorenzo, 23 de noviembre de 1797. Este texto ha sido publicado por Femando DIEZ RODRIGUEZ, op.

cit., pp. 187-189.

8 Ibid., Real Orden comunicada a los señores intendentes del Reino, Aranjuez, 4 de abril de 1800, que se refiere a otra Real Orden del 7 de febrero de 1797.

’ Ibid.

(13)

líticadel Rey nollegaba a tanto. En realidad, el«autor»del Se­ manario de Agricultura y Artes... (autor,en el sentido deAlfon­ so el Sabio,para quien había tres manerasde ser autor de un li­

bro: escribirlode su puñoy letra, tener la ideadel tema y man­ darlo redactar) erael primer secretariode Estado y del Despa­ cho, o seael Príncipede laPaz, quien reivindicócon orgullo la paternidad del Semanario... en las Memorias que publicó en su exilio parisiense en 183610. La propensión de Godoy aaprove­

char cualquier argumento para hacersepasaren sus Memorias por elprototipo del político ilustrado y el mayor protector de lasletras y de las ciencias que España hayaconocido jamás po­ dría incitarnos a cierto escepticismo11. Sin embargo, algunos testimoniosno dejan lugara la másmínima duda: en una carta al Rey, fechada en SanLorenzo del Escorial el 13 de diciembre de 1798, y en la cualsolicitaba, como premio de sus buenosser­

vicios, alguna prebenda dependientede la catedral de Toledo, Juan Antonio Melón señalaba quehabíacumplido fielmente la orden dada por el Príncipe de laPaz el 4 de agosto de 1796 de redactar un periódico sobre agricultura12 13. Asimismo, Francisco Antonio Zea, en laintroducción al tomo XVIIIque publicó co­

mo suplemento al n.° 444 del 4 dejulio de 1805, no dudó en manifestarpúblicamente que «entre las ideas liberales que han distinguido el Ministerio del Señor Príncipe de la Paz, debe contarsecon satisfacción la del establecimiento del Semanario de Agriculturay Artes... no sólo porsu importante objeto, sino también por las sabias disposiciones que dio para difundir tan preciosos conocimientos»'3. Indudablemente, la creación

PRÍNCIPE DE LA PAZ, Memorias. Edición y estudio preliminar de D. Carlos Seco Serrano, B.A.E., LXXXVHI, Madrid, Ediciones Atlas, 1965, p. 205: «El Semanario de Agricultura y Artes [...] cuya fundación fue enteramente mía» .

11 Contrastando su propia política con la de Floridablanca, no dudó Godoy, por ejem­

plo, en declarar: «Paso a paso, sin hacer yo alarde de ningún cambio de política, levanté el entredicho que sufrían las luces. Lejos de oprimir la enseñanza, procuré darle anchura; le­

jos de impedir las reuniones que mantenían el patriotismo y ejercitaban los talentos en co­

mún provecho, les volví a la vida y les di estímulo; lejos de temer los libros y la imprenta, les dejé todo el campo que permitían las leyes y que era dable en aquel tiempo» (Memo­

rias..., op. cit., p. 196). Véase PÉREZ de GUZMAN (J.), «El protectorado del Príncipe de la Paz a las ciencias y a las artes», en La España Moderna, julio de 1905.

12 Archivo Histórico Nacional, Estado, legajo 3242, expediente 39, documento 13.

13 Semanario de Agricultura..., XVIII, p. 3.

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delSemanario de Agriculturay Artes... esuno de los elementos positivos quesehan deteneren cuenta cuando se intentavalo­

rar la figura políticadel Príncipede la Paz,almargende los vi­ tuperios y tópicos que se vienenrepitiendo desde la Guerra de la Independencia14.

No fueésta la única manifestacióndelinterés de Godoy por el fomento de la agricultura y de las artes, ya que, por ejemplo, encomendó a Goya, para la decoración de supalacio, lapintura de cuatro alegorías de más de dos metros de diámetro quefueron realizadas en 1797 y representaban La Agricultura, La Indus­

tria, El Comercio y La Ciencia15. Sin embargo,preocupándose por estostemas,y esencialmente por la agricultura, el Príncipe de laPaz no hacía sino cumplir consus obligacionesde hombre de Estado. La«revoluciónvital» que se produjo en Europa (cu­

yapoblación aumentó en un 30% entre 1700 y 1750 yen otro 30% entre1750y 1800)16 no ofrecía muchas soluciones. La úni­ ca alternativaera o la limitación de los nacimientos -propuesta en AnEssay on thePrincipe of population (1798) porel pastor Thomas Robert Malthus, queno veía otro medio de conseguir este propósito que por la castidad- o multiplicar las riquezas, mejorando los rendimientos de los cultivos y desarrollando la economía como preconizaban en Francia los fisiócratas, François Quesnay, el marqués de Mirabeau, Pierre Dupont de

14 Emilio LA PARRA está llevando a cabo una revisión desapasionada (pero sí, apasionante) de Manuel Godoy, revisión de la que nos ofreció un botón de muestra en su libro Godoy y los revolucionarios franceses (España y Francia afines del siglo XVIII), Madrid, C.S.I.C., 1992. El trabajo más completo hasta la fecha sobre Godoy, y en el que se matiza la opinión exageradamente negativa que se tenía de este personaje, es el de Carlos SECO SERRANO en su introducción a la edición citada de las Memorias del Príncipe de la Paz.

15 Tres de estos cuadros pueden verse hoy día en el Museo del Prado. Véase CAMÓN AZNAR (José), Francisco de Goya, tomo III («1797-1812»), Zaragoza, Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, 1981, pp. 30-31, así como ROSE - DE VIEJO (Isadora), «Goya’s allegories and the sphinxes: ‘Commerce’, ‘Agriculture’, ‘Industry’

and ‘Science’ in situ» in The Hispanic Society of America, January 1984, pp. 34-39.

16 COLEMAN (D.), «Campagne et industrie. L’économie d’une époque de change­

ment» in COBBAN (Alfred) (dir.), Histoire des civilisations. Edition française sous la direction de Marcel BRION. Traduction de Dominique LE BOURG et Henriette LAB- BE, Parts, Larousse, 1970, p. 137 et HUFTON (Olwen H.) «Une Force en expansion: le peuple. Le problème de la misère», Ibid., p. 295.

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Nemours, etc.17 Españano fue -ni mucho menos- ajena a esta problemática: aunquesu tasa de crecimiento se situó por debajo de la media europea -yaquepasósupoblaciónde 8.800.000 ha­

bitantes en 1717 a 9.855.000en 1752 (un 12% más) parallegar alos 11.000.000 en 1787 (un 11,6%)18labajarentabilidad -en general- de la agricultura española, agravada por las condicio­ nes climáticas y las distintas plagas que asolaban periódicamen­

te elterritorionacional19,hizo que elfomento de laagriculturase convirtiese en el objetivo.prioritariode todo político. Concreta­ mente, la necesidad de una ley agraria (con el proyecto de Ola- vide, la consabida reflexión que se desarrolló en tomo a esta cuestión en la Sociedad Matritensede Amigos del País y el fa­

moso texto deJovellanos) se hizo manifiesta a raíz de losmoti­

17 Cf. FOX-GENOVESE (E.), The Origins of Phisiocracy: Economic Revolution and Social Order in Eighteenth Century France, Cornell University Press, London - New York, 1976 y LLUCH (Ernest) y ARGEMI (Lluis), Agronomía y fisiocracia en Es­

paña (1750-1820), Valencia, Instituto Alfons El Magnanim, 1985.

18 FERNÁNDEZ de PINEDO (Emiliano), «Coyuntura y políticas económicas», en FERNÁNDEZ DE PINEDO (Emiliano), GIL NOVALES (Alberto), DEROZIER (Al­

bert), Centralismo, Ilustración y agonía del Antiguo Régimen, Madrid, Editorial Labor, 1980, p.19. Las cifras proporcionadas por Emiliano Fernández de Pinedo pueden consi­

derarse como cifras medias ya que los especialistas en demografía histórica coinciden en que pecan por defecto todos los resultados de los distintos cómputos oficiales efectuados a lo largo del XVIII desde el vecindario de Campoflorido (1712-17) hasta el censo de Godoy (1797). Un buen estado de la cuestión en MARTINEZ RUIZ (Enrique), en MARTÍNEZ RUIZ (Enrique), GIMÉNEZ (Enrique), ARMILLAS (José Antonio), MA- QUEDA (Consuelo), La España moderna, Madrid, Editorial Istmo, 1992, capítulo IX

«Las bases económico-sociales del setecientos español: los efectivos humanos», pp. 392-402.

19 Sobre la coyuntura climatológica y las distintas plagas sufridas en España en el siglo XVIII, se consultará: FONT TULLOT (I.), Historia del clima en España. Cambios climáticos y sus causas, Madrid, Instituto Nacional de Meterología, 1988; ÁLVAREZ VÁZQUEZ (J.A), Sequías y lluvias en la provincia de Zamora en los siglos XVII, XVIII y XIX, Madrid, Universidad Autónoma, 1986; DÍAZ PINTADO (J.), «Climatología de la Mancha durante el siglo XVIII», en Cuadernos de Historia Moderna, n.° 12, Madrid, (1991), pp. 123-166 y, last but not least los trabajos de ALBEROLA ROMA (Armando):

«De catástrofes climáticas y plagas. Una aproximación a las crisis agrarias valencianas de la segunda mitad del siglo XVIII» en PÉREZ (Joseph) y ALBEROLA (Armando), (Eds), España y América entre la Ilustración y el liberalismo, Madrid-Alicante, Casa de Velázquez-Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1993, pp. 109-130 y «La percepción de la catástrofe: sequía e inundaciones en tierras valencianas durante la primera mitad del siglo XVIII», en Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, n.° 15 (1996), pp. 257-269

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nes delhambre de 1766, entre loscuales destacó el deMadrid, conocido bajo la denominación de «motín de Esquiladle»20.

Lapreocupación de Godoy por desarrollar la agricultura y la industria no constituía, pues,ninguna novedad notable:no hacía sinocontinuar una política iniciada bajo Carlos III, cuyo mayor exponente había sido el Discurso sobre el fomento de la indus­

triapopularde Campomanes (cuyos métodosdirigistas dedifu­

sión -como veremos-pudieroninclusoinspirarle para su Sema­

nario de AgriculturayArtes..)así como lacreacióndelas Socie­

dades Económicas deAmigos del País. En cambio, el Príncipe de la Paz innovaba al recurrir a la prensa (y, sobré todo, una prensa esencialmente dirigida a los párrocos) para convencer a los campesinos y a los artesanos de lanecesidad de aplicar nue­

vos métodos. La utilización de estemedio no debe extrañamos, pues durante la guerra de la Convención los periódicos habían conquistado un amplio público. {«Hasta los pinches compran la Gaceta [...] yhay que armarsede una buena provisión de cuen­ tos periodísticospara gustar ala jovena la quesecorteja», es­ cribía el P.Estala a Juan PabloFomer en 179521). Godoy, quien se jactó ensus Memorias dehaberla protegidocomo nadie22,fue uno de los primeros en percatarse de laimportancia de este gé­

nero en la formación de la opinión pública. Además, contaba con un ilustre precedente: elórgano de la«secta delos fisiócra­

tas» (como decía uno desus adversarios, el abateGaliani)que, bajo el título de Journal de lagricuture, du commerce et des fi­ nances, publicó en París, dos veces a la semana, el abate Rou- baud de 1765 a 1774y de 1780 a 1783.

Ni siquiera el hecho de utilizara los párrocos como mediado­ res culturalesentre los «sabios» (como se decíaentonces) y la masa de los feligreses constituía una verdaderaoriginalidad.Co­

30 Cfr. LAGE (José), «Introducción» a la edición de Espectáculos y diversiones pú­

blicas - Informe sobre la ley agraria, Madrid, Cátedra, 4a edición, 1986, p. 14 sig.

31 Citado por DESDEVISES DU DEZERT (Georges), La España del Antiguo Ré­

gimen. Traducción de Arturo Lorenzo González. Introducción de Agustín González En­

ciso, Madrid, F.U.E., 1989, p. 839. Véase también LARRIBA (Elisabel), Le Public de la presse en Espagne à la fin du XVIIlème siècle (1781-1808), tesis doctoral, Université de Provence, 1995, p. 20 sg.

33 PRINCIPE DE LA PAZ, Memorias, ed. cit., p. 196.

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mo señala Agustín Escolano Benito, «Campomanes, Jovellanos y Cabarrús trataron la cuestión envarios escritos. Este último aconsejaba a los curas rurales que estudiaran laeconomía rús­

tica... [y] en 1789,Josefa deAmar y Borbón tradujolos Discur­ sos sobre elproblema de si corresponde a los párrocos y curas de aldea el instruir a los labradores en los buenos elementosde la economía campestre, obra del milanès F. Griselini, escrita en 1778»23.Tan sólo un año antes de la aparición del Semanario de Agricultura yArtes..., en 1796, elPríncipe dela Paz (que, siem­

pre según lo que nos cuenta ensus Memorias, intervino para que se pudierapublicar la obra24) había podidoapreciarel papel rele­ vante que Olavide (la antigua «víctima de laInquisición») había reservado al párroco del pueblo ideal (e incluso, utópico) que había presentadoenlas cartas de Mariano a Antonio, que consti­ tuyen el último tomode El Evangelioentriunfo25. Asimismo,en 1793laRealSociedad Vascongada habíapremiado ypublicado una memoria de título significativo: El Padre de su pueblo, o medios para hacertemporalmente felicesa los pueblos con el auxilio de los Señores curas párrocos,en la cual su autor, Pedro Díazde Valdés, arcediano deCerdefíae inquisidor del tribunal de Barcelona, señalabaque el párroco, por el prestigioquegoza­ ba entre la población, eralapersona másidónea para proporcio­

narle, por sus consejos, la «felicidadfísica» asícomo la «mo­

ral»26. Una tesis que fue ampliamente difundida gracias al ex­ tracto de la obra que se publicó en el número de juniode 1794

23 ESCOLANO BENITO (Agustín), Educación y Economía en la España Ilustra­

da, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1988, p. 123, n.° 20.

34 PRÍNCIPE DE LA PAZ, op. cit., tomo LXXXXVIII, p. 226-227.

33 Estos capítulos (o cartas) de El Evangelio en triunfo llevan los números XXV a XLI. Existe una reedición moderna de esta última parte de El Evangelio en triunfo'. Pa­

blo de OLAVIDE, Cartas de Mariano a Antonio (El programa ilustrado de El Evangelio en triunfo), con introducción de Gérard Dufour, Université de Provence, 1988, segunda edición 1997.

36 Pedro Díaz de Valdés fue nombrado obispo de Barcelona en 1798 y reeditó en 1806 El Padre de su pueblo, o medios para hacer temporalmente felices a los pueblos con el auxilio de los señores curas párrocos. Memoria premiada por la Real Sociedad Bascon- gada e impresa de su orden en Victoria en 1793. Reimpresa ahora, con un discurso previo y algunas notas, con permiso de su autor, el Excmo Señor Don Pedro Díaz de Valdés, ca­

ballero Gran Cruz de la Real distinguida Orden española de Carlos tercero, del Consejo de S.M. y Obispo de Barcelona, Barcelona, oficina de Manuel Tejero, 1806, 172 p.

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del Memorial literario. Ello no debe extrañamos: frente a los es­

tragos producidosen Francia por una revolución que había con­

vertido la descristianización en sistema político,no pocos fue­

ronlos que vieron las ventajas que se podía sacarde la religión para garantizar elorden social.Másde veinte años antes de que José I (el 20dejuniode1809),y luego las Cortesde Cádiz(el 2 demayode 1811) decidieran convertira lospredicadores domi­ nicales en portavoces políticos27, Godoy (que en muchasocasio­

nesrecibió los mayores elogios de la más alta jerarquía eclesiás­

tica, como atestigua la correspondencia del nuncio apostólico conel secretariode Estado deSu Santidad28) se habíapercatado del partido que podía sacar transformando a los sacerdotes en agentesdel Estado. Y,por ello, decidióla publicacióndelSema­ nario de Agricultura y Artesdirigido a lospárrocos yconfióla redacción deeste nuevo periódicoa unequipoen el que tenía la mayorconfianza.

27 Véase DUFOUR (Gérard), «Estudio preliminar», en Sermones revolucionarios del Trienio liberal (1820-1823), Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1991, p. 33 sig.

28 Así, el 25 de marzo de 1801, en un despacho al nuncio apostólico en Madrid, F. Casoni, el secretario de Estado E. Consalvi declaraba: «La Santità Sua ripone sempre più in si degno, e rispettabile Soggetto [Godoy] la più vivafiducia per il bene della Reli­

góme, e di questa S. Sede; ed io non so non eccitar maggiormente questa stessa fiducia del S. Padre, per quella profonda stima che nudro verso un si pio è illuminato Ministro», (en DÍAZ DE CERIO (F.), S.J., Noticias sobre España en el fondo ‘Secretaria de Esta­

do: SS, (249)' del Archivo Vaticano (1800-1817), Roma, Instituto español de historia eclesiástica, 1988, p. 12). Y cuando Godoy fue elevado a la dignidad de Almirante, el nuncio Gravina fue encargado de manifestarle la satisfacción del Papa Pío VII y comuni­

có a Roma que había cumplido con su misión en un despacho fechado en Aranjuez el 15 de marzo de 1807 (Ibid., pp. 93-94). Asimismo, F. Casoni, ya secretario de Estado, ma­

nifestó a su sucesor en Madrid su satisfacción por el acontecimiento en un despacho con fecha del 30 de julio de 1807: «Questo decreto rende una luminosa giustizia ai tneriti del Serenissimo Principe col quale la prego di fare le mie più sincere congratulazioni»

(Ibid., p. 34). Tales juicios desmienten la opinión de Lord Holland, para quien el Prínci­

pe de la Paz nunca hubiera sido afecto a la Iglesia romana (HOLLAND, Henry Richard Vassal, lord), Souvenirs des Cours d’Espagne, de Prusse et de Russie, publiés par Lord Holland, son fils, et traduits par E. F. avec avant-propos et notes par M. F. Barrière, Pa­

ris, 1862, p. 81.

(19)

El primer equipo de redactores del Semanario de Agricultura y Artes... (enero de 1797-diciembre de 1804)

Godoy nombrópersonalmente, el 4 de agostode 1796, a tres hombresestrechamente vinculados al poder. Entre ellos figuraba un tal Domingo García Fernández,encargadode Química enla Junta de Comercio, Moneda y Minas29.Su participación en la re­

dacción del Semanario de Agriculturay Artes..., sin embargo, fue de corta duración, ya que a los pocos días de salir a luz el pe­ riódico, el 17 deenero de 1797, mandaba al Príncipede la Paz unacartaen la cual se quejaba agriamente de la actitudde sus compañeros. Lesacusaba deno contar con élpara nada, de mu­ tilar susartículos sin ni siquiera consultarle, e inclusoponíaen tela de juicio su valorcientífico. Por tanto solicitaba de Godoy que informase al Reyde la gravedad dela situación30. Pero elti­

role salió por laculata, ya queelPríncipede laPazrecibió cin­

co díasdespuésuna denunciaprocedente de Juan BautistaVirio, otro de los redactores del Semanario de Agricultura y Artes..., según la cualDomingo García Fernández noquería invertir di­

neroen elperiódico y se desentendía en susartículos «delobje­ toprincipal dela empresaque estener un lenguajeintelegiblea los sencillos aldeanos»31.La reacción de Godoy fue fulminante:

alos pocos días, Domingo García Fernández seveía descartado del proyecto32 33. Sin duda, con razón, ya que si dos añosdespués, en1799, emprendió otra aventura periodística, siendouno de los redactores deAnales de HistoriaNatural (que se publicó hasta

1804) junto conProust, HerrgenyCavanilles, y llegó inclusoen 1822-1823 a ser individuo de laAcademia Nacional,sección de Ciencias Físicasy Matemáticas,en realidad nunca consiguió de­

jar constancia de suvalor científico,como demuestra la reacción

M Diccionario biográfico del Trienio Liberal, dirigido y redactado por GIL NOVA­

LES (Alberto), Madrid, Ediciones del Museo Universal, 1991, p. 273.

30 Archivo Histórico Nacional, Estado, legajo 3485: Carta de Domingo García Fernández al Príncipe de la Paz, Madrid, 17 de enero de 1797. (Citado por DÍEZ RODRÍGUEZ (Femando), Prensa agraria...., p. 41).

31 Archivo histórico Nacional, Estado, legajo 3485: Carta de Juan Bautista Virio al Príncipe de la Paz, Madrid, 22 de enero de 1797.

33 Id.

(20)

escandalizada deRomero Alpuente (que le calificó como sep­ tuagenario sinconocimientos) cuandose enteróde que había si­ do nombradovisitador de las minas de Almadén33.

La redaccióndel Semanario deAgricultura y Artes... seguiría pues, por lomenos hasta fines de1804, en manos de tan sólo dos hombres que gozaban indudablemente del aprecio de Godoy:

Juan Bautista Virio,..empleado del Estado vinculado al mundo diplomático,y Juan Antonio Melón, sacerdote.

Juan BautistaVirio habíanacido en 1753en Pest, enlos do­ minios patrimoniales de los Habsburgos, y pretendía ser descen­

diente de «una delas más nobles yantiguasfamiliasdeLore­

na», venida a menos como consecuencia de las guerras europeas delsiglo XVII34. Se había determinado por una carrera diplomá­ tica queinició en 1774 como secretario del embajador extraordi­ nario de SuMagestad en Viena, el conde deMahoni. Tres años después se trasladó a España para asistir a don Bernardo del Campo, secretario del Consejo de Estado y,en julio de1780, fue nombrado oficial segundo de la Real Orden de Carlos III. En 1783, conun sueldo de 12.000 reales anuales,pasóaformar par­ te de la secretaría de SuMagestad en Londres y se leencargóla delicada misión de negociar el retirode losingleses de la costa de losMosquitos, así como un tratado decomercio con Inglate­ rra. Sinlugara dudasdesempeñó con toda satisfacción sunuevo destino, ya que, para recompensarsu celo y aplicación, el Rey tuvoa bien concederleun aumento de 6.000 reales anuales el 17 de agosto de 1786. Aprovechó su estancia enLondres para re­ dactar varias obrassobre asuntos comercialese industrialesen­

tre las cuales la Colecciónalfabética de los arancelesde la Gran Bretaña y de sus leyes para elfomento de la industria, pesca, navegación y comercio, que llamó particularmente la atención delpropio conde de Floridablanca. Por carta del 24 de febrerode 1790, el primer secretario deEstado le comunicaba: «No puedo

” Diccionario biográfico del Trienio Liberal, op. cit., p. 273.

34 PRADELLS NADAL (Jesús), «Juan Bautista Virio (1753-1837): experiencia eu­

ropea y reformismo económico en la España ilustrada», en Revista de Historia Moderna.

Anales de la Universidad de Alicante, n.° 8-9 (1988-1989), p. 234. Este artículo (op. cit., pp. 233-271) constituye la aportación más seria y más completa realizada hasta la fecha sobre este personaje poco estudiado por los historiadores.

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menos deaplaudir aV. un trabajo tan útil [...] y de asegurarle que contribuiré gustoso a que se recompense su mérito».Y no eran meras promesas: Juan Bautista Virio, quehabía regresadoa España en1788 paradesempeñarvarioscargosdel realservicio, fue trasladado a Alemaniaafines de 1790 con un sueldo que as­ cendía estavez a 36.000 reales anuales. Ese mismo año redactó una memoria que ponía de realce su interés por lo que pasaba en el extranjero y por la prensa. Para contribuir al fomento de Espa­ ña proponía la creación deun organismo encargado de centrali­

zar informaciones sobre los medios hallados en diferentes países (esencialmente Francia, Gran Bretaña, Holanda y Alemania) y en las distintas regiones deEspaña paradesarrollar la agricultu­ ra, el comercio y la industria. Asimismoinsistía en la necesidad de utilizar la prensapara difundirdichas informaciones35. Pero Floridablancano fue el único, entrelos altos mandosdel poder, en apreciar sus méritos. En 1794, obtuvo el puesto de cónsul ge­

neralen Baja Sajonia y en 1796 regresó a Madrid, apetición de Godoy.

SegúnelpropioVirio, el Príncipe de laPazle encargó enton­ ces «hallar unmedio para que se entendiesen en corresponden­ ciapública los hacendadosy cultivadoresdelos Campos sobre los muchos Artículos que les interesan y que aislados ensusal­

deas no puedenadivinar, pues delgrado de su acierto provienen losmayores omenoresaciertos delas Monarquías». Godoy in­

sistíatambién sobre elhecho de que«no desdecía del destinode los Curas Párrocos según suprimitiva institución (...) el poner­ se en estado de dar su aviso y de influir a objeto tan esencialde la causa común». La solución propuestaporJuanBautista Virio, en una memoriacon fechadel24dejunio.de-1796,fuela publi-

35 Archivo Histórico Nacional, Estado, legajo 2923, caja 1, libro 5, expediente 476:

Virio, Juan Baustista, Establecimiento de registros en que deban asentarse las providen­

cias económicas y los fomentos de las Potencias de Europa y de otras partes del Mundo, correspondiendo a este efecto con los Empleados del Rey u otros Españoles celosos que residieren en los países respectivos, y uniendo a él la formación de la balanza de comer­

cio nacional semejante a la que de pocos años a esta parte están practicando los fran­

ceses para promover sus adelantamientos, Madrid, 10 de abril de 1790, 32 p. Véase LEÓN TELLO (Pilar), Un siglo de fomento español (Años 1725-1825). Expedientes conservados en el Archivo Histórico Nacional, Madrid, Ministerio de Cultura, 1980, pp.

223-224.

(22)

cacióft-dfi un Semanario de Agricultura y Artes.dirigido a los Eárrocos. Dicho proyecto, que respondía perfectamente a las exigencias del primer secretariode Estado, fue acogido con su­ mo entusiasmo porsuinsignecomanditario,quien el 4de agos­ todel mismo año nombróa Juan Antonio Melón, un eclesiástico por supuesto, para llevar abien, juntoconJuan Bautista Virio,la publicación de ese novedosoperiódico.Pero si nuestrodiplomá­ tico fue el que supo concretizar las intenciones de Godoy, la obrairíaacargo esencialmente del abate Melón que había com­ prendidoque, comosacerdote,su labor no se limitaba de ningún modo alo espiritual, ni mucho menos.

Efectivamente, a lospocosmesesde salir a luzel Semanario de Agricultura y Artes...,el 13 de mayode 1797,.Juan Bautista Virio asumióimportantesresponsabilidades quele apartaron de la redacción delperiódico ya quefue encargado, por elmismo Godoy, de lacreación y de la dirección de un establecimientode fomento general deindustria y comercio con un salario queas­

cendió a los 54.000 reales anuales. Finalmente, en marzo de 1798, dadas por concluidassus misiones enlaCorte, sereinte­ gró a su puestode cónsulgeneral en Baja Sajonia y obtuvo del Monarcauna ayuda de costa de 24.000 reales. En 1802, Virio que tenía entonces 49 años y padecía problemas de salud, solici­

tó su trasladoa tierras másclementes. En atención a sus méritos y «dilatadosservicios»fue nombradocónsul de SuMagestaden Liorna, puestoqueocupóhasta mediados de 1803. El 1 de abril de dicho año,Virio, cuyasalud seguía quebrantada, pidió su re­ tiro y elderecho de residir en Viena, lo que obtuvo el5 de mayo.

Asimismo se le concedió para dos años un sueldo de 36.000 reales que se convertiría luego enuna renta vitalicia de24.000 reales. Sin embargo, esa nueva situaciónno debió parecer total­ mente satisfactoriaa nuestro reciénjubilado y el 15 de diciem­ bre de 1804 se ofreció para ocupar el puesto de cónsul enGèno­

va. Pero, sin lugar a dudas, habíasobreestimado susfuerzasya que su debilidadfísica le obligó a abandonar semejante proyec­

to. Ello no implicaba el abandono de toda actividad: él, que siempre manifestó un fuerteinterés por laagricultura, las artes, el comercio o la industria, aprovechó suestancia en Viena para emprenderla redacción de una obra que acabó en 1806 y tituló

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