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Crisis bancarias en la historia. Del Antiguo Régimen a los orígenes del capitalismo moderno

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Crisis bancarias en la historia. Del Antiguo Régimen a los orígenes del capitalismo moderno

MARTÍN-ACEÑA, P., NOGUES-MARCO, Pilar

MARTÍN-ACEÑA, P., NOGUES-MARCO, Pilar. Crisis bancarias en la historia. Del Antiguo Régimen a los orígenes del capitalismo moderno. In: F. Comín & M. Hernández. Las crisis económicas en España, 1300-2012. Lecciones de la Historia . Madrid : Alianza Editorial, 2013. p. 141-167

Available at:

http://archive-ouverte.unige.ch/unige:77451

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(2)

FRANCISCO COMíl)l MAURO HERNÁNDEZ

(EDS.)

CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA

1300-2012

LECCIONES DE LA HISTORIA

ALIANZA EDITORIAL

(3)

Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de

soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.

© de los respectivos capítulos: Hilario Casado Alonso,

Juan Castañeda Fernández, Jordi Catalan Vidal, Fernando Collantes Cutiérrez, Francisco Comín Comín, Mauro Hernández Benítez,

Ricardo Hernández Carda, Pablo Martín-Aceña, Elena Martínez-Ruiz, Pilar Nogues-Marco, Vicente Pérez Moreda, Vicente Pinilla Navarro, Alex Sánchez Suárez, Antonio Tena-Junguito, Rafael Vallejo Pousada, 2013

© Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2013

Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid: teléf. 91 393 88 88 www:alianzaeditorial.es

ISBN: 978-84-206-7447-6 Depósito legal: M.1.018-2013

Printed in Spain

SI QUIERE RECIBIR INFORMACIÓN PERIÓDICA SOBRE LAS NOVEDADES DE ALIANZA EDITORIAL, ENVÍE UN CORREO ELECTRÓNICO A LA DIRECCIÓN:

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(4)

ÍNDICE

LISTADO DE AUTORES ... 15

INTRODUCCIÓN. LAS CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA: UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA, 1300-2012, Francisco Comín y Mauro Hernández... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 17

1. CRISIS DEMOGRÁFICAS DEL PASADO Y PROBLEMAS DE- MOGRÁFICOS DEL PRESENTE, Vicente Pérez Moreda y Fernando Collantes ... ... 27

¿Qué es una crisis demográfica? ... ... ... ... ... 27

Las crisis de mortalidad en la España del Antiguo Régimen. ... 28

Crisis y problemas demográficos en la España contemporánea ... ... 41

Los procesos de despoblación rural... 42

El envejecimiento de la población... ... ... .... 49

Conclusión ... 53

2. DEL HAMBRE A LA ABUNDANCIA: LAS CRISIS AGRARIAS, Ricardo Hernández y Vicente Pinilla ... 55

Introducción. ¿Qué es una crisis agraria? ... 55

Las crisis agrarias en una economía de Antiguo Régimen .... ... 57

Peculiaridades de las crisis agrarias antiguas ... 57

Las crisis agrarias coyunturales... 57

La crisis del siglo XlV. ¿Crisis o mito importado por la historiogra- fía europea?... 58

(5)

10 CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

El gigante con pies de barro o la crisis del siglo

XVII

español.... .... 60

Las crisis agrarias en una economía capitalista... 64

Una visión de largo plazo de las crisis agrarias en los siglos XIX y xx... 64

La crisis de la agricultura del Antiguo Régimen y la reforma agraria liberal pendular... 67

La persistencia de las crisis de subsistencia.... ... ... ... 68

La integración de los mercados mundiales de productos agrarios. La depresión finisecular... 70

Una crisis agraria estructural y social... 73

Autarquía, mercado negro y el retroceso tecnológico del primer franquismo. ¿La agricultura tradicional en crisis o una crisis de modernización? ... ... ... 74

La crisis final de la agricultura tradicionaL... ... 76

La sostenibilidad de la agricultura moderna. ¿Una crisis medioam- biental? ... ... 78

Conclusiones ... 79

3. CINCO CISNES NEGROS. GRANDES DEPRESIONES EN LA INDUSTRIALIZACIÓN MODERNA Y CONTEMPORÁNEA, 1500-2012,jordi Catalan y Alex Sdnchez ... 83

Dos cisnes negros de la edad moderna. Las crisis industriales antes de 1850... 84

La gran depresión del Seiscientos, 1580-1690... 85

La crisis del Antiguo Régimen, 1790-1830... 89

Tres cisnes negros de la edad contemporánea. Las crisis industriales des- pués de 1850... 93

La gran crisis de la primera globalización, 1884-1890... 95

La mayor depresión contemporánea, 1931-1951... ... ... 100

La gran depresión del euro, 2001-2012... ... 105

Conclusiones... ... ... 110

4. ¿CRISIS COMERCIALES EN LA HISTORIA DE ESPAÑA? ¿QUÉ CRISIS?, Hilario Casado Alonso y Antonio Tena-junguito ... 113

Introducción... 113

Las crisis comerciales en la España preindustrial... 116

La crisis del comercio catalán en el siglo XV ... 117

La crisis del comercio exterior castellano con Europa a finales del siglo

XVI... ...

118

La crisis de la carrera de Indias en el siglo

XVII...

121

(6)

ÍNDICE 11

La crisis de los intercambios coloniales con América a finales del

siglo XVIII... 124

Las crisis comerciales en la España contemporánea ... 125

Dinamismo exportador en los siglos XIX y

xx...

125

Crisis comerciales y desintegración en los siglos XJX y XX ... 128

Crisis comerciales y desplazamiento geográfico de las exportaciones 133 Conclusiones ... 137

5. CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA. DEL AN- TIGUO RÉGIMEN A LOS ORÍGENES DEL CAPITALISMO MODERNO, Pablo Martín-Aceña y Pilar Nogues-Marco... 141

Introducción... 141

En el Antiguo Régimen. Las quiebras de la banca pública sevillana en el siglo XVI ... ... ... 143

Las quiebras de los primitivos bancos de depósito y la ausencia de un banco central de giro ... 143

La banca pública en Castilla en el siglo XVI ... 144

Las quiebras de la banca pública sevillana en el siglo XVI ... 147

En los orígenes del capitalismo español. La crisis bancaria de 1866 ... 151

Cambios legislativos, expansión bancaria y crisis... 151

Las raíces de la crisis... 155

La primera crisis bancaria del capitalismo españoL... 163

Conclusiones ... 164

6. APUROS, AHOGOS, ARREGLOS Y BANCARROTAS. LAS CRI- SIS DE LA DEUDA PÚBLICA, 1504-2012, Francisco Comín... 169

Introducción... 169

Los remedios ortodoxos a las crisis de la deuda pública... 171

Las reformas tributarias ... 171

La privatización del patrimonio público ... ... 172

La irresponsabilidad en la gestión de la deuda pública... 173

La leyenda negra de las bancarrotas... ... 173

El abuso de los juros: la eutanasia del rentista castellano ... 177

Los arreglos de la deuda ... 178

Los crecimientos de juros: la reducción del tipo de interés ... 178

Las conversiones del siglo XJX ... ... 181

Los impuestos sobre los intereses de la deuda: los valimientos ... 182

Los impagos encubiertos.. ... ... ... ... 183

El impuesto inflacionista ... ... ... ... 183

La represión financiera... 185

(7)

12 CRISIS ECON6MICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

Los déficits presupuestarios en el origen de las crisis... 186

Las montañas de deuda y su estructura ... 188

Unos niveles insostenibles de deuda... 189

El riesgo de la deuda exterior y la flotante ... ... 192

Las causas de la insostenibilidad: la trampa de la deuda... ... 194

Los altos costes financieros llevaban al impago... ... ... 194

La irresponsabilidad fiscal depreciaba la deuda (y aumentaba sus costes financieros).. ... ... ... ... 198

Conclusiones ... ... ... ... ... ... 199

7. PAPEL MOJADO. CRISIS INFLACIONARIAS, Elena Martínez- Ruiz... ... 203

Introducción.... ... ... ... ... ... ... ... 203

La inflación en España en perspectiva secular... ... 206

La revolución de los precios y la inflación del vellón... ... ... ... ... 211

Inflación y guerra en la España contemporánea... ... 215

La Guerra de la Independencia... ... ... 215

La Primera Guerra Mundial .... ... ... ... 217

La Guerra Civil española ... ... ... 219

¿Una inflación diferente? La evolución de los precios en la España fran- quista ... 222

Conclusiones ... ... .... 224

8. DINERO FÁCIL. ESPECULACI6N, EXPECTATIVAS y BUR- BUJAS EN PERSPECTIVA HIST6RICA, Juan E. Castañeda Fer- nández y Mauro Hernández... ... 227

Introducción.... ... ... ... ... ... ... ... 227

Burbuja y especulación, ¿conceptos útiles? ... ... 228

Burbujas en la historia económica española... .... ... 235

Burbujas en la bolsa... 235

La burbuja de la vivienda del siglo XXI ... ... ... ... 241

¿Burbujas en el mercado de oficios en la Castilla del siglo XVII? ... 246

Consideraciones optimistas ... ... ... ... ... 251

9. LAS CATASTR6FICAS SECUELAS DE LAS GUERRAS EN LOS SIGLOS XIX Y XX, Rafael Vallejo Po usada ... 253

Introducción.... ... .... ... ... .... 253

Las catástrofes bélicas en la España contemporánea... ... 254

Costes directos y consecuencias de las guerras ... 265

Costes y consecuencias de dos guerras contemporáneas... 267

(8)

ÍNDICE

13

La Guerra de la Independencia... 267

La Guerra Civil... 271

Conclusiones ... 276

CONCLUSIONES. LAS CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA: LEC- CIONES DE LA HISTORIA, Francisco Comín y Mauro Hernández. 279 Introducción... 279

Las crisis económicas en la historia de España: una visión gráfica... 282

Las crisis en la España preindustrial (1300-1815)... 293

La gran depresión del siglo XIV... ... ... 293

La crisis del siglo

XVI!...

295

La quiebra del Antiguo Régimen ... 299

Las depresiones de una economía emergente (1864-1961) ... 300

La crisis de 1864-1874 ... ... ... 300

La gran depresión de la primera globalización (1882-1897)... 301

La recesión económica durante la Segunda República... 302

La gran depresión de la posguerra civil: los errores de la política económica... ... 304

Las crisis de una economía industrial (1975-2012) ... 307

La crisis del petróleo yel ocaso de la dictadura ... 307

La gran recesión de la segunda globalización (2008-2012) ... 309

BIBLIOGRAFÍA... 321

ÍNDICE ANALÍTICO ... 349

ÍNDICE ONOMÁSTICO ... 355

(9)

CAPÍTULO 5

CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA. DEL ANTIGUO RÉGIMEN A LOS

ORÍGENES DEL CAPITALISMO MODERNO*

Pablo Martín-Aceña y Pilar Nogues-Marco

Introducción

Las causas de las crisis son complejas y la mayoría de ellas ha tenido raíces múltiples. Reinhart y Rogoff en su reciente libro, This time is difJerent, mantienen que todas las crisis históricas que han estudiado presentan rasgos comunes. Un primer rasgo es que casi todas las crisis bancarias han ido precedidas por fuertes importaciones de capital, medidas como porcentaje del PIB. Un segundo rasgo es que esas fases de bonanza de la inversión extranjera han ido acompa- ñadas de fuertes expansiones del crédito bancario. La probabilidad de que la crisis ocurra es mayor cuando las entradas de capital y el incremento rápido del crédito disponible van de la mano. Asimis- mo, los datos desde la Segunda Guerra Mundial sugieren que las

* Este trabajo ha contado con la ayuda financiera dd Ministerio de Ciencia e Innovación. Proyecto EC02009-08791: Crisis financieras. Pasado, presente y fu- turo. España y la economía internacional. ¿Qué hemos aprendido?

(10)

142 CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

crisis bancarias aparecen tras un periodo de aumento acelerado de los precios de las viviendas; de hecho, aquéllas comienzan cuando los precios de los inmuebles se detienen o caen. Esa misma evidencia sugiere que las cotizaciones bursátiles alcanzan un máximo antes de cada crisis bancaria, por lo general un año antes, y luego descienden durante los dos o tres ejercicios siguientes. Otros estudios recientes han puesto de relieve, además, que existe un estrecho vínculo entre crisis y periodos de liberalización financiera. Kaminsky y Reinhart (I999) prueban que, en el periodo posterior a 1970, la mayoría de las crisis bancarias, tanto en países desarrollados como en los emer- gentes, han sucedido como media cinco años después de la libe- ralización de sus sistemas financieros. Sostienen que la probabili- dad de ocurrencia de una crisis bancaria es mucho mayor tras una desregulación que en ausencia de una liberalización del sistema.

Demirgü<;:-Kunt y Detragiache (1998) Y Caprio y Klingebiel (1996) llegan a idéntica conclusión: que las liberalizaciones bancarias han tenido un efecto negativo e independiente sobre la estabilidad del sistema financiero. Para Calomiris (2010) las crisis bancarias van asociadas a cambios regulatorios que conducen a la asunción de

. .

nesgas exceSIVOS.

España no ha quedado al margen de los desastres financieros: su historia está plagada de acontecimientos en los cuales la caída de una institución de crédito ha arrastrado a la suspensión de pagos y quie- bra de otras, que juntas han puesto en peligro la estabilidad del sis- tema. ¿Qué sabemos de las crisis bancarias en la historia española?

¿Cuántas podemos contabilizar? ¿Qué lecciones podemos extraer de su estudio?

Este trabajo aborda estos interrogantes a partir de dos graves crisis

bancarias, distantes en el tiempo, que tuvieron una incidencia pro-

funda en la estructura y en el desarrollo del sistema financiero. En la

primera parte se estudia la quiebra de la banca pública sevillana a

finales del siglo

XVI

y sus efectos sobre la estabilidad del sistema de

pagos. Las casas de depósito andaluzas desempeñaban funciones

esenciales en el comercio peninsular y atlántico y su debacle afectó

sobremanera a la estabilidad del entramado financiero de la econo-

(11)

CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA...

143

mía sevillana. La segunda parte examina la crisis de 1866, una de las más severas sufridas por la economía española contemporánea, en la que desapareció la mitad de las entidades existentes y cuyos efectos se dejaron sentir hasta finales de la centuria. El texto se cierra con unas breves conclusiones en las que se comparan ambos episodios y se extraen algunas lecciones históricas.

En el Antiguo Régimen.

Las quiebras de la banca pública sevillana en el siglo

XVI

Las quiebras de los primitivos bancos de depósito y la ausencia de un banco central de giro

La primitiva banca de depósito de finales de la época medieval y principios de la moderna cumplía no sólo las funciones de depósito y giro, sino también la de crédito. La contabilidad de los banqueros particulares no permitía conocer con exactitud su situación patri- monial, ni el volumen de sus obligaciones frente a terceros. No fue infrecuente la excesiva concentración de riesgos ni la falta de ca- pitales para hacer frente a los fallidos de los deudores y a la desva- lorización de los activos. No existía un banco central que pudiese actuar como prestamista de última instancia en caso de crisis ban- carias, así que la suspensión de pagos de una entidad o simplemen- te los rumores o sospechas de insolvencia provocaban rápidamente los pánicos que derivaban en quiebras en cadena, que fueron re- currentes.

Las dificultades sistemáticas de la banca europea del siglo

XVI

impulsaron la demanda de regulación (De Roover, 1948). La estabi-

lidad se logró con la centralización del sistema de pagos en institu-

ciones monopolistas con respaldo oficial. Los bancos de Ámsterdam

(Amsterdamsche Wisselbank, 1607), Hamburgo (Hamburger Bank,

1619) y Venecia (Banco della Piazza di Rialto, 1587, y Banco del

Giro, 1619) eran a principios del siglo

XVII

los descendientes directos

de los primitivos bancos de depósito nacidos en la época medieval

(12)

144

CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

(De Roover, 1948; Luzzatto, 1934; Van Dillen, 1934). Estas insti- tuciones heredaron las funciones de depósito y giro que aseguraron la estabilidad del sistema de pagos, pero fueron privadas de la fun- ción de crédito, que sólo se pudo desarrollar gracias a la aparición de nuevos instrumentos negociables, como el endoso de la letra de cam- bio (Usher, 1934).

La corona de Castilla tuvo un sistema avanzado de primitiva ban- ca de depósito en el siglo

XVI

(Otte, 1978; Domínguez Ortiz, 1991;

Tinaco, 1991; Bernal, 2000, Martínez Ruiz, 2004). Como en el resto de Europa, estos bancos estuvieron sometidos a fuerte inesta- bilidad y recurrentes quiebras. Las crisis de la banca sevillana en el siglo

XVI

desembocaron en quiebras en cadena y originaron la pér- dida de confianza del público, lo que provocó la aprobación de normas que bloquearon el desarrollo de la banca en España. La ex- periencia no sirvió para que surgiera un banco central de giro como en otros lugares de Europa, que hubiese dotado de estabilidad al sistema de pagos (Quin n y Roberds, 2007). A pesar del importante desarrollo de la banca castellana en el siglo

XVI,

la ausencia de una regulación efectiva retrasó dos siglos la creación de una entidad central de giro, el Banco de San Carlos, fundado a finales siglo

XVIII

(Tedde, 1988).

La banca pública en Castilla en el siglo XVI

La primitiva banca de depósito se denominó en la legislación espa- ñola

banca pública

porque la aceptación de depósitos exigía autori- zación pública y presentación de garantías personales y avales de terceros como prueba de solvencia. Al igual que en Europa, en España los términos

cambista

y

banquero

se usaron indistintamente. Por ello en la legislación castellana se empleaba tanto el término

cambista público

como

banquero público.

En el siglo

XVI

ya se comenzó a dis-

tinguir en Sevilla a los banqueros públicos (también llamados cam-

biadores-banqueros) de los cambistas, denominados cambiadores de

trueque

(Tinaco, 1988). En realidad, los banqueros públicos caste-

(13)

CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA...

145

llanos eran banqueros privados, pero sus libros contables eran docu- mentos públicos, lo que los convertía en datarios de fe de pagos y contratos sin necesidad de escriturar (Tinoco, 1979). Por ello la primitiva banca de depósito se llamó en Castilla

Banco

y

Cambio de libro Público

o, abreviadamente,

banco público.

El estudio de la

Novisima Recopilación

permite conocer los perio- dos de liberalización y restricción de la banca pública. La legislación de mediados del siglo

XV

abrió un periodo de liberalización con el fin de evitar los tipos de cambio abusivos que imponía la restricción bancaria previa (Ruiz Martín, 1970). La pragmática promulgada por Juan 1I en 1435 y ratificada por Enrique IV en 1455 favorecía la competencia en el negocio cambiario al prohibir que se fijasen lími- tes al número de cambistas públicos y exigir que se realizase «tal oficio sin arte, sin engaño y sin colusión alguna»

(Novísima Recopila- ción,

Tomo IV, Libro IX, Título IlI, Ley 1). Cualquiera que lo de- seara, siempre que no fuese extranjero, podía ser banquero público, previa realización de los trámites y escritura de las fianzas en los ayuntamientos.

La intermediación desarrollada por los banqueros públicos se ejerció al margen de la legalidad. Para atraer depósitos, los que ope- raban en la Sevilla del siglo

XVI

pagaban a sus impositores un 7-7,5%

anual sin comisión por servicios. Los intereses se pagaban

recatada- mente

para evitar complicaciones con las censuras canónicas (Ruiz

Martín, 1970). El tipo de interés máximo permitido para los présta-

mos por las leyes de la usura fue del 10% anual en Castilla entre

1534 y 1548. Para impedir créditos ilícitos que superasen ese máxi-

mo, la pragmática de Felipe 1I de 1552 prohibía cambiar letras con

interés, ni pública ni secretamente, ya fuese de feria a feria o de una

plaza financiera a otra. Prohibición que se burlaba fácilmente simu-

lando operaciones de cambio entre centros financieros. Las actas de

protesto de los protocolos notariales de Sevilla muestran que la ban-

ca pública de la ciudad en el siglo

XVI

practicó habitualmente las

operaciones de cambio y recambio de letras para encubrir préstamos

con intereses superiores a los máximos permitidos por las leyes de la

usura (Carande, 1965,1,318-319).

(14)

146

CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

En España, los bancos primitivos de depósito tuvieron un notable desarrollo entre los siglos

XIII

y

XV

en la corona de Aragón. En el si- glo

XV

ya había banca pública en Castilla, que proliferó en el siglo

XVI,

gracias a las remesas de metales preciosos de América (Sánchez Sarta, 1934; Ruiz Martín, 1970). La banca pública sevillana fue la más importante. Realizaba operaciones de cambio, giro, depósito y cré- dito, y contó con clientes con negocios importantes. Sevilla tuvo más depositantes que otros lugares de España, por las variadas acti- vidades económicas ejercidas: factores y agentes de firmas extranje- ras, grandes cargadores de Indias, compradores de oro y plata, arren- datarios de ingresos de la Corona, asentistas de negros y mercaderes de esclavos, grandes terratenientes y nobles interesados en los nego- cios, oficiales y regidores de la ciudad. La actividad de crédito se basó en operaciones de cambio y recambio y descubiertos bancarios a sus depositantes con garantías personales o prendarias. También realizó préstamos a la agricultura a cambio de censos sobre las propiedades de los agricultores (Carande, 1965; Tinaco, 1979). Asimismo, otorgó préstamos a la Corona, en asientos de operaciones de crédito abierto a la Hacienda con resguardo de juros, y crédito a los compradores de oro y plata en la Casa de Contratación, que luego vendían con ga- nancia a la Casa de la Moneda. Los compradores de oro y plata pa- gaban a plazos a través de los bancos públicos las remesas de metales preciosos que tuvieran que acuñarse de particulares o de la Corona.

Los bancos tenían depositadas en la Casa de la Moneda las partidas que

abonaban en cuenta de los compradores de oro y plata a medida

que la moneda se acuñaba (Carande, 1965,1,321-323; Hamilton,

1934). Además, la banca pública sevillana participó en la financia-

ción de actividades comerciales y financieras: aprovisionamiento de

subsistencias para la ciudad (trigo especialmente) y en operaciones

vinculadas al tráfico de Indias. La actividad crediticia de la banca

sevillana estuvo más diversificada que en otras ciudades pero realizó

operaciones de alto riesgo. Simon Ruiz, banquero público coetáneo

de Medina del Campo, afirmaba que «en cincuenta años he conoci-

do a muchos [banqueros públicos de Sevilla], pero a ninguno que

haya evitado la quiebra» (Ruiz Martín, 1970). A finales del siglo

XVI

(15)

CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA...

147

se había desmantelado el sistema de bancos públicos porque todos habían quebrado (Ruiz Martín, 1970; Tinoco, 1988).

Las quiebras de la banca pública sevillana en el siglo

XVI

Las quiebras de la banca pública sevillana en el siglo

XVI

estuvieron ligadas a la coyuntura económica. Hubo una primera etapa de ex- pansión y consolidación bancaria en la primera mitad del siglo

XVI,

gracias a la legislación liberalizadora de la constitución de bancos públicos. El aumento del número de entidades se vio truncado por la crisis de mediados de la década de 1550, que provocó la quiebra de al menos tres de los más importantes bancos públicos: Juan Leardo (1552), Domingo de Lizarrazas y Cattaneo (1553) y Juan Iñiguez y Octaviano de Negrón (1554). Las causas de las dificultades banca- rias se derivan de la crisis económica, que originó una elevada moro- sidad en la devolución de los créditos. Los expedientes de la quiebra de Domingo Lizarrazas explican cómo el carácter estacional de la actividad bancaria en un contexto de crisis económica derivó en un problema de iliquidez, desconfianza del público y dificultades para el banco. Los problemas de morosidad se vieron acrecentados por la demora en la llegada de la flota de América, que generó la escasez de efectivo a corto plazo para la devolución de las deudas. Los acreedo- res genoveses solicitaron el reintegro de una suma muy importante de dinero para su depósito en la feria de Medina del Campo, reinte- gro que Lizarrazas no pudo atender por falta de fondos. Ello provocó sospechas sobre su solvencia, lo que llevó a algunos depositantes a so- licitar reintegros de importantes cantidades que precipitaron el cierre de la casa bancaria ante la imposibilidad de hacer frente al pago (Ca- rande, 1965).

Se acusó entonces a los bancos de asumir grandes riesgos y entor-

pecer la disposición de fondos de sus clientes, de modo que la prag-

mática de 6 de junio de 1554 exigió a los banqueros públicos que no

se comprometiesen en riesgos mercantiles o industriales, prohibién-

doles expresamente dar crédito con fondos ajenos y limitando el

(16)

148 CRISIS ECON6MICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

ámbito operativo a las actividades de depósito y giro. Además, se ordenó que cada banco público tuviese más de un titular, con obli- gación de pago in solidum, con el fin de fortalecer las garantías de las entidades. Pero el ayuntamiento de Sevilla solicitó al rey que la ban- ca pública sevillana pudiese continuar concediendo crédito con fon- dos ajenos, por los grandes beneficios que la función de intermedia- ción bancaria suponían para la actividad económica (Tinoco, 1979).

La segunda mitad del siglo

XVI

fue un periodo de reducción del número de instituciones financieras en Sevilla debido a las quiebras de 1552-1554, las fusiones por la obligación legal de constituir ban- cos con más de un titular, las reticencias del cabildo (ayuntamiento) a la concesión de licencias a nuevas entidades y el cierre impuesto en 1562 por el cabildo de cuatro casas de banca, de modo que a la altu- ra de 1570 sólo permanecían operativas dos instituciones de crédito:

el banco de Pedro de Morga y Compañía y el banco de los Espinosa.

Pero también estos dos quebraron en 1576 (Carande, 1965; Ruiz Martín, 1970; Tinoco, 1988).

El banco de Pedro de Morga funcionó durante veintitrés años, entre 1553 y 1576, yel de los Espinosa, durante cincuenta y uno, entre 1525 y 1576. La suspensión de pagos de Felipe II de 1575 arruinó a las entidades sevillanas y supuso la destrucción del sistema de banca pública en la ciudad (véase capítulo 6). Los bancos de Morga y Espi- nosa tenían su actividad vinculada a los créditos a la Corona y a la compra y acuñación de las remesas de metales preciosos americanos, por lo que el colapso de la Hacienda real en 1575 hundió tanto a Morga como a Espinosa. Y la desaparición de estas dos grandes casas bancarias propició la quiebra de numerosos mercaderes sevillanos.

La caída de aquellos dos grandes banqueros, últimos supervivientes de las instituciones de crédito que operaban desde el reinado de Carlos V, conmovió al mercado y cuestionó la solidez del modelo de banca pública (Ulloa, 1977; Lorenzo Sanz, 1979; Tinoco, 1979;

Carande, 1965).

La banca pública sevillana operó en régimen de monopolio tras

las quiebras de Morga y Espinosa. En este periodo es el rey y no el

cabildo el que concede las licencias a la banca pública, en régimen de

(17)

CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA...

149

monopolio, a aquellos banqueros dispuestos a proporcionar ayudas económicas a la monarquía. Se fueron sucediendo bancos que quebra- ban aproximadamente cada cinco años. Tras la quiebra de Morga y Espinosa no hubo un nuevo banco público en Sevilla hasta 1581, cuando se creó una sucursal de un banco de la corte de Madrid, Juan Ortega de la Torre y Compañía, que tuvo sucursales también en Valladolid, Amberes y Medina del Campo. En 1582 fue creado también el banco de Diego de Alburquerque y Miguel Ángel Lam- bias. Estos dos operaron hasta 1586-1587 y en 1587 el de Diego de Alburquerque, Baltasar Gómez del Águila y Alonso Pérez de Salazar consiguió la licencia real en exclusiva. Se trataba de un monopolio sin tutela del municipio, debía tener al menos dos responsables y presentar elevadas fianzas, y tenía prohibida la compraventa de oro y plata y la participación en actividades de alto riesgo. Quebró en 1592 y desde ese año hasta 1595 operó en Sevilla el banco de Gon- zalo de Salazar y Juan de Carmona, sucursal del banco de Madrid, que liquidó en 1595. Finalmente, entre 1595 y 1601 operó el banco de Adán de Vivaldi, Juan Castellanos de Espinosa, Pedro de la Torre Espinosa, Jacome Mortedo con licencia en exclusiva por diez años prorrogables, licencia que obtuvo como recompensa por un socorro al rey de 300.000 ducados. Desapareció en 1601, de modo que la banca pública de la ciudad de Sevilla quedó desmantelada a finales de siglo. Los bancos públicos sevillanos fueron muy vulnerables a las crisis porque operaban con depósitos a muy corto plazo y créditos a largo plazo (Ruiz Martín, 1970; Lorenzo Sanz, 1979; Tinoco, 1979).

Como han destacado Reinhart y Rogoff (2009), la tarea de transfor-

mar los vencimientos hace a la banca especialmente vulnerable a los

pánicos. Además, la fragilidad del sistema bancario se agravaba por-

que el crédito estaba muy concentrado en la actividad comercial con

las colonias americanas. Las quiebras eran recurrentes porque el co-

mercio con América tenía problemas frecuentes: retrasos de la flota

que impedía a los mercaderes pagar los créditos en plazo, escasez de

los retornos ya fuese por malas ventas en América o por la pérdida

de alguna nao, incautaciones de las remesas, falta de previsión en la

actividad comercial que podía generar pérdidas o, simplemente, una

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150 CRISIS ECON6MICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

mala coyuntura económica. Cuando el comercio con América daba problemas, los créditos no se reembolsaban, lo que dificultaba el reintegro de los depósitos y los problemas de liquidez generaban pánicos, retiradas masivas de depósitos y quiebra de bancos.

Reinhart y Rogoff (2009) sostienen que es posible evitar los páni- cos bancarios mediante un seguro de depósitos, aunque éste puede inducir a la banca a correr demasiados riesgos si no hay una regula- ción eficaz. La banca pública sevillana disponía de un seguro de depó- sitos: las fianzas que se declaraban en el cabildo para obtener o reno- var la licencia para el ejercicio de la actividad de banquero público.

Sin embargo, esta fórmula no sirvió para evitar las quiebras, porque las fianzas sólo podían ejecutarse una vez que la insolvencia se había declarado oficialmente. Las fianzas se escrituraban en el cabildo, pero el dinero lo guardaban los propios fiadores, por lo que había que es- perar a la declaración de quiebra para iniciar el concurso de acreedo- res. Los fiadores eran personas de solvencia y estaban obligados a sa- tisfacer las cantidades escrituradas cuando las liquidaciones de las entidades exigían la ejecución de las fianzas. Pero los fiadores trataban por todos los medios de evitar la ejecución y, en caso de ocurrir, po- dían presentar su propia declaración de insolvencia. Las sucesivas quiebras de la banca sevillana llevaron a plantear la creación de un banco público de carácter municipal. Esta iniciativa, sin embargo, no se materializó y hubo que esperar casi dos siglos para la creación de un banco central de giro en Castilla, primero el Real Giro en 1752 y, luego, el Banco de San Carlos en 1782 (Tedde, 1988).

El fin de la banca pública sevillana a finales del siglo

XVI

conllevó

la desaparición de entidades de giro encargadas de las transferencias

de fondos y compensación de pagos. También se perdió la función de

intermediación que desempeñaban los bancos públicos, si bien ésta

fue suplida por banqueros privados que admitían ahorros, hacían

préstamos y tomaban dinero a crédito. Sin embargo, no se creó un

organismo de giro, como sí se hizo en otros lugares de Europa, pese

a barajarse distintos proyectos. Hubo fuerte oposición a la funda-

ción de un banco central de giro porque se consideró que un régi-

men de monopolio generaría numerosos problemas en la exporta-

(19)

CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA... 151

ción de metales, en el control de capitales que conduciría al control del tráfico mercantil, en la manipulación del crédito a clientes al te- ner acceso a información privilegiada de todos los negocios de la plaza; de igual manera, el monopolio podría alterar la circulación de letras y su cotización, y llegar a dominar el mercado de títulos de deuda pública, pagando los réditos de los juros y realizando agiotaje con los mismos (Tinoco, 1988). La pragmática de 1602, reiterada en 1607, 1632 Y 1642, prohibió la constitución de un banco públi- co en régimen de monopolio, obligando a que hubiese dos o más.

Además, se centralizó en el Consejo de Castilla la tramitación de las licencias para abrir bancos públicos y se restringió la concesión de las licencias porque

[ ... ] ha habido y hay algunos [bancos públicos], que sin haber dado fianzas bastantes, los han usado y tienen, a cuya causa se han hecho muy grandes quiebras, así en esta Corte como en las ciudades de Sevilla, Toledo y Granada, de que han resultado notables daños y pérdidas.

Asimismo, prohibió nuevamente a la banca pública dar crédito y reiteró la prohibición a los extranjeros de establecer cambio o banco público (Novísima Recopilación, Tomo IV, Libro IX, Título lII, Ley V).

Las consecuencias fueron perniciosas, ya que la ausencia de banca de giro significó una notable pérdida de eficiencia del sistema financie- ro castellano que se prolongó durante más de una centuria (Sánchez Sarto, 1934).

En los orígenes del capitalismo español.

La crisis bancaria de 1866

Cambios legislativos, expansión bancaria

y

crisis

La historia moderna de la banca española comienza en 1856, cuan-

do las Cortes del Bienio Progresista sancionaron la Ley de Bancos de

Emisión y la Ley de Sociedades de Crédito, dos normas diseñadas

(20)
(21)

CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA...

153

Con la segunda norma, la Ley de Sociedades de Crédito, surgie- ron una serie de instituciones capaces de desplegar un amplio espec- tro de actividades, desde el descuento y el crédito comercial a corto plazo hasta el préstamo a largo plazo y la inversión en acciones y obli- gaciones industriales. Puesto que apenas puso trabas para la cons- titución de estas sociedades, la euforia mercantil vivida durante aquellos tiempos condujo a una proliferación de entidades de cré- dito. En poco más de una década su número saltó de ninguna en 1855 a seis en 1856 y a 32 en 1866. En Madrid se fundaron, con la colaboración de capital francés, tres de las sociedades anónimas más grandes del país: los hermanos Péreire levantaron la Sociedad de Crédito Mobiliario Español en 1856; los Rothschild auspiciaron la creación de la Sociedad Española Mercantil e Industrial y el finan- ciero Prost con los hermanos Guilhou promovieron la Compañía General de Crédito. No fueron las únicas, sino que en todas las regio- nes surgieron bancos de negocios. Los hombres de empresa fueron particularmente activos en Cataluña y Valencia, y allí nacieron tres de los establecimientos más destacados: la Sociedad Catalana Gene- ral de Crédito, el Crédito Barcelonés y la Sociedad Valenciana de Fomento. La dedicación prioritaria de todas ellas fue la financiación del ferrocarril, el proyecto económico por antonomasia de media- dos del siglo

XIX.

Bancos y sociedades de crédito progresaron rápida- mente: incrementaron sus activos y movilizaron importantes sumas de capital.

El periodo fue también activo en fundación de cajas de ahorros (Titos, 1991; Tedde, 1991). Éstas se crearon a impulsos de los libe- rales exiliados durante el reinado de Fernando VII, quienes al regre- sar a España se trajeron las ideas que sobre el ahorro se fraguaban en Inglaterra y Francia. Pensaban que estas instituciones contribuirían a transformar la economía del país y a reducir las desigualdades;

también servirían para enseñar a las clases trabajadoras a socorrerse a sí mismas, sin tener que depender de la caridad. La primera norma oficial sobre cajas de ahorro fue la real orden de 3 de abril de 1835.

Fruto de esta disposición se constituyó la Caja de Ahorros y Monte de

Piedad de Madrid en ese mismo año; luego, para dar un nuevo impul-

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154

CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

so al movimiento del ahorro se publicó otra real orden en 1839, que supuso un verdadero llamamiento gubernamental instando a las auto- ridades provinciales a la creación de cajas de ahorros. Como conse- cuencia de esta norma se fundaron once entidades: Granada en 1839;

Sagunto y Valladolid en 1841; Sevilla, Santander, La Coruña y Valen- cia en 1842; Barcelona en 1844; Burgos y Cádiz en 1845, y Vitoria en 1850. Yal amparo de un posterior real decreto de 1853 regulando de forma minuciosa el funcionamiento y la organización de las cajas, se registró una nueva oleada de fundaciones: en 1859, Sabadell; en 1863, Mataró, Málaga, Jerez y Jaén; y en 1865, Manresa.

La expansión financiera de mediados del siglo

XIX,

descrita hasta

aquí, llegó a su fin en 1866. Como consecuencia de una crisis econó-

mica iniciada a mediados de la década, exacerbada por un compor-

tamiento mediocre de los ferrocarriles, cuyos ingresos y rendimientos

no cumplieron las expectativas, las sociedades de crédito y los bancos

de emisión se vieron superados por problemas de liquidez y solven-

cia que fueron incapaces de resolver (Sardá, 1948; Sánchez Albornoz,

1962, 1966

Y

1967; Tortella, 1973; Blasco y Sudria, 2007; Navas y

Sudria, 2010; Nuño, Tedde y Moro, 2011). La crisis fue terrible,

una de las más graves sufrida por el sistema financiero español. En

pocos años, 25 entidades suspendieron pagos, se disolvieron o que-

braron. Se redujo de forma drástica la circulación de billetes y des-

cendieron el volumen de depósitos y el conjunto de los activos de

bancos y cajas de ahorros. El pánico se inició en Barcelona, la ciudad

donde los efectos de la crisis fueron más aparatosos: suspendieron

pagos la Catalana General de Crédito yel Crédito Mobiliario Barce-

lonés, dejando tocado al resto del sistema catalán. Al mismo tiempo

se produjo un verdadero colapso en la bolsa de valores (véase capí-

tulo 8). De la ciudad condal la crisis se extendió hacia el resto de las

plazas mercantiles de la península: en Madrid cerraron nueve entida-

des y dos en Bilbao; en regiones como Andalucía (con quiebras en

Cádiz y Sevilla) o Castilla (con quiebras en Burgos, León, Palencia y

Valladolid) la estructura de crédito quedó prácticamente desarbola-

da. En conjunto, de las 37 sociedades fundadas desde 1856, queda-

ron en pie tan sólo 22 y de ellas algunas con muy precaria salud. El

(23)

CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA...

155

golpe fue tan tremendo que el sistema financiero de la Restauración tardó más de un cuarto de siglo en recuperarse (Tedde, 1974). De hecho, las únicas novedades a reseñar durante el periodo fueron la constitución del Banco Hipotecario de España, en 1873, y el decre- to de 19 de marzo de 1874 por el cual se otorgó al Banco de España el monopolio de emisión. A los antiguos emisores (15 en total) se les dio a elegir entre integrarse en el de España o seguir como enti- dades independientes de descuento y crédito. Casi todos optaron por la fusión, pero cuatro de ellos, entre los que se encontraban el de Bilbao y el de Santander, prefirieron continuar su propio camino (Anes, 1974).

A continuación se analizan las causas que estuvieron en el origen de la debacle financiera de 1866, que coinciden con las que, según Reinhart y Rogoff (2009), se encuentran siempre las crisis bancarias acaecidas en los últimos ocho siglos: la liberalización financiera, los movimientos de capital, la inflación de los precios de los activos in- mobiliarios, las burbujas bursátiles y la desmesurada expansión del crédito.

Las raíces de la crisis

La crisis de 1866 estuvo precedida por una significativa liberalización

del sistema financiero. La Ley de Sociedades por Acciones de 1848

impuso fuertes restricciones a la fundación de bancos de emisión y

prohibido la creación, sin autorización gubernamental, de sociedades

por acciones, con lo que también vetaba el establecimiento de enti-

dades de crédito que tuviesen esa forma jurídica. La ley de 1848

cerró el periodo relativamente liberal abierto por el Código de Co-

mercio de 1829. El código apenas ponía cortapisas a la fundación de

instituciones financieras, exigiendo tan sólo la correspondiente apro-

bación del Tribunal de Comercio. Los efectos perjudiciales de esta

legislación fueron estudiados hace años por Tortella (1%8). Tras

comprobar que al amparo del Código de Comercio se produjo en la

década de 1840 una rápida multiplicación de entidades de crédito,

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156

CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

concluyó que la disposición aprobada en 1848 frenó totalmente el desarrollo bancario español por más de un lustro. En esos años la emisión de billetes yel mercado de crédito quedó monopolizado por tres instituciones: el Banco Español de San Fernando, el Banco de Barcelona y el Banco de Cádiz. Junto a ellos, un sinfín de banqueros particulares, agrupados a efectos tributarios en un gremio oficial ti- tulado Comerciantes Capitalistas, y que atendían las necesidades del crédito local (Bernal Llorens, 2004; Sánchez-Ballesta y Bernal Llo- rens, 2010).

En 1856 el panorama cambió al promulgarse las dos mencio- nadas leyes de bancos de emisión y de sociedades de crédito. Aun- que exigían una autorización gubernamental previa para la apertura de bancos, eran en todo lo demás bastante liberales, especialmente por lo que se refiere a la clase de operaciones mercantiles que po- dían desarrollar y en cuanto a la fiscalización y control de las en- tidades. La Ley de Bancos de Emisión limitaba a uno los estable- cimientos de este tipo que podían establecerse en cada plaza y exigía que todo el capital fuese efectivo, pero no imponía límite alguno al volumen de emisión, y facultaba a los bancos a «des- contar, girar, prestar, llevar cuentas corrientes, ejecutar cobranzas, recibir depósitos y contratar con el Gobierno»; sólo prohibía que hiciesen préstamos con garantía de sus propias acciones, quedar en descubierto o negociar en efectos públicos. La Ley de Socie- dades de Crédito era mucho más abierta aún: autorizaba todo tipo de operaciones bancarias, las cuales enumeraba exhaustivamente en su artículo cuarto. Por lo demás, no establecía fondo de reser- vas mínimo y, lo que es más importante, no determinaba ningún tipo de coeficiente de caja o de cualquier otra modalidad. Los responsables de las entidades de crédito eran, pues, libres de adoptar la política de liquidez y de inversiones que más les convi- nIera.

No parece que haya dudas acerca de la bonanza de capitales

exteriores recibidos por la economía española desde mediados de

los años cincuenta y sobre todo desde 1860. Sardá (1948) sostiene

que las entradas de capital extranjero permitieron saldar no sólo los

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CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA...

157

desequilibrios de la balanza comercial de aquellos años, sino tam- bién que ingresaran en el país notables cantidades de metal (oro y plata). Las inversiones procedentes del exterior se canalizaron prin- cipalmente hacia el sector bancario, el ferroviario y el minero, aunque hubo otros que también se beneficiaron del ahorro extran- jero, inglés, francés y belga. El flujo de capital fue constante y sustancial y cesó justo antes de la crisis de 1866 (Anes, 1970; Tor- tella, 2008).

Dos textos muy recientes nos permiten disponer de estimaciones independientes de las importaciones de capital extranjero (véase fi- gura 5.2). Prados de la Escosura (2010a) ha llevado a cabo una meritoria reconstrucción de la posición exterior española entre 1850 y 1913. Sus cifras, aunque como él mismo señala deben em- plearse con cautela, son muy verosímiles, amén de contundentes acerca de la avalancha de recursos que procedieron del exterior. En 1850 España recibió 91,4 millones de pesetas; en 1857, tras la libe- ralización financiera, la cantidad se elevó a 139,2 millones y en 1864 alcanzó un máximo de 428,7 millones de pesetas. En conjun- to, en la década 1855-1864 las entradas netas de capital ascendie- ron a 2.126 millones de pesetas. Conforme a los cálculos de este autor, en varios años las importaciones de capital representaron porcentajes sobre el PIB superiores a los cuatro puntos, yen 1863 y 1864 llegaron hasta el 5,3 y el 6,5%, respectivamente. En los años siguientes el flujo de entrada continuó, pero en cantidades mucho menores.

Nuño, Tedde y Moro (2011) también proporcionan una estima-

ción de entradas netas de capital desde 1856 hasta 1873. A partir de

una reconstrucción detallada de las inversiones extranjeras en ferro-

carriles, minería, bancos y deuda pública exterior obtienen que las

importaciones en 1856 rondaron los 71,0 millones de pesetas, au-

mentando después de manera continua hasta alcanzar un máximo

de 138,3 millones de pesetas en 1863. Aunque sus cifras están por

debajo de las calculadas por Prados de la Escosura, el perfil de ambas

series es el mismo.

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CRISIS BAt'lCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA... 163

La primera crisis bancaria del capitalismo español

La crisis bancaria de 1866 ha sido hasta la fecha una de las más pro- fundas de la moderna historia financiera española, en la que prácti- camente desaparecieron la mitad de las entidades que habían sido creadas diez años antes. En este trabajo hemos mostrado que la crisis vino precedida por una amplia liberalización del sistema bancario que fue, por otra parte, lo que permitió la constitución de multitud de sociedades de crédito y bancos de emisión. La mayoría nació con escasos capitales y gestores inexpertos que llevaron a cabo inversio- nes arriesgadas tomando recursos a corto plazo (cuentas corrientes) e inmovilizándolos en activos de larga maduración (acciones y obli- gaciones de empresas ferroviarias, mineras y de infraestructura).

. La crisis de 1866 se produjo, asimismo, tras un periodo de bo- nanza de capitales exteriores; un flujo constante y sustancial que condujo a un aumento excesivo del endeudamiento del Estado y de las empresas, y que también estimuló la creación de crédito. El final del ciclo de la construcción (vivienda y ferrocarriles) es otro de los rasgos que caracteriza la etapa anterior a la crisis. De igual manera el año 1866 estuvo precedido por un boom bursátil de notable inten- sidad; los valores españoles en las bolsas de Madrid y París registra- ron subidas notables durante un sexenio, hasta 1863. Por último, el crédito bancario experimentó una notable expansión, fruto de una demanda sostenida por parte de empresarios y consumidores, y de una oferta amplia de capitales internos y externos. Nuestros resulta- dos para este episodio concreto, 1866, replican los obtenidos por Reinhart y Rogoff para la amplísima muestra de países y periodos que ellos estudian. Los antecedentes de la crisis bancaria de 1866 se ajustan a lo que parece haber sido desde hace ocho siglos un patrón universal.

Por último, y aunque el asunto queda fuera de estas páginas, sí

conviene señalar que ante las quiebras bancarias de 1866, el Banco

de España adoptó una postura pasiva, a diferencia de la bien cono-

cida actitud tomada por el Banco de Inglaterra para evitar que el

colapso de Overand

&

Gurney contagiase al resto de los bancos y

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164

CRISIS ECONÓMICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

sociedades de crédito (Nuño, Tedde y Moro, 2011). El Banco de España no intervino, se mantuvo al margen y no puso en marcha ningún tipo de rescate. Las actas de su consejo de administración revelan, más bien, que los problemas de las entidades en peligro no eran de su incumbencia. Se preocupó tan sólo de sus propias dificul- tades. Tampoco los emisores de provincia ayudaron a los bancos y sociedades de crédito de su entorno geográfico, en parte porque ellos mismos afrontaron graves problema.<; de liquidez y solvencia. Sólo el Banco Barcelona, una de las entidades financieras más antiguas e importantes del país, desempeñó un papel activo evitando que el pánico en la ciudad de Barcelona fuese incluso más grave de lo que fue. De hecho, el banco catalán rescató a dos entidades, reforzó su situación patrimonial y recuperó su privilegiada posición en el con- junto del sistema financiero español (Blasco y Sudria, 2010).

Conclusiones

Estamos inmersos en una profunda crisis económica con raíces fi- nancieras en la que millones de personas han perdido sus empleos en todo el mundo y cientos de miles de familias han sufrido un descen- so de sus ingresos y una reducción en el valor de sus patrimonios. Se trata de un fenómeno global, la primera crisis del siglo

XXI:

la gran recesión, cuyo origen cabe retrotraer a la primavera de 2007, cuan- do comenzó la serie de desastres financieros (Northern Rack, Bear Stearns, Lehman Brothers) que a la postre han conducido a la eco- nomía mundial a detenerse bruscamente.

No es la primera vez que entidades bancarias grandes y pequeñas

quiebran y con ello arrastran a la totalidad del sistema financiero. La

historia española está plagada de desastres financieros: bancarrotas

de instituciones de crédito que han provocado pánicos y quiebras que

han sacudido los cimientos del sistema. Las crisis de la banca sevilla-

na en el siglo

XVI

y la crisis bancaria de 1866, aunque distintas en el

tiempo, presentan elementos comunes de los cuales se pueden obte-

ner algunas lecciones históricas. La primera, por supuesto, es que al

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CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA...

165

igual que en otras partes del mundo las crisis bancarias no han estado ausentes en la península ibérica, ni son un fenómeno reciente. Ade- más, sus causas y sus consecuencias son más parecidas de lo que en ocasiones se piensa. Y cualesquiera que sean unas y otras, lo que una crisis siempre ha generado son pérdidas financieras y desconfianza generalizada en el futuro. Los agentes económicos tardan en recupe- rarse y la recomposición de la confianza de depositantes no suele ser tarea fácil. En el origen de los problemas de la banca pública sevilla- na aparecen rasgos que resultan familiares en todo tipo de crisis:

negocios con escasa capitalización, exceso y concentración de ries- gos, en parte vinculados a créditos a la Corona, cuya capacidad de pago dependía del monto y periodicidad del tráfico atlántico. Cuan- do la plata no llegaba a tiempo, los banqueros y casas de banca no sólo se encontraban faltos de liquidez, sino que también, faltos de recursos propios, se veían forzados a declararse insolventes. La no provisión de dineros frente a la morosidad o para cubrir fallidos de- nota una gestión descuidada y poco profesional. Asimismo, cuando se desató la crisis 1886 y muchas entidades se fueron a pique, los estudiosos han encontrado multitud de fallos de gestión: sociedades de créditos mal capitalizadas, bancos de emisión sin la suficiente cobertura metálica, concentración excesiva de créditos en un único sector, el ferrocarril. En el siglo

XV1

fallaron las remesas de plata ame- ricana y en el siglo

XIX

fallaron los ingresos de unas compañías sin apenas tráfico que transportar.

Pero incluso cuando los banqueros son responsables, las quiebras

no desaparecen. El carácter pro-cíclico de la actividad financiera es

una causa que se encuentra asimismo en muchas de las crisis histó-

ricas, también en las estudiadas en este trabajo. En épocas de bonan-

za la banca pública sevillana prestó con largueza, al igual que lo hizo

la banca nacida al socaire de las leyes liberalizado ras de mediados

del

XIX.

Coyunturas favorables llevaron a la proliferación de banque-

ros, casas de banca y sociedades de crédito. Cuando concluye el ciclo

alcista, la actividad económica se resiente y casi de manera automá-

tica repercute en los balances bancarios y en sus cuentas de resulta-

dos. Las ganancias se resienten y los depósitos se contraen. Los ban-

(34)

166

CRISIS ECON6MICAS EN ESPAÑA, 1300-2012

cos entonces cometen la torpeza de contraer el volumen de crédito incluso a sus buenos clientes, lo que ahonda la recesión, hace que se incremente la morosidad y con ello el peligro de bancarrotas en ca- dena.

Las consecuencias de la crisis de la banca pública sevillana y de los bancos españoles en 1866 ofrecen asimismo rasgos compartidos.

La desaparición de la primera desarticuló la organización crediticia _ de la región y trajo consigo una grave desintermediación en el tráfi- co atlántico. Más grave si cabe fue la reacción prohibitiva que las bancarrotas provocaron y las cortapisas que las autoridades pusie- ron en práctica para la erección de nuevas entidades. Incluso más:

las quiebras de la banca pública sevillana alejaron la posibilidad de creación de un banco central de giro, como los establecidos en Ámsterdam, Hamburgo o Venecia. Por su lado, la crisis de 1866 se llevó por delante a la mitad del sistema bancario y éste tardó varias décadas en reconstruirse. En este caso la reacción de las autoridades fue la contraria: la crisis fue seguida de una liberalización del marco jurídico, decretando la libre creación de sociedades de crédito; y sólo los apuros financieros del Tesoro condujeron a otorgar al Ban- co de España el monopolio de emisión de billetes para todo el terri- torio nacional. Para finales del siglo

XIX,

España presentaba uno de los coeficientes de intermediación más bajos de Europa occidental.

Un subdesarrollo bancario que sin duda dificultó una más rápida industrialización.

Reinhart y Rogoff luego de su estudio de ocho siglos de crisis

concluyen que ningún país ha logrado hasta la fecha «graduarse» por

lo que se refiere a las de carácter financiero. Pese a su repetición y

pese a la experiencia acumulada, las crisis bancarias son recurrentes,

toman por sorpresa a los agentes económicos y causan verdaderos

estragos. No hay manera de evitarlas, ni de curarse de ellas, como

prueba la actual crisis que a la altura de finales de 2012 no parece

haber terminado. Lo que estos autores sostienen es que la memoria

de los actores, prestamistas y prestatarios, es corta y que los aconte-

cimientos que provocan las crisis bancarias, casi siempre los mismos,

tienden a olvidarse cuando se recupera la normalidad. Tenemos una

(35)

CRISIS BANCARIAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA.. .

167

memoria olvidadiza y por eso se incurre en los mismos errores. Del

estudio del pasado se puede aprender, pero eso no significa ni mu-

cho menos que aprendida la lección seamos capaces de tomar las

medidas necesarias para evitar nuevas crisis. Se aprende y se olvidan

los errores casi al mismo tiempo. Por eso acertó Kindleberger (1978)

con el título del primer capítulo de su libro: «Financial crisis: a hardy

perennial».

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