HAL Id: halshs-00741598
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Submitted on 14 Oct 2012
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Las lámparas de la Edad de Hielo.
Sophie A. de Beaune, Randall White
To cite this version:
Sophie A. de Beaune, Randall White. Las lámparas de la Edad de Hielo.. Investigación y Ciencia,
1993, pp.54-59. �halshs-00741598�
Las
lâmparas
de
la
Edad de
Hielo
La humanidad aprendiô
a
controlar
elfuego
hace
500.000
afios.
Una
innovaciôn
no
menos
importante
ocurriô
hace
sôlo 40.000:
unas
ldmparas
portatiles
en
las
que se quemaba
grasa
animal
I
uso controladodel
fuego, unhito en la historia de la
hu-manidad,
se consigui6
hacemedio mill6n de
aflos.Aunque
los arquedlogosy los
antropdlogosinsis-ten en su
importanciapara
la
coc-ci6n de los
alimentos,la
procura decalor
y la
protecci6n frentea
lasfie-ras,
la luz
quelo
acompafla fuetam-bién
un
precioso recurso queposibi-litd
la
extensidnde la
actividadhu-mana
a
horasy
lugares oscuros por naturaleza.La
invencidn de h{mparasde piedra donde se quemaba grasa en
la
Europa dela
Edad deHielo,
hace unos 40.000 aflos, ofreciô los primerosmedios eficaces
y
portâtiles de
ex-plotar
estavirtualidad del
fuego. Laaparicidn
de
las
lâmparas coincidecon
grandes cambiosculturales:
laemergencia
del
arte,el
adornoperso-nal y
complejos sistemasde
armas.Se han adelantado muchas
hip6te-sis
sobreel
funcionamientode
laslâmparas
de la
Edadde Hielo,
peronadie habia
emprendidosu
estudiosistemâtico.
Una
de
nosotros
(deBeaune)
decidi6
examinar esasli{m-paras
y
clasificarlaspor tipos.
Asi, construimos réplicasde las
li{mparasde piedra
y
las hicimos
funcionarpara
ir
analizandosu
eficacia comofuentes de
luz y
conocera fondo
sudiseflo, fabricaci6n
y
uso.El
primer objeto identificado comouna li{mpara
de la
Edadde Hielo
sedescubrid
en
1902,el aflo en
quearquedlogos
y
prehistoriadoresauten-tificaron el
arte rupestre dela
cuevaSOPHIE
A.
DE BEAUNEy
RAN-DALL WHITE se han especializado enIa cultura y técnica de la Edad de
Hie-lo. De Beaune, profesora de antropolo-gfa fisica
y
experta en artefactos del Paleolftico, trabaja en el Centro Nacio-nal para la Investigacidn Cientifica deParis. White ensefia antropologia en la Universidad de Nueva York. De
Beau-ne aporta aqui los datos nuevos, que
\Vhite sitûa en un mâs amplio contexto cientifico.
Sophie
A.
de Beaune y Randall Whitefrancesa de
La
Mouthe. Losarquedlo-gos habian ya supuesto que
la
realiza-ci6n de pinturas
y
grabados en caver-nas situadas a centenares de meffos por debajo dela
superficie del suelo debi6requerir
alguna fuentede luz
artifi-cial.
Mientras explorabanLa
Mouthehallaron una prueba que corroboraba
su
supuesto:una
lâmparade
piedraarenisca
esmeradamentelabrada
ymuy requemada, en cuyo reverso
ha-bia
grabadala figura de un
ibice. Desde entonces se han hallado enlas
excavaciones centenaresde
obje-tos con
ahuecamientos mâso
menostrabajados,
y
selos ha
agrupado, untanto
indiscriminadamente,en
la
ca-tegoria
de
liimparas.Que
sepamos,hay 547
artefactos registrados comotales.
En
seguida se noshizo
obvioque
no
bastanel
tamafloy la
formade un objeto para tomarlo por
unaldmpara
y
no por
otras cosas simila-res (piedras de amolar,por
ejemplo):las
lâmparasno por
fuerzahan
detener una depresi6n a modo de
cuen-co
o
receptâculo, pues muchas lajaslisas presentan trazas notorias
decombusti6n
local, que en
esey
enotros
casosproporcionan
la
ünicaprueba indiscutible
de
queel
objetosirvid de
lâmpara.De las
547 lâmparas putativas,es-taba claro que
245
hab(an servidopara otros fines,
y
no era seguro quelos otros 302
objetos hubiesen sido empleados como li{mparas. Dividimos,pues, esta muesfa (285 de cuyos
com-1. LAMPARA CON MANGO
TÀLLA-DO, de una antigüedad de 17.500 aflos.
Se
trata
de una de las mâs elaboradas de cuantas usaron los humanos que du-rante el Paleolitico vivieron en lo que hoyes Francia. Se fabricô raspando y
pulien-do
un
trozo de piedra arenisca. En suparte c6ncava se ponia el combustible
-grasa
animal- y
una mecha; el largo mango impedia que se calentase el extre-mo. Las incisiones que se aprecian en eImango son semejantes a algunas de las figuras pintadas en la cueva de Lascaux, donde fue encontrada.
ponentes procedfan
de sitios
conoci-dos) en dos categorfas. Consideramosque 169 de las piezas eran cierta,
pro-bable o
posiblemente lâmparas. Lasotras 133 las
clasificamosentre
lasdudosas
o de
ningunautilidad
parael
estudio. Las marcas dejadas por laquema del combustible
y
dela
mechatienden a
desaparecercon el
trans-curso
del
tiempo, asi que laslâmpa-ras
mâs antiguas serianlas
mâs ex-puestasa
que se las catalogase entrelas dudosas. Las que aquf admitimos
como auténticas pertenecen
al
Paleo-litico
Superior, siendo datables todasellas
entrelos
40.000y
los
11.000aflos
de
antigüedad.f
as 285 lâmparasde
origencono-I-l
cido proveniande
105yacimien-tos arqueol6gicos,
la
mayoria de ellosdel
sudoestede Francia.
La
cuen-ca de Aquitania ha
suministrado el60 por
ciento
de las
lâmparas, laregidn pirenaica
el
15 por ciento. Sonbastantes menos
las
encontradas enotras zonas de Francia
y
sumamenteraras las que proceden de otros paises
-Espafla,
quia-.
Aunque esta distribucidnAlemania
y
Checoslova-de los hallazgos se puede explicar enpar-te
por
la
mayor
intensidadde
las büsquedasy el
mayor nümero deya-cimientos
existentesen el
sudoestefrancés,
no
parece sino quelas
cul-turas productoras de lâmparas s6lo sehubiesen dado dentro
de los
lfmitesde
una determinada regidn europea.Una gran mayoria de
las
lâmparas pétreas que conocemos son de piedracaliza
o
arenisca, que abundan mucho.La
piedra caliza ofrecela
ventaja deque
suele darseen
la
naturaleza enforma de
pequeflas lajas querequie-ren poca alteraci6n. Ademâs,
la
cali-za es mala conductoradel
calor, conlo
quelas
lâmparasno
se calientantanto que puedan quemarle
los
dedosal
usuario.La
piedra arenisca, mejorconductora
del calor,
determina quelas
lâmparas se calienten demasiadocomo para que se las pueda sostener
en la mano al
poco
rato de
habersido
encendidas;las
gentesdel
Pa-leol(tico
solucionaron este problematallândoles mangos
o
agarraderas.Nuestros experimentos indican que
el
tamafloy la
formadel
hueco sonlos factores primordiales del buen fun-cionamiento de una lâmpara de piedra.
En
razôn dela
forma deIa
concavi-dad dividimos las 302
lâmparas delPaleolîtico Superior en tres tipos
prin-cipales: lâmparas de
circuito
abierto,de circuito cerrado solo
y
de circuitocerrado
con
mangos tallados.Las
de circuito
abierto, laslâmpa-ras mâs sencillas, constan de
peque-flas lajas
del todo
planaso
ligera-mente c6ncavas;las hay
también delajas algo
mayores que tienencavi-dades naturales abiertas
a
un
lado,de modo que pueda irse escurriendo el
combustible excedente
a
medida quela
grasase derrite. Algunas
miden hasta 20 centimetros de ancho. Dado que las lâmparas de circuito abierto no muestran seflales advertibles de labra oincisidn
alguna, es posible que grannümero
de
ellasno
fueranreconoci-das
en
las
excavacionespremoder-nas. Por eso, es posible que las
lâm-paras
de circuito abierto se
hallen infrarrepresentadasen el
catâlogo.Una lancha cualquiera de piedra
val-drâ como lâmpara de circuito abierto,
tan poco es
el
esfuerzo exigido para fabricarse una. Pero consumen, encon-trapartida, mucho combustible.
Debie-ron de
ser meros recursos para salirdel paso, desechables. Como
el
estu-dio de los
modernosinuit
ensefla,hay grupos humanos que, aun siendo capaces de fabricar liâmparas
comple-jas,
queman grasa sobre unalaja
pé-trea cuando nada mâs tienen a mano.
Las
lâmparascon una
concavidaden circuito cerrado constituyen
la
va-riedad comün. Se
las halla
en todaslas regiones, en todos los periodos y
en
todoslos tipos de
yacimiento enlos
que se han recuperado lâmparas.Tienen unas depresiones circulares u
CIRCUITO CERRADO ,;I
2. TRES TIPOS PRINCIPALES de diseflos de lâmparas: las de circuito abierto
(arri-àa) son lajas de piedra apenas alteradas; cuando la lâmpara estâ encendida, la grasa derretida se va escurriendo por las grietas nâturâle§ de la piedra. Las lâmparas de
circuito cerrado (cenfio) tienen oquedades excavadas para el combustible y la mecha,
Las de circuito cerrado
y
mango esculpido (abaio) tienen también una concavidad que sirve de câmara de combustidn, pero presentan un acabado mâs Iino y cuentan con unas prolongaciones que fâcilitan su maneio. Las marcas de la quema indican que la mecha se colocaba en la parte mâs distânte del mango.3, LAS INCISIONES
DECORATMS
no son rârâs en las partes laterales o en elenvés de Ias lâmparas de circuito cerrado. Esta representaciôn de un ibice adorna una lâmparâ manual encontrada en La Moutheo en 1902, que fue el primer objeto identificado explicitamente como una lâmpara.
ovales que
retienenel
combustible liquido
cuando se colocael
artilugioderretido. Hueco
y
exterior puedenser
sobre una superficie horizontal. Suelen naturales, retocadoso
del todo artifi-
medir unos
cuantos centimetros deciales
y
labrados. Son de piedraca-
diâmetropor 15 o 20
milimetros deliza,
del tamaflo deun puflo o poco
profundidad. Las mâs capaces puedenmâs grandes.
La
concavidadpresenta
contener unos 10 centimetros cribicosun borde inclinado apto para retener
el
de
liquido.56
Las
lâmparasde circuito
cerradode
la
Edad deHielo
se parecen a lasque
hasta hacepoco
empleabanal-gunos pueblos
inuit (Ios karibü,
losnetsilik y los aleut)
que,como
dis-ponian
de
madera,no
dependian delas lâmparas para
calentarse. Losinuit
quevivfan al
norte delos
limi-tes de la
vegetaci6n arbdrea, dondela
madera era escasa, sol(anfabricar-se grandes Iâmparas
con
bloques deesteatita
de
hastaun metro de
diâ-metro. Esas lâmparas gigantes
(uhornos) cumplian funciones
que
de-sempeflan en otros sitioslos
fogonesy
cocinas, entre ellas lasde
secar laropa,
cocinary
dar calor
a
toda
la estancia. Puedeque
haya relacionesdirectas entre
la
calidady
abundan-cia de
la
lefla
conseguibleen el
lu-gar,la
presenciade
fuegoshogare-flos
y
la forma de las
lâmparas deun
yacimiento.f
as lâmparas mâs complicadas sonI-
las que
hemosllamado de
cir-cuito
cerrado con mango tallado. Las30
de nuestra muestra que tienenta-les
caracteristicasfueron
configura-das, pulidas
y bien
acabadasentera-mente
por
abrasidn. Cada una tieneun
mango
esmeradamente labrado;1l de
ellas estân decoradas congra-bados incisos.
En el
registroarqueo-l6gico
constan estas lâmparas comoalgo posteriores
a las
otras. Las pri-meras lâmparascon mango
tallado pertenecierona la
cultura Solutrense(de
18.000a
22.000 aflos atrâs)o
ala
del
MagdalenienseInferior
(de15.000
a
18.000 aflos
de
antigüe-dad).
Abundanen el
MagdalenienseMedio
y
en
el
Superior
(de
los 15.000 alos
11.000 aflos).La
mayo-ria
de las lâmparas con mangotalla-do
han sido encontradas enel
depar-tamento
de
Dordofla. Frecuentes enabrigos rocosos, se las halla también
en
cuevasy a
campo abierto.El
elegantediseflo, asi como
latareza
y
la
limitada
distribucidnes-paciotemporal
de
las
lâmparas conmango esculpido quizâs
impliquenque sirvieran
primordialmente parafines
ceremoniales.Un
ejemplarco-nocido procedente de Lascaux,
al
quese
le
han
calculado 17.500 aflos de antigüedad, fue encontrado enel
suelode
la
cueva,al
fondo deun
pozo de paredes verticales,junto al dibujo
deun
cazador que se enfrentaa un
bi-sonte herido. Esta lâmpara fue
halla-da por
el
abateGlory,
quien sugiridque tales
lâmparasse
habrianutili-zado para quemar varitas aromâticas.
Sin
embargo,no se han
hecho arintodos los
anâlisis quimicosque
se-rian
menester paraverificar la
hip6-tesis.Los
otros tipos de lâmparas depiedra
es
probableque
se limitasena
alumbrar.La
forma de lâmpara quepredomi-na en nuestro muestrario es. precisa-mente, la mâs eficiente de todas, segrin demuestran nuestros experimentos: de
circuito cerrado, con
un
hueco oval ocircular
cuyas paredes forman suavedeclive. Con s61o inclinar un poco Ia
lâmpara se
la
vacia fâcilmente 1o bas-tante como para queel
pabiloencendi-do no
se anegue enla
grasa derreti-da, sin que sea necesario desalojar la mecha.Hay otro
modode vaciar
elrecipiente aun
sin
tener que inclinarla
lâmpara: tallando una muesca en elborde
del
receptâculo.El
ochenta porciento
de las
lâmparas paleoliticas estudiadaspor
nosotros sondel
tipode las
que hande
ser inclinadas.A
tenor
de
nuestros ensayos, lasmejores
grasaspara
lâmparas eranlas que se
funden deprisay
a
balatemperatura,
con poco tejido
adipo-so.
Guy
L.
Bourgeois, deIa
Univer-sidad
de
Burdeos,y
de Beauneana-lizaron los
restos de varias lâmparaspaleoliticas
con
el
fin de
identificarlas
sustanciasque contenian.
Pormedio de la
cromatograffade
fasesdel vapor
y
la
espectrometrfa de ma-sas midieron las proporciones deis6-topos
del
carbono que habfaen
losâcidos grasos
de los
residuos: eransimilares
a las de las
grasasanima-les
extraidasde
grandes herbivoros(b6vidos, cerdos
y
caballos).No
dis-ponemos
de
muestrasde
grasas delos
animales quevivfan
a finales delPleistoceno.
No
obstante, laspropor-ciones
de
is6toposdel
carbono que se han observado son totalmentedis-tintas de las que se
encuentran enlas
grasas vegetales,lo
quedemues-tra
que, como se suponia, fueron losanimales
la
fuente
de
combustiblepara las lâmparas de la Edad de Hielo.
Nuestras investigaciones
nos
pro-porcionaron también nueva
informa-ci6n
acercade los
materiales de quese hacfan
las
mechas.Una
buenamecha ha de poder atraer
por
acci6ncapilar
la
grasa derretiday
conducir-la
hastael
extremodel pabilo
paraque arda alli sin
consumirsedema-siado aprisa.
De
las mechas que fui-mos poniendoa
pruebalas
queme-jor
funcionaron fueronlas de
liquen (empleadas,como se
sabe,por
losmodernos
inuit), las de
musgo
y,después,las de enebro. Fritz
H. Schweingrüber,del Instituto
Federalpara
la
Investigaci6ndel
Bosque, laNieve
y
el
Paisajede
Suiza, analizôvarios residuos de lâmparas,
y
detec-t6
remanentesde
coniferas,cupresâ-ceas
y
diversos arbustos,asi
comootros
no leflosos,
posiblemente li-queno
musgo.A tenor de
nuestrosensayos,
las
mechasde
cupresâceasnunca
son
consumidasdel todo
porla
llama, asi que pueden conservarsemejor que
las
mechas compuestascon
materialesde
otros vegetales.Los rastros que de su utilizacidn iban
quedando en nuestras lâmparas
expe-rimentales
nos permitian
interpretarcon
confianzalos indicios
observa-dos
en las
paleol(ticas. Esas sef,alesde uso
son,en
lineas generales, detres tipos:
ligeras acumulaciones dehollin,
dep6sitos de carb6n vegetal y enrojecimientodel
pedrusco mismo(proceso de "rubefacci6n"). En el 80 por
ciento
del total
de lâmparas observa-das, el holliny
los dep6sitos de carb6nestân situados dentro
o
sobreel
bor-de bor-del
receptâculo parael
combusti-ble,
donde se supondria que seapo-y6 la
mecha.El
ennegrecimiento, enalgunos casos, de las partes laterales
o del
envés dela
lâmpara 1o puedenproducir
las
particulasde hollfn
quearrastra consigo
la
grasa derretida alrebosar
en forma de
churretes. Losdep6sitos
de
carbdn vegetalson
unresultado
de
la
carbonizacidnde
lamecha
o
de la
alteraci6n cal6rica, ocalcinacidn,
del tejido
adiposo.f,l
enrojecimientotérmico
apareceIj
en
Ias
partes lateralesy
en
el envés de las lâmparas, aunquelo
ha-bitual
eshallarlo
enel interior
de lacâmara
de
combustibleo
sobre
elborde
de la
misma (67,5por
cientode
los
casos).La
experiencia conréplicas modernas
indica
queel
en-rojecimiento advino cuando
la
grasacaliente
y
derretidase
derramd porel
ladoy
lleg6 hastael
reverso de laACEITE DE PALMA
rrIxr
ACEITE DE NUEZ
IlIf,mnmrmrüxIrt
HOMO SAPIENS
ieffi ffi #ffiw sfiffinffi ffiqrii#iiÉii
CABALLO lffiffiffi8ffi roffir$SiffiS]æ ACEITE DE OLIVA
§ffirnttm
PERRO ffiffi4ffiâ CERDO tr{ffi§Êffi LEON ffiH##j HIPOPOTAMOææ
BUEY @æ OVEJA fiH$rËftr CAMELLO ffi VENADO 4.æ GAMA DE LACOMPOSICION DE 14 LAMPARAS ANALIZADAS4, LAMPARA EXPERIMENTAL DE CIRCUITO CERRADO (izquierda). Pone de manifiesto el empleo de tales objetos en
el Paleolitico. Una porciôn de grasa hace de combustible; como mecha sirven trocitos de corteza de ârbol, Iiquenes o musgo.
La grasa derretida se recoge en un vaciado del pedrusco y hay INwsrrcaclôN y CreNcre., mayo, 1993
0123456789
PROPORCION DE ISOTOPOS DEL CARBONO
que
ir
vertiéndola de cuando en cuando,El
anâlisis quimico de los residuos hallados en lâmparas de la Edad de Hielo re-vela la presencia de residuos cuya composiciôn recuerda la dela
grasa de animales que eran corrientes enla
Francia del Paleolitico (derecha). No se empleaban grasas vegetales.lâmpara, mientras estaba vaciândose
o
cuando rebos6por sf
sola.Eviden-temente,
el
enrojecimiento
térmicopuede
ocurrir tras s6lo unas
pocasutilizaciones,
por
lo
que esun
buenindicador para averiguar qué
artefac-tos
se emplearon como lâmparas.La repetida reutilizacidn de una
liim-para deja
rastrosmuy
perceptibles.Si
una lâmparade circuito
abierto ode circuito
cerradoes
encendida envarias ocasiones,
la
colocacidnde
lagrasa
y
dela
mecha tiende a cambiarde
unavez
a
otra. Como para estassencillas
lâmparasno
hay
ninguna orientaci6n privilegiada, conel
tiem-po cuenco
y
superficie se ennegreceno
enrojecen.En las
lâmparasde
cir-cuito
cerrado esmeradamentetrabaja-das
y
dotadasde
mangoson
muydiferentes
las
seflalesque deja
eluso. Como se
las
ase siemprepor
lamisma parte
-por
el mango-
cada vez que se las enciende,el holl(n
seva
depositandosdlo en
una zona dela
cavidad,en la
opuestaal
mango.Las lâmparas de
circuito
abierto y las de mero circuito cerrado esproba-ble
que s6lo fuesen encendidas unaspocas veces antes
de su
abandono.De
simple factura, carecede
sentidollevârselas
de
un
sitio
a
otro;
enapenas media
hora
hicimos nosotrosuna bastante aceptable.
Para evaluar
la
eficacia
de
laslâmparas quemadoras
de
grasa
delPaleolitico
hay
que saber cuânta luzpodrian proporcionar.
De
Beaune loinvestigd midiendo
la
luminosidad deréplicas modernas en
los
laboratorios de metrologia dela
casa Kodak-Pathé.Las copias experimentales dieron una
luz
notoriamenteinferior en
cantidad,intensidad
y
luminiscenciaa la
deuna vela
ordinaria, pero
suficientepara
guiar a
una personapor
el
in-terior
de una cavernao
para iluminarun trabajo
delicadojunto
al
que
sepusiesen
las
lâmparas-suponiendo,
naturalmente,
que
la
agudeza visualde la
gentedel
Paleolitico fuese lamisma que
la nuestra-.
Parece, pues, que
los
creadores delas pinturas rupestres jamâs pudieron
ver
éstas como aparecenen las
mo-dernas fotografias.
La
percepcidnhu-mana del
color
se distorsiona cuandolos niveles luminicos son
inferioresa
150lux
(1000lux
esel tipico
deuna oficina
bien
iluminada).Es
du-doso
que los
creadoresdel arte
ru-pestre trabajaran
en
condiciones detamafla luminosidad. Para conseguir
una
percepcidnplena
y
exacta
deesas imâgenes plasmadas en
un
desi-gual panel
cavernosode cinco
me-tros de longitud
tendrianque
haberinstalado
por lo
menos150 de
suslâmparas, poniendo cada una a 50
cen-t(metros de
la
pared dela
cueva.Tam-bién
podrian haberse procurado unaluz
suplementaria mediante antorchas,pero
son escasoslos
rastrosde
teasdescubiertos en cuevas profundas. Por
otra
parte,la
ausenciao
escasez delâmparas
en las
galeriasde
cuevastan
vastascomo las de
Rouffignac,Niaux
y
Les Trois Frères implica queel pintor tuvo
accesoa
algunas otrasfuentes
de
luz.Lf
oy
dia, cuando se
contemplanI I
las
pinturas rupestresde
Fran-cia
y
de Espafla,la luz artificial
pro-duce unas
impresionesdistintas
delas que debieron de experimentar los
visitantes prehist6ricos.
La
luz
eléc-trica de la
cueva deFont de
Gaumeproporciona
un
nivel
constante deiluminaci6n de
unos20 a 40
lux
alo
largo de todo un panel de pinturas.Para alcanzar
el nivel de los 20
lux habria que situarmuy
calculadamen-te de diez
a
15 lâmparasde
piedra.Una
personaque
portase nada mâsque una lâmpara sdlo podria
ver
pe-queflas porciones
del
muro
de
lacueva,
y
sacaria una impresidn muydiferente
del
arte rupestre.La
débililuminaci6n
producidapor las
vaci-lantes llamas de las
lâmparas quizâ fuese parte del efecto deseadoal
con-x
COMIENZOS DEL PALEOLITICO SUPERIOR(c. 40.000-22.000)
r
SOLUTRENSE O MAGDALENIENSE(c. 22.000-11.000)
::. MAGDALENIENSE INFERIOR
(c. 1 8.000-1 5.000)
.
MAGDALENIENSE MEDIO Y SUPERIOR(c. 1 s.000-1 1 .000)
5. LOS HALLAZGOS DE LAMPARAS de Ia edad de hielo han tenido lugar sobre todo en el sudoeste de Francia
(izquier-da). Aparecen en todos los niveles del Paleolitico Superior (40.000 a 11.000 aios de antigüedad); la mayoria de ellas
pro-58
ceden de periodos mâs tardios. Sorprendentemente, la mayoria
de las Iâmparas no han sido recuperadas en el interior de pro-fundas cuevas, sino en excavaciones a cielo abierto o aI pie de
abrigos rocosos. .PAR|S a,
FRA,vj
c
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a§Éi-o!, .i
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ra
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Nr"
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L
'.t
i
_/
'^ Iatemplar
el
arteen el
profundo senode una caverna.
La
ilusi6n delrepen-tino
materializarsede
unos animalesque
surgende la
oscuridades
muy poderosa,y
algunasde las
figurasrupestres
resultan aün mâs
convin-centessi no
se las puedever
dema-siado bien.
Por
descontadoque se
emplearialâmparas quemadoras
de
grasa pararealizar muchas tareas distintas de las
de crear
o
contemplar pinturasrupes-tres. Se encuentran en tanta
abundan-cia por todos los yacimientos
pre-hist6ricos
del
sudoeste francés, que deben de haber sido un utensilio muycomün
de
la
vida diaria.
Solamentealrededor de
un 30 por
ciento de laslâmparas conocidas fueron recupera-das en
el interior
de cuevas.El
restoprovienen de yacimientos situados al
aire libre,
abrigos rocosos expuestosa
la
plena luz del dia
y
accesos oentradas
de las
cavernas.El
nümerode
lâmparas halladasen cada
sitio(un
promediode dos
a
tres) no
di-fiere gran
cosa,ya
setrate de
cue-vas,
de
abrigoso
de
campo abierto.En las cuevas hondas se recuperan
a
menudo lâmparasen las
zonas depaso obligado,
por
ejemplo en
lasentradas, en
los
cruces de las distin-tas galerfasy a
lo
largode los
mu-ros. Diriase que
las
lâmparas seco-Iocaban
en
puntos donde fâcilmentese
las
pudiese encontrary volver
autilizar.
El
descubrimientode
mu-chas lâmparas
juntas
-el
caso mâs notablees
el
de
Lascaux, donde sehan recogido
70-
indica
quemien-tras no
eran utilizadasse las
alma-cenabaen
determinados lugares. Pordesgracia,
no se
puede deducir quécantidad
de
lâmparaseran
encendi-das
a un
mismo tiempo.Las
lâmparasse
suelen descubriren la
proximidad de
lugares dondese hacia fuego. Quizâ
las
calentasenpreviamente arrimândolas
a
la
ho-guera para que
la
grasa se fuesecal-deando
y
se hiciese mâs fâcil
suignici6n,
o
quizâs aprovechasen aüncomo piedras
de fog6n las
lâmparasya
abandonadas.Es mâs
probableque
los sitios en
que se encendia elfuego sirvieran de centros de reunidn
y
de puntos de
referenciapor
losque se
orientasenlos individuos
ensus idas
y
venidasa través de
laoscuridad. Muchas lâmparas
se
en-cuentran
invertidas
en
el
suelo,
lo que supone quela
gente, cuandore-gresaba
al
hogar,las
apagabasenci-llamente volviéndolas
del
revés.Hay
al
menos una localidad dondeparece
que
estuvofija una
lâmparacomo permanente fuente
de luz
paralos
queallf
acampasen.Los
arqueô-logos hallaron
dos
lâmparas dentroIttvrsrcacrôtt y CENCIA, mayo, 1993
de una
pequefla cavidadnatural
dela
pared rocosa
del
abrigo
de
La Garenne. Una de ellas habia sidoin-vertida como para extinguir
su
lla-ma.La otra
estaba colocada derechadentro de una
hendiduranatural
dela
roca,de la
queno
sobresalfa. Lamisma
cavidadserviria
seguramentede
reflector natural,
aumentândoseasi
el
efecto luminoso dela
lâmpara.7^llasificando
y
organizando lamues-l-
tra de lâmparas de quemar grasa.tratamos
de
averiguar cuânto fueroncambiando su abundancia
y
su disefroa lo
largo del tiempo. Este anâlisis esalgo limitado
por la falta
de
datos.56lo para las
liimparasde
recupera-ci6n
tardia se disponede
medicionesradiactivas precisas. En
la
mayoria delos
casos,la
antigüedad delos
ejem-plares se infiere de los lechos
arqueo-l6gicos en que se los encuentra,
y
enmuchas
de las
excavaciones primerasni
siquiera se registraba este detalle..
Aparecen muchas mâs lâmparas enel ültimo
periodocultural del
Paleo-lftico Superior,
el
Magdaleniense,que
en los
periodos
precedentes. Esto quizâ refleje simplementeel
he-cho
de
que se
conocenmâs
yaci-mientos del
periodo
magdalenienseque
de
cualquier otro
anterior,
asicomo
el
hecho de quela
mayoria delas pinturas del interior
de
cuevasfueron realizadas en
el
Magdalenien-se.
Aflâdaseque las
lâmparas mâsantiguas son también
las
mâsdifici-les de identificar con
certeza.La
forma de las
lâmparas parecehaber evolucionado
sorprendentemen-te poco
a
través de las edades. Huboalguna variacidn en
el
materialy
en eldisefro,
pero no
se advierte ninguna progresiôn clara delo
toscoa lo
refi-nado. Aunquelas
dotadasde
mangoesculpido
son mâs
comunesen
losperiodos
posteriores,los
tres
tiposprimarios de
lâmparase
encuentrana
1o largo de todoel
Magdaleniense,e
incluso las de traza mâs elaboradase remontan
a
los
primeros tiemposdel Paleolitico
Superior,que
corres-ponden aproximadamente
a los
de la aparicidn en Europa delos
Cro-Mag-non, los primeros humanos modernos
desde
el
puntode vista
anatdmico.BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA
PALEoLTTHIC LAMps AND TrErR
SpECTALI-zATIoN: A HyporHEsrs. S. de Beaune en
Current Anthropologt, vol. 28, n.o 4,
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TECHNoLoGICAL CHANGES AcRoSS THE
Mn»lr-UppBn PALEoLrrHrc TRANstroN: EcoNoMrc, Soctar- ANo CocNmIvE PERS-pECTnEs. P. Mellars en The Human
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Perspec-tives on the Origins of Modern Humans.
Dirigido por P. Mellars
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H. Knecht, A. Pike-Tay y R. White. CRC
Press,1993.
4
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..,,ii6. EL ARTE DE LAS CAVERNAS PREHISTORICAS debi6 de necesitar iluminaciôn
artificial tanto para ser creado como para ser contemplado. La débil y vacilante luz proporcionada por las lâmparas en que se quemaba grasa animal quizâ fuese parte
integral del efecto que se pretendia causasen esas pinturas prehistôricas.