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¿Hay algo más natural que el multilingüismo?

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Academic year: 2022

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¿Hay algo más natural que el multilingüismo?

BRONCKART, Jean-Paul, BULEA BRONCKART, Ecaterina

BRONCKART, Jean-Paul, BULEA BRONCKART, Ecaterina. ¿Hay algo más natural que el multilingüismo? In: I. Garcia-Azkoaga & I. Idiazabal. Para una ingeniería didáctica de la enseñanza plurilingüe. Bilbao : Servicio de Publicaciones de la Universidad del País Vasco, 2015. p. 21-38

Available at:

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Para una ingeniería didáctica de la

educación plurilingüe

Inés M.ª García-Azkoaga Itziar Idiazabal (eds.)

La didáctica de las lenguas y más específi camente la enseñanza bi/

plurilingüe constituye un ámbito de intervención educativa inevita- ble y cada vez más demandado. La formación plurilingüe es buena para todos, pero es una oportunidad para aquellas comunidades que al convivir con dos o más lenguas en contacto están práctica- mente obligadas a aprender más de una lengua. Es preciso supe- rar el modelo monolingüe tan idealizado en occidente y abordar la formación plurilingüe con toda su riqueza y su complejidad, con el rigor y las garantías que se le presuponen a la ingeniería.

Con el objetivo de impulsar la Ingeniería Didáctica para la Enseñan- za Plurilingüe, desde la conceptualización teórica que aporta el in- teraccionismo socio-discursivo (Bronckart), el volumen aborda la in- vestigación sobre la experiencia educativa bilingüe vasca así como experiencias didácticas concretas realizadas en diversos contextos educativos bi/plurilingües. En su elaboración han contribuido espe- cialistas de diversas universidades y colaboradores locales e inter- nacionales que participan en sus proyectos: Universidad de Ginebra (Aeby, Bronckart, Bulea, Decandio, Dolz, Deschoux, Sales Cordeiro, Sánchez, Surian, Tonelli, Mosquera), Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) (Almgren, Alegría, Díaz de Gereñu, García-Azkoaga, Idiazabal, Larringan, Manterola y Zabala);

Mondragon Unibertsitatea (Garro, Murciano, Ozaeta y Sainz Osi- naga) y Escuela Universitaria de Magisterio Begoñako Andra Mari (BAM) (Anakabe, Ibarra, Lauzirika, Ortega y Ocio).

Inés M.ª García-Azkoaga e Itziar Idiazabal son miembros del Gru- po Consolidado de Investigación HIJE (Hizkuntzen Jabekuntza eta Erabilera / Adquisición y uso de las lenguas), integrado en el Labora- torio ELEBILAB y de la Cátedra UNESCO de Patrimonio Lingüístico Mundial de la UPV/EHU. Su ámbito de investigación preferente es la enseñanza-aprendizaje del euskera a través de los géneros tex- tuales y especialmente los modelos de enseñanza bi/plurilingües que integran entre sus lenguas de instrucción, al menos una lengua minorizada.

Zabalduz

ABCDE

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Par a una ingeniería didáctic a de la educ ación plurilingüe

Inés M.ª García-Azkoaga Itziar Idiazabal (eds.)

9 788490 822050 ISBN: 978-84-9082-205-0

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Vol. I

Para una ingeniería didáctica de la educación plurilingüe

Inés M.ª GARCÍA-AZKOAGA

Itziar IDIAZABAL

(Eds.)

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© de los mapas: Sigfrido Vázquez Cienfuegos (SV100), Francisco Muriel Parejo (FMP) y Consolación Fernández Mellén (CFM) Foto de portada/Azalaren argazkia: © Biblioteca Nacional de España.

Colección facticia de estampas de vistas de Hispanoamérica. Isla de Cuba. Catedral de La Habana. Siglo XIX.

© Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco Euskal Herriko Unibertsitateko Argitalpen Zerbitzua ISBN: 978-84-9082-205-0

Depósito legal/Lege gordailua: BI-1282-2015 CIP. Biblioteca Universitaria

Para una ingeniería didáctica de la educación plurilingüe /Inés Mª García-Azkoaga, Itziar Idiazabal (Eds.). – Bilbao : Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, Argitalpen Zerbitzua = Servicio Editorial, D.L. 2015.

371 p.: il. ; 24 cm.

D.L.: BI-1282-2015 ISBN: 978-84-9082-205-0

1. Multilingüismo. 2. Lenguaje y lenguas – Estudio y enseñanza. 3. Enseñanza bilingüe.

I. García Azkoaga, Inés Mª, coed. II. Idiazabal, Itziar, coed.

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Índice

Inés M.ª GARCÍA-AZKOAGA e Itziar IDIAZABAL. Introducción . . . 9 Jean-Paul BRONCKART y Ecaterina BULEA BRONCKART. ¿Hay algo

más natural que el multilingüismo?. . . 21 Itziar IDIAZABAL, Ibon MANTEROLA y Leire DÍAZ de GEREÑU. Objeti-

vos y recursos didácticos para la educación plurilingüe. . . 39 Inés M.ª GARCÍA-AZKOAGA y Josune ZABALA. Multilingüismo e inte-

racción en la escuela. Perspectivas para el análisis de la dimen- sión comunicativa de la lengua . . . 61 Sandrine AEBY y Margareta ALMGREN. Los gestos didácticos y la al-

ternancia de lenguas en la enseñanza en L1 y L2 entre los 5 y los 11 años . . . 79 Eneritz GARROLARRAÑAGA y Matilde SAINZ OSINAGA. Estudio del

input de una maestra en un aula de Educación Infantil bilingüe euskera-castellano. . . 101 Arantza OZAETA, Matilde SAINZ OSINAGA y Aroa MURCIANO. La au-

toconfrontación cruzada como instrumento de desarrollo profe- sional. Análisis desde las «figuras de acción». . . 123 Luis M.ª LARRINGAN, Itziar IDIAZABAL e Inés M.ª GARCÍA-AZKOAGA.

Cartas al director escritas en euskera y castellano por jóvenes bi- lingües. Transferencias y destrezas textuales y discursivas. . . 147 Marc SURIAN y Joaquim DOLZ. La enseñanza del francés en las aulas

de acogida en Lausana. Entre el francés lengua primera y el fran- cés lengua extranjera . . . 173

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8 ÍNDICE

Santiago MOSQUERA ROA y Verónica SANCHEZ ABCHI. Las secuen- cias didácticas de género textual en ELE. Perspectivas para una formación docente . . . 197 Juliana Reichert Assunção TONELLI y Glaís Sales CORDEIRO. Lectura

y comprensión de relatos con alumnos brasileños de edad prees- colar: una perspectiva plurilingüe portugués-inglés. . . 219 Carole-Anne DESCHOUX. Las metamorfosis de Liu: un enfoque de la

iniciación a la lectura mediante cuento ilustrado . . . 245 Fabricio DECANDIO y Joaquim DOLZ. La correspondencia escolar

electrónica: un enfoque didáctico para el desarrollo de la inter-

comprensión entre lenguas románicas. . . 265 Ane ORTEGA y María Jesús ANAKABE. Integración de lenguas y áreas

desde los proyectos globales: una propuesta de integración de las materias Conocimiento del Medio, Euskera, Lengua Castellana e Inglés . . . 291 Alaitz ALEGRIA. Las capacidades de argumentación en las interac-

ciones de los foros virtuales en euskera y castellano a los trece- catorce años . . . 321 Begoña OCIO, Jaione IBARRA y Agurtzane LAUZIRIKA. Secuencias de

comprensión lectora en distintas lenguas para la construcción de conocimientos en ciencias. Propuestas a partir de una experiencia de enseñanza en euskera L2. . . 347 Resúmenes en castellano de las contribuciones. . . 000

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¿Hay algo más natural que el multilingüismo?* Jean-Paul Bronckart y Ecaterina Bulea Bronckart

Universidad de Ginebra

Resumen: Recordamos primeramente la situación de multilingüismo que ha caracterizado la mayoría de las comunidades hasta el siglo XIX, y las aproximaciones teóricas que relacionan la diversidad de las lenguas con la diversidad psicológica de los pueblos. Apoyándonos en la posición de Saussure según la cual existe un stock común de recursos lingüísticos que se distribuyen en subconjuntos en el tiempo y en el espacio, proponemos la conceptualización de la unidad y de la diversidad de los hechos verbales, en función de diferentes puntos de vista, seguida de un análisis de las dimen- siones generales vs específicas de las lenguas naturales.

Palabras clave: multilingüismo, lengua natural, Saussure, singularidad.

Abstract: We first remind the multilingualism of most communities un- til the XIXth Century, and the traditional conception of the relation between language and people’s psychology. Taking support on Saussurian concep- tion of the existence of a common stock of linguistic resources dividing up in Time and Space, we propose a conceptualization of the uniqueness/

diversity of linguistic facts, and an analysis of general and specific dimen- sions of natural languages.

Key words: diversity, multilingualism, natural language, Saussure, uniqueness.

1. El multilingüismo, tierra fértil para la vida de las lenguas

En muchos de sus escritos dedicados al bilingüismo (véase especial- mente 1996; 2001), nuestro difunto colega y amigo Miquel Siguán había de- mostrado que, a pesar de las fases recurrentes que han tenido como objetivo la instauración de una única lengua dominante (de la êïéíç griega de Alejan-

* Traducción del original francés realizada por Manel Pérez-Caurel

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22 ÍNDICE

22 JEAN-PAUL BRONCKART Y ECATERINA BULEA BRONCKART

dro Magno al latín medieval y al angloamericano contemporáneo), el plu- rilingüismo ha sido siempre la realidad primaria de la vida de las lenguas y continúa caracterizando la situación lingüística de la inmensa mayoría de las comunidades humanas. Lo demuestra hoy en día, de manera trivial, la situa- ción de esta entidad política renovada que es Europa, en el seno de la cual, sean cuales sean las modalidades técnicas de diferenciación y clasificación, se admite que coexisten una cincuentena de lenguas y que éstas interaccio- nan de forma más o menos directa.

Más importante para nuestro propósito es el análisis que propone Siguán del proceso histórico que llevó a la configuración actual de las lenguas ro- mances. Después de la caída del Imperio Romano, mientras que el latín era la única lengua escrita reconocida por el poder eclesiástico y que las comu- nidades, esencialmente rurales, estaban dispersas en múltiples y aislados en- claves territoriales, se (re-)constituyeron múltiples variantes de la lengua hablada, marcados por sustratos locales previos a la conquista romana distri- buyéndose en una especie de continuum que permitía, entre las comunidades geográficamente vecinas, una forma de comprensión mutua que fue disminu- yendo con la distancia espacial:

«[En la época del Juramento de Estrasburgo], el latín de Francia —y se puede observar el mismo fenómeno en el resto del ámbito de las lenguas romances— sufrió una evolución que produjo dialectos diferenciados por regiones, pero estas diferentes formas lingüísticas constituían, sin nin- gún género de duda, un continuum sin límites precisos entre sus com- ponentes1.» (Siguan, 1996: 22)

Con el progresivo desarrollo de intercambios económicos y la creación de entidades políticas más amplias, el continuum multilingüe inicial sufrió un inicio de estructuración, concentrándose en zonas de presunta intercompren- sión (es decir, sin anular del todo la variación interna) conjuntos de variantes que posteriormente fueron llamados dialectos; a modo de ejemplo, en lo que constituye el espacio francófono europeo contemporáneo: el angevino, el oc- citano auvernés, el berrichon, el borgoñón, el catalán, el champañés, el fran- ciano, el franco-condés, el franco-provenzal, el galó o brito-románico, el gas- cón, el languedociano, el occitano limosín, el loreno, el marchois o marqués, el normando, el picardo, el poitevin-santongés, el provenzal y el valón.

En esta fase del desarrollo lingüístico, que ha caracterizado la casi tota- lidad de las regiones de Europa desde el siglo VIII al siglo XVI por lo menos, el multilingüismo presentaba una doble dimensión. Desde el punto de vista interno, cada lengua se formó por amalgama de un estado del latín hablado a nivel local y uno o varios sustratos (celtas, germánicos u otros), y por lo tanto, toda lengua fue originalmente mezcla o «bastarda» a nivel del léxico y

1 En el conjunto de citas del presente capítulo, lo marcado en negrita es propio.

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¿HAY ALGO MÁS NATURAL QUE EL MULTILINGÜISMO? 23 morfosintaxis; desde el punto de vista externo, cada una de las hablas estaba geográficamente en interacción con otra o varias más, y estos contactos ge- neraban necesariamente préstamos, influencias mutuas y adaptaciones.

Este multilingüismo doble se mantuvo en el tejido social profundo hasta que los resultados de la educación generalizada en la segunda mitad del si- glo XIX produjeron sus efectos, pero desde el siglo XVI, sobre este caldo de cultivo constitutivo se venían ejerciendo acciones de unificación y de estan- darización articuladas a través de tres tipos de motivación. Una era de tipo económico, la diversidad de hablas constituyen una dificultad para el de- sarrollo de intercambios comerciales, y conviene recordar a este respecto que la primera gramática francesa fue escrita (en inglés) por Palsgrave en 1530, destinada a los comerciantes de Gran Bretaña que se desplazaban regular- mente a Francia. Otra motivación fue de tipo cultural y surgía de la necesi- dad percibida de disponer de lenguas con gran circulación para la difusión de obras poéticas o dramáticas. Sin embargo, la motivación más importante (y decisiva) fue la de tipo político. Como sabemos, la constitución progre- siva de grandes naciones europeas (Inglaterra, España, Francia, Portugal, y más tarde Alemania e Italia) generó el deseo de instaurar una lengua nacio- nal común. Este deseo o voluntad, reflejado primero en la elaboración e im- plementación de textos políticos y legales monolingües, luego por medio de la creación y difusión de una lengua de comunicación militar, y, finalmente, por la introducción de sistemas de educación obligatoria mencionados ante- riormente, desembocaría, entre los siglos XIX y XX, en una situación similar a la que estamos viviendo en la actualidad, donde las lenguas de Estado coexisten con las pocas lenguas regionales que han sido capaces de resistir, por distintas razones, a las acciones llevadas a cabo con el objetivo de lograr su marginación o, incluso, su «extirpación2».

2. Primeras aproximaciones teóricas a la diversidad lingüística

La diversidad de propiedades de las lenguas ha intrigado frecuentemente a filósofos y gramáticos, por lo menos desde los trabajos de los anomalistas de la Roma Antigua, y este interés se vio reanimado con la promoción de las lenguas llamadas, en otros tiempos, «vulgares», que conduce a finales del

2 «En un pueblo libre, la lengua debe ser una y la misma para todos». Esta frase de Ber- trand Barère (finalizando su intervención ante el Comité de Salvación Pública del 8 pluvioso del año II – 1794) fue el desencadenante, al ser retomada por la Revolución Francesa, del intento de generalizar el uso de la lengua francesa, y se materializó, mucho antes de que los docentes de la Tercera República llegasen a no cumplir ese objetivo concreto, en unas accio- nes calificadas de «terror lingüístico». El decreto adoptado a raíz de esa intervención es- tipulaba, entre otras cosas, que «los maestros de la lengua francesa» tenían como misión extirpar todo dialecto (patois) y lenguas distintas del francés (cf. Balibar & Laporte, 1974:

81-118).

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24 ÍNDICE

24 JEAN-PAUL BRONCKART Y ECATERINA BULEA BRONCKART

siglo XVIII a unos procesos de análisis y comparación, de los cuales uno de los más emblemáticos es, sin duda, el realizado por Wilhelm von Humboldt.

Éste llevó a cabo estudios de varias lenguas, del finés al kavi, al tagalo y...

al euskera, lo cual le permitió especialmente poner de relieve la diversidad y complejidad de las formas de organización sintáctica y enunciativa, descri- birlas y conceptualizarlas, anticipándose a algunas teorizaciones contempo- ráneas de la determinación y de los procesos de enunciación. En el contexto de estos estudios empíricos, Humboldt también desarrolló una concepción de las relaciones entre el plano de la lengua y el plano de los estados o propie- dades del mundo que, como lo demuestra el siguiente extracto, rompió defi- nitivamente con la doxa tradicional que habían revivido los señores de Port Royal:

«Debido a la interdependencia entre el pensamiento y la palabra, está claro que las lenguas no son estrictamente medios para presentar una verdad ya conocida hablando, sino más bien para descubrir una ver- dad desconocida hasta entonces. Su diversidad no se debe a los sonidos y signos: es la diversidad de las propias visiones del mundo.» (Humboldt, 1820/2000: 101)

De acuerdo con este punto de vista, las unidades y estructuras de las len- guas no son reflejos directos de seres, objetos y/o relaciones preexistentes en el mundo, sino que están dirigidas de manera oblicua a estas entidades mundanas, proyectando sobre ellas un filtro semiótico que les da forma y las

«constituye» en el sentido literal del término. Si era especialmente innova- dora esta concepción (tanto así que fue retomada y reformulada posterior- mente por Saussure primero y por Coseriu después), tal como la formulaba Humboldt presentaba, no obstante, tres tipos de problemas.

El primero se refería a la situación, a la causa y/o al origen de las dife- rencias observables entre los filtros semióticos de acceso al mundo, y en este ámbito el autor había tomado la postura, muy de moda en el momento, según la cual las propiedades específicas de las lenguas traducen las características psicológicas (afectivas y/o intelectuales) de los «pueblos» que hablan dichas lenguas:

«Cualquier intento de identificar las características nacionales que de- jarían de lado el papel instrumental de la lengua sería inútil, ya que es a través de la lengua que se manifiesta y sella el conjunto del carácter nacional, y es a través de la misma, como medio de comprensión gene- ral del pueblo, que arraigan las distintas individualidades.» (Humboldt, 1806/1985: 37)

El segundo problema se refería al estatus y a la extensión del referente concerniente al término «pueblo», y la cita anterior confirma que el tema de la «psicología de los pueblos» se enmarcaba en una ideología claramente re-

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¿HAY ALGO MÁS NATURAL QUE EL MULTILINGÜISMO? 25 lacionada con los intentos de constitución política de las grandes naciones:

fueron estas entidades nacionales en gestación, y sólo ellas, las que estaban dotadas de un carácter particular que se expresaba en la lengua común que estaba formándose; los subgrupos de esta entidad, que se expresaban en len- guas a veces muy alejadas de la lengua nacional en formación, no eran, de hecho, considerados «pueblos» y, por consiguiente, no estaban dotados de una psicología o de un carácter específico susceptible de hablar en su propio dialecto.

El tercer problema radicaba en los juicios de valor que fueron aplicados a los rasgos de carácter o las capacidades cognitivas asociadas con las especi- ficidades de la lengua de uso. Para ciertos autores, estos juicios continuaron siendo relativamente equilibrados y prudentes, como fue el caso en particular de las apreciaciones formuladas por Humboldt en relación a la lengua vasca y el carácter de sus hablantes, tal como lo relató Mitxelena:

«[Humboldt] se congratula de la acertada concisión que no daña de ninguna manera la claridad, con motivo, por ejemplo, del proverbio 273 de Oihenart [...] Idiak erasi beharrean, gurdiak, “Lo que ha de cantar el buey, canta el carro” (en lugar de ser el buey el que se queja, es el carro que hace ruido). Pero también se queja, más de una vez, del lío inextricable de sig- nos que expresan las relaciones con aquellos que expresan los propios ob- jetos: hay, en su opinión, una cierta pesadez y torpeza en la expresión obligatoria de la relación precisamente ahí donde no es más que casual e individual.» (Mitxelena, 1992: 386)

Pero también sabemos que esos juicios de valor aplicados sobre los ras- gos psicológicos que reflejan según parece las estructuras propias de una len- gua han llevado, en el caso algunas políticas, pero también en el de muchos teóricos, a formas de chovinismo lingüístico que han dejado rastros vivos en el inconsciente colectivo presentes hasta nuestros días. A título de indica- ción, Carlos V, Rey de España, afirmó en el siglo XVI que «si quería hablar con los hombres, iba a hablar francés, si quería hablar con su caballo, habla- ría alemán, y que si quería hablar con Dios, hablaría español», cosa que Ri- varol, en su Discours sur l’universalité de la langue française publicado en 1784, argumentó que la lengua francesa era, sin duda, la mejor ya que refle- jaba directamente, en su modo de estructura sintagmática, el camino de per- fección racional que había alcanzado la mente francesa: «El francés, por pri- vilegio único, sólo se mantuvo fiel a la orden directa [...] lo que no está claro no es francés; lo que no está claro será todavía inglés, italiano, griego o la- tín» (p. 47). Y por último, recordemos que Schleicher, en su libro Die Deuts- che Sprache (1860), declaró, entre otras cosas, que la lengua alemana gozaba de «plena salud», porque sus estructuras expresaban la complejidad y la ri- queza de los «sentimientos del pueblo», mientras que la lengua francesa era un idioma «degenerado» que había perdido toda capacidad de expresar las experiencias de ese mismo pueblo.

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26 ÍNDICE

26 JEAN-PAUL BRONCKART Y ECATERINA BULEA BRONCKART

3. ¿Y si no existiese, en definitiva, más que una sola lengua humana?

Sobre este tema, como sobre muchos otros, las propuestas efectivas3 de Saussure, situándose globalmente en la perspectiva abierta por Humboldt, proporcionan un conjunto de precisiones técnicas sobre la base de que los problemas antes mencionados pueden encontrar vías de solución.

Recordemos en primer lugar que la linguistique générale de Saussure es el resultado de un largo proceso de síntesis y de generalización de estudios sobre diversas lenguas. El lingüista ginebrés dominaba varias lenguas mo- dernas y contaba también con un profundo conocimiento de latín, griego an- tiguo, sánscrito y lenguas antiguas de la India, del celta, del germánico, del persa antiguo, del irlandés antiguo, del armenio, del lituano y varias lenguas eslavas. Él no cesó de analizar esas lenguas, en cada uno de sus niveles es- tructurales (fonológico, morfológico, sintáctico) y se puede considerar que su enfoque estaba influido implícitamente por el principio metodológico de sa- turación: estudiar una variedad de lenguas que sea suficiente para que emerja lo esencial de sus propiedades comunes, o incluso para que no haya casi nin- guna posibilidad de que el tamaño del corpus lleve a resaltar hechos verdade- ramente nuevos. Esta es la metodología empírica a la cual Saussure siempre fue fiel:

«[ ] es que efectivamente el estudio del lenguaje como hecho humano está del todo o casi del todo contenido en el estudio de las lenguas [ ] ja- más, me permito decirlo, jamás los más elementales fenómenos del len- guaje se podrán sospechar o percibir claramente, clasificar y comprender si no se recurre en primera y última instancia al estudio de las lenguas. [...]

Querer estudiar el lenguaje sin tomarse la molestia de estudiar sus di- versas manifestaciones, que son evidentemente las lenguas, es una em- presa absolutamente vaga y quimérica. [...]» (Saussure, 2004: 131) Y este método de análisis de las lenguas, en su diversidad, en todas sus dimensiones y en todas sus formas de realización desembocaba en una defi- nición propiamente metodológica de LA LENGUA como producto abstracto de estos estudios empíricos:

«[...] la cosa “dada”, no es sólo la lengua, sino las lenguas. Y el lin- güista, inicialmente, no puede acceder a otra cosa que a la diversidad de las lenguas. [...] Gracias al estudio, la observación de estas lenguas, el lin- güista podrá sacar las trazas más generales, podrá retener todo aquello que juzgue esencial y universal, y podrá dejar de costado lo particular y lo accidental. Se encontrará con un conjunto de abstracciones que será la

3 Saussure no escribió él mismo el Curso de Lingüística General (1916) y, habiendo pu- blicado muy poco material en vida, fue a partir del análisis de sus notas escritas a mano o los apuntes de los estudiantes de sus cursos que se ha podido reconstruir el contenido de su pensa- miento y su enfoque; cf. en particular sobre este asunto Bronckart, Bulea y Bota, 2010; Cons- tantin, 2005; Saussure, 2004.

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¿HAY ALGO MÁS NATURAL QUE EL MULTILINGÜISMO? 27 lengua [...]. En la lengua, queda resumido lo que hemos podido observar en las diferentes lenguas.» (Constantin, 2005: 89)

En las tres Conferencias4 que impartió a su regreso a Ginebra en 1891, Saussure, dejando al descubierto una serie de conclusiones sacadas del estu- dio de distintas lenguas, subrayó fuertemente el carácter dinámico de los he- chos lingüísticos, o el incesante movimiento que las anima, debido a su natu- raleza socio-histórica:

«Vale la pena que nos detengamos un instante ante este principio ele- mental y esencial de la continuidad o de la ininterrupcíon forzada, que es la primera característica o la primera ley de la transmission del ha- blar humano, y esto sean cuales sean la revoluciones a las sacudidas de todo tipo en torno a la lengua que pueden cambiar todas las condiciones.»

(Saussure 2004: 136)

Esta constatación de la continuidad en la transmisión del habla humana llevó a Saussure a no aceptar los tópicos relativos al estatus y la identidad de las lenguas, y también a rechazar un conjunto de conceptos que habían te- nido éxito en la lingüística histórica y comparada. La crítica en cuanto a los tópicos concernía a la denominación de las lenguas: si la lengua está cam- biando continuamente, no puede haber ruptura clara entre una lengua «con- temporánea» y una lengua «antigua», y de acuerdo con ese mismo argu- mento, no es apropiado hablar de «lengua materna» y «lenguas hijas» del

«engendramiento de lenguas» y menos aún de «nacimiento» y «muerte» de una lengua. En esas mismas conferencias, Saussure hizo hincapié en que las lenguas siguen transformándose continuamente, o más bien, continúan por- que se transforman:

«Hay transformación, y siempre más transformación [...]. Por lo tanto, consideramos absoluto el principio de la transformación incesante de las lenguas. El caso de un idioma que se encontrara en estado de inmovili- dad y de reposo no se presenta.» (ibid.: 140-141)

Y este examen conduce a otro significado del concepto de lengua, esta vez con un carácter ontológico: los hechos lingüísticos son fundamental- mente continuos, las lenguas no pueden verdaderamente ser diferenciadas unas de otras, y por lo tanto, en realidad estaríamos ante una sola lengua hu- mana:

«Si hubiera que recapitular los principales puntos de vista a los que nos ha llevado este primer estudio, ciertamente volvería a insistir en la impos- sibilidad radical, no solo de toda ruptura, sino también de todo sobresalto,

4 Después de realizar su formación en lingüística en Leipzig, Saussure concluyó un primer recorrido universitario en París de 1880 a 1890, y regresó a Ginebra en 1891 para ocupar una cátedra extraordinaria de lenguas indoeuropeas. Las tres conferencias fueron pronunciadas du- rante los actos de inauguración de esta cátedra (cf. Joseph, 2012).

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28 JEAN-PAUL BRONCKART Y ECATERINA BULEA BRONCKART

en la continua tradición de la lengua, desde el mismísimo día primero en que una sociedad humana habló […]» (ibid.: 146)

Saussure además completó el análisis histórico a través de un enfoque geográfico. Su razonamiento sobre este tema vuelve a comenzar por una constatación de evidencia: si comparamos, a intervalos de varios siglos, la lengua hablada en un lugar determinado (un remoto pueblo de los Alpes, por ejemplo), vemos que ha cambiado inevitablemente; pero si comparamos, en el mismo intervalo de tiempo, la evolución de una lengua hablada sobre un territorio más amplio, también encontramos que los cambios no han sido los mismos en diferentes puntos del territorio. Además de que están fundamen- talmente relacionadas con el tiempo, las transformaciones de las lenguas son también sensibles al espacio, lo que explica, según Saussure, que ninguna de las entidades que forman parte de una «misma» lengua sea homogénea en el territorio que se le atribuye. Todas estas entidades se caracterizan por una di- versidad interna, y cada expresión que podemos analizar sólo constituye una variante local o geográfica de la lengua a la que se supone pertenece:

«Por eso no descubrimos en ninguna parte, podemos decir, una lengua que se nos presente como una e idéntica; todo idioma que puede citarse sólo es por lo general una de las múltiples formas geográficas bajo las que se presenta el mismo hablar en una región un poco extensa. En to- das partes constatamos el fraccionamiento dialectal.» (ibid.: 149)

Esta fragmentación natural, ciertamente puede pasar desapercibida por- que los dialectos no dejan muchos rastros escritos, sobre todo a causa de los procesos sociopolíticos que enmascaran, denigran o extirpan toda habla dis- tinta de la lengua de Estado. Pero Saussure siempre insistió en la universali- dad del fenómeno de la fragmentación, en la igualdad de derechos de todas las lenguas identificables, y en el hecho de que las lenguas oficiales no son más que dialectos como las demás, que han sido objeto de promoción social, por razones irrelevantes para la lingüística.

Esta problemática geográfica fue retomada en el Curso III5, en un ca- pítulo centrado en el análisis de los factores que, en el espacio, rigen los cambios. Las características dialectales son redefinidas como ondas de in- novación que se propagan superponiéndose y entrelazándose de múltiples maneras, siendo cada región en esta perspectiva un lugar de transición de es- tas ondas, y los dialectos (como las lenguas) no constituyen más que el es- tado de la configuración de las ondas en ese lugar, estado abierto por todos los lados y sin límites claros. Saussure argumentó que esta propagación de las ondas lingüísticas está guiada por dos fuerzas sociales generales:

5 Saussure impartió en la Universidad de Ginebra tres cursos bajo la denominación de

«linguistique générale», que generalmente se designan por la abreviaturas Curso I (1907), Curso II (1908/1909) y Curso III (1910/1911).

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«En cada masa humana, habrá acción simultánea de dos factores cons- tantes y contrapuestos: 1.° la fuerza del campanario; 2.° la fuerza de inter- cambio, de las comunicaciones, del comercio entre personas.» (Constantin, 2005: 128)

«La fuerza del campanario» designa los hábitos que, en una comunidad limitada o pequeña, tienen sus raíces en la infancia y tienden a mantenerse en el tiempo; lingüísticamente, contribuyen a la preservación de las característi- cas específicas del habla local. «La fuerza de intercambio» está relacionada con obligaciones u oportunidades de los seres humanos, incluso surgidas de pequeñas comunidades para interactuar en diferentes planos (económi- cos, políticos, culturales) en un espacio más amplio. Para Saussure, estas dos fuerzas tienen efectos paradójicos. Si nos ponemos en un lugar pequeño, esos efectos son en principio antagónicos: la influencia del intercambio (suma de características comunes con otras locales) ejerce una influencia unificadora, mientras que el campanario (suma de características propias) ejerce una in- fluencia divisiva, o de resistencia. Pero, sin embargo, Saussure añade que si parece tan divisiva en relación a los fenómenos que conciernen a las relacio- nes interpersonales, la fuerza local es también una fuerza unificadora, tratán- dose del efecto que produce en un espacio pequeño o limitado. Y, por tanto, concluye que en realidad hay una sola fuerza, que se manifiesta en diversos grados de intensidad, y que recalifica como fuerza de cohesión:

«Todo se puede reducir a una sola fuerza: la fuerza más o menos co- hesiva que se manifiesta con motivo de cada innovación (sin hacer interve- nir [la] resistencia que por otra parte, es fuerza cohesiva de la otra región).»

(Constantin, 2005: 138-139)

4. La unicidad y la diversidad de los hechos lingüísticos; a modo de síntesis Sobre la base del enfoque que acabamos de resumir, distinguimos cinco niveles de comprensión de la unicidad/diversidad de los hechos verbales.

a) Adoptando una perspectiva exclusivamente ontológica (preguntándo- se qué es —en sí mismo— lo verbal), podemos considerar, siguiendo a Saussure y haciéndonos eco del análisis propuesto sobre este tema por Coseriu (1987) que la humanidad se caracteriza por un «hecho de hablar» continuo o ininterrumpido, que explota los recursos fónicos y estructurales disponibles en el equipo mental y comportamental de la especie; en este sentido, no existe más que una sola lengua humana.

Pero siendo estos recursos universales más numerosos y diversos de lo que requiere un sistema de comunicación verbal, cada comunidad

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sólo utiliza una cantidad limitada, y los innumerables idiomas huma- nos (ya sea dialecto, pidgin o lengua oficial) constituyen múltiples sistemas que se alimentan de un subconjunto de estos recursos para garantizar la comprensión recíproca.

Además, como resultado de los factores cohesivos de identificación/

interacción (el «campanario» y «intercambio» de Saussure), esos idiomas se ven afectados por un movimiento de singularización («di- visivo») y un movimiento de intercambio («unificador»). La tensión generada por esos movimientos es uno de los factores del dinamis- mo que las caracteriza: todo idioma es permanentemente el asiento de procesos de transformaciones que se despliegan a través de ondas in- novadoras sobre el eje histórico y el eje geográfico, y desde el punto de vista ontológico, un dialecto o una lengua determinada sólo cons- tituye una configuración momentánea del despliegue de estas ondas en el tiempo y el espacio. Y desde este mismo punto de vista, la vida de las lenguas se presenta fundamentalmente como un multilingüis- mo en movimiento.

b) En cuanto a los usuarios ordinarios del lenguaje (los «sujetos ha- blantes»), las dimensiones pertinentes son de índole praxeológica y gnoseológica. Por un lado, en sus intercambios comunicativos los usuarios explotan de manera práctica las formas verbales (de las uni- dades-signos a los textos) de la configuración lingüística vigente en su comunidad; por otro lado, se dotan de conocimientos relativos a estas formas, que almacenan y organizan en esta entidad psíquica que hemos calificado de lengua interna (cf. Bronckart y Bulea, 2011; Bu- lea, 2010) y que Saussure describió de la siguiente manera:

«Todo aquello llevado a los labios por las necesidades del discurso, y por una operación particular, es la palabra. Todo lo que está conte- nido en el cerebro del individuo, el depósito de formas oídas y ex- presadas y su significado, eso es la lengua.» (En Komatsu y Wolf, 1996: 65-66)

Esta lengua interna es un sistema de representaciones que organi- zan la correspondencia entre el ámbito de las unidades y estructuras del idioma en uso y el ámbito de las unidades y estructuras del mun- do exterior o del pensamiento. Exceptuando algunos usuarios, sobre todo en algunas comunidades especialmente aisladas, que pueden no imaginarse que hay otras configuraciones lingüísticas distintas a su propia lengua, la mayoría de los seres humanos en realidad se enfren- tan a la existencia de otras lenguas en su día a día, y muchos de ellos dominan dos o más de ellas. Por consiguiente, las correspondencias que en la lengua interna, se establecen entre entidades lingüísticas y entidades referidas, no son casi nunca biyectivas, sino que están or- ganizadas en una red de relaciones cuya complejidad y jerarquización

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¿HAY ALGO MÁS NATURAL QUE EL MULTILINGÜISMO? 31 eventual dependen del grado de exposición o de práctica plurilingüe de los individuos en cuestión.

c) Desde el punto de vista del funcionamiento social, las dimensiones praxeológicas y gnoseológicas tienen un aspecto diferente, que tiende a frenar, a neutralizar, incluso a ignorar el multilingüismo dinámico que caracteriza la «vida real» del lenguaje. A nivel de las prácticas, toda producción verbal nueva se inspira necesariamente en produc- ciones anteriores en la misma lengua, y por lo tanto tiende a ajustar- se a las normas lingüísticas, en el sentido asignado por Coseriu a este concepto, que no se relaciona con el registro correcto/incorrecto sino con el del continuum normal/anormal:

«[ ] los actos lingüísticos son actos de creación inédita [ ] pero son, al mismo tiempo [ ] actos de re-creación ; no son invenciones ex novo y totalmente arbitrarias del individuo hablante, sino que se estructuran sobre modelos precedentes, a los que los nuevos actos contienen y, al mismo tiempo, superan. Es decir que el hablante uti- liza, para la expression de sus intuiciones inéditas, modelos, formas ideales que encuentra en lo que llamamos “lengua anterior” [ ]» (Co- seriu, 1989: 94)

A nivel gnoseológico, toda lengua es potencialmente objeto de pro- cedimientos de incorporación de conocimientos formales que secun- dariamente pueden tener un efecto retroactivo sobre las normas que acaban de ser mencionadas. Estos conocimientos formales en general hacen abstracción del dinamismo verbal para «fijar» las dimensiones gramaticales o estructurales de un estado de lengua, y sabemos que en algunos marcos teóricos (cf. en particular, la Gramática Genera- tiva) la diversidad y la historia de las lenguas se consideran aspectos sin importancia, sobre lo cual es inútil teorizar.

d) Desde una perspectiva política, ya hemos mencionado las acciones para imponer una lengua de Estado, que se han llevado a cabo en di- ferentes momentos y a diferentes ritmos según distintas naciones, desde el siglo XVI hasta principios del XX. Actualmente, si simultá- neamente con la creación de un marco europeo dominante estas na- ciones han entrado en un proceso de aceptación o tolerancia de las lenguas «regionales», la ideología centralizadora, ignorante del di- namismo lingüístico y rechazando toda diversidad, sin embargo, se mantiene en numerosas instituciones oficiales, como lo demuestra este extracto del discurso pronunciado en 1989 por el ex primer mi- nistro francés Michel Debré, durante su recepción en la Academia Francesa:

«La lengua francesa es atacada principalmente por las lenguas ex- tranjeras, cuya fuerza no radica tanto en su calidad intrínseca como en el número de personas que las hablan. En el interior de nosotros mis-

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mos, es preciso imponerla a las lenguas llamadas «regionales», cuya promoción a veces artificial expresa a menudo una voluntad de des- membramiento político.» (In Debré y Bernard, 1989)

e) En cuanto a las relaciones entre las lenguas y la supuesta psicolo- gía de sus usuarios, Saussure puso en tela de juicio la concepción predominante a la que se adherían Humboldt, Schleicher y muchos otros (ver 2 arriba), y si no se opuso a esta concepción con una pos- tura propia, positiva y explícita, su análisis de la situación y las con- diciones para la elaboración de los signos, sin embargo, proporcio- na elementos decisivos para aclarar la naturaleza de la relación entre hechos lingüísticos y hechos psicológicos. Sin entrar en detalle en la semiótica saussureana, tratada por uno de nosotros en otras publica- ciones (cf. Bulea, 2005, 2013), discutiremos las implicaciones para nuestra reflexión, de la arbitrariedad de los signos, y más concreta- mente de las dos facetas de eta propiedad.

Por un lado, los signos son inmotivados, en tanto que la elección de los sonidos en su aspecto significante es completamente independien- te de las propiedades de los objetos, estados o eventos del mundo que son designados por su significado; y esta independencia existe tam- bién a nivel de algunas propiedades sintácticas, lo que nos llevó a aludir al fenómeno complementario de «disposición arbitraria» (cf.

Bronckart, 1980: 99). Debido a esta independencia de las unidades lingüísticas en relación con las propiedades del mundo, su selección y su conformación atañen inevitablemente a las «elecciones» realizadas por los grupos de hablantes (a los «acuerdos sociales» en palabras de Saussure), lo que parece a primera vista compatible con la tesis tra- dicional de la influencia psicológica de los usuarios en la elección de las entidades verbales.

Pero, por otro lado, los signos y las estructuras lingüísticas son radi- calmente arbitrarios, en tanto que la selección de las imágenes so- noras discriminantes y sobre todo la extensión y la forma de las re- presentaciones constitutivas de los significados varían de una lengua a otra de forma totalmente aleatoria. El análisis saussureano de este tema muestra que son las parejas de significante/significado las que proporcionan una forma estable a las representaciones propiamente cognitivas de los hablantes; análisis cuya implicación supone que no hay psicología previa de los hablantes que condicionarían las eleccio- nes lingüísticas, sino que son, por el contrario, las entidades lingüísti- cas las que dan forma a la psicología de los hablantes.

Esta inversión de la perspectiva abre la puerta a la posición del de- terminismo o del relativismo lingüístico (cf. Whorf, 1964), pero, sin embargo, no es válido como tal por las razones que siguen. En efec- to, los niños de corta edad se apropian e interiorizan los signos y es-

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¿HAY ALGO MÁS NATURAL QUE EL MULTILINGÜISMO? 33 tructuras de una o de varias lenguas naturales y sus formas iniciales de pensamiento están necesariamente marcadas por las modalidades específicas de delimitación y de organización de los signos propios de esa o esas lenguas. Pero esa influencia tiende a desaparecer más tarde durante el desarrollo por dos tipos de razones. En primer lu- gar, porque los niños se enfrentan progresivamente, especialmente en el marco de la educación formal, a conjuntos de conocimientos que ya han sido objeto de abstracción y generalización en relación con los determinismos sociales y semióticos, y los contenidos y las estructuras de su pensamiento acabaran así incorporando rastros de la naturaleza abstracta de este tipo de conocimiento. Después, como ha demostrado la obra de Piaget (cf. Piaget y Inhelder, 1966), el de- sarrollo ulterior del pensamiento se caracteriza por la disposición de potentes capacidades de abstracción y generalización, bajo cuyos efectos una parte importante del funcionamiento mental se deseman- tiza, se descontextualiza, y se organiza en operaciones formales;

motivo por el cual las personas bilingües no sufren una especie de esquizofrenia.

Para concluir, la psicología humana, en el momento inicial, está siem- pre marcada por las modalidades en las que la lengua usada se dirige al mundo circundante; pero a partir de entonces, los procesos de de- sarrollo cognitivo llevan al desarrollo de formas de pensamiento que se abstraen de este marcado inicial, de manera que coexisten en cada persona una forma de pensamiento sociolingüísticamente dependien- te y una forma de pensamiento de carácter universalizador.

5. Dimensiones específicas y generalizables de las lenguas naturales Como se desprende de los análisis precedentes, todo hecho lingüístico conlleva por un lado propiedades generales o generalizables que se derivan del carácter universal de la actividad de hablar y del conjunto potencial de recursos que una lengua puede explotar, y por otro lado propiedades especí- ficas que pretenden, en un estado de despliegue de la onda lingüística univer- sal, utilizar sólo un subconjunto de recursos, a veces asociados a subconjun- tos de operaciones constitutivas de la actividad de hablar. En lo que sigue, trataremos de profundizar en el análisis de estos dos tipos de propiedades desde el punto de vista de la ISD, apoyándonos primero en las reflexiones de un lingüista cuya obra desencadenó el surgimiento de nuestro marco teórico:

Antoine Culioli. Este autor hizo hincapié en la necesidad de construir un mo- delo de la actividad lingüística integrando las diferentes dimensiones que es- tán implicadas en la misma, y a continuación formular la pregunta de lo que, en las secciones de este modelo, concierne respectivamente a lo específico y a lo generalizable:

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«Tener en cuenta la actividad del lenguaje es necesariamente cons- truir un objeto complejo, heterogéneo, de tal manera que su modeli- zación supone la interacción de múltiples dominios. Tener en cuenta el fenómeno de las lenguas significa necesariamente cuestionar qué es específico y qué generalizable, qué variable y qué constante. Vemos en- seguida cómo esta doble consideración, según los individuos o los grupos, modelará la investigación en tal o cual sentido.» (Culioli, 1990: 11) Haciéndonos eco de la doble petición de Culioli, distinguiremos cinco

«dominios» que se diferencian por la manera en que se plantea la cuestión de lo específico y lo generalizable; estos son los dominios de los géneros tex- tuales, de los tipos de discursos, de (otros) mecanismos de la arquitectura textual, de la sintaxis proposicional y del léxico.

Desde las obras fundadoras de Voloshinov (cf. 1926/1981, 1929/2010), se admite que toda producción lingüística es parte de un género textual deter- minado, a saber, de un modo específico de composición de textos asociado a ciertas restricciones, selección de recursos léxicos y sintácticos. También se reconoce que estos géneros se han desarrollado en el marco de los propósitos comunicativos para un tipo de actividad determinada (científica, literaria, jurí- dica, religiosa, comercial, etc.) y/o dentro de un tipo específico de medios de comunicación (prensa escrita, televisión, internet) y que cada género es pues, en principio, adaptado a tales fines de actividades y/o medios de comunicación.

La genericidad —como principio de adaptar el lenguaje a los tipos de activida- des humanas— constituye por lo tanto una primera constante, y en la medida que los tipos de actividades colectivas y de los medios de comunicación tien- den a mundializarse (globalizarse), se han constituido numerosos géneros ten- dencialmente universales, lo que confirma el hecho que, en los trabajos rela- cionados con el bilingüismo (cf. especialmente Dolz & Idiazabal, 2013), las denominaciones de género (novela, artículo científico, debate público, sermón, etc.) se presentan como designaciones transversales, cuya generalizabilidad nunca se discute. Sin embargo, por otro lado también se observa que existen géneros propios de una comunidad, y/o que la jerarquía de los valores asigna- dos a los géneros varía según las comunidades; si son importantes, no obstante, estas diferencias dependerán de la cultura y la historia, y no de las restricciones debidas a las propiedades específicas de las lenguas utilizadas.

Tal como lo hemos definido (cf. Bronckart, 2004, Cap. 5), los tipos de discurso son configuraciones de entidades lingüísticas subordinadas con res- pecto a los textos que semiotizan cuatro mundos discursivos distintos: «Na- rración interactiva», «Narración autónoma», «Exposición interactiva» y

«Exposición autónoma». Estos tipos de discurso cumplen la función de es- tablecer estructuras de intercambio entre las representaciones individuales y las representaciones colectivas. Teniendo esos dos tipos de representación soportes disjuntos (organismo vs. obras) y diferentes formas de organización (orden de lo psicológico vs. orden de lo sociológico), los tipos discursivos constituyen marcos que garantizan la interconexión y el tránsito de repre-

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¿HAY ALGO MÁS NATURAL QUE EL MULTILINGÜISMO? 35 sentaciones de un dominio a otro, al «ir» (producción verbal) y al «volver»

(recepción interpretación). Debido a esta función esencialmente psicocog- nitiva, los tipos de discurso parecen constituir también constantes verbales, según lo confirmado por estudios realizados en alemán, inglés, euskera (cf.

Plazaola, 2007), catalán, castellano o portugués (cf. Machado, 1998), que va- lidan la existencia de estos cuatro tipos y muestran que su marcado consiste esencialmente en distribuciones diferenciales de las unidades deícticas y de las unidades con valor temporal, dependiendo el impacto discriminativo de estos dos tipos de unidades sobre todo de la mayor o menor complejidad del sistema temporal de cada lengua.

Además de la distribución de los tipos de discurso, los mecanismos que constituyen la arquitectura textual se dividen en tres grupos: la planifica- ción, la textualización (conexión y cohesión nominal) y el la responsabilidad enunciativa (gestión de las voces y de las modalizaciones). Sobre la base de los trabajos disponibles en la actualidad, parece que estos mecanismos son necesarios para garantizar la inteligibilidad de un texto, con independencia de la lengua utilizada, por lo que también tendría la condición de invariante, como lo demuestra, en particular, la «gramática de texto», elaborada por Elo- segi y Esnal (2004), así como la investigación de Idiazabal (1994), Idiazabal y Larringan (1997, 2004) y Larringan (2007), que muestran en primer lugar que las categorías de mecanismos inicialmente establecidos sobre la base de un análisis de textos en francés podrían utilizarse sin dificultad para el análi- sis de textos vascos, y muestran también que aprendizajes escolares relativos a un mecanismo podían ser transferidos de manera efectiva de una lengua a otra. Sin embargo, surgen dos tipos de problemas a este nivel. El primero fue identificado por Culioli: «el verdadero problema [...] es que no existe corres- pondencia término a término entre, por un lado, los marcadores en una len- gua determinada, y, por otro lado, las categorías invariantes que encontramos en todas las lenguas» (1990: 14-15). Los tipos de unidades lingüísticas movi- lizadas para semiotizar los mecanismos de la organización textual pueden, en efecto, variar más o menos dependiendo de la lengua, lo que constituye un primer lugar de especificidad. El segundo problema es entonces saber en qué medida estas diferencias de «marcaje» no entrañan una diferenciación de las operaciones psicolingüísticas implicadas en los mecanismos; por ejemplo, con respecto a la cohesión nominal, ¿las operaciones psicolingüísticas pue- den ser las mismas en una lengua que tiene determinantes posesivos que en una lengua que no los tiene? Pregunta, desde nuestro punto de vista, abierta y que, por lo tanto, merecería un estudio empírico.

En el plano de la morfología y la sintaxis oracional, los elementos inva- riantes son raros y las lenguas exhiben claramente sus especificidades. En cuanto a las categorías gramaticales, como demostró Greenberg (1966) hace mucho tiempo, sólo los sustantivos y los verbos existen en todas las lenguas, contando además con una considerable variación morfológica en el caso de la segunda categoría; y las variaciones atestiguadas en este nivel se reproducen,

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evidentemente, en el nivel de los grupos sintácticos. En cuanto a los tipos de oraciones, si la distinción de tipos (declarativa, interrogativa, imperativa/ex- clamativa) parece tender a la universalidad, la existencia y/o la distribución de las formas (negativa, pasiva, o tematizada) constituye, en cambio, un im- portante lugar de variación. Por último, la configuración misma de la rela- ción predicativa constituye un último lugar de variación, especialmente entre construcciones ergativas y acusativas, con una gama de efectos secundarios sobre la distribución de los casos (o funciones gramaticales).

Por último, en cuanto al léxico, o las unidades-signo, el problema se plan- tea de manera diferente dependiendo de si trata desde el punto de vista del sig- nificante o del significado. Debido a la inmotivada relación del signo (como se ha mencionado en 4.e, arriba), la configuración sonora de los significantes es una lugar de variación evidente. Pero en el plano de los significados, conviene distinguir entre los que se dirigen a referentes observables en el entorno mate- rial objetivo (seres, objetos, lugares, etc.) y los que se dirigen a los referentes conceptuales o psíquicos. En el primer caso, estos significados tienen una ex- tensión y una organización en paradigma con evidentes similitudes entre len- guas (cf. Rosch, 1973); en el segundo caso, por el contario, extensión y organi- zación en paradigmas pueden presentar diferencias considerables.

En conclusión, en primer lugar se pone de manifiesto que los hechos ver- bales están sujetos a tres tipos de restricciones que generan invariabilidad:

— la restricción de los tipos de actividades humanas, que origina la (rela- tiva) generalidad de géneros textuales;

— la restricción de las condiciones de intercambio entre las representa- ciones individuales y las representaciones colectivas, que entraña la generalidad de tipos del discurso;

— la restricción de las propiedades objetivas del entorno referido, provo- cando un cierto nivel de generalidad en la configuración de significa- dos asociados a ese mismo entorno.

Se observa así que la especificidad de las lenguas no es ajena a las tres operaciones mentales que asumía la Lógica de Port-Royal (Arnauld y Nicole, 1662/1965):

— esta especificidad es completa con respecto a la constitución fónica de los significantes, que está relacionado con la operación de «concep- ción» o de constitución de clases representacionales;

— esta especificidad es importante, ya que implica una selección especí- fica de recursos y operaciones que le corresponden, en relación con la sintaxis oracional, estando relacionada con la operación de «juicio»;

— esta especificidad es menor, en la medida en que está limitada a la se- lección de los recursos semiotizantes de mecanismos comunes relati- vos a la organización textual, estando relacionada con las operaciones de «razonamiento».

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¿HAY ALGO MÁS NATURAL QUE EL MULTILINGÜISMO? 37 Y para concluir, debido a estas relaciones existentes entre operaciones mentales y las propiedades específicas de las lenguas, sólo se puede estar de acuerdo con la «broma» amable de Miquel Siguan:

«[...] en este fin del siglo XX, es monolingüe quien tiene el inglés como lengua materna, y son bilingües todos los demás. Sin duda se trata de una broma, pero que no deja de tener fundamento. [...] El monolingüe tiende a creer en la identificación entre la realidad y su expresión verbal, y debido a esto, tiende a adoptar una forma de pensar dogmática y absolutista, mientras que alguien acostumbrado a moverse en lenguas y culturas diferentes acepta más fácilmente las diferencias y las ambigüedades.» (Siguan, 1996: 6)

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