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Evolución del concepto de patrimonio cultural y la parcipaciòn ciudadana.

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Academic year: 2022

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Submitted on 13 Apr 2015

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Edna Hernandez

To cite this version:

Edna Hernandez. Evolución del concepto de patrimonio cultural y la parcipaciòn ciudadana.. Fran- cisco Ollero Lobato. Sobre patrimonio cultural y participación ciudadana, Abya-Yala, 2010, 978-9978- 22-813-5. �hal-01141657�

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Evolución del concepto de patrimonio cultural y la parcipaciòn ciudadana.

cDr. Edna Hernández González.

LTMU- Instituto Francés de Urbanisme, Universidad Paris 8 Resumen

El concepto de patrimonio cultural, al igual que un gran número de paradigmas, se encuentran en constante evolución debido a las nuevas tendencias en términos de: desarrollo durable, nuevas tecnologías, globalización, entre otras. De esta forma, la reformulación de lo que es considerado como Patrimonio Cultural se traduce en la creación de nuevas categorías propiciado no solamente la extensión del campo de salvaguarda y la protección de los bienes culturales, si no también, la integración de nuevos actores urbanos que favorecen e intensifican una participación ciudadana.

Esta última ha llegado a ser una práctica recurrente y un factor clave en el diseño de las políticas de salvaguarda del patrimonio, sin embargo, en que medida el patrimonio cultural puede ser observado como una herramienta útil en la constitución de una participación ciudadana?

A partir de un breve análisis sobre la evolución del concepto de patrimonio cultural del contexto internacional versus le contexto mexicano, formularemos una serie de reflexiones sobre la participación de la sociedad civil y la gestión del patrimonio cultural tomando como casos de estudio dos contextos urbanos diferentes: la ciudad patrimonial de Lyon (Francia) y la ciudad patrimonial de Puebla (México)

Palabras clave: Patrimonio cultural, participación ciudadana, Puebla, Lyon Abstract

The concept of cultural heritage, as a great number of paradigms, is in constant evolution due to the new trends in terms of: sustainable development, new communication technologies, globalization, among others.

In this way, the reformulation about what is considered like a cultural heritage reflects in the creation of new categories. This shift implies not only the adaptation of the field of preservation and safeguard of cultural goods, also the integration of new urban actors who encouraged and intensify the civil society participation.

Thus, the civil society participation has been a current practice and a key factor in the innovative policies for heritage safeguarding, nevertheless, Can be the cultural heritage observed like a useful tool in the construction of civil society participation?

From a brief analysis on the evolution of the concept of cultural heritage in the international context versus mexican context, the paper brings forward evidence to the questions of the civil society participation and the management of the cultural patrimony takes into account two urban contexts: the world patrimonial city of Lyon (France) and the world patrimonial city of Puebla (Mexico).

Key words: cultural heritage, civil society participation, Puebla, Lyon.

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Introducción.

En las últimas décadas conceptos como, globalización, desarrollo durable y nuevas tecnologías, entre otros, han propiciado un reajuste y una evolución en gran parte de las ciencias. Sin duda, el concepto de patrimonio cultural es un claro ejemplo de dicha dinámica, en lo que se refiere a la construcción de nuevos paradigmas. En este sentido, la formulación de nuevas categorías del patrimonio cultural ha propiciado no solamente la extensión del campo de salvaguarda y la protección de los bienes culturales, si no también, la integración de nuevos actores urbanos que favorecen e intensifican la participación ciudadana en la producción de la ciudad1.

El objetivo del documento es el de presentar una breve síntesis de la evolución del concepto de Patrimonio Cultural y su inscripción en el ámbito local. Este último es observado como una herramienta útil en la constitución de una participación ciudadana enfocada a jugar un rol clave en el diseño de las políticas de salvaguarda del patrimonio. El documento se estructura en tres apartados, en primer lugar realizamos una breve revisión sobre la evolución del concepto de patrimonio cultural en términos generales, para enseguida poder describir dicha evolución en el ámbito mexicano, con el objetivo de contextualizar el tercer apartado del documento donde se formula una serie de reflexiones sobre la participación de la sociedad civil y la gestión del patrimonio cultural en dos contextos urbanos diferentes, la ciudad patrimonial de Lyon (Francia) y la ciudad patrimonial de Puebla (México), para así concluir con una serie de consideraciones finales.

I. Un concepto en construcción continua: el Patrimonio Cultural

Como es bien sabido, el patrimonio cultural se enfocó en un primer tiempo en la protección y conservación de las manifestaciones culturales materiales producidas por la sociedad (el patrimonio cultural tangible). Monumentos, conjuntos arquitectónicos, sitios arqueológicos, que observaban un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, arqueológico, científico, etnológico o antropológico, fueron protegidos por una jurisdicción especifica a nivel nacional e internacional2.

Sin embargo la percepción sobre qué es y qué comprende el patrimonio cultural, fue modificada durante el último tercio del siglo XX, gracias al reconocimiento de nuevos conceptos como, el desarrollo de los pueblos, la tolerancia, la diversidad cultural y la conservación del medio ambiente. De igual forma, el concepto de “cultura” fue enriquecido por nuevos paradigmas como: el conjunto de conocimientos, valores, habilidades, símbolos, significados, formas de comunicación y organización social, entre otros, que modifican de forma significativa lo que hoy entendemos como cultura.

De esta forma, durante la reunión de expertos realizada bajo el auspicio de la UNESCO e ICOMOS en el 2001, se declara de manera sintética, que el Patrimonio Cultural “...es un receptáculo de la memoria, y encierra los valores simbólicos de la identidad cultural de los pueblos, nos ayuda a comprender a los otros y a nosotros mismos...”, englobando así, la mayoría de los conceptos antes mencionados.

Actualmente, el patrimonio cultural es un concepto que abarca todas las manifestaciones tangibles como las intangibles de una cultura. En este sentido, el concepto de patrimonio cultural intangible designa los aspectos inmateriales de la cultura, las producciones efímeras

1 François ASCHER, Métapolis ou l’avenir des villes, Paris, O. Jacob, 1995

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como, las creencias, las lenguas, los valores, las tradiciones o los conocimientos técnicos transmitidos en forma oral de generación en generación, su amplio universo incluye, los cantos fúnebres, las danzas nupciales, las técnicas artesanales y los usos agrícolas, entre otros.

De esta forma, el concepto de patrimonio intangible considera como tradición viva a la cultura transmitida oralmente como fruto de su esfuerzo de adaptación y configuración social en constante evolución3. En consecuencia preconizamos que el patrimonio intangible es formulado como respuesta al contexto contemporáneo con el objetivo de promover y garantizar las identidades locales, trastocadas por la dinámica actual en la que se inscriben las sociedades contemporáneas orquestadas por un mundo global.

Si bien, en sus inicios la política de salvaguarda del patrimonio cultural favorecía la conservación de las manifestaciones materiales, debido a los altos riesgos de degradación, causados por los acontecimientos sociales o por la acción del tiempo. Hoy en día, la protección del patrimonio intangible se inscribe integralmente en dicha política, debido a la inminente amenaza de desaparición de ciertas manifestaciones culturales.

Así, la evolución del concepto de patrimonio cultural y la formulación de nuevas categorías son un factor clave para la gestión del mismo4. El interés por revelar y sostener la gran diversidad de las interacciones de los hombres y su entorno, con el objetivo de proteger las culturas tradicionales y preservar las huellas de sus antiguos pobladores, han conducido a establecer una denominación especial a estos sitios, denominándolos Paisajes Culturales, que actualmente se inscriben en la lista de patrimonio mundial” 5.Este concepto, se establece como la combinación de la actividad humana intencionada o no, vinculada estrechamente con la naturaleza, que ilustra la evolución de las sociedades y los establecimientos humanos a través del tiempo, así como su influencia dada por las ventajas y obstáculos de su entorno social y natural.

Otra de los conceptos inscritos dentro del rubro de nuevas categorías es el espacio cultural, enunciada por la UNESCO en la Proclamación del 18 de mayo de 2001, la cual designa los lugares que concentran actividades culturales populares y tradicionales vinculadas a una temporalidad que permite repetir regularmente un acontecimiento, rituales cotidianos y procesiones anuales6. Así mismo, el concepto de patrimonio industrial tiene como objetivo la salvaguarda de los bienes e inmuebles generados por la cultura industrial con valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico y científico. Su valor reside en ser un testimonio de las actividades productivas del hombre en el transcurso del tiempo, modificó de forma particular el paisaje rural y urbano, así como los modos de vida de sus pobladores.

En esta metamorfosis continua del paisaje urbano se inscribe la categoría de patrimonio moderno (siglos XIX-XX), con la cual se logra salvaguardar las diversas manifestaciones arquitectónicas y urbanas producidas a partir del s. XIX, donde los avances tecnológicos, la composición arquitectónica, la optimización de los recursos han dado como resultado la construcción de importantes iconos de la arquitectura y del urbanismo moderno, v.gr., Ciudad Universitaria de la ciudad de México, la ciudad de Brasilia, entre otros.

De esta forma, durante las últimas décadas el contexto urbano ha sido una las figuras predominantes en términos de patrimonio cultural” Sin embargo, actualmente podemos

3 UNESCO, Convención sobre el patrimonio intangible, 2003. www.unesco.org.culture Consulta 10/09/2008

4 ICOMOS, El Patrimonio Cultural Hoy, 2002. www.unesco.org.culture Consulta 19/09/2008

5 Cfr. http://portal.unesco.org/culture/fr/ev.php-URL ID=34323 &URL DO=DO TOPIC&URL SECTION=201.htlm Consulta 23/09/2008

6 Declaración sobre de la UNESCO sobre la diversidad cultural, 2002, www.unesco.org/culture Consulta 19/09/2008

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observar un creciente interés por la protección de las manifestaciones culturales realizadas en un contexto rural, las cuales se inscriben en la categoría de asentamientos y arquitectura vernácula, enfoca en la protección, conservación y catalogación de los sistemas constructivos tradicionales realizados por la comunidad local. La coherencia en su morfología arquitectónica, su estilo, así como, las soluciones adoptadas en respuesta a los requerimientos funcionales, sociales y ambientales de su entorno, conforman una manifestación cultural propia al contexto en el cual se inscribe. Uno de los principales objetivos de la salvaguarda y la conservación de la arquitectura vernácula, reside en la importancia que se otorga a la transmisión de un savoir-faire local en términos de diseño, de auto-construcción y el bagaje cultural intrínsico que ello conlleva.

Así mismo, la reciente categoría de sitios funerarios, incluye montículos, mausoleos, tumbas, cenotafios y cementerios, sin distinción del periodo histórico al que pertenece. En dicha categoría se realizó recientemente la inscripción de cementerios históricos, v. gr., el cementerio de la ciudad de Bogotá y el cementerio de Père Lachaise en París, los cuales conservan una serie de manifestaciones arquitectónicas, escultóricas y artísticas, de gran interés en el ámbito de la protección del patrimonio cultural. Otra nueva categoría es la arqueología subacuática, que se ubica como una ramificación de la salvaguarda del patrimonio arqueológico. En este sentido, el patrimonio cultural subacuático encierra las evidencias físicas de orden cultural, ubicadas en cenotes, cuevas inundadas, ríos, manantiales, lagos y lagunas.

Finalmente, la categoría de rutas o itinerarios culturales protege los espacios creados a través de los movimientos poblacionales, siendo aquellos sitios de encuentro, de reproducción de valores y de intercambio donde se hacen materializan diversas manifestaciones culturales.

En este concepto se integran aspectos del patrimonio tangible e intangible, los cuales observan una expresión de continuidad cultural y de intercambio entre pueblos.

II. El concepto de patrimonio cultural en el ámbito mexicano.

La diversidad del patrimonio cultural mexicano es el resultado de un importante proceso de transculturación, inscrito en las diversas categorías del patrimonio cultural y que refleja, en la mayoría de los casos, una simbiosis de las diferentes categorías (patrimonio tangible, intangible et natural). Tal es el caso de los sitios que reflejan técnicas constructivas específicas a su entorno natural, v.gr. las capillas abiertas de ciertos conjuntos arquitectónicos la arquitectura vernácula, ello favorece una continuidad de tradiciones y costumbres, sobre todo en los contextos rurales7.

Hoy en día, la puesta en valor de dicha herencia cultural coloca en primer plano la historicidad que ha marcado el contexto mexicano, dejando ver, cómo los usos y las costumbres se modifican, se remodelan y se adaptan a las nuevas dinámicas sociales. Las técnicas constructivas dan muestra de una determinada época en el contexto urbano y rural a lo largo de siglos de ocupación, configurando un amplio abanico del patrimonio cultural mexicano.

En un inicio, al igual que en el ámbito internacional, el concepto de patrimonio no observaba la totalidad de la diversidad cultural existente, tal y como lo menciona Florescano 8,

7 Luis F. GUERRERO & Luisa LEAL (Eds), Anuario de Estudios de Arquitectura 2003, Historia, Critica, Conservación, México, Universidad Autónoma de México, 2003.

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“aún cuando se subraya el carácter nacional de algún tipo de patrimonio, de ciertas herencias culturales, o se habla de una identidad común a todos los mexicanos, es un hecho que estos conceptos carecen de tal dimensión y no incluyen a todos los sectores, etnias y estratos, como tampoco pueden comprender sus particulares expresiones culturales”.

Sin embargo, el concepto de patrimonio cultural no tardo en ser modificado, siguiendo las tendencias de orden internacional, logrando replantear un concepto más incluyente:

“...lo que antes se consideraba casi exclusivamente como patrimonio nacional, esto es, el legado arqueológico, histórico y artístico de los grupos dominantes y de la alta cultura (templos, palacios, centros ceremoniales, objetos suntuarios), -el cual- hoy ha sido notoriamente ampliado a fin de que comprenda las poblaciones de campesinos, la diversidad ecológica, las ciencias tradicionales, la cultura material, las tecnologías y mentalidades populares”9.

Así, la valoración del patrimonio cultural confirma el principio de diversidad y diferencia existente en la producción de las diversas manifestaciones culturales, donde cada grupo social establece y define su patrimonio cultural a partir de una percepción local. En la medida que el concepto de diversidad cultural se logre consolidar, lograremos constituir un conjunto plural y heterogéneo de lo que hoy consideramos, patrimonio cultural.

En el contexto nacional, una de las primeras leyes federales expedidas el 31 de enero de 1930, versaba sobre la protección y la conservación de monumentos y bellezas naturales, donde se establecieron normas para el cuidado de los monumentos arqueológicos, así mismo, por vez primera los monumentos históricos y los lugares de belleza natural fueron tomados en cuenta por esta ley. Posteriormente, se crea la “Ley sobre protección y conservación de Monumentos arqueológicos e históricos, poblaciones típicas y lugares de belleza natural”, expedida el 19 de enero de 1934. La reactualización de los criterios y diversos intereses han llevado a modificar la legislación federal, actualmente se encuentra vigente la “Ley federal sobre monumentos y zonas arqueológicos, artísticos e históricos”, expedida en 1972, de la cual derivaron las Declaratorias de Zonas de Monumentos tanto Arqueológicos como Históricos10. En lo que respecta a las Zonas de Monumentos Arqueológicos, de los más de 100 mil sitios arqueológicos que existen en el país sólo 31 mil están registrados, y de las 172 zonas arqueológicas abiertas al público, sólo 26 están protegidas con las declaratorias respectivas11. En lo relativo a las Zonas de Monumentos Históricos, hasta el momento existen Declaratorias de 56 localidades en 24 estados del país, con un total de 17,240 monumentos históricos protegidos en 182 km2 de área de protección, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia12.

Tal diversidad cultural nos invita a interrogarnos sobre el discurso hegemónico existente en el ámbito de la gestión del patrimonio cultural, el cual versa sobre la inminente desaparición de un gran número de manifestaciones arquitecturales, urbanas y culturales, que en ciertas

9 Ibid., p.25.

10 Guillermo BONFIL, “Nuestro Patrimonio cultural: un laberinto de significados”, en Flores, E. (comp), El patrimonio cultural de México, CONCULTA- FCE, México, 1993, pp. 19-39.

11http://www.conservacionyrestauracion.inah.gob.mx/html/Conservacionrestauracion.html Consulta 23/09/2008

12 El patrimonio cultural de México lo integran: nueve centros históricos, ocho sitios prehispánicos, cuatro declaratorias sobre monumentos, una pintura rupestre, una declaratoria de patrimonio intangible y dos reservas ecológicas, se encuentran inscritos en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, patrimonio que ha sido catalogado desde 1987 hasta el 2004. Cfr. http://www.inah.gob.mx/ Consulta 23/09/2008.

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ocasiones, conlleva a una fiebre de “patrimonializaciôn”13 donde el principal riesgo es en convertir en “museo”14 los centros históricos, sustituyendo el “valor de uso” (habitacional) al

“valor simbólico” (cultural y/o comercial)15. De esta forma, resulta primordial la adopción de mecanismos de concertación entre expertos, instituciones gubernamentales y la ciudadanía, con el objetivo de favorecer una participación ciudadana organizada.

III. Reflexiones sobre la gestión del patrimonio cultural y la participación ciudadana.

El contexto actual de salvaguarda del patrimonio cultural en el ámbito nacional, puede considerarse como una serie de acciones bien intencionadas que no logran resolver de manera efectiva la situación precaria en la que se encuentran un gran número de centros históricos mexicanos. Recientemente, el nuevo enfoque de la gestión del patrimonio cultural -hasta hace no más de diez años inexistente en el ámbito local, como tal- , anuncia una política cultural que debe integrar un extenso horizonte de necesidades, tareas, responsabilidades et colmar verdaderamente las implicaciones que el concepto de patrimonio cultural expresa.

De esta forma, la gestión del patrimonio cultural se define como: el conjunto sistemático de acciones, basadas en principios y criterios de las ciencias de la conservación, que tienen por objetivo regular, coordinar y promover, mediante políticas, ordenamientos jurídicos y diversos instrumentos legales y administrativos, las actividades de los diferentes sectores sociales involucrados con el objetivo de lograr una óptima conservación de los bienes patrimoniales, en beneficio del desarrollo integral de una comunidad, así como un uso de estos bienes adecuado a las exigencias sociales contemporáneas16.

Así, podemos preconizar que el objetivo de la gestión del patrimonio cultural es el diseño de Planes de gestión integrales de salvaguarda adaptados a un contexto local, que observen la participación de los diversos actores urbanos. Sin embargo, más allá de la falta de especialistas en materia de conservación o de la poca precisión en las declaratorias de sitios17, uno de los factores que consideramos fundamentales en el diseño de políticas integrales en la gestión del patrimonio cultural es la existencia de una cultura ciudadana, que se traduzca en una participación ciudadana consciente del importante papel que juega en este rubro. Si bien, la integración del sistema institucional es un requisito básico para la gestión del patrimonio cultural; la movilización y la articulación de los diversos actores es indispensable para la ejecución y el acompañamiento de las acciones a realizar18. De esta forma, el ejemplo de diversas ciudades patrimoniales europeas dan muestra de una participación ciudadanía organizada, que ha favorecido un cierto equilibrio entre la salvaguarda del patrimonio cultural y el desarrollo económico del sitio, como ha sido el caso de ciudad de Lyon, Francia.

13 Françoise CHOAY, L’urbanisme, utopies et réalités- une anthologie, Paris, Le Seuil, 1965.

14 v.gr, el caso de la ciudad de Venecia o de ciertas Islas griegas, dónde el numéro de turistas duplica el numéro de habitantes. Courrier International, Num 933 du 18 sept au 23 septembre 2008.

15 El caso del Proyecto de Salvaguarda del Paseo de San Francisco, Puebla, México, donde la salvaguarda del patrimonio industrial implico la desafectación del uso habitacional de vecindades y por ende el desalojo de múltiples familias, invita a una reflexión critica sobre la validez y el dialogo de los diferentes conceptos de patrimonio cultural (patrimonio industrial y patrimonio intangible – modos de vida específicos ligados a la vida cotidiana de la vecindad) y a la visión global que debe observar el desarrollo cultural, social y económico de los centros urbanos a carácter histórico. http://www.paseosanfrancisco.com.mx Consulta 23/09/2008

16 Ernesto BECERRIL, “La gestión jurídica del patrimonio cultural de México” en Gestión del patrimonio cultural, realidades y retos, ICOMOS, Guanajuato, Secretaría de Cultura de Puebla, 2003.

17 UNESCO, Informe sobre el estado que observan los sitios de Patrimonio Mundial en América Latina, llevado a cabo en agosto de 2004. www.unesco.org/culture Consulta 10/09/2008

18 Nestor CANCLINI GARCIA, Consumidores y Ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización.

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La ciudad de Lyon que hasta finales de los años 80’s no figuraba como una ciudad interesada en la salvaguarda de su patrimonio cultural, decide iniciar una metamorfosis intensa en términos de su política cultural19. En 1989 se realiza la inscripción del “Antiguo Lyon” en la lista de patrimonio de la UNESCO; la particularidad de esta inscripción radica en la intensa movilización de la sociedad civil, acompañada de un fuerte soporte político voluntarista20. A partir de esta acción podemos identificar ciertos factores que marcan la importancia de la participación ciudadana entorno al patrimonio cultural observado como un útil de cohesión social, al mismo tiempo, que como un motor de desarrollo económico, en el caso del centro histórico de Lyon:

- La participación activa de la sociedad civil, es una participación Organizada, que logra posicionarse en el tiempo (continuidad en las iniciativas) y en el espacio (la presencia física diversas asociaciones civiles y su inscripción en la vida de los barrio históricos).

- La participación ciudadana, se organiza a partir de la creación de “Comités de Intereses Locales”, donde los integrantes de dichos comités son los propios habitantes de la zona patrimonial, que practican de forma cotidiana el entorno urbano.

- El “Comité de Intereses Locales” diseña y propone recorridos turísticos a la oficina de turismo la ciudad, los cuales son concertados previamente con los habitantes; ya que gran parte de la riqueza arquitectónica de los inmuebles patrimoniales se localiza en sus patios interiores. En consecuencia, la oficina de turismo de la ciudad se apoya en la información y en el conocimiento acumulado de los integrantes del comité.

- El desarrollo de un sentimiento de pertenencia de los habitantes hacia su hábitat cotidiano (la zona patrimonial) promueve una participación comprometida no sólo entorno de la salvaguarda del patrimonio cultural, sino también con el desarrollo económico y social de la zona (v.gr la instalación de comercios turísticos, bares, restaurantes, boutiques de souvenirs, siguiendo una lógica de compromiso social). De igual forma, la instalación de casas-habitación de interés social en la zona patrimonial es fomentada, con el objetivo de conservar una diversidad de población y frenar el fenómeno de gentifrication en la zona21.

La importancia de identificar ciertas características generales en el caso de la ciudad de Lyon, radica en el aspecto pedagógico como una experiencia que puede ser contrastada con el contexto urbano de la ciudad patrimonial de Puebla, México22, a fin de identificar a groso modo la situación que observa la participación ciudadana entorno a su patrimonio cultural.

La zona patrimonial de la ciudad de Puebla fue inscrita en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1987, como resultado la política de salvaguarda del patrimonio cultural se ha convertido en una de las principales prioridades de la estrategia metropolitana23. Sin embargo, y a pesar de los múltiples intentos realizados a nivel gubernamental el panorama del centro histórico continúa siendo contradictorio. En este sentido, la zona patrimonial muestra un bajo índice de uso habitacional y la fuerte presencia de un comercio terciario provoca frecuentes modificaciones arquitectónicas al interior de los inmuebles, con el objetivo de reutilizarlos

19 El diseño de una nueva política cultural en la ciudad de Lyon forma parte de una planificación global de la ciudad, a nivel urbano, económico y social. Los factores de esta actividad fueron pautados por factores locales, nacionales e incluso por factores ligados a la creación de la Unión Europea.

20 http://www.culture.lyon.fr/culture Consulta 22/09/2008

21 Alain BOURDIN, “Gentrification: un ‘concept’ à déconstruire”, en Revue Espaces et Sociétés No. 132-133, 2008, pp. 14-21.

22 Es importante anotar que este ejercicio de comparación se inscribe en un trabajo de tesis doctoral en curso, inscrita en el Instituto Francés de Urbanismo, Paris VIII.

23 Patrice MELE, « Historicité et espace Urbain, patrimoine et stratégies d’image dans les centres-villes mexicaines », Cahiers des Amériques Latines No.18, IHEAL, Paris, 1995, pp. 18-25.

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como bodegas o áreas de servicio24. Así mismo, un sistema de transporte sin regulación alguna, y la ubicación de un gran mercado en los límites de dicha zona, son muestra de la necesidad imperiosa del diseño de un plan de gestión de salvaguarda del patrimonio que logre mitigar el panorama actual.

En este sentido, resulta pertinente cuestionarnos sobre la configuración y el papel que juega la participación ciudadanía entorno del patrimonio cultural de la zona histórica, de esta forma identificamos las siguientes características:

- La participación colectiva de la ciudadanía es esporádica, se realiza de forma puntual.

Dicha participación se efectúa solo ante actividades o eventos que trastocan una identidad cultural colectiva25.

- La organizaciones ciudadanas existentes son escasas, entre ellas podemos citar, el Patronato del Centro Histórico que es una organización sobre todo de carácter administrativo, por otra lado, la Asociación de Amigos del Centro Histórico, es una asociación conformada principalmente por especialistas que observa una escasa participación de la población civil.

- El bajo índice de ocupación habitacional en la zona del centro histórico, provoca que la participación por parte de los habitantes en el diseño de las políticas de salvaguarda de la zona patrimonial, sea casi inexistente o no organizada.

- En contra parte, un alto índice de asociaciones de comerciantes en el centro histórico son un factor de presión importante. Dichas asociaciones mantienen una relación estrecha con los diferentes actores políticos y económicos, con el objetivo de proteger los intereses de sus agremiados, colocando en un segundo plano un compromiso social, vis-à-vis, de la conservación del patrimonio cultural.

- La presencia de asociaciones de habitantes están presentes sobre todo en los barrios tradicionales de la ciudad, los cuales se ubican en los límites de la zona patrimonial.

24 Socorro SANTIN, El mercado Guadalupe Victoria, Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 1999.

25 Una fuerte movilización de la sociedad civil se registró a partir del proyecto de creación de estacionamientos subterráneos en la Plaza de Armas de la ciudad de puebla, durante la gestión municipal 2000-2003, cfr. La Jornada de Oriente, viernes 12/04/2002. http://www.jornada.unam.mx/2002/04/12/oriente-a.htm Consulta

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Consideraciones finales

La evolución del concepto de patrimonio cultural, que incluye la formulación de nuevos categorías de patrimonio, es integrado rápidamente en la mayoría de los países. Sin embargo, el enfoque bajo el cual se efectúa la gestión del patrimonio cultural en las diferentes latitudes, confirma la enorme diversidad de las formas en que se percibe y perpetúa el legado cultural.

En el ámbito mexicano, la salvaguarda, la gestión y la difusión del patrimonio cultural son realizadas por instituciones gubernamentales que frecuentemente se ven rebasadas en su capacidad de respuesta. Las actividades de coordinación entre las distintas instituciones se tornan difíciles, debido a la ausencia de un dispositivo normativo que permita coordinar eficientemente las acciones entre dichas instancias. Sin embargo, el reto principal continua siendo el de lograr una participación activa de la población que habita y practica cotidianamente las zonas del patrimoniales.

En este sentido, podemos considerar que para el caso del centro histórico de Puebla, el bajo porcentaje de ocupación habitacional en la zona se convierte en un factor determinante en lo que se refiere a la participación por parte de los habitantes en las políticas de salvaguarda. Si bien, la existencia de organizaciones civiles evidencia en cierta medida una participación ciudadana, consideramos que el hecho de que sus integrantes no residan en la zona del centro histórico mitiga el sentimiento de pertenencia al sitio. De esta forma, favorecer el uso residencial en la zona permitiría la conformación de asociaciones de vecinos, que compartan intereses comunes referentes a la vida colectiva en un contexto urbano histórico, que participen de las decisiones y las estrategias relacionadas con la transformación, la conservación, y el desarrollo social y económico de la zona.

Si bien la participación de la sociedad civil ha dejado de ser una práctica excepcional, aún resta transformarla en una practica habitual y perenne que se traduzca en el aumento de asociaciones, patronatos o juntas de vecinos26.

De esta forma, el patrimonio cultural puede ser visto como una herramienta útil a la cohesión social y al desarrollo económico. Sin olvidar que debe existir identificación y una apropiación del patrimonio cultural por parte de los ciudadanos, lo cual se traduce en un compromiso social hacia su entorno inmediato y una participación organizada. En segundo lugar, es importante lograr un equilibrio entre el desarrollo económico – aumento del turismo cultural27- y la vida cotidiana de los habitantes. Ello requiere de una política sumamente voluntarista por parte de todos los actores que intervienen en la construcción diaria del espacio cultural.

En esta medida, consideramos que podría desarrollarse una cultura ciudadana que participe del patrimonio cultural, que asuma la salvaguarda de dicho patrimonio, no solo como la tarea de las instituciones locales, nacionales e internacionales, si no, por el contrario como una tarea compartida con los ciudadanos, que a su vez podrán jugar un rol de presión, de equilibrio y un catalizador en la definición de políticas del patrimonio cultural a corto, mediano y largo plazo.

26 Soledad LOAEZA, “La sociedad civil me da miedo”, Cuadernos de Nexos, 69, marzo 1994, pp.V-VI

27 Mike DAVIS, City of Quarts, Verso, Londres 1990.

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