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Actas del III Congreso Hispánico de Latín Medieval (León, 26-29 de Septiembre de 2001)

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géographique est plus large (les chapitres concernent respectivement Paris aux XIVe et XVe siècles, le Midi de la France, les Facultés des arts anglaises, les universités italiennes et les universités de l’Europe centrale), mais la recherche est toujours centrée sur la Faculté des arts. Les exemples cités sont en partie pris dans des sources éditées, mais souvent aussi ils sont basés sur des transcriptions partielles de textes manuscrits. Un troisième et dernier volume sera consacré à la disputatio dans les autres Facultés, en comparaison de celle qu’on pratiquait à la Faculté des arts, et à son évolution durant la Renaissance.

Constantijn Huygens Instituut Olga Weijers

La Haye

Actas del III Congreso Hispánico de Latín Medieval (León, 26-29 de Sep­ tiembre de 2001), Coordinador : Maurilio Pé r e z Go n z á l e z, León : Univer­ sidad, Secretariado de Publicaciones, 2002, 2 vols., 856 pp. *

Tras la aparición de las Actas del I y II Congresos Hispánicos de Latín Medieval celebrados en la Universidad de León en 1993 y 1997 respectiva­ mente 1, se publican ahora las Actas del III Congreso de esta misma serie, organizado de nuevo en León por M. Pérez González. Se incluyen en ellas once ponencias, sesenta y dos comunicaciones y una mesa redonda que reco­ gen las principales líneas de investigación de los últimos cuatro años de los estudiosos portugueses y españoles interesados por la Filología Latina de época medieval. Las cinco secciones en las que aparecen divididas las Actas son las siguientes : I. Codicologia y crítica textual (pp. 15-176), II. La litera­ tura latino-medieval y sus géneros (pp. 177-479), III. Latín medieval y len­ guas romances (pp. 481-718), IV. Paleografía, Epigrafía e Historia (pp. 719-838), y V. Mesa redonda «Lexicon Latinitatis Medii Aeui» (pp. 839-850). Esta reseña se ocupará exclusivamente de aquellas ponencias y comunicaciones relacionadas con los diversos aspectos lingüísticos del latín

* Los autores de esta reseña agradecemos una vez más la amabilidad del Doctor M. Pérez González, coordinador del III Congreso Hispánico de Latín Medieval y editor de sus Actas, por las facilidades que en todo momento ha dado a nuestro tra­ bajo, y principalmente por haber puesto a nuestra disposición las segundas pruebas de las citadas Actas con anterioridad a la publicación definitiva de las mismas. Esto nos ha permitido ganar un tiempo precioso en la redacción de esta reseña.

1. Se trata de las A cta s del I C ongreso N acional de Latín M ed ieva l (León, 1-4 D iciem bre de 1993), M. Pérez González (coord.), León: Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1995; y las A cta s d el II Congreso H ispánico de Latín M edieval (León, 11-14 de noviem bre de 1997), 2 vols., M. Pérez González (coord.), León: Universi­ dad, Secretariado de Publicaciones, 1998.

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medieval, incluyendo la Mesa Redonda que constituye la quinta sección de las Actas 2. Por ello, aunque nos ocuparemos fundamentalmente de aquellos estu­ dios incluidos en la sección « Latín medieval y lenguas romances », no todos los que aparecen en ella serán objeto de reseña aquí3. Por el contrario, pre­ sentaremos algunos incluidos en otras secciones que participan en mayor o menor medida de esta misma temática. En la presentación de estas noticias se seguirá un orden estrictamente alfabético por los apellidos de los autores de las mismas, dejando para el final el resumen correspondiente a la Mesa Redonda «Lexicon Latinitatis Medii A eui».

O. Álvarez Huerta, « Sobre deo y do en el diploma del rey Silo», pp. 515-522.

El autor estudia el pasaje ec omnia supra nominatum dono uobis Deo adque concedo... del llamado «diploma del rey Silo», fechado tradicional­ mente en 775, aunque quizás sea más bien una copia del original del s. X.

La interpretación generalmente aceptada de la forma Deo es que se trata de un error del copista al escribir do. La originalidad del artículo reside en la explicación de la citada forma : no se trataría de un mero error del copista, sino más bien una forma latina vulgar, origen de la forma romance. A juicio de Álvarez Huerta, la explicación más verosímil para la misma es ver en deo una forma analógica de seo, entendida ésta última no en relación con sedeo, sino como refección a partir de so (por evolución de sum) : para evitar un monosílabo tónico se habría creado un bisílabo con la desinencia personal regular de presente -o. Otra forma analógica de seo podría ser heo, y secun­ dariamente, por metátesis, habrían surgido otras como soe, y de ahí soy en español actual. —Artículo serio y bien documentado. (J.C.M.)

Ma.P. Álvarez Maurín, «El léxico de la escritura en la documentación medieval asturleonesa hasta 1230», pp. 523-530.

Se estudian los diferentes términos que aparecen en el corpus señalado en el título del artículo para referirse al copista y a los demás agentes presentes en la elaboración de los documentos, así como a los verbos relacionados con la copia y redacción de aquéllos. Los substantivos estudiados son : cancella- rius, cancellarla, uicechancelarius, notarius, subnotarius, scriba, scriuan (sic), scriptor, y tabellado. Las fórmulas : scripsit et confirmât, y regis / regi- nae signum. Los verbos : notare, scribere, dictare, exarare y titulare. La autora parte del significado clásico de los términos, de haberlo ; y elabora una

2. Las ponencias incluidas en esta reseña aparecen marcadas con un asterisco. 3. Por ejemplo, el artículo de C. Codoñer, « Historia del texto de las Etimologías isidorianas », pp. 483-494, que por su contenido, la utilización y reelaboración del texto de las Etimologías de Isidoro de Sevilla en el De naturis re rum de Rabano Mauro, y la recepción y consideración en general de las Etimologías durante la Edad Media, nos parece ajeno al propósito de nuestra reseña.

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rápida síntesis de sus valores en época tardía y altomedieval. — El artículo se reduce a un mero elenco de pasajes en los que se encuentran las voces estu­ diadas, con interpretaciones que nos parecen discutibles y confusas. Artículo excesivamente seco y pobre en el que se echa de menos que su autora no haya extraído las pertinentes conclusiones de su trabajo. Mucho mejores las pági­ nas dedicadas a los verbos que a los substantivos. (J.C.M.)

M. Arias y Alonso, « Léxico mediolatino del parentesco por alianza : los parientes políticos », pp. 531-540.

El objeto del artículo son aquellos términos de la colección diplomática del Archivo de la catedral de León de 775 a 1230, empleados para designar las rela­ ciones de parentesco consecuencia del matrimonio. Los términos socer, -en, y socra (sogra), -ae designan a los padres políticos ; gener (iener), -eri, y ñora (,nuero), -ae, a los hijos políticos ; y, en fin, cognatus (cuniatus, cuinado), -i, y cognata (cuinada), -ae, a los hermanos políticos. La autora parte de la etimo­ logía del término, presenta sus acepciones de época clásica, tardía y altomedie­ val, y analiza con detalle y cuidado sus distintas apariciones en el corpus mane­ jado. — Trabajo serio, claro, y de agradable lectura. (J.C.M.)

I. V. Benavides Monje, « A propósito del fuero de Vega de Espinareda », pp. 753-758.

El estudio comienza informando de la existencia de tres diplomas en la colección documental de la catedral de Oviedo, dos de ellos de 857 y el ter­ cero de 1036, que dan cuenta de unas donaciones en favor de la iglesia de S. Salvador de Oviedo. Los tres dependen del fuero de S. Martín de Corlas (Asturias), del que tan sólo conservamos un resumen de 1207. Presenta nota­ bles similitudes con ellos el fuero concedido por el rey Femando I en 1043 al monasterio de Vega de Espinareda (León). Por ello dichos diplomas son de gran utilidad para el establecimiento del texto del fuero de Espinareda. Tras ofrecer el texto íntegro de este fuero, se lo compara con los citados diplomas, llegando a la conclusión de que sólo el de Espinareda parece ser auténtico, puesto que los documentos asturianos contienen demasiados errores históricos y anacronismos lingüísticos (como el uso de la palabra camiceria, inexistente antes del s. XII), y asimismo carecen de confirmaciones posteriores. — Artí­ culo bien documentado que aporta como novedad una lectura del fuero de Vega de Espinareda. (E.O.P.)

M. Campos Sonto, «Un traductor del Cuatrocientos ante el latinismo », pp. 541-549.

Esta contribución nos acerca a los usos léxicos del Memorial de virtudes, una traducción anónima, elaborada entre 1474 y 1496, del Memoriale virtu- tum de Alfonso de Cartagena (de 1422). La doctora Sonto, que ha editado y estudiado el Memorial (Tesis Doctoral inédita, 2001), se propone aquí pre­ sentamos el comportamiento del anónimo traductor en lo que hace a la

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zación de latinismos y grecismos en su traducción. Respecto a los grecismos presentes en su fuente, el traductor del Memorial los admite sin reparo, así como las explicaciones de los mismos dadas por el de Cartagena. En lo que hace a los latinismos, su postura ya no es tan homogénea, y ello nos permite rastrear el modelo de lengua que persigue. Así, unas veces admite sin reparo términos de los ámbitos filosófico, jurídico-legal o eclesiástico, destinados a permitir verter a nuestra lengua los textos originales con total precisión. Por el contrario, nuestro anónimo traductor no incluye en su obra latinismos ya aparecidos en castellano, si bien aún poco extendidos en el uso. Vemos, pues, que su postura no es en modo alguno homogénea, hecho que nos lleva a pensar que la labor de traducción requiere en esta época de un esfuerzo de discernimiento mayor que en otras. Las elecciones, dudas o postergaciones permiten ver las tensiones vividas por los traductores castellanos del s. XV, y los desvelos de quienes habían de realizar tal labor. — La autora ilustra los usos con el recurso a otras obras contemporáneas, enriqueciendo notable­ mente su exposición. (Ma.A.A.S.)

*M.C. Díaz y Díaz, « Papel de las glosas en obras literarias », pp. 495-503. El núcleo del presente trabajo parte del análisis de dos composiciones poé­ ticas de hacia 975 escritas por Vigilán y Sarracino : el acroteléstico « Diuina uirtus, Criste... » y el además mesóstico «Altissime seruo tuo... ». El profesor Díaz pone de manifiesto cómo el recurso de éstos y otros autores a las glosas (entendiendo como tales tanto los helenismos como los vocablos raros de uso eminentemente poético) indica hasta qué punto el latín del s. X tiene ya rasgos de lengua aprendida, en el seno de la cual es a veces difícil discernir entre los términos que, al margen de la consuetudo sermonis, son poética­ mente expresivos y no meramente « rebuscados, pedantes, o insulsos».

Tras analizar las razones por las que los glosarios pasaron a convertirse en fuente de materiales poéticos para los autores del Medioevo, Díaz se ocupa de los dos poemas citados, haciéndose patente que ambos, extremadamente sofisticados desde el punto de vista gráfico, presentan en su léxico expresio­ nes igualmente anómalas (,solamen, altitonans, togillatim, coruscans, beauit, o paradisigena). Muchas de ellas han de proceder, no ya de los modelos poé­ ticos a los que acuden los autores en razón del género literario que cultivan, sino de los glosarios, colecciones de sinónimos y similares que tuvieran a su disposición. — De este modo vemos cómo tal tipo de registros, extremada­ mente utilizados en la Edad Media, lo eran no sólo como herramientas para comprender textos oscuros, sino también para, de manera intencionada, o por mero deseo de enriquecer el estilo poético, crearlos. (Ma.A.A.S.)

J.M. Escola Tuset, « La pugna entre latín y romance en los topónimos de la documentación medieval de Cataluña», pp. 551-556.

El trabajo estudia el predominio creciente del uso de topónimos ya estric­ tamente románicos en los documentos catalanes redactados en latín de los

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siglos IX a XII. La documentación analizada procede del Archivo Condal de Barcelona, de la catedral y de la mensa episcopal de esta ciudad, de la cartuja de Montalegre y de los monasterios de Santa Ana, de Sant Cugat y de Sant Llorenç de Munt (Terrassa).

El estudio muestra cómo las formas románicas van ganando progresiva­ mente terreno en la documentación latina desde el s. IX hasta su consolida­ ción definitiva en el s. XII, momento en el que paradójicamente se observa un proceso contrario, el de latinización de términos románicos que previamente ya habían sido aceptados. También se presta atención a los llamados « apelli­ dos » de origen toponímico que aparecen a partir del año 1060 y que con fre­ cuencia se traducen al latín. — Trabajo claro y minucioso que, pese a tratar un tema que ha merecido la atención de numerosos estudiosos, sobresale por la novedad y prolijidad de la documentación aportada. (S.I.A.)

C. Fernández Corral, « Términos relacionados con la joyería en la diplo­ mática medieval astur-leonesa hasta 1230», pp. 557-572.

La contribución de la Dra. Fernández Corral es una parte corregida y ampliada de su Léxico del mundo rural y costumbrista en la documentación medieval latina del Reino de León (775-1230), publicado por la Universidad de León en 2000. Se trata de un estudio parcial del léxico de la joyería que aparece en documentación medieval latina del reino de Léon fechada entre los años 775 y 1230. Con el interés y la rareza léxicos como criterio de selección, el trabajo estudia tanto términos que designan joyas (alfeide, annosca, anulus, cercello, collar, corona, diadema-diademate, fibula, ramus, sa<r>ta, sortilla) como los que designan materiales o técnicas con las que éstas se elaboran (ialaudes, alfas, annemates, auricalcum, critallus, gutta, margarita, sajfirus, uitreum, uitreus, zmaragdius).

La conclusión es que la datación ofrecida por el diccionario de Corominas- Pascual para algunos de estos objetos o materiales puede adelantarse varios siglos (es el caso de alfeice o cercello). Un hecho igualmente destacable es que las grafías son muy uniformes, sin encontrar en este campo léxico las fluctuaciones características en otras familias. Tampoco hay muchos fenóme­ nos de composición o derivación léxica, ni cambios semánticos apreciables. En cuanto al origen de las palabras, en su mayor parte son de procedencia griega con intermediación latina inexcusable. Un caudal mínimo de términos procede del mundo árabe, y llama la atención el que ninguno de los elemen­ tos encontrados proceda del ámbito germánico. La contribución se acompaña de más de tres páginas de bibliografía. (Ma.A.A.S.)

A. García Leal, «Léxico Jurídico en el Registro de Corlas », pp. 573-602. García Leal, editor del Registro del monasterio de San Juan Bautista de Corlas (Oviedo, 2000), nos aproxima en esta comunicación al léxico jurídico del derecho procesal (la mayor parte del trabajo) y hereditario (un pequeño apartado) contenido en dicho códice del s. XIII, siguiendo un esquema

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raímente bien delimitado : 1) administración de la justicia civil ; 2) legislación aplicada ; 3) el conflicto ; 4) las partes ; 5) el proceso ; 6) delitos y otras causas de conflicto ; 7) penas y sanciones ; 8) mecanismos procesales de prueba ; 9) resultado del proceso ; 10) el acuerdo ; 11) los recursos. No obstante, el duo­ décimo apartado, esto es, la terminología romance, podría haberse tratado al margen de la serie anterior, ya que en él se analizan los términos que, perte­ neciendo a cualquiera de los estadios del proceso antes enumerados, aparecen en las partes del códice en las que los hechos no se registran en latín. Res­ pecto a la escueta parte reservada para el derecho hereditario, todo el léxico se trata en un mismo apartado.

Las conclusiones del estudio — que incluye un cómodo índice de los términos estudiados — son que el latín asturleonés de la época dispone de un amplio y variado caudal léxico en este campo, compuesto por términos priva­ tivos del derecho, por léxico con acepciones jurídicas, y por términos que, aun siendo de uso no técnico ni especializado, son sinónimos contextúales de otros de uso extremadamente restringido ; que existe una diferencia entre el léxico utilizado en procesos civiles y eclesiásticos ; y que los términos roman­ ces denotan el carácter conservador de la lengua específica del derecho (son calcos latinos). (Ma.A.A.S.)

R. García Pradas, « La progresiva vulgarización del latín medieval en Fran­ cia y el nacimiento de la literatura en lengua romance », pp. 603-613.

La literatura en lengua romance empieza en Francia a finales del s. IX con obras como la Cantilène de Sainte Eulalie (el autor pone en duda la naturaleza literaria del Serment de Strasbourg), y se halla marcada en un principio por su carácter eminentemente litúrgico y religioso. Pese a tratarse de una literatura de carácter popular, en sus inicios nace de la mano de escritores de formación lati­ nista, por lo que se producirá una clara influencia de los tópicos de la literatura culta latina, como evidencian sobre todo las obras del roman antique, traduc­ ciones-adaptaciones de obras épicas de la Antigüedad clásica. Esta influencia de la literatura latina en materia de géneros y contenidos se irá diluyendo con la aparición de la epopeya en lengua romance, cuya obra cumbre es la Chanson de Roland. — El artículo se limita a parafrasear trabajos ya existentes. Además su autor efectúa algunas afirmaciones muy discutibles con respecto al latín, apreciándose cierta confusión en el uso de los términos « latín clásico », « latín vulgar » y « latín medieval », fruto de una bibliografía deficiente. (S.I.A.)

*J. García Turza, «El contexto histórico de los orígenes del español », pp. 721-740.

Tras una breve introducción sobre la situación lingüística de la Península Ibérica principalmente desde la irrupción de los visigodos hasta la aparición de los primeros reinos cristianos, a finales del s. IX, se informa al lector con detalle de las circunstancias políticas que vivió La Rioja entre los siglos X y XI. Sigue una exposición sobre la composición de la población de esta última

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región en esa misma época, destacándose su importante componente vasco. A continuación, el autor se ocupa de la importancia de la vida monástica como centro de la cultura, y en especial del monasterio de San Millán de la Cogo- 11a, cuya historia se detalla.

Naturalmente, una de las labores fundamentales que se llevaban a cabo en los monasterios medievales era la copia de códices. Así, llegamos a la última parte del artículo, centrada en la importancia de las glosas y los glosarios medievales, donde se nos han conservado los más antiguos testimonios del romance español medieval. En estas páginas se discute sobre si estas prime­ ras manifestaciones nos han sido conservadas por el códice Emilianense 60 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid, hasta hace poco fechado en tomo al año 900, y considerado ahora más bien del último tercio del s. XI, o por el Emilianense 46, sin duda de 964. — Mera puesta al día de los distintos asuntos tratados, destinada a estudiantes más que a especialistas, con mínima bibliografía, y ni una sola idea nueva. (J.C.M.)

F. González Luis, «Las oscilaciones de género gramatical en el latín medieval hispánico », pp. 615-626.

El autor divide su artículo en dos partes : la primera dedicada a las oscila­ ciones del género neutro entre el masculino y el femenino, junto con casos de ultracorrección por los que masculinos y femeninos se reinterpretan como neutros ; y la segunda, a las oscilaciones de los dos géneros animados, que se confunden entre sí. Los ejemplos citados están tomados principalmente de textos visigodos y mozárabes.

Desgraciadamente, el artículo contiene algún que otro error. Citaremos, a modo de ejemplo, uno que aparece ya inmediatamente al comienzo del estu­ dio de las vacilaciones del género neutro (p. 616). En apoyo de sus tesis, el autor cita el pasaje del De natura rerum de Isidoro de Sevilla cap. 44,5 : Tulli aquarum proiectus, quales sunt in Aniensi flumine quam maximi praecipiti, donde el códice V (Paris, BNP, lat. 10616, s. VHP* ) contiene la variante in Aniens e fluminem. Sin embargo, este pasaje no puede servir como ejemplo de las variaciones de género en Isidoro, y ni siquiera en latín medieval hispano, por dos motivos : en primer lugar, V fue copiado en Verona, sin que nada haga sospechar la intervención de un copista hispano en su elaboración; y en segundo lugar, el cap. 44 del De natura rerum no es de Isidoro, sino de un autor insular, y debe ser fechado entre mediados del s. VII y principios del VIII, según dejó ya claro el propio editor del texto J. Fontaine, y según la revisión del problema de J.N. Hillgarth4. Ésta es poco más o menos la línea

4. Vid. J. Fontaine, Isidore de Séville. Traité de la nature, Bordeaux, 1960 (Paris, 2002), pp. 42-44 y 79-80 ; y J.N. Hillgarth, « Visigothic Spain and Early Christian Ireland », P roceedings o f the R o ya l Irish Academ y, Section C 62, 1962, pp. 167-194, en concreto pp. 185-188 (reimp. en Visigothic Spain, B yzantium a n d the Irish , London, 1985, n° VII).

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general del artículo de González Luis. — El autor insiste con poca fortuna en este trabajo sobre un tema ampliamente tratado por otros estudiosos, y reite­ radamente por él mismo. Poca o ninguna novedad. (J.C.M.)

G. Hinojo Andrés, «El orden de palabras en latín medieval », pp. 627-635. El autor parte de la doctrina de los « universales lingüísticos» de J.H. Greenberg, y lleva a cabo su investigación sobre los diez primeros textos en prosa recogidos en la antología de K.P. Harrington, Medieval Latin, Chi­ cago, 1962, entre los que se incluyen fragmentos de Gregorio de Tours, el Ps. Fredegario, Isidoro de Sevilla y Beda, junto a otros, más bien tardoantiguos que medievales, de la Peregrinatio Aetheriae, Sulpicio Severo, Jordanes, Enodio y Eugipio. El estudio se centra en el orden verbo/objeto, sujeto/verbo, y substantivo/genitivo. La conclusión del mismo es que el orden de palabras de los textos analizados pone de manifiesto su proximidad al de los autores clásicos frente al de los autores tardíos de carácter coloquial. — Artículo serio, con buena bibliografía y abundante en reflexiones personales del autor que hacen que el trabajo vaya más allá de una simple recopilación de fríos porcentajes. (J.C.M.)

R. Manchón Gómez, « Léxico protocolario en la documentación medieval latina: los epítetos regios de la monarquía leonesa», pp. 637-644.

El artículo estudia los epítetos regios que aparecen en los diplomas latinos del reino de León desde los inicios del siglo X hasta el año 1230. En su pri­ mera parte presenta un elenco cronológico de los distintos monarcas leoneses con indicación de sus epítetos. En la segunda se analizan estos mismos epíte­ tos en tres apartados : de soberanía {serenissimus, glorio sus/glorio sis simus), de matiz religioso-moral (catholicus, christianissimus, pius/piissimus, modes- tus, misericors), y de ponderación o de honra (famosissimus, illustrissimus, inclitus, egregius, excellens...). Buena parte de los epítetos regios eran ya uti­ lizados en época visigoda {serenissimus, glorio sus/glorio sis simus, piis simus). Otros, sin embargo, muy frecuentes en aquel período no aparecen documen­ tados en el reino de León, o lo hacen de forma esporádica. Frente a ello, se destaca la presencia de epítetos inexistentes en época visigoda. — Trabajo muy documentado y de agradable lectura. (S.I.A.)

Ma.T. Muñoz García de Iturrospe, «La epigrafía medieval en el País Vasco : introducción al corpus y a su formulario », pp. 813-820.

La autora define su estudio como un intento de ofrecer un estado de la cuestión acerca de la epigrafía medieval en el País Vasco y, en consecuencia, sobre la cristianización de este territorio a la luz de los importantes avances logrados en los últimos años en esta disciplina. El corpus documental que maneja parte de un reducido número de testimonios para los primeros siglos de la era cristiana con referencia aún a divinidades celtas o vascas. Ya del siglo IV poseemos algunas inscripciones con elementos cristianos en área

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aquilana. Contamos con una inscripción funeraria procedente de las proximi­ dades de Laguardia (Álava) de hacia 762, además de un conjunto de testimo­ nios encontrados en Vizcaya situados cronológicamente entre los siglos IX y XI. La autora invita al análisis de este corpus y a la comparación con el de otras regiones cercanas, considerando que, aun siendo escaso en número, es equiparable al de otras zonas también periféricas de la Península Ibérica. — Artículo sólido y bien documentado. (E.O.P.)

*J.A. Pascual, « Discrepancias tempranas entre Joan Coromines y Ramón Menéndez Pidal. A propósito del sustrato suritálico », pp. 505-514.

En 1934, Joan Coromines leyó íntegramente los Orígenes del español, de Ramón Méndez Pidal. Fruto de esta lectura poseemos casi un centenar de anotaciones escritas en catalán en los márgenes de la edición que Coromines manejó, que constituyen una valiosa fuente de información para conocer el juicio de Coromines acerca de la obra de Menéndez Pidal y, en concreto, acerca de sus teorías sobre el latín de Hispania y los numerosos elementos oscos que serían los responsables de ciertos fenómenos fonéticos, como la palatalización de la / inicial, la evolución de los grupos de consonantes -mb-, -ng-, -nd-, -Id- y otros. Menéndez Pidal propugnaba la existencia de un latín más o menos uniforme en época visigótica, sobre el que el castellano realiza­ ría sus propias innovaciones. Esta teoría fue puesta en duda por sus propios discípulos, pero nunca fue contestada abiertamente por ninguno de ellos, ni siquiera por Coromines. Hemos de lamentar por ello hoy la ausencia de un diálogo en su momento entre ambas corrientes, debido sin duda a ciertas difi­ cultades históricas que hicieron imposible ese debate. Así, las teorías de Pidal, aun puestas en duda, han sido hasta hoy acatadas y transmitidas de manual en manual. — Interesante disertación que acerca al lector a importantes cuestio­ nes relativas a la comunicación e incomunicación entre distintas corrientes de investigación y su trascendencia en la historia de la Lingüística. (E.O.P.)

J. Pérez Gil, « El palacio, un concepto impreciso y una tipología indefi­ nida: del Mons Palatinus al palacio medieval », pp. 821-829.

El presente trabajo intenta poner de manifiesto el carácter impreciso y la difícil ubicación tipológica del término palatium en la Edad Media. Comienza con un breve repaso al origen y desarrollo de su significado en la Antigüedad, en las Etimologías de Isidoro de Sevilla, en el diccionario de Covarrubias y en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española publicado en 1737. Tras ello el autor señala que las derivaciones significativas que adquirió este término en la Edad Media estarían muy relacionadas con la asociación al adverbio palam. Pérez Gil establece en primer lugar su significado de domus regis, designación que también pueden ofrecer las expresiones aula regia, domus regis o alcázar(es) (ejemplos datados entre 791 y 1109). En época visigoda y altomedieval podía hacer referencia no sólo al edifico, sino al conjunto de personas que está en el entorno del monarca (así, por ejemplo, la

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Crónica Albeldensè) ; junto a este sentido, también se entiende el término como el conjunto de derechos de la Corona o de la autoridad territorial competente. Los « palacios » pueden ser también centros de explotaciones agrarias con varias edificaciones, al estilo de las antiguas villae tardoromanas (ejemplos datados en los siglos XI y XII). Por último, se documenta el uso de este término para designar una estancia de las viviendas en la que se recibía a los invitados, o se celebraban actos públicos (en documentación leonesa bajomedieval). — El caudal de información que se nos ofrece en esta comunicación es grande, y el hecho de que para ilustrarla el autor haga incursiones en el estudio de significados adquiridos por esta palabra en períodos posteriores al Medioevo es enriquecedor y positivo. Ahora bien, el modo en el que se plantea la cuestión en su conjunto, y la forma en la que estas noticias adicionales son expuestas no siempre resultan ordenados ni clarificadores para el lector. (Ma.A.A.S.)

M. Pérez González, « Nombres propios con valor común o general en la diplomática medieval asturleonesa hasta 1230», pp. 653-660.

Hasta mediados del s. XI, el número de testigos que se citan en las fórmulas jurídicas de los documentos estudiados como garantía de la veracidad del acto jurídico realizado (compras, ventas, donaciones, etc.) es indeterminado, osci­

lando entre tres y once, aunque se advierte muy pronto una tendencia hacia el número tres. Al mismo tiempo, es evidente que en un primer momento se tra­ taba de testigos reales, con nombres y apellidos. Sin embargo, a partir de 1050, la mayoría de los documentos incluyen únicamente tres testigos, cuyos nom­ bres parecen estereotiparse y designar simplemente un testigo presente, cual­ quiera que fuese el nombre de éste, pues en los diplomas aparecen casi siempre los mismos: Citi, Vellite, lohannes, Dominicus y Petrus. Esta tendencia se generaliza en el período comprendido entre 1085 y 1120/30, sumándose a los cinco nombres anteriores los de Martinus y Pelagius ; y persiste a lo largo de la segunda mitad del s. XII y comienzos del XIII. La práctica fue tan común que con frecuencia se extendió incluso a documentos de la cancillería real. No obs­ tante, es digno de señalar que nunca dejan de aparecer, junto a estos testigos fic­ ticios, otros reales. — Artículo rico en datos, que aparecen expuestos con clari­ dad y logran convencer al lector. (J.C.M.)

E. Pérez Rodríguez, «La doctrina de Prisciano sobre la letra según sus comentaristas del s. XII», pp. 661-670.

El artículo examina la interpretación que cuatro comentarios medievales del s. XII hacen del capítulo de littera de las Institutiones grammaticae de Prisciano. Los comentarios en cuestión son las Glosule super Priscianum, las Glose de Guillermo de Conches, la llamada Glosa « Promisimus » y la Summa super Priscianum de Pedro Helias. La autora muestra cómo estas obras com­ pletan aquello que falta en Prisciano, aclaran sus puntos oscuros o poco claros, abordan cuestiones extragramaticales sobre si la voz es cuerpo o no, y proporcionan una definición completa de littera (inexistente en el gramático

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latino). Los aspectos que tratan estos comentarios son de tipo teórico o téc­ nico, y utilizan como sistema de demostración los silogismos, no la observa­ ción. — Trabajo serio del que destaca su gran claridad, sobre todo en puntos especialmente intrincados. (S.I.A.)

M. Prada Villalobos, « Aproximación al estudio terminológico de la pobreza y la asistencia en la documentación leonesa (ss. IX-XIII) », pp. 671- 677.

Se nos ofrece aquí una vasta información — no siempre bien hilvanada — a propósito de los términos que conforman el campo léxico de la pobreza a través de cinco siglos. Dichos términos son agrupados en varios apartados que estudian la idea de «pobre» {pauper, debil, claudus, nudus, orfanus...), el concepto de « hospital » {hospital, domus hospitalis, domus elemosinaria, hospicium, albergueria) y su evolución en la Edad Media, las distintas perso­ nas e instituciones encargadas de cuidar enfermos {eleemosynarius, helemosi- narius, cusios hospidum, hospitalarius, ostelarius, senior...), el mobiliario de los centros asistenciales {cocedra, almadraque, xumaco, leito, plumario), y las voces que designan enfermedades {gafos, leprosus Sancti Lazarí). — En su conjunto, la información ofrecida, tal y como está dispuesta, podría tener un interés más sociológico que léxico (no se dan, por ejemplo, referencias precisas de los textos donde aparecen los términos citados). Ahora bien, no nos cabe duda de que el subsiguiente uso que desde un punto de vista estric­ tamente filológico puede hacerse de la misma es muy interesante. (Ma.A.A.S.) J A. Puentes Romay, « Caracterización de los rasgos lingüísticos de un notario altomedieval. Problemas y un ejemplo », pp. 679-686.

El artículo estudia los rasgos lingüísticos y formulares de doce documen­ tos del monasterio de Otero de las Dueñas que abarcan un período de treinta años (980-1009). Pese a que tan solo dos de ellos presentan el nombre de su autor, cierto presbítero Lalano, Puentes Romay defiende una misma autoría para los otros diez partiendo de características lingüísticas y de tipología de composición. El punto de partida se lo ha ofrecido en un primer momento la identificación del insólito digrafo CZ en el patronímico Flauinicz o Flainicz y en la forma micz (por mihi) en buena parte de los documentos menciona­ dos ; ello se ha visto confirmado por el estudio de la lengua y de las fórmulas utilizadas en los mismos. Una tabla final recoge los fenómenos más relevan­ tes comentados a lo largo del artículo. — Trabajo meticuloso que muestra la importancia de establecer tipologías de usos lingüísticos y formulares al abor­ dar el estudio de colecciones documentales. (S.I.A.)

J.J. Sánchez Badióla, « Terminología vasallática en la documentación alto- medieval leonesa (ss. IX-XI) », pp. 687-696.

El autor repasa en su contribución los términos más relevantes que expre­ san algún tipo de relación de dependencia a través de la documentación

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leo-3 6 2 Ma. A. ANDRÉS SANZ, S. TRANZO ABELLÁN, J. C. MARTÍN, E. OTERO PEREIRA

nesa o referida al reino de León entre mediados del s. IX y mediados del s. XI. Los términos relacionados con la fides son especialmente numerosos y se refieren al entorno íntimo del rey, es decir, la nobleza y también los altos fun­ cionarios palaciegos, el clero y familias notables. No muy lejos de ellos, en contra de lo que se podría pensar, se encuentran los pueri y los serui, que en este lugar y época están más cerca del concepto dzfidelis que de mancipium. De origen probablemente germano es el término gasalianis, usado siempre en plural, que designa una especie de grupo de compañeros o hermandad que comparten la explotación de una propiedad. Por su parte, el término « barón » no se limita a la aristocracia ligada íntimamente al rey, sino que se emplea para designar otras relaciones de dependencia distintas, como los hombres libres capaces de aportar a su señor cabalgadura y armas. En un contexto semejante se sitúan los milites, soldados que procedían de un sector del cam­ pesinado en cierta medida libre y autosuficiente. — Trabajo serio e intere­ sante. (E.O.P.)

E. Tarriño Ruiz, «La evolución del ablativo absoluto en Gregorio de Tours», pp. 697-705.

El estudio se ha efectuado sobre los dos primeros libros de la Historia Francorum y de los Libri miraculorum de Gregorio de Tours, con un total de 900 ablativos absolutos (AA). De ellos, el 60 % presenta participio de pasado y el 40 % de presente. La autora confirma un aumento del AA en Gregorio con respecto a los autores anteriores, especialmente del construido con parti­ cipio de presente. Por el contrario, descienden notablemente los AA del tipo Cicerone consule o re placida.

El AA de Gregorio de Tours presenta una serie de diferencias con respecto al de época clásica : los hay de una gran complejidad sintáctica que rigen todo tipo de complementos (principalmente complementos directos) ; han aumen­ tado notablemente los casos en los que se produce coincidencia del sujeto del AA con cualquier elemento de la frase principal, especialmente con el sujeto ; también es significativo el incremento del porcentaje de AA unimembres ; alrededor del 40 % de los ejemplos de AA con participio de presente expre­ san acciones anteriores a la principal ; el AA ocupa sobre todo una posición intermedia en la oración, a diferencia de lo que pasa en autores como César o Tácito, en los que suele aparecer en posición inicial ; el AA se utiliza para encadenar momentos sucesivos de la acción. — Exposición clara y detallada. (S.I.A.)

X. Varela Sieiro, «Las denominaciones del huerto en la diplomática medieval gallega», pp. 707-717

Tomando como base documental un corpus de unos 4200 documentos pro­ cedentes de treinta y siete instituciones religiosas de Galicia entre el s. VIII y 1250, se analiza el campo semántico del huerto. Cada uno de los términos es analizado teniendo en cuenta si se encuentra en contexto formular o bien en

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uso libre. El término mejor documentado es precisamente hortus. Aparecen también otras formas similares más escasamente atestiguadas, como horta u hortaleso, y hortal. En esta última voz parece predominar una idea espacial, mientras que en hortus convive el espacio físico y la propia producción de hortalizas y legumbres. Junto a ellos aparecen otros términos más concretos, como nabal y porral. En algún caso la presencia de la forma hortal podría deber su forma a la necesidad de crear un recurso estilístico con aplicación mnemotècnica como es el homoteleuton entre hortal, nabal y porral. — Estu­ dio de tipo descriptivo dotado de abundantes datos estadísticos y un esmerado análisis de la documentación. (E.O.P.)

Como en congresos anteriores, este IIIer Congreso Hispánico de Latín Medieval organizó la Mesa Redonda Lexicon Latinitatis Medii Aeui. En las Actas se recogen las intervenciones de los profesores M. Pérez González y P.J. Quetglas.

M. Pérez González, «Lexicon Latinitatis Medii Aeui Regni Legionis excepta Gallaecia (s. VIII-1230)», pp. 843-846.

El Lexicon Latinitatis Medii Aeui regni Legionis excepta Gallaecia {LLMAL) avanza trabajando por campos léxicos. De momento se han escane­ ado entre siete y ocho mil diplomas (casi toda la documentación medieval asturleonesa hasta 1230), a los que se sumarán los textos epigráficos asturle- oneses. Se anuncia la publicación, probablemente en el año 2006, de un léxico que tendrá por título Lexicon Latinitatis Medii Aeui regni Legionis excepta Gallaecia (s. VIII-1230) imperfectum, cuya aparición subsanará al menos el vacío existente actualmente. Tras la publicación de este LLMAL imperfectum, se continuarán los trabajos para ampliarlo y mejorarlo, al tiempo que se iniciará la elaboración del Lexicon Latinitatis Medii Aeui Castellae, que abarcará desde la etapa condal hasta el año 1252. Ambas publicaciones convergerán en el futuro en un Lexicon Latinitatis Medii Aeui Legionis et Castellae (s. VIII-1252). (S.I.A.)

P.J. Quetglas, «La nueva trayectoria del Glossarium Mediae Latinitatis Cataloniae », pp. 847-850

Se comunica la aparición del fascículo 11 del Glossarium Mediae Latini­ tatis Cataloniae (GMLC), correspondiente a la letra F, en el que se ha pasado del castellano al catalán como lengua de redacción. En principio, en lo suce­ sivo cada fascículo se corresponderá con una letra. El fascículo 12 (letra G) ya está ultimado y probablemente verá la luz antes que el 10 (letra E), aún sin publicar. Uno de los motivos principales que ralentizan el trabajo del equipo de redacción es el gran número de ediciones de textos documentales que han aparecido en los últimos veinte años, y especialmente el hecho de que en numerosas ocasiones un mismo documento cuente con varias ediciones dife­ rentes a partir de esta fecha, lo que ha obligado a un trabajo de cotejo siste­ mático. (S.I.A.)

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364 ALBERTO BARTOLA

Para concluir esta reseña querríamos advertir al lector que en ella hemos incluido aquellos trabajos de contenido estrictamente lingüístico, dejando fuera algunos artículos que, siendo de temática diversa, contienen también aquí y allá interesantes comentarios de carácter lingüístico. Entre ellos, des­ tacaremos al menos el de * J. González, « La epigrafía mozárabe : testimonio de una minoría religiosa», pp. 741-752, que incluye reflexiones de interés sobre la importancia de la epigrafía medieval en los estudios lingüísticos sobre la evolución del latín en el proceso de formación de las lenguas roman­ ces, y presenta la edición de dos nuevas inscripciones latinas cordobesas de los siglos X y XI, acompañadas de breves comentarios sobre sus particulari­ dades fonéticas, morfológicas y sintácticas. (Ma.A.A.S.-J.C.M.)

M a. A . An d r é s Sa n z, S . Ir a n z o Ab e l l á n, J. C. Ma r t í n, E. Ot e r o Pe r e ir a

Ba r t o l o m e o d a Tr e n t o, Liber epilogorum in gesta sanctorum, edizione critica a cura di Emore Pa o l i, Firenze 2001, pp. CCXLIX-518 (Edizione Nazionale dei Testi Mediolatini 2).

L’edizione del Liber epilogorum in gesta sanctorum curata da Emore Paoli è in assoluto la prima a presentare in veste critica e integrale l’opera del domenicano trentino. L’edizione è preceduta da due capitoli introduttivi : il primo tratteggia la figura e l’opera di Bartolomeo {Bartolomeo da Trento: cenni biografici e notizie sulle opere [pp. XIX-XXVII], Il ‘Liber epilogorum in gesta sanctorum* : datazione [pp. XXVIII-XXXII], Il 'Liber* e le prime *legendae novae* : caratteristiche comuni e peculiarità [pp. XXXII-XLIV], Gli strumenti e la tecnica del compilatore [p. XLIV-LXIV]), il secondo è un’ampia ricostruzione della tradizione manoscritta dell’opera e dei criteri ecdotici che hanno condotto alla ricostruzione del testo. Le notizie biografi­ che su Bartolomeo sono poche e quasi tutte desumibili dai suoi scritti. La data di nascita viene fissata tra la fine del sec. XII e i primissimi del XIII in pros­ simità del monastero di Novacella. Dopo aver ricevuto una prima educazione a Novacella, Bartolomeo passò a Bologna per completare gli studi. Qui entrò in contatto con Reginaldo d’Orléans «dal quale fu forse convinto a entrare nell’ordine dei Predicatori» (p. XX). A partire dagli anni 1221-1222 è atte­ stata la sua presenza nell’Ordine. Dopo gli anni bolognesi, protrattisi fino alla primavera del 1234, fece ritorno a Trento e nel giugno del 1234 figura nel­ l’atto di cessione del monastero di S. Lorenzo passato dai Benedettini ai Frati Predicatori (cfr. p. XXI). Dopo aver espletato nella sua terra di origine vari impegni dei quali sono sopravvissute tracce documentarie, Bartolomeo entrò in contatto con la Curia di Gregorio IX. Per i suoi legami con i personaggi di

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