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Por una poética femenina del espacio en 7 relatos sobre el amor y la guerra, de Rosario Aguilar

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Academic year: 2021

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Por una poética femenina del espacio en 7 relatos sobre el amor

y la guerra, de Rosario Aguilar

Mémoire

Doris Mayorga Fiallos

Maîtrise en littératures d’expression espagnole Maître ès arts (M.A.)

Québec, Canada

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Résumé

Ce mémoire analyse le thème de l’espace associé au sujet féminin dans 7 Relatos sobre el amor y la guerra (1986) de Rosario Aguilar. L’examen du récit a été entrepris à partir de la perspective du concept de « poétique de l’espace » de Gaston Bachelard. Pour ce philosophe, l’objectif de la littérature est de recréer le langage à l’aide de nouvelles images associées à la réalité concrète, matérielle et géographique. L’objectif principal de cette étude consiste, d’une part, à analyser comment la nature est associée au sujet masculin et à l’idée de nation. D’autre part, la maison et la prison, considérées comme des espaces fermés, sont l’univers intime où les protagonistes féminins démontrent de quelle façon chacune d’elles a affronté le chapitre de la guerre dans l’histoire du Nicaragua. Cette étude confirme que l’image de l’héroïne lutte pour faire partie de l’histoire de sa patrie, tout en renaissant en une nouvelle femme : la guerrière.

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Resumen

Esta investigación analiza el tema del espacio asociado al sujeto femenino en 7 relatos sobre el amor y la guerra (1986), de Rosario Aguilar. El análisis propuesto se realiza a través de la perspectiva del concepto de “poética del espacio”, de Gastón Bachelard. Para dicho filósofo, el objetivo de la literatura es recrear el lenguaje por medio de imágenes asociadas a la realidad concreta, material y geográfica. El objetivo principal de este trabajo consiste en analizar cómo la naturaleza es asociada al sujeto masculino y a la idea de nación. La casa y la prisión, espacios cerrados, son el universo íntimo en dónde las protagonistas demuestran de qué manera cada una de ellas enfrentó el capítulo de la guerra en la historia de Nicaragua. Con este estudio se corrobora que la imagen de la “heroína” pugna por formar parte de la historia renaciendo en una nueva mujer: la guerrillera.

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Abstract

This thesis analyzes the topic of space associated with women in seven stories about love and war (Siete relatos sobre el amor y la guerra - 1986) by Rosario Aguilar. The stories were examined from the perspective of the concept of “Poetics of Space” written by Gaston Bachelard. For this philosopher, the goal of literature is to recreate language with the help of new images associated with concrete, material and geographic reality. The main goal of this thesis is twofold: to analyze how nature is associated with men and the idea of nation; and, how the home and prison, considered as closed spaces, are the private world where female protagonists show how each has faced the chapter of war in Nicaraguan history. This study confirms the image of the heroine fighting to be part of her country’s history and being reborn anew as a warrior.

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Índice

Résumé ... iii Resumen ... v Abstract………vii Índice. ... ix Agradecimientos………xi Introducción ...1 A. Marco Teórico ... 7

a.1. Teoría del reflejo ...7

a.2. El “mundo verde” y el lenguaje femenino ...9

a.3. La poética del espacio ... 11

B. Contexto de producción ... 15

b.1. Contextualización socio-histórica ... 16

b.2. Contextualización literaria de Nicaragua ... 22

C. Sobre la autora ... 27

c.1. Vida y obra de Rosario Aguilar ... 27

c.2. Otros estudios sobre 7 Relatos ... 33

D. Los espacios verdes... 39

d.1. La naturaleza: símbolo de identidad nicaragüense ... 40

d.2. La selva: un espacio masculino ... 53

d.3.Nicaragua: la burguesía vs los militantes sandinistas ... 62

E. Los espacios cerrados ... 67

e.1. La casa y la clandestinidad ... 67

e.2. La prisión ... 75

e.3. Los espacios cerrados ... 78

e.3.1. La mujer guerrillera y la nación ... 78

e.3.2. La maternidad ... 83

Conclusiones ... 93

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a) Corpus principal: obras de Rosario Aguilar ... 97 b) Sobre la obra de Rosario Aguilar ... 97 c) Bibliografía general ... 98

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Agradecimientos

A Dios, por ser luz y fortaleza en mi vida.

A mi madre, gracias por todo su amor y por motivarme a ser mejor cada día. A mi familia, especialmente a mis dos padres y a mis hermanos.

A mi esposo, mi mayor cómplice, mi mejor amigo. Gracias por tu amor y por tu apoyo incondicional. Je t’aime.

A mi director de maestría, mi mentor, mi estimado profesor, Javier Vargas de Luna. Mi admiración y cariño por siempre.

A todo el cuerpo docente del programa de Estudios hispánicos de la Universidad Laval. A todos ellos, gracias infinitas por todas sus enseñanzas. En especial, a mi querida profesora, Emilia Deffis.

A los bibliotecarios de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, por poner a mi disposición todos los libros que me sirvieron de mucho apoyo para la redacción de este trabajo.

A mi compatriota, Rosario Aguilar. Mi admiración por siempre.

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Introducción

La obra 7 relatos sobre el amor y la guerra (1986), de la novelista nicaragüense, Rosario Aguilar (1938), está basada en las diferentes vivencias que las mujeres nicaragüenses atravesaron durante la época final de la dictadura somocista y el inicio de la Revolución Sandinista. 7 relatos1 es una novela polifónica que cuenta

la historia de cuatro combatientes. Karla o Margarita Maradiaga, la maestra rural que aparece en la novela El guerrillero (1976), es ahora una guerrillera en Managua. María José muere en un baño acribillada, mientras está dando a luz a su primer hijo. Lucía pierde la vida en la cárcel, cuando una bomba destruye su celda. Sonia fallece en las barricadas poco antes del triunfo de la Revolución Sandinista. La obra también cuenta la historia de tres mujeres civiles: Leticia y Paula son dos hermanas ex guerrilleras que desean reinsertarse con normalidad en la sociedad, y María Elena, exiliada en Miami, manifiesta una gran nostalgia por el regreso a Nicaragua.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), así denominado en honor de César Augusto Sandino, héroe de la resistencia nicaragüense contra la ocupación norteamericana (1927-1933), fue fundado en 1962. Desde un principio se manifestó contra la dictadura de la familia Somoza, contra la influencia norteamericana y a favor de establecer un régimen socialista. Sus tácticas guerrilleras, inspiradas en las que practicó Fidel Castro en Cuba,

1 En lo sucesivo todas las citas tomadas del texto de Rosario Aguilar serán indicadas mediante la abreviatura 7 Relatos, y se corresponden a la edición señalada en la bibliografía.

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desencadenaron represalias por parte de la Guardia Nacional de Somoza. Pese a problemas internos entre las tres grandes tendencias del movimiento, la creciente rebelión popular llevó al FSLN a unirse bajo el liderazgo de Daniel y Humberto Ortega, quienes encabezaron la revolución que finalmente derrocó a la dictadura de Somoza en julio de 1979.

El estilo de las primeras novelas de Aguilar es lírico y se destaca por sus numerosas metáforas. De la misma manera, retrata a mujeres psicológicamente poco estables que se ven reducidas a servir al marido, al amante o al padre. Estas protagonistas sufren crisis de identidad que desembocan en hechos trágicos, mientras la naturaleza —o el llamado mundo “verde”— se convierte en un espacio de refugio y salvación. En cambio, en las novelas de la Revolución, la naturaleza pasa a simbolizar la nación, y en ciertos casos se convierte en protagonista de la obra, en cómplice y aun en enemigo de la guerrilla. Esto implica que el espacio natural se ha transformado en un territorio bélico masculino, y permite considerar que existe una nueva conceptualización del espacio natural para las protagonistas de 7 relatos.

El presente trabajo está divido en cuatro capítulos. En el primero, titulado “Contexto de producción”, se hace una explicación, sobre todo, expositiva acerca de los sucesos socio-políticos acontecidos en la historia de Nicaragua, además de una amplia contextualización literaria del país de origen de Rosario Aguilar. En el segundo, “Sobre la autora”, se expone la vida y la obra de la novelista y se aborda otros estudios realizados sobre 7 Relatos.

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3 En el tercer capítulo, “Los espacios verdes”, la naturaleza se convierte en un bosque masculino: el espacio natural está militarizado, en contraste con el mundo verde, risueño y florido, asociado a la mujer. Seguidamente, la topografía y el paisaje exhuberante de Nicaragua son para María Elena, exiliada en Miami, símbolo de identidad y de una relación carnal entre ella y su tierra-madre. Finalmente, la naturaleza se torna violenta, un laberinto verde que amenaza la estabilidad emocional de Leticia.

En el cuarto capítulo, titulado “Los espacios cerrados: un contraste con los espacios verdes”, la casa o los espacios clausurados son el universo en el que las protagonistas demuestran de qué manera cada una de ellas enfrentó el capítulo de la guerra en Nicaragua. En el inciso dedicado a la maternidad y a la guerrilla, se hace un análisis de cómola gravidez representó, para las heroínas de la historia, un impedimento para unirse la lucha sandinista.

A partir de lo antes dicho, la naturaleza de mis reflexiones2, en el estudio de

esta obra de Rosario Aguilar, se inscribe en una perspectiva de carácter feminista, así como en ideas propias del marxismo: la teoría del reflejo. El análisis del relato se hizo, principalmente, desde la perspectiva del concepto de “poética del espacio” de Gastón Bachelard; para él, el objetivo de la literatura es recrear el lenguaje y crear nuevas imágenes. La “transubjetividad” de la imagen no puede ser comprendida, en su esencia, únicamente por los hábitos de las referencias objetivas. Sólo la fenomenología —la consideración y el proceso del

2 En el capítulo dedicado al marco teórico abordaremos detalladamente sobre la teoría del reflejo, el feminismo y la poética del espacio.

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surgir de la imagen en una conciencia individual— puede ayudarnos a restituir la subjetividad de las imágenes y a medir la amplitud, la fuerza, el sentido de la “transubjetividad” de la imagen.

Por tanto, todas esas subjetividades no pueden determinarse en forma absoluta, lo que implica que la imagen poética sea esencialmente “variable”. No es, como el concepto lo define, “constitutiva”. Por eso se pide al lector de poemas u otros textos que no tome una imagen como un objeto, sino que capte su realidad específica. En definitiva, para G. Bachelard “hay que asociar sistemáticamente el acto de la conciencia donadora con el producto más fugaz de la conciencia: la imagen poética” (9). Aguilar muestra con esta obra su visión de los hechos pasados acontecidos en su país natal. Es posible que éstos requieran una nueva reinterpretación o una versión alterna a los hechos, pero, a decir verdad, 7 relatos se convirtió en un medio de expresión artística y de difusión de la historia de un pueblo, y en especial de toda una generación.

Este trabajo busca demostrar cómo en la novela 7 relatos, la escritora Rosario Aguilar nos presenta, a través de sus protagonistas, la realidad de los exiliados: el éxodo de un pueblo que debe huir en forma permanente para sobrevivir a la violencia irracional que asolaba a Nicaragua. La autora nos aproxima a la guerra y sus consecuencias por medio de sus personajes. La historia de la obra está basada en hechos pasados que forman parte de la Historia de Nicaragua. En este estudio nos proponemos presentar e interpretar la representación del discurso femenino, tomando en cuenta la situación que

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5 cada mujer/protagonista enfrentó durante el golpe de la Revolución Sandinista y el mandato del gobierno sandinista.

Esta investigación analiza, principalmente, el tema de la naturaleza como espacio asociado a la mujer, en primera instancia, y luego asociado/relacionado al sujeto masculino, y a la idea de nación. Los relatos de las protagonistas nos aproximan a la guerra y nos permiten observar sucesos históricos, socioeconómicos e ideológicos de la nación nicaragüense de los años ochenta. A partir de esta idea de la naturaleza como un hecho tradicionalmente masculino, este trabajo investigativo estudia el tema de los espacios, asociados al sujeto femenino. En donde la imagen poética de la naturaleza y los espacios cerrados tienen su propia sonoridad, y los convierte en resplandor de una imagen tanto del pasado lejano como del presente de las heroínas.

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Marco Teórico

a.1. Teoría del reflejo

En este trabajo nos basaremos, primeramente, en los conceptos de la llamada “teoría del reflejo” de la escuela marxista, la cual explica que “los cambios en los niveles inferiores del orden social repercuten en la historia del arte y del pensamiento” (Viñas, 80). Asimismo, las realidades humanas de un pueblo se ven reflejadas en las obras literarias, tal y como lo explica la crítica Laurence van Nuijs:

La critique littéraire utilise depuis longue date la notion de « reflet » (ou de « miroir ») comme une métaphore pour désigner la manière dont une œuvre reproduit la nature en général et les réalités humaines en particulier. En ce sens, l’usage de la notion est lié à une conception de la

mimèsis et de la représentation. Dans les approches

sociales du littéraire, le concept de reflet se rapporte plus précisément aux théories marxistes de la littérature, dans le cadre desquelles elle se fonde sur une conception spécifique de l’histoire. (1)

7 relatos evidencia la historia vivida por una nación aquejada por la guerra civil, durante la Revolución Sandinista. Aguilar, mediante el personaje de María Elena, nos ilustra la actuación militar de la dictadura somocista y los militantes sandinistas así como el pensamiento de un pueblo abatido por los conflictos bélicos. La perspectiva marxista afirma que la literatura, como todas las artes, puede ser considerada como reflejo de la ideología de cualquier sociedad. Medvedev y Bakhtin afirman que el producto literario es esencialmente un

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fenómeno social, y sería extremadamente inadecuado ignorar esta particularidad, pues cualquier análisis superficial podría revelar “false interpretations and definitions of its specific characteristics and features” (14). En otras palabras, los marxistas tratan de identificar a través del texto literario las fuerzas sociales presentes en un conflicto. De igual forma, admiten la inseparabilidad de la obra y el contexto de la producción literaria, el cual es un elemento dependiente del sistema ideológico de determinada época que a su vez se ve afectado por el entorno socio-económico. Estas influencias demandan un estudio o conocimiento del contexto de producción del trabajo literario para una mejor comprensión e interpretación del mismo.

El estudio del contexto histórico como marco de referencia de cualquier obra literaria es de suma importancia, ya que nos permite, primeramente, obtener información sobre la vida y la obra del autor. Después, nos permite asimismo ampliar los conocimientos acerca de las circunstancias que pudieron haber influido en el contenido, el estilo y el mensaje del hecho artístico —en este caso, literario—.

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9 a.2. El “mundo verde” y el lenguaje femenino

La literatura latinoamericana siempre ha tenido una relación privilegiada con la naturaleza y ha sido frecuentemente asociada con la mujer. Los comentarios de Annis Pratt, crítica anglosajona, nos servirán para explicar la función de la naturaleza en 7 relatos. Para ella, el mundo verde femenino es un espacio natural aislado y está fuera de la ciudad que le sirve a la mujer de refugio en contra de la opresión de la sociedad. La teoría y los comentarios de Hélène Cixous, feminista francesa, serán oportunos para analizar el texto, en cuanto a la definición del lenguaje femenino como modo de comunicación especial que inventan las protagonistas cuando se trasladan al mundo verde; dicho escenario funciona como refugio, lugar de transición y fuente de libertad para algunos de los personajes de 7 relatos. Los estudios feministas de Cixous en The Laugh of the Medusa (1976), son de mucha utilidad para interpretar la presencia de numerosas imágenes táctiles con referencia a lo verde y lo selvático en la prosa de Rosario Aguilar. Los comentarios teóricos de Cixous nos han permitido comprender y analizar las vivencias que las protagonistas experimentan cuando habitan el espacio natural. Así como los cambios drásticos que ofrece la naturaleza, cuando ésta se torna en un sitio montañoso, pronto deviene un ámbito militarizado y masculino, mientras la ciudad persiste en su condición de geografía femenina por excelencia; desde allí podemos comenzar a construir la dualidad conceptual que rige nuestro trabajo: lo rural frente a lo urbano y, en su interior, lo masculino en contrapeso con lo femenino (5-6).

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La sobrevivencia de las protagonistas en la naturaleza da como resultado lo que Annis Pratt llama el “green-world lover” (22). Según la crítica, este apasionamiento hacia la imagen del mundo natural surge con frecuencia en la literatura femenina y está sumamente relacionada con una especie de adoración suprema a lo natural. Lo que implica una visión paradisíaca del espacio verde, en dónde las protagonistas se auto-realizan y sellan su alianza con la naturaleza (23-29). Sin embargo, en algunas ocasiones las heroínas sufren un destino fatal y la naturaleza se convierte en un amurallamiento, confinándolas en un laberinto verde sin salida, como es el caso Leticia, una de las protagonistas de la obra en estudio. Estas observaciones de Pratt permiten comprender con mayor claridad cómo funcionan y evolucionan las mujeres de 7 Relatos, cuando están en contacto con la naturaleza. El estudio de este texto argumentativo nos lleva a identificar y analizar, en contraste, los espacios donde la mujer no se siente bien que, por lo general, remiten a la opresión propia de los lugares cerrados.

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11 a.3. La poética del espacio

Para G. Bachelard, el objetivo de la literatura es recrear el lenguaje y en su interior producir nuevas imágenes: “entendemos por esto un estudio del fenómeno de la imagen poética cuando la imagen surge en la conciencia como producto directo del corazón, del alma, del ser del hombre captado en su actualidad” (Bachelard 8). Lo que implica que Rosario Aguilar mostró con sus protagonistas, la libertad de espíritu que cada una de ellas experimenta al vivir en contacto con la naturaleza.

El relato de las historias de Leticia y María Elena y su relación con el “mundo verde” nos transportan inmediatamente a una fenomenología de lo poético. En efecto, para Leticia la inmensidad del mundo salvaje se convierte en una fuerza adversa a los espacios amados, en este caso: la ciudad, lo urbano. La selva se convierte para Leticia en un espacio de hostilidad y sufrimiento. La protagonista adhiere valores imaginados a la naturaleza que amenazan su estabilidad emocional; dichos valores son, según Bachelard, “valores dominantes” (22). A su vez, la naturaleza se convierte en un espacio de odio, de un combate con tintes “apocalípticos” (22).

Para María Elena, exiliada en Miami, la naturaleza es “la imagen del espacio feliz […] un espacio ensalzado, con valor de protección que puede ser positivo” (Bachelard 20). Sin duda alguna, los paisajes de Nicaragua son, para la exiliada, el vínculo que la une con la tierra que la vio nacer. Ella añora su país y los recuerdos de la naturaleza de su patria la mantienen viva en tierras lejanas. El

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“mundo verde” representa para María Elena, según Bachelard “la inmensidad ante los espectáculos grandiosos de la naturaleza […], la impresión de inmensidad” (24). En contraste con la inmensidad de la naturaleza, se destacan los espacios cerrados: la casa y la prisión, los cuales, a su vez, están relacionados con la imagen de la maternidad.

En efecto, en 7 relatos tres de las protagonistas, María Elena, Leticia y Paula, experimentan la maternidad, aunque en condiciones precarias y siempre en espacios cerrados. Aunque fue una situación dolorosa y caótica para ellas, no dejaron de experimentar la gravidez a través de dos matices importantes: el alma y el espíritu reflejados siempre en la intimidad de sus reflexiones. De acuerdo con Bachelard, “alma y espíritu son indispensables para estudiar los fenómenos de la imagen poética desde el ensueño hasta la ejecución” (11). Al principio, la noticia del embarazo, resultó ser para ellas una luz en el camino y el lazo que las uniría con sus parejas sentimentales, pero luego se convirtió en una especie desgracia. A decir verdad, la imagen del embarazo resultó ser espiritual y reafirmar en las heroínas, en cierta forma, su condición de mujeres y el derecho a ser madres. Sin embargo, esto trajo como consecuencia que las protagonistas se sintieran doblegadas y asimiladas al llamado “sexo débil”.

Sobre las imágenes de la intimidad, Bachelard plantea que “el problema de la poética de la casa”, en donde las imágenes de la casa marchan en dos sentidos: “están en nosotros tanto como nosotros estamos en ellas” (23). Las heroínas padecieron la guerra civil desde la clandestinidad. El espacio de la casa clandestina fue para las protagonistas, un sitio para la integración de los

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13 pensamientos, de los anhelos, de los recuerdos. La estancia en la casa favorece el fondo poético de los espacios cerrados, lo que Bachelard llama “la protección del soñador: la casa alberga el ensueño, la casa protege al soñador, la casa permite soñar en paz” (29). Podríamos afirmar que la imagen de la casa es el espacio unificador del pasado, presente y del porvenir de las protagonistas. En este orden de ideas aunque en sentido contrario, la imagen de la cárcel está asociada al sufrimiento y a la desesperación. En efecto, una de las protagonistas muere acribillada en la cárcel a punto de dar a luz. Por tanto, la prisión contrasta con la imagen de la casa, la cual, desde la perspectiva de Bachelard, da al “hombre razones e ilusiones de estabilidad” (37).

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B. Contexto de producción

La literatura en Centroamérica experimentó un cambio estructural a partir de la década de los 70. Los centroamericanos optaron por una evolución en el estilo narrativo y desarrollaron una motivación ética, política e ideológica en sus producciones literarias. La escritora Linda Craft afirma que aunque el fenómeno del boom tuvo lugar en Sudamérica a partir de 1960, en América Central su influencia se produce unos diez años después (37). Para lacrítica nicaragüense, Nydia Palacios, la literatura de su país es “un trasunto de nuestra realidad y habría que recurrir a ella […] para acceder al conocimiento de nuestra historia” (Antología de la novela 129). La lectura de la historia y el análisis al texto de 7 Relatos, nos aproxima a las vivencias experimentadas por el pueblo nicaragüense, a la manipulación de la dictadura somocista y del posterior gobierno opresor sandinista. La obra de Aguilar nos permite un mejor entendimiento de la historia nicaragüense, principalmente en dos aspectos: político y social. El marco histórico en el que se lleva a cabo el texto en estudio, se sitúa a finales del siglo XX. Indudablemente, es oportuno establecer cuáles fueron los acontecimientos que dominan la actualidad de Nicaragua en el momento en que Aguilar escribe su novela.

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b.1. Contextualización socio-histórica

En el siglo XIX, la rivalidad entre liberales y conservadores derivó en la llamada “Guerra Nacional” de 1856. El triunfo del partido liberal elevó a José Santos Zelaya como presidente. La dictadura liberal de José Santos Zelaya (1893-1909) impulsó la producción de café, mejoró la armada, construyó escuelas y edificios gubernamentales; además, se encargó de estimular la idea de oposición contra Estados Unidos.

Así, cuando se construyó el canal de Panamá, Zelaya buscó la oportunidad de construir un canal en Nicaragua con la ayuda de Alemania o Japón. Estados Unidos, pendiente de la posible pérdida de aquel territorio, promovió la oposición conservadora, estableciendo una rebelión que concluiría con la salida de Zelaya del gobierno y la llegada de la armada estadounidense. Los conservadores gobernaron en forma por demás nefasta, así que una alianza conservadora-liberal se rebeló contra aquel gobierno consiguiendo finalmente que las fuerzas militares estadounidenses ocuparan el territorio nicaragüense a partir de 1912 y por un espacio intermitente de 21 años.

Las incesantes hostilidades entre conservadores y liberales resolvieron la intervención de los Estados Unidos por medio de un acuerdo en el que las fuerzas del orden nicaragüense serían reemplazadas por una Guardia Nacional imparcial y dirigida por agentes estadounidenses. En 1927, un declarado rebelde ante el orden impuesto por los Estados Unidos, Augusto César Sandino, no

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17 firmó dicho acuerdo y se refugió en las montañas. Luego de varios intentos frustrados para capturarlo, el ejército estadounidense decidió retirarse en 1933. Posteriormente, Moncada fue electo presidente y nombró como jefe de la Guardia Nacional a Anastasio Somoza. Sandino es asesinado en 1934, a manos de la Guardia Nacional, liderada por Somoza, por lo que hasta hoy se asume que fue éste quien lo asesinó.

A partir de 1936 surgiría la denominada dinastía Somoza —constituida por Anastasio Somoza García y sus dos hijos, Luis Somoza Debayle y Anastasio Somoza Debayle— que regiría el país hasta el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979. Durante el gobierno del primer Somoza (1936-1956), Nicaragua se mantuvo estable económicamente y aun así se vivió un incremento en el nivel de exportación. Esta situación de orden aparente mantuvo a la población en una mediana conformidad respecto al régimen. El segundo período, de Luis Somoza (1956-1967), presentó la misma situación que la de su padre. Hacia la década de 1950, los movimientos liberadores o revolucionarios ya estaban presentes en Centroamérica. El triunfo de Fidel Castro y la Revolución Cubana darían aun más vigor a la organización de grupos revolucionarios. Sin embargo, el apoyo de los Estados Unidos a la dictadura de Somoza hizo muy difícil una lucha como la cubana.

En 1961 se fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), y esto significó el despertar de una organización que derrocaría la dictadura en Nicaragua. Poco después de la Revolución Cubana, algunos nicaragüenses

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exiliados iniciarían una lenta lucha contra Somoza. La Iglesia Católica también jugaría un papel importante, ya que había mantenido una aparente relación de apoyo a las dictaduras anteriores. Bajo el arzobispado de Miguel Obando y Bravo, se publicaron cartas pastorales en las que se hacían duras críticas a la dictadura somocista.

A diferencia de los periodos anteriores, el de Anastasio Somoza Debayle (1967-1979) significó el incremento de los problemas de injusticia social y violenta represión. Tanto las masas proletarias como la burguesía creían intolerable otro gobierno bajo los Somoza. A pesar de las críticas y la presión social, en 1967 el último Somoza se hizo del poder y jefatura de la Guardia Nacional. En 1971, con el apoyo del embajador de los Estados Unidos en Nicaragua, Somoza Debayle estableció acuerdos con la burguesía representada por Fernando Agüero. Según el pacto Somoza-Agüero, se convocaría a elecciones en 1974. No obstante, luego de un evidente fraude electoral, Somoza permaneció en el poder por 7 años más, bajo la aprobación del gobierno de los Estados Unidos. El quebrantamiento de este pacto determinó la oposición de la burguesía y el inicio de una serie de organizaciones grupales entre las que destacó la Unión Democrática Liberal (UDEL) dirigida por el periodista Pedro Joaquín Chamorro. De igual manera, se inició la organización de masas populares y estudiantiles. Sin embargo, a pesar del evidente rechazo hacia la dictadura, la desunión de las organizaciones anti-somocistas no conseguía organizar un plan que acabara con la dictadura somocista.

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19 El asesinato del periodista Chamorro en 1978 impulsó, de nueva cuenta, diferentes protestas masivas. Por su lado, el FSLN venía demostrando que su estrategia de lucha armada tal vez sería la clave para el triunfo de la Revolución Sandinista. Las numerosas protestas, la llegada clandestina de armamento para las fuerzas revolucionarias, los acuerdos entre partidos revolucionarios y la falta de apoyo del gobierno estadounidense obligaron a Anastasio Somoza a renunciar al gobierno el 17 de julio de 1979 después de una guerra que costó aproximadamente 50,000 vidas. Dos días después, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) estableció la Junta de Gobierno.

El gobierno sandinista tuvo que afrontar serios problemas económicos. La Junta, que secretamente contaba con más miembros del FSLN que de los otros grupos de la alianza, erigió como presidente a Daniel Ortega. La creación de una armada y policía sandinista fue una de las primeras medidas que se tomaron. Asimismo, se iniciaron campañas de entrenamiento y educación que contaron con la participación de cubanos y ciudadanos de Europa oriental. Aproximadamente en 1982, cuando parecía que la Junta estaba cumpliendo sus objetivos, un altercado en Bluefields hizo que el área de la Costa Atlántica, conformada mayormente por indios miskitos y otras etnias, se resistiera a la relocalización forzada e impuesta por el gobierno sandinista. Cabe destacar que los habitantes de esta área del Atlántico de Nicaragua estaban completamente

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incomunicados con las ciudades del área del Pacífico de Nicaragua, y, por lo tanto, nunca habían tomado parte de las decisiones políticas del país.

El gobierno de Ronald Reagan, mediante la CIA, tuvo acceso a la zona atlántica y estableció ahí un grupo de contra-revolucionarios —conocidos como ‘‘los contras’’—, que declararon la guerra al gobierno sandinista. Los sandinistas fueron duramente criticados por parte de fundaciones de derechos humanos. La Iglesia Católica, igualmente, en la voz del Cardenal Miguel Obando y Bravo, reprendió las acciones del gobierno sandinista en la misma manera que había criticado a Somoza.

La continua guerra y el apoyo financiero a los contras de parte de Ronald Reagan ocasionaron la reacción de los países centroamericanos. En 1987, Arturo Arias, presidente de Costa Rica, inició con las otras naciones centroamericanas el llamado “Plan Arias”, el cual planteó el diálogo entre el gobierno sandinista y la oposición para alcanzar la paz. En 1988, gracias a este plan se acordó el cese al fuego entre sandinistas y contras, y se propuso la convocatoria a elecciones para 1990.

Luego de once años de gobierno sandinista, la reelección de Daniel Ortega, máximo líder del FSLN, no fue bien vista como una alternativa futura, ya que la situación económica del país no se había recuperado. Por otra parte, la unión de todos los grupos que no eran parte del sandinismo fue un factor influyente en el triunfo del partido Unión Nacional Opositora (UNO) en 1990,

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21 presidido por Violeta Barrios de Chamorro (viuda de Pedro Joaquín Chamorro). Chamorro se convierte así en la primera mujer elegida para ocupar la presidencia de Nicaragua.

Esta conflictiva historia de problemas tuvo evidentemente consecuencias en el plano intelectual y educativo. La realidad de evidente analfabetismo trajo como consecuencias la reducción de un público lector y la poca producción de obras literarias. A pesar de ello, puede señalarse que Nicaragua sí cuenta con una tradición literaria muy propia, mayormente caracterizada por la poesía, los cuentos cortos y las novelas testimoniales e históricas.

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b.2. Contextualización literaria de Nicaragua

Linda Craft señala que tanto la poesía como el cuento han definido la historia literaria de Nicaragua y que la aparición de la novela fue más tardía (50). Lo más precoz de la literatura nicaragüense lo encontramos en las composiciones orales producidas probablemente durante el periodo de la Conquista. Estos testimonios de carácter anónimo se encuentran en los anales realizados por Bartolomé de Las Casas (Craft 51). A partir de la época colonial, se reconoce que poco o casi nada fue producido en el ámbito literario. Sin embargo, hacia el siglo XXI, el periodismo se permitía criticar la situación de entonces argumentando que la falta de una literatura nicaragüense se debía a la inexistencia de una clase intelectual.

La nación que está en proceso de construcción y que además, no cesa de lidiar con serios problemas que requieren atención, podría justificar ese vacío. Evidentemente, y tal como afirma el crítico Raúl Ianes, la doble y hasta triple profesión de los intelectuales en aquellos tiempos no les permitía darse tiempo para actividades que fueran ajenas a la conducción de la nación (35). Y aunque esto debe ser tomado con cierta prudencia, sin duda refleja la realidad histórica de la primera Nicaragua de la post-revolución.

De acuerdo a John Beverly y Marc Zimmerman, la situación en Centroamérica impulsó la poesía como la forma crucial de nacionalismo literario, especialmente en Nicaragua. En los años de la intervención estadounidenses y del somocismo, “poetry was a central mode of intellectual expression and

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23 resistance, politics came to dominate Nicaraguan literature as a whole” (cit. en Chumpitaz-Furlan, “Diferentes mujeres para diferentes entornos” 15). En este sentido, el poeta Rubén Darío ha sido considerado por varios críticos como ajeno a la problemática de su país; sin embargo, su posición liberal y su afiliación a Zelaya indican que estaba al tanto de la situación nicaragüense. No cabe duda que la calidad de la obra de Darío influyó estéticamente no sólo a los poetas latinoamericanos sino que ideológicamente también alcanzó a los intelectuales nicaragüenses. Artísticamente su obra es considerada revolucionaria, y sus poéticas imágenes de muerte representan una crítica a la sociedad latinoamericana, su cultura y política. Por lo tanto, su legado asume una relación de equivalencia entre sociedad, literatura y poesía.

En su estudio de la novela nicaragüense, Craft considera que en el primer período de evolución de la novela nicaragüense (1878-1930), del cual Darío forma parte, fue poca o ninguna la atención por lo subalterno (51). Beverly y Zimmerman acotan que aunque es cierto que la obra de Darío nunca se inclinó hacia los sectores más populares de la sociedad latinoamericana, su poesía contenía elementos radicales de nacionalismo burgués que definitivamente manifestaban una alternativa diferente a la de una simple asimilación a los Estados Unidos (Chumpitaz-Furlan 16).

Luego de la fundación del FSLN, varios proyectos literarios aparecieron en ese contexto, entre ellos el más importante es Ventana, fundado en 1960 por los universitarios Sergio Ramírez y Fernando Gordillo. Su objetivo era difundir la realidad del pueblo nicaragüense y romper con la tradición vanguardista. Ante la

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victoria del FSLN, Sergio Ramírez, reconocido por su declarado compromiso con la revolución, es destinado a la vicepresidencia del gobierno sandinista. Su posición fue bastante clara respecto a la función de la literatura, al menos en su patria: “el narrador habla en nombre de un inconsciente colectivo largamente silenciado”, por tanto, “el escritor no puede dejar de cumplir con un acto político, porque la realidad es política” (cit. en Palacios, “La representación” 6).

Las situaciones de aprisionamiento, tortura y alejamiento sufridas durante la dictadura somocista provocaron que varios guerrilleros escribieran sus testimonios y elaboraran algunos poemas. Se considera que estas composiciones no poseen un carácter literario debido a la falta de preparación de sus autores. El gobierno de la revolución, sin embargo, consideró apropiado estimular dichas creaciones que reunían como características su difusión por medio de la organización revolucionaria, y la manifestación del testimonio por medio de la poesía. Más tarde, y probablemente teniendo como origen la poesía revolucionaria testimonial, se produjeron los llamados neo-testimonios. Estos eran textos que presentaban una evolución literaria, es decir, los autores contaban con preparación artística. Entre algunos de dichos autores y autoras aparece Gioconda Belli (Chumpitaz-Furlan 20).

Son muy pocas las mujeres que se han destacado a nivel mundial como exponentes de la literatura nicaragüense. Una de las que comparte con Rosario Aguilar la pasión por escribir sobre la problemática feminista, es su compatriota Gioconda Belli. Al inicio de su carrera literaria, Belli se dedicó a las letras, principalmente por el afán de poder expresarse como mujer y demostrar una

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25 rebelión personal ante la hipocresía de una sociedad conservadora. A partir de los setenta opta por incursionar en el tema de la guerrilla en sus obras. Su preocupación radica en la situación de la mujer combatiente, “consciente del papel que le toca desempeñar en los cambios histórico-sociales” (Palacios, “La representación” 16). Luego de su exilio, volvió a Nicaragua para trabajar para un canal de la televisión nacional. Durante ese período consideró la escritura como un asunto de segundo plano por tener un compromiso político con su país. Aunque Rosario Aguilar no formó parte del gobierno sandinista, conocemos su inclinación política a través de su obra.3 Un resumen sobre la vida y obra de

Aguilar, resulta sumamente oportuno para comprender mucho mejor sus intereses políticos, sus vivencias durante la dictadura somocista y la revolución que la derrocó, así como el contexto socio-histórico en que se publicó el texto de 7 Relatos sobre el amor y la guerra.

3 Rosario Aguilar manifiesta, sin embargo, que el aspecto político debería ser descartado por completo de un análisis de su obra por estar lejos de cualquier pretensión suya (Souza, La

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C. Sobre la autora

c.1. Vida y obra de Rosario Aguilar

Rosario Fiallos de Aguilar nace en la ciudad de León, Nicaragua, en 1938, en el seno de una familia de intelectuales. Su padre, el cuentista y poeta nicaragüense Mariano Fiallos Gil, fue rector de la Universidad Nacional de Nicaragua. Su madre, Soledad Oyanguren, española de nacimiento, poseía cierto talento musical. El interés por la literatura despertó en Aguilar desde muy temprana edad, el cual fue alentado por su tío materno, profesor de literatura española quien tenía una gran biblioteca donde la joven Rosario pronto se familiarizó con los clásicos españoles como Benito Pérez Galdós, Pío Baroja y otros. A su conocimiento de la literatura española, la joven leonesa rápidamente añadió lecturas de autores norteamericanos en boga en los años cincuenta como John Steinbeck, William Faulkner y Ernest Hemingway. Según la autora misma, ellos le dieron el realismo que buscaba; sin embargo, es su ambiente familiar el que la llevó a interesarse por el arte y por una carrera de expresión artística (Hood 15-16).

La autora fue un hallazgo de la revista Ventana y específicamente de su co-fundador Sergio Ramírez que también escribió el prólogo a su primera novela, aparecida en 1964 con el título de Primavera sonámbula (Zamora 32). La obra de Aguilar consta de 9 novelas, y puede dividirse en dos partes: en la primera, que se extiende de 1964 a 1975, la autora retrata a mujeres

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psicológicamente poco estables que se ven reducidas a servir a un sujeto masculino, que puede ser el marido, el amante o el padre. Por consiguiente, estas mujeres sufren crisis de identidad que desembocan en tragedias. La protagonista de Primavera sonámbula (1964) parece estar condenada a la locura; la de Quince barrotes de izquierda a derecha (1965) asesina a su proxeneta, mientras que la anti-heroína de Aquel mar sin fondo ni playa (1970) pierde a su hijo recién nacido. Rosa Sarmiento (1968) es su tercera novela, donde la protagonista debe abandonar definitivamente a su hijo, el joven Rubén Darío; la obra es una biografía novelada de la madre del insigne poeta nicaragüense.

En la novela Las doce y veintinueve (1975), el terremoto de 1972 sirve de telón para el examen minucioso de las relaciones desiguales entre tres personajes, Manuel, y dos mujeres: Vilma, su esposa, y una mujer sin nombre con quien Manuel sostiene una relación. Vilma pierde a su hijo por culpa de Manuel, quien no está en casa en el momento de siniestro. La otra muchacha agoniza debajo de los escombros porque Manuel la ha abandonado para socorrer a su familia.

El estilo de estas primeras novelas es lírico y se destaca por numerosas metáforas y abundancia de símiles. La forma narrativa que utiliza Aguilar en esa época es el monólogo interior, lo que les da a sus relatos un carácter introspectivo. La novelista reconoce la influencia que tuvo el estilo faulkneriano en la escritura de su obra primigenia: ‘‘después, en las otras novelas y en ciertos relatos y en La niña blanca y los pájaros sin pies es diferente. Pero las primeras

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29 tres novelas quedaron marcadas por esa espontaneidad con que me senté a escribir la primera’’ (Hood 17).

A mediados de los años setenta, la escritora experimenta con otras técnicas como el estilo indirecto libre, la intertextualidad y le presenta al lector mujeres menos tradicionales y más independientes que además toman el control de sus vidas. En 1976, publica El guerrillero, esta obra relata un trozo de la vida de una maestra rural quien le da refugio a un fugitivo del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Cuando él se va, la maestra decide guardar al hijo que han concebido y criarlo por sí sola, pese al posible rechazo social. Esta misma mujer reaparece en nuestra obra en estudio: 7 relatos sobre el amor y la guerra (1986), como una guerrillera en Managua bajo un nombre de guerra, Karla.

La sofisticación que se plantea en 7 Relatos se perfecciona en la última novela de Aguilar, La niña blanca y los pájaros sin pies (1992), un collage de seis biografías históricas que reescriben la historia de las compañeras indígenas y españolas de los conquistadores más famosos del Nuevo Mundo. Se alternan la primera y tercera persona, el estilo indirecto libre y los monólogos interiores. Numerosas citas intertextuales se hacen presentes en el texto, de fuentes como la Biblia, las Crónicas y los cantos indígenas. La novela es una obra escrita por una séptima protagonista, una periodista, que quiere rescatar del olvido las voces de las otras protagonistas en cuestión.

Se trata de una reescritura femenina de la historia de la Conquista, pero a la vez es un informe sobre el fenómeno de transculturización que ocurrió en las

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Américas después de la llegada de los españoles. La niña blanca y los pájaros sin pies es la novela más lograda de la autora. La elaboración de su estructura y la agudeza temática atestigua su madurez literaria. En 1995 publica Soledad, tú eres el enlace, obra biográfica sobre la figura de su madre, doña Soledad Oyanguren.

Casi todas las novelas que ha escrito Rosario Aguilar se centran en la caracterización de seres femeninos. Como lo expresa Edward Hood, lo que le interesa ‘‘es la situación de la mujer nicaragüense, sus diferentes conflictos, los problemas que hay en el orden social, moral y psicológico’’ (16). Otras fuentes de interés de la autora son las relaciones hombre-mujer y la experiencia misma de la escritura. En este sentido, la escritura no encuentra mucha relación entre su obra y la de otros escritores nicaragüenses de la época que, según ella, tienen estilos y temas propios (Hood 16).

Sus obras presentan a las mujeres como protagonistas. Su preocupación es la situación de la mujer nicaragüense y su cosmos, los problemas que ella debe enfrentar en situaciones de conflicto, no sólo personal sino también nacional. Su obra se caracteriza por el modo poco convencional con el que representa a la mujer y su discurso. Las imágenes y su técnica narrativa que mezclan lo actual y lo introspectivo hacen que su obra sea percibida como la vida misma. Igualmente, y aunque no lo señala explícitamente, es posible vislumbrar que para ella es muy importante la impresión y el efecto que puede causar su obra en el lector (Hood 16-18).

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31 En 7 Relatos, mediante los personajes femeninos, Aguilar muestra su visión de los hechos históricos sucedidos en la época de la dictadura de Somoza y la Revolución Sandinista en Nicaragua. Dándoles voz, la autora les otorga a sus personajes femeninos un papel trascendental, y nos acerca a ellos a través de las experiencias vividas por cada una de sus protagonistas. No cabe duda que esta obra representa para la autora un medio de difusión de los sucesos históricos afrontados, pero aún ignorados por los libros de Historia de Nicaragua. Aguilar nos presenta con 7 Relatos lo que vivieron las mujeres de la sociedad nicaragüense en tiempos de guerra y lo que trajo como consecuencia: el exilio de miles de nicaragüenses en el extranjero. Este texto retrata la separación de familias enteras que buscaban un lugar para rehacer sus vida, luego de huir de la guerra civil nicaragüense. En el relato de la trama, el personaje de María Elena evidencia lo vivido por los exiliados nicaragüenses.

En 7 Relatos, Aguilar pone en evidencia los conflictos sociales vividos en el espacio urbano nicaragüense durante la guerra. Asimismo, la autora persigue a las mujeres y hombres que huyeron hacia la selva para resguardarse del peligro que representaba habitar en territorio bélico. Rosario Aguilar, a través del personaje de Leticia, nos hace vivir, en medio de la naturaleza, la historia de amor entre un miskito y una mujer de ciudad que ha ido a la selva nicaragüense a buscar a su compañero. No cabe duda que esta obra es un relato histórico que narra hechos que marcaron a toda la sociedad de una época en la historia del pueblo nicaragüense. Por esta razón, 7 Relatos sobre el amor y la guerra ha

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sido objeto de diferentes estudios y tesis, y ha recibido muy buena crítica en Nicaragua y a nivel internacional.

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33 c.2.Otros estudios sobre 7 Relatos

La mayor parte de los estudios críticos a la obra de Rosario Aguilar se han inclinado a la aplicación de las teorías feministas, debido a que todas sus protagonistas son mujeres. El análisis estructural se produce reconociendo las diversas intertextualidades de la obra de Aguilar y, asimismo, el uso que despliega de los espacios físicos.

La tesis doctoral de Frederick Rolland-Mills analiza la obra de Rosario Aguilar a partir del trabajo de Luce Irigaray, This sexe Which is not one (1981). En su estudio, Rolland-Mils aborda el tema de la desmitificación de la maternidad. Expone los espacios naturales como sitios destinados a proteger al sujeto femenino. El análisis de Rolland-Mills pretende demostrar la división de espacios. Lo urbano está asociado al personaje femenino y la montaña al sujeto masculino. De acuerdo a este estudio, la mujer sólo podrá acceder a las montañas cuando pierda aquellas características que la singularizan como personaje femenino, es decir, el embarazo. La maternidad es vista como una situación de inmovilización, como una especie de impedimento y aprisionamiento.

Nydia Palacios nos ofrece otro estudio mayor a 7 Relatos en su tesis doctoral “La representación de las mujeres en la narrativa de la escritora nicaragüense Rosario Aguilar”. Su análisis de la novela está especialmente

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basado en los postulados de intertextualidad4. De acuerdo a Palacios, se puede

vislumbrar la aparición de citas e influencia de una serie de textos canónicos, por ejemplo, pasajes de la Biblia en momentos críticos de la novela. Asimismo, la inclusión de autores señalados como precursores de la literatura nicaragüense como Rubén Darío.

Es de suma importancia destacar cómo Palacios se percata del poder intertextual de la Historia. La guerra de la liberación sandinista y la actuación de la mujer nicaragüense le permiten a Rosario Aguilar recoger un personaje propio de los hechos ocurridos: “el de la heroína épica que participa en el quehacer histórico de su país” (La representación 137). La interpretación de los hechos del pasado que realiza Rosario Aguilar es estudiada por Palacios basándose en los ensayos de Bakhtin, en “The Dialogic Imagination”. El diálogo se produce cuando la autora crea una “doble voz” y transforma lo ya establecido. En la perspectiva feminista, esto significa alterar los discursos androcéntricos vigentes que presentan a la mujer como objeto para, desde allí, recuperar su representación en tanto que sujeto.

Algunos artículos publicados han estudiado la novela de Rosario Aguilar. Por ejemplo, en su estudio “Las mujeres de mi país: An introduction to the Feminist Fiction of Rosario Aguilar”, Ann González indica reconocer el desligamiento al feminismo que Rosario Aguilar hace de su propia obra. De acuerdo a la crítica, esto se debe a la filiación que esa corriente tiene con el

4 Los autores que Palacios estudia al respecto son Mikhail Bakhtin, Roland Barthes, Jacques Derrida y Gerard Genette. Complementa su información con los estudios de Julia Kristeva.

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35 lesbianismo en Latinoamérica. Sin embargo, González insiste en que el tratamiento de personajes necesariamente requiere un estudio a partir de teorías feministas. Y que en todo caso lo que Rosario Aguilar desea evitar es un estudio a partir de las vertientes francesa o inglesa, pues las mujeres nicaragüenses presentan diferentes situaciones a aquellas en las cuales probablemente se fundamenta dicha teoría. González afirma que el tratamiento de la situación femenina por parte de Rosario Aguilar constituye “little less than a subversive act” (ver pp. 64 y ss.).

González analiza brevemente cada novela tratando de identificar los “estereotipos” usados por la autora, y que ella a su vez revierte. En su análisis de 7 Relatos, González indica que los principales temas explorados son la maternidad y la “isolation of individual women in terms of their physical and physiological space” (70). Además, señala la existencia del hombre como uno de los factores determinantes del destino de las mujeres, sin embargo, acota que Aguilar traspone esta situación y sus vidas, y muertes trascienden a los hombres, para encontrar relaciones tanto con la tierra-madre como con la Revolución. Para González, la importancia del texto de Rosario Aguilar radica en la integración que hace el personaje de Margarita Maradiaga al mundo y la recuperación de su identidad, lo que la hace tener un consciente conocimiento de ella misma. Esta situación, según González, la diferencia de la visión feminista anglo-francesa y por tanto comunica una perspectiva de la ideología del feminismo latinoamericano.

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El análisis de 7 Relatos hecho por Pamela M. Chumpitaz-Furlan en su tesis de maestría “Diferentes mujeres para diferentes entorno: voz y rol femenino en 7 Relatos sobre el amor y la guerra de Rosario Aguilar”, plantea cómo Aguilar, por medio del retrato de la guerra, muestra la manera en que cada mujer enfrentó una situación similar, aunque cada una en un contexto diferente, reaccionando de manera distinta pero con sinceridad y humanidad.

Chumpitaz-Furlan expresa que los temas que Aguilar enfrenta en su novela son escabrosos. La maternidad, la dependencia al hombre, la capacidad de decisión para un futuro propio y, por supuesto, el amor son motivos recurrentes en la vida de las mujeres latinoamericanas. Según Chumpitaz-Furlan “Aguilar, para el caso de su novela, emplea prácticamente todas las situaciones en las que pudo verse envuelta la mujer durante y después del golpe sandinista” (67).

Además, agrega que la última mujer representada en la novela, Karla o Margarita Maradiaga, proveniente de una novela anterior, “es una alegoría a la patria libre, en alegoría con la propuesta de mujer libre, independiente, capaz de tomar decisiones acertadas, reconocer cuándo el amor se ha acabado y dejar ir al hombre que amó” (67). En definitiva, Chumpitaz-Furlan concluye alegando que Rosario Aguilar, al presentar mujeres protagonistas en 7 Relatos, “no sólo invierte el papel y revierte el poder del discurso desde lo masculino hacia lo femenino ofreciéndonos dicha posición marginal, sino también corrobora la metáfora de mujer-nación, para finalmente reivindicar al sujeto femenino” (68).

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37 Aunque las críticas abordan los mismos temas planteados por Rosario Aguilar, las interpretaciones son diversas. Así también, en este estudio se tomarán en cuenta dichas contribuciones, que en algunas ocasiones coinciden con mi lectura. Las interpretaciones de la novela de Rosario Aguilar, desde cualquier punto de vista, son válidas, mientras puedan evidenciarse en el texto.

La constante identificable en la novela de nuestro estudio es que la autora brinda a las mujeres la oportunidad de resolver sus conflictos. Les da la posibilidad de descubrir ese espacio en donde las protagonistas encuentran la solución a sus problemas, y en el cual se descubren útiles para apoyar el futuro de la nación y para formar parte de la historia de su propio país.

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D. Los espacios verdes

El mundo es grande, pero en nosotros es profundo como el mar. (Gastón Bachelard, La poética del espacio)

Las dos partes que conforman 7 Relatos se encuentran en un orden cronológico invertido. La primera parte nos cuenta el periodo postsandinista, aquel que siguió al triunfo de 1979. La segunda parte está dedicada al desarrollo de las historias durante dicho periodo y la guerra que culmina el 19 de julio de 1979. La narración de ambas partes se realiza con tiempos gramaticales del presente. La autora pretende ubicar en tiempo y espacio al lector en medio de la acción de los acontecimientos y no en el recuerdo de éstos.

La primera parte titulada “Sobre el amor: Amándola en silencio” contiene la historia de tres mujeres relacionadas entre sí. Aunque la trama de las historias no se entrecruza, existe, estructuralmente, un entretejido de historias al nivel de capítulos, o de secciones en un mismo capítulo. De igual forma, la línea de tiempo “real” o actual se ve saturada de recuerdos que le dan cuerpo a cada historia. La relación que existe entre María Elena y Paula es Eddy, quien es esposo de la primera y amante de la segunda, aunque ambas son hermanas.

La primera parte de esta obra tiene dos títulos, el primero llamado “Sobre el amor”, nos da a entender que se refiere al amor de pareja. El segundo es ‘‘Amándola en silencio’’, el cual está incluido en la narración omnisciente del capítulo XI, en la historia de la protagonista, Leticia: ‘‘Cristy encontró siempre la forma de alentarla. Remando. Tal vez amándola en silencio” (71).

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d.1. La naturaleza: símbolo de identidad nicaragüense

A principios de la década de los setenta, cada vez más nicaragüenses se unieron al Frente Sandinista mientras otros se marchaban al extranjero como resultado del conflicto bélico que sufrió el país. Este es el caso del personaje de María Elena que, luego del triunfo de la Revolución Sandinista, se exilia en la ciudad de Miami, desde donde añora su tierra natal.

En 7 relatos, el paisaje se consagra como presencia central y como elemento que está estrechamente ligado con la nación y lo nicaragüense. Para María Elena, una joven exiliada en Miami, la naturaleza “verde” no está asociada específicamente con la figura del guerrillero, sino con su tierra natal, Nicaragua. Para esta protagonista, que vive en los Estados Unidos, la topografía y el paisaje de su país son los elementos que definen la esencia de su patria.

Podemos pensar que el título de la primera parte de la historia “Amándola en silencio” hace referencia al amor por la patria “recuperada”, si tomamos en cuenta que el periodo al que se hace referencia al inicio de este capítulo es después del triunfo (1979) y durante el gobierno de la Revolución. Nicaragua es para María Elena el espacio añorado y deseado en donde ella quisiera estar.

Las tres historias suceden simultáneamente, la de María Elena es la que aparece primero y es narrada por la propia protagonista. A raíz del triunfo sandinista en 1979 y por razones de seguridad, María Elena se verá forzada a

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41 huir de Nicaragua hacia Miami, junto a su esposo, Eddy. Otro punto que es necesario señalar es el que ambos pertenecían a la burguesía nicaragüense.

Una vez en el exilio de Miami, la protagonista pasará por un proceso de adaptación, mayormente sin la presencia de su esposo. Eddy se ve obligado a regresar a Nicaragua para resolver asuntos familiares. La vida de María Elena transcurre entre la nostalgia que siente por haber dejado su país, el no poder volver y las ansias de triunfar en un mundo que es diferente al suyo. La exiliada atraviesa por diferentes problemas emocionales tales como la muerte de su mamá, un aborto inesperado, la infidelidad de Eddy con Paula y la llegada de un nuevo amor a su vida, Jorge. No conocemos detalladamente el final de su historia, pero según los hechos narrados en un principio indican que deja a Eddy para quedarse con Jorge.

María Elena se siente contenta con su nueva pareja, pero “es que siempre hay algo, aunque sea una menudencia, que trae de golpe a mi vida un recuerdo” (12). Ella procura vivir a plenitud su relación de pareja. Intenta disimular ante Jorge su tristeza, ser fuerte y calmar el llanto que le provoca el sentirse lejos de su patria, pero se le hace difícil:

Y sin embargo, siento sorpresivamente una punzada de pesar y de nostalgia en mi corazón, y en lugar de sentirme feliz como debiera, por amar y ser amada de nuevo, dos lágrimas se derraman de mis ojos muy a mi pesar. Quisiera ocultarlas para que Jorge no las note. Detesta los recuerdos que alimentan mi melancolía. (11)

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Los sentimientos de felicidad y tristeza forman parte de la vida de María Elena, debido al recuerdo empapado de nostalgia que le produce el no estar en Nicaragua. Aunque vive con Jorge, la protagonista recuerda la naturaleza y los momentos vividos en su tierra natal, y los asocia con la relación amorosa que vivió con Eddy, alegando:

Repaso a menudo las anécdotas… como ahora que el cielo azul con el ventanal abierto, los narcisos florecidos, y nuestras caricias, me trajeron de golpe a mi memoria aquel otro ventanal en la casa de mis suegros, en Managua, Nicaragua, en junio de 79 cuando estaba recién casada. Sí. Por el ventanal abierto veíamos Eddy y yo el cielo azul de Nicaragua. (12)

María Elena se transporta en el tiempo y en el espacio por medio de una misma imagen (el ventanal y el cielo azul) que funciona como portal del tiempo. En este pasaje nos damos cuenta de que en la traslación de lugar y tiempo, quien esta vez comparte el lecho con ella es Eddy, su esposo en Nicaragua. Este traslado al pretérito continúa a lo largo de la historia, “observo lo bonito que es el aeropuerto de Tampa […] Cómo no recordar la última vez que estuve en el aeropuerto de mi patria, cuando todavía se llamaba Las Mercedes” (35).

La historia de María Elena nos aproxima a la perspectiva de Rosario Aguilar respecto a unos de los protagonistas históricos y geográficos de esta obra: los Estados Unidos de Norteamérica. Aguilar, a través de su protagonista, compara este país norteamericano con Nicaragua. El uno asociado a lo tormentoso que puede ser para un inmigrante vivir en el exilio y el otro relacionado al paraíso. Las muchas comparaciones hechas por María Elena con

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43 referencia a Nicaragua, explican y comprueban que no ha perdido su identidad. La protagonista se percata de la inautenticidad del mundo que la rodea y compara ambos lugares y la sensación que le producen: “en mis sueños hay un gran desierto con serpientes, alacranes, tarántulas: al otro lado hay verdor, agua, pájaros y mariposas” (89). A lo largo de la historia de esta protagonista, Nicaragua es para ella un paraíso de verdor.

El subconsciente de la joven contrasta estos dos mundos: Nicaragua es el “Edén” y los Estados Unidos el infierno. Evidentemente, María Elena extraña con nostalgia la naturaleza de su patria y considera su tierra natal como un paraíso verde:

Me parecía que me restregaba en la piel de Nicaragua…en su zacate verde…que me revolcaba en su arena…me zambullía en sus aguas… porque sentía […] el olor inconfundible de mi patria de océano a océano… (54)

La idealización que la protagonista hace de su nación es casi mítica y asocia la muerte de su madre con la pérdida de la patria que ella vive. Esta relación entre madre-patria puede observarse en un pasaje en que ambas parecen confundirse: “porque te extraño y te extrañaré por siempre desde este exilio injusto y equivocado… por no haber sido valiente y haber regresado a tiempo, a tu lado…yo, tu única hija’’ (63). La tristeza que embarga a la muchacha es por la lejanía de su país natal y la muerte de su madre.

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El recuerdo de su patria y el arrepentimiento la acompañarán al parecer para siempre. Aunque desconectada espacialmente de su tierra, ésta subsiste en la forma de una fantasía frondosa y verde; Rolland-Mills lo define como una especie de Neverland inalcanzable:

Yo era como Peter Pan y como él, volaba sobre el triángulo verde y brillante de mi tierra natal, era como un mapa de relieve tan real, que en mi vuelo rozaba los bellos volcanes, las copas de los árboles de cenízaros, guanacaste, madroño. Me salpicaba de la brisa de los lagos y podía aspirar el olor de la tierra húmeda a la que había caído el primer aguacero del invierno. (20)

Por esta razón, la descripción táctil, olfativa y visual que ella ofrece de su país testifica la relación carnal que ella tiene con su tierra-madre. Es decir, una relación física entre ella y el paisaje nicaragüense, que la identifica con su patria y con la naturaleza de una forma nostálgica, pero que rescata su identidad. En cierto modo, aquí nace una nueva cara femenina a la que Palacios llama la creación de un nuevo perfil: ‘‘heroínas épicas que participan en el quehacer histórico de su país” (137). Este nuevo carácter es producto de la transformación del sujeto femenino pasivo en sujeto activo.

El arrepentimiento que muchas veces expresa María Elena respecto a su situación se debe a la nostalgia que siente por haber dejado a su país y a su madre. Sus recuerdos se remontan a pocos días antes del triunfo sandinista, cuando recién había contraído nupcias con Eddy, el estudiante de Derecho. La unión de los enamorados sucedió en pleno conflicto bélico. Rosario Aguilar hace analogías entre el amor y la guerra durante un encuentro amoroso de la pareja: “Con el mismo ardor con que se combatía nos acariciábamos celebrando

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45 nuestra luna de miel” (12). Y más adelante destaca: “Expresándonos de mil formas aquel amor juvenil, la pasión. Como si la guerra que se luchaba en nuestro país no sirviera más que de escenario romántico para acentuar nuestra unión” (13).

A pesar de referirse constantemente a la felicidad que los rodeaba, María Elena sabe que el haberse ido de Nicaragua fue un gran error. La protagonista lo atribuye al amor que siente por Eddy, sentimiento “incauto” que la orilló a alejarse de su patria por el deber o necesidad de estar con él, y también a ser engañada posteriormente: “Cuando amé de verdad, hasta el sacrificio de renunciar a mi patria, fui traicionada, desairada” (91). Ella mantiene su indiferencia frente a los hechos que vivía Nicaragua, como lo demuestra de alguna manera en la cita antes mencionada.

Aunque María Elena está muy triste por no poder volver a su tierra natal, ésta hace comentarios respecto a lo lindo y auténtico que es Nicaragua, pero nunca realiza un comentario crítico respecto a la guerra. Al guardar silencio, ella se presiente fuera de los hechos históricos. Por otro lado, su relación con Eddy, un burgués, le hacía pensar en la guerra como un hecho de muy poco interés para ambos: “No, nada de aquello nos concernía. Nosotros no éramos políticos, ni militares. No nos metíamos en nada” (13).

De hecho, no sólo mujeres políticas y militares participaron en esta guerra, lo cual podemos apreciar en las otras historias de las protagonistas de esta obra. María Elena atraviesa por diferentes procesos durante su estancia en

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