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4-3- En relación con la memoria y la conciencia históricas

La mitad de los encuestados (ocho) opinó que el cursado de las asignaturas había propiciado de manera “frecuente” la relación pasado – presente, pero mucho menos les había posibilitado pensar el futuro, sólo “a veces” o “en algunas materias” (catorce sobre dieciséis).

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Relaciones pasado presente

Frecuentemente Frecuentemente, en algunas materias A veces, en algunas materias En algunas materias

Relaciones pasado presente futuro

Frecuentemente, en algunas materias En algunas materias

A veces A veces, en algunas materias

No responde Gráfico 3

Gráfico 4

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En cuanto a las asignaturas que les habrían posibilitado establecer estas relaciones sobresalen las que tienen por objeto el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX -Formación del Mundo Moderno II, Historia Americana II, Historia Argentina II-, pero sobre todo las Problemáticas Contemporáneas (de Europa y Estados Unidos, de Argentina, de América Latina, de Asia y África). También se mencionan en algunas ocasiones la Metodología de la Investigación Histórica y la Didáctica de la Historia.

Cuando se les pidió definir la conciencia histórica (primera pregunta del cuestionario, Anexo I-2), la mayoría hizo hincapié en los aspectos cognitivos y racionales que sustentan la mirada crítica sobre los acontecimientos y procesos históricos. Algunas de las afirmaciones fueron:

“un conjunto de ideas, conocimientos y valores” (Número 1)

“conocimiento de la particular situación en la que vivimos, estando insertos en un momento específico del transcurrir de la historia” (Número 2)

“Esta idea y la de «pensar históricamente» me parecen entrelazadas.” (Número 3)

“conocimiento y reflexión (…) pero, por otro lado, (…) recuperación y reflexión de su propia experiencia de vida.” (Número 4)

“una de esas cosas que a veces ponemos en práctica sin darnos cuenta, y que otras veces la ignoramos por completo” (Número 5)

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“la capacidad de los actores sociales para recordar un acontecimiento, coyuntura o proceso de la historia que vivieron” (Número 6)

“conocimiento que me permite ir y venir” (Número 10)

“no pienso en la historia como algo estático e inmóvil en el tiempo” (Número 11)

“capacidad para poder comprender críticamente procesos históricos o acontecimientos”

(Número 12)

“práctica compleja que nos permite dudar, criticar, analizar, comparar, argumentar, debatir y proyectar” (Número 14)

Varias de las elaboraciones se centraron en la relación pasado – presente. La conciencia histórica posibilitaría analizar las experiencias individuales y sociales en el marco de la contemporaneidad:

“una lectura del paso del tiempo, en el sentido de construcción social. Es decir que valoriza determinadas relaciones y contingencias para la construcción de una visión del pasado y presente de un grupo social.” (Número 1)

“debería dar a entender que esa complejidad, y sus contradicciones siguen

«funcionando» en los hechos, actores y estructuras del presente.” (Número 3)

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“construcción de identidad, una manera de preservar la memoria (tanto individual como colectiva), una herramienta para dotar de sentido y legitimar determinadas relaciones sociales específicas” (Número 5)

“no sólo estudiar un hecho en sí aislado sino interpelarlo con nuestros valores, experiencias pasadas, presentes, y otros conocimientos históricos que tenemos.”

(Número 12)

Otros la definieron como una forma de pensar, además, el futuro. Es lo que hacen todo el tiempo los grupos humanos pero también la necesidad de encontrarle sentido a la producción de un conocimiento histórico. Si la primera y la tercera parecen encuadrarse en un tipo de conciencia genética, la segunda afirmación está más orientada a una visión tradicional de los usos de la experiencia histórica:

“Comprende la conexión entre lo que fue y lo que es, con una capacidad de pensar hacia el porvenir; por lo tanto no es, la imagen del pasado como algo estático; es el sentido del ritmo vital como perspectiva y como continuidad. Es un enlace entre la tradición y el destino escapando así de la actualidad pasajera. Es la búsqueda de un auténtico “yo”

colectivo, de lo que “es” o “puede ser”, en medio de lo que pasa y trasciende.” (Número 7)

“(la) historia (es un) proceso dinámico cuyos cambios más o menos naturalizados a través del tiempo favorece una predisposición colectiva a pensar alternativas de futuro más propicias para el devenir generacional. Recuerdo una frase del museo comunal de mi pueblo en la cual se explicita dicho pensamiento «Los pueblos que recuerdan su pasado son los que mejor preparan su porvenir.»” (Número 13)

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“Es la estrategia para hacer “útil” un conocimiento que, generalmente, parece inútil, inservible a la sociedad en general (…). Vuelve fértil un conocimiento estéril al responder al para qué y al establecer el vínculo pasado-presente-futuro (la experiencia de l@s que han vivido antes que nosotr@s para el ahora y el mañana)”. (Número 16)

¿Cuál es el rol de los actores? Otra regularidad en las respuestas es el interrogante por la factibilidad de la transformación social. La acción humana se entiende como condicionada pero posible en su continua interacción con las estructuras.

Otro supuesto fuerte es que las sociedades construyen y reconstruyen constantemente su pasado y sus identidades.

“Implica ser conscientes de las posibilidades de acción y las limitaciones que como sujetos históricos en un contexto histórico (social, económico, político e ideológico) por el cual estamos condicionados; pero al cual podemos modificar o al menos intentarlo.”

(Número 2)

“la visión crítica del presente, desde su explicación a partir de los hechos del pasado, pero sin entenderlo en términos teleológicos (…) los hechos pasados (…) lo condicionan sin determinarlo. (…) los actores juegan y construyen sus roles. (Número 3)

“las comunidades construyen, de-construyen o re-construyen identidades y relaciones sociales tomando como punto de referencia su propia historia, lo que implicaría la valorización de algún patrimonio histórico (cultural o concreto) determinado.” (Número 5)

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“el reconocimiento de las personas como sujetos históricos, con capacidad para transformar las situaciones, en una dialéctica con la estructura, (…) viviendo un presente determinado históricamente, en una situación construida socialmente (…) con poder para modificar el futuro.” (Número 8)

Por último, en la mayoría aparece una referencia bien clara a cómo piensan que se lleva a cabo la construcción de la conciencia histórica y qué competencias es necesario desarrollar. Algunas de ellas son el manejo de conceptos, teorías y procedimientos que ofrece la disciplina (entre ellos las nociones temporales), la problematización que implica preguntar, comparar y contextualizar, la investigación de las causas múltiples, la apertura a otras formas de vida, valores y experiencias del tiempo, etc.

“es necesario el manejo de (…) conceptos y perspectivas de análisis histórico que permitan percibir y comprender la historicidad.” (Número 4)

“En el caso de los profesores de historia (…) interrogarse sobre por qué los acontecimientos históricos, coyunturas o procesos sucedieron de esa manera y no de otra, es además un ir más allá del contenido y preocuparse por los valores y la formación ciudadana de nuestros alumnos, es tratar de provocar en ellos el interrogarse por la historia, intentar dar respuesta (…) y vincularlos con el presente.” (Número 6)

“concebir a las actividades humanas como partes de un proceso con continuidad histórica. Dicho proceso lejos de ser lineal, estaría caracterizado por continuidades y rupturas, de manera tal que cada sociedad presenta características propias y ritmos de cambio distintos. Como Profesor de Historia (…) [que] los contenidos a ser

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desarrollados lleven a los alumnos a reflexionar sobre su realidad y sobre la de sociedades distintas a la suya.” (Número 9)

“se sirve de los elementos del análisis histórico (comparación, multicausalidad, diversos horizontes temporales, multiplicidad de actores sociales, etc.) para comprender, analizar o describir situaciones del presente o del pasado reciente a los efectos de desnaturalizarlos o de poder establecer posibles líneas de desarrollo de situaciones venideras.” (Número 10)

“comprender un fenómeno histórico determinado atendiendo siempre a la contextualización del mismo, entendiendo que todo hecho o suceso del pasado condiciona e influye en el desarrollo histórico de una sociedad y sus individuos.”

(Número 13)

Del análisis de los distintos aspectos de las definiciones surge la presencia de al menos dos tipos de conciencia histórica: una que mira hacia el pasado para cuestionar el presente, y genética en otros casos, pues supera el acto de recuperación de las memorias y se interroga sobre el futuro.

Más adelante se confrontarán estas opiniones, creencias, representaciones con lo que efectivamente ponen en práctica en distintos materiales.

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