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Vista de El “Vall Vell” de Valencia: Un registro cerámico excepcional de los siglos XIII-XIV

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Con motivo de la invitación cordialísima de Vicente Salvatierra desde la Universidad de Jaén para participar en un merecidísimo –mal que le pese– homenaje al maestro y amigo Guiller- mo Rosselló-Bordoy, nos hemos planteado el ejercicio intelectivo de efectuar la presentación analítica de unos conjuntos cerámicos singulares, específicos de los siglos XIII y XIV, depositados en el seno de un espacio urbano privilegiado –desde la perspectiva sedimentaria– de la urbe valenciana, como es el antiguo foso de su mura- lla islámica o"Vall Vell", concretamente el ubica- do en las inmediaciones de la antigua puerta de la Exerea, que nos han posibilitado la defini- ción formal de ambientes cerámicos apenas intuidos por la investigación, como los propios del siglo XIII cristiano, evidenciando tanto las pre- sencias de manufacturas foráneas, como pervi- vencias claramente islámicas.

El lugar se ubica en la zona oriental, extra- muros del recinto islámico, en el arrabal de la Xerea. Barrio articulado por el camino o vía pública por el cual se va al mar y por la propia muralla y "vall", entre las puertas de Bab Ibn Sajar y Bab al-Saria.

Intramuros de este portal se extendería más tarde el "call" o judería (Llibre Reparti- ment, nº 1511).

Durante el periodo musulmán la zona esta- ba ocupada, aparte del mencionado arrabal,

por una muralla u oratorio al aire libre, un cementerio, huertos, acequias, molinos y un extenso rahal –Rahal Alarif– propiedad del moro Mahomat Alguasqui (Llibre Repartiment, nº 84, 87, 210).

Conquistada la ciudad y desalojados los musulmanes de su interior, Jaime I procedió al reparto de casas y tierras entre clérigos, caba- lleros y miembros de los distintos concejos municipales que habían contribuido a la caída de Valencia en manos del rey. Precisamente, en la Xerea se establecieron gentes de los "Consells"

de Tarragona y Tortosa, y consta que el monar- ca hizo donaciones en esta zona a importantes personajes, como Guillemón, escribano de la Curia o "salmedinat" de Valencia; Sir Nicola,

"enginyer del senyor Rei", o fray Pere de Lleida, esta última con el objeto de establecer una comunidad mendicante de monjes Predicadores.

Se ha podido constatar que la zona excava- da arqueológicamente inicialmente era un espa- cio no urbanizado, ocupado por huertos y tam- bién, aprovechando la proximidad del valladar, por norias (Llibre Repartiment, nº 411, 1138, 1557) y molinos (nº 347, 1778, 1809, 2260), ini- ciándose el caserío periurbano propiamente dicho, más hacia el Este, a bastante distancia de la Acequia o "Vall".

Este panorama cambiará a par tir de la segunda mitad del siglo XIII, instalándose unas

El “Vall Vell” de Valencia: Un registro

cerámico excepcional de los siglos XIII-XIV

Miquel Rosselló Mesquida*

Josep Vicent Lerma Alegría*

* Servicio de Investigación Arqueológica Municipal. VALENCIA.

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carnicerías y un "obrador" de manipulación del hierro o fragua. Posteriormente, ya en el siglo XIV, se canalizará el valladar y se materializarán una serie de entidades constructivas relaciona- das con la existencia de un molino en las pro- ximidades del área estudiada, ingenio hidráulico que se rastrea al menos desde la etapa almo- hade. Al mismo tiempo se establecerá un horno de tintorero y, ya a principios del siglo XV, se levantarán en la Acequia Mayor un partidor y su correspondiente canal secundario, al tiempo que la misma será cubierta definitivamente con bóveda de ladrillos.

Contextos arqueológicos que, en buena medida, nos van a permitir abrir un campo de reflexión sobre los panoramas cerámicos de uso cotidiano en nuestra ciudad1, desde los primeros momentos de su incorporación al occidente cristiano, así como en torno a la irrupción de nuevas/viejas producciones, polí- cromas o no, de diverso éxito y difusión medi- terránea, en línea con la dialéctica apuntada entre las innovaciones tecnológicas, tales como la introducción de las cerámicas "grises catalanas", y la exitosa vigencia, entre otras, de las series correspondientes a los ataifores vidriados monó- cromos de raigambre "unitaria" o "mardanixí".

Para ello presentamos aquí una somera des- cripción de las unidades estratigráficas docu- mentadas (Fig. 1), que ahora nos interesan, en orden inverso al del proceso de excavación arqueológica, esto es de abajo a arriba:

U.E. 5128.- Estrato de tierra arcillosa de colo- ración rojiza, atribuible cronológicamente al siglo VI d.n.e.

U.E´s 5135 y 5129.- Alvéolo central del foso defensivo de la muralla islámica y relleno de arena estéril respectivamente.

U.E. 5123.- Relleno de tierra areno-limosa, con algunas gravas, piedras, restos de fauna –bóvidos, ovicápridos y suidos, según A. Sanchis– y abun- dante cerámica de fisonomía islámica, que con- forma un estrato de manifiesta inclinación E - W,

propia del talud del foso, formado como con- secuencia de los vertidos de desechos urba- nos en el cauce del mismo.

U.E. 5114.- Relleno de tierra de coloración cenicienta, con abundantísimas escorias férri- cas, así como ladrillos, tejas, restos faunísticos y cerámicas "cristianas" plenamente docentistas, que configura un capa sedimentaria igualmente inclinada hacia el centro del "vall".

U.E. 5121.- Relleno de arena, con tempranas cerámicas trecentistas, que nivela el espacio existente entre los muros U.E´s 5118 y 5133, construidos con la técnica de encofrados de calicanto y probablemente relacionados con una actividad de molinería hidráulica próxima, tal vez el "Molí de Na Jaquesa"(Llibre del Reparti- ment, nº 347).

U.E. 5111.-Nivelación de tierra arenosa con gravas, tejas, fragmentos de ladrillos y mortero o argamasa, restos de fauna, algún nódulo de escoria y abundantes fragmentos cerámicos, adscribibles a las principales producciones en uso durante la primera mitad del siglo XIV.

U.E. 5108.- Nivelación de tierra arenosa suelta, con restos de mortero, fragmentos óseos y escasas cerámicas de cronología similar a las del estrato anterior.

Acciones estratigráficas susceptibles de rea- grupación e interpretación en dos subperiodos cronológicos pertenecientes aproximadamente a los siglos XIII (U.E´s 5123-5114) y XIV d.n.e (U.E´s 5121-5111-5108), que definen al menos tres "facies" u "horizontes" distintos (s. XIII-islá- mico / s. XIII-cristiano / s. XIV) que pasamos a describir someramente:

El primero de ellos, de apariencia formal cla- ramente "almohade", que corresponde a la U.E.

5123 y presenta abundante material cerámico, está caracterizado por zafas o ataifores vidriados de color turquesa o decorados con simples trazos de óxido de cobre (5123-1) –cubiertos por tapaderas adaptadas (5123-3)–, de pastas

1 Dibujo cerámico: Pilar Mas Hurtuna.

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escasamente depuradas con abundantes grá- nulos calizos, dotados en algunos casos con las

"espirales" torneadas en los anversos típicas del taller de Denia (Alicante) (GISBERT et alii, 1992: nº 017 y 019) (AZUAR et alii, 1995. fig. VII). Junto a éstos coexisten las primeras y significativamente poco numerosas ollas foráneas de borde exvasado, que nos obligan a remontar el cierre de este estrato hasta fechas inmediatamente posterio- res a la conquista de Valencia por el rey Jaime I en el año 1238.

Completan la panoplia de las series cerá- micas rosellonianas reconocidas, la de los anafres u hornillos portátiles bitroncocónicos ("nafaj")

(BAZZANA et alii, 1983: nº 175, fig. 23), con bandas externas incisas a peine, morfológicamente muy distintos del ejemplar mallorquín de Zavellá

(ROSSELLO-BORDOY, 1978: fig. 19 A), las peque- ñas "jâbiyâs" estampilladas con motivos zoo- mórficos (5123-25), las jarras adornadas con trazos pintados paralelos (5123-13), las jarri- tas, las cazuelas de asas de cinta aplicadas (5123- 10), las cazuelitas monoansáticas (5123-11), los candiles de pie alto o los arcaduces de noria, que podrían apuntar la existencia, en los bordes del foso defensivo, de estos mecanismos hidráulicos extractivos, cuya realidad está contrastada, tal como indicamos anteriormente, por el propio Llibre del Repartiment.

En otro orden de cosas, no podemos dejar de reseñar el hallazgo de algunos modestos fragmentos de azulejos de más de 14 cms. de lado recubiertos con vidriado turquesa ("zullayy"), que autoriza a remontar su origen, en el actual estado de la investigación sobre esta cerámica de uso arquitectónico y en lo que se refiere a esta parte del Sharq al-Andalus, por lo menos hasta la primera mitad del siglo XIII. Su empleo como solado de canalillo de arriate está cotejado en la

"Casa de Onda" (Castellón) (ESTALL I POLES, 1991). Disposición que ostenta un adecuado antecedente del siglo XII en la Dar al-Sugra de Murcia (NAVARRO PALAZÓN, en prensa).

El segundo, que podríamos definir como austeramente "anicónico", por comparación con la posterior, se corresponde con la U.E. 5114, personalizada por el mantenimiento de la pro- ducción –local o regional– y el uso de ataifores

monocromos de tradición islámica (5114-4), de pasta anaranjada, mal amasada y barniz verde oscuro, similares a los tipos IVa de Rosselló (1978) o 389 c de Bazzana (1991), asociados con ollas globulares –con asas (5114-23/24) o sin ellas (5114-20, 21, 22)– de cerámica "gris", que en algún caso concreto (5114-17) podemos afirmar –gracias entre otras características de sus pastas, a la presencia de mica dorada como desgrasante– que se trata de auténticas impor- taciones, procedentes con toda probabilidad de talleres alfareros ubicados en el área catala- na, reagrupables con las fácilmente identificables tapaderas planas de borde con digitaciones (5114-16) tipo VII A de Casampons (PADILLA, 1983-84)y las cazuelas de borde acanalado (5114- 18), que estructuran una producción reconoci- ble tecnológicamente por el recurso generali- zado al empleo de las cocciones de componente dominante reductora.

Hecho éste que podría apuntar un escena- rio postconquista en el que los nuevos ocu- pantes de la ciudad, adoptan la, para ellos, rica vajilla vidriada de mesa musulmana, al tiempo que aportan y conservan sus peculiares instru- mental y menaje de cocina destinados a la coc- ción de los alimentos ("pitances" / "cuines"), en línea con sus propias y diferenciadas costumbres culinarias.

Panorama en el que tampoco están ausen- tes los primeros cántaros de "obra aspra", de esbeltos cuellos cilíndricos, decorados con triples pinceladas horizontales de óxido de mangane- so (5114-14 y 15), los enormes lebrillos (diám.

48 cm.) con cubierta plumbífera de tonos mela- dos, las cazuelas grandes con revestimiento vidriado interno verde-oscuro y pico vertedor de pellizco ("greixoneres") o las cazuelas ovaladas de borde plano y paredes delgadas con vedrío interior verde claro.

Consideración especial merecen unos sin- gularísimos jarros vidriados oscuros ("pitxers"), altos, de unos 24-25 cms, provistos de un asa vertical nervada –que se sobreeleva por encima del borde– con doble apéndice aplicado, pico ver tedor y repié discoidal saliente (5114- 10/12/13), que ejemplifican palmariamente la imitación de un tipo metálico preexistente –no

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documentado arqueológicamente–, divulgado, evidentemente con un cierto grado de éxito, como para motivar este fenómeno de mime- tismo cerámico, desde algún taller de ignota localización geográfica. En esta dirección única- mente puede consignarse la aportación tex- tual de M. del Treppo (1976: pp. 72-73) sobre la tardía existencia en la Barcelona del siglo XV de una "industria" de objetos labrados en esta- ño y/o cobre, cuyo destino eran las escalas de Oriente, si bien sus pastas –que oscilan entre reductoras y oxidantes– parecen apuntar una mejor sintonía con las arcillas valencianas. Ade- más, se trataría de un modelo llamado a expe- rimentar una larga evolución, que podría haber dado paso a los jarros tipo C–1 de Pascual- Martí (1987).

Para mayor abundamiento en la apertura mediterránea del reino cruzado de Valencia y en concreto de su capital, viene a sumarse a la heterogeneidad de centros ceramistas ante- riormente esbozada a través de sus particulares labores, el trascendente recobramiento de un fragmento de plato o fuente de ala inclinada y borde realzado (5114-25), de auténtico celadón chino2, atribuible a la dinastía mongol Yüan (1260/80-1368) (GOMPERTZ, 1980). Tecnológi- camente, está construido con caolín homogé- neo, de color gris blanquecino, muy fino, duro y depurado, y provisto de una satinada cubier- ta opaca de tonos gris perla, de unos dos milí- metros de espesor máximo. Este fragmento es el primero de su especie que se documen- ta en los territorios de la Corona de Aragón y confirma el tránsito ocasional de la cerámica del Extremo Oriente en la Europa bajomedieval

(WHITEHOUSE, 1972), junto a los descubiertos en Aviñón (CARRU et alii, 1995), Lucera, Génova

(CABONA et alii, 1986)y Hungría (vasija Gagnières- Fonthill). Este celadón debió ser vehiculizado por el comercio islámico y/o a través de la ruta de las islas mediterráneas abierta por las marinas occidentales, muy probablemente con anterioridad a los intentos venecianos de abrir- se paso a través de las rutas caravaneras hasta la lejana Catay.

Con todo debemos reseñar como antece- dente los hallazgos de porcelanas Sung, prove- nientes de la Almería califal (ZOZAYA, 1969).

En un documento fechado el 23 de diciem- bre de 1314 del Archivo de la Corona de Ara- gón, en Barcelona, recogido por Olivar Daydí (1952: p. 19) se menciona que Jaime II regaló a su segunda esposa, María de Chipre, y a sus hijos dos escudillas de porcelana verdadera.

Por otra parte, se recuperó una moneda (diner doblenc) de Jaime I de la ceca de Barcelona (Lám. I).

El tercer y último "horizonte" estratigrafica- mente presente, que reúne las U.E´s 5121, 5111 y 5108, responde a una serie de producciones alfareras, de diversa cuna, calidad y uso, pero que en esencia puede designarse como "iluminista", cuya eclosión se desarrollaría en torno al diná- mico y holgado horizonte transicional que repre- senta el año 1300, momento a partir del cual se materializan en registros arqueológicos como el nuestro, importantísimos cambios tecnológi- cos, que pasan en los talleres de origen de algu- nas de ellas, en concreto los de ámbito catalán

(PADILLA-VILA, 1994: p. 63), por la implementa- ción de la tendencia hacia el abandono de las cocciones "reductoras" de ascendencia conti- nental en beneficio de las "oxidantes", mutación de gran calado que debió estar relacionada, tanto con la emergencia de las manufacturas bícromas denominadas convencionalmente como de "Manresa", como con la popularización de las cazuelas (5121-9) y ollas vidriadas de borde exvasado tipo "Bullidor" (5121-8) (AMIGÓ et alii, 1986: p. 40).

Estas últimas se caracterizan por unas pas- tas de color rojo o marrón rojizo, que even- tualmente pueden manifestar zonas grises, de fractura rugosa e irregular, y a veces de aspec- to hojaldrado. Numerosas inclusiones minerales son fácilmente observables, destacando el cuar- zo de color blanco con granos de mediano y gran tamaño; cristales de cuarzo incoloro, en

2 Queremos agradecer a J. Coll y a J. M. López Bolinches la catalogación de la pieza y sus valiosos comentarios y observaciones.

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menor proporción caliza de tamaño mediano y grande, que en algunos casos aflora rompiendo la superficie vidriada interna, granos de cuarcita de mediano y gran tamaño, y escasas láminas de mica dorada, algunas de gran tamaño. Los vedrí- os, mayoritariamente de color verde oscuro, aunque también existen verdes melados o sim- plemente melados, desbordan los cuellos y manchan sus contornos a modo de goterones.

Mientras que aquéllas, cuya representación apenas alcanza el 15 por ciento de las distintas lozas bajomedievales ilustradas con los colores verde y manganeso, o únicamente esmaltadas en blanco, concurren mediante platos trincheros ("talladors") decorados con alguna venera con rostro (5121-2) (LERMA et alii, 1992: nº. cat. 55), tabaques ("servidores") con estrellas foliáceas de ocho brazos (5121-1 y 5111-1) (RIERA-CABES- TANY, 1980: lám. 27)y escudillas, alguna de ellas de tipología inédita (5111-42/43), entre cuyos atri- butos distintivos se hallan unos raros apéndices horizontales perforados.

En cuanto a la "obra de terra"local, las labo- res esmaltadas con cubiertas estanníferas del estilo de "Paterna" o asimiladas, lógicamente alcanzan unos porcentajes elevados que superan el 85 por ciento entre las de su género. Los prin- cipales grupos tipológicos constatados han sido, las escudillas carenadas tipo A1.1c, los platos de ala ancha tipo A2.1 y corta A2.3 y los platos troncocónicos con borde biselado ("scisorium") tipo A1.1a (LERMA et alii, 1992) y los pequeños jarros albos (5111-12) asignados a nuestro nuevo tipo A.3. En cuanto a sus ornamentaciones éstas se encuadran perfectamente en los denomina- do estilos "clásico", en el que se inscriben sim- bólicos geometrismos (5111-6), sofisticadas imágenes cruciformes (5111-5), de aves (5111- 3) o de torres flanqueadas por piñas (5111-4)

(VV.AA.,1997: nº cat. 4, pp. 86-87), y "evolucionado", en el que se disponen con profusión escudetes pseudoheráldicos.

Conviven con estas vajillas, tempranos ejem- plares de escudillas o tabaques y tal vez botes cilíndricos de boca moldurada (5111-44/45), de suntuosas lozas doradas autóctonas de los estilos "malagueño" primitivo y evolucionado o de "Pula".

Las decoraciones del segundo de ellos tes- timonian genéricamente los inicios de la implan- tación del empleo del azul de cobalto junto al lustre metálico en la Península Ibérica, si bien se conocen asimismo precoces vasos de loza azul exclusivamente (5121-5).

Con todo, no obstante su procedencia de un depósito externo al foso mismo, no pode- mos silenciar dado su carácter sincrónico, el reconocimiento de uno de los escasísimos frag- mentos importados de cerámica "graffita arcai- ca tirrenica"(4205-1) que aciertan a alcanzar la capital valenciana, en la que existió una colonia de marinos y/o mercaderes genoveses, cuanto menos con anterioridad al año 1355 (Archivo Municipal de Valencia. Manuals de Consells A-12, fol. 54 v.).

Finalmente, las cerámicas locales, de uso común, vidriadas con barnices plumbíferos mo- nócromos, las encontramos destinadas a la con- fección de cuencos ("servidores") de perfil que- brado (5111-7), escudillas (5111-8), almireces ("morters"), cazuelas con asas de cinta o de apéndices de aprehensión (5111-24) (MESQUIDA, 1987: figs. p.p. 549-550),usuales en Paterna, tapa- deras de asa de puente (5111-9), "trasmosteras"

o "mulcarium" y jarros altos tipo A.1 de Lerma (1992), mientras que por su parte las mera- mente bizcochadas son especialmente valoradas en la confección, entre otros grupos morfoló- gicos, de grandes lebrillos, morteros culinarios, cazuelas grises (5111-41) o cántaros decorados con triples pinceladas de óxido de manganeso (5111-31).

Una vez cumplimentada una mínima des- cripción de las culturas cerámicas amortizadas en este preciso punto del "Vall Vell"y avanzadas algu- nas consideraciones sobre sus génesis y desa- rrollos respectivos, nos encontramos en mejo- res condiciones de ensayar una aproximación crítica relativa a los complejos fenómenos de aculturación que sin duda debieron acaecer a lo largo de los algo más de cien años posteriores a la conquista feudal de Madinat al-Balansiya (1238 - 1350), desde la perspectiva privilegiada del consumo de obrajes cerámicos por parte de la nueva urbe "colonial".

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En este sentido si el momento almohade final ha sido singularizado por algunos autores

(AZUAR et alii, 1995)como un rosario de peque- ños talleres, de amplios recursos técnicos, des- tinados al abastecimiento de mercados locales, regionales o apenas algo más lejanos, como en el caso de los "esgrafiados" murcianos, de acre- ditada calidad, los contextos arqueológicos docentistas valencianos bosquejan el despegue de un proceso de "reconversión" y "concentra- ción" del antiguo artesanado autóctono, cohe- rente con las estrategias exactivas señoriales y ciudadanas, llamado a eclosionar, entre finales de esta centuria y el inicio del agitado siglo XIV, en la consolidación de los grandes centros manu- factureros de Paterna, Manises y la misma Valen- cia, primordialmente orientados hacia la expor- tación mediterránea de sus más refinadas especialidades tales como las lozas azules y/o doradas o las decoradas en verde y manganeso, que se superponen al anterior modelo territo- rial sin anularlo por completo, sobre todo en las tierras meridionales de las nuevas gobernaciones de "ultra lo riu Xúquer"y de "ultra lo riu de Xixo- na". Trascendente mutación cuya complejidad última se nos escapa en todos sus extremos, pero en la que debieron estar involucrados maestros ceramistas transmigrados desde los mismos hornos de la Málaga nazarí, mudéjares aragoneses –descendidos de Albarracín o Teruel– o murcianos –supervivientes de la repre- sión castellana de 1266– e incluso posiblemen- te olleros catalanes, en caso de que no sean interpretadas mas que como una mera adapta- ción a las exigencias de los mercados consumi- dores, las ollas, cazuelas y tapaderas de cerámi- ca gris torneadas en las "Olleries Majors"

(MESQUIDA, 1989: fig. 84, p. 28).

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Fig. 9

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Lám. 1

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