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“Eran tiempos de recontaciones” cuentos aljamiados entre traducción y modernización

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“ERAN TIEMPOS DE RECONTACIONES”

CUENTOS ALJAMIADOS ENTRE TRADUCCIÓN Y MODERNIZACIÓN

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"THERE WERE TIMES OF RECONTATIONS"

ALJAMIADOS TALES BETWEEN TRANSLATION AND MODERNIZATION

AchouakCHALKHA

IEH, Universidad Mohammed V Rabat, Marruecos achouak_nostalgia@yahoo.es

Resumen:

El presente trabajo pretende analizar la diferencia entre dos procesos considerados iguales pero en el fondo son totalmente diferentes: modernizar o traducir, sobre todo cuando se trata de textos arcaicos cuya índole y características los hacen tan sólo accesibles a lectores consagrados y a especialistas, en este caso, de manuscritos aljamiado-moriscos.

No va a ser un estudio de la evolución del idioma, sino más bien una comparación entre una obra original, su traducción y modernización de la última; así como una reflexión sobre los problemas que se plantean al traducir/modernizar un texto arcaico al español moderno, generado en un ámbito cultural diferente y en una época bastante remota al español moderno con la intención de transmitir de manera fiel su espíritu, su estilo y sus características a los lectores contemporáneos.

Palabras clave: aljamiado-morisco, traducción, moderinzación, alejamiento cronológico.

Abstract:

The present work aims to analyze the difference between two processes considered equal but basically totally different: modernize or translate, especially when it comes to archaic texts whose nature and characteristics make them only accessible to established readers and specialists, in this case , from Aljamiado-Moorish manuscripts.

It is not going to be a study of the evolution of the language, but rather a comparison between an original work, its translation and modernization of the last one; as well as a reflection on the problems that arise when translating / modernizing an archaic text into modern Spanish, generated in a different cultural environment and at a time quite remote from modern Spanish with the intention of faithfully transmitting its spirit, style and its characteristics to contemporary readers.

Keywords: aljamiado-morisco, translation, modernization, chronological distance.

1. A modo de preámbulo

Esta comunicación que aquí presentamos se basa en una experiencia colectiva emprendida por el equipo de jóvenes aljamiadistas de la Unidad de Estudios Andalusíes y Moriscos, creada en el seno del Instituto de Estudios Hispano-Lusos, en el 2008. Se trata, pues, de una modernización de cuentos sacados del manuscrito aljamiado-morisco, intitulado y conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid bajo la signatura 4871. Es conocido por El alkitāb (o El libro) de Çamarqandī; que a su vez, es una traducción del original árabe Tanbih Al-Gafilin (Advertimiento de los descuidados o Aviso de los negligentes) de su autor Asamarqandi, realizada por un morisco anónimo, como ocurre en la mayor parte de los escritos

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de la literatura aljamiada, y en una fecha incierta que puede ser mediados o finales del siglo XVI, como muestran sus características lingüísticas.

Figura 1. Ms. 4871 de la Biblioteca Nacional de Madrid, fol. 5

La línea de investigación de la citada Unidad estaba centrada en promover el estudio de la moriscología en Marruecos, siendo un campo fértil pero poco explorado. Cuando hablamos de moriscología hablamos de un campo muy amplio, sobre todo que, actualmente, este campo se ha ramificado tanto que hoy en día sería difícil hablar de una sola línea, pero hemos querido empezar por una especialidad también olvidada en Marruecos, que es el Aljamiado. Así que nuestro objetivo, en dicha Unidad, era infundir un soplo innovador en el campo de la literatura aljamiado-morisca.

De hecho, sobre el aljamiado se había centrado nuestro primer trabajo que consistía en verter cuentos arcaicos, más precisamente aljamiados, al español moderno y que vio la luz bajo el título: Eran tiempos de recontaciones: versión modernizada de cuentos en aljamía morisca.

Creemos que ha sido la primera versión modernizada en hacerse del modo con que lo hemos hecho. La idea nació de nuestro deseo de ofrecer al lector no familiarizado con la escritura árabe, en general, y con la aljamía, en particular, un texto asequible para que pueda saborear el tono y el contenido, sobre todo, de dichos cuentos.

2. ¿Qué se entiende por textos aljamiados y por el término morisco?

Conviene aquí definir lo que entendemos por texto aljamiado y quiénes son estos moriscos que redactaron dichos textos, y recordar, también, algunas características del corpus al que nos referimos.

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Los textos aljamiados son textos redactados en aljamía, fue el nombre dado por los mismos moriscos a su romance. Deriva de la palabra árabe ةيمجعأ (A’ĵamiyya)165, que significa extranjero, bárbaro o profano y designaba, en general, a la lengua no árabe, y que aplicado a lo que hablaban los andaluces y que algunos textos también designan como "latiní", era una lengua romance derivada del latín y que por influencia de la lengua culta del momento, el árabe, lengua del Corán heredada del glorioso pasado andalusí, fue incorporando términos del árabe directamente o a través de una transformación fonética o por simple asociación de ideas o conceptos. Un texto aljamiado es, pues, un texto escrito en castellano pero con caracteres árabes, es decir, transliterado con el alfabeto árabe en lengua romance y escrito de derecha a izquierda.

Una de las características de estos textos es que sólo pueden ser estudiados en conexión con la lengua árabe y no sólo con la escritura árabe. O sea que el investigador debe ser a la vez hispanista y tener conocimientos del árabe y de su cultura.

Los textos aljamiados se han conservado sólo bajo la forma de manuscritos; fueron escritos en secreto y guardados clandestinamente: en la armadura del tejado, en los pisos de las casas y en las cuevas. Y esto se debe a las circunstancias de su producción y a la situación en la que vivían los moriscos. Estos son los descendientes de los mudéjares, los últimos musulmanes españoles que vivieron en territorio cristiano entre los siglos XV y XVII y que se esforzaron en mantener viva la fe de sus antepasados a pesar de las duras circunstancias que vivían, ya que cuando las autoridades cristianas decidieron que por la fuerza debían convertirse al cristianismo y vivir como cristianos convencidos y bien adoctrinados. Como es sabido esta comunidad aceptó ser española en todo menos en su religión que siguió practicando secretamente hasta el momento de su expulsión de la Península por el decreto del año 1609.

Con estos escritos, los moriscos quisieron conservar la doctrina islámica y transmitirla a sus hijos. Son la expresión de una resistencia interior y de un retorno a la religión de los padres.

Por eso se conoce que sus textos contienen todo el saber islámico, son textos de espíritu islámico. La mayor parte de la producción aljamiada, esparcida por distintas bibliotecas del mundo166, reviste un carácter religioso, así que sus contenidos son más a menudo narraciones de las tradiciones del Profeta: azoras, comentarios del Corán, tratados jurídicos, fórmulas de plegarias…etc. Pero también la hay de índole más literaria167, tanto en verso como en prosa. En verso cabe destacar las Coplas sacadas de los castigos del hijo de Edam o el Poema de Yuçuf.

En prosa narrativa, es de señalar la novela sentimental Historia de los amores de Paris y Viana;

la novela de costumbres El arrepentimiento del desdichado; la prosa didáctica (los libros de castigos); la literatura escatológica La estoria del puyamiento del annabi Muhammad a la corte celestial; la literatura de viajes El itinerario de España a Turquía; la literatura caballeresca Libro de las batallas; la literatura jurídica La ley de moros de Ibn Ġallāb; tratados sobre las creencias populares El alkitāb de los sueños, etc.

Ahora bien, en lo que se refiere al Corpus, que aquí nos ocupa, se trata del capítulo noventa y cinco del manuscrito que lleva por título Capítulo de recontaciones, está formado por ocho cuentos, sin reflexiones morales ni preceptos religiosos. Son ocho cuentos escuetos, de diferente extensión y complejidad, sin ninguna relación unos con otros y sin ninguna moraleja, lección o consecuencia, que el autor trate de sacar de ellos de un modo específico. En

165 J. Corominas: Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Ed. Gredos, Madrid, 1980, p. 42.

166 Los manuscritos aljamiados se encuentran en Bibliotecas, Archivos e Institutos de diferentes países: Madrid, Toledo, Zaragoza, Cuenca, Lérida, Francia, Italia, Gran Bretaña, Suecia, Malta, Suiza, Argelia, México, Australia, entre otros.

167 Véase Ottmar Hegyi: "El uso del alfabeto árabe por minorías musulmanas y otros aspectos de la literatura aljamiada, resultantes de circunstancias históricas y sociales análogas.", en Actas del coloquio internacional sobre literatura aljamiada y morisca, Madrid, 1978, pp. 147-164.

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cierto modo no pertenece al tipo de obra que el Tanbih representa, nos referimos al contenido del resto del libro en el que se consideran uno por uno los mandamientos de la ley musulmana, las obras de misericordia, los pecados capitales y las virtudes.

Es de sobra conocido, la gran mayoría de los textos moriscos pertenecen a la tipología tradicional o polémica, pues pocos tienen fines de distracción o evasión. Estos textos, aunque carecen, a priori, de contenido sagrado, presentan similares rasgos arabizantes y especialmente sintácticos y estilísticos168.

3. Las fases del proceso de la modernización de nuestro texto

Igual que la traducción, la modernización no es una tarea sencilla y mucho menos si nos proponemos verter un texto arcaico, generado en un ámbito cultural diferente y en una época bastante remota al español moderno con la intención de transmitir de manera fiel y rigurosa su espíritu, su estilo y sus características, en la medida de lo posible, a los lectores contemporáneos y facilitarles, así, el acceso a un pasado literario que hasta el momento había permanecido, en cierto modo, oculto.

El proceso de trasladar estos cuentos al español moderno fue algo más que cambiar vocablos arcaicos, calcos semánticos y sintácticos y expresiones en desuso por otros actuales y de uso; configurándose como un mecanismo de reescribir el texto y borrar los rastros y vestigios de un trabazón lingüístico que, si por un lado fue una excelente prueba de armonía entre dos lenguas destinadas a convivir en tiempos no armónicos; por otro, limitaba el acceso a un texto abstruso y hermético. Se trataba de una modernización que se convertía muchas veces en una verdadera traducción.

Como es sabido, el proceso de traducción pasa por dos etapas básicas: comprensión y reexpresión, eso es comprender el sentido que transmite el texto para luego reformularlo con los medios de otra lengua. En nuestra modernización hemos tenido que añadir otra operación, que consiste en la transliteración del manuscrito, el trámite previo al que hemos recurrido. Tal como lo hemos dejado anotado, la mayor dificultad tanto para el traductor como para el lector reside en que en los textos aljamiados el sistema fónico del español aparece expresado a través de un sistema gráfico no romance sino semita. Escollo que hemos podido superar mediante el proceso de la transliteración del texto, sustituyendo las unidades gráficas del texto de origen, en nuestro caso escrito utilizando el alfabeto árabe, con las unidades de otro sistema gráfico, en nuestro caso el alfabeto latino. La finalidad principal de dicha operación es la de hacer accesible el texto a aquellos que no comprenden la escritura árabe, o a aquellos que aun comprendiendo la escritura árabe no están habituados a leer, o no conocen, las reglas ortográficas propias de las lenguas romances aljamiadas.

Nos parece importante subrayar aquí que transliteración y transcripción son dos técnicas o herramientas no del todo equivalentes, dos procedimientos diferentes que se aplican a un texto normalmente con finalidades distintas. Con transliteración se busca la reproducción fidedigna de las grafías originales, basándose sobre una tabla previa de equivalencias; mientras que La transcripción busca reproducir los sonidos más que las grafías que lo soportan, para lo cual tomará necesariamente en consideración las convenciones gráfico-fonológicas de la lengua de destino.

La segunda fase ha sido la de la comprensión del texto, de su lenguaje y de su realidad extralingüística que tiene mucha importancia para la interpretación del corpus. Cabe señalar que se ha presentado, en este caso, el obstáculo del desconocimiento de muchos elementos importantes del texto como son su autor, el año de su redacción y el lugar en el que se escribió;

168 Véase Alvaro Galmés de Fuentes: “El interés literario en los escritos aljamiado-moriscos”, en Actas del coloquio internacional sobre literatura aljamiada y morisca, Madrid, Editorial Gredos, 1978, pp. 189-209.

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y es el caso de la mayoría de los manuscritos traducidos de obras árabes por moriscos anónimos.

Esto, sin duda, generó ciertas ambigüedades, pero las hemos podido superar mediante el conocimiento del contexto cultural y de la finalidad de su redacción que nos permitió elaborar una reconstrucción cuidadosa de los entornos, además de nuestros conocimientos previos del árabe, del Islam y de su cultura. El hecho, también de disponer del texto árabe original ha sido una ayuda impagable, es de sobra conocido, muchas de las obras en lenguas romances aljamiado-árabes son traducciones de obras en lengua árabe169 de contenido islámico.

Contar con el original nos ha permitido, por una parte, ver como era el proceso de traducción del árabe al romance islámico, y por otra nos ha servido de gran ayuda para comprender palabras o parágrafos de difícil lectura o comprensión en el texto romance aljamiado-árabe.

Sabemos que el contenido de este tipo de textos es comprometedor, se conoce que no fueron redactados sino para una minoría determinada, precisamente para los moriscos que practicaban el Islam clandestinamente con la finalidad primordial de mantener viva la fe de sus antepasados, de allí el uso de los arabismos léxicos, de los calcos semánticos o adherencia casi total al texto árabe.

Nuestro texto es una traducción literal y palabra por palabra, en él se entremezclan elementos árabes referidos bien a la religión, bien a términos técnicos que no tienen una traducción precisa al castellano, o que de traducirlos, perderían parte de su significado. Nos encontramos con fragmentos redactados en árabe; un abundante léxico arabizante o romanizado: del verbo árabe jalaqa ( قلخ) que por antonomasia, con referencia a Dios, significa

“crear”, se forma el verbo aljamiado-moriscos (jalecar) que se flexiona como un verbo español con morfología similar: jalecaste, la palabra árabe jāliq (creador) está romanceada con sus varias derivaciones; así de jāliq tenemos jaleqador; de al-jalq (criaturas) tenemos jaleqados; de jalaqtahu (lo has creado) as jaleqado.

La utilización de la lengua árabe en el manuscrito no es arbitraria, sino que está, en gran medida, supeditada al contenido que expresa. Su empleo está fundamentalmente reservado a la reproducción de textos coránicos, a la oración, a la comunicación con Dios ya que la lengua árabe había sido el vehículo del Islam.

Veamos algunos ejemplos, ya que no es posible reproducir el texto entero aquí, ni entrar en un análisis detallado, nos limitaremos a discutir solamente algunas fórmulas:

Desde luego la palabra Allah (Dios) no admite traducción, es un término con intrínseco contenido espiritual islámico y que tiene equivalente en el léxico religioso romance, pero no se traduce por temor a que éstos los contaminen con sus connotaciones religiosas cristianas. Así, para el morisco Addin no puede traducirse por religión, pues para el morisco, en su contexto sociocultural peninsular, religión significa implícita e indisolublemente “religión cristiana”. Del mismo modo, Addin sería, exclusivamente, “religión islámica”. Lo mismo se aplica a los términos que podríamos llamar ‘técnicos’, referidos al campo religioso jurídico y que pretenden evitar cualquier rasgo cristianizante: asala (ةلاصلا = oración), alchanna (ةنجلا = paraíso), aduae (ءاعدلا = plegaria o suplica a Dios), alfadila (ةليضفلا = virtud, mérito), alhaj (جحلا = peregrinación), entre otros.

169 D. Miguel Asín Palacios escribió en un volumen en homenaje a D. Ramón Menéndez Pidal (1925): “Casi toda la literatura aljamiada es obra de traducción o, al menos, de adaptación de originales árabes, orientales en su mayor parte. Cuando se trata de obras religiosas o jurídicas, hasta se declara francamente el título y el autor del libro árabe traducido por entero y con toda la fidelidad…y cuando se trata de originales árabes, profanos o religiosos, pero de literatura amena, especialmente narrativa, ya el traductor se transforma en adaptador, aunque sin permitirse grandes libertades en la alteración del modelo”.

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Por otra parte, aparecen sin traducir las fórmulas que acompañan la invocación del Profeta y las frases que reflejan conceptos o formas religiosas y aleyas coránicas, sirva de ejemplo:

- Çubhnahu هناحبس) ) ¡ensalzado sea! (expresión que se pospone al nombre de Dios) - Sala Allahu alayhi wa çalam (ملسو هيلع الله ىلص) (bendígale Dios y le salve) - Allahu akbar )ربكأ الله( (Dios es grande)

- Biçmi allahi arrahmani arrahim )ميحرلا نمحرلا الله مسب( (en el nombre de Dios, clemente y misericordioso)

La adherencia a una traducción literal da lugar a varios calcos semánticos entre los cuales se puede mencionar los siguientes ejemplos:

- Çallama taçliman اميلست ملس: salve salvamiento - La gayata lahu هل ةياغ لا : no hay fin a él

Esta traducción palabra por palabra ha llevado a veces a la total desfiguración del contenido original e incluso a la inversión, a veces del sentido, lo que nos ha conducido, en varias ocasiones, a someter algunos pasajes al cotejo con el original árabe.

De ahí la modernización de este texto no ha sido una tarea fácil, sobre todo con la intención que teníamos de mantenernos fieles al texto original y hacerlo accesible a un número amplio de destinatarios.

4. Modernización versus Traducción

Para lograr el objetivo trazado, él de verter en lengua moderna todos los valores que encierra el texto y poder así transmitir su espíritu y todas sus características al lector actual, nuestra modernización se ha convertido, en un momento dado, en una verdadera traducción o más bien re-traducción dado que estamos ante un texto que ya ha sido objeto de una traducción en otra época.

Modernizar textos antiguos implica una dificultad añadida a las múltiples que lleva consigo la modernización/traducción de un texto literario, ya que, debido al alejamiento cronológico, a las circunstancias históricas y sociales que han condicionado la redacción de este texto, nos enfrentamos a la reconstrucción no sólo de los códigos lingüísticos, sino también de unos códigos culturales prácticamente desconocidos para el lector actual, guiados por nuestro fin de devolver a la vida una lengua y una cultura del pasado y que a su vez son propias de un momento histórico determinado.

Por lo demás, nos enfrentamos a veces con pasajes oscuros, imposibles de interpretar. Ni la gramática, ni el diccionario, ni la imaginación vienen en nuestra ayuda y hay que reconocer que no se entiende un pasaje o a veces algo más desesperante: uno sabe lo que quiere decir, pero no cómo expresarlo en la lengua meta.

Numerosos teóricos y traductores de épocas diferentes y desde distintos puntos de vista han señalado que un traductor debe conocer ante todo la lengua propia, antes incluso que la lengua de la que traduce y la materia traducida. Según Peter Newmark: “el traductor ha de conocer bien su propia lengua, el asunto del que traduce, y la lengua de la que traduce, por este orden. Si sobresale en el primer requisito, evitará con frecuencia cometer errores funestos en el segundo y en el tercero“170

En nuestra labor no sólo hemos intentado trasladar las palabras del original, sino también captar y transmitir el ambiente histórico, cultural y social del texto para así poder ofrecer a los lectores “una lectura comprensible y fiel a la intención del autor”. Nuestra tarea ha ido más allá de un simple ejercicio de lingüística aplicada y de transferencia de información lingüística y

170 Tomo la cita de López García, p. 12. También Dryden lo afirma: «antes de atreverse a traducir de una lengua extranjera, parece que es necesario ser un buen conocedor de la propia», Dámaso, p. 96.

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estilística. No solo hemos intentado adecuar la ortografía y sintáxis adaptándolas a los usos actuales, sino que hemos tenido que descifrar el discurso islámico subyacente y traducirlo de forma adecuada y explícita en la lengua romance correspondiente. Por lo que esta versión modernizada ha pasado por algo o mucho de traducción. Decimos traducción, porque según nuestra opinión lo ideal sería que el lector actual de lenguas romances pudiera acceder al contenido del texto sin tener la sensación de estar leyendo un texto exótico o extraño, ya sea por lo referente a la sintáxis y la ortografía, ya sea por lo que hace al contenido. Se trataría de reproducir en el lector actual la misma sensación que tuvieron los lectores a quien iban dedicados estos textos en su origen.

En nuestra modernización/traducción hemos buscado nuestras belles infidèles manteniendo ciertos arabismos nada más para conservar una peculiaridad que se desgranaba de un universo abigarrado y mecido por ese sentir arabo/hispano andalusí.

A modo de ejemplo:

- Mensajero de Allah (Dios);

- Volví la cara al ver a su mujer, una de las huríes (mujer del paraíso); - … con los trenzados descubiertos y los tobillos de aljiljales adornados (pulseras)

Hemos privilegiado, también, la equivalencia dinámica manteniéndonos más “libres” a la forma del texto fuente; cambiando el orden de las palabras, omitiendo y agregando o modificando la forma de palabras y de frases hechas con el objetivo de adaptarlas más al lector de la actualidad y agilizar su lectura. Nos hemos desviado en mayor grado del original; hemos hecho uso de menor cantidad de comas y mayor cantidad de oraciones principales.

5. A modo de conclusión

Como hemos dicho la modernización no es una actividad sencilla y mucho menos si el objetivo es realizar una versión contemporánea de un texto antiguo creado en realidades y circunstancias distintas, perteneciente a un momento histórico y cultural diferente al nuestro propio. Nos hemos enfrentado con la dificultad para encontrar el equilibrio necesario entre la fidelidad al lenguaje del original y la adaptación a los lectores.

Modernizar, en nuestro caso, era traducir lo traducido. En tal modernización/ traducción nuestro interés no estaba puesto en que el mensaje de la LM coincida exactamente con el mensaje de la LF, sino en mantener en la LM la misma relación entre el receptor y el mensaje que existía originalmente en la LF; conscientes de que dos sistemas semánticos no pueden devolverse mutuamente su imagen ni establecer una simetría real, ninguna forma semántica es atemporal .

El original y la traducción nunca coinciden, porque son dos realidades necesariamente distintas. Si coincidieran estaríamos ante dos objetos idénticos. Steiner lo ha resumido de la manera siguiente: “ninguna traducción puede ser total, ninguna puede transferir a otra lengua toda la suma de implicaciones, tonalidades, connotaciones, inflexiones miméticas que internalizan y declaran las significaciones (... ) Algo se perderá, algo quedará elidido; algo se agregará por el impulso de la paráfrasis„171

171 Steiner, G.: Antígonas. Una poética y una filosofía de la lectura, Barcelona, Gedisa, 1987, p. 159

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Figura 2: ms. 1907, Tanbīh al-

Ġāfilīn, Biblioteca Al- Qarawiyīn, Fez, fol. 4

Figura 3: Tanbīh al-Ġāfilīn, Cairo, fol. 2

Referencias Fuentes primarias

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Références

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