PRbCloS L)E
SÜ6(J151CIOiN.==Eii Madrid,
por un nits, o rs.por irts id S. En [iroviiicias, por 1res id. 10
realesp á2 sellos
seooillos del fran.|ueo de cartas. Ultramar y estrangero, por un<ño, SO.—PUMOS DE SUS
CllICION.—En Madrid: En
la Administración, eaile de los Caños, número 7, cii.àrlo bajo,—En provincias en
casa de los
corresponsales
enlos
puntos en ([uelos hay, ó girando letra sobre correXísl^avor del Administrador
D.
Joaquin G.
yMegia, ó bien à favor de la líedaccion, sita en la calle de Celon!., lúmero i2, cuarto 4.°
ADVERTENCIA.
Por motivos
particulares
sehan visto precisa¬
dos á salir deesta corle
el Administrador de El
Eco y
el único Redactor
queen Madrid residia, y
esta ausencia ha
sido la
causade
nohaber
apa¬recido el número
correspondiente al dia 10 del
presente
mes; peroesperamos no tardar en in¬
demnizar á nuestros
favorecedores de la falta en
que
involuntariamente hemos incurrido.
Con el
próximo número serviremos todas las
reclamaciones y encargos que se
nos haya hecho.
Diagnóslico equivocado de una lesion intestina!.
El dia 13 de enero de 1855 fui llamado para asistir unayegua
de tiro de lujo,
razaalemana,
ca.s- taña dorada, cuatroaños, siete cuartas yseis dedos, propia de don lUmon Piiigmartí; la cua| enfermó de
improviso sin
causaconocida,
puessela cuidaba
conlodo el esmerode un animal de recreo y no se
liabia
efectuado cambio
alguno'en
.suservicio
yalimén-
tacion.
En,el
aspecto.del animal
set'raducia
unestado
dedejadez,
do ^indiferencia y tristeza; las mucosa's
aparentes
estaban algo inyèçtadas, la boca caliente;
y
las papilas de los.bordes de la lengua, prominentes
y
encendidas, constituian los límites del sarro sabur-
ral
grieleado
ygris
quecubría la. cara superior de
estedrgano.
La
yeguaofrecía
unpulso lleno y algo
acelerado, volvía la
vista al ¡jar, deseaba estar echa¬
da, en ciiya
posición permanecía tranquila ; la res¬
piración y
temperatura del cuerpo no habian cam¬
biado su ritmo y
estado normales, el aire espirado
erafre.'co; pero
al abrir la boca, se notaba muy pro¬
nunciado el olor que
despide la
masaalimenticia
durante su
permanencia
enel estómago. '
Diagnóstico. Embarazo gástrico, acompañado de
irritación intestinal.
Tratamiento. Fricciones
sinapizadas
enlos re¬
mos, brcbages,
rnielados
ytartarizados, labativas emo¬
lientes
repetidas, fiiegas
secas,reposo, enmantar y
ádietar al anima!.
Dia 14. Se le ha visto
deponer
encorla canti¬
dad unaorina sedimentosa y
blanca. Las labativas,
que
retiene bastante tiempo, arrastran algun cagajón
duro,
pequeño, acastañado
,y vestido de un moco
blanco, que
nadaba igualmente
enel líquido coagu¬
lado bajo la
forma de ti.ras
yláminas. Hay ligera
timpanitis
yretracción del lábio superior: la yegua
escarba de vez en cuando, no
quiere
agua,rehá^a
los alimentos y se
resiste
contenacidad á tomar los
brebáges.
El estado saburra! es idéntico, se oyen,
por otra
parte, borborigmos, seguidos de la espul-
sion de gases
intestinales;
ynada notable se observa
en la
respi.'^acion
yaspecto general.
Se continúa
propinando los brebages.tartarizá'dós
y
fre,cuentes labativas.
Dia\o. Persisten
los mismos sintbmás'y
es ya notable la falta deescrementacion, siendo asi
que nocésan los
borborigmos,
yel braceo manifiesta la va¬
cuidad del recto; aparecen
siempre los eoágülós mu¬
cososnadandoen el
liquido emoliente de las labati
-Año iv. miercoles 20ce .\r.osto re
1856.
REDACTADO POR
X)o« {AVagncf y olílfaiti'^ ODou cíuau 'Seffea N^icéii y (Dow iíeoticio J*. ^affeyo
SE
PUBLICA TRES V ECES AL MES.
EL
PERIODICO DE INTERESES 510R.\LES Y 1I4TERÎALES.
CI fi EL ¿To¬
vas; mas no por eso son mas intensos ni repelidos los dolores cólicos. El animal ostenta por intervalos la cabeza
erguida,
relincha, comepaja
conafan;
y mas tarde estiende el cuello,baja
la cabeza hasta tocarcon el hocico en la cama, ó bien se echa y queda
tendido, regularmente del lado derecho; rehusa el agua de fuente, y la calentura no se presenta de un modo decidido.
So practica una corta sangría de una de las ve¬
nas axilares; y
atendida
la dlliimltad de administrar los brebajes, se compone un electuario con goma, aceit'^. de almendras dulces, miel ysuliclente
canti¬dad de regaliz en polvo. Se prescribe además lavarle la boca y colocarle un rato por mañana y tarde un masticatorio compuesto de trementina, alcanfor y asafélida. Se insiste también en el
empleo de los si¬
napismos y
labativas
frecuentes.Día 16. Coiitiiiúan el mismo estado ytratamien¬
to: una segunda sangria
de la
otra axilarmanifiesta,
como la del dia anterior, que no
hay alteración algu-
na^en lasangre ni
desproporción
entre susprincipios
constitutivos, lïs, no
obstante,
muynotable
que elanimal
siga
rehusando 6l agua clara, que se pase dias.enterossin comervt^-de, paja,
grano, ni salvado que sele ofrece, y que no defeijue, á pesar de los repetidosborborigmos,
de la espulsionde
gases y de haberdesaparecido
ea parle el-estado saburral de la :boca.Dia 17 y
¡8. Las
alternativas deapvio
y em¬peoramiento hacen vacilar el
pronústlcó;
pero nadahuenp hace esperar e.sta persistente falladc toda eva¬
cuación.alvinalaresistencia delanimalá tomar losre-
inedíos y su repugnanaia porlaagua clara-,
Se.agre-
gaal tratajnienlovahosaromáticos
dirigidos
al vientre.Dia 19. Nada d§ defecación: loscólicos so.n mas
frecuentes,
la timpanitis mas tenaz, la orina rara;pero no hay liebre, sed, ni dolor en la
posboca
queimpida la
deglución.
Por lo demás, ,no sé observasíntoma.alguno
qneindique
una afección en los órga¬nos del pecho.—-El mismo tratamiento: se resiielve alcanforar la opiata nieñcionada antes.
Día 20. Lossintemas se suceden con inconstan¬
cia: alarmantesalgunas veces,
desaparecén
despuesunosy. ceden otros, de mudo que harían
pre.-agiar
una convaleceucia próxima, si la
reproducción
de loscólicos,
do la timpanitis yde
la agitación del animalno viniesen á revelar sn verdadero estado.
Día
21,
22 y25.
Sin cambioalguno esencial enlos síntomas y en el plan curativo, no se alcanza una razón satisfactoria que
esplique
cómodespees de
una abstinencia tanprolongada
no haenflaquecido
el ani¬mal de un modo notable; -sns
ijares
no están arre¬mangados,
marchacon desembarazo y su aspecto es altivo. Sinembargo,
la falta de evacuaciones alvinas yija,vacuidad dtl recto hacen temer un término fatal á'la dolencia., Dia%'í, Se resolvió darlohm purgantecompues¬
to de áloes,
ipecacuana
y genciana en forma', deopiata;
y á pesar de que no tomó una sesta parte, .siendo así que solo el áloestig'uraba
á„ladosis de una rnza, sobrevinieron cólicos que serepitieron
todo eldia,'
haciendoprecisa la administración tie brebages
gomosos
laudanizados,
laaplicación
desinapismos
á las paredesabdominales,
baños libios acidulados convinagreen los'lomos y
lábalivas
emolientes.Dia 25. Como el animal no comía desdemucho
tiempo
loindispensable
para subsistir ni aun en re¬poso se
le
presuribió caldos de piés de carnero, za¬nahorias y patatas, mezclándote en frío algun hue¬
vo ó leche y se le propinaron labativas con agua en blanco. Se desistió del uso del purgante, temiendo
reproducir
los dolores intestinales del día anterior.De este modo pasai-on los dias
26,
27 y28,
per- ,s,i.stiend.o siempre Ipsborborigmos;
pero sin verdade¬radefecación. Si en tan
largo periodo
salió algunoqueotro
cagajón,
era tan duro, pequeño, acastañado, y vestido de moco cuajado, que nadabaimpermeable
en el líquido de las labalivas. Los coágulos mucosos quearrastraba dicho líquido, que el animal retenia
menos
tiempo
que al principio, no eran ya morabraiii- formes, sino amoríos como los de la leche, si bien; mas tenaces á la presión deldedo y como estoposos;
observándose que la yegua,
después
deespulsarlos, quedaba
mas tranquila.Zl/rt30y3l.
Seemp'earon
labativas purgantes de cocimiento de sen y malvas con -áloes y lar.laro emético; perosiempre
provocabandolores,
que cesa¬ban a virtud de otras emolientes. El animal apetecía
algunos
dias salvadoremojado
ybebía agua; pero en oti'os i'ehusaba tojo alimento-, y entonces se recurría á los caldos y labativas harinosas.Entre tanto , y á pesar de los agentes pur¬
gantes
empleados
, de los vahos aromáticos ydo
la aplicación de sinapismos al vientre, no se'slia- bia podido obtener uíia sola defecación 'formal desde el,13 de enero, en qne
piúncipió
la enfermedad, has¬ta,el 1.de febrero.-
Poi Gn, despues
de
ensayar, labativas animadascon aguarrás y una ó
dos
gotas de aceite de crotontiglium, y
de,propinar segunda
vez, con idénticos re¬sultados á los anteriores, otra cucharada de la
opia-
ta^piirgantetónica,
el4 de
febrero,,despees de
una nóché ymahana
fatales, sobrevinieron indicios segu¬ros de la agravación del rrial: hasta entonces- no se habian resentido la
respiración
y circnlaciun; pero la primera se hizo laboriosa, la segunda acelerada, el pulso confuso, y se enfriaron las esireraidades; locual unido al oslado
agitado
yangustioso del animal, fueron loápreludios de
supróximo fin,
que tuvo lu¬gar al entrar la noche.
Inspección cadavérica.
Nada de particular, en elestorior del cnei'po, en el estado de las carnes ni en las cv.vidades cerebral y
torácica
con susdepen¬
dencias.
Abierto el abdómen, se echó de ver que existia
una perforación intestinal,
atestiguada
por lapresèn¬
cia de los eserementos en la cavidad del periloneo.
Esta membrana, en vez de presentarse tersa, tras¬
parentey
delgada,, rellejaba
un color blanquizco y te¬nia mayor
densidad.
Porotra parte lafluidez
de lamasa estercorácea derramada indicaba la coexisten¬
cia de un
depósito
seroso yesplicaba
porqué el ani¬mal no aparecía
trasijado despnes de
unaabstinencia
tan
prolongada.
' -DEiA VETEftlNARlA.
DesJe laboca al estómago
perfecta integridad:
esta •vís:3era estaba medianamente llena
de' salvado.'
Eímteslino
delgado; il's^o también, contenia mncosida-
cosidades teñidas de amárilio por
la bilis,,
comoel
salvado. El ciego,
igualmente
sano, sebailaba di-
láíadb por gases.
En la cara esterna y
superior de la porpion
as*cendente.del colon, en medio
de
susabolladimas,
se notaban tres,desgarraduras trasversales de
unos cioGD centímetros de:estension
,á
pocadiferencia
iguales,
bien distintas,
quesolo interesaban las pare¬
des
peritoneal
ycarnosa,debidas probablemente á la
distension del'inlestino por
ios
gases ysin duda
pos¬teriores á la-muerte, puesto que
ni el
menorequimo¬
sis rnancbaba sus'bordes..
Én niediodé la
encorvadura gástrica del mismo
intestino, en sn parte
libre
y convexa,existia
unaperforación trasversal,
comode veinte centímetros
con rotura de unade las bandas carnosas y acompa¬
ñada de eslravasacion sanguínea que
enrojecía los
bordes deesta solución de
.cgnlinuidad:
porella
se había verificado, el derrame de lasmaterias fecales á
la cavidad
peritoneal.
El interior del cólon,
innexionado
enloJa
su es¬tension ,
contenia,
pocosescrementos
y sumucosa
ofrecíaarborizaciones sanguíneas,
placas amoratadas
y
varices
yaneurismas de
sured vascular, mas es-
tensas en su -porción
ascendente.
En frente de la
perforación habla
unaúlcera
pro¬funda, de formz elíptica y
de
unos15 centímetros'de longitud,
cuyofondo apoyaba
enios gringlios linfán-
ticos que ocupan
ios inlervalos de las hojas del meso-
cólon al separarse para
cubrir el intestino
ensus pohciones ínllexionadas: esta úlcera amoratada, ter¬
minada por
ángeles agudos
y consinuosidades cerca
do susbordes,
contenia filamentos blanquizcos
que re,cordal)an los coposesponjosos espelides
conlas la-
bativas. Sus bordeseran duros, revueltosy gruesos, gracias
al
espesoradquirido
porlas membranas mu
¬cosa y muscular,
únicas
que.habla horadado, pues la
serosa estaba intacta. Todo indicaba que á
la úleera
habla
precedilo
untumor enqnistado, que obstruiria
la cavidad del intestino é
impidiria el
pasodo las
materias fecales, causando, además, por su
presión
lio
interrumpida la distension
yrotura progresiva
de la
pared intestinal opuesta.
Todos los demás órganos
estaban
sanos.Reflexiones. En vista de las lesiones halladas en
laautopsia se
deduce
quehubo
enel
caso que nosocupa un error
de diagnóstico del cual
sesiguió
un tratamientoequivocado,circunstancia
queconstituye
el
principal interés de esta observacien.
A.1
principio, la presencia de
untumor
masó
meno.s voluminoso en la
porción inflexionada del
co¬rtón, es
decir,
én unpunto de este Intestino donde el
curso de las materias
aliraenticio-escreraentioias ha
deser naturalmentelento,
motivarla la falta de de¬
fecación, que se
atribuyó,
nosin motivo, á
unain¬
digestion.
Posteriormente, la ulceración
del mismo
tumor,anticipada sin duda
porel
usode sustancias purgan-
gantes, yla perforación de la pared intestinal opues-
tarcon rotura deTa banda ■carno-sa,
concúrririau á
sostenér ia
snpiiéstavcnnstipacion;
yainterrumpiendo
el rnovirniént¿
peristáltico
poruna'Solocion'de conli-
■nuidad míiseníar y aun por
el dolor,
oratambién fa¬
cilitando .elderrame'de'los escrementos á
la cavidad
del peritoneo.
La
persistencia,de ios borborigmos consistiria ien
que,.aquellos
obstáculos iioembarazaron las desi.tna-,
clones de los gases, que se
desarrollarian
encantidad
eonsiderabifi, por el
desórden
qne esconsiguiente
hubiese e 1 las funcionesdigestivas.
Las vicisitudes y
alternativas
queofreció la
mar¬cha del mal no permitieron
sospecliar
qne setrataba
de una
legion,orgánica: lejos de
eso,esta circunstan¬
cia, unida al estado
áp'irético del animal, á la desapa¬
rición dela .saburra de labocay á
la fisonomía
es¬pecial del
conjunto de
síntomas qne seobservó, indu¬
jo mas y mas en error,
simulando- las alteraciones
periódicas de
unaindigestion crónica.
Lo único qne pudo
dar logar á duda
acercado
la naturahza de la afección, fué la
espuision continua
de coágulos
purulentos análogos á los bailados en el
fondo dé la úlcera: á haberlostenidopor
tales,
sehu¬
biera
sospechado cuando
menosla existencia de la
úleera, yacaso con un
régimen dietético y el uso
esolnsivQ de los emolientes se
iiabria conseguido al¬
gun éxito'antes
de prodncida la perforación mecáni¬
ca, puesto que en
los bordes de la ulceración se ha¬
llaron indicios de pezones
celnlo-vascuiares. Pero preocirpadó el ánimo
por unjuicio anterior, varia.s
vécésconfirmado, y
mediando la coincidencia de apa¬
recerlos inencioiiados copos
amorfos cuando
seprin¬
cipió
áadininistrar los, caldos con Igche, ee los tomó
por
coágulos de este líquido. Esto prueba cuanta
circunspección se
requiere
paraapreciar en la prác¬
tica el valor
respectivo de los ¿íntomas de una enfei--
medad: en el caso en cuestión, por
ejmplo,
era e'a eircunslancia,pocolsignifioativa
enapariencia, el in¬
diciom,as
positivo;
y yo nohubiese dejado de darle
toda sn
importancia á detenerme
mas ensu exámen.
liéaquí por
qué
creoútil publicar este trabajo.
Una úlilma observación, inci
lenta!
perointere¬
sante, antes
de concluir: queda manifestado que las
tresroturas ó
desgarramientos de la porción
ascen¬dentedel cólon interesaban solamente
las túnicas
pe¬ritoneal y
muscular. ¿Indicará este hecho que la mu¬
cosa es la masesíensiblede las
membranas intesti¬
nales?Así parece, en
efecto.
Gerónimo Darder.
BE»iTIDOS.
Señores redactores
del Eco
de laVeterinaria.
Muy
señores mies
yapreciables compañeros: Tal
vez elúnico momento que en
mi vida profesional lie
disfrutadounagrata
sensación ha sido al leer
enel nú¬
mero
95 del periódido, que con tanto acierto redactan,
la inauguración
de la «Academia central española de
EL ECO
Veterinariaí.
Tiempo
es yaquelos
veterinarios espa–oles, desechando la tutela ominosa de losque
antigua¬
mente se creian los prohombres de la clase, que
han
sumidoen la
degradación,
hagamos ver que si estos,sugeridos
por innobles ambiciones, se separaron delprestigio
que lesdaba
laantigüedad
, desechando elFecundo
principio de asociación,
sin el cualninguna
institución puede ser sólida, los veterinarios del dia convencidos de esta razón fundan su existencia y
la
condición desuestabilidad en corporaciones
veterina¬
rias. En el dianada poseemos los veterinarios que se parezca
á
estasdignasinstituciones,
yhé
aquí la causa de que yayacada
dia declinando nías y mas la profe¬sión comotodo aquello que existe sin basey
sin
punto deapoyo.Efectivamente
elprincipio de
asociaciónbien concebido y sabiamente aplicado, es por escelencia elprincipio del
progreso,de
la libertad, yal mismo tiem¬po
(le orden; el móvil
masenérgico de los intereses ge¬nerales yparticularesy también elfreno mas
poderoso
del
egoísmo.
¿Que quiere decir sentido común? Co?i-smsiis omnium-, es decir, el
juicio
de todos, la reunion de las voluntades hacia un objeto común de utilidad.Apliqúense
estas máximas á una reunion de hombresgrandes é ilustrados
que las fecundeny trasmitan álaposteridad,
yfácil
nosseráconcebir sus inmensos re¬sultados'. Estoesciertamente lo(pie sucederáá lascor¬
poraciones veterinarias,
yalas
consideremos como cuerposacadémicos
dedicados á laperfección
de la ciencia, yacómoasociaciones gremiales instituidaspa¬radefenderlos interesesde laprofesión yestablecer el orden y la
disciplina
enel ejercicio de ella Cada vete¬rinario^formaràentoncesparte
de
una grandey solida¬ria unidad, observará con
empeño
los estatutos, yde¬
fenderá los
privilegios
de la facultad, porqueraciona,!
6 instintivamente conocerá queel honor, la consideración yel porvenir
de cada individuodependerá
únicamente de la corporación; por lo mismo todo veterinariocon¬tribuirá á la dignidad de la asociación por su mérito,
sus talentos, su
reputación
y suposición
social; yáqüel
fjue nocnnmla estos grandes deberes,
óque por su con- flucta se hagaindigno
de la sociedad á que pertenezca,sea irremisiblemente borrado de la lista. Unicamente así se moralizarán las cot;tumbres
profesionales
yel
hombre cuya conducta individual, por.
desgracia,
nosea de las mas
dignas, llegará
áadquirir
moralidad por mediode la asociación yporía
coniunion conla inteli gencia yel honor de los
demás. Solo deeste mo(lo sepropagará cada dia másel
espíritu de
unionyde fra¬
ternidad; así se defenderán vigorosamente los
intereses
y
privilegios
de laclase yde
susindividuos, porquelaofensahecha á uno de ellos será la ofensade losdemás,
y asi por
último
semantendrá aquella unidad y regula¬ridad de acción que tanto
contribuye
al lustre y prp-ponderancia
social del profesorado.CicrtO'Cs.que los abusos
introducidospor eltiempo,
V la
corrupción
de lascostumbresenla clase llegaroná¡"omcntar el cgoi.smo
despótico
yde
pandilla de losque debieronconílucirla por la senda debida, y también es cierto que (ístos viciosles hicieron incurrir en el odio y eldescrf'dito,
justa recompensade
su mala ytorcida producción.
Ysienlqosto-evi.dente, como
no,puede dudar.se,
¿quérazones
[¡odrian
aducirpárá
salvarunaresponsabiñdad
detanta trascendencia y (¡uetan.directamente pesa sor brc los hombres
(jiié
noshan aitiquflado sin
considera¬ción ni respeioal
sántuaiió
de laciencia?¿Y .sinó
qué.vcntajas hemos
sacado, québienes
nos han venido desu d'irec'cion?¿'Gozamosacaso los veteri¬narios del (lia mayores
consideraciones
que nuestrosantecesores? ¿Poseemos mas
riquezas
y gocesmateria¬les? ¿IVos hallamos mas en posición de ''avorecer á los quereclamen nuestrosocorro y de llenar la noble mi¬
sión que s;e nos
ha
conferido? iMu\ lejos de eso. Cada veterinario vive aislado entre sus comprofesores; no hallándoseligado
á ellos conninguna
relación de inte¬rés ni de comunidad, suele obrar lasmas veces en sen¬
tido contrario á la dignidad é interés de la clase,con¬
tribuyendo
tal vez al descréditoy la ruina de esta, y haciéndola eljuguete
yel escarnio de las demás.
lié aquí la causa dequeal
implorar losjs-ofesorcs
el auxi¬lio que las
leyes
delien prestarle, veanfustradas susjustas esperanzas, y
de
arpií resultaquela
compensa¬ción de susmayoresservicios seanpagadoscon la mas negra
ingratitud
yhasta
con insultantedesprecio
por parte de fos favorecidos. El nombre, de veterinario ha venido á ser unobjeto
dedesprecio
para.el vulgo ne¬cio, y aun para
algunas
clases que se llaman ilustra¬das, y quefio poseen mas que unaridiculay pedantes¬
ca vanidafl; según ellos, estamos destituidos de toda consideración social. Aun no basta esto:nuestra cien¬
ciaes en el diahollada porlosmas groseros é ignoran¬
tes charlatanes, los cuales,usurpan conelmayordesca¬
ro(1) las facultades del veterinario, poniendoá vilpre¬
ciotanimportantes servicios; ofrecicnda laque nipue¬
den, ni saben, ni les interesa
cumplir,
yhaciendo
deestemodo que el público
pierda
fa fe yla
confianzaen la ciencia, cuyosadeptos
seanuncian."
Yqué... ¿permaneceremos pormas
tiempo
friós es¬pectadores
de- nuestra ruinay descrédito? ¿Permitire¬mos que así se nos
arrehate"nuestra
forluna', nuestrahonor y nuestragloria? ¿Dejaremos deaplican el reme¬
dio tan solo porque la enfermedad sea crónica? Nó,ya
es
ticinpo de
que volvamos sobrenosotrosmismos,'y
amaestrados por tantas
díjsgracias, hagamos
ver al mundo quelos
veterinarios le son necesarios; que(lenosotros
depende
en gran parte subienestar, y que por lo mismo merecemosserconsiderados
y premiadosmuyde otro modo que lo somos actualmente. Para conse¬
guir
tanimportante
objeto bastaque nos unamos cor-dialmcnte, y que olvidando preocupaciones, ciiyó ori¬
gen no es
de
nuestrotiempo
, y en lasque no estamospersonalmente
comprometidos, nos asociemos yforme-
píoscorpoiaciones tan compactas y sólidas por sufra¬
ternal comunión, como fuertes por su iníluencia y
la
santidad desu
objeto:
entonces y solo entoncesnos"se¬
rá fácil elevar la clase al
grado
déesplendor
que s»merece.
Sírvanse Yds., señores redactores, dar
acogida
en su'apreciable
périódico á lasprecedeútes líneas, si lasjuz¬gan
dignas
de ocuparunlugar
cn suspáginas, á lo que les viviráeternamenteagradecido S. S. S. Q. B. S.M..Miguel Linakes.
Sevillay
julio
13 de 1836.Señore's redactores del Ecode la vetetunaria.
Muy señores
mios: espero de su bondad se sirvan insertar en el mas.próximo
número de su apreciablepe.riórlico,
el siguiente comunicadoqueigual
remitocon estafechaal ISolelin.líallegado á mi noticia pormasdeun
conducto.quo
varioscomprofesores se ocupan con frecuencia de nií, (t) Es de iiifci ir que lasacadciciaspungan pronlor'erue- dio, eomo yahan pronietido, á tanescandalosa iiit''m·ion.
HR I,A VETEniN:\IU\.
y
al
ocuparsesin rcspelo ni consideración á mi aecoro
y,
repulacion, lo hacen
paraalribuirme
conoíros la
pa¬ralización que
ha sufrido
elreglamcnlo de
«Yclcrinaria
Militar» ec su luareha; valiéndose para
ello de inter-
,prelar
de
una manera pococahalleresca
ynada justa,
^laligera
cooperación
queyohaya podido" emplear
parallevar acaho esaohra tan ansiada por
todos los profe¬
sores de la clase militar.
Este pobre
pensamiento
quepor suíndole
yalleva
ensí la merecida
apología de
sus autores,podria des¬
truirse fácilmentecon dalos irrevocables, pero
babria
necesidad dedescender alterreno de las
personalidades;
y
respetando
estacircunstancia,
noquiero fomentar
cuestiones que
rclluirian
enperjuicio de
nuestradesgra¬
ciada clase,
digna de
otra suertealgo
masbalagUcña
que
la
queboy disfnita.
Pretender sincerarmeante unaclase cuyos
profeso¬
res en sumayor número meconocen
bien à fondo,
se¬ria hastauna ridiculez, contentándomeúnicamente con apelar á su
buen cricterio; sólo
síbe creido
quetorpes
imposturascomola
que á mí se meacrimina,
noreco¬nocenotro
origen
que unaimpremeditada cavilosidad ó
un fin siniestro, y esta reprobable conducta
ba sido
y serásiempre el semillero de donde brotan los inumcra-
bles
disgustos
que continuamenteesperimenta la clase
de Veterinaria Militar;y porlo
mismo, quiero dejar
con¬signado
que protesto yrechazo de la
manera mas so¬lemne las acusaciones que se me
hacen, retando
para ello á mis leales adversarios y átodos
cuantosmecono¬cen, á que
digan
(ypermítaseme
estenoble orgullo) si hay alguno
enel círculo de
susrelaciones
quebaya tra¬
bajado
con mejorbuen dçsco bácia el bien general de
laclase, y que baya
mirado
con masindiferencia el
interés
particular;
yautorizo
á todo el queconmigo
se relacione á quepublique si
en alguna ocasiónle be ha¬
blado ó eseritocon la mas ligera mira de egoismo.
Yo
lamento como el que mas el deplorable
estado de la
clase, aborrezco losenigmas, y
desearia
quede
una vez.'e descorriera el velo que tamo nos
perjudica,
y yaquitado
elantifaz á la
máscara, conociéramosde
unamanera evidente la verdadera rémora de-nuestro tra- ueteado reglamento, y
trabajariamos
deconsuno para eslruirla, y parahacer
quela Veterinaria Militar pal¬
pase muy
luego los ben.clitios qiíe
tantotiempo hace
sele han
prometido
; dejándose de bablillusimpropias
átodapersbna decente y
mucho
masálas científicas,
ynoaventurarseá
,prejuzgar de hombres
que,analizados
despuessus hechos yantecedentes de
una manera im¬parcial, quizá puedan
merecerotracalificación distinta
dela queantes stí; les ba dado.
Jamás hubiera
apelado
á este recurso que tanto siento sino hubieracónoeidq
que enél encontraba el
dobleobjeto de destruir las injustas ofensas que se me infieren, y de que por esteconduelo puedo hacérselo
saber á misdetractores, y en su delicadezaestá denun¬
ciary probarlos
bccbOs'que
contra mí resulten, de lo contrario será un méritomaspara conceptuarlos en laguerra que contramí han
empeñado.
Queda
de )'ds, señores redactores, con la mavor consideración su mas atento y s. s. q,b.
s. m.To.uÁs Castillo(1).
^
Alcalá de.IIenaFes 14.de agosto-de 185S.
;_
(1) Aun cuando
ennada nosatañe el contenido det ante¬riorconiniiicádd, oreemostia'eér'jústícia á-ta tionradezjjr.lia¬
da de don 'fom.ás Castillo,significando etdisgustocon quelie¬
mostcido tasioTuodadas quejas que contraun profesor Lan benemérito puedatialiérlanzado'quien no tonga el gusto de
«mocerleá fondo. L R.
Señores redactores del Eco de lavetetunania.
Espero de Vds.
qnetendrán la bondad do dar
cabidaen su
periódico á las siguientes lineas, si las
conceptúan dignas
de
ocupar suscolumiids.
Animado dé los
mejores deseo.s
enfavor de la
ciencia veterinaria, y
vistos los diferentes imniins
propuestos para
elevarla á la altura
quepor miiclios
concejdos le
corresponde, quisiera coulríbnir á su
debido
esplendor
en cuantomis débiles fuerzas alcan¬
cen, y por lo
mismo séame permitido emitir mi [lobrtí
opinion sobre
este asuelo.A mi modo de sentir, uno
de los juincipnles he¬
chos que se oponen á su
indicado esplomior
esla di¬
versidad de clases admitida boy para sii
fjccncion,
á pesar
de
que,siendo
unala ciencia,
u.iosolo debo
ser su ministerio, unos
mismos ledos los
quela des
-empei.en.
Esa multitud de clases,
en queestá dividi¬
da y
subdividida,
aunqueella lo repugna, conduce
únicamenteá
rebajarla de
sudignidad, prodncieiido
protesores á
medias
yocasionando oirás funest s
consecuencias. Para demostrarlo con
toda claridad,
me
ocuparé de algunas de
susclares
ynos convence¬
remos de la verdad de mi aserto.
Esos veterinarios
de segunda
clase,
qne cursan enlas Escuelas subal¬
ternas, en
primer lugar
noesludián ludas las mate¬
rias propias
de la ciencia
ysin embargo ofascan ade¬
mas Sil
imaginación
conlas
qneel pian de esludios
vigente
les lia pretijado,
porque sonmuii'.-.s con r e¬
lación al corto
espacio de tiempo de
su carrera.Sa¬
len, pues,
veterinarios imperfeclos
ymuy per bajo
en inslrnecion á los qne hacen sus
esludios
enla
cen¬tral, que en mas
tiempo,
y porlo tanto
mascómoda¬
mente, se empapan en
todos los tratados
queconsti¬
tuye la ciencia,
siendo
en suconsecuencia completos
profesores. Y si esto sucede respecto á los veterina¬
rios de 2.* clase, entre
tos
quehabrá algunos
quepor su
priviligiado cerebro, ó por una constante
ajilicáciort,
seencuentrenal nivel de los de primera ó
por lo menos se
le aproxitnen^qnó no podré decir
acerca-40 la állDeiteria? Entre los de esta
clase, á
que be tenido el disgustodé perdénecer, el que haya cn-
éonlrado ttir
prtiFesnr velertnario
quelo enseñe
se distingiriráde los demás;
pero¿podrá no obstante
eomparar-se con
los
qnehayan sido cdircados en un colegii-? Estos
nohan tenrdo otra octrpacion qite ins¬
truirse bajo la
enseñanza
ydirreccion de buenos cate-
drálict'^s, cuya
única misión
esla de enseñanza, y
aquel á la pardel eslúüio ba teni lo qtte ocuparse
usidnametrle en el herrado y
demás ejercieins del
es-■■tu-blecirn-ientode
éspresad-o velcrinarao, el que
jiara educarlo no setoma el inler'é.sdeún caledrático
constieído
del Estado. Asi quela
mayo- partede jos al-
liéitaros deben su in-truccron
à ellos mismos, á
su constanleaplicación, proporcionándose las obrás que
la ca.sualidad les da noticia
de ellas;
pero se encnen-Iran á cada paso en
el escollo de
noenternler las vo¬
ces téini.eas y no tener
quien
selas
e-plique, vtéudo-
• se en la
precision de
lomar,el diccionaiuo
en utta ma-■
no y en
la
otrael libro
qne-estudian, si qtrieren saber
!
algo.Mas ú.davia:
aun enla hipóle-i-- de qtte venzan
esa dii-icullad y
comprendan bien lo
queleen ¿qué
TRES rsE\UÎS AL MES:
ideas,
podrían ad.qniru?
bolamente la vertida en e' leste que es una, siendo asi quecualquiera
de los puniosde
la ciencia es;susceptible
du esplicarse dedistintas maneras. De aqui resulta con frecuencia que al hacerles un velerinaiáo la historia de una lesion,
aun de aquellasque indicados albéitareí se precian de conocerlas, no lo entienden, $i aquel usa da distintas
voces y
de diversos
modos.Díg^aulo
sino los veterina¬rios, á quienes la práctica les presenta todos los dias
esasjuntas facultativas con los albéilares; en cuyas reuniones sucede que en su mayor número no se en¬
tienden, porque
los
último's hacen uso de su palabrasincomprensibles
yridiculas, queellos
mismos nosa¬ben esplioar; ó porque ponen en juego cuatro voces
técnicas,
propias de
una afección,aplicándolas
á todas.Para evitar por
consiguiente
tamaños males soy de,parecer queantetodo debiú
suprimirse completa¬mente la albeilería, prohibiendo desde
luego
á los deesta clase la facultad de.curar, y
además
no crearesasEscuelas subalternas sino que todas tuviesen la categoría
de
lacentral,
en las que se enseñáran las mismasasignaturas
que en esta, esdecir,
todas las quefüi;raen la cioucia,
ponjue ellasson las que debe.saber todo veterinarioen lauon.á ser la misión de lo¬
dos la de aumentar y conservar una de las mas vas¬
tas riquezas
de la sociedad.
Esta opinion y todo mi relato noasentará bien á los que no se conozcan, y .seiraoslraránofendidos;
mas deberán tranquilizarseydeponersu encono, si atienden á, que afecta á mi
mismo, puesto que fui albéilar hasta el 13 dediciem¬
brede 1351, en que cambié este título por el dé ve tezinario de 2.® clase.
A pesar
de tododo espuesto,
ya queel
círculo ve¬terinario,
respetando derechos
adquiridos yatendien-..do á que no
todos ios albéilares
se bailan eu posiciónde pasar á un
colegio
paraadquirir
losconocimientos necesarios, lesconvida al
pase á la categoría de elloscon muy escaso
sacrificio, desearía
que mis antiguos compañerosaceptarán el
convite; pues si bien se lia (ücbo poralgunos
qúe este ascenso no nos quita -de.ser albéitarescon hif dasde veterinarios, es lo cier¬
to que para
conseguirlo
se liace necesario sufrir unescrupuloso exámen
de
todas las materias que se cursan en las Escuelassubalternas,
y porque de ese modo demostraráná la clase su apego á la ciencia yaun cuando no
puedan hacerla
progresar, al menosno se les confundirá con aquellos que por su crasa iguoi
aucia
ydegradantes baj'zas
sonindignos
de pertenecerá
unaclase cientilica.
Sin otro motivose ofrece á Yds. s. s.q. s. m. b.
Juan Cano y
Giles.
Jei-ez de les Caballeros 27 de
junio
de1836.
ANUNCIO.
Rob
Boyveau-Lafifecteur.
I.ó?médicosde los
hospitales recomiendan el RobBoy-
vêau-Lafléctcur, esel únicoautorizado por el gobieruoy
aprobado
porla real
soeiedad de medicina, garantiza¬docon la firma del doctor Giraudcaii de Saint Gervais,.
medicó de la facultad de París. Esteremedio, de muy buengustoy muy
fácil de
toniarcon el mayorsigiló,
seemplea en la marina real hace mas-de 60 años,y cu¬
ra enpoco
tiempo,
con pocosgastos y sin temorde re¬caída, todas las eiifennedades sitilíticasnuevas, invete¬
radas ó rebeldes al mercurio y otros rcincdios, asicomo
los
empeinés
y las enfermedades cutáneas.El Rob sirve para curar,llerpes.—-Aitccsos.—Tumores
blancos.—Reumatismo.—Sílilis.—Gota —Marasmo.—.Asmasner¬
viosos.—Ilipocondria.—Gastro-entcritis.—Catarros
dela vejiga.—Ulceras.—Sarna degenerada.—Mal de
pie¬
dra.—Escorbuto.
Bepósilos autorizados.
España, Alicante,
Solerycompañía.—Algeciras, José
deMuro.—Barcelona,
Magin
Binalta,Vidad
ydon Pe¬
dro
Cuyas-Bayona,
Leboeuf. Bilbao, Justo Somonte,Arriagá,
Monasterio.Burgos,
Bardio Canal,Julian de
la Llera, Leon Colina,Càceres, doctor Salas, Cádiz, Sá- lesse, Muñoz, Frauci.sco Mendoza, doctor José María
Máteos.
Cartagena,
PabloMarquez.Coriiña, Pega. Ge¬
rona,
Gárriga. Gibraltar,
Daiitez, Patron yDumovich.
Jaén,
S.agrista.
Játiva,Scrapie Areigues. Jerez de lá
Frontera,
Joaquín
Fonlan. Lisboa, B.aral,Alves de Ace¬
bedo Lérida, don José.A. Abadal. Madrid, JoséSimon, agentegeneral, don Y'icentc Calderón, don Vicente
Co-
ILmtes, Borrell hermanos, don MarianoMiquel, don Ju¬
lian ManaPardo, don Victoriano Vinucsa,.don Mariiiél
Santisteban.
Málaga, Pablo
Prolongo.Oviedo, Manuel
DiazÂrgiiellcs. Oporto, Araujo.
Santander. José Mar¬
tínez, Bernardo
Corpas.
SanFrancisco, Schiily. San
Sebastian
Ordozgoiti.
Sevilla, señora viuda deCrovano, Miguel Espinosa,
J.Campals. Tafalla, Juan Miguel
Lauda. Tarragona, don Tomás Cuchi, Castilloy com¬
pañía. A'alencia, don Miguel Domingo, Vicente Grcns.
■Valladolid,
Mariano de la Torre, MarianoMínguez. AM- toria. Zabaia.Zaragoza, Clavillar
yJulian llenan.
Adopt<ado
porreal cédula de Luis XVI.
por unde¬
creto de laConvención, por la
ley de prairial año XIII,
el Bol) ha sido admitido recientemente para
el servicio
sanitario de!ejército bélga, yel
gobierno
rusopermite
también que se
venda
y se anuncie en todosuim¬
perio.
Los farmacéuticos que
desean
ser agentesgenerales
para
la
ventadel Bob Boyveau-L'affecteur deben
man¬dar trescienlos francos, ó sean sesenta
napoleones, al
doctor Giraudcau de SaintGervais, rucBicher, núme¬
ro12, en París, recibirán en cambio una caja
de bo¬
tellas de Bol) al
precio de los farmacéuticos.
De AL señor director, S. S. S. Q. B. S. M.—Saave-
dra y
de Biberollc-s.
Imprenta del Ace.nte
Industiíial Minero,
á eargode donTU«nteMaldonado.
Calle de los Caños, número 7, cuarto